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Confrontando la ceguera espiritual

Los fariseos critican a Jesús y a sus discípulos por no guardar el día de reposo, revelando su ceguera espiritual y mal entendimiento de la Ley. En este episodio, explore cómo Jesús confronta esa actitud y nos enseña a vivir guiados por la gracia y el propósito divino.
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Introducción

Un teólogo comentando el pasaje que estudiaremos hoy, nos cuenta la historia de un grupo de chicos de 12 años, que estaba haciendo un recorrido por el edificio de una iglesia guiados por el pastor principal. Les estaba contando la historia detrás de los vitrales, los bancos y los diferentes elementos decorativos del salón. Finalmente, terminando el recorrido se encontraban en la entrada principal y uno de los chicos vio una placa. Era una especie de placa metálica fijada en la pared con una larga lista de nombres. El chico le preguntó al pastor quienes eran. El pastor le dijo que eran los miembros de la iglesia que habían fallecido en acto de servicio. El joven pensó por un momento y luego preguntó: “¿En cuál servicio, el de las 9:30 o el de las 11:00?[i]

A mí tampoco me hizo gracia. Esa historia me recordó la verdad de que la gente puede estar espiritualmente muerta – fría – en un coma espiritual – mientras que al mismo tiempo nunca se pierde de un servicio – una reunión de la iglesia.

Como verá, puede haber una gran diferencia entre la experiencia religiosa y el fundamento espiritual, entre las tradiciones religiosas del hombre y la verdad revelada de Dios.

Contexto del pasaje

Le invito a abrir su Biblia en el Nuevo Testamento e ir al Evangelio de Lucas. Nos encontramos en el capítulo 6.

Mientras encuentra el pasaje, déjeme informarle que éste será el momento del ministerio público del Señor Jesús cuando por fin se pone los guantes de boxeo (por así decirlo). El conflicto entre los líderes religiosos y Jesús está a punto acalorarse aquí en el capítulo 6.

Note el versículo 1:

Aconteció en un día de reposo, que pasando Jesús por los sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y comían, restregándolas con las manos. Y algunos de los fariseos les dijeron: ¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer en los días de reposo? Lucas 6:1-2

Ahora permítame agregar un poco del contexto: los dos eventos que cubriremos hoy – que vemos en los versículos 1 al 11 – ambos toman lugar el sábado y es por esto habrá tanto malestar por lo que hace Jesús.

Los fariseos – los líderes religiosos de aquellos días – creían que Israel había caído en su estado de opresión bajo al imperio romano porque no habían sido lo suficientemente estrictos para guardar el sábado.[ii]

Los rabinos le estaban enseñando a la nación que el Mesías no podía – y no querría – venir a rescatar a Israel hasta que guardaran perfectamente el sábado.[iii]

Así que no era una cuestión trivial. Era un asunto de seguridad nacional.

Y Jesús no estaba ayudando.

El reproche de los fariseos

Note nuevamente la clave del problema en versículo 2:

¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer en los días de reposo? Lucas 6:2b

¿Por qué hacen lo que se supone que no deben hacer?

¿Y qué estaban haciendo? Estaban caminando por un campo de trigo, recogiendo algunas espigas, y comiendo los granos de trigo. Era un pequeño refrigerio para saciar su hambre. Evidentemente nadie había empacado un almuerzo.

Y los fariseos, que parecen estar siempre cerca para juzgar, inmediatamente se abalanzan para reprocharles: “Ustedes, señores, están violando la ley”. 

Bueno, en realidad no. La ley del Antiguo Testamento permitía que las personas hambrientas arrancaran una manzana o un poco de trigo mientras viajaban para no pasar hambre. Sólo que no podían llevar una canasta y llenarla (Deuteronomio 23).

Pero según los tecnicismos de ley rabínica que había convertido la ley en miles de ordenanzas extrabíblicas – cuando los discípulos arrancaban algunas espigas de trigo, técnicamente estaban cosechando; cuando las frotaban con sus manos para separar los granos de la paja, técnicamente estaban aventando, y cuando se metían los granos a la boca, técnicamente estaban comiendo una comida preparada.[iv]

Y los fariseos gritan: indignados: “Están rompiendo la Ley.”

¡No, no lo estaban!

No pase esto por alto: los fariseos ya no distinguen entre su tradición y verdad de Dios.[v]

Jesús les dirá más tarde que están enseñando sus propias tradiciones como si fueran doctrina bíblica (Mateo 15:9).

No distinguen la diferencia. De hecho, estaban tan enamorados de su propia voz, que simplemente asumían que cada vez que hablaban, Dios debía estar hablando.

El ejemplo del rey David

Y me encanta lo que Jesús hace aquí. Él no entra en una discusión sobre los matices de la ley rabínica. Él básicamente les dice: “Escuchen, ustedes dicen que lo que estamos haciendo es ilegal. Bueno, esto me recuerda un pasaje de las Escrituras en 1 Samuel 21. Seguro que ustedes se acuerdan de esta historia bíblica”.

Observe lo que dice Jesús en Lucas 6:3,

¿Ni aun esto habéis leído, lo que hizo David cuando tuvo hambre él, y los que con él estaban; cómo entró en la casa de Dios, y tomó los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino solo a los sacerdotes, y comió, y dio también a los que estaban con él? Lucas 6:3b-4

Sólo los sacerdotes podían comer de este pan después reemplazarlo con pan fresco y ponerlo en la mesa de los panes de la proposición dentro del lugar santo, en el templo. Cada sábado, los sacerdotes tomaban los panes viejos y los comían para la cena.

Pero David era el ungido de Dios y en el servicio de Dios. Por eso, quedaba exento de las reglas comunes del templo.[vi]

La necesidad de David era un problema mayor que las reglas de la ley.

Este pasaje en 1 Samuel sugiere también que como se acababa de reponer el pan, este evento habría ocurrido en sábado.[vii]

Y aquí está el punto: ¿cuál de estos fariseos condenaría al rey David? 

La verdad es – y este es el corazón del legalismo – que los fariseos usarían la Escritura de cualquier manera, para justificar a los que querían justificar y condenar a los que querían condenar.

Pero Jesús no lo permite.

Los pone en un serio aprieto hermenéutico y les dice: “Miren, si ustedes no condenan a David por comer pan consagrado, no pueden condenarme por comer unos granos de trigo crudos”.

La autoridad de Jesús sobre el sábado

Y por cierto, en esta pequeña lección bíblica, Jesús implica que existe una conexión entre David que era el ungido de Dios, y Él mismo, quien es el ungido de Dios.

Y los fariseos se quedan parados allí entendiendo que Jesús los acaba de poner en jaque mate una vez más con sus argumentos. Están pensando en las implicaciones de esta analogía entre el rey David y Jesús. Y antes que puedan encontrar una excusa, Jesús pasa de hablar de ese evento histórico a mostrarles la aplicación teológica.

Versículo 5:

Y les decía: El Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo. Lucas 6:5

Jesús dice: “El Hijo del Hombre”, que es uno de sus títulos favoritos, resulta ser soberano sobre el sábado.

Espere un segundo, ¿quién creó el sábado? Dios lo hizo al final de la semana de la creación (Génesis 2). Jehová estableció el reposo sabático.

Jesús está diciendo básicamente: “Bueno, resulta que yo soy Jehová, el Señor. Yo soy el Dios Creador. Yo soy el que creó el sábado, y el Creador es siempre mayor que lo creado.[viii]

Por lo tanto, como yo creé el sábado, puedo hacer lo que quiera durante el sábado y con el sábado”.[ix]

No podemos dimensionar el impacto de esta declaración, pero Jesús no se anda con rodeos. Él básicamente dice con completa firmeza: “Ustedes no son nadie para controlar el sábado. Es mío porque soy Jehová, el único Dios quien creó el sábado”.[x]

Ustedes se han adueñado del sábado y han torcido todo con sus tradiciones, leyes y ordenanzas. Bueno, es hora de reclamar lo que es mio. ¡Esto me pertenece!

Ahora, no nos dice cuál fue su reacción aquí. Lucas evidentemente quiere guardárselo para el próximo evento.

Jesús hace un milagro en el sábado

Continuemos en el versículo 6:

Aconteció también en otro día de reposo, que él entró en la sinagoga y enseñaba; y estaba allí un hombre que tenía seca la mano derecha. Y le acechaban los escribas y los fariseos, para ver si en el día de reposo lo sanaría, a fin de hallar de qué acusarle. Lucas 6:6-7

El relato del Evangelio de Marcos utiliza un lenguaje que nos dice que este hombre no nació minusválido; sino que algo pasó que le hizo perder el uso de su mano derecha.

Sólo Lucas, el médico, nos dice qué mano era: la derecha – lo que lo hacía de su condición aún más desafiante para el día a día.

El Dr. Lucas escribe que su mano estaba literalmente seca.[xi]

En otras palabras, sus músculos se habían atrofiado. No podía extender los dedos. No podía sostener alguna herramienta para trabajar.[xii]

Un manuscrito del segundo siglo alude a este evento y agrega que este hombre era un albañil que había perdido el uso de su mano en un accidente y estaba demasiado avergonzado para convertirse en un mendigo.[xiii]

Seguramente estaba confundido y desesperado. Cabe notar que él está en la sinagoga. Él no se había alejado de Dios a pesar de que había perdido su sustento y su carrera había terminado.

Ahora bien, según las reglas expandidas por el hombre en cuanto al sábado era técnicamente ilegal practicar la medicina el sábado o brindar algún tipo de ayuda médica.

Por ejemplo:

  • No se podía echar agua fría sobre un esguince en una mano o un pie.
  • Un dedo cortado podía vendarse, pero no agregarle ungüento.
  • Una partera podía ayudar a dar a luz un bebé el sábado, pero cualquier tratamiento para la madre o el bebé tendría que esperar.
  • Solo se podía brindar atención medica si una vida estaba en peligro.[xiv]

Y la vida de este hombre aquí no estaba en peligro. Curarlo habría proporcionado un alivio médico y eso iba en contra de la reglas del sábado – decían los Fariseos.

¿Y vio aquí, en el versículo 7, que los fariseos están mirando a Jesús?

En otras palabras, sabían que este hombre enfermo estaba asistiendo a la reunión, y sabían que a Jesús le encantaba sanar los discapacitados.

La palabra que leemos allí es acechar. Significa que estaban espiándolo, vigilándolo, estaban listos para salir de su escondite y atacar.[xv]

Los fariseos no están cantando de verdad. No están prestando atención a la reunión. Están mirando a Jesús de reojo. ¿Qué va a hacer Jesús ahora?

No pase esto por alto: ellos no vinieron a la sinagoga este día de reposo para adorar a Dios, sino para espiar a Jesús.[xvi]

¿Por qué va usted a la iglesia? ¿Está espiando a alguien? ¿Viene para compensar por la forma en que pasó el fin de semana, o para sentirse o aparentar ser un poco más religioso de lo que usted sabe que es? ¿Va a la iglesia para mirar a otras personas o viene a alabar a Dios?

Todos podemos hacer el papel de fariseo con una increíble habilidad y precisión.

Un autor me hizo pensar aquí al escribir sobre lo fácil que es mirar a Jesús sin tener deseo alguno de imitarlo.

Bueno, Jesús sabía lo que estaba pasando. Lucas escribe aquí en el versículo 8:

Mas él conocía los pensamientos de ellos… Lucas 6:8a

¡Me encanta esto! Podría traducir esta frase como: “Pero Él ya conocía sus pensamientos”.[xvii]

Él sabía lo que estaban pensando incluso antes de llegar a esta sinagoga. Sabía que pensaban que este era el momento perfecto para atraparlo rompiendo las reglas una vez más. Pero, Jesús va a preparar la escena para revelar – una vez más – quién es Él.

Versículo 8:

Mas él conocía los pensamientos de ellos; y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate, y ponte en medio. Y él, levantándose, se puso en pie. Lucas 6:8

Esta va a ser una demostración pública. Jesús no va a susurrar una pequeña palabra para sanarlo después de la reunión mientras la gente sale distraída y este hombre mira hacia abajo y dice: “Vaya, mi mano está curada”.

Oh no, esto va a suceder justo en el medio de la reunión – allí en el medio de la congregación. 

Mientras leía este pasaje, pensaba: “Esto es genial; va a humillar a estos fariseos en frente de todos. ¡Que bueno! ¡Dales duro, Señor!

Pero espere un segundo. No olvidemos que Jesús amaba a los fariseos tanto como a este hombre discapacitado.

Él vino a morir por ellos también.

Este hombre tenía un cuerpo lisiado, pero los fariseos tenían una teología lisiada, “este hombre tenía la mano seca, los fariseos tenían sus corazones marchitos. Y Jesús busca alcanzarlos a todos ellos”.[xviii]

¡Gloria a Dios por Su misericordia y la gracia de nuestro Señor! De hecho, esta es una oportunidad para que ellos crean que Jesús es en verdad el Señor del sábado.

Continuemos en el versículo 9:

Entonces Jesús les dijo: Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en día de reposo hacer bien, o hacer mal? ¿salvar la vida, o quitarla? Lucas 6:9

El relato de Mateo añade que Jesús dijo: Si una de sus ovejas se cae en un pozo, ¿no la sacarían de ahí en lugar de esperar que sufriera su miseria? Jesús entonces les dice: “¿No vale más un hombre que una oveja?”

Escuche esto de los mismos labios de nuestro Creador, especialmente en nuestra generación donde es aún controversial decir lo siguiente: “la vida del ser humano tiene más valor que la vida de un animal”.

Entonces, ¿por qué se puede aliviar el sufrimiento de un animal y no el de un ser humano?

Todos en la sinagoga sostienen la respiración. Podría haber escuchado caer un alfiler del silencio que se produjo.

Versículo 10:

Y mirándolos a todos alrededor, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fue restaurada. Lucas 6:10

La palabra traducida “restaurada” significa “volvió a ser como era antes”.[xix]

De repente – no lentamente. Inmediatamente – no eventualmente o con el pasar del tiempo.

Justo aquí en medio del sinagoga – frente a todos, el flujo de la sangre, la masa muscular, los tendones, los nervios y las articulaciones se restauraron inmediatamente. Como si alguien de repente soplara aire en un globo desinflado – como una rueda pinchada que de pronto se llenara de aire – su mano de repente se llena, toma forma y es restaurada.

Los fariseos estallan de furia como nos dice el versículo 11. Ahora discuten entre si lo que podrían hacerle a Jesús. Mateo añade que planean cómo matar a Jesús.

Imagínese la ironía: “Oh, estás rompiendo la ley para ayudar a un hombre que sufre; vaya, estás violando la ley al comer unos granitos de trigo en sábado. ¡Esto es un horror! Hay que matar a este criminal. Qué importa que la ley dice, “no matarás”.

En sus mentes, sin embargo, estarían haciendo justicia. Estarían quitando a un rebelde y blasfemo de la faz de la tierra. El problema es que Jesús era claramente inocente.

Conclusión

Mire, es posible parecer religiosamente correcto y esconder un corazón en rebelión contra Dios – un corazón lleno de resentimiento y rabia.

Puedo imaginar que este lugar también estalló con alegría, lágrimas de gozo y abrazos de la familia de este hombre. Una esposa ansiosa que tal vez se preguntaba cómo se sobrepondrían a este accidente. Habían perdido su sustento. Él no podía sostener sus herramientas, y se negaba a mendigar, ¿qué iban a hacer?

Y de repente, sus vidas dan un giro inesperado. Fue la autoridad y el poder en la palabra de Jesucristo quien era verdaderamente capaz de hacer durante el sábado y con el sábado lo que Él quisiera.

Él era en verdad Jehová, el Señor del sábado y de toda su creación. 

No es posible ignorar el poder de Su palabra, la autoridad de su mandato. Jesús le dijo a este hombre: “extiende tu mano”, él creyó y aplicó la palabra de Cristo a su vida y esta, sin duda, cambió el resto de su vida.

¿Qué hay de usted?

Jesús les dijo a estos fariseos: “¿Acaso no han leído? Por su puesto que sí. Ustedes saben lo que dice la Palabra de Dios, ¿cuándo van a creer y aplicarlo a sus vidas?

Es posible leer las Escrituras sin aplicarlas en absoluto. 

Es posible analizar el texto y rechazar la verdad. 

¿Qué cosas en la Palabra de Dios tiene dificultad para aplicarlas a su propio corazón?

¿Está dudando de la fidelidad de Dios? La palabra de Dios nos dice: ¡No te desampararé, ni te abandonaré! (Hebreos 13:5). ¿Acaso no lo ha leído? ¡Eso es para usted, creyente!

¿Está dudando de su salvación? Jesús dijo: “…al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37). ¿Ya ha venido a Él?

“Bueno, no estoy seguro de si llegué a Él de la manera correcta o si lo hice con las palabras indicadas, si me acerqué con el motivación correcta o con el espíritu correcto, si estaba completamente arrepentido cuando vine o si en realidad entendí exactamente por qué venía o el impacto total de lo que pasaría si venía.”

¿Vino usted a Él? ¿Acaso no ha leído: “Nunca lo echaré fuera”?

Jesús le dijo a este hombre: “Extiende tu mano.” Él no podía extenderla. Su mano no funcionaba, sus músculos estaban atrofiados, tal vez ni podía sentir, mucho menos mover su mano.

Jesús le dice que haga algo imposible – que vaya en contra de todo lo que siente – de todo lo que él sabe, de todo aquello en lo que se ha convertido – de todo lo que no puede hacer… “Extiende tu mano”.

Y él cree en la palabra de Cristo, y en ese momento de obediencia y dependencia experimenta un suceso milagroso y todos en esa sinagoga y hasta el día de hoy entendieron lo que Jesús estaba demostrando.

Él es el Dios Creador, el rey soberano, dueño y Señor del sábado y de todo lo demás.


[i] Bruce Larson, The Communicator’s Commentary: Luke (Word Books, 1983), pág. 114

[ii] Adaptado de David E. Garland, Exegetical Commentary on the New Testament: Luke (Zondervan, 2011), pág. 262

[iii] Warren W. Wiersbe, Be Compassionate: Luke 1-13 (Victor Books, 1988), pág. 59

[iv] Adaptado de R. Kent Hughes, Luke: Volumen 1 (Crossway Books, 1998), p. 200

[v] Adaptado de Charles R. Swindoll, Insights on Luke (Zondervan, 2012), pág. 142

[vi] J. Dwight Pentecost, The Words and Works of Jesus Christ (Zondervan, 1981), pág. 165

[vii] Darrel L. Bock, Baker Exegetial Commentary on the New Testament: Luke 1-11 (Baker, 1994), pag. 524

[viii] Bruce B. Barton, Life Application Biblie: Luke (Tyndale, 1997), pág. 139 

[ix] Adaptado de Wiersbe, pág. 61

[x] Swindoll, pág. 143

[xi] Fritz Reinecker y Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New Testament (Regency, 1976), pag. 153

[xii] G. Campbell Morgan, The Great Physician (Fleming H. Revell, 1937), pág. 123

[xiii] Citado por William Barclay, The Gospel of Mark (Westminster Press, 1975), p. 67

[xiv] Ibídem.

[xv] Darrel L. Bock, ed; The Bible Knowledge Key Word Study: The Gospels (Victor, 2002), pág. 205

[xvi] Barton, pág. 141

[xvii] John Phillips, Exploring the Gospel of Luke (Kregel, 2005), pág. 109

[xviii] Adaptado de Phillips, pág. 109

[xix] Barton, pág. 143

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey. Puede ser usado sin fines de lucro y con las atribuciones necesarias.

A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas provienen de las versiones Reina Valera 1960, La Biblia de las Americas y la Nueva Biblia de las Americas.

Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Usado con permiso.

La Biblia de las Américas (LBLA), Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.LBLA.com

Nueva Biblia de las Américas (NBLA), Copyright © 2005 by The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.NuevaBiblia.com

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