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La bendición de la pobreza espiritual

Jesús dijo: bienaventurados los pobres en espíritu. Pero ¿Qué significa eso realmente? Y ¿Cómo ser “pobre en espíritu” puede ser una bendición? Esta lección da inicio a una serie de estudios a través del famoso “sermón del monte”. Jesús ya ha sorprendido a todos con su poder para sanar enfermedades y liberar a los oprimidos por demonios, y ahora está a punto de sorprender a todos con el poder de sus palabras. Exploremos juntos este inolvidable sermón predicado por el mismo Señor Jesús y descubramos así algunos principios fundamentales del Reino de Dios.
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La elección de los 12 discípulos

Hoy retomamos nuestro estudio del Evangelio de Lucas, y nos encontramos en el capítulo 6. Jesús acaba de terminar una reunión de oración con Su Padre, y se nos dice en el versículo 13:

Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles. Lucas 6:13

Estudiamos las vidas de estos hombres en nuestra serie titulada “los hombres del maestro.” Sacamos varios principios a través del testimonio de las Escrituras en cuanto a estos hombres comunes y corrientes que el Señor decidió usar poderosamente.

Es muy probable que el Señor tenga cientos de discípulos en este punto de su ministerio, incluyendo varias mujeres como vemos en el capítulo 23 de Lucas.

Pero el Señor selecciona a doce hombres entre todos ellos para convertirlos en sus compañeros más cercanos; ellos recibirán lecciones privadas de parte del Señor. Serán comisionados exclusivamente como apóstoles – enviados, que es lo que significa esta palabra.

Algunos de ellos eventualmente escribirán gran parte del Nuevo Testamento. En Marcos leemos que: 

Estableció a doce, para que estuviesen con Él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios. (Marcos 3:14-15)

El Señor está promoviendo a estos doce de estudiantes a socios y, desde luego, esto se les sube a la cabeza, porque empiezan a discutir entre ellos para determinar cuál será el más grande en el reino (Mateo 18:1).

Así que ciertamente tienen mucho que aprender todavía, pero con el tiempo pasarán de estar sentados en el aula de clase a subirse al podio en este ministerio y predicar lo que el Maestro les había enseñado.

Lucas 6:17 continúa la historia diciendo:

Y descendió con ellos, y se detuvo en un lugar llano, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud de gente…

Lo que el Señor hace a continuación según el versículo 17, es detenerse en un lugar llano mientras va descendiendo en una región montañosa. Él se detiene en lo que podría traducirse como una meseta o un altiplano. Allí va a ministrar a una gran multitud que sin duda sería de unas miles de personas.[i]

Él va a predicar lo que tradicionalmente se ha llamado El Sermón del Monte en Mateo 5. Técnicamente, según Lucas, quien brinda su relato paralelo, podríamos llamarlo El Sermón del altiplano.

Categorías de discípulos

Ahora, antes de comenzar a estudiar el sermón, observe que esta multitud está compuesta de tres categorías de personas: primero están los doce apóstoles recién nombrados. En segundo lugar, tenemos a una multitud de seguidores, personas que han estado siguiendo a Jesús por algún tiempo.

Algunos de ellos no eran verdaderos creyentes. La predicación de Jesús eventualmente ofenderá a muchos y el Evangelio de Juan nos dice que muchos de sus discípulos se fueron y nunca regresaron (Juan 6).

La tercera categoría se conforma por personas de todas partes que venían a ver a este famoso y milagroso rabino. Eran personas curiosas que querían ver y escuchar a quien se había convertido en tema de conversación de toda Israel. Eran personas necesitadas que buscaban sanidad de sus dolencias y liberación de la opresión de los demonios. Eran personas expectantes, viendo en Jesús la esperanza de recibir lo que estaban buscando. Este grupo sin duda se conformaba de miles de personas.

Lucas 6:17 menciona que esta gran multitud estaba conformada de gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Este detalle nos deja ver cómo el mensaje y los milagros de Jesús estaban atrayendo a personas de diversas áreas, algunas de ellas considerablemente alejadas de la región donde Jesús comenzó Su ministerio.

Tiro y Sidón, por ejemplo, son ciudades en la costa fenicia. Si mira un mapa del primer siglo notará que estaban fuera de los límites de Israel. El impacto de Jesús no se limitaba solo a los judíos. Tiro y Sidón estaban habitados en su mayoría por gentiles, lo que nos deja ver el alcance universal del ministerio de Jesús, que se extiende más allá de las fronteras de Israel… lo que nos recuerda de que el mensaje de Cristo siempre fue para todos, sin importar la nacionalidad o la cultura, y nos anticipa el mandato final de Jesús a Sus discípulos: llevar el evangelio a todas las naciones (Mateo 28:19).

La autoridad mesiánica de Jesús

Jesús básicamente hace tres cosas aquí según el versículo 18: Él les enseña, los sana y los libera.

Lo que Jesús está haciendo aquí es revelar Su autoridad como rey, Su capacidad de gobernar. Él está mostrando sus credenciales como el verdadero Mesías, el rey de Israel, el hijo de Dios.

Autoridad en su enseñanza

Vamos por parte. Primero vemos que él les está enseñando. Llegaremos a su sermón en un momento; pero entienda que cuando Jesús enseñaba, lo hacía con autoridad propia. Predicaba como nadie que hayan escuchado antes (Mateo 7:29).

Los escribas y rabinos de su época simplemente citaban las interpretaciones de otros cuando predicaban; “El rabino tal dice esto o el profeta tal dice aquello.”

Jesús diría: “hasta ahora escucharon esto… pero yo les digo esto…”

Jesús no está citando a otro maestro. Él es el Maestro. Él enseñaba con autoridad divina. Así que cuando termina su sermón, en el Evangelio de Mateo se nos dice que:

…la gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. Mateo 7:28b-29

Autoridad en su poder de sanación

Luego, observamos que Jesús sana sus enfermedades en el versículo 19. De esta manera el Señor cumple la profecía Mesiánica y prueba su autoridad como el Mesías.

Como dice Mateo 8:17, el sanó enfermedades para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.

Pero quiero que note aquí que Jesús no sólo proporciona sanidad, observe que en Su presencia hay sanidad. Le invito a subrayar la palabra todos, en versículo 19:

Y toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él y sanaba a todos. Lucas 6:19

La idea aquí es que todos están tratando de tocarlo, pero no pueden y aun así Jesús los está sanando a todos.

Y, por cierto, notó aquí que Jesús no les pregunta si tienen suficiente fe, si han dado alguna ofrenda. Él no pone su mano sobre sus cabezas, no les grita ni los sacude y no hay ningún órgano musical sonando de fondo.

Él está mostrando Su poder divino, que luego delegará por algún tiempo a sus apóstoles como forma de certificar que son Sus verdaderos mensajeros mientras se establece la iglesia primitiva.

¡Qué diferencia hay entre esta demostración de poder y la de los falsos curanderos de hoy que reúnen gente en los estadios y luego curan sólo a unos pocos que parecen tener la suficiente fe! Una de las grandes excusas de estos falsos maestros es que la persona no pudo sanarse porque no tenía la suficiente fe, no reclamó el poder de Dios con suficiente fuerza, no lo hizo de la manera correcta o no llegó a tiempo a la plataforma.

Recuerdo haber leído el testimonio de Joni Erickson Tada, que escribió sobre una visita a uno de estos falsos maestros poco después del accidente que la dejó parapléjica.

Dijo que ella y decenas de personas en silla de ruedas esperaron para que los ascensores del estadio las llevaran desde el estacionamiento hasta el escenario donde un predicador conocido mundialmente llevaba a cabo una campaña de sanación. El lugar estaba lleno y se sentía un ambiente lleno expectación. Horas más tarde y después de que sólo unas pocas personas fueran supuestamente sanadas, Joni escribe que había una larga fila de personas esperando que los ascensores las llevaran de regreso al estacionamiento.

Piense en esto: si Jesús hubiera estado allí, todos habrían sido sanados apenas entraban al estacionamiento. Eso habría sido suficiente. 

Lo que está sucediendo en este pasaje no es algún tipo de declaración sobre la enfermedad. De hecho, la enfermedad no era realmente el problema. Si sanar enfermedades hubiera sido el objetivo principal del ministerio de Jesús, Él habría sanado a todos en el planeta inmediatamente. Él no solo habría sanado a unos cuantos leprosos, habría vaciado las colonias de leprosos. No habría sanado a un solo hombre en el estanque de Siloé, sino a todos. No habría levantado solo a Lázaro de entre los muertos, habría desocupado los cementerios.

El propósito del ministerio de Cristo – y lo que está sucediendo en esta escena – no se trata de la enfermedad o la muerte, sino de la capacidad de Cristo para cumplir las declaraciones mesiánicas, ejerciendo Su poder divino y dando un anticipo no sólo del Reino venidero sino del cielo. 

Entonces, los milagros de sanidad que Jesús realiza no solo muestran Su compasión, sino que son una manifestación del Reino de Dios en acción. Cada vez que Jesús sanaba a alguien, era como si el Reino de Dios estuviera invadiendo el dominio del pecado y la muerte en este mundo caído. Por ejemplo, en Lucas 11:20, leemos:

“Pero si yo por el dedo de Dios echo fuera los demonios, ciertamente el Reino de Dios ha llegado a vosotros.”

Cada acto de sanidad anticipaba la plenitud de ese Reino, en el cual “enjugará Dios toda lágrima de nuestros ojos” y “no habrá más muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor” (Apocalipsis 21:4). Estos milagros no solo daban un alivio temporal para el sufrimiento de las personas, eran una promesa de que el Reino de Dios es real. Y no solo eso, era un anticipo también de la vida eterna.

En el Cielo todas las enfermedades, las discapacidades, las penas y el dolor desaparecerán. Cuando el Rey esté en Su trono, todo dolor y sufrimiento serán desterrados para siempre.[ii]

Y esto es porque usted no solo será perfeccionado y glorificado en el Cielo, sino porque estará en Su presencia. No le dolerá la rodilla en el Cielo ni un solo día, ni tendrá que hacer fila en la clínica para verlo. Estar en Su presencia para siempre garantiza que usted será sanado para siempre.

Jesús está abriendo el telón y mostrando quién es Él realmente y cómo será su Reino un día. Lo que Jesús está haciendo aquí, es cumplir el mismo pasaje de la Escritura que leyó en la sinagoga al comenzar Su ministerio:

El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos;A predicar el año agradable del Señor. (Lucas 4:18 e Isaías 61:1)

En tercer lugar, Jesús no se limita a enseñar y a sanar.

Autoridad en su poder de liberación 

Regresando al versículo 18 leemos:

 …y los que habían sido atormentados de espíritus inmundos eran sanados. Lucas 6:18b

Jesús está demostrándole a esta multitud que puede ejercer Su autoridad sobre el mundo demoníaco. Él es capaz de liberar a los oprimidos por Satanás. Satanás y sus demonios no pueden resistirle. Sus poderes no son competencia para el Señor. Su Reino de luz tiene total e irresistible poder sobre el reino de las tinieblas. Ya perdieron, Jesús solo está dándoles un anticipo – la noticia.

Toda persona bajo el poder controlador del mundo demoníaco es liberada inmediatamente en su presencia. Otra vez, la implicación no es que Jesús tuvo un encuentro personal con cada endemoniado, la implicación es que Él simplemente estaba en su presencia y los demonios huían.

Las bienaventuranzas

Pasemos ahora al versículo 20 donde Jesús comienza a dar Su sermón. Si está familiarizado con el libro de Mateo y el famoso Sermón del Monte empezando en el capítulo 5, notará que el recuento de Lucas de este sermón es mucho más breve.

Mateo registra nueve bienaventuranzas y muchas interacciones con la audiencia, mientras que Lucas nos da cuatro bienaventuranzas y no nos da ninguna interacción con el público. Mateo nos da tres capítulos sobre este sermón y Lucas nos da 29 versículos.[iii]

Es como si Mateo nos diera todo el video del sermón mientras que Lucas nos da un videoclip. Este es el resumen. Lucas va al grano y le comunica el tema principal a Teófilo, el hombre al que Lucas le escribió originalmente este Evangelio.

Ahora, antes de sumergirnos en el sermón del Señor, es posible que en su Biblia encuentre un título encima de este pasaje que dice: Las Bienaventuranzas. Bienaventuranza es una palabra del latín que simplemente significa bendición.

En su sermón, Jesús comienza básicamente describiendo la profunda diferencia entre Su reino y el sistema del mundo; la diferencia entre una vida bendecida y una vida que en última instancia fracasa.[iv]

Este sermón es, como los teólogos llaman, escatológico. La escatología es simplemente el estudio del fin de los tiempos, y en este contexto el fin de los tiempos tiene relación con el Reino de Cristo que vendrá cuando regrese a la tierra uno de estos días (Apocalipsis 20).

Jesús está describiendo los valores de ese reino venidero. Sin embargo, aunque el Señor está describiendo el cumplimiento final de sus promesas en los últimos tiempos; Él está aquí y ahora invitando a esta multitud a que se conviertan en ciudadanos de su reino por su fe en Él. Deje que Jesús comience a reinar como Rey en su corazón y vida ahora, y ese Reino literal en la tierra, será su futuro hogar. Esta es una invitación asombrosa ¿verdad? Suena a cuento de hadas. Pero según la Palabra de Dios, va a suceder. En su carta, Santiago escribe:

Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? Santiago 2:5

Entonces, ¿cómo es un ciudadano del Reino? ¿Cómo puede uno tener la bendición de Dios?

¡Qué significa ser “pobre en espíritu”?

Bueno, prepárese para que Jesús ponga todo de cabeza mientras comienza a predicar en el versículo 20:

Y alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Lucas 6:20

¿Significa esto que tiene que dejar su trabajo e irse a vivir debajo de un puente para entrar en el Reino? Es cierto que la palabra “pobre” aquí, describe a alguien que está en banca rota, en quiebra. Tenemos registro de dos clases de pobres en el primer siglo: los jornaleros que cobraban al final de cada día y apenas ganaban lo suficiente para comprar la comida, un día a la vez. Ese era su pan de cada día.

Pero también estaban los pobres – la palabra que Lucas usa aquí y describe personas que no tenían trabajo y tampoco tenían comida. De hecho, dependían totalmente de otras personas para sobrevivir.[v]

De hecho, en el relato paralelo de Mateo encontramos la frase “pobres en espíritu”. 

Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Mateo 5:3

Esto se refiere a una miseria espiritual, a un estado de desesperación espiritual. Esto trata de algo más profundo que un bajo nivel económico. Esto hacer referencia a un estado espiritual.[vi]

La frase “pobres en espíritu” apunta a una condición de total dependencia de Dios. Este estado es un reconocimiento de que, sin la ayuda divina, no tenemos nada valioso que ofrecerle a Dios en términos de santidad o méritos. Es admitir que estamos espiritualmente en quiebra, incapaces de salvarnos por nosotros mismos. En Isaías 64:6, el profeta afirma: 

“Todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia.”

O sea, incluso nuestras mejores obras y esfuerzos quedan cortos ante la santidad de Dios. Este es el estado de los pobres en espíritu: aquellos que saben que, por mucho que intenten ser justos, sus esfuerzos no son suficientes para alcanzar la perfección divina.

Jesús está predicando a personas que pensaban que eran lo suficientemente buenas para entrar al Cielo. Todos los escribas, fariseos y líderes religiosos en esta multitud guardaban cuidadosamente la ley, convencidos de que eran lo suficientemente santos para ir el cielo. Ellos no estaban desesperados, estaban espiritualmente confiados. Estaban convencidos de su propia rectitud. Según ellos, sus obras y cumplimiento de la ley les garantizaban una posición ante Dios. Sin embargo, Jesús enseña que solo aquellos que reconocen su absoluta dependencia de la gracia de Dios pueden tener acceso al Reino de los cielos. 

Jesús sorprende a todos cuando dice: ‘No, no, sólo los que están espiritualmente en la ruina lo logran. Sólo los que se dan cuenta de que no tienen nada que ofrecerle a Dios son capaces de cruzar el umbral del cielo”. Jesús está diciendo efectivamente: “Sólo aquellos que dependen enteramente del Rey entran en el reino venidero”. Esto es tan diferente del sistema religioso del mundo. El mundo de la religión dice: “Haga lo mejor que pueda y podrá entrar”.

La pobreza en espíritu también está ligada a la humildad. Santiago 4:6 nos dice que “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.” Esto es porque la humildad es esencial para reconocer nuestra necesidad de Dios y recibir Su gracia. Los pobres en espíritu no están llenos de orgullo; saben que no tienen nada que ofrecer y están dispuestos a aceptar la gracia que Dios ofrece libremente.

La gracia: un regalo inmerecido

El apóstol Pablo lo deja absolutamente en claro cuando escribe:

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríeEfesios 2:8-9

Nuestra salvación, entonces, es un regalo de Dios, no algo que podamos ganar. No podemos cumplir la ley perfectamente ni llevar una vida sin mancha, pero Dios, en Su gracia, nos ofrece la salvación a través de la fe en Cristo.  La bendición de los pobres en espíritu se basa en esta gracia: aquellos desesperados por la gracia de Dios reciben el Reino de los cielos como un regalo.

Jesús estaba rodeado por dos clases de personas en esta enorme audiencia – las mismas dos clases de personas que me escuchan el día de hoy: Hay quienes confían en su rectitud propia, en sus buenas obras y en su moralidad, creyendo que eso los hará aceptables ante Dios. Y hay quienes, conscientes de su incapacidad para cumplir la ley de Dios, descansan únicamente en la obra de Cristo.

Thomas Watson, un pastor puritano en Inglaterra, escribió a finales del siglo XVII sobre este pasaje:

Este texto se refiere a aquellos que al ser conscientes de sus pecados y al no ver bondad en sí mismos, apelan enteramente a la misericordia de Dios en Cristo Jesús.[vii]¿Qué tal usted? ¿Es usted pobre en espíritu? O sigue aferrándose a su capacidad y obras y moralidad para ganarse el fa|vor de Dios. Reconozca su necesidad de Dios hoy mismo, y sígalo haciendo cada día. Así es como usted puede convertirse hoy en un ciudadano del Reino venidero. Así es como vive un ciudadano del cielo: Bienaventurados los pobres, los indigentes espirituales que dependen únicamente de Cristo, porque suyo es el Reino de Dios.


[i] Adaptado de Warren W. Wiersbe, Be Compassionate: Luke 1-13 (Victor Books, 1989), pág. 75.

[ii] Adaptado de John MacArthur, Luke: Volumen 1 (Moody Press, 2011), pág. 89

[iii] Adaptado de R. Kent Hughes, Luke: Volumen 1 (Crossway, 1998), pág. 214

[iv] Adaptado de Charles R. Swindoll, Insights on Luke (Zondervan, 2012), pág. 153

[v] Adaptado de R. Kent Hughes, The sermon on the mount (Crossway, 2001), pág. 19

[vi] Darrell L. Bock, Bake Exegetical Commentary: Luke, Volume 1 (Baker, 1994), pág. 573

[vii] Thomas Watson (1620-1686)

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey. Puede ser usado sin fines de lucro y con las atribuciones necesarias.

A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas provienen de las versiones Reina Valera 1960, La Biblia de las Americas y la Nueva Biblia de las Americas.

Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Usado con permiso.

La Biblia de las Américas (LBLA), Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.LBLA.com

Nueva Biblia de las Américas (NBLA), Copyright © 2005 by The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.NuevaBiblia.com

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