Calendario

Encuentre sus programas por nombre y fecha de transmisión en nuestro calendario interactivo.

Biblioteca de Estudios

Encuentre sus programas favoritos por libro de la Biblia.

Artículos y Devocionales

Crezca en su caminar con Dios con nuestros artículos, devocionales y más.

El Evangelio

Conozca el regalo de Dios para su corazón.

Acerca del Ministerio

Conozca nuestra historia, propósito y más.

Declaración Doctrinal

Esto es lo que creemos como ministerio

Amigos de Sabiduría

Suscíbase a nuestra lista de correo

El fundamento de un cristiano de verdad

Todos construimos nuestra vida sobre algo. Puede ser el éxito, las emociones, las circunstancias o incluso nuestras propias fuerzas. Pero, solo hay un fundamento sobre el cual un cristiano de verdad debe construir su vida. El Señor Jesús está por concluír su "sermón del altiplano" invitándonos a examinar nuestras vidas, y ver si estamos construyendo sobre el fundamento correcto.
Descargar audio

Compartir esta lección

Introducción

Leí hace un tiempo sobre un evento interesante que ocurrió a finales del siglo 18, durante los inicios de la colonización y exploración en Estados Unidos. Uno de los asentamientos pioneros se había desarrollado en torno a la industria de la madera. El pueblo creció en tamaño y prosperidad. Finalmente, los ciudadanos de este pueblo quisieron construir una iglesia. Así lo hicieron y lograron traer un ministro para servir en esta iglesia y comunidad como pastor. Inicialmente lo recibieron muy.

Pero todo eso cambió una tarde cuando el pastor estaba caminando junto al río y vio algunos hombres arrastrando troncos hacia la orilla. Habían traído estos troncos flotando río abajo desde otro pueblo. Los troncos habían sido robados y estaban claramente marcados en los extremos con el sello de su propietario, como se acostumbraba a hacer en esos días. Él vio como varios hombres de su iglesia, sacaban los troncos del agua y luego les cortaban los extremos que estaban marcados.

El domingo siguiente, predicó valientemente un sermón sobre de los Diez Mandamientos: “No hurtarás.” Después del sermón, todos le estrecharon la mano y hablaron muy bien de su sermón.

Bueno, esa no era la respuesta que había esperado; así que preparó otro sermón y el domingo siguiente predicó nuevamente sobre el mismo pasaje. Solo que esta vez, lo aplicó específicamente diciendo: “No hurtarás, ni cortarás los extremos de los troncos de tu prójimo”.

Después del servicio, lo echaron ciudad.[i]

Una cosa es predicar, y otra cosa es señalar con el dedo cuando se predica. Eso es exactamente lo que Jesús está a punto de hacer para concluir Su sermón del altiplano.

La acusación de Jesús

Lo invito una vez más a abrir su Biblia en el Evangelio de Lucascapítulo seis. Quiero que observe cómo el Señor cambia Su tono y Su semblante. Por lo que puedo percibir, Él comienza a señalar con el dedo a esta. Note el versículo 46:

¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? Lucas 6:46

¿Por qué ustedes? ¿Por qué me están llamando Señor?

La palabra “señor” puede ser un simple título de respeto, así como podríamos dirigirnos a una persona diciéndole “Caballero.” También puede ser una declaración de deidad. O sea, le estarían diciendo a Jesús: Tú eres el mesías, el hijo de Dios. “Señor” era la traducción común del griego en el Antiguo Testamento para Jehová. Obviamente, también se le llamaba “señor” a una persona que tenía autoridad sobre uno – a un superior, a un amo.

Cualquiera de estas posibilidades encaja. Pero, considerando el contexto aquí, donde Jesús exige saber por qué no le obedecen, creo que el término “Señor” debe ser más que una simple cortesía. Creo que están reconociendo que Jesús es por lo menos una autoridad sobre su vida, si no Dios encarnado.

Y no solo lo llaman “Señor”, sino “Señor, Señor.” “¿Por qué me llaman, Señor, Señor?” No solo están siendo amables, son muy apasionados al respecto, y evidentemente lo hacen público.[ii]

El problema es que nada de lo que Jesús hizo o enseñó trajo algún cambio personal en sus vidas.

¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? Lucas 6:46

En otras palabras, “¿Por qué me llaman Señor con sus bocas, pero no con sus vidas?”

En sus comentarios escritos en 1879 sobre este texto, el pastor J.C. Ryle lo describió como: “Profesión sin práctica. Estas son personas que escuchan la palabra de Cristo, pero no están interesados ​​en hacer Su voluntad”.[iii]

Ellos pretenden ser discípulos de Cristo. Son solo apariencias.  

Y Jesús no se anda con rodeos aquí. Él les dice básicamente: ¿Cómo puedo ser su Señor si no me obedecen? ¿Cómo puedo ser su Señor si no hay cambios en su vida? Ustedes han escuchado mi sermón. No se han perdido ni una palabra, pero yo conozco su corazón. Yo sé que no tienen un deseo genuino de tomar mis palabras y ponerlas en práctica en su vida. ¡Ustedes solo están aparentando!

La advertencia de Jesús

Y con esa demoledora declaración, Jesús pasa a advertirles sobre un desastre futuro, no solo en esta vida, sino en la venidera. Y lo hace dándoles una ilustración impactante sobre la vida de dos hombres ocupados en la construcción de una vivienda.

Primero está el discípulo genuino que está construyendo una casa duradera. Versículo 47:

Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante. Semejante es al hombre que, al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca. Lucas 6:47-48

Esta fue una casa bien construida. Hecha para durar.

En el relato paralelo de Mateo, simplemente dice que el hombre sabio construyó su casa sobre la roca, pero Lucas nos da más detalles sobre la construcción. Este está cavando en la arena hasta llegar la roca madre para entonces poner el fundamento.[iv]

Jesús no dice nada sobre la estructura de la casa. No nos dice si era muy grande o hermosa.[v]

No nos dice si era tenía uno o dos niveles, si era de ladrillo o de piedra o madera. Jesús ni siquiera nos dice donde el hombre construyó su casa. De hecho, se da a entender aquí que ambos hombres están construyendo sus casas en el mismo barrio, utilizando los mismos materiales y soportando las mismas tormentas e inundaciones. Al parecer, todo era igual, excepto el fundamento.

Un erudito griego escribió que Jesús probablemente está describiendo típica tormenta de otoño en Israel, donde fuertes lluvias caen sobre las montañas y formando fuertes corrientes e inundaciones que amenazaban las viviendas típicas de la época.[vi]

Ahora, note esto también: Jesús está insinuando que todas las casas experimentan la tormenta. Nadie está exento de la inundación. Nadie puede evitar estas tormentas.

Digo todo eso para que no pasemos por alto el punto clave aquí: la marca distintiva entre el discípulo genuino y el que solo aparenta no es en donde vive, o cómo se ve su casa, o incluso la clase de tormentas que tienen en la vida. No, el factor distintivo es que uno de ellos está anclado a la roca y el otro sobre la arena.

Este discípulo genuino ha anclado su casa sobre un cimiento de roca. Y esta “roca” hace referencia a los primeros comentarios de Jesús. Esta es la persona que no solo escucha las palabras del Señor, sino que también las pone por obra. O sea, la casa de este discípulo – su vida – está firmemente ligada a las palabras de Jesucristo.

No pude evitar pensar en ese clásico himno de la fe escrito a mediados de 1700 que dice: 

¡Cuán firme cimiento se ha dado a la fe
de Dios en su eterna Palabra de amor!
¿Qué más Él pudiera en su libro añadir,
si todo a sus hijos lo ha dicho el Señor?

Al alma que anhele la paz que hay en mí,
jamás en sus luchas la habré de dejar.
Si todo el infierno la quiere perder,
¡Yo nunca, no nunca, la puedo olvidar! 
[vii]

Después de describir la casa del verdadero seguidor de Cristo, el Señor se enfoca en el impostor, el profesante, pero no practicante de la verdad del cristianismo y, por lo tanto, no es un verdadero cristiano. En el versículo 49 leemos:

Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casaLucas 6:49

Evidentemente, este hombre construyó una casa en el mismo barrio. De nuevo, la implicación aquí es que se trata del mismo estilo y tipo de construcción y con el mismo material que la otra casa.

Lo única diferencia es que este constructor se salta un paso y no cava en la tierra para poner el fundamento, sino que simplemente construye sobre el suelo. El Evangelio de Mateo usa la palabra arena.[viii]

Ahora, no se nos dice por qué este hombre haría algo semejante. Tal vez quería ahorrarse un poco de tiempo y esfuerzo. Tal vez era más barato de esta manera.  Tal vez la última tendencia era construir sobre la arena Tal vez otras personas vivían sobre la arena y les iba muy bien; o tal vez nunca había llegado una tormenta a esta zona, así que ¡no hay de que preocuparse!

Además, antes de que llegara esa tormenta, estas casas parecían tan firmes y seguras como las demás.[ix]

Pero la enseñanza que Jesús nos da en esta ilustración es que a los discípulos falsos les importa más cómo se ven – como lucen frente al público donde la imagen que proyectan lo es todo. “Así que no se preocupe por el fundamento; lo que hay bajo tierra no es tan importante como lo que está por encima.”

Estas son las personas que le dicen a Jesús: “Señor, Señor.” El evangelio de Mateo profundiza en el hecho de que estas personas no solo son religiosas, sino que también están involucradas en el servicio religioso.

Hacen todo tipo de cosas en el nombre de Jesús. Pero, a final de cuentas, ellos realmente no conocen a Jesús ni les importa tampoco.

Y Jesús dice que los puede identificar porque conocen acerca de Su Palabra, pero no se preocupan por hacer Su voluntad. Podrán escuchar a Jesús dar una enseñanza, pero no están dispuestos a dejar que Jesús cambie su estilo de vida.

En los últimos años, se ha empezado a usar un término especial para este tipo de persona que dice ser cristiana, pero es simplemente un impostor. Se los llama cristianos culturales.

En un libro que estoy leyendo, el autor escribió que este es el desafío que enfrenta la iglesia en occidente, y especialmente en Estados Unidos hoy: alcanzar a aquellos que él llamó “cristianos inconversos”. En otras palabras, estas son personas que dicen ser cristianas, pero que nunca han sido salvas. No son seguidores genuinos de Cristo.

Este autor continuó comentando acerca de este pasaje en el Evangelio de Lucas y dijo: Jesús no está predicando aquí a los ateos. Él está predicándoles a personas que tenían la religión como parte integral de sus vidas. Ellos podían decir, “Señor, Señor” sin vacilar. 

Entonces, los cristianos culturales no son ateos. Saben que Jesús nació en Belén y que María fue su madre. Ponen cuadros y decoraciones en sus hogares con versículos bíblicos y palabras como “fe” y “esperanza”. Aprecian que se hagan oraciones en actos cívicos. Les gusta cuando alguna celebridad agradece a Dios cuando recibe un premio. Asienten con aprobación cuando los candidatos políticos y los presidentes terminan sus discursos diciendo que Dios está de su lado, o piden la bendición de Dios sobre el país. 

Pero, pregúnteles a estas personas quién es Dios, y escuchará una versión genérica de Dios – un dios hecho a su conveniencia, un dios que es como un abuelito tierno que solo está allí para animarlo, un dios que nunca exige arrepentimiento, entrega, obediencia o sujeción. Para el cristiano cultural, Jesús es un amuleto de la suerte. Es alguien a quien puede llamar durante una crisis, pero luego lo abandona hasta la próxima vez que se encuentra en aprietos. Los cristianos culturales no le hablan a los demás acerca del evangelio porque es ofensivo o bastante atrevido decirle a alguien que es pecador y necesita la salvación. Pero no piense tan mal de ellos, estos cristianos culturales admiran a Jesús… solo que no lo siguen.[x]

A través de esta ilustración final, Jesús dice: “Me están escuchando predicar este sermón, pero no tienen interés en obedecerme”

Ahora, tenga en mente que, en esta ilustración, todo parece estar bien con ambas casas hasta que ocurre este evento, y este evento es el que revela la calidad del trabajo de estos dos constructores. Es una tormenta fuerte y repentina.

Y esta tormenta lo revela todo. 

Leamos nuevamente lo que Jesús dice aquí en el versículo 49:

el río dio con ímpetu [contra la casa sin fundamento], y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa. Lucas 6:49b

La última palabra del sermón de Jesús, en el idioma original, es la palabra grande. La ruina de esa casa fue grande. Está allí por énfasis. Es la última palabra que van a escuchar y permanecerá en su memoria. Esta es la palabra mega. Esta fue una mega catástrofe, un mega colapso, esto fue un acontecimiento increíble, una pérdida total.[xi]

Escuche una paráfrasis de este pasaje en un lenguaje contemporáneo. Jesús dijo: Si incorporas estas palabras mías a tu vida, serás como un constructor que cavó hondo y puso los cimientos de su casa sobre la roca. 

Cuando el río se desbordó y golpeó la casa, nada pudo hacerla tambalear; era firme, hecha para durar. Pero si solo oyes mis palabras y no las pones en práctica en tu vida, eres como una persona que construyó una casa, pero no puso sobre un fundamento firme. Cuando se desbordó el río, la casa se derrumbó como un castillo de naipes. Fue una pérdida total. 

Ahora imagínese esta escena. Jesús ha estado predicándole a una multitud sobre el altiplano durante bastante tiempo. Los evangelios no registran todo el sermón, palabra por palabra, sino que solo o nos da un resumen de Su mensaje. Esta es una reseña de los temas principales que tocó el Señor. Sin embargo, tanto en Mateo como aquí en el evangelio de Lucas, se nos cuenta cómo Jesús concluyó su sermón. Él dijo: “La ruina de esa casa fue muy grande. Fue un mega desastre.” Punto final. Fin del sermón.

No hay ninguna bendición, no hay ningún “que tengan un lindo día” o “vamos a orar.” Simplemente dice: “la casa se cayó.”

Me hace acordar ese corito que cantaba cuando era niño:

El hombre necio su casa construyó;
En la arena su casa construyó.
Vino la lluvia, el río se agitó, 
Y la casa se cayó.

El fin. 

¡Se acabó el sermón!

Ahora, algunas de estas personas paradas allí escuchando al Señor podrían haber pensado: “Mi vida no ha terminado en un desastre. De hecho, mi vida nunca había estado mejor. Nunca había sido más próspero. Las cosas están bien.”

Esta fue la confusión de Asaf que escribió el Salmo 73. Él luchó con la realidad de que los incrédulos pueden vivir en prosperidad. Él conocía a tantos impíos que tenían una mejor vida que él, incluso. Hasta parecían llegar a la muerte sin dolor.

No parece haber ningún colapso. La casa no se cayó.

Pero este sermón nos cuenta de una realidad que va más allá de su corta vida. Esta es una advertencia sobre nuestro destino eterno.

En el evangelio de Mateo incluye un poco más del sermón del Señor y allí leemos:

No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre. Mateo 7:21a

¡Espera un segundo! Jesús no solo está hablando sobre una inundación venidera. Ni siquiera está hablando necesariamente de algún problema temporal. Él está hablando de su futuro eterno.

Y note lo que está implicando aquí en el versículo 21: Jesús está diciendo que Él es quien determina quién entra en el reino de los Cielos y quién no.[xii]

Él es el guardián del cielo. De repente, Jesús se muestra como mucho más que un predicador, él es el gobernante de la vida y la eternidad.

Jesús continúa diciendo en el evangelio de Mateo: 

“En ese día muchos me dirán…”

Espera un segundo ¿En cuál día? En el día del juicio final, cuando todos los no redimidos se presenten ante el juez divino – como se describe para nosotros en Apocalipsis capítulo 20. Y Jesús nos informa en este sermón del altiplano que el juez resulta ser Él mismo. 

Él afirma que Él es el cumplimiento de las palabras de Isaías 33:22:

“Porque Jehová es nuestro juez; el Señor es nuestro legislador; Jehová es nuestro Rey.”

Jesús no está solamente dando un sermón ahora, Él está entregando una citación a tribunales para presentarse delante del Señor del universo para rendir cuentas. Allí, Jesucristo mismo dará su sentencia del colapso definitivo de la vida de aquel que rechaza su salvación. Este es el destino eterno y la condenación de la humanidad incrédula.

Este no es solo un sermón sabio, esta es una severa advertencia del Señor. No hay término medio. Su vida o va a permanecer o va a colapsar. Todo depende de lo que usted haga con las palabras de Cristo.[xiii]

Usted puede escuchar las palabras de Cristo y pensar: “lo hago si quiero”.

O usted puede escuchar Su palabra y decir en su corazón: “No puedo vivir de otra manera. Quiero obedecer a mi Señor.”

Esa es la diferencia.

Querido oyente, hoy le insto a que no se conforme con la arena. Su casa podrá verse bien, podrá estar convencido de que es tan buena como la de cualquier otra persona. Pero, la verdad es que si no ha puesto su fe en el Señor Jesucristo – si no está escuchando y creyendo y obedeciendo las palabras del Señor, usted está construyendo su vida sobre la arena de este mundo… y cuando venga la tormenta, y su ruina será grande.

Quiero invitarlo hoy a arrepentirse de su pecado y entregarle su vida a Jesucristo. Pídale que venga y destruya esa endeble casa construida sobre la arena y construya una nueva que esté anclada a la Roca de los siglos:

Mi fe está puesta en Jesús
Sólo en su sangre y su virtud
En nadie más me confiaré
Y sólo de él dependeré

Firme en Cristo la Roca estoy 
Toda otra base arena es 
Arena movediza es.

Tome esa decisión hoy antes de que sea demasiado tarde.

Conclusión

Hace poco leí que, si usted vive hasta los 70 años, a lo largo de su vida habrá tomado alrededor de 1,8 millones de decisiones. Esas son muchas decisiones – grandes y pequeñas. Déjeme asegurarle que hay una decisión más importante que todos los otros millones de decisiones combinadas: la decisión que hará con respecto a la Palabra de Cristo. 

¿Le creerá a Jesús? ¿Pondrá su confianza en Él? Esa decisión es la más importante de su vida porque tiene consecuencias eternas. 

Escuche lo que Jesús dice de aquellos que verdaderamente lo llaman Señor:

“Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante. Semejante es al hombre que, al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca”.

No se conforme con la arena. Edifique sobre la roca: la predicación y la Persona Cristo. Y cuando lo haga, estará construyendo una casa duradera, una vida duradera. Por la gracia de Dios y el Evangelio de Cristo en el que usted cree, usted, si es un discípulo genuino, está hecho para durar para siempre.


[i] https://www.preachingtoday.com/ilustraciones/2014/april/6041414.html

[ii] Adaptado de Daniel M. Dorian, Matthew (P&R Publishing, 2008), p. 304

[iii] J. C. Ryle, Expository Thoughts on the Gospels: Luke (Evangelical Press, 1879, rep: 1985), p. 99

[iv] Darrel L. Bock, Baker Exegetical Commentary: Luke, Volumen 1 (Baker Academic, 1994), pág. 621

[v] R.C.H. Lenski, The Interpretation of St. Luke’s Gospel (Augsburg Publishing, 1946), pág. 385

[vi] Bock, pág. 621

[vii] Tomado de Robert J. Morgan, Then Sings My Soul (Thomas Nelson, 2003), p. 82

[viii] Bock, pág. 623

[ix] The Expositor’s Bible Commentary, volumen 9 Tremper Longman III y David E. Garland, editores (Zondervan, 2010), pág. 230

[x] Citas tomadas y adaptadas de Dean Inserra, The Unsaved Christian (Moody Publishers, 2019)

[xi] Adaptado de Bock, pág. 623

[xii] Adaptado de Douglas Sean O’Donnell, Matthew (Crossway, 2013), pág. 200

[xiii] Adaptado de R. Kent Hughes, Luke: Volumen 1 (Crossway, 1998), p. 248

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey. Puede ser usado sin fines de lucro y con las atribuciones necesarias.

A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas provienen de las versiones Reina Valera 1960, La Biblia de las Americas y la Nueva Biblia de las Americas.

Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Usado con permiso.

La Biblia de las Américas (LBLA), Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.LBLA.com

Nueva Biblia de las Américas (NBLA), Copyright © 2005 by The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.NuevaBiblia.com

Pies de nota han sido provistos para citar las fuentes correspondientes cuando el texto lo ha requerido. En caso de haber omisiones no intencionales, futuras revisiones incluirán las anotaciones apropiadas.

¡Su colaboracion hace la diferencia! 

Nuestro Ministerio es FORTALECIDO por sus oraciones y SOSTENIDO por su apoyo financiero.

Explorar más

Testificando Sin Palabras

Si bien todo matrimonio requiere poder espiritual y compromiso personal para funcionar, existe una relación marital particularmente desafiante – cuando una mujer está casada con un hombre espiritualmente indiferente o muerto. El apóstol Pedro entrega las instrucciones inspiradas para manejar esa difícil situación de manera correcta.

La virtud en peligro de extinción

En un mundo donde el orgullo y el egoísmo parecen dominar, la humildad se ha vuelto una virtud en extinción. Inspirados en Filipenses 2:1-2, exploraremos hoy cómo la humildad no solo fortalece la unidad, sino que refleja el amor de Cristo en nuestras vidas. Únase a nosotros para descubrir cómo volver a esta esencia del corazón cristiano, creciendo en humildad y restaurando su valor en nuestra fe y en nuestras relaciones.

Escoja su medio preferido para recibir los últimos recursos y noticias del ministerio

¿Tiene alguna pregunta?

Mándenos sus preguntas, testimonio y comentarios.

contact copy