Introducción
Yo no se usted, pero la idea de un tesoro escondido ha intrigado a millones de personas en todo el mundo. Los cazadores de tesoros han formado una subcultura con viajes en grupo y sitios web y pistas sobre sitios famosos donde aún existen tesoros enterrados y esperando ser encontrados.
En algún lugar en la cornisa de una montaña en Arizona, aún se encuentra enterrado el botín de un robo todavía esperando ser descubierto. La historia cuenta que, en 1881, unos ladrones asaltaron un carruaje que viajaba en dirección oeste a California y se llevaron lo que hoy equivaldría a un millón de dólares. Los cinco bandidos enmascarados lograron escapar con cuatro bolsas llenas de dinero. Unas horas más tarde, un grupo de personas comenzó a perseguir a los ladrones y finalmente los alcanzaron en una cabaña de troncos. Después de un tiroteo ardiente, los cinco forajidos terminaron muertos. Buscaron por toda la cabaña, pero no encontraron ningún botín. Luego, buscaron y cavaron por toda el área, pero aún no descubrieron nada. El gobierno de Estados Unidos finalmente abandonó la búsqueda, pero no el dueño de la propiedad. Él pasaría el resto de su vida – treinta años – buscando… pero nunca encontró el dinero.
Hace poco, leí que, en Medio Oriente, una persona descubrió un tesoro escondido en su casa. El descubrimiento fue unos 28 kilos de bellas joyas de plata hechas a mano. Estaban metidas en unas tinajas de barro. Valen decenas de miles de dólares, si no más, debido a su antigüedad. Las vasijas con las joyas estaban enterradas, no en algún lugar remoto o en algún túnel elaborado o en lo profundo de una pirámide, sino a 60 cm. debajo del piso de una casa. El tesoro fue hallado en un área residencial, ocupada por los últimos 1500 años, enterrado a unos 60 centímetros de profundidad por debajo del piso de la sala de estar.
Imagínese a todos los propietarios anteriores pensando, “Si lo hubiera sabido, habría cavado y ¡el tesoro hubiera sido mío!”
Imagine vivir tan cerca de un tesoro… nunca aprovecharlo.
Imagine que ha comprado una casa muy vieja y barata que piensa reparar, construida a principios del siglo XX. Un sábado por la mañana, mientras limpia el ático, descubre una vieja hoja de papel amarillenta y quebradiza, clavada una viga del techo, en la esquina. La agarra con cuidado e intenta abrirla, pero a medida que la desdobla, se rompe. Sin embargo, las palabras descoloridas, “tesoro enterrado,” capturan su atención. Su corazón comienza a latir rápido mientras se apresura a ir al comedor donde pone las piezas de esta nota sobre la mesa y las investiga con una lupa. Logra leer que la nota dice:
Desde hace algún tiempo ya, tengo la impresión de que mis hijos mayores quieren su herencia y realmente les gustaría deshacerme de mi. Además, he llegado a la conclusión de que mi riqueza solo va a profundizar su codicia y, en última instancia, va a arruinar sus vidas. Por lo tanto, he decidido enterrar mi riqueza para algún futuro dueño de este humilde hogar. Encontrará un poco mas de un millón de dólares en efectivo, bonos y monedas de oro, enterrados en una pequeña caja fuerte en el patio trasero. Vaya al límite trasero de la propiedad y encuentre su punto medio, camine tres pasos hacia la casa y encontrará la caja fuerte a 1 metro de profundidad. Espero que disfrute su herencia.[i]
¿Qué haría después de leer esta nota?
- ¿Se pondría a jugar un partido de Monopoly con sus hijos?
- Tiraría la nota a la basura diciendo: “Ese hombre quiso jugarme una broma, pero no voy a caer.”
- Le entregaría la nota a su vecino diciendo: “Yo no tengo tiempo para esto. Si quiere darse el trabajo de buscar y cavar el supuesto tesoro, puede quedarse con lo que encuentre.
¡No! Se apresuraría a buscar el mapa de su propiedad, tomaría una cinta métrica y correría hacia el patio trasero. ¡Quien sabe! Es posible que descubra un tesoro escondido.
La verdad es que tan útil como podría serle un millón de dólares ahora mismo; tan emocionante como podría ser descubrir el botín enterrado en Arizona, o encontrar joyas de plata enterradas debajo del piso de su sala de estar, nada cambiará su vida de tal manera como encontrar el tesoro escondido que el mismo Dios nos ofrece.
Nuestro misericordioso Padre también nos dejó una nota. De hecho, nos dejó una colección de pistas e indicaciones a lo largo del camino, de manera que podamos llegar a los lugares en la vida donde la sabiduría espera ser descubierta, apropiada y aplicada.
Salomón nos dijo, en Proverbios 2:4, que debemos
. . . buscar [la sabiduría] como a tesoros escondidos
Él continúa escribiendo en Proverbios 3:13-15,
Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría,
Y que obtiene la inteligencia;
Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, Y sus frutos más que el oro fino.
Más preciosa es que las piedras preciosas; Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella.
Si usted quiere un tesoro verdadero, busque sabiduría. Examine el mapa del tesoro de las Escrituras para encontrar dónde está, cómo luce y cómo tenerlo en su vida.
Una cosa es vivir con muchos bienes y otra cosa es vivir bien.
Una cosa es hacer buenas inversiones, es otra cosa tener una buena visión y discernimiento en la vida.
Esta es la diferencia entre alguien que sabe cómo ganarse la vida y alguien que sabe cómo vivir una vida que vale la pena vivir. La diferencia es este tesoro llamado sabiduría.
A lo largo del libro de Proverbios, Salomón nos invita a convertirnos en buscadores de tesoros – buscadores de sabiduría.
Sin embargo, necesita saber, desde un principio, que los tesoros escondidos de la sabiduría no son para los curiosos, sino para los comprometidos.[ii]
Un autor lo dijo de esta manera: “La paja flota en la superficie del agua, pero el que busca perlas, debe sumergirse en profundidad.”[iii]
Ahora, antes sumergirnos en el contenido del libro de Proverbios, es importante que entendamos algunas cosas acerca del libro en si.
El Drama de la Historia de Salomón
Para apreciar los Proverbios que están en nuestra Biblia, lo primero que debemos hacer es comprender la vida de su autor. De hecho, realmente necesitamos viajar en el tiempo hasta el momento en que Salomón vio la luz del día por primera vez.
Le invito que abra su Biblia en el segundo libro de Samuel. Mientras encuentra su lugar en su Biblia, aprovecho a contarle que, mientras estudiaba este pasaje, me di cuenta de que, desde el mismo momento de su nacimiento, Salomón, estuvo rodeado de muchísimo drama.
En los veinticuatro meses antes de su nacimiento, su padre, el rey David, había admitido cometer adulterio y asesinato. Él se había casado con la joven viuda para encubrir el hecho de que ese bebé no era hijo de su marido, sino suyo. David se encargó de que su marido, Urías, fuera asesinado en batalla, y luego organizó una ceremonia de casamiento para él y Betsabé, que ya comenzaba a demostrar su embarazo.
Los súbditos del palacio conocían la verdadera historia y el profeta Natán finalmente expuso al rey como el malvado conspirador y adúltero que era.
Luego, su bebé nació, pero murió. Esa fue una señal del juicio de Dios sobre David y Betsabé.
La buena noticia es que David confesó su pecado. De hecho, el Salmo 51 registra su angustia y su auténtica confesión y arrepentimiento delante del Señor.
Existen muchos motivos para creer que Betsabé se arrepintió también. De hecho, en lugar de que su relación se arruinara por la culpa, ella quedó embarazada nuevamente y dio a luz al heredero al trono de David.
Retomemos este drama en 2º de Samuel 12:24.
Y consoló David a Betsabé su mujer, y llegándose a ella durmió con ella; y ella le dio a luz un hijo, y llamó su nombre Salomón…
Los Nombres de Salomón
Salomón en realidad tuvo varios nombres; y, en los días del Antiguo Testamento más que hoy, el significado de los nombres era muy importante. La mayoría de los padres le ponían un nombre en particular a sus hijos que esperaban que luego demostraran.
- David llamó a su hijo Salomón.
El nombre Salomón es un derivado de la palabra hebrea “Shalom” que significa “paz.” David esperaba que Salomón viviera una vida libre de las constantes luchas y guerras que él había vivido – Que su reino experimentara paz bajo el gobierno de su hijo.
- El Señor le puso a Salomón por nombre Jedidías.
Según 2 Samuel 12:24-25,
Jehová lo amó y envió un mensaje por medio de Natán, el profeta; así llamó su nombre Jedidías, a causa de Jehová.
Jedidías simplemente significa “amado por el Señor.”
Muchos creen que el sabio profeta Natán se convirtió en el tutor y amigo de Salomón.[iv]
¿Se imagina crecer escuchando que Dios le puso su segundo nombre, y que el significado de ese nombre es “Dios me ama”?
Quizás esté pensando, “Vaya, si tan solo tuviera ese tipo de palabra de parte de Dios; ese tipo de atención profética. Tendría tan pocos sentimientos de ansiedad y momentos desalentadores. Me despertaría cada mañana, llueva o esté soleado, sea rico o pobre, enfermo o sano y simplemente recordaría mi nombre y podría enfrentarme con valor y seguridad a lo que sea que traiga el día.”
Oh, ¿En serio? ¿sabía que Dios le ha dado varios nombres? Redimido, santo, hijo, escogido, amado, etc.
¿Marcará eso la diferencia en su vida el día de hoy?
Permítame recordarle que el nombre Jedidías no va a hacer que Salomón se despierte todos los días deleitándose automáticamente en la gracia, la bondad y la providencia de Dios. Él aún tuvo que luchar con la tentación y el materialismo y la lujuria y la codicia y la ira… tentaciones con las que cada creyente lucha. De hecho, Jedidías eventualmente dejaría de luchar y se rendiría ante la desobediencia y la depresión.
- Otro nombre que aparece en el libro de Proverbios es el nombre Lemuel.
El famoso capítulo 31 de Proverbios comienza con las palabras (parafraseadas),
Esto es lo que la madre del rey Lemuel le enseñó.
Lemuel simplemente significa “para Dios.”
Estoy de acuerdo con los eruditos del Antiguo Testamento que creen que Lemuel era un nombre de dedicación, usado por la misma madre de Salomón. Es un nombre que ella usó incluso cuando Salomón ya era adulto.
Este era el testimonio que Betsabé había dedicado Salomón para Dios – y ella no quería que Salomón lo olvidara. Ella misma se había arrepentido de su pecado y estaba siguiendo al Señor.
Como evidencia adicional de esto, vemos que Salomón, en sus proverbios, nos desafía repetidamente a escuchar no solo al consejo de nuestros padres, sino también ¿a quién? A nuestras madres.
Toda madre debería animarse al leer Proverbios – usted no queda excluida; de hecho, su instrucción para sus hijos recibe tanto peso como la instrucción del padre.
Permítame leer algunos de los Proverbios que hablan de esto.
Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre,
Y no desprecies la dirección de tu madre;
Porque adorno de gracia serán a tu cabeza,
Y collares a tu cuello (Proverbios 1:8-9).
La Traducción en Lenguaje Actual parafrasea Proverbios 6:20-23, de esta manera:
Querido jovencito, cumple al pie de la letra
con los mandamientos de tu padre y con las enseñanzas de tu madre.
Grábatelos en la memoria, y tenlos siempre presentes;
Te mostrarán el camino a seguir, velarán tu sueño mientras duermes, y hablarán contigo cuando despiertes.
Los mandamientos y las enseñanzas son como una lámpara encendida; la corrección y la disciplina
te mostrarán cómo debes vivir.
Reciba la sabia instrucción de su padre; escuche a su madre.
Qué maravilloso elogio que le dio Salomón, no solo a su padre David, sino que a su madre Betsabé también – padres con un pasado escandaloso.
Si hay principios para nosotros en cuanto a esto, serían que:
- La gracia de Dios se puede encontrar obrando en el presente, a pesar del pasado.
- La paternidad piadosa todavía puede llevarse a cabo en los hogares que tienen un pasado impío.
Salomón aprendería, desde muy temprano, que el Dios de David y Betsabé perdona el pecado y da nuevas oportunidades para seguirle.
Eso fue algo muy importante que Salomón aprendió de sus padres.
Los Incomparable Oportunidad de Salomón
Uno de los eventos más fascinantes en la vida de Salomón ocurrió cuando fue recién coronado rey. El evento está registrado en 2 Crónicas capítulo 1. Como es poco probable que haya hecho su devocional últimamente en esa porción de la Escritura, le invito a que despegue las páginas de 2 Crónicas 1:6. Dice:
Subió, pues, Salomón allá delante de Jehová, al altar de bronce que estaba en el tabernáculo de reunión, y ofreció sobre él mil holocaustos.
Ese era el tabernáculo de Gabaón. Ahora imagine la siguiente escena que leemos en 2 Crónicas 1:7.
Y aquella noche apareció Dios a Salomón y le dijo: Pídeme lo que quieras que yo te dé.
Es decir, “Pide un deseo, Solomon. Dímelo, y ese va a ser tu regalo de coronación. ¿Qué te gustaría tener?
¿Puede imaginárselo?
Podría pensar: “Esto es tan probable como que yo encuentre una nota diciéndome que hay tesoro enterrado en el patio de mi casa.”
¡Lo sé! Pero esto realmente le pasó a Salomón. Esto no fue una ilusión, esto fue de verdad.
“Pide un deseo, Solomon, y te lo concederé.”
Si es como yo, estaría tentado a decir: “Deseo que me des tres deseos más.”
Ahora, este no era un juego, Dios no era el genio de la lámpara, y, en realidad, no hay ninguna indicación en el texto de que Salomón solo podía pedir un deseo.
Note 2 Crónicas 1:7 de nuevo,
Pídeme lo que quieras que yo te dé.
Y Salomón responde, en el versículo 8,
Tú has tenido con David mi padre gran misericordia, y a mí me has puesto por rey en lugar suyo.
La Respuesta de Salomón
No pase esto por alto – Salomón no pide un deseo al principio; sino que, él responde de tres maneras.
- Lo primero que hace Salomón es dar gracias por lo que tiene.
Si estuviéramos en las sandalias de Salomón y corriéramos a pedir nuestro primer deseo, eso habría revelado un corazón descontento e insatisfecho.
Por favor, no pase por alto esta respuesta inicial.
“Salomón, ¿qué deseas?”
“Bueno, Señor, primero quiero darte las gracias por lo que tengo.”
Recuerdo haber leído la historia de una compañía petrolera que abrió una sucursal en otro país. Los trabajadores de esta empresa eran relativamente pobres, pero, en realidad, no lo sabían – hasta que un día, uno de los trabajadores vio un catálogo de una tienda en el comedor, se puso a hojearla, y luego preguntó si podía llevársela a casa. Pronto, todos los empleados tenían sus propios catálogos y cada familia finalmente se endeudó y se sintió frustrada con el salario que recibían.
Estos empleados estaban mejor cuando no sabían cuantas cosas no tenían.
Un autor dijo: “La satisfacción es darse cuenta de que estás mejor como estás ahora.”[v]
Seguramente habrá notado que, cada año, la temporada de compras navideñas comienza mas temprano. La misión de las tiendas es convencerlo de que no tiene el regalo que necesita, necesita algo más; una cosa más; algo mejor.
Salomón, por otro lado, gracias a su sabiduría, escribió,
Dos cosas te pido, Señor…
…No me des pobreza ni riquezas; sino, dame solo el pan necesario…
De lo contrario, puedo llegar a tener demasiado y decir: «¿Quién necesita al Señor?» (Proverbios 30: 7-9 parafraseado)
Es asombroso que Salomón dijera esto después de haber nacido en el palacio real. Él había desarrollado equilibrio, paciencia y gratitud.
En la Edad Media, era costumbre que los padrinos le regalaran a su ahijado una cuchara de plata para su bautizo. Desde ese momento, el niño podría ser alimentado con una cuchara especial hecha de plata. Sin embargo, los hijos de padres adinerados no tenían que esperar para que los alimentaran con los utensilios más finos – ellos habían nacido con una cuchara de plata en la boca, por así decirlo. Esta es la historia de la frase que se usa en países de habla inglesa para describir a las personas adineradas.
Este era Salomón. De hecho, él llegaría a comer solo con utensilios de oro macizo. Su reino era increíble y podríamos esperar, incluso en 2 Crónicas, que él fuera un joven mimado y desagradecido.
Sin embargo, Salomón no solo da gracias por lo que tiene.
- En segundo lugar, Salomón le da el crédito a Dios por quien ha llegado a ser.
Continuemos leyendo en 2 Crónicas 1:9.
Confírmese pues, ahora, oh Jehová Dios, tu palabra dada a David mi padre; porque tú me has puesto por rey.
La gratitud y la humildad están en el cofre del tesoro donde se guarda la sabiduría.
Así que, primero, Salomón da gracias por lo que tiene.
En segundo lugar, él le da el crédito a Dios por quién ha llegado ha ser.
- Ahora, en tercer lugar, Salomón le pide a Dios lo que necesita.
Note 2 Crónicas 1:10.
Dame ahora sabiduría y ciencia, para presentarme delante de este pueblo; porque ¿quién podrá gobernar a este, tu pueblo tan grande?
La palabra traducida “grande” puede traducirse también como “pesado.” En otras palabras, “Señor, no hay manera de que pueda soportar la carga de este pueblo; No puedo llevar la carga de la responsabilidad que viene con la corona – ¡necesito ayuda divina!
¿Alguna vez has orado de esa manera?
Si es así, excelente, porque la sabiduría solo la reciben los que reconocen que la necesitan. El primer paso en la búsqueda del tesoro de la sabiduría es admitir que la necesita.
Y si alguno de ustedes reconoce que le falta sabiduría, pídala a Dios y Él le va a dar sin regañarlo por pedirle otra y otra vez (Santiago 1:5 parafraseado)
“Señor, no sé cómo vivir sabiamente. No puedo servirte bien a menos que me des sabiduría.”
Recuerde, esto no es para los curiosos, es para los comprometidos.
Este encuentro también se registra en primero de Reyes capítulo 3. En 1 Reyes 3:9, Salomón le pidió a Dios un “corazón entendido,” Traducido literalmente diría “un corazón que escucha,” lo que agrega una idea interesante al deseo de Salomón.
¿Qué oyen nuestros corazones? ¿Pueden oír? ¿Qué están escuchando ¿A qué están sintonizados nuestros corazones?
En el libro de Proverbios, la sabiduría se describe como una mujer llamando a los que pasan cerca, invitándolos a buscar y recibir conocimiento y discernimiento. Sin embargo, la mayoría pasa sin escucharla.
Salomón le respondió: “Oh Señor, dale a mi corazón las antenas adecuadas; ¡sintoniza mi corazón para escucharte a Ti!”
Dios concedió el deseo de Salomón.
El pastor Ed Young escribió un libro acerca de la vida de Salomón. Allí, él cuenta la historia de dos hombres que estaban caminando juntos en una calle llena de gente, una tarde en Manhattan. Uno de los hombres era un indio nativo americano y el otro un hombre nacido y criado en Nueva York. El ruido en la calle era increíble: automóviles, autobuses, bocinas, sirenas, gente hablando en voz alta… De repente, el indio dijo: “Escucha, es un grillo. ¿Lo oyes?”
El neoyorquino lo miró y le dijo, “¡Imposible! ¿Cómo puedes escuchar a un grillo en un Manhattan durante la hora punta?”
“En serio,” respondió su amigo. Y para probárselo, se detuvo, se inclinó y agarró al grillo que estaba entre una grieta en la acera.
“¿Cómo es que puedes oír eso?” Le preguntó el neoyorkino.
“Fácil,” dijo su amigo, “he vivido al aire libre la mayor parte de mi vida. Puedo escuchar a un grillo por encima de otros ruidos porque mis oídos están entrenados para escuchar animales. No es tan sorprendente como parece. Si quieres ver algo realmente sorprendente, fíjate en esto.
Mientras decía eso, sacó una moneda de su bolsillo y la dejó caer en la calle de cemento. Tan pronto como la moneda golpeó el cemento, cabezas comenzaron a girar. Parecía como si todos los neoyorquinos escucharon el sonido de la moneda.[vi]
La verdad es que nuestros oídos están entrenados para escuchar ciertos sonidos e ignorar muchos otros.
¿Alguna vez se ha quedado dormido a pesar de haber puesto la alarma? ¿Alguna incorporó el sonido de su alarma en su sueño ¡¿y siguió durmiendo?!
Salomón está diciendo: “Señor, este es mi deseo: Entrena mi corazón para escuchar el más leve susurro de sabiduría; sintoniza mi corazón a los sonidos y los caminos de la sabiduría. Yo quiero buscar el tesoro escondido que hace que un hombre o mujer sea verdaderamente rico.”
Conclusión
El telón está a punto de levantarse revelando así a uno de los reyes más notables del Antiguo Testamento – un joven que con razón se ganaría el apodo, “El hombre más sabio que jamás haya existido.”
Mientras Salomón reúne y compone unos 3000 Proverbios, él está en su mejor momento. Cuando eventualmente abandona su búsqueda de la sabiduría y los Proverbios son recopilados, él estará en su peor momento.
Esto me lleva a enfatizar dos principios al comienzo de nuestra búsqueda de sabiduría en Proverbios.
- La sabiduría no es para quienes la desean, es para aquellos que no pueden vivir sin ella.
En otras palabras, la sabiduría requiere que comencemos a buscarla con toda diligencia, como si estuviéramos corriendo hacia el patio trasero de la casa con una cinta métrica y un mapa.
- La sabiduría no es para aquellos que están dispuestos a escucharla – es para aquellos que están dispuesto a practicarla.
El escritor de Hebreos dijo esto de los cristianos:
por el uso [o práctica] tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal. (Hebreos 5:14)
Han aprendido a discernir – esta es una palabra para los que buscan sabiduría. Han aprendido a descubrir las pistas que determinan qué es bueno y qué es malo.
Era tarde una noche y toda la familia real estaba profundamente dormida dentro de las paredes del Palacio de Buckingham. Era el año 1837. Lord Chamberlain de Gran Bretaña, el funcionario mas importante de la casa real se dirigió al dormitorio de una joven de dieciocho años llamada Victoria. Él la despertó y le dijo – mientras ella se frotaba los ojos y bostezaba – que su tío acababa de morir y que ella ahora era la reina de Gran Bretaña. Luego, él abrió la Biblia que llevaba y le leyó el relato que acabamos de estudiar – ascenso de Salomón al trono de Israel y cómo él le pidió a Dios sabiduría por sobre todo lo demás. La joven Victoria respondió diciendo: “Si voy a ser reina, entonces seré buena.”
¿Es de extrañarse que los mejores días de Gran Bretaña fueron bajo esta Reina, cuyo gobierno fue basado en la moralidad y las directivas de las Escrituras, y cuya propia vida estaba comprometida con la propagación del evangelio de Jesucristo?
De la misma manera, Israel verá sus mejores días – porque tenía un rey que pidió un deseo y comenzó su búsqueda del tesoro escondido.
Cuando usted desea sabiduría y esta dispuesto a buscarla y practicarla, entonces descubrirá la sabiduría para la vida.
Como escribió Salomón,
Si clamares a la inteligencia,
Y a la prudencia dieres tu voz;
Si como a la plata la buscares,
Y la escudriñares como a tesoros,
Entonces entenderás el temor de Jehová,
Y hallarás el conocimiento de Dios.
Porque Jehová da la sabiduría… (Proverbios 2: 3-6a)
Salomón nos invita a unirnos a él en esta importantísima y satisfactoria búsqueda del tesoro que nos enseña cómo vivir una vida en su más alto nivel y para el bien mayor, y para la gloria de Dios.
[i] Robert Jeffress, The Solomon Secrets (Waterbrook Press, 2002), p. 9.
[ii] Warren Wiersbe, Be Skillful: Proverbs (Victor Books, 1995), p. 21.
[iii] Jeffress, p. 8.
[iv] John Phillips, Exploring Proverbs, Volume One (Kregel, 1995), p. 18.
[v] Ray Pritchard, The ABC’s of Wisdom (Moody Press, 1997), p. 62.
[vi] Ed Young, Been There. Done That. Now What? (Broadman & Holman, 1994), p. 2