Introducción
En uno de sus libros, Chuck Swindoll, cuenta el testimonio anónimo de un empleado que habían estado sobre exigiendo en el trabajo y ya se había cansado del trato recibido.
Esto es lo que este hombre descontento y sobrecargado en el trabajo tenía para decir:
Estoy cansado. Durante varios años le he echado la culpa a mi edad, la falta de hierro en la sangre, falta de vitaminas, la contaminación del aire, la contaminación del agua, el azúcar, mi peso, la dieta y docenas de enfermedades que me hacen pensar si realmente vale la pena el esfuerzo. Pero ahora me di cuenta de que mi cansancio no se debe a ninguna de estas cosas. Estoy cansado porque estoy sobrecargado de trabajo… y me he enterado por qué.
La población de este país es de unos 300 millones, pero 98 millones están jubilados. Eso deja 202 millones para hacer el trabajo. Pero hay 161 millones en la escuela, lo que deja a 41 millones para hacer el trabajo. De todos ellos, hay 22 millones empleados por el gobierno y otros 14,800,000 empleados por los estados y municipios y ninguno de ellos trabajando, lo que nos deja con 4.200.000 personas para hacer todo el trabajo.
Cuatro millones están alrededor de todo el mundo en el ejército, lo que deja 200.000 personas para hacer todo el trabajo. De ellos, 188.000 están enfermos y en el hospital, por lo que deja 12.000 para hacer el trabajo. Pero hay 11.998 personas en prisión, por lo que solo quedan 2 personas para hacer todo el trabajo; usted y yo. Y usted está allí leyendo un libro. . . No es de extrañar que estoy cansado.[i]
Mientras me preparaba para nuestro estudio, se me ocurrió que hay una gran diferencia entre estar cansado de trabajar y estar cansado del trabajo.
¿Alguna vez ha visto a alguien que trabaja duro para mantenerse alejado del trabajo?
Probablemente no existe mejor testimonio para este mundo que un cristiano que trabaja lo suficiente duro como para cansarse.
A la persona promedio se le paga por cuarenta horas a la semana, pero en realidad trabaja unas treinta de ellas. Siempre se utilizan las licencias médicas y los días de vacaciones, feriados y otros días ausencias por motivos personales. Pocos hemos visto alguna vez que alguien le pida a su jefe tareas más difíciles.
Ahora, no me malinterprete. La Biblia no recomienda que los cristianos se vuelvan adictos al trabajo. De hecho, la cantidad de horas de trabajo no es tan importante en las Escrituras como la calidad del trabajo.
Pablo les dijo a los creyentes en Colosas, cómo es exactamente que debían trabajar. Él escribe
… Haz tu trabajo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís (Colosenses 3:23-24).
«Haz tu trabajo de todo corazón.» La palabra griega puede traducirse como “con energía o diligencia.”[ii]
Aún podríamos entender esta frase como, “trabajen con entusiasmo.”
¿Con qué frecuencia nos presentamos al trabajo pensando: «Hoy trabajaré con entusiasmo»?
Quizás esté pensando, “Mm… Eso suena algo exagerado. ¿Llegar al trabajo con entusiasmo? ¡Vamos! La verdad es que, si lo hiciera, la mayoría me diría, ¡Tranquilo! ¿Qué pasó? ¡Relájate! Nos vas a hacer quedar mal a todos los demás.”
Parte del problema es que hemos trazado una línea artificial entre lo secular y lo sagrado. Podemos verdaderamente entusiasmarnos por discipular a un nuevo hermano/hermana en la fe – Dios definitivamente recompensa la diligencia en ese aspecto – pero ¿que diferencia hay con lavar la ropa, hacer arreglos en la casa o presentar un informe de trabajo?
Nos hemos olvidado de que no trabajamos para los hombres, como Pablo les recordó a los colosenses, sino que, en última instancia, trabajamos para Dios.
De hecho, la palabra latina vocatio, de donde obtenemos la palabra “vocación” literalmente significa “llamado.”
Dios lo ha llamado a hacer la labor que le corresponde, con excelencia, para Su honra y gloria. Todo trabajo es un llamado de Dios. Es por eso que Salomón puede escribir,
Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas… (Eclesiastés 9:10)
La verdad es que Salomón tenía mucho que decir acerca de como trabajamos – acerca del tipo de trabajadores que somos.
A lo largo del libro de Proverbios, Salomón le advierte continuamente a su hijo en cuanto a:
- El tipo de empleado que ninguno de nosotros querría contratar;
- El peor compañero que podríamos tener;
- El jugador más desalentador del equipo;
- La persona más difícil con la que trabajar.
Salomón llama a esta persona, el perezoso.
A través de sus proverbios, Salomón describe a esta persona con franqueza y sin pelos en la lengua. El perezoso aparece dieciséis veces en Proverbios.
Descripciones de un Perezoso
La mejor definición de la palabra «perezoso» la podemos encontrar al estudiar los diferentes pasajes en proverbios que hablan acerca de este tema. Permítame mostrarle varias descripciones del perezoso a partir de este libro.
- Primero, el perezoso no es una persona fiable en el trabajo.
En Proverbios 10:26, Salomón escribe:
Como el vinagre a los dientes, y como el humo a los ojos, Así es el perezoso a los que lo envían.
En otras palabras, uno no puede depender del trabajo de un perezoso. Dele a esta persona una fecha límite – Salomón aquí se refiere específicamente a darle un mensaje que debe entregar a otra persona – y si es un perezoso, terminará rechinando los dientes, nervioso por su incompetencia en hacer su trabajo.
Salomón también dice que el perezoso es como humo a los ojos. ¿Qué les sucede a sus ojos cuando el humo de una fogata o parrilla sopla sobre su cara? Sus ojos empiezan a arder y llorar del dolor punzante.
¡Un perezoso le va a hacer llorar de dolor y frustración! Pídale que entregue un mensaje o que llegue a una hora determinada, o que termine un trabajo, y este va a perder el mensaje, o llegar tarde, o traerle mil y una excusas de porqué no pudo hacer lo que le pidió. Lo que debería haber sido una entrega rápida tarda un día entero y ahora es demasiado tarde y la oficina de correos está cerrada.[iii]
El punto es que a los perezosos no les importa. El jefe solo puede golpear su cabeza contra la pared y tomar algún medicamento para las úlceras y llorar de frustración.
El perezoso no es una persona fiable en el trabajo.
Un autor escribió que un perezoso no tiene un sentido moral de responsabilidad hacia los demás.[iv]
- En segundo lugar, el perezoso entrega excusas increíbles.
Salomón escribe en Proverbios 22:13,
Dice el perezoso: El león está fuera;
Seré muerto en la calle.
Esto es mucho más que llamar diciendo que está enfermo. Eso es demasiado fácil – muy común y aburrido. «¿No lo sabían? ¡Hay un león suelto!»
Podría ser cierto, pero en su mayoría, sus excusas son tan increíbles que después de un tiempo, las personas simplemente se asombran de su creatividad para inventar excusas.
Un autor dijo: «Es como si el perezoso reuniera toda su energía creativa para inventar excusas en lugar de ganarse la vida.”[v]
Por otro lado, no todos los perezosos son tan creativos. Recientemente, escuché en las noticias que un empleado fue sorprendido mintiendo, después de preguntarle a su jefe si podía faltar al trabajo para asistir al funeral de su abuela. Por supuesto que le dieron el permiso. El tema es que seis meses después, él volvió a pedir permiso para ausentarse. Al parecer su abuela había muerto de nuevo, porque el hombre incluso usó el nombre de la misma abuela. ¡Evidentemente, no se le ocurrió usar el nombre de su otra abuela!
Creativas o no, las excusas pueden que no sean nada más que mentiras. Y el creyente comprometido a glorificar a Dios a través de su vocación va a decir la verdad y será honesto en el trabajo.
Benjamín Franklin dijo una vez: «El que es bueno en poner excusas rara vez es bueno para otra cosa.”[vi]
Primero, el perezoso no es una persona fiable en el trabajo
En segundo lugar, el perezoso entrega excusas increíbles.
- En tercer lugar, el perezoso no es una persona enseñable.
Proverbios 26:16 dice:
En su propia opinión el perezoso es más sabio
Que siete que sepan aconsejar.
Es decir, intente desafiar a un perezoso en cuanto su ética de trabajo – su falta de cuidado, su impuntualidad, su incumplimiento cuando le piden que entregue el trabajo que otros están esperando para poder seguir con el suyo – y él le va a responder con más excusas y razones de porqué él esta en lo correcto.
Solo pregúntele, y le dirá que es el mejor empleado. Ella es la que realmente esta trabajando más duro. Él no se merece menos que elogios y un gran bono, porque si no fuera por él o ella, ¡no podrían sobrevivir por una semana!
Solo pregúnteles, ellos se lo van a decir. Según ellos, son más sabios y valiosos que todos los demás.
La verdad es que son cargas para la empresa. El equipo de trabajo siempre esta teniendo que empujarlos. Son buenos hablando, pero no trabajando.
Salomón escribió en Proverbios 18:9,
También el que es negligente en su trabajo
Es hermano del hombre disipador [o, que destruye].
También escribió en Proverbios 14:23,
En todo trabajo hay ganancia, Pero el vano hablar conduce solo a la pobreza.
Como diríamos, es pura boca.
Simplemente no vaya a mencionarle al perezoso que esa es la verdad. Este se va a ofender y le va a dar mil explicaciones de porque esta equivocado y él no. Él tiene todas las respuestas.
La verdad es que el perezoso no puede ser desafiado. Se niega a cambiar o mejorar. El perezoso no es una persona enseñable.
Veamos otra característica del hombre o mujer que es todo charla y nada de trabajo.
- En cuarto lugar, el perezoso tiene expectativas irrazonables.
El perezoso será un dolor de cabeza en lo que se refiere a aumentos de sueldo, bonos, promociones, premios, etc.
Esperan grandes cosas cuando al mismo tiempo no tienen iniciativa. Generalmente usamos una terminología más suave. «Estas son personas que carecen de objetivos motivadores.» Salomón simplemente los llama perezosos, holgazanes.
Solo escuche al perezoso que se sienta cerca suyo en clase, o trabaja en su misma oficina, o es parte de su mismo equipo de trabajo. Ellos constantemente evitan ir a la biblioteca, hacer las tareas difíciles, ensuciarse las manos y hacer lo que tienen que hacer. Se niegan a sudar y pagar el precio del éxito, sin embargo, van a contarle de todas las cosas que van a tener.
El perezoso tiene grandes expectativas. Él es el que va a llegar lejos. Él va a hacer esto y comenzar aquello. Él es el que va a conseguir esto y construir aquello, alcanzar esto y ganar eso. Él va a hacer grandes cosas – solo observa.
Sin embargo, observe su vida y descubrirá que, en realidad, él espera que todo suceda si alguna vez haber levantando un dedo.
En Proverbios 12:27, Salomón nos informa que el perezoso finalmente sale de caza, pero luego nunca prepara y cocina el animal para comerlo – eso no es tan divertido.
Salomón escribe en Proverbios 20:4,
El perezoso no ara a causa del invierno;
Pedirá, pues, en la siega, y no hallará.
El perezoso es tan irrazonable en sus expectativas que arrogantemente sale a su campo que no ha arado ni plantado y todavía espera encontrar algún beneficio donde no ha invertido nada. Y si le pregunta, le va a dar todas las razones por las que la vida es injusta y no paga, aunque él nunca hizo nada para merecer algo.
Tiene planes, sueños y deseos tan grandes, pero al mismo tiempo, es la persona que dice: «Oye, el jefe salió – relajémonos un rato.» O, «tomemos este atajo.» O, «Tómatelo con calma, no trabajes tan duro. ¡¿Cuál es el apuro?!»
En Proverbios 21:25-26, Solomon escribe, quizás, de la forma más directa, acerca de la arrogancia equivocada, engañosa, y egocéntrica del perezoso. Dice:
El deseo del perezoso le mata,
Porque sus manos no quieren trabajar… todo el día codicia.
En otras palabras, el perezoso se despierta todos los días y finalmente se levanta de la cama y desea otra cosa – él codicia algo más.[vii]
Sin embargo,
- Sus expectativas no son razonables porque,
- Él no es una persona enseñable, y
- no es alguien confiable en el trabajo, porque
- Solo pone excusas increíbles,
Veamos una característica más.
- En quinto lugar, el perezoso lleva una vida descuidada.
Salomón escribe en Proverbios 26:14,
Como la puerta gira sobre sus quicios [o bisagras]
Así el perezoso se vuelve en su cama.
Salomón usa la metáfora de una puerta de doble bisagras. Hay mucho movimiento – pero nunca algún progreso.[viii]
Este es el perezoso en la cama: da vueltas y vueltas – hay mucho movimiento, pero nunca progreso.
En Proverbios 26:15, Salomón escribe que el perezoso es tan holgazán, que
Mete su mano en el plato; [pero]
Se cansa de llevarla a su boca.
Vaya descripción. Él ni siquiera se cuida a si mismo. Incluso cuando está a la mesa, no tiene la iniciativa suficiente como para alimentarse adecuadamente.
Este trabajador; este compañero va rumbo al desastre.
Solución para un Perezoso
Salomón tiene una solución que cree que va a funcionar para el perezoso.
Acompáñeme a Proverbios capítulo 6. Salomón sigue describiendo la vida de un perezoso en la intimidad de su hogar, como descuidada e indisciplinada. El dice en el versículo 9,
Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir?
¿Cuándo te levantarás de tu sueño?
Note el versículo 11.
Así vendrá tu necesidad como caminante [o vagabundo], Y tu pobreza como hombre armado.
Es decir, te estás robando a ti mismo de una buena vida. No solo está tomando atajos en el trabajo – llegando tarde, inventando excusas, no cumpliendo tu contrato, siendo básicamente un peso muerto – el perezoso está permitiendo que su misma vida se le vaya de las manos.
[Sólo] un poco de sueño, [sólo] un poco de dormitar… Salomón dice en el versículo 10.
O sea, «Eso es todo lo que estoy haciendo, simplemente me tomo una siesta.»
Este no es el tipo de siesta que uno se toma el domingo a la tarde. ¡Que lindo que es tomarse esa siesta! ¿no es así?
De niño me quejaba – no quería tomar la siesta. Ahora no puedo esperar. ¡Que bueno que es relajarse un poco antes de comenzar otra semana de trabajo!
Volviendo al tema, Salomón no se refiere aquí a una siesta provocada por la fatiga y el trabajo duro: este no es el tipo de siesta que toma en el momento adecuado para recuperar las fuerzas.
El perezoso es aquel que desperdicia su vida durmiendo. No sale nunca de la cama. Se queja de que tiene que trabajar y se queda acostado.
Un autor escribe: «Al perezoso no se le va a pasar la vida de la noche a la mañana, sino minuto a minuto, un poquito aquí y un poquito allá.”[ix]
Él simplemente desperdiciará su vida gradualmente.
Pero, Salomón dice: «Tengo la solución. Vayamos de viaje al campo, y simplemente observemos un hormiguero.»
Él escribe en Proverbios 6:6,
Ve a la hormiga, oh perezoso,
Mira sus caminos, y sé sabio;
¿Alguna vez ha visto trabajar a las hormigas?
Cuando nuestros hijos eran pequeños, teníamos una granja de hormigas. Era una especie de acuario lleno de arena y un montón de hormigas.
Nos poníamos a mirar a las hormigas. Estas cavaban pequeños túneles y almacenaban su comida. Trabajaban todo el tiempo.
Salomón dice: «Estudia la hormiga.»
Así que, me puse a estudiar un poco sobre la hormiga. Me fue difícil saber por dónde empezar.
Una sola colonia de hormigas puede incluir más de cinco millones de hormigas. Hay hormigas soldado para proteger la colonia y hormigas obreras que tienen su trabajo que hacer – limpiando o atendiendo a la hormiga reina, o recolectando comida. Todo esto está implantado en su instinto creado por Dios.
Las hormigas “podadoras” pueden deshojar un arbusto en una noche y pueden cavar hasta 3 metros de profundidad. Las hormigas de miel almacenan néctar en su abdomen. Hay hormigas acróbatas, madereras, faraonas, olorosas, de pavimento, campo, aterciopeladas, etc.
Las hormigas llevan a cabo organizaciones, proyectos de construcción y sistemas de comunicación complejos y elaborados. Pueden levantar hasta treinta o cuarenta veces su peso, lo que sería como si pudiera levantar una camionera, incluso con el tanque lleno de gasolina.
Las hormigas rojas de fuego viven una vida muy organizada: Nunca dejan de hacer su trabajo y son extremadamente limpias.
Las hormigas podadoras construyen hormigueros que contienen hasta tres mil habitaciones y albergan hasta cuatro millones de hormigas. Esto es más que la población de Uruguay.
Lo asombroso es que, como Salomón escribe en el versículo 7, las hormigas,
…No tienen capitán, ni gobernador, ni señor,
¿Se puede imaginar si un país como Uruguay, o cualquier otro país o ciudad – no tuviera policía, o gobierno o autoridades civiles?
Las hormigas trabajan y hacen todo por si solas, sin que nadie las empuje.
Una hermana de la iglesia me contó una anécdota de cuando fue a visitar a sus padres en su granja. Su sobrina de cinco años que la había acompañado iba a recoger y descascarar el maíz a mano por primera vez. Al principio, el trabajo era divertido, pero después de algunos minutos, la pequeña de cinco años miró a su abuela y le dijo: «Sabes que puedes comprar esto en la tienda, ¿no?”[x]
Es asombroso que, como dice Salomón, estas hormigas hacen todo su trabajo, sin necesitar tres tipos de personas – o, en este caso, hormigas. Echémosles un vistazo en Proverbios 6:7.
- Primero, Salomón escribe que las hormigas lo hacen todo sin capitán.
Esta palabra hebrea se puede traducir como «juez». No hay necesidad de una hormiga que resuelva disputas o dirija algún asunto que se relacione con el trabajo. Las hormigas simplemente se mueven y hacen su labor. Su tarea es más importante que cualquier otra cosa. Esta palabra también puede dar la idea de un guía.
Imagina un hormiguero con cuatro millones de hormigas, y sin semáforos o señales de tráfico.
- En segundo lugar, Salomón menciona que las hormigas no necesitan un gobernador.
Esta es una palabra que se refiere a alguien que literalmente, «escribe o enumera al personal.» Esta es la persona que se asegura de que todos estén en línea y haciendo su labor.
Esta es la misma palabra que se usa para los oficiales egipcios que supervisaban a los esclavos israelitas en Éxodo 5:6.
Es decir, no hay hormigas con pequeños látigos amenazando a las otras hormigas si llegan tarde o se quedan dormidas en el trabajo o atrasan la línea de montaje.
- En tercer lugar, según Salomón, la colonia de hormigas no necesita un señor.
Aunque las hormigas sirven a la reina que pone huevos toda su vida – hasta varios millones al día – lo que Salomón quiere decir es que las hormigas no necesitan un supervisor. La palabra da la idea que las hormigas no necesitan, ya sea que las desafíen a trabajar o que las elogien cuando lo hacen.[xi]
Mientras estudiaba estas tres ocupaciones innecesarias dentro de la colonia de hormigas, me di cuenta de que:
- no necesitan restricciones – ese es la labor del capitán;
- no necesitan requisitos – esa es la labor del gobernador;
- no necesitan recompensas – esa es la labor del señor.
No necesitan a nadie para:
- hacerlas trabajar,
- administrarlas, o
- motivarlas.
Las hormigas son administradas y motivadas internamente por su instinto de servir, para el bien de la colonia.
No es de extrañar que Salomón escriba en Proverbios 6:6,
Ve a la hormiga, oh perezoso,
Mira sus caminos, y sé sabio;
Salomón dice: “Ve al hormiguero, mira y aprende. Eso puede evitar que desperdicies tu vida.»
Conclusión – Observaciones de un Hormiguero
Terminemos nuestro estudio sacando algunas observaciones del hormiguero.
- Observación número uno: las hormigas parecen tener un ojo puesto en el futuro.
Salomón escribió en Proverbios 6:8 que la hormiga,
Prepara en el verano su comida…
Las hormigas saben que la temporada de trabajo y recolección de comida eventualmente se va a terminar.
¡Aprendamos de la hormiga!
Nosotros debemos considerar el día cuando Cristo nos llamará a su presencia y nos recompensará por haber glorificado al Padre a través de nuestras buenas obras. Como dice 1 Corintios 3:13,
La obra de cada uno se hará manifiesta…
El observar un hormiguero nos lleva a preguntarnos:
- ¿Qué tipo de empleado soy?
- ¿Cómo es mi ética laboral?
- ¿Qué tipo de estudiante soy?
- ¿Qué tan duro trabajo?
- ¿Qué piensa el maestro cuando me ve entrar a clase?
- ¿Qué piensa el jefe de mi esfuerzo y mi calidad de trabajo?
No olvide que la evaluación que realmente importa no es al final de año – es a los pies de Cristo, Quien evaluará no solo la obra de nuestras manos, sino la actitud de nuestro corazón.
- Observación número dos: Las hormigas trabajan según su llamado.
Si son:
- hormigas obreras: sirven.
- la hormiga reina: pone huevos.
- hormigas cortadoras: recogen hojas.
- hormigas soldado: protegen el hormiguero.
¿Qué aprendemos de esta observación?
Creo que destaca el llamado de Dios para cada creyente. Su vocación – su llamado pasa a ser su profesión. Honre a Dios en lo que tiene que hacer. Considere su labor un llamado sagrado.
Francamente, un cristiano perezoso es una contradicción de términos.
Escuche como la Nueva Traducción Viviente parafrasea Efesios 6: 6-7:
Esclavos, obedezcan a sus amos terrenales con profundo respeto y temor. Sírvanlos con sinceridad, tal como servirían a Cristo. 6 Traten de agradarlos todo el tiempo, no solo cuando ellos los observan. Como esclavos de Cristo, hagan la voluntad de Dios con todo el corazón. 7 Trabajen con entusiasmo, como si lo hicieran para el Señor y no para la gente. 8 Recuerden que el Señor recompensará a cada uno de nosotros por el bien que hagamos, seamos esclavos o libres.
Su trabajo es un llamado sagrado de y para Cristo.
Veamos una observación más.
- Observación número tres: las hormigas unen sus fuerzas y recursos para lograr su objetivo.
He visto a una hormiga luchar con una carga, y luego ver llegar a otra para ayudarla.
Qué gran ilustración de como debería funcionar el hogar y la iglesia.
El avance del evangelio no se lleva a cabo a través de grandes actos de servicio, sino a través de muchos pequeños actos de servicio.
Toda iglesia efectiva en demostrar la gracia de Dios y entregar el evangelio de Cristo a la gente, lo es gracias a las personas que trabajan detrás de escenas – uniendo sus fuerzas para lograr el objetivo común.
Quizás usted es una de esas personas. Quizás nunca ha sido recompensado sobre la plataforma. Probablemente pasa desapercibido para la mayoría de los miembros de la iglesia, pero su fiel servicio día a día es importante y no pasa desapercibido para Cristo.
Mientras estudiaba para este mensaje, aprendí muchas cosas sobre muchos tipos diferentes de ocupaciones. Una, en particular, me llamó la atención, ya que me pereció que es una gran ilustración de la importancia de nuestro trabajo en el evangelio y nuestro compromiso de servir a Cristo con excelencia y pasión. Dice:
La Guardia Nacional del Ejército de Texas tiene un grupo de trabajadores especiales llamados instaladores. Su trabajo es doblar y empaca los paracaídas que usan los soldados al saltar desde los aviones a 1.500 metros de altura. Estas personas están intensamente dedicadas a su labor. Su credo es, “estaré seguro. . . siempre.» Ellos saben que los paracaidistas necesitan la seguridad de que todo en cuanto a su paracaídas está en perfectas condiciones. Piénselo, no hay margen de error. En los veinte minutos que lleva empacar meticulosamente un paracaídas militar, se requieren treinta pliegues. El credo del instalador afirma: «Nunca haré un trabajo que esta solo ‘suficientemente bien… no podemos aceptar nada menos que la perfección.»
Estos instaladores de paracaídas saben que su labor es una cuestión de vida o muerte. Los errores cuestan vidas. No hay lugar para la mediocridad.
Tal vez este pensando: «Eso es un poco perfeccionista para mí.» No si usted mismo tiene que saltar del avión con ese paracaídas.
Se imagina que le digan: «Mire, su paracaídas fue instalado por ese perezoso de allí. Estamos casi seguros de que se mantuvo despierto e hizo los treinta pliegues, pero rara vez se preocupa lo suficiente como para contarlos.»
Su trabajo es importante para usted.
Si Dios toma nota de la hormiga y la elogia, cuánto más lo elogiará a usted cuando se presente delante de Él, habiendo servido como:
- una secretaria fiel;
- un maestro dedicado;
- un plomero que hacía su trabajo con excelencia;
- un mecánico que cobraba solo por lo que hacía;
- un médico que se tomaba el tiempo de escuchar al paciente;
- un cocinero que servía solo lo mejor;
- un vendedor que se preocupaba por sus clientes;
- un estudiante que hacía cada tarea con honestidad.
Recuerde, usted está realizando su llamado sagrado – su vocación, su labor – para Cristo, que lo ve todo y un día lo recompensará con las preciosas palabras: «Bien hecho, buen siervo y fiel.»
[i] Charles R. Swindoll, Tale of the Tardy Oxcart (Word Publishing, 1998), p. 319.
[ii] Fritz Rienecker and Cleon Rogers, Linguistic Key to the New Testament (Regency, 1976), p. 582.
[iii] Ray Pritchard, The ABC’s of Wisdom (Moody, 1997), p. 236.
[iv] Bruce K. Waltke, Proverbs: Chapters 1-15 (Eerdmans, 2004), p. 476.
[v] Charles R. Swindoll, Selected Studies from Proverbs (Insight For Living, 1994), p. 52.
[vi] Pritchard, p. 477.
[vii] Peter Steveson, Proverbs (BJU Press, 2001), p. 292.
[viii] Ibid., p. 367.
[ix] Waltke, p. 339.
[x] Dana Stephens, “Kids of the Kingdom,” Christian Reader (July/Aug. 2000).
[xi] Waltke, p. 337.