Introducción
Hace varios años, encontré una historia inusual sobre un hombre llamado Larry Walters. De hecho, la historia era tan inusual que antes de compartirla, verifiqué si es que era una simple leyenda urbana. No era el caso. Incluso encontré la foto de este hombre en su famosa silla de jardín.
Al parecer, durante toda su vida, Larry tuvo el sueño de poder volar. Cuando se graduó de la escuela secundaria, se unió a la Fuerza Aérea con la esperanza de convertirse en piloto. Desafortunadamente, su mala vista acabó con ese sueño en particular.
Luego de retirarse de la Fuerza Aérea, solía disfrutar de sentarse en su silla de jardín y ver a los aviones de combate volar en el cielo sobre su patio trasero.
Un día, a Larry se le ocurrió una idea. Con la ayuda de su novia, compró algunos tanques de helio y unos globos aerostáticos en una tienda especializada del ejército. Él le dijo al dueño de la tienda que los necesitaba para un comercial para su empresa.
Larry y su novia llenaron los globos con helio, y los ataron a su silla de jardín. Larry se subió a la silla de jardín con unos bocadillos y bebidas y su pistola de aire comprimido. La silla de jardín estaba anclada con una cuerda al parachoques de su camioneta. Su plan era flotar a unos 80 o 90 metros en el aire y luego reventar algunos de los globos cuando fuera hora de volver a la tierra.
Larry cortó la cuerda el 2 de julio de 1982. Pero no comenzó a flotar suavemente como esperaba; él salió disparado hacia arriba como si lo hubieran disparado de un cañón. Y tampoco se elevó a unos 80 metros; él finalmente se estabilizó al llegar a unos 4800 metros de altura.
Larry no sabía qué hacer. Ciertamente tenia demasiado miedo como para dispararle a cualquiera de los globos, lo que podría causar un desequilibrio y tirarlo de su silla, así que simplemente se agarró fuerte.
El viento empezó a llevarlo desde San Pedro, California, a la ruta de aviones del Aeropuerto Internacional de Los Ángeles. Un piloto le comunicó a la torre central por radio sobre “un tipo volando en una silla de jardín.” Finalmente enviaron a un helicóptero de rescate, pero cada vez que se acercaba a él, la corriente de viento lo alejaba peligrosamente.
¿Se está imaginado esto? ¡Guau!
Finalmente, Larry se armó de valor y le disparó a un globo, y luego otro, y otro. Él lentamente descendió hasta que los globos quedaron atrapados en un tendido eléctrico, provocando que un vecindario entero tuviera un apagón. Sin embargo, fue capaz de bajar, aunque se lo llevaron inmediatamente detenido.
Así que triste final para la aventura de Larry. Sin embargo, uno ya puede imaginarse a los oficiales rascándose la cabeza mientras trataban de pensar de qué acusarlo. Ellos terminaron acusándolo, y cito, de “operar una aeronave sin certificado de aeronavegabilidad,” y escuche esto, por “no mantener contacto con la central de control de tráfico aéreo.”
Mientras la policía de Los Ángeles se lo llevaban, un reportero le preguntó: “Oiga, ¿por qué lo hizo?”
Larry respondió: “y… uno no puede pasarse la vida sentado.”[i]
Obviamente, Larry debió haberse quedado sentado por un rato más y pensar con más claridad.
Quizás pudo haber experimentado primero… tal vez solo con dos globos y el gato del vecino, ¿no?
Larry fue por todo en el primer intento. Cuando volví a leer esta historia, me pregunté si este hombre realmente consideró ciertas cosas como:
- ¿Qué pasa si hay aviones volando bajo?
- ¿Qué pasa si los globos estallan o tienen fugas?
- ¿Son las cuerdas lo suficientemente fuertes y están bien atadas?
- ¿Cómo se maneja una silla de jardín?
Y podría seguir.
No pude sino pensar que la crianza de hijos es muy parecida a la aventura de Larry. No hay tiempo para experimentar. Los padres llegan al hospital a tiempo y antes de que estén listos o siquiera preparados, la vida los arroja vertiginosamente a una aventura completamente única.”
Es más, los padres apenas tienen tiempo para recuperarse del impacto de todo lo que está pasando antes de que los envíen a casa, y luego les cobran por todo – hasta por usar el espejo.
Los padres finalmente traen a su bebé a casa y tienen todo listo, ¿cierto? Tienen la cuna y el cambiador prestados por amigos o familiares.
La cómoda está llena de pequeños atuendos y pijamas. Tienen cremas y talco para bebés y una tina de plástico para la hora del baño, y un montón de cosas más. La mayoría de las cosas son prestadas, excepto del asiento para el automóvil – esa fue una compra especial. De un asiento se transforma en un cochecito y un cambiador y luego en una silla alta, que finalmente se puede plegar y guardar en la cartera – es asombroso. Pudieron comprar el modelo más nuevo sacando un préstamo en el banco.
Sin embargo, antes de que se den cuenta, están en el aire: yendo más alto y más rápido y más lejos de lo que alguna vez pensaron o planearon. Allí arriba, no pueden recuperar el aliento. Algunos momentos emocionantes, pero la mayoría de las veces están exhaustos.
Amigos bien intencionados vienen a visitar para ayudar o dar sus consejos; para hablarle del último libro sobre la personalidad y desarrollo de los niños de ocho semanas – y cómo los padres realmente pueden estropearlo todo. Las corrientes de viento que crean estos amigos hacen que la odisea de los padres sea aún más difícil.
Los padres pronto descubren – y solo se necesitan unos pocos días para hacerlo – que puede haber una fórmula para alimentarlos, pero que no hay fórmula para criarlos. Cada niño es único y diferente. Para cuando descubren los conceptos básicos de la crianza de los hijos, el viaje ha terminado y los hijos ya se han ido de la casa.
Para los padres jóvenes y mayores – de hecho, para los abuelos que están volando en este nuevo territorio por primera vez – Dios tiene mucho que decir sobre lo que realmente importa.
Me gustaría dedicar un par de programas explorando lo que Proverbios tiene que decirles a los padres. No se va a tratar de qué tipo de pañal aumenta el Coeficiente Intelectual de su hijo, o en cual percentil se supone que debe estar a las tres semanas de edad o por qué debe ser capaz de gatear a los seis meses y caminar a los diez si quiere alcanzar su potencial humano.
Por cierto, uno de nuestros hijos nunca aprendió a gatear correctamente. Él solo se impulsaba con un brazo, como un soldado herido que se arrastra bajo una cerca. Una vez hasta me tiré al suelo y traté de mostrarle cómo debía gatear. Estaba preocupado de que no podía hacer lo que otros bebés podían hacer. Al final no importó en lo absoluto.
Nosotros no vamos a hablar de estos temas. Es más, a Dios no parece preocuparle los percentiles y la selección de pañales.
Nosotros vamos a hablar de las cosas que importan a largo plazo. Vamos a hablar de cosas que realmente importan.
Pregúntele al padre promedio de hoy si ha tenido “la charla” con su hijo adolescente, y le va a responder, ” Oh, ¿te refieres a la charla?”
“Sí, ¿has tenido la charla?”
Pregúntele al padre promedio de qué se trata “la charla” y dirá que tiene algo que ver con “las flores y la semillita y la cigüeña” ¿verdad?
Ahora, no es que esté mal tener esta charla. De hecho, Solomon pasa bastante tiempo hablando de la sexualidad, y los peligros de la fornicación y el adulterio. Vamos a tratar este tema en otro programa más adelante.
Pero, me parece fascinante que mientras que la mayoría de los padres están de acuerdo en que es importante tener una charla con sus hijos o hijas sobre la sexualidad, muy pocos, alguna vez hablan con ellos en cuanto a las Escrituras, el carácter de Dios, la vida eterna, la elección, la seguridad eterna, la gracia, etc., etc.
Lo que necesita la iglesia y las familias es padres que le comuniquen a sus hijos en cuanto al carácter, los valores, las prioridades, la sumisión a Dios, la honestidad y así sucesivamente.
Francamente, Dios sabía que necesitaríamos dirección en cuanto a qué hablar con nuestros hijos, así que nos dio mucha instrucción en cuanto a esto.
Acompáñeme al capítulo 4 de Proverbios, para que descubramos lo que llamaré, La Charla Fundamental de Padre a Hijo.”
Dos principios del Consejo Sabio de los Padres
Permítame dividir nuestro estudio en dos principios que componen una sabia charla de padre a hijo.
- El principio de la edificación espiritual.
El objetivo de este principio es decirles la verdad a los niños.
Note las palabras que Salomón escribe en Proverbios 4:1a.
Oíd, hijos, la enseñanza de un padre,
Este es el primer y único lugar en Proverbios donde la palabra “Hijo” está plural. Sin embargo, dado que el capítulo cambia más tarde a hablar al “hijo” en singular, parece que Salomón está asegurándose, antes que nada, que este sea un buen consejo para todos los hijos – para cada niño y joven.
Otra cosa a tener en cuenta es que, aunque Salomón menciona al padre en este texto, ambos padres son responsables en proceso de enseñanza.
Salomón escribe, en Proverbios 1:8,
Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre,
Y no desprecies la dirección de tu madre;
En Proverbios 6:20, escribe:
Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre,
Y no dejes la enseñanza de tu madre;
Queda claro que la enseñanza, tanto de la madre como de la del padre son instructivas y necesarias en el desarrollo del niño.
Sin embargo, parece que el Espíritu de Dios está enfocando el lente de las escrituras, aquí en el capítulo 4, sobre el padre. Estos son temas que el padre debe comunicarle a sus hijos.
Los padres deben decirles a sus hijos la verdad sobre lo que Dios ha dicho. Deben enseñarles quién es Dios y cómo es Él. Deben instruirlos en la fe – edificarles.
Este era el deseo de Pablo para con sus hijos en la fe cuando les recordó que,
[hablando] la verdad en amor, [debemos] crecer en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,
… [ayudando] su crecimiento para ir edificándose en amor (Efesios 4:15-16).
Salomón está basando su charla de padre a hijo en la entrega de la verdad en amor. Él escribe en Proverbios 4:2,
Porque os doy buena enseñanza;
No desamparéis mi ley (o abandones mi instrucción).
Fácilmente podríamos dar vuelta el asunto y decir “¡Espera un minuto! Este texto es una orden para que el hijo escuche y obedezca a su padre.”
Eso es verdad. Sin embargo, esto también implica que el padre tiene verdades que enseñar.
La palabra traducida “ley” o “instrucción” en este versículo proviene de la palabra hebrea para Torá – que generalmente se aplica a “la ley de Moisés,” los cinco primeros libros del Antiguo Testamento. Salomón está diciendo: “Enséñele a su hijo la ley y los estatutos y los principios de Palabra de Dios.”
Este texto revela una charla de padre a hijo muy personal, donde el padre está comunicando la palabra de Dios; enseñando la verdad de Dios.[ii]
Este principio de edificación espiritual se expande en Deuteronomio 6, donde Moisés escribe,
Enseñarás estas verdades a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes (Deuteronomio 6:7).
Qué texto tan maravilloso. Nosotros edificamos y fortalecemos a nuestros hijos cuando hacemos de la palabra de Dios nuestro tema común de conversación. Este no es un evento que marca en su calendario que comienza a las 7 a.m., o que termina con una historia a la hora de dormir. Este es un estilo de vida – que se ve reflejado cuando estamos conversando normalmente, o caminando, o preparándonos para acostarnos, o cuando nos levantamos por la mañana.
La verdad es que nuestros hijos tienen preguntas sobre cosas espirituales y por lo general, se les ocurren en momentos inesperados y cuando ni siquiera podríamos estar preparados para responder.
De esto se trata Proverbios capítulo 4 y Deuteronomio capítulo 6. Edificamos a nuestros hijos aplicando la verdad de la palabra de Dios en todo momento.
Un hermano de la iglesia me envió unas preguntas que le han hecho los niños de la escuela dominical. Creo que ilustran perfectamente lo que podría pasar si habláramos mas con nuestros hijos acerca del Señor. Si estos niños tuvieran la oportunidad de hacerle a Dios una pregunta, esto es lo que preguntarían:
- “Querido Dios,” escribió Niels, “fui a esta boda la semana pasada y se besaron en la iglesia. ¿Esta bien eso?”
- “Querido Dios,” preguntó Jennifer, “en los tiempos bíblicos ¿de verdad hablaban así de raro como sale en la Biblia?”
- Roberto dijo: “Querido Dios, soy de los Estados Unidos. ¿y tu?”
- “Querido Dios,” preguntó Janet, “en lugar de permitir la gente muera y luego tener que hacer gente nueva, ¿por qué no te quedas con los que tienes ahora?”
Algunos de ellos no tenían preguntas, pero si tenían algo que decir.
- Jonathan escribió: “Querido Dios, si hubieras dejado que los dinosaurios no se extinguieran no tendríamos un país. Hiciste lo correcto.”
- Nancy escribió: “Apuesto a que te es muy difícil amar a todos en el mundo entero. Hay 4 personas en nuestra familia y nunca puedo hacerlo.”
- Joyce debe haberse sentido de la misma manera cuando escribió: “Querido Dios, gracias por mi hermanito, pero por lo que oré fue por un cachorro.”
- Elliott escribió: “Querido Dios, pienso en ti a veces incluso cuando no estoy orando.”[iii]
Mientras leía esto me pregunté si los padres de Elliott tienen idea de que hay momentos en los que él simplemente piensa en Dios. ¿Quién va a responder a sus preguntas y orientar sus pensamientos?
¿Por qué es que en su mayoría son las mamás las que van a orar o leerles la Biblia a sus hijos antes de dormir? Esta es una gran oportunidad para que los papás se involucren. Nunca saben lo que van a escuchar de sus hijos. En esos momentos espontáneos, usted puede enseñar y repetir las verdades espirituales de forma simple y a la vez con un impacto profundo.
Este es el principio de la edificación espiritual. Es la misión de los padres el basar sus decisiones y conversaciones en la verdad de Dios; La instrucción de Dios; La ley de Dios. Esta es una conversación continua, espontánea y permanente.
Esto me lleva al segundo principio del consejo sabio de los padres.
- El principio de imitación espiritual.
El primer principio de edificación espiritual requiere proveer enseñanza.
Este segundo principio de imitación espiritual requiere proveer su ejemplo.
Mamá y papá, una cosa sermonear a su hijo acerca de la verdad; otra cosa es vivir esa misma verdad en su vida. A nuestros hijos realmente no les importa si sabemos definir la verdad – si no tenemos ningún deseo de demostrar la verdad.
Aquí es donde todos los padres se sienten intimidados. Aquí es donde se pone difícil, ¿verdad?
Sin embargo, en los momentos en que los padres no son perfectos, existe la oportunidad de demostrar confesión. Los padres pueden ejemplificar cómo es que se le pide perdón al Señor. Especialmente cuando son un poco más grandes, ¡Cuan importante es que vean que nosotros reconocemos nuestros errores en humildad y sabemos cómo confesar nuestros pecados!
En esta situación, les enseñamos a nuestros hijos que nuestro Señor,
. . . fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad (1 Juan 1:9).
Note las palabras de Salomón en Proverbios 4:3.
Porque yo también fui hijo de mi padre…
Esto no es tanto una referencia a que Salomón tuvo un padre biológico, sino a que él se sometió al consejo de su padre.[iv]
No pase esto por alto. Salomón le dice a su hijo – probablemente a su hijo Roboam – “Déjame decirte lo que me dijo tu abuelo.”
Continúe en Proverbios 4:4.
Él [es decir, tu abuelo David] me enseñaba, y me decía: Retenga tu corazón mis razones,
Guarda mis mandamientos, y vivirás
Dos cosas logradas por Salomón en este texto
Salomón está logrando un par de cosas en este versículo. Echémosles un vistazo.
- Primero, Salomón apoya su consejo con su experiencia pasada.
Salomón dice: “Escucha, Roboam, cuando yo tenía tu edad, me dijeron lo mismo “.
Esto suena parecido a, “Déjame contarte de cuando yo era niño. Solía caminar 5 kilómetros hasta la escuela en la nieve. Así que deja de quejarte de que tienes que levantarte a las 6:30 para que te lleven al colegio. Y agradece por el almuerzo que tienes – y no lo desperdicies. Cuando era niño todo lo que llevaba para el almuerzo era una papa cruda. Los demás chicos tenían lo mismo. Poníamos nuestras papas encima de la estufa a leña durante el periodo de clase y a la hora del almuerzo estaban ya cocidas y listas para comer. En el bolsillo llevaba envuelto un poco de mantequilla para ponerle a la papa, y ese era mi almuerzo.”
Quizás piense: “Vamos, no invente.”
En serio, esta es la historia que me contaba siempre mi papa. Es una historia real. El de verdad caminaba unos 5 km a la escuela en el campo, llevando su papa y mantequilla para el almuerzo.
Ahora, ¿cómo puede quejarse uno porque no le dieron un postre después de escuchar una historia como esa? Y ni hablar de las historias de mi abuelo.
Hay algo poderoso en cuanto a estas historias que nos enseñan los valores de la gratitud, gracia, valor, determinación, humildad y honestidad.
Cuénteles a sus hijos las historias sobre su infancia. Créame, ellos van a pensar que sus historias son igual de extrañas. Hágales saber de las luchas que tuvo o cómo sintió. Cuéntele como La palabra – la ley de Dios – se aplicó a esas circunstancias – las lecciones de vida que puede sacar de todo eso. Esa es la mejor charla de padre a hijo.
Cuénteles a sus hijos cómo y cuándo aceptó Cristo. Eso es mucho más importante que “la cigüeña, las flores y la semillita.” Es más importante que enseñarle a conducir, o abrir una cuenta de banco.
La verdad de Dios y acerca Dios y para la gloria de Dios es la mejor conversación entre un padre y su hijo.
Solomon está diciendo: “Escucha, cuando yo era niño recibí esta instrucción de tu abuelo David. Él, a su vez, intentó ejemplificar estas verdades en su vida – no lo hizo perfectamente, sino consistentemente. Y ahora, yo estoy dando este tesoro escondido. Esta verdad de la Palabra de Dios era importante en ese entonces y es importante hoy – y será importante en tu futuro también.”
Solomon apoya su consejo con su experiencia pasada. Ahora, permítame mostrarle una cosa más que está haciendo en esta charla.
- En segundo lugar, Salomón se identifica con su hijo en el presente.
Salomón dice, en Proverbios 4:3,
Porque yo también fui hijo de mi padre,
Delicado y único delante de mi madre.
La palabra “delicado” se puede traducir como “flexible, o impresionable.”
Salomón básicamente dice: “Sé lo que es ser joven. Se como te sientes. Y escucha, tal como me lo dijo tu abuelo, ahora te lo estoy diciendo a ti.”
Mire Proverbios 4:5-6.
Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia;
No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca;
No la dejes, y ella te guardará;
Amala, y te conservará.
¡Adquiere sabiduría!
Cuántos padres han dicho: “Córtate el pelo… limpia tu habitación… consigue un trabajo… ve a la universidad…”? Pero, ¿Cuántos han dicho: “Sobre todo lo demás, obtén sabiduría!?”
¡No existe nada mas importante que encontrar el tesoro oculto de la sabiduría!
Uno puede ser un necio educado. Uno puede ser adinerado y miserable. Uno puede vestirse bien y tener todas las de triunfar, pero tener un corazón lleno de orgullo y egoísmo.
Ante todo, obtenga sabiduría.
Éste es el deseo urgente de un padre hacia su hijo.
Note Proverbios 4:8-9.
Engrandécela [esto es, la sabiduría], y ella te engrandecerá; Ella te honrará, cuando tú la hayas abrazado. Adorno de gracia dará a tu cabeza;
Corona de hermosura te entregará.
“Cariño (dígale a su hija), déjame decirte de qué se trata la verdadera belleza. Déjame decirte qué atraerá a las personas correctas por las razones correctas hacia ti.”
“Hijo, déjame decirte qué es lo que te hará atractivo y apuesto… lo que realmente deberías ponerte… lo que hará que te destaques para bien. Realmente no tiene nada que ver con tu apariencia, o lo que tienes, o lo que te pones. Tiene que ver con quien eres y a quién sirves.”
La sabiduría da gracia y belleza duraderas. En este contexto, esto no hace referencia a atributos físicos. Gracia y belleza son el fruto de la sabiduría en el interior – actitud bella y espíritu lleno de gracia – lo que hacen que una persona sea verdaderamente bella.
Entonces, ¿Quiere tener una charla significativa de padre a hijo? Primero que nada, este no es un evento único; es una conversación constante a través de la vida. Usted siempre será un padre y siempre será un hijo.
Cuán bendecidos son los niños cuyos padres desean profundamente obtener el tesoro escondido de la sabiduría y compartirlo con la próxima generación – a través de los principios de la edificación y de la imitación.
Conclusión
Charlie Shedd es un padre al que admiro. Él no solo se preocupó de compartir su sabiduría a sus hijos, sino que escribió muchas de sus lecciones de vida para que ellos las leyeran más adelante.
El hijo de Charlie eventualmente recibió estas cartas escritas por su padre, que eventualmente las publicó en un pequeño libro.
En una de sus cartas, Charlie dice lo siguiente:
[Mi hijo] y yo habíamos salido a dar un paseo en el campo. Era de noche y nos quedamos sin gasolina. Estábamos caminando de regreso al auto después de que nos prestaran un bidón de gasolina en una granja cercana. Felipe tenía solo cuatro años en ese momento.
Él estaba jugando, tirando piedras a los postes de luz, recogiendo flores, y luego, de repente oscureció. A veces la noche llega repentinamente en el campo. Felipe se me acercó, agarró mi mano y me dijo, “Toma mi mano, papi. Podría perderme.”
Más tarde, Charlie Shedd escribiría:
Hijo, hay una mano extendida desde el corazón del universo. Si solamente te tomas de la mano de Dios y caminas con él, tu nunca-jamás te perderás.[v]
Qué gran consejo ¿No? Esta es la verdad que nuestros hijos y nietos deben escuchar de nuestros labios. Esta es la verdad que deben ver ejemplificada en nuestras vidas.
[i] Stories for the Heart (Multnomah, 1996), p. 97; http://www.wikipedia.org/wiki/Larry_Walters.
[ii] Bruce K. Waltke, New International Commentary on the Old Testament: Proverbs 1-15 (Eerdmans, 2004), p. 277.
[iii] Compiled by Stuart Hample and Eric Marshall, Children’s Letters to God (Workman Publishing, 1991).
[iv] Waltke, p. 277.
[v] Charles Swindoll, Family Life (Multnomah Press, 1988), p. 44.