Introducción
Cuando uno estudia el libro de Proverbios, tarde o temprano tiene que lidiar con el tema de la autoridad paternal y, más concretamente, la disciplina de sus hijos. ¡Vaya si este no es un tema controversial!
Hay numerosos proverbios de Salomón que la mayoría de las personas considerarían anticuados y hasta obsoletos.
Por ejemplo, Proverbios 13:24 dice,
El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.
Otro dice
La necedad está ligada en el corazón del muchacho;
Mas la vara de la corrección la alejará de él. (Proverbios 22:15)
La mayoría de la gente hoy diría: “No me extraña que esas cosas están en el Antiguo Testamento. Ahí es donde pertenecen – en la prehistoria.”
Este es un proverbio interesante. Dice:
La vara y la corrección dan sabiduría;
Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre. (Proverbios 29:15)
Sin importar cuan conservador o liberal, cristiano o ateo, comprometido o irregular en la iglesia sea, todos saben que un niño que se sale con las suyas va a traer vergüenza a su madre y a su padre.
Ninguna mamá jamás ha dicho orgullosamente en la reunión de apoderados en la escuela, “Sí, mi Isabel abandonó el décimo grado este año y tiene dos trabajos para mantener su adicción a las drogas. Estamos muy orgullosos de ella.” O, “Nuestro hijo rechazó nuestra ayuda y nuestro consejo. Desde entonces se fue de casa y vive en la calle. Mendiga en el estacionamiento del centro comercial y en la esquina de una carretera cercana. Estamos muy emocionados de lo que está haciendo con su vida.”
No. Todos los padres, ya sea que piensen que la palabra Dios debería relegarse al siglo pasado o no, saben intuitivamente que a su hijo le va a ir mejor si escuchan su consejo y viven sabiamente.
Le invito a que abra su Biblia en Proverbios 29:15 y escuche de nuevo estas palabras que pueden que lo sorprendan. Dice:
La vara y la corrección dan sabiduría. (Proverbios 29:15a)
Según Solomon, si nosotros, como padres, no solo queremos buscar los tesoros escondidos de la sabiduría, sino también ayudar a nuestros hijos a que los descubran, la vara de corrección sirve como parte del mapa del tesoro.
Piense en eso – la sabiduría se encuentra en la correa.
Ciertamente, vamos a ir balanceando nuestra perspectiva sobre la reprensión a medida que estudiemos la Escritura, pero déjeme decirle que la palabra hebrea para “vara” puede traducirse literalmente como “palo o garrote.”
Este es un asunto serio.
Obviamente, mi mamá no sabía esto – ella pensaba que significaba “ramita.” Así que me enviaba al patio donde teníamos un árbol para que seleccionara el instrumento que se usaría para comunicar sabiduría y apartar la necedad de mi corazón. Ella de verdad creía este versículo.
¡Me alegro de que no supiera hebreo! Ella lo hubiera tomado literalmente.
La verdad es que, cada día, más y más padres rehúsan disciplinar físicamente a sus hijos como la Biblia dice. Suele decirse que darle nalgadas a un niño le enseñará a golpear a otros niños. Pero, créame, nuestros hijos saben cómo golpear a otros niños ya sea que los disciplinemos o no. De hecho, con todas las nalgadas que recibí, nunca desafié a algún compañero de la escuela a unas nalgadas. Nunca dije: “Tu y yo después del colegio. Nos vemos a la salida porque te voy a dar unas nalgadas.” No se a usted, pero eso nunca se me pasó por la cabeza.
O quizás, los padres se niegan a admitir que su hijo necesita corrección. Entonces, van a discutir con el maestro, el director, el líder de jóvenes, y más tarde, el policía. Quizás no sea más que orgullo – no están dispuestos a afrontar la humillación de que su hijo necesita corrección.
Todos queremos que nuestros hijos sean los mejores – no que los envíen a la esquina de la sala o incluso los expulsen de la clase.
Tal vez, usted haya luchado con estos Proverbios porque viene de un hogar donde la disciplina no era nada más que abuso físico; donde sus padres no controlaban el odio y la ira, y las nalgadas se convertían en duras golpizas.
Hay una gran diferencia entre una golpiza y una nalgada.
Tengo un par de libros que me gustaría recomendarle a cada padre que todavía tenga un hijo o una hija viviendo en el hogar. Uno se titula Cómo Pastorear el Corazón de Su Hijo, por Tedd Tripp.[i]
Para las mamás que les gustarían algún material adicional, Ginger Plowman escribió un libro similar orientado hacia las mamás de niños más pequeños. Su libro se titula No Me Hagas Contar Hasta Tres. Quizás pueda identificarse con hacer esa amenaza.[ii]
He disfrutado leyendo estos libros esta semana en preparación para nuestro estudio. De hecho, la razón por la que los estoy recomendando es porque van a ofrecerle consejos bíblicos mucho más extensos sobre el tema de la disciplina de lo que abordaremos en este programa.
Ya que estamos, otro excelente libro se llama La Crianza de los Hijos, de Chuck Swindoll, y cubre una gran variedad de temas. Mi copia que tengo en casa está marcada, subrayada y desgastada por el uso.[iii]
El Dr. Albert Siegel escribió un interesante artículo en el diario unos cuantos años atrás que dice,
Cuando se trata de criar hijos, cada sociedad está a sólo veinte años de una anarquía total. Veinte años es todo lo que tenemos para cumplir la tarea de civilizar a los infantes que nacen cada año. Estos salvajes no saben nada acerca de nuestro idioma, nuestra cultura, nuestra religión, nuestros valores y relaciones interpersonales. El infante es totalmente ignorante de la democracia, el respeto, la decencia, la honestidad, las costumbres, las convenciones y modales. El bárbaro debe ser domesticado para que la civilización pueda sobrevivir.[iv]
Aunque hay algo de verdad en esto, obviamente, hay muchas otras cosas a considerar. Es posible tener personas educadas que destruyan la sociedad también. Porque nuestra disciplina no solo debe ocuparse del comportamiento, sino también de las actitudes, del corazón y el espíritu.
Nosotros entendemos que el mayor problema radica en el corazón – somos criaturas pecadoras que necesitan redención y crecimiento espiritual.
Por eso Salomón escribe en Proverbios 29:15 que no es solo la vara lo que se necesita, sino que también la corrección – que busca llegar al corazón.
El Señor dijo en Lucas 6:45,
El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.
Este versículo nos ayuda a recordar que el corazón del problema está en el corazón.
La mala conducta de un niño refleja lo que hay en su corazón. Muy menudo nos distraemos tanto con el comportamiento que pasamos por alto el corazón – las creencias, las convicciones, los pensamientos. Ignoramos que el niño nos está mostrando que verdaderamente cree que mentir está bien; que la obediencia es opcional; que hacer trampa es permisible. Es fácil pensar que, si solo pudiéramos conseguir que dejen de hacer esas cosas, entonces lo habremos logrado.[v]
Esto era exactamente de lo que Cristo les advirtió a los Fariseos – que guardaban todas las leyes y nunca faltaban a la iglesia. Vivían vidas limpias y hablaban de Dios con sus labios respetuosos que escondían lo que verdaderamente había en sus corazones (Mateo 15).
Un cambio de comportamiento que no se deriva de un cambio de corazón es algo que Cristo no recomienda en lo absoluto. En realidad, él lo condena como hipocresía.[vi]
Nos guste o no, Salomón estaba diciendo la verdad. Mire de nuevo lo que dice Proverbios 22:15a,
La necedad está ligada en el corazón del muchacho;
En otras palabras, los niños nacen con la capacidad de mentir, engañar, desobedecer y declarar su propia voluntad. Y a muy temprana edad, exigen saber, “¿Quién es lo suficientemente grande para enfrentarse a mí? ¿Quién esta a cargo?”
Varios años atrás, La Comisión en contra del Crimen de Minnesota publicó un interesante informe sobre el niño indómito. Yo nací en Minnesota, así que el reporte me hace preguntarme si mi nacimiento motivó este informe.
De hecho, no puedo imaginarme que un informe como este se publicara en el siglo XXI. Este reporte se publicó a principios de la década de 1980. Esta es una cita directa del informe.
Cada bebé comienza la vida como un pequeño salvaje. [Para todas las mamás que nos escuchan, sé que su bebé es un angelito – obviamente esto no se aplica a usted.] Él es completamente egoísta y egocéntrico. Quiere lo que quiere cuando lo quiere; su biberón, la atención de su madre, el juguete de su amigo o hermano, el reloj de su tío. Dígale que no y va a hervir de rabia que sería peligrosa si es que no fuera tan indefenso. Esto significa que todos los niños, no solo ciertos niños, nacen siendo delincuentes. Si se le permite continuar en el mundo egocéntrico de su infancia, dando rienda suelta a sus acciones impulsivas, cada niño se convertirá en algún tipo de delincuente.[vii]
Francamente, mamá y papá, ustedes están tratando con un pequeño pecador, que vino al mundo con un corazón depravado. Es capaz de cometer cualquier cosa imaginable, dado el tiempo, la experiencia, disponibilidad, recursos y fuerza.
Salomón escribe,
La necedad está ligada en el corazón del muchacho
La palabra hebrea para “necedad” se refiere literalmente a la “corrupción moral; las deficiencias morales; la incapacidad para razonar y tomar decisiones sabias.”
Entonces, nunca tenemos que enseñarles a los niños a mentir. Tenemos que disciplinarlos para que sean honestos.
Nunca tenemos que enseñarles a ser egoístas. Tenemos que disciplinarlos para que compartan.
Nunca tenemos que enseñarles a imponerse. Tenemos que enseñarles a someterse a la autoridad.
Mucho antes de que los niños puedan hablar, ellos ponen a prueba nuestra autoridad.
Dígale a su bebé de siete meses: “Tesoro, no toques eso”, y ¿qué hace su pequeño tesoro? Lo mira directo a los ojos, sin pestañear, y estira su mano para tocarlo de nuevo. Lo que su hijito está diciéndole es efectivamente: “Yo soy el jefe de esta casa. ¿No recibiste el mensaje?”
Mucho antes de que puedan pronunciar rebelión y deletrear no, ellos saben desafiar nuestra autoridad.
¿Qué vamos a hacer entonces?
Salomón les da esperanza a los padres. Al final de este proverbio dice:
Mas la vara de la corrección la alejará de él (Proverbios 22:15b)
Esto no va a suceder rápidamente – tal como nosotros no nos hemos alejado completamente de nuestro orgullo, y egoísmo y rebelión. Cristo, sin embargo, se ha comprometido a disciplinar diariamente a aquellos que ama (Hebreos 12:5-6).
De hecho, nosotros estamos iniciando un proceso que Dios continuará. Y si les hemos enseñado a escucharnos, estarán preparados para escucharle a Él.
Quiero hablar de forma tan práctica y clara sobre este tema como pueda. Es más, mientras pensaba en el tema, me di cuenta de que nunca antes había enseñado sobre el tema de cuándo y cómo entregar castigo corporal. Y todos los niños dicen: “¡No cambies ahora!”
Creo que ya era hora de hacerlo.
Disciplina Bíblica
Ahora, establezcamos algunos principios básicos en cuanto a la disciplina bíblica – el uso de la vara en la corrección física de nuestros hijos.
- Primero, debemos entender la diferencia entre el abuso físico y unas nalgadas dolorosas.
Hagamos un cuadro comparativo con dos columnas. En la parte superior de un lado, pondremos la palabra “Abuso”, y en la parte superior del otro lado, pondremos la palabra “Disciplina.” Hay un mundo de diferencia.
Abuso | Disciplina |
Sin provocación; Inesperada | Esperado por cierto comportamiento (ya se ha aclarado de antemano el cuando y el porqué; no hay sorpresas) |
Motivado por el odio y el enojo | Impulsado por el amor y la preocupación por su crecimiento espiritual y moral |
Produce Terror | Produce seguridad |
Deja cicatrices físicas | Duele, pero no deja cicatrices |
Crea resentimiento en contra de la autoridad | Crea respeto por la autoridad |
No resuelve problemas de comportamiento ni las malas actitudes del corazón | Resuelve, perdona, y olvida. |
Recuerde, la disciplina, la vara, siempre incluye mucha comunicación – corrección. Estos van de la mano.
Distinga entre el abuso y la disciplina.
- En segundo lugar, distinga entre inmadurez y desobediencia.
Tal vez el niño realmente se olvidó de lo que le dijo o se distrajo con el perro, o perdió la noción del tiempo.
- En tercer lugar, distinga la diferencia entre incapacidad y rebeldía.
Quizás el niño realmente no puede cumplir con la tarea. Es posible que la tarea que le dio, para él es algo verdaderamente abrumador y ni siquiera sabe por donde empezar o cómo hacerlo.
Si está seguro de que se trata de un acto de desobediencia, o falta de respeto o engaño – estas son las tres actitudes que creo que requieren la visita de doña vara.
Permítame dárselos de nuevo:
- Desobediencia,
- Falta de respeto,
- Engaño.
Cinco pautas para una disciplina productiva
Ahora, ¿qué pasa cuando sabemos que estamos de camino a dar unas nalgadas? Déjame dar algunas pautas para una disciplina productiva.
- Primero, dígale al niño cuál es su ofensa y cuál será su castigo.
Esto elimina la posibilidad de reaccionar mal en un arranque de enojo. Permite que haya comunicación antes del castigo, lo que permite que el niño comprenda que el problema en cuestión no son las emociones de sus padres sino sus propios pecados.
- En segundo lugar, dé las nalgadas.
Esto puede ser unos tres golpes o diez golpecillos con la correa o cinturón en el lugar que Dios creó para la disciplina; de hecho, le puso un acolchado adicional.
Abofetear al niño, darle un puñetazo, o empujarlo no es el uso bíblico de la vara – nunca va a preparar al niño para la intimidad y cercanía que viene después de que la disciplina adecuada sea efectuada.
¿Por qué? Porque nuestra mano no lo golpea, sino un objeto inanimado; y en el misterio de la disciplina, nuestros hijos llegar a temer la correa o la vara o la paleta, en lugar de nuestra mano.
- En tercer lugar, después de las nalgadas, dele tiempo al niño para pensar y recuperarse.
Dependiendo de su edad, podríamos salir de la habitación, si el niño es mayor, y darles tiempo para que se sequen lágrimas. Cuanto más pequeños son, más pronto necesitan que les aseguremos de nuestro amor.
Cuando nuestra hija era pequeña; inmediatamente después de disciplinarla, ella levantaba los brazos para que la abrazara y le dijera que la amaba y la perdonaba.
A medida que los niños crecen, es posible que necesitemos salir de la habitación durante un breve período de tiempo y luego volver para conversar con ellos.
- En cuarto lugar, explique lo que la Palabra de Dios dice sobre su comportamiento, su actitud, y su pecado.
Converse y háblele a su hijo del problema principal que está tratando. Es más, después del castigo, ellos suelen estar más abiertos y dispuestos a escuchar sobre los problemas de su corazón pecaminoso que antes. Si todo lo que nos interesaba era pagar la desobediencia con dolor, hemos terminado nuestra labor. Pero el dolor en la disciplina simplemente es la llave para que el corazón se abra y reciba la verdadera sabiduría.
No es raro que lleve mi Biblia o cite un pasaje que trata de lo que el enemigo quería lograr en sus vidas con ese pecado. Es el tiempo perfecto para enseñarle al niño que el problema es más grande que una mentira o una falta de respeto. El pecado puede afectarle de por vida o incluso, si no acepta la salvación del Señor, va a tener consecuencias eternas.
Por eso Solomon escribió este proverbio,
Lo castigarás con vara,
Y librarás su alma del Seol [o la muerte] (Proverbios 23:14)
Este es un principio general que significa que la disciplina protege a nuestros hijos de un daño mayor.
Ésta es la razón por la que disciplinamos a nuestros hijos cuando desobedecen y corren a la calle. ¿Por qué? Queremos asociar el dolor con su desobediencia, que muy bien puede ahorrarles un dolor mayor; tal vez incluso la muerte.
También estamos enseñándoles, especialmente a los niños mayores, el principio de la siembra y la cosecha. En otras palabras, están aprendiendo que existen consecuencias por sus acciones.
Entonces, después de conversar, guie a su hijo a que ore, pidiéndole perdón al Señor, porque en última instancia necesitan reconocer que han pecado contra el Él – no solo contra mamá o papá. Han cosechado lo que sembraron.
- Finalmente, después de la oración, abrace a su hijo y use palabras que comuniquen claramente: “Te amo y te he perdonado.”
Esta es la resolución perfecta para la disciplina bíblica.
Recuerdo haber recibido unas nalgadas de mi padre y quince minutos después, estar riendo y jugando con él en el patio trasero.
Nunca dudé de su amor por mi. Nunca pensé que mi padre me odiaba. Sabía que él amaba a Cristo primeramente y que estaba obedeciendo la palabra de Dios. Mi respeto por él creció, no disminuyó. Sabía que mis padres estaban demostrando amor por Cristo y luego, su amor por mí.
Esto es exactamente lo que Salomón nos enseña cuando dice:
El que detiene el castigo, a su hijo aborrece;
Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige. (Proverbios 13:24)
Aplicación
Permítame terminar nuestro estudio con dos verdades sobre este tema de la disciplina bíblica.
- Número uno, nunca ha sido un tiempo fácil para criar hijos.
Pregúntale a Adán y Eva. Pregúntale a Elí y después al profeta Samuel. Pregúntale a David y Salomón. Pregúntale a María y José, cuyos hijos, que nacieron después de Jesús, se negaron obstinadamente a creerle hasta después de que resucitó.
Ningún siglo o generación ha estado ausente de peligros y tentaciones. Nunca ha habido un momento perfecto para ser padre porque vivimos en un mundo pecaminoso.
Sin embargo, a veces parecen haber tiempos más desafiantes que otros, y resulta que nosotros estamos experimentando desafíos importantes ahora mismo.
Escuche lo que escribió Carle Zimmerman, un sociólogo e historiador secular. Él dijo que hay ciertas condiciones comunes de todas las culturas que se autodestruyen. Entre ellas estan.
- Una creciente facilidad para divorciarse.
- La eliminación del significado en la ceremonia de matrimonio;
- Pesimismo en cuanto a personajes históricos que anteriormente se consideraban héroes de la patria;
- La ruptura de inhibiciones con respecto al adulterio;
- La rebelión de los jóvenes contra los padres;
- Un rápido aumento de la delincuencia juvenil;
- La aceptación común de todas las formas de perversión sexual.[ix]
Ahora note esto, el Dr. Zimmerman escribió esto en 1947, y notó la misma tendencia en nuestra cultura occidental.
Solo necesitamos mirar a nuestro alrededor o mirar las noticias para saber que cada día,
- Miles de adolescentes solteras se convierten en madres;
- Miles de adolescentes abortan;
- Miles de adolescentes contraen enfermedades de transmisión sexual, varias de ellas incurables;
- Miles de adolescentes toman su primer trago de alcohol – la mayoría de las veces del refrigerador de su casa;
- Miles de niños llevan armas al colegio;
- Miles de adolescentes son agredidas y violadas;
- Miles de adolescentes abandonan la escuela;
- Decenas de adolescentes se quitan la vida.
Si no proporcionamos algún resguardo, los estándares bíblicos – si nosotros no instruimos y disciplinamos y proporcionamos límites para proteger a nuestros hijos, el mundo va a formarlos a su gusto, o ellos mismos van a formarse según la insensatez de su corazón pecador. Tristemente, así es que muchos terminan confundidos, desesperados, con corazones destrozados y cuerpos destrozados y sueños destrozados.
Escuche una paráfrasis de Proverbios 19:18.
Disciplina a tus hijos mientras son lo suficientemente pequeños como para aprender. De no ser así, estas ayudándoles a destruirse a sí mismos.
Esto me lleva a darle una segunda verdad. Si, nunca ha sido un momento fácil para criar hijos, pero…
- Número dos, nunca ha habido un mejor tiempo para pastorear a nuestros hijos.
Tal vez este tentado a pensar: “Esto va a crear un caos en nuestro hogar. Va a ser imposible hacer lo que me acaba de decir.”
Querido oyente, ponga su fe en el Señor y reconozca que Él sabe lo que es mejor. Rodéese de buenos consejeros. De hecho, no se de la vuelta tan pronto termine el programa y les diga a sus hijos: “Bueno, ahora vamos a disciplinarlos como Dios manda. Aprendí que lo que hicieron hace un rato merece unas nalgadas, así que prepárense. El pastor lo dijo.”
Tómese su tiempo. Comunique claramente estos principios. Enseñe que cosas, que actitudes, que acciones les van a traer consecuencias – porqué es que los va a castigar y dar unas nalgadas. Muéstreles dónde dice en Proverbios que tiene la responsabilidad de disciplinarlos y cómo.
Y luego, observe cómo este proverbio de Salomón se convierte en realidad.
Corrige a tu hijo, y te dará descanso… (Proverbios 29:17a)
No traerá caos ni confusión, sino paz y descanso.
Ahora es el momento de comenzar. Nunca ha habido un mejor momento para pastorear a nuestros hijos como un padre o una madre amorosa, pero con la autoridad que Dios le ha dado.
Nunca ha habido un momento más crítico para empezar a enseñar la verdad, aplicar los principios bíblicos, y disciplinar amorosamente a sus hijos que ahora. Querido padre, querida madre, que Dios les dé valor y fe y la suficiente confianza en Su Palabra como para obedecerla y seguirla y demostrarla y ejemplificarla y luego, pastorear a sus hijos para que hagan lo mismo.
[i] Tedd Tripp, Cómo Pastorear el Corazón de Tu Hijo. Poiema Publicaciones, 2011.
[ii] Ginger Plowman, ¡No me hagas contar hasta tres!: Disciplina enfocada en el corazón de tu hijo. Poiema Publicaciones, 2018.
[iii] Charles. R. Swindoll, La crianza de los hijos: De sobrevivir a prosperar. Grupo Nelson, 2008.
[iv] Charles R. Swindoll, Family Life (Multnomah Press, 1988), 102.
[v] Tripp, 4.
[vi] Ibid.
[vii] Ibid.
[viii] Swindoll, Family life, 113.
[ix] Ibid, 33.