Introducción
El presidente estadounidense Theodore Roosevelt sirvió a principios del siglo XX. Una de sus pasiones era estar al aire libre. Él fue responsable de la creación de varios parques y monumentos nacionales.
También era un creyente. En su primer discurso inaugural, dijo sin disculparse: “Invoco con reverencia para mi guía la dirección y el favor de Dios Todopoderoso.”
Mientras Roosevelt sirvió en la Casa Blanca, a menudo recibía invitados de todo el mundo. A él le gustaba llevarlos al patio trasero al final del día y simplemente comenzaba a mirar hacia el cielo nocturno. Mientras el presidente contemplaba el cielo, todos sus invitados eventualmente se quedaban parados allí y también se ponían a mirar los cielos estrellados. En aquel entonces, las luces de la ciudad no atenuaban la gran variedad de estrellas como ahora, y la magnífica exhibición de la brillante creación de Dios abrumaba a los invitados. Después de varios minutos, el presidente Roosevelt sonreía y decía: “Bueno, creo que ya somos lo suficientemente pequeños ahora. Buenas noches. Es hora de irse a la cama.”[i]
Para el evolucionista, el universo no solo es vasto y misterioso – lo que es para nosotros también – sino que es algo aterrador y deprimente. No les ayuda a dormir por la noche. De hecho, los mantiene despiertos en la noche.
Carl Sagan, el popular presentador de televisión que le enseñó a toda una generación que el cosmos era todo lo que había y todo lo que sería, escribió antes de morir: “Nuestro planeta es una mota solitaria en la gran y envolvente oscuridad cósmica. En nuestra oscuridad, en toda esta inmensidad, no hay indicios de que vendrá alguna ayuda de otra parte para salvarnos de nosotros mismos.”[ii]
El creyente tiene una perspectiva totalmente diferente, ¿no es así?
La respuesta a la pregunta: “¿Estamos solos en el universo?” es un rotundo no.
Existe un Dios creador que, en su amor y bondad, se ha convertido en nuestro Pastor y redentor.
Carl Sagan se equivocó trágicamente cuando afirmó que ni siquiera había un indicio de que alguna ayuda vendría para salvarnos de nosotros mismos.
La verdad es que tenemos mucho más que un indicio. Un antiguo puritano escribió hace siglos: “Dios ha dejado grandes huellas en todo el universo.”
Cuando Pablo llegó a Atenas, les predicó a los ciudadanos principales y declaró sin pelos en la lengua que, “Dios hizo el mundo y todo lo que hay en él.”
La palabra que Pablo eligió para “el mundo” fue brillante. Él usó la palabra cosmos. Esa era la palabra preferida de Homero, el antiguo héroe de Atenas, que usó la palabra para describir el orden del gobierno ateniense.
Otro aclamado ciudadano ateniense fue Platón, que utilizó la palabra cosmos para referirse al orden y la precisión con la que una mujer se maquillaba. La palabra cosmético viene del cosmos. Las huellas de nuestro Creador en todo el cosmos revelan orden, belleza y precisión.
Y David comienza, por la dirección del Espíritu, a componer lo que muchos consideran la expresión más brillante en todos sus Salmos acerca de la gloria de Dios en su creación.
Lo encontrará en el Salmo 19, donde le invito a que abra su Biblia.
En su comentario sobre este Salmo, James Montgomery Boice, escribió perspicazmente que Dios se ha revelado a Sí mismo en dos Libros – Él los llamó; el libro grande y el libro pequeño.
El libro grande es el universo, la creación, que nos rodea.
A eso lo llamamos revelación general. General, porque está disponible para todos. Nos permite maravillarnos ante la obra de nuestro Creador y Diseñador.
Luego está la revelación especial, que es el libro pequeño. Ese es el libro que tiene en sus manos, la revelación de las Escrituras. Y la Biblia nos enseña todo lo que necesitamos para entender al Creador y Su creación.
El universo revela el poder de Dios. La Biblia revela los propósitos de Dios.
La creación nos muestra lo que Dios hizo. La Biblia nos dice por qué Dios lo hizo.
Mientras estudiamos la maravillosa creación de Dios y escudriñamos su Santa Palabra, descubrimos mucho más que un indicio de que alguien podrá venir a salvarnos.
Querido oyente, no hay necesidad de preguntarse si está solo en el universo. De hecho, no hay necesidad de preguntarse si hoy está solo en su vida.
David le dice: “Déjeme mostrarle… permítame que le enseñe cómo Dios esta demostrando Su gracia y Su gloria y Su cuidado y Su amor en cada momento de su vida.”
Lo que quiero hacer en nuestro programa de hoy es darle cinco observaciones a partir de este texto que nos dice lo que Dios realmente está comunicándole a la raza humana a través de la creación.
- La creación revela la firma de Dios (v. 1)
Note el versículo 1. Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento (o el cielo) anuncia la obra de sus manos.
Los verbos hebreos traducidos “cuentan” y “anuncia” conllevan la idea de que son actos continuos. Podría traducir el versículo como: “Los cielos continúan contando la gloria de Dios y el cielo continúa anunciando la obra de sus manos.”[iii]
La “Obra de sus Manos” es otra forma de decir que esta es la firma de Dios. Como un artista, Dios ha firmado su obra maestra. Y su colección de arte está en exhibición continua.
Al igual que Picasso, que solía hacer rodar su pulgar sobre la pintura y luego lo colocaba sobre el lienzo como su firma, la firma de Dios se encuentra por todo el retrato de la creación.
Me gusta la siguiente paráfrasis de este versículo:
La gloria de Dios está de gira en los cielos; La firma de Dios se exhibe a través del horizonte.
De forma poética, David personifica la creación y dice que el sol no solo sonríe, habla; las estrellas hacen más que brillar, estas hablan… y hay un tema que tienen en común. Estas nos hablan de la gloria de nuestro Dios Creador.[iv]
Imagínese ir caminando por el monte Rushmore, en Estados Unidos, cuando de repente, se encuentra cara a cara con una vista que los detiene en seco; frente a usted hay cuatro caras gigantes talladas en piedra.
Cada cabeza es tan alta como un edificio de seis pisos. La nariz de cada uno de los hombres mide seis metros de largo. Y pensaba que usted tenía problemas. Cada boca tiene cinco metros y medio de ancho.
Para que las grietas y curvas de esta montaña representen las caras de estos cuatro icónicos presidentes estadounidenses, se eliminaron más de 360 mil toneladas de piedra. Las figuras a escala corresponderían a individuos que tendrían 140 metros de altura.[v]
¿Se puede imaginar al autor de esta obra, John Borglum, parado frente al producto terminado, después de 14 años de arduo trabajo?
Y observa cómo los autobuses llenos de turistas se detienen y la gente sale y exclama “ooh y aah” y toma fotografías y se queda asombrada… y luego, ¿puede imaginarse su sorpresa cuando algunos comienzan a postular cuánto tiempo le debió haber tomado a las fuerzas de la naturaleza esculpir esas caras… imaginando cuántos accidentes aleatorios deben haber ocurrido durante millones de años para crear tal armonía, simetría, forma y belleza?
Y luego, para su completo asombro, la gente comienza a darle al monte los atributos y la capacidad de auto-diseñarse; y luego, justo antes de desmayarse, los escucha comenzar a dar alabanza y gloria a la montaña.
Querido oyente, nos maravillamos y nos asombramos al ver este vasto universo… pero nosotros adoramos a Dios.
Sir Isaac Newton, quien fue el científico más reverenciado de su generación, escribió lo siguiente: “Este sistema hermoso del sol, los planetas y los cometas, solo podría proceder del consejo y dominio de un Ser inteligente y poderoso. Este Ser gobierna todas las cosas, no como el alma del mundo – en otras palabras, el mundo no se diseñó a sí mismo – Él gobierna como Señor sobre el mundo; y por su dominio lo llamamos Señor Dios.[vi]
David deja en claro aquí, en el Salmo 19 versículo 1, que cuando verdaderamente entendemos el universo, no sentimos el impulso darle gloria, sino que no podemos sino darle gloria al Soberano Dios que lo creó.
Porque la creación revela la firma de Dios.
- En segundo lugar, la creación revela la sabiduría de Dios.
Note el versículo 2. Un día emite palabra a otro día,
Y una noche a otra noche declara sabiduría.
La palabra que David usa para emitir es la palabra para un manantial burbujeante.
Simplemente sigue burbujeando más y más. Es la misma palabra que usa Salomón cuando escribe: arroyo que rebosa [es] la fuente de la sabiduría (Proverbios 18:4).[vii]
En otras palabras, día en día, literalmente, día tras día, la brillante sabiduría de Dios sigue rebosando por toda la creación.
Nunca se pregunte si Dios le está demostrando Su gloria y Su sabiduría. Sólo eche un vistazo a su alrededor. Mire hacia arriba. Está rebosando a tu alrededor.
Este universo es un gran libro… y lo mejor de todo es que es un libro ilustrado y a todo color.
Me encantan las fotos, ¿y a usted? ¿Cómo es que cuando vamos creciendo, nuestros libros dejan de incluir imágenes? ¿Qué pasa con eso?
Me acuerdo que mi Biblia, cuando era niño, tenía todos esos típicos dibujos. Me encantaba mirar esas ilustraciones e imaginar y meterme en esas escenas bíblicas.
Si el predicador era aburrido, solo me quedaba mirando esas imágenes.
El gran libro que nos rodea está lleno de imágenes.
David escribe aquí que incluso noche tras noche vemos un nuevo álbum de fotos. En otras palabras, incluso en los retratos nocturnos no se puede apagar la abundante fuente de sabiduría de Dios.
Por cierto, la palabra que David usa aquí para sabiduría puede significar “datos observables” o “hechos.”[viii]
Los datos observables de la creación están constantemente generando sabiduría.
Entonces, ¿a dónde le gustaría mirar?
Estudie el cuerpo humano. Es asombroso. Estudie los pétalos de una flor, la hoja de un árbol, una gota de agua, la belleza de un copo de nieve, la precisión de un átomo, la naturaleza de la luz, las estaciones del año – cada parte observable de la naturaleza testifica de un sabio Creador.[ix]
Pero, por supuesto, esta misma sabiduría es suprimida por el mundo incrédulo, escribió Pablo, “que detiene con injusticia la verdad” de la creación (Romanos 1:18-20).
Incluso cuando los descubrimientos apuntan a un diseñador, el mundo académico busca una explicación alternativa.
De hecho, durante décadas, hasta mediados del siglo XX, los libros de ciencia en el colegio enseñaban la teoría del estado estacionario, una teoría que sostenía que el universo no tenía comienzo y era efectivamente eterno.
En nuestros tiempos, esa teoría se ha desacreditado totalmente y remplazado con la ahora popular teoría del big-bang. Esta teoría postula que el universo apareció en una explosión hace unos 20 mil millones de años.
En algo ha mejorado esta teoría.
La teoría del estado estacionario comenzó a desmoronarse en 1913 cuando un astrónomo descubrió que una docena de galaxias relativamente cercanas a la Tierra en realidad se alejaban de la Tierra a altas velocidades, alrededor de 3 millones de km. por hora.
Este descubrimiento llevó a la obvia deducción de que algo debió haber sucedido originalmente, que comenzó todo. Luego apareció Edwin Hubble, quien postuló aún más claramente que el comienzo debe haber sido el producto de una explosión gigantesca. Por supuesto, todavía se necesita tener algo inicialmente para que explotara… pero al menos nos estamos acercando a la verdad.
En el principio, Dios habló… y boom, todo fue creado de la nada.
La comunidad académica estalló en desacuerdo. Eso simplemente no podía ser. En la década de 1930, Sir Arthur Eddington, un respetado astrónomo británico, escribió: “La noción de un comienzo me es repugnante.”
Un químico alemán de renombre mundial dijo: “Negar la duración infinita del tiempo sería traicionar los fundamentos mismos de la ciencia”.
Phillip Morrison del prestigioso Instituto de Massachusetts dijo: “Me gustaría rechazarlo”.
Albert Einstein incluso dijo: “La circunstancia de un momento inicial de la creación me irrita”.[x]
El apóstol Pablo dijo que eso es de esperarse. El mundo detiene con injusticia la verdad de Dios. (Romanos 1:18).
“No es posible que haya un creador. Todo esto debe ser una especie de accidente.”
C.S. Lewis escribió: “Si el sistema solar fue creado por accidente, entonces la aparición de la vida en este planeta también fue un accidente, y toda la evolución del hombre también fue un accidente. Si es así, entonces todos nuestros pensamientos actuales son accidentes, el subproducto accidental del movimiento de los átomos. Pero si todos nuestros pensamientos son subproductos accidentales, ¿por qué deberíamos creer que son verdad? No veo ninguna razón para creer que un accidente debería poder [explicar] todos los demás accidentes.”[xi]
Querido oyente, aquí está la tragedia de suprimir los asombrosos, estupendos datos observables de este universo que refleja la gloria de Dios: Terminamos malinterpretando y malentendiendo todo.
En lugar de adorar a Dios, terminamos preocupándonos.
Un autor escribió, “Tenemos más conocimiento sobre nuestro universo que nunca antes, pero mucha menos capacidad para vivir felices en él, porque estamos ignorando al Creador y Su propósito para nuestras vidas – darle gloria.[xii]
La creación revela la firma de Dios… el conocimiento y la sabiduría de Dios;
- Tercero, la creación revela la gracia de Dios (v. 3)
Note el versículo 3. No hay lenguaje, ni palabras,
donde no es oída su voz.
Ahora, en este punto, mi traducción puede que sea diferente a la suya. La traducción que propongo se remonta a la Biblia de Wycliffe.
El problema con esta frase es que el traductor tiene que aportar muchas cosas. El texto dice literalmente, “no hay habla y no hay palabras, sin ser oída su voz.”[xiii]
Algunas traducciones interpretan que este versículo dice: “los planetas no tienen habla ni palabras, y su voz no se escucha.”
En cierta forma, eso sería correcto simplemente porque los planetas no hablan como nosotros y no entregan discursos literales que podemos entender.
Sin embargo, de acuerdo con el contexto de este versículo, David en realidad está diciendo que se puede escuchar la creación testificando la gloria de Dios.
Podríamos traducirlo: no hay discurso y no hay palabras, donde no se escucha su voz. De hecho, solo mire el siguiente versículo, el versículo 4, Por toda la tierra salió su voz, y hasta el extremo del mundo sus palabras.
Esa es la idea.
Es decir, la creación realmente está hablando. Y David está diciendo aquí que no importa a dónde vaya en el planeta tierra, no importa qué idioma hable la gente, existe esta voz universal de la creación.
Un autor británico escribió hace 80 años; Estos misioneros celestiales han llevado su mensaje a todos lados. El sol, la luna y las estrellas son los predicadores viajeros de Dios; son apóstoles de camino, confirmando a los que buscan al Señor; condenando a los que [lo niegan].[xiv]
Pero incluso cuando la humanidad niega al Creador y otorga atributos divinos a la naturaleza, Dios en Su gracia escribe otro amanecer en el cielo.
Querido oyente, Si fuera Dios, ¿le permitiría a un blasfemo que disfrutara de una puesta de sol? Si fuera el escultor del monte Rushmore, ¿se quedaría en silencio mientras la gente estima cuánta lluvia debió haber caído para esculpir la cara de George Washington? No. No permitiría que esa gente entrara al parque. Pondría un cartel que dijera: “No se permiten incrédulos.”
Pero la gracia de Dios entrega las maravillas de Su creación al mundo entero, incluso cuando millones especulan cuánto tiempo tomó para que este accidente universal evolucionara hasta tener la forma hermosa y precisa que tiene.
La creación revela la gracia de Dios.
- En cuarto lugar, la creación revela la imaginación de Dios.
Mire, David nunca pudo haber sabido lo que solo hemos empezado a aprender en los últimos años sobre el asombroso diseño creativo de nuestro Dios.
Creo que es fascinante que Espíritu de Dios movió a David a usar la palabra voz, en el versículo 4, por toda la tierra salió su voz. Esta es una palabra fascinante ya que parece tener más significado para nosotros hoy de lo que David pudo haber soñado.
Esta palabra hebrea se puede traducir como sonido y puede aplicarse también a un sonido musical.
Es interesante que, en la traducción griega de la Biblia hebrea, la Septuaginta, la palabra que se usa aquí en el Salmo 19:4 es una palabra que también se aplica a un sonido musical.[xv]
En otras palabras: “El universo está cantando y la música del universo se escucha en toda la tierra…”
Ciertamente, David podía escuchar muchos tonos y sonidos musicales… pero hoy sabemos que hay millones más.
David no podría haber soñado que algún día existiría el campo y la ciencia de la bioacústica. Un campo de la ciencia que ha revelado que estamos literalmente rodeados de millones de canciones ultrasónicas.
Las plantas más pequeñas están emitiendo sonidos; Los planetas zumban con notas musicales. Escuche esto: la capa de electrones del átomo de carbono produce la misma escala musical que un canto gregoriano; un solo átomo de hidrógeno emite 100 frecuencias; es más musical que un piano que solo tiene 88 frecuencias; las ondulaciones de las ondas luminosas producen sonidos; incluso las lombrices de tierra golpean producen sonidos de percusión; las alondras tienen un rango musical de 37 octavas; las moscas que vuelan sobre su sopa zumban en armonía.[xvi]
Seria interesante si, un día, en nuestros cuerpos glorificados, en la nueva tierra y nuevos cielos, Dios nos diera la oportunidad de escuchar la armonía de la creación de Dios; escuchar los tonos planetarios; escuchar los acordes creados por estrellas distantes – literalmente, la sinfonía del universo creado por Dios.
La creación revela la imaginación de nuestro compositor Creador.
- Una observación más: la creación revela el gozo de Dios.
Note el versículo 5. En ellos (es decir, en los planetas y estrellas del universo) puso tabernáculo para el sol; y éste, como esposo que sale de su tálamo, se alegra cual gigante para correr el camino. De un extremo de los cielos es su salida,
Y su curso hasta el término de ellos; y nada hay que se esconda de su calor.
David personifica el gozo del sol para compararlo con el gozo de un novio que va a casarse con su novia.
Es decir, ¿qué más alegre puede ser esta imagen?
Maridos, ese fue el día más feliz de su vida, ¿amén? (Algunos maridos al parecer están durmiendo en el sofá) Les doy otra oportunidad para redimirse. Maridos, ese fue el día más feliz de su vida, ¿amén? Ojalá lo haya dicho fuerte y claro.
David dice: “El sol no puede esperar para comenzar el día; ¡cada día es el día más feliz de su vida! ¡Corre por el cielo con alegría!”
Aún sin telescopios, David sabe que el sol es impresionante. Es imponente y asombroso.
Ahora, con todos los avances tecnológicos, estamos aún mas asombrados.
Si el sol fuera del tamaño de una bola de futbol, el planeta Tierra tendría el tamaño de una cabeza de alfiler.
Si el sol fuera hueco, se necesitarían más de un millón de planetas Tierra para llenarlo.[xvii]
Nuevamente, sabemos mucho más de lo que hace el sol de lo que David hubiera sabido y aún así seguimos igualmente asombrados.
Permítame leer lo que Henry Morris escribió al respecto: “La energía radiante del sol, que emana de su superficie, es el resultado de reacciones aún desconocidas en sus profundidades. Pero una parte de esa energía llega a la tierra, donde se convierte mediante varios procesos en la energía química de nuestra biosfera; las energías eléctrica y cinética de nuestra atmósfera, la energía hidráulica de nuestra lluvia y ríos y todos los demás recursos energéticos de los que depende la tierra.”
Y está justo a la distancia correcta. Un poquito mas lejos y nos congelamos – un poquito más cerca y nos quemamos.
Y este es el punto que David está haciendo: El sol está ansioso por servir a su Creador con gozo, reflejando obviamente el gozo de Dios que lo creó para Su gloria y nuestro bien.
Quiero decir, ¿no sería genial si sirviéramos a Dios de esta misma manera – con gozo?
Si nos levantamos de la cama mañana por la mañana conscientes de que Dios nos ha creado para correr nuestra carrera con gozo, tal como corrió Jesucristo; quien por el gozo puesto delante de Él, soportó la cruz – Él corrió con gozo… incluso en medio del sufrimiento.
¿Por qué? Porque estaba corriendo para ganar a Su Novia – su pueblo redimido.
La creación revela:
- La gloria de Dios
- La sabiduría de Dios
- La gracia de Dios
- La imaginación de Dios
- El gozo de Dios
Nunca se pregunte si Dios está demostrando Su poder, gloria, imaginación, gracia, sabiduría y gozo. Solo mire hacia arriba… y mire a su alrededor.
Solo recuerde: lo que ve, lo que sabe… es un mensaje de parte de Dios para usted. Y si es un creyente, usted puede entenderlo. Es un mensaje de Su poder, Su gloria, Su gozo, Su cuidado, Su provisión, Su sabiduría, Su imaginación… y su amor por usted.
Y si nos asombramos con la bella creación de Dios ahora que está bajo la maldición del pecado, solo piense en lo que nos espera en los nuevos cielos y la tierra nueva – cuando todo sea perfecto y sin rastro de la corrupción del pecado.
Una mujer llamada Clara Null estaba al aire libre con su nieta en un hermoso anochecer de primavera. Iban a dar un paseo. Clara escribe, las estrellas estaban brillantes y magníficas. Señalé algunas de las estrellas, incluso señalé algunas constelaciones y le enseñé sus nombres. Nos detuvimos asombradas por la gloriosa vista nocturna sobre nuestras cabezas.
De repente, mi nieta dijo: “Abuela, si desde este lado del cielo es así de hermoso, piensa en lo hermoso que debe ser del otro lado.”
Querido oyente, es otra forma de decir: “¡No hemos visto nada aún!”
[i] E-mail from the Presidential Prayer Team (6-21-02); submitted by Larry Trotter
[ii] John Macarthur, The Battle for the Beginning (W Publishing, 2001), p. 14
[iii] Expositor’s Bible Commentary: Volume 5, ed. Frank E. Gaebelein (Zondervan, 1991), p. 179
[iv] W.B. Riley, The Bible of the Expositor and the Evangelist: Volume 9 (Union Gospel Press, 1929), p. 143
[v] J. P. Moreland & Tim Muehlhoff, The God Conversation (InterVarsity Press, 2007)
[vi] Sir Isaac Newton. “Women in the Medieval Church,” Christian History, no. 30.
[vii] Expositor’s, p. 181
[viii] G.A.F. Knight, Psalms: Volume 1 (Westminster Press, 1982), p. 95
[ix] John MacArthur, p. 114
[x] MacArthur, p. 164
[xi] Ibid, p. 119
[xii] Adapted from Harold W. Fife, Melody in the Heart: Echoes of Praise from the Psalms, (Moody Press, 1972), p. 30 .
[xiii] Donald Williams, Mastering the Old Testament: Psalms 1-72 (Word Publishing, 1986), p. 151
[xiv] Graham Scroggie, The Psalms: Volume 1 (Pickering & Inglis, 1948), p. 124
[xv] H.D.M. Spence & Joseph S. Exell, editors; The Pulpit Commentary: Psalms: Volume 1 (Funk & Wagnalls Company, 1909), p. 129
[xvi] Adapted from Mark Batterson, All In (Zondervan, 2013), p. 118
[xvii] MacArthur, p. 108
