Introducción
Oswald Chambers escribió: “Si el creyente promedio realmente entendiera lo que sucedería si usara la Biblia con más frecuencia, la usaría con más frecuencia”.
¿Por qué? Debido a que todos los demás libros del mundo sirven para informarnos, pero esta Biblia sirve para transformarnos.
Entonces, si ve una Biblia que se está cayendo a pedazos, generalmente, esta pertenece a alguien que no lo está.”[i]
La sorprendente verdad es que Dios está hablándonos a través de Su palabra.
Hemos estado descubriendo cómo es que sucede esto en el Salmo 19.
David escribe, primero, que Dios nos habla a diario a través de Su gran libro, la Creación. La creación está continuamente proclamando la grandeza y la gloria del que la diseñó.
Vimos que la creación revela la firma de Dios, la sabiduría de Dios, la gracia de Dios, la imaginación de Dios, y el gozo de Dios.
Y aún así, esta creación, afectada por el pecado, ni se compara con los nuevos cielos y la nueva tierra que Dios nos tiene preparados para que vivamos por toda la eternidad con Él (Apocalipsis 21-22). Una maravillosa creación sin rastro de pecado.
En nuestro último estudio, comenzamos a explorar la naturaleza del segundo libro de Dios, donde se da a conocer a la humanidad. Es al que llamamos, el libro pequeño de Dios – la Biblia – la revelación especial del Señor.
Hasta ahora, en el Salmo 19, hemos descubierto lo que la Biblia es:
- La ley del Señor es perfecta, completa – teológica y éticamente sana;
- El testimonio de Jehová es siempre fiel y verdadero – es digno de confianza
- Los mandamientos de Jehová son rectos – son siempre buenos consejos;
- El precepto de Jehová es puro – no está contaminado; es más, sus órdenes son perfectamente claras y entendibles.
- El temor del Señor es limpio – sin corrupción;
- Y los juicios y decretos de Jehová son la autoridad absoluta y verdadera en cuanto a lo que está bien y mal.
No solo descubrimos lo que la Biblia es, sino que también lo que la Biblia hace.
- Lo trae de vuelta;
- Lo hace sabio
- Le da alegría;
- Le ayuda a ver;
- Dura para siempre;
- Y nunca lo lleva por mal camino.
Esto es lo que la Biblia es; esto es lo que la Biblia hace; y ahora, a continuación, David pasa a decirnos en lo que la Biblia se convierte para todo creyente;
La Biblia y el Creyente
- Primero, la Biblia se convierte en su mayor tesoro.
Note el versículo 10. Deseables son más que el oro. Ahora, ¿que cosas son mas deseables que el oro? David está refiriéndose a lo que ha estado hablando en los versículos anteriores: La ley, el testimonio, los preceptos, los mandamientos, los juicios y veredictos de Dios – todas estas cosas – lo que la Biblia es y hace – son mas deseables, mucho oro afinado.
No solo oro.
No solo oro fino, refinado a la perfección.
Sino mucho oro fino o afinado.
Le invito a que viaje conmigo a Fort Knox, una base militar del Ejército de los Estados Unidos donde se encuentran las reservas de oro de Estados Unidos y otros países del mundo que han decidido guardar su oro a allí. Entre a la bóveda blindada y fuertemente resguardada y se encontrará rodeado por 5,000 toneladas de lingotes de oro, casi el 5% de todo el oro refinado en toda la historia de la humanidad. Lleve su Biblia consigo y colóquela en medio de todo ese oro. Ahora tiene una decisión que tomar, la Biblia o todo ese oro en lingotes.
David le dice: “Déjame ayudarle a decidir… elija la Biblia. Es un tesoro mucho mejor y más grande que todo ese oro.”
¿Por qué? Bueno, para empezar, piense nuevamente en lo que aprendimos que la Biblia es y lo que hace.
El oro no puede:
- Regresarle al camino correcto;
- Hacerlo sabio
- darle alegría;
- ayudarle a ver;
- prometerle apartarlo del mal camino.
Y tenga en cuenta que un día, el oro será tan abundante que cubrirá las calles y se usará como asfalto ¿Porqué daría su vida por algo que en la ciudad dorada del Padre Celestial no va a ser más que un pedazo de la calle?
¿Quiere usted dinero?
- Rockefeller dijo: “He ganado muchos millones, pero no me han traído felicidad”.
- Vanderbilt dijo: “El cuidar 200 millones de dólares es suficiente para matar a cualquiera”.
- Henry Ford dijo: “Era más feliz cuando era mecánico”.
J.C. Penney, un multimillonario, terminó sufriendo en un hospital psiquiátrico, atormentado por el miedo y la ansiedad, después de haber perdido tanto en la caída de la bolsa de valores de 1929.
Mientras languidecía en el Manicomio, escuchó que se cantaba un himno en la capilla del recinto. Era el himno, “Dios te cuidará”.
Al escuchar ese himno, y recordar el evangelio que había escuchado en su juventud, entregó su corazón y su vida a Jesucristo – Él luego confesó había nacido de nuevo en el manicomio.
Pronto le dieron de alta y, con una pasión por compartir su riqueza, inmediatamente comenzó a donar a causas caritativas, muchas de las cuales estaban relacionadas con el evangelio de Cristo.
Él se convirtió en una persona atenta, bondadosa y caritativa. J.C. Penney finalmente murió en 1971.
Como escribió un autor, él descubrió que el dinero puede comprar:
- Una cama, pero no un buen sueño;
- Comida, pero no apetito,
- Una casa, pero no un hogar;
- Medicina, pero no salud;
- Diversiones, pero no felicidad;
- Y un pasaporte a cualquier lugar menos al cielo.[ii]
Así que, elija la Biblia… conviértala en su mayor tesoro.
- En segundo lugar, David continúa escribiendo que la Biblia también se ha convertido en su mayor delicia.
Veamos el versículo 10 de nuevo: Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado;
Y dulces más que miel, y que la que destila del panal.
Se le hace agua la boca, ¿no?
Tenemos una pareja en nuestra iglesia que cría abejas y vende miel. Gracias a ellos, nunca nos falta la miel.
Un tarro de medio kilo de miel existe solo porque miles de abejas recolectaron néctar de alrededor de 4 millones de flores. Para cuando la vida de cada abeja termine, que es menos de 2 meses, habrán hecho su propia contribución personal a la colmena. Cada abeja volará 800 kilómetros en menos de 50 días.
Otras abejas que trabajan en la colmena, habrán depositado el néctar en pequeñas células donde lo procesan a través de sus propios sistemas digestivos unas 200 veces, mientras abanican sus alas para reducir su contenido de agua y elevar su nivel de azúcar –ventilando el néctar y convirtiéndolo en miel. Y cuando está madura a la perfección, otras abejas especialistas llenan cada celda de cera, creando un panal de miel dulce, pura y enriquecedora.[iii]
Piense ahora en esta maravillosa ilustración que nos presenta David.
Usted y yo no tenemos nada que ver con la creación de la miel. Las abejas hacen todo el trabajo, según el diseño creativo de Dios.
Nuestra única tarea es cuidarla, recogerla y comerla.
Un autor comentó lo siguiente acerca de este versículo:
Piénsalo; podemos disfrutar de la miel gracias al trabajo de alguien más; una abeja, prácticamente poniéndola en nuestro plato.
Además, la miel es un alimento natural que no necesita mucho tiempo de digestión antes de que pueda beneficiarlo: es energía inmediata.
Así que aquí está el oro de la Palabra de Dios. Usted no la creó… no la inventó. Su única tarea es profundizar en ella y usarla sabiamente.
Y aquí está la miel de la Palabra de Dios. Usted no la hizo… no la inventó. Lo único que hizo fue recogerla y comerla e inmediatamente obtuvo energía, alegría y deleite en ella.[iv]
Esto es en lo que la Biblia debería convertirse para nosotros: Nuestro mayor tesoro; nuestro más dulce deleite;
- La Biblia debe convertirse, en tercer lugar, en nuestro celador más sabio.
Versículo 11. Tu siervo es además amonestado con ellos…
Charles Spurgeon me hizo pensar cuando escribió: “La Biblia no es solo su mentor, es su monitor”.[v]
Con celador o monitor me refiero a alguien que vigila que todo se mantenga en orden y que todo se cumpla como se debe.
Esa es la idea que nos presenta David: Podemos parafrasear este versículo como: mediante el monitor de la palabra de Dios, Tu siervo es amonestado.
Francamente, la razón por la que a mucha gente no le gusta la Biblia es porque se interpone en su camino. . . Quiero decir, a quien le gusta que lo vigilen.
¿Se acuerda del inspector o celador cuando iba al colegio? En algunos colegios hasta ponen algunos alumnos como “monitores de pasillo.” Esos generalmente no terminan siendo sus amigos.
Cuando recién salí del colegio, fui a un pequeño instituto bíblico que tenía una larga lista de reglas. Una de esas reglas era que no podía haber absolutamente ningún tipo contacto físico… Las parejas no podían ir tomadas de la mano. . . ni siquiera podían sentarse muy cerca del otro.
Lo sé, parecía que estaba en un monasterio.
En el instituto habían varios monitores. Eran estudiantes asignados para esa tarea. Caminaban, especialmente a la tarde-noche, ya sabe, vigilando a todos… y si alguien no cumplía con una regla, al día siguiente recibía una nota diciéndole que había hecho mal.
Mi novia, que ahora mi esposa, era muy buena y cuidadosa en seguir las reglas… por el otro lado, a mi me costaba mucho más.
De cualquier manera… para nuestra sorpresa – y gran disgusto, una mañana recibimos una nota diciéndonos que un monitor afirmó verme dándole un beso de buenas noches a mi novia, frente a su departamento, justo al lado de la puerta principal del edificio.
Mentira.
Sí, la había acompañado hasta su departamento la noche anterior; sí, nos habíamos quedado conversando a la puerta del edificio por unos minutos mientras nos despedíamos. Pero no – no la besé allí… fue junto al árbol… No, es broma. No lo hice. Obedecimos las reglas.
Créalo o no, en el misterio de la voluntad de Dios, hace un par de meses, durante una conferencia de pastores que organizamos en nuestra iglesia, un hombre se me acercó y me dijo: “¿Te acuerdas de mí?”
Yo le dije: “No estoy seguro. . . ” Él me dijo: “Fuimos al mismo Instituto Bíblico y yo fui el monitor que te acusó esa noche de besar a tu esposa en la puerta de su departamento. Tengo que admitir que realmente no te vi hacerlo. Solo quería darte una advertencia”.
Él se rió y me dijo: “¿Me perdonas?” yo le dije: “¿Qué qué?” bueno, sí.
Que cosa ¿no? Después de años, ese monitor aún se acordaba de esa noche.
Ahora, David escribe: “Este monitor, este Libro, lo vigilará, lo observará y le advertirá todos los días de su vida con ellos. Es decir, con la ley, el testimonio, los preceptos, los mandamientos y los juicios de Jehová, somos monitoreados. Somos advertidos.
David nos dice prácticamente: La Biblia viene, nos toca el hombro y dice: Disculpe. . .
- ¿Pero deberías estar pensando eso?
- ¿Deberías estar haciendo eso?
- ¿Debería estar planeando eso? ¿Diciendo eso?
Déjame advertirte…
No es de extrañar que Juan Bunyan, el autor del Progreso del Peregrino, haya escrito una vez: “Este Libro te alejará del pecado o el pecado te alejará de este Libro”.[vi]
Pero fíjese, no solo se le advierte, sino que se le recompensa.
v. 11. En guardarlos hay grande galardón
Note, sin embargo, que David no dice que si guarda la palabra de Dios obtendrá una recompensa. Él dice: “Su recompensa esta en guardarla”.
Es decir, la recompensa del cristiano es la satisfacción de ser un cristiano obediente.
Agustín de Hipona dijo que el pecado es su propio castigo y la virtud su propia recompensa.
Mi padre siempre me decía cuando era niño: “Si después de morir me enterara que el cristianismo no era cierto después de todo, todavía querría vivir la vida de un cristiano”.
Es la mejor forma de vivir.
Entonces esto es lo que la Biblia es. Eso es lo que la Biblia hace. Y esto es en lo que la Biblia se convierte para el cristiano. Ahora, lo que hace David en la estrofa final de su salmo es convertir esta canción en una breve lista de peticiones de oración:
“Señor, necesito tu ayuda.” ¿Por qué? Por cuatro razones:
Motivos de Oración
- Primero, escribe David, porque estoy ciego a mis propias faltas:
Note el versículo 12. ¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos.
Spurgeon escribió en su libro “El Tesoro de David” comentando acerca de este versículo: Los cabellos de la cabeza de una persona se pueden contar; las estrellas del cielo pueden estimarse, pero ninguna aritmética puede contar nuestros pecados. Antes de que podamos contar mil pecados cometemos diez mil más; no hay posibilidad [de conocerlos todos o contarlos todos].[vii]
Este es el punto: no hay forma de que pueda comenzar a recordar todos sus pecados para confesarlos. ¡Necesita a un Redentor que pueda verlos todos y pague el castigo por todos ellos!
David entonces admite: Estoy ciego a muchas de mis propias faltas – Señor perdóname aún de esos pecados también.
- En segundo lugar, soy capaz de cometer los peores pecados:
Versículo 13. Preserva también a tu siervo de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí;
Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión.
David no solo pide perdón por su ceguera espiritual; sino también por su descaro.
David está hablando aquí acerca de sus pecados premeditados. Estos son los pecados que sabe que va a cometer y los comete en completa rebelión contra Dios.
Una cosa es pecar y no estar completamente consiente de aquello, y otra cosa es pecar intencionalmente, deseando pecar.
Estos pecados son muy peligrosos porque pueden convertirse en la influencia dominante en su vida. Esa es la razón por la cual David le pide a Dios que lo mantenga alejado del dominio del pecado.
Pablo escribiría: “No estén bajo la influencia del vino… mas bien sean llenos – es decir, sean dominados por la influencia del Espíritu de Dios”.
Así que, David ora: Estoy ciego espiritualmente a muchas de mis propias faltas – Perdóname de esos pecados.
Soy capaz de cometer los peores pecados – líbrame de ser dominado por ellos.
- En tercer lugar, necesito una evaluación constante.
Versículo 14. Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti,
Señor, evalúa mis palabras… y mis deseos.
Que puedas encontrar placer en ellos.
¡Cuán fácil es tener deseos equivocados… y usar las palabras equivocadas!
El pecado es tan fácil de agarrar y sostener, y tan difícil de abrir la mano y soltarlo.
Gary Richmond fue un pastor que sirvió en el área de California, Estados Unidos. El llegó a enseñar una clase de escuela dominical de más de 500 adultos solteros y jóvenes profesionales. Él también solía trabajar para el zoológico de Los Ángeles.
Él escribió sobre el día en que los cuidadores de la sección de reptiles del zoológico necesitaban operar una cobra real. Vinieron y le pidieron que los ayudara. Le dijeron: “Mira, Gary, tienes que venir con nosotros cuatro. Vamos a entrar en la gran jaula de este reptil “.
Solo para ponerlo al tanto de lo que esto significa, querido oyente; la Cobra real llega a medir de 3 a 4 metros de largo. Es extremadamente peligrosa y cuando muerde, generalmente no lo suelta más.
Cuando se levanta, puede medir hasta 1.5 mt. de altura. No sisea, como otras serpientes, sino que tiene un registro de voz mucho más grave. Suena casi como un gruñido humano.
Bueno, volviendo a la historia.
Gary escribió que todo lo que podía pensar era en esta enorme cobra real de pie, mirándolo fijamente justo antes de atacar.
Un experimentado cuidador le informó a Gary mientras caminaban hacia la sección de reptiles del zoológico, “Ahora, lo que vas a hacer es ayudar al cirujano. Vamos a capturar a la cobra y queremos que le ayudes al cirujano mientras realiza una operación bastante rápida.
Gary escribe: “Ellos entraron en la gran y elaborada jaula de la cobra, diseñada para imitar una selva amazónica salvaje.
Y, tal como estos hombres me explicaron, cuando llegaron, no pasó mucho tiempo antes de que la cobra real se deslizara por una esquina y reconociera su presencia.
Inmediatamente se incorporó, se extendió y luego miró de un lado a otro a cada uno de los hombres, a unos 3 mt. de distancia, como si estuviera decidiendo a cuál comerse primero. Según las instrucciones, Gary estaba un poco detrás de los demás y, efectivamente, la serpiente se abalanzó sobre uno de los hombres.
Anticipándose a ello, el cuidador saltó hacia un lado y pronto los hombres tenían la serpiente sometida en el suelo. Mientras Gary ayudaba al cirujano, el médico de repente le dijo: “Gary, consigue algunas toallas de papel, quiero que las enrolles y que las metas en la boca de la serpiente”.
“Durante todo el tiempo, la cobra real estaba gruñendo y sacudiéndose, con la boca bien abierta, mostrando sus largos y afilados colmillos.
Gary agregó el breve comentario de que una cobra real tiene suficiente veneno como para matar a un elefante.
Así que él tomó las toallas de papel y las metió en la boca de la serpiente, y la serpiente inmediatamente mordió las toallas con todas sus fuerzas y no las soltó.
En unos momentos, el veneno literalmente empezó a gotear de esas toallas de papel al suelo.
El cirujano le dijo a Gary, mientras trabajaba: “Sabes, la razón por la que hacemos esto es porque el peligro no se encuentra realmente en atrapar a la serpiente. La parte más difícil cuando hay que soltarla… y salir de aquí sin que nos muerda. Así que ordeñamos la cobra, por así decirlo, para que si llegara a morder a uno de nosotros, no terminemos sufriendo y muriendo envenenados”.
Terminaron la tarea y pudieron soltar a la serpiente y escapar sin ser mordidos.
Querido oyente, la verdad es que no es tan difícil acercarse y aferrarse al pecado… pero lo que es mucho más difícil es soltarlo y dejarlo ir.
“Señor”, dice David orando apasionadamente, “sálvame del dominio del pecado – líbrame – no quiero vivir controlado por estos impulsos pecaminosos. Aquí está mi boca, inspecciona lo que dice; aquí está mi corazón, monitorea lo que hay allí. Mantenlos ambos limpios, te ruego.”
Entonces David ora diciendo:
- Estoy ciego espiritualmente a muchas de mis propias faltas – Perdóname de esos pecados.
- Soy capaz de cometer los peores pecados – líbrame de ser dominado por ellos.
- Necesito una evaluación constante – quiero agradarte en todo lo que hago.
Finalmente,
- Soy completamente dependiente de mi Señor.
Me encanta la forma en que termina este Salmo.
Señor, Tu eres mi roca y mi redentor.
mi Roca, es decir, tu eres mi estabilidad, la fuente de mi confianza, en quien puedo refugiarme y estar seguro.
mi Redentor – mi sacrificio expiatorio, Aquel que, en su gran e incomparable amor, ha pagado el castigo por todos mis pecados y me ha perdonado, para ahora tener perfecta comunión con Dios.
Así que, Señor, gracias… gracias por revelarte a través del gran libro de la creación. ¡Qué maravillosa que es tu gloria – demostrada en todo lo que has diseñado! Y Señor… gracias por revelarte en Tu pequeño libro – la Biblia – ¡Qué maravillosa salvación y qué maravilloso Salvador que Tu nos has dado!
[i] Quotes from Robert J. Morgan, Nelson’s Complete Book of Stories, Illustrations and Quotes (Thomas Nelson, 2000), p. 62
[ii] Adapted from Morgan, p. 575
[iii] Eric Miller, Shock and Awe, Books and Culture (September/October 2006), p. 22; www.preachingtoday.com/illustrations/2007/january/3010107.html
[iv] Adapted from Charles R. Swindoll, Living Beyond the Daily Grind: Book I (Word Publishing, 1988), p. 63
[v] Charles Haddon Spurgeon, The Treasury of David: Volume 1 (Zondervan, 1977), p. 274
[vi] James Montgomery Boice, Psalms: Volume 1 (Baker Books, 1994), p. 174
[vii] Spurgeon, p. 289