Introducción
Para cuando terminemos nuestro estudio en el Salmo 139, el día de hoy, habremos invertido en total unas 2 horas explorando esta bella Canción.
Y realmente solo habremos comenzado, ¿verdad?
La razón de esto es que el tema de este Salmo es la naturaleza de Dios y Sus atributos; más específicamente, Su omnisciencia; Su omnipresencia y Su omnipotencia.
Dios lo sabe todo – eso es omnisciencia; Dios está presente en todas partes en todo momento – eso es omnipresencia; y Dios es todopoderoso -eso es omnipotencia.
Y en este cántico glorioso, en la primera estrofa que estudiamos hace unos programas atrás – en los versículos 1-6, David comienza regocijándose en la omnisciencia de Dios.
Él básicamente canta – Señor, tú lo sabes todo sobre mí – cuando me siento; cuando me voy a dormir; cuando me levanto; cuando voy a trabajar; sabes lo que voy a decir incluso antes de hablar; y sabes en todo momento en lo que pienso aún antes de que lo piense.
Ahora, uno comúnmente pensaría, al llegar al final de esa estrofa: «El hecho de que sepas todo sobre mí y nada sea oculto para ti es bastante… perturbador… es un poco inquietante… me molesta.»
Pero eso no es lo que dice en absoluto, ¿o si? Esa no es su respuesta.
Por el contrario, David escribe en el versículo 6: Saber esto en cuanto a Ti, que Tu sabes todo en cuanto a mí, es absolutamente maravilloso.
Este atributo de la omnisciencia es demasiado maravilloso para mí, es muy alto; Ni siquiera puedo empezar a comprender este asombroso atributo de la omnisciencia relacionado con la gloria de tu naturaleza y carácter, ¡oh Dios!
Si David estuviera escribiendo hoy, podría esperar que agregara: «¡Esta verdad del atributo de Dios me deja boquiabierto! ¡me deja perplejo!
Y luego es como si David dijera: «Pero eso no es todo.»
En la siguiente estrofa, él comienza a revelar la omnipresencia de Dios.
En los versículos 7-12, nos desafía a que tratemos de alejarnos de Dios.
¡Vamos! ¡Inténtalo a ver que pasa!
- Ve tan alto como puedas (v. 8) – Él está allí.
- Ve a las profundidades de la tierra – Él está ahí
- Ve infinitamente en dirección al Este sobre las alas del amanecer (v.9) – Él está allí esperando cuando llegas.
- Ve infinitamente en dirección al Oeste más allá del mar, y usted se encontrará con Dios allí también.
- Viaje a la oscuridad (v. 11) – y descubra que Dios está presente allí también y lo ve tan perfectamente en la oscuridad como lo hace en la luz.
Dios es omnipresente – esta presente en todo lugar.
David luego compone una tercera estrofa sobre la omnipotencia de Dios. Como si dijera: «¡No has visto nada aún!»
De los versículos 14-17, él nos informa que Dios realmente estuvo involucrado diseñándolo, codificando su ADN con el patrón de información a partir del cual usted se convertiría en la persona que es.
David escribe que Dios lo creó de manera única…
- Usted es original (v. 14);
- Él lo entretejió, lo bordó cuidadosamente acorde a ese patrón (v. 15). Él supervisó la formación misma de su embrión (v. 16).
- Él también diseñó en su corazón la cantidad de veces que bombeará y la cantidad de días, horas y segundos que vivirá (v. 16).
David llega al final de esta revelación inspirada de la naturaleza de Dios y dice en el versículo 17: “No puedo creerte, oh gran Creador, Diseñador, Soberano, todopoderoso, omnipresente y omnisciente Señor. En verdad, Tu tienes pensamientos sobre mí. Tus pensamientos son preciosos.
“El hecho de que pienses acerca de mi,” dice David, “Es asombroso, increíble”
Eso es verdad para nosotros también. Piense en el hecho de que Dios piensa en usted, que Él lo creó, que Él lo entretejió. . . de acuerdo con trillones de pensamientos personales acerca de su diseño y nunca ha dejado de pensar en usted. David canta: «¡Cuán preciosos son para mí tus pensamientos, oh Dios!»
Tenga en cuenta cómo esta canción responde a las preguntas críticas que podría estar teniendo en su mente:
- ¿Cuánto sabe Dios realmente de mí? ¡El lo sabe todo!
- ¿Qué tan cerca está Dios de mí, ahora mismo? Él nunca estará lejos de usted, nunca.
- ¿Con cuanto cuidado me hizo Dios? ¿Se habrá equivocado? Al mirarme, siento que algunas cosas se le escaparon de las manos ¿Realmente quiso hacer eso… y dejarme con esa enfermedad – ese impedimento?
Dios, según este salmo, lo hizo con tal precisión molecular y diseño microscópico que solo en los últimos años hemos comenzado a desentrañar el misterio y las maravillas del ADN. De hecho, solo en los últimos años los científicos han descubierto que incluso lo que solían llamar “ADN basura” no es basura después de todo… tiene un propósito.
La revelación a través de David estaba muy por delante de la ciencia. Esto es como Isaías escribiendo sobre la forma esférica de la tierra, mientras que todos pensaban que la tierra era plana.
David escribe, desde el momento en que fuiste concebido, la información que te hace único vino de la fuente de información: el Diseñador / Creador.
Desde su huella digital hasta la forma de su nariz y el color de tu cabello; hasta sus mejores habilidades y sus discapacidades más dolorosas. Todo ha sido diseñado por Él para que cada uno de nosotros pueda confiar en Él de manera única y depender de Él y gloriarnos en Él y anhelar que Él nos glorifique y nos de cuerpos perfectos e inmortales en el cielo… y, mientras tanto, testifiquemos a nuestro mundo a través de nuestras vidas que Su gracia es absolutamente suficiente y su Palabra es fiel para enfrentar otro día con fe en Él.
Odiando lo que Dios Odia
Ahora, en este Salmo, David comienza a cantar una estrofa bastante interesante: observe el versículo 19.
Él dice: De cierto, oh Dios, harás morir al impío; apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios. 20 Porque blasfemias dicen ellos contra ti; tus enemigos toman en vano tu nombre. 21 ¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen, y me enardezco contra tus enemigos? 22 Los aborrezco por completo; los tengo por enemigos.
¡Esto es lo que un autor llamó, odio santo![i]
¿Por qué? Ciertamente, parece un poco extraño que David empiece a cantar este tipo de cosas justo después de todo lo que acabamos de estudiar.
Sin embargo, esto tiene mucho sentido porque, cuando uno contempla la gloria de Dios y cuando se maravilla con la magnificencia de Su naturaleza y Su carácter y Su diseño y Su poder y Su cuidado y Sus pensamientos hacia la humanidad, uno naturalmente va a despreciar y aborrecer aún más a los que pisotean el nombre y la gloria de Dios.
¿Notó como los describe David en los versículos 19 y 20?
- Son asesinos impenitentes
- Son blasfemos maliciosos
- Se enorgullecen del hecho de que son enemigos de Dios: desafían a Dios de manera intencional y maliciosa.
Estos no son ateos pasivos. Estas no son personas que simplemente no les gusta ir a la iglesia. Estas son personas que desprecian y odian abierta y descaradamente a Dios y al pueblo de Dios.[ii]
Entonces David básicamente ora: “Señor, ¿por qué no los matas ahora? ¿Por qué esperar hasta el juicio final para dar tu veredicto para juzgarlos con justicia y rectitud? ¿Para que esperar? Hazlo ahora . . . Silencia su blasfemia».
David, por supuesto, no se toma el asunto en sus propias manos. Es importante entender eso y ver que confía que Dios, a su tiempo, derramará Su justicia y juicio – pero ruega por ello ya que busca la gloria, la horna y la vindicación de Dios.
El versículo 21 proporciona un matiz interesante a la actitud de David. Él escribe: ¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen, Y me enardezco contra tus enemigos?
¿Qué quiere decir con eso?
La palabra traducida como me enardezco explica la palabra odio. Es una palabra hebrea que se puede traducir como «afligirse o disgustarse».
No es entonces un odio ciego en contra del pecador, sino un odio por el pecado que representan, aplauden y promueven. La actitud de David parece ser: No puedo soportar su pecado pero, a la vez, lamento su condición.
Charles Spurgeon, comentando sobre este texto, escribe: Esto no es tanto una mala disposición en contra de ellos como un dolor en su corazón y tristeza por su incredulidad.[iii]
Me pareció interesante que la traducción griega del Antiguo Testamento, la Septuaginta, usa la misma palabra en este Salmo que Jesucristo usa en el capítulo 3 de Marcos. En el versículo 5, se nos dice que él miró a la multitud incrédula con enojo.
A veces nos cuesta pensar en esto porque tenemos la impresión de que Jesús siempre era dulce, tierno y suave al hablar.
Jesús está mirando a esta multitud incrédula y él esta enojado con ellos.
El versículo luego continúa diciendo que estaba entristecido por la dureza de su corazón.
Ahora, esa palabra traducida “enojo” es la misma palabra traducida “odio” en este salmo.
Este es el santo odio por el pecado; esta es una ira justa mezclada con tristeza y dolor por la rebeldía del pecador contra el Dios Creador.
No es como si estuvieran diciendo algo que no le gusta acerca de un amigo suyo, están ofendiendo Su mismo Creador.
El cristiano promedio se equivoca enormemente cuando le resta importancia a las blasfemias de quienes lo rodean. Ellos rechazan a Dios y se rebelan en contra de la Palabra de Dios… y el creyente simplemente sonríe y perdona rápidamente a los que pecan descaradamente al rechazar la autoridad de Dios, incluso cuando el pecador nunca pidió perdón.
Siempre me ha preocupado un poco – y honestamente me irrita un poco también – ver o escuchar que pastores y líderes religiosos se paran en frente de una comunidad, o un juzgado, o alguna institución y confiesan los pecados de otros. He escuchado que muchos confiesan los pecados de su nación. Lo que me parece interesante, ya que están confesando los pecados de una nación cuando esta sigue categórica y descaradamente rebelándose en contra de la gloria de Dios y la autoridad de Su palabra.
Por lo tanto, confesar por otros cuando ni siquiera están buscando o queriendo pedir perdón es una completa ridiculez.
Usted y yo no tenemos el poder de perdonar a nadie más – ya sea de forma individual o grupal. Usted solo puede pedir perdón por lo que es responsable – por las cosas que ha hecho. Usted solo puede pedir perdón por su propio pecado. Usted no puede perdón por su nación y menos perdonar a algún grupo de personas. Lo que usted puede hacer es presentarle el evangelio a su nación y orar para que cada persona, individualmente se arrepienta de su pecado – porque el evangelio dice que hay muy malas noticias… a menos que uno responda personalmente en obediencia al mensaje y autoridad de Dios. Ese es nuestro mensaje.
David no pide perdón por los pecadores que odian y desafían descaradamente al Señor.
Por el contrario, luego de describir el gran poder de Dios y Su presencia que todo lo abarca y Su conocimiento eterno, total y completo – al reflexionar en lo maravilloso que es el Señor y cuan grande su amor y cuidado es para con nosotros – todo eso lo lleva a tener un odio mas grande por el pecado… y a sentir aversión y dolor no solo por los pecadores que lo rodean, sino por su propio pecado.
Como verá, David no solo está interesado en denunciar a los pecadores que lo rodean y en lamentarse por ellos, en realidad, él está más interesado su propio pecado – y en ser transparente y puro delante de Dios.
Y así termina esta canción con una de las oraciones más poderosas e íntimas de todas las Escrituras.
Invitando la Investigación Divina
Note el versículo 23. Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos;
Esta estrofa final tiene mucho sentido, ¿no es así?
David dice: Habiéndome deleitado en la omnisciencia de Dios, realmente no hay necesidad de aún tratar de ocultarle algo.
Pero David no está simplemente diciendo aquí: «Bueno, está bien Dios, ya que lo sabes todo, supongo que me someteré a tu inspección».
Oh no . . . David está dándole la bienvenida a esta inspección; de hecho, él está pidiendo una – el está rogando por una.
La palabra traducida “examíname. . . examíname, oh, Dios… viene de un verbo hebreo que significa explorar, cavar, sondear. “Rompe la dura caparazón de mi corazón – esa actitud defensiva – y profundizar en la esencia de lo que soy, escribe David.” ¡David está invitando la inspección de Dios![iv]
“Toma un buen vistazo. Examíname de cerca. Voy a bajar las barreras defensivas de mi corazón. ¡Señor, ponme bajo investigación divina!»
Como verá, uno llega al final de esta magnífica descripción de los atributos de Dios y esta es exactamente la actitud que debería tener… si desea tener comunión con Él.
¿Ha visto alguna vez en la televisión cuando salen las noticias de que alguien está siendo investigado? Uno ve las filas de funcionarios que salen de la oficina o la residencia de esa persona con cajas y cajas y más cajas… cajas de archivos, computadoras, teléfonos, registros, libretas bancarias, correos electrónicos… todo.
Y esa persona, si es culpable, sin duda está esperando que no encuentren esa caja, o ese recibo, o esa serie de correos electrónicos. «¡No mires allí! ¡Espero haberlo escondido lo suficientemente bien!”
Esa no es la imagen aquí. En el Salmo 139, David corre al aire libre con todas sus cajas, todos sus registros, todos sus correos electrónicos y dice: «¡Señor, no pases esto por alto! ¡Mira aquí también!”
Y tenga en cuenta que David no está diciendo esto aquí porque está bastante seguro de que Dios no encontrará nada. Dice esto porque sabe que Dios encontrará lo que el mismo David podría pasar por alto.
Porque nosotros no nos conocemos a nosotros mismos tan bien como Dios nos conoce.
Nosotros podemos esconder nuestro pecado, tirarlo debajo de la alfombra manipular, podemos buscar excusas y decir que no es tan malo.
Pero David dice: Encuéntralo Señor, llámame la atención, porque quiero caminar rectamente contigo.
Charles Spurgeon escribió este interesante párrafo mientras comentaba este versículo: La autoexaminación no es una tarea tan sencilla como podría parecer a primera vista.
Ningún cristiano que realmente lo haya practicado lo ha encontrado fácil. Pero, ¿existe algún ejercicio del alma que alguno de nosotros haya encontrado tan insatisfactorio, tan imposible, como la autoexaminación?
El hecho es que el corazón es sumamente complicado y complejo, y está tan cerca de su ojo que debe examinarlo, y tanto su oído como su ojo son tan inestables e impacientes que su anatomía desconcierta nuestra investigación.
Solo unas pocas cosas obvias y flotando en la superficie, una persona quizás logre descubrir; pero hay recovecos y espacios en las habitaciones de este profundo, insondable, y extremadamente complejo corazón pecaminoso, al que nunca podrá llegar una simple investigación humana. Por tanto, es la prerrogativa de Dios el “escudriñar” el corazón humano… y si se lo pide, Él lo hará.[v]
Él lo creó. . . El lo hizo. . . El lo conoce. . . sus fortalezas . . . sus debilidades . . . su pecado.
Así que David escribe en el versículo 24: Señor, Señala todo lo que veas que te entristece y molesta, y ofende. Ve si hay en mí camino de perversidad.
Déjame saber si hay algo hiriente, peligroso, autodestructivo, pecaminoso… y guíame en el camino eterno.
Los eruditos del Antiguo Testamento afirman que esta frase final se podría traducir como, “guíame por el camino antiguo”; es decir, guíame por el camino que fue revelado en la antigüedad por medio de Moisés.[vi]
En otras palabras, David le pide a Dios que lo guíe de acuerdo con Su palabra.
Que es otra forma de admitir, «Soy propenso a buscar un nuevo camino… un camino popular. . . algún camino bien transitado… el camino de la mayoría… ese nuevo camino de acuerdo con ese nuevo éxito de ventas».
No, no, no. El camino antiguo que sigue siendo el camino verdadero: Guíame con tu Palabra – ese antiguo camino a un futuro eterno.
“Guíame en el camino eterno”
El cumplimiento de este “camino antiguo”, por supuesto, es la persona de Jesucristo, el Hijo de David que anunció: “Yo soy el camino. Yo soy el camino la verdad y la vida; nadie viene al Padre. . . nadie puede viajar por otro camino y llegar a la eternidad. Nadie tiene acceso a Dios el Padre, a no ser que vaya por el camino de Jesucristo». (Juan 14:6)
Llegamos entonces al final de esta magnífica descripción de Dios y todos los creyentes somos movidos en nuestro interior a adorarlo y rendirnos ante Él, y abrir nuestro corazón delante de Él… quien ya nos conoce aun mejor de lo que nos conocemos a nosotros mismos, y transparentemente le pedimos que nos purifique mientras le seguimos.
¿Por que?
Porque el nos hizo. Él no solo creó el universo, el nos entretejió desde que estábamos en el vientre y no éramos más que una diminuta célula… El lo sabe todo… Él lo inspeccionará profunda y perspicazmente y le revelará lo que necesita confesar mientras camina en comunión con Él hacia su hogar eterno.
¿Qué podemos hacer sino agradecer a este asombroso Dios creador? Agradézcale por Su omnipresencia. Agradézcale por Su omnisciencia. Agradézcale por Su omnipotencia. Adórelo y Alábelo por su grandeza.
Conclusión
Una noticia que nunca llegó a los titulares fue cuando el Apolo 11 aterrizó en la superficie de la luna ese domingo 20 de julio de 1969. La mayoría de nosotros estamos familiarizados con la declaración histórica del astronauta Neil Armstrong – está en los libros de texto de la escuela – Al pisar la superficie de la luna, él dijo: “Un pequeño paso para el hombre; un gran salto para la humanidad.» Pero pocos saben lo que sucedió a continuación, porque nunca lo agregaron en los libros de texto.
Buzz Aldrin había traído a bordo de la nave un pequeño set para tomar la Cena del Señor. Envió una transmisión de radio a la Tierra pidiéndole a los oyentes que contemplaran los eventos de ese día y le dieran gracias a Dios.
Luego Aldrin abrió su Biblia y leyó Juan 15 en donde Jesucristo dice, Yo soy la vid, ustedes los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto; porque sin mí nada podéis hacer.
En silencio, dio las gracias y participó.[vii]
Quería que la gloria de Dios y el evangelio de Dios fueran declarados a través del universo, por así decirlo, desde la superficie de la luna.
David quería también que la gloria de Dios fuera declarada y todos alaben al Señor.
Este Salmo es un tipo de canción que, cuando ha terminado, uno no puede hacer nada más que inclinar la cabeza y adorar a Dios… ya que esta verdad lo glorifica a Él y nos humilla a nosotros… pero al mismo tiempo nos anima… nos tranquiliza… y nos purifica.
Y finalmente apunta a la perfecta comunión que un día tendremos con Dios, el Diseñador de la vida y, en última instancia, el Dador de la vida eterna.
Piense en esto – le diría David – Aquel que lo diseñó, ha diseñado una eternidad para usted.
[i] John Phillips, Exploring the Psalms, Volume Two (Loizeaux Brothers, 1988), p. 599
[ii] Charles R. Swindoll, Living Beyond the Daily Grind: Book II (Word Publishing, 1988), p. 374
[iii] Charles Spurgeon, The Treasury of David: Volume 3 (Zondervan, 1977), p. 285
[iv] Adapted from Swindoll, p. 376
[v] Spurgeon, p. 288
[vi] G.A.F. Knight, Psalms: Volume 2 (Westminster Press, 1983), p. 327
[vii] Dennis Fisher, Communion on the Moon, Our Daily Bread (June/July/August 2007)