Introducción
El 17 de julio de 1999, John F. Kennedy Jr., el hijo de treinta y ocho años del presidente de los Estados Unidos del mismo nombre, apareció en los titulares. Sin embargo, esta no fue una buena noticia.
La noche anterior, él había pilotado su avión monomotor desde Nueva Jersey hasta una isla frente a la costa de Massachusetts. Con él estaban su esposa Carolyn y su cuñada Lauren.
Kennedy había registrado 310 horas de vuelo y solo había completado la mitad de un curso de entrenamiento de instrumentos. Él se confió demasiado en su capacidad para volar de noche, aunque lo había hecho varias veces antes. Sin embargo, en esta noche en particular, no había luna y la niebla oscurecía la línea costera de la isla, bloqueando las luces.
El movimiento de un avión puede engañar a los sentidos, especialmente cuando todo está completamente oscuro a su alrededor; pero el panel de instrumentos es objetivo. Este revela si un avión está nivelado, inclinado, ascendiendo o descendiendo. Si un piloto confía en sus instrumentos, no se va a equivocar. Sin embargo, un autor escribió, si confía en sí mismo, puede tomar su avión en lo que se llama una espiral de la muerte y estrellarse.
Al investigar el accidente, descubrieron que el avión estaba en curso, dirigiéndose a la pista de aterrizaje. Sin embargo, a solo 30 km. de distancia, el avión comenzó a girar en dirección opuesta a la pista de aterrizaje. Comenzó a descender en espiral y, en cuestión de minutos, se estrelló contra el Océano Atlántico, a 26 kilómetros de la isla.
Según los investigadores, Kennedy había perdido el sentido de la orientación y el equilibrio… Él ignoró o no entendió bien su panel de instrumentos.
Su avión estaba equipado con un piloto automático que habría nivelado el avión, si lo hubiera encendido… evidentemente en el pánico y la confusión de esos momentos finales nunca lo hizo.[i]
Volando en la Oscuridad
El salmista David está escribiendo acerca de estar rodeado de circunstancias difíciles e incluso potencialmente mortales. Las luces efectivamente se han apagado y está volando en la oscuridad.
A su poema se le pondría música y se convertiría luego en un clásico a través de las generaciones, simplemente porque todos los creyentes han experimentado ese tipo vuelo.
Este salmo se convertirá en parte del panel de instrumentos en el que todo creyente puede y debe confiar cuando vuela en las oscuras pruebas de la vida.
Así que, le invito a buscar en su Biblia el Salmo 56.
Notará que justo por encima del versículo 1 hay un título – una especie de explicación. A eso se llama sobrescrito y dice: “Al músico principal“.
Ese título es parte del texto original – a diferencia de los otros títulos que puede encontrar en su Biblia que solo buscan indicar de que se trata el capítulo o sección en que se Encuentra. Estos títulos sirven para ayudarnos a comprender el contexto y la instrumentación del Salmo.
Este Salmo en particular hace referencia a, fíjese, cuando los filisteos prendieron a David en Gat.
La narración de ese evento peligroso y difícil se encuentra en 1 Samuel 21.
Permítame al menos darle un resumen de lo que pasó.
David estaba solo – este evento tomó lugar antes de que reuniera un grupo de amigos y soldados que lo acompañaban.
Él estaba huyendo del rey Saúl, quien quería matar a este heredero al trono de Israel.
No hay duda de que David estaba pensando que el último lugar del planeta en el que el rey Saúl vendría a buscarlo sería la ciudad natal de un gigante llamado Goliat… un gigante que David había matado solo unos años antes.
Como si esto no fuera lo suficientemente loco… y peligroso, unos días antes de huir a Gat, David había pasado por la aldea de Nob, donde estaba ubicado un establecimiento sacerdotal.
David le preguntó al sacerdote si tenía armas y el sacerdote dijo: “La única arma que tengo es la espada de Goliat”. Evidentemente, la espada se había ofrecido al Señor en gratitud y alabanza por la victoria que le había dado al pueblo sobre el gigante.
Y el sacerdote le da a David la espada de Goliat.
Entonces David llega a la ciudad natal de Goliat, llevando el arma del crimen.
Y se podrá imaginar que los filisteos planearon matarlo apenas lo vieron; así que David termina actuando como si hubiera perdido la cabeza. Finalmente, el rey creyó que David estaba loco y era inofensivo por lo que decidió dejarlo ir.
Un erudito del Antiguo Testamento comentó que la huida de David a la ciudad de Gat era una prueba de su desesperación (de su pérdida del equilibrio).[ii]
Él estaba ignorando el panel de instrumentos de la palabra de Dios… empezó a caer en espiral… en la espiral de la muerte… rumbo a un accidente.
Sin embargo, Dios rescata a David y en el proceso le enseña valiosas lecciones sobre la fe… y miedo.
Por lo tanto, David escribe una canción sobre eso.
Y según este sobrescrito – este titulo – la nación no debía olvidar estas lecciones tampoco. Observe nuevamente el sobrescrito: Al músico principal.
Sabemos que este “músico principal,” el director de música, tenía alacenas especiales en el templo donde se guardaban artículos e instrumentos y piezas musicales.[iii]
En otras palabras, David le dice al director de música de la nación, asegúrate de conservar este salmo y enseñárselo al pueblo.
Se desconoce el significado de la siguiente parte del sobrescrito. Algunos eruditos creen que David le ha asignado un ritmo en particular a su canción. Otros creen que se refiere a algún tipo de instrumento.
Note donde dice: “Mictam de David”.
Lo que si sabemos es que este es un salmo que David quiso preservar y enseñar a toda la nación.
Y por muchas razones este salmo se convierte en el panel de instrumentos para todos los creyentes, desde la generación de David hasta la nuestra, y nos ayuda a volar recto cuando la oscuridad del miedo exige nada menos que fe en la palabra de Dios.
Ahora, habiendo pasado todo este tiempo en el sobrescrito antes incluso de llegar al versículo uno, quizás comience a preguntarse cuántas semanas o años me voy a tardar en enseñar este salmo. La verdad es que la idea es ir rápidamente a través de todo este salmo el día de hoy y pasar a un salmo en nuestro próximo programa, si el Señor lo permite.
David escribe en el versículo 1 del salmo 56: Ten misericordia de mí, oh Dios, porque me devoraría el hombre; Me oprime combatiéndome cada día. Versículo 2: Todo el día mis enemigos me pisotean;
Porque muchos son los que pelean contra mí con soberbia.
Ahora note el versículo 3. En el día que temo,
Yo en ti confío.
Me encanta la honestidad de esa admisión.
En otras palabras, me superan en número y nunca voy a salir vivo de aquí y tengo miedo.
A David no lo invitarían a muchas reuniones para dar su testimonio hablando así ¿no? ¿No debería estar diciendo, “Porque confío en ti nunca tendré miedo”? Si continúa leyendo en el versículo 4, verá que David dice: “En Dios he confiado; no temeré“.
Es como si apretara los dientes y dijera: “No lo haré… No tendré miedo.”
Lo estoy… ¡pero no lo voy a estar!
Lo que David nos está enseñando a través de su experiencia es que la fe no elimina el miedo. De hecho, la fe puede demostrarse más claramente cuando actúa con fe mientras está en medio de circunstancias espantosas.
La confianza no elimina los problemas. Es más, ¿sabe quién confía más en Dios? ¿El que confía en Él cuando sale el sol o el que confía en Él cuando está oscuro y las nieblas de las circunstancias ciega nuestros ojos?
Me acuerdo que, cuando mis hijos eran pequeños, les encantaba subir 4 o 5 escalones y luego pedirme que me parara al pie de las escaleras para luego agarrarlos cuando saltaban en el aire hacia mí.
Podías ver su vacilación… El miedo en sus ojos… y luego saltaban. Su miedo era dominado por su confianza.
De vez en cuando, justo antes de que saltaran, pero ya era demasiado tarde para detenerse, hacía como que me iba a alejar. Oh, el miedo que les daba. Pero me quedaba allí y los atrapaba… casi siempre. No, broma. Si los atrapaba.
Fe no significa ausencia de miedo.
Spurgeon escribe, David no era un fanfarrón. Él no dice que nunca tuvo miedo. Evidentemente, es posible que el miedo y la fe ocupen la mente al mismo tiempo; pero bendito es el temor que nos impulsa a la fe y la confianza.[iv]
David admite su miedo y continúa hablando realistamente. Note la última parte del versículo 4. ¿Qué puede hacerme el hombre?
Ahora, podría pensar que David quiere que todos gritemos: no pueden hacerte nada, David. ¡Alabado sea el Señor!
Pero no es así. David continúa en los dos versículos siguientes contándonos lo que el hombre puede hacerle a él y a nosotros.
Note el versículo 5. Todos los días ellos pervierten mi causa;
Las personas lo malinterpretan… tuercen sus palabras con mala intención.
Sigamos en el versículo 5. Contra mí son todos sus pensamientos para mal. Es decir, queda en claro que quieren acabar con él.
versículo 6. Se reúnen, se esconden, miran atentamente mis pasos como quienes acechan a mi alma.
En otras palabras, están conspirando en mi contra; me observan tratando de encontrar la ocasión perfecta para atacar. La palabra traducida “acechar” se puede traducir como “jadean”, como un perro cuando va de caza.[v]
Y es como si David dijera: ¡Parece que no puedo perderlos!
Es hora de revisar el panel de instrumentos para obtener instrucciones… y orientación… y supervisión.
Confiando en la Instrucción Divina
Lo que David hace ahora es danos lo que podemos llamar tres principios del inspirado panel de instrumentos de la palabra de Dios.
Esto se convierte en su fuente de esperanza, aliento y dirección, y también la nuestra.
- Principio # 1: La palabra de Dios es suficiente para enfrentar cada problema.
Note cuán a menudo David encuentra confianza en la palabra de Dios – versículo 4; En Dios alabaré su palabra. Versículo 10; En Dios alabaré su palabra;
En Jehová su palabra alabaré.
Y tenga en cuenta que todo lo que David tenía a su disposición era su memoria de las Escrituras que existían hasta ese momento – Esto es, los primeros cinco libros del Antiguo Testamento y posiblemente Josué y Jueces… pero eso sería todo.[vi]
Cuando David habla de cómo la palabra de Dios le trae tal deleite y lo lleva a alabar a Dios, tenga en cuenta que él no tenía los 66 libros de la Biblia. No tiene una edición de bolsillo del Nuevo Testamento ni el Libro de los Salmos. Él los estaba escribiendo.
Él tiene Levítico y Números y Deuteronomio… los Libros que generalmente cuestan terminar en nuestro plan de lectura.
Sin embargo, esos libros fueron suficientes para que David comprendiera el poder, la gracia, la justicia, la santidad, el sacrificio sustitutorio y el fiel pacto de amor de Dios con su pueblo.
Si David puede encontrar en esos pocos libros lo que necesitaba para confiar en la providencia y sabiduría de Dios, nosotros aún más. Y me imagino que usted ya ha descubierto que es verdad, ¿no es así?
Cuando las luces se hayan apagado. Cuando está solo. Cuando la presión o el dolor es insoportable, ¿hay algo más alentador que esta Palabra que es más dulce que la miel? (Salmo 19:10).
La palabra de Dios se aplica consistentemente a cada estación y a cada situación de la vida.
Entonces, Principio # 1: La palabra de Dios es siempre suficiente para enfrentar cada problema.
- Principio # 2: Dios está consciente de cada uno de nuestros caminos.
Y estoy usando específicamente la palabra camino en lugar de prueba porque eso es exactamente lo que escribe David.
Note la primera frase del versículo 8. Me encanta esta declaración: Mis huidas tú, Dios, has contado.
La palabra hebrea traducida “huidas” proviene de un verbo que hace referencia al camino errante de una persona que experimenta rechazo y dolor profundo.[vii]
La última frase del versículo 8 hace referencia a un libro, donde Dios tiene todo registrado y anotado. Este es el tipo de libro al que podríamos hoy llamar como un diario de vida.
Este versículo describe una relación profundamente personal y nos dice que Dios no es un soberano distante que planea todo y luego espera que usted se concentre en su tarea. Él se mantiene observándolo, él ha escrito en su diario, por así decirlo, cada paso que usted da e incluso las veces que ha andado perdido y deambulando.
Dios conoce cada uno de nuestros pasos.
Cuando era niño, me acuerdo leer una historieta en el diario donde una madre enviaba a su hijo a comprar al negocio de la esquina. El niño salía de la casa y dejaba un rastro, formado por líneas de puntos, que serpenteaba por todo el vecindario – arriba y abajo de un árbol, sobre una cerca, parando para acariciar a un perro, corriendo por el parque; subiéndose a un columpio; deteniéndose para ver a unos hombres trabajando en la calle – y las líneas punteadas zigzagueaban por todas partes hasta que finalmente regresaban a casa y él niño le dice a su mamá que se había olvidado por completo a dónde se suponía que debía ir.
Dios conoce cada uno de nuestros pasos, aun cuando deambulamos por la vida y nos salimos del camino. Él conoce nuestras distracciones. Él sabe cada una de nuestras debilidades.
¡Él nos conoce tan bien!
Permítame preguntarle, ¿qué cree que Dios sabe sobre usted?
La verdad es que Él es infinitamente consciente de cada paso en su camino de líneas punteadas – su camino errante mientras va de camino a casa.
Él no se ha perdido un paso de su caminar en la vida.
Dios está consciente de su camino.
- Principio # 3: Dios está compasivamente atento a cada una de nuestras lágrimas.
Mire nuevamente el versículo 8. Mis huidas tú has contado; Pon mis lágrimas en tu redoma – o frasco.
No fue hasta que viajé a Israel que descubrí las botellas de lágrimas. Su nombre, proveniente del idioma latín, es lacrimatorio.
En la antigüedad e incluso hasta la época del imperio romano, la gente tenía pequeños recipientes delicados para recoger y almacenar sus lágrimas.
En el mundo romano, muchos de estos lacrimatorios estaban hechos de vidrio. Un amigo me compró uno de regalo. ¡Es un gran tesoro!
Es algo así como una vasija pequeña y simple con una abertura en la parte superior de su largo cuello. La persona puede colocarla en sus mejillas para atrapar las lágrimas que caen.
Era normal en una procesión fúnebre en la antigüedad que los amigos del difunto llevaran consigo su lacrimatorio y atraparan sus lágrimas en estas delicadas botellas en miniatura y luego las colocaran junto a la tumba como muestra de su dolor.
Era común que las esposas de los soldados romanos guardaran sus lágrimas y luego le dieran su botella de lágrimas a su esposo cuando regresaba a casa como muestra de su amor y devoción.
De hecho, se han descubierto relatos de problemas matrimoniales porque el marido encontraba la botella de lágrimas vacía a su regreso.
Las botellas de lágrimas se convirtieron en las compañeras de las personas en duelo. Estas se consolaban con el hecho de que sus lágrimas no se habían perdido.
Sin embargo, esto es lo que David nos quiere decir – note nuevamente. Dios es quien sostiene la botella sobre nuestras mejillas y Dios es quien recoge nuestras lágrimas.
Él tiene una botella para sus lágrimas. En otras palabras, a Dios no se le ha escapado ni una lágrima que usted haya derramado.
Lágrimas de tristeza… arrepentimiento… angustia… confusión … temor… dolor … rechazo…
Dios está tan profundamente interesado en sus problemas, su camino y sus lágrimas que los tiene a todos en mente.
Por cierto, una de las promesas que Dios nos ha dado es que, en el cielo Él secará toda lágrima de nuestros ojos (Apocalipsis 21:4).
Lágrimas de dolor, sufrimiento, tristeza, pérdida y dolor… nunca más. . . los lacrimatorios serán cosas del pasado.
Y mientras tanto – escuche esto – David no está diciendo que esta es su botella de lágrimas que usted le da a Dios – esta es la botella de Dios que tiene su nombre en ella… y es para Él. La idea aquí es que Dios ha descendido para recoger sus lagrimas.
Querido oyente, usted nunca ha llorado solo y ni lo hará.
Y, por esto, David se siente movido a alabar a Dios.
David ha cambiado su enfoque de lo que la gente piensa de él a lo que Dios piensa de él. Él ha cambiado su perspectiva de lo que la gente dice sobre él a lo que Dios le ha dicho.
No es de extrañar que él cante en el versículo 9: Esto sé, que Dios está por mí. Esta es una increíble declaración de fe cuando tiene miedo.
Esto sé: Dios está por mí, para mi bien, para mi futuro, para mi redención, para mi comunión eterna con Él un día en gloria (versículo 13).
No está en mi contra.
Dios está por mi. Versículo 10: En Dios cuya palabra alabo; En Jehová cuya palabra alabo.
Y note el estribillo nuevamente – versículo 11. En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?
Sin embargo, note que ahora no agrega una lista de cosas que el hombre puede hacerle.
Ahora no.
Porque lo que el hombre le está haciendo no es nada en comparación con lo que Dios está haciendo y ha planeado para él.
La semana pasada tuve el privilegio de orar con un hermano de nuestra iglesia en sus ultimas horas de vida. Entré en su habitación y él me miró con una gran sonrisa. Él ahora está con el Señor. Su viuda positiva y aún sonriendo a través de todo este tiempo difícil por pura confianza y fe en Cristo.
¿Temor? Sin duda… ¿Fe? Absolutamente.
Hablé con una bella pareja en nuestra iglesia hace un par de días que se llevaron una sorpresa más allá de lo que alguna vez podrían haberse imaginado. Hace ocho semanas, no tenían ni una preocupación en el mundo más allá del ajetreo común de la vida.
Sin embargo, después de un examen físico de rutina y luego una gran cantidad de exámenes que le pidieron, se descubrió que un cáncer había invadido los huesos de la esposa.
La confianza de esta familia en la gracia de Dios es un testimonio increíble. El esposo me dijo: “Pastor, he dado por sentadas tantas cosas – pero ya no.”
Estos preciosos miembros de nuestra familia espiritual están más en sintonía con el Espíritu de Dios que nunca… guiándose por el panel de instrumentos del Salmo 56. Animados a pesar de las dificultades porque:
- La palabra de Dios es suficiente para enfrentar cada problema.
- Dios está consciente de sus caminos;
- Dios está compasivamente atento a cada una de sus lágrimas.
El Enemigo le dirá: “Dios no conoce tus problemas. Él ya lo perdido de vista – divagaste demasiado.
Oh no. Él no lo ha perdido de vista. Él está registrando sus pasos en Su diario.
El Enemigo le dirá: “Está bien, Dios lo sabe, pero a Él realmente no le importa. Tiene demasiadas cosas sucediendo en el universo como para preocuparse por ti”.
Oh no. Incluso ahora, Él está recogiendo cada una de sus lágrimas. Usted nunca ha llorado solo – Él siempre ha estado a su lado.
No importa lo que digan sus sentidos, este es el panel de instrumentos del Salmo 56.
Dios lo sabe y a Dios le importa.
Conclusión
William Frey fue un estudiante de la Universidad de Colorado en 1951. Él pasaba un par de horas a la semana leyéndole a un compañero que se llamaba Juan. Juan era ciego.
William escribe: Un día le pregunté cómo había perdido la vista. Él me contó de un accidente que tuvo cuando era un adolescente y cómo, en ese momento, simplemente había renunciado a la vida. “Cuando ocurrió el accidente y supe que nunca volvería a ver, sentí que mi vida había terminado. Estaba amargado y enojado con Dios por permitir que esto sucediera, y descargué mi enojo con todos los que me rodeaban. Sentí que como no tenía futuro, no iba a esforzarme en nada. Que otros me atendieran. Cerré la puerta de mi habitación y me negué a salir excepto para comer”.
William Frey escribe, “el joven que conocí era un esforzado estudiante universitario, así que tuve que preguntarle qué había cambiado su actitud. Él me contó esta historia. “Un día, mi padre entró en mi habitación y me dijo que estaba cansado de que sintiera lástima por mí mismo. Dijo que se acercaba el invierno, y que siempre era mi trabajo poner las contraventanas y que tenía que ponerlas para la hora de la cena esa noche. Él cerró la puerta al salir. “Bueno”, dijo Juan, “eso me enojó tanto que decidí hacerlo. Murmurando en voz baja, busqué a tientas el camino hacia el garaje, encontré las contraventanas, una escalera pequeña, todas las herramientas necesarias y me puse manos a la obra. Se arrepentirán cuando me caiga de la escalera y me rompa el cuello, pensé; pero poco a poco, andando a tientas por la casa, terminé el trabajo”.
Luego se detuvo y sus ojos ciegos se empañaron cuando me dijo: “Más tarde descubrí que en todo momento durante esa tarde mi padre había estado a no más un metro y medio de distancia. No lo supe hasta más tarde, pero todo el tiempo que subía y bajaba por esa escalera, murmurando, a tientas con las herramientas y sudando a través de ese tedioso trabajo – en la oscuridad – en todo momento mi padre había estado a mi lado.”[viii]
Termino con las palabras de un bello himno que como este salmo de David canta de la fe y la confianza que debemos poner en nuestro amado Señor:
No temas por nada, contigo Yo soy.
Tu Dios Yo soy solo, tu ayuda seré.
Tu fuerza y firmeza en mi diestra estarán,
y en ella valor y poder te daré,Al alma que anhele la paz que hay en mí,
jamás en sus luchas la habré de dejar.
Si todo el infierno la quiere perder,
¡Yo nunca, no nunca, la puedo olvidar![ix]
[i] Adapted from Michael Youseff, When the Crosses are Gone (Kobri, 2011), p. 19
[ii] Derek Kidner, quoted by James Montgomery Boice, Psalms: Volume 2 (Baker Books, 1996), p. 468
[iii] Adapted from G.A.F. Knight, Psalms: Volume 1 (Westminster Press, 1982), p. 262
[iv] Charles Haddon Spurgeon, The Treasury of David: Volume 1 (Zondervan, 1966), p. 465
[v] Donald Williams, Mastering the Old Testament: Psalms 1-72 (Word Publishing, 1986), p. 389
[vi] James Montgomery Boice, Psalms: Volume 2 (Baker Books, 1996), p. 471
[vii] Williams, p. 391
[viii] Adapted from Charles Swindoll, Getting Through the Tough Stuff (W Publishing, 2004), p. 224
[ix] John Rippon, How Firm a Foundation (The Worship Hymal, Lifeway, 2008), p. 456