Introducción
Hace un tiempo leí sobre la construcción de un edificio de la municipalidad en una pequeña ciudad en Pensilvania, Estados Unidos. Todos los ciudadanos estaban muy orgullosos de este pequeño edificio de ladrillos rojos… un sueño de muchos años hecho realidad. Sin embargo, no muchas semanas después de entrar en funcionamiento, comenzaron a suceder cosas extrañas. Varias puertas no se cerraban por completo y las ventanas no se podían abrir y cerrar con facilidad. Con el paso del tiempo, comenzaron a aparecer grietas en las paredes. En unos meses más, la puerta de entrada ni siquiera se podía cerrar y el techo había comenzado a gotear. Una investigación a fondo reveló que, a gran profundidad, las explosiones de una mina a varios kilómetros de distancia estaban causando pulsaciones subterráneas que estaban debilitando la tierra debajo de ese pequeño edificio.[i]
Era casi imperceptible. Estaba sucediendo muy lentamente. Una pequeña sacudida tras otra.
En las relaciones matrimoniales, relaciones en general, e incluso en la vida misma, debemos estar atentos a los problemas que se encuentran debajo de la superficie – los problemas que van más allá de las simples diferencias de personalidades, o las típicas diferencias entre los hombres y las mujeres.
De hecho, uno de los problemas de la típica sesión de consejería matrimonial es que se ocupa de las cosas superficiales – síntomas y problemas evidentes.
Sin embargo, para tratar realmente con los problemas en el matrimonio y la vida en general debemos ir a la raíz, a los asuntos que están profundamente arraigados y escondidos en el corazón.
Como verá, la mayoría de las personas creen que pueden arreglar su matrimonio como pueden arreglar la gotera del techo – como si se tratara de renovar la sala de estar o pintar una habitación. De hecho, la consejería matrimonial en el mundo de hoy, por lo general, comienza y termina con: Arregla esto, cambia eso; haga que su cónyuge haga algo diferente; cocínele algo rico; vístase bien y salga a una cena romántica con más frecuencia… y, por lo general, solo trata con cosas superficiales y se enfoca en sus necesidades y sus derechos y como obtener lo que usted se merece… y, finalmente, hace que el esposo o esposa se vuelva aún más egocéntrico de lo que podría haber sido antes de casarse.
Una encuesta que leí recientemente decía que aproximadamente el 70% de las personas cree que el objetivo principal del matrimonio es la satisfacción mutua.[ii]
Es decir, me casé con ella porque se suponía que debía satisfacerme. Se suponía que él iba a satisfacer todas mis necesidades.
Lo que hace que el propósito principal del matrimonio sea todo acerca mí, lo mío y para mi… y si esa otra persona no me satisface, el matrimonio simplemente no va a funcionar.
- Para la gran mayoría de las personas – incluso los que dicen ser cristianos, el matrimonio no tiene nada que ver con el servicio;
- No tiene nada que ver con el “morir a uno mismo” y “sacrificarse por el otro,” como lo vemos en la relación de Cristo con Su novia, la iglesia.
- No tiene nada que ver con el deseo de glorificar al Creador de la vida y el matrimonio.
- No tiene nada que ver con edificar una herencia piadosa;
- No tiene nada que ver con guiar a los creyentes más jóvenes con nuestro ejemplo de un matrimonio fiel y gozoso.
- No tiene nada que ver con reflejar el carácter de Cristo.
Para la persona promedio, el matrimonio se trata simplemente de que obtener lo que quiere.
La mayoría de los recursos para matrimonios que existen hoy en día simplemente les dan a las personas aún más municiones para hacerlas más egocéntricas y egoístas que nunca.
De hecho, los servicios de citas por internet que se han vuelto extremadamente populares en la actualidad están diseñados para ayudar a las personas a encontrar una pareja que se adapte a quienes son y a lo que a usted le gusta y lo que usted quiere.
Que importa si Dios quiere que usted se case con una persona completamente diferente para que lo complemente, lo pula en ciertas áreas, lo ayude a cambiar y ser moldeado a la imagen de Cristo.
Un consejero que leí recientemente escribió con bastante valentía y humor acerca de la mayoría de los hombres que vienen a verlo, se quejan de sus esposas y describen lo que quieren del matrimonio. Él dijo, “He descubierto lo que realmente quieren no es una esposa, lo que realmente quieren es un cachorro”. Porque ese es el tipo de relación que describen: Quieren alguien con quien jugar y que les traiga las cosas.
El problema es cuando solo nos enfocamos en el matrimonio… cuando solo miramos la superficie y nunca profundizamos lo suficiente.
Como verá, gran parte de lo que hace que un matrimonio funcione no es ni siquiera su relación con su cónyuge, sino su relación con Cristo. Gran parte de lo que hace que su matrimonio sea dulce y maravilloso no es tanto la sumisión y respeto mutuo, sino su sumisión y respeto a Cristo.
Así que tenemos que empezar, no al ocuparnos de lo que es visible, sino ocupándonos de lo invisible… como las raíces de un árbol.
Le invito a que vaya conmigo al Salmo 1 mientras continuamos estudiando algunos Salmos selectos en este antiguo e inspirado cancionero de Israel.
Es hora de que saquemos nuestro equipo de minero y vayamos debajo de la superficie para examinar lo que Dios nos dice a través del salmista acerca de tener una relación buena y piadosa – ciertamente en el matrimonio, pero también en todas las relaciones de la vida.
Negativas para la Persona Bienaventurada
Note el versículo 1. Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; 2 Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche.3 Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.
Lo que el salmista hace primero en el versículo 1 es decirnos qué es lo que no debemos hacer si queremos proteger nuestras vidas – y ciertamente puede aplicar esto mismo para proteger su matrimonio.
El Salmo comienza diciendo, “Bienaventurado el varón”.
La palabra hebrea traducida “bienaventurado” significa gozoso o feliz. Pero esto va más allá de la felicidad superficial que depende de lo que suceda.
Esta palabra se refiere a alguien que realmente está progresando… alguien que está avanzando. Incluso puede relacionarse con alguien que está liderando el camino.
La palabra hebrea pinta la imagen de una persona que sigue progresando, avanzando en la vida con metas y un propósito piadoso.[iii]
Este es el mismo concepto que recibimos del apóstol Pablo, quien escribió que él estaba prosiguiendo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús (Filipenses 3:14).
Entonces, la persona bienaventurada en el Salmo 1 es alguien que avanza hacia la piedad.
Y note la progresión de esta persona bienaventurada.
Me gustaría que subraye tres palabras clave en el versículo 1: anduvo, estar y sentarse.
Estas tres palabras están relacionadas con tres negativas en la vida de una persona piadosa. En otras palabras, aquí hay tres cosas que no debe hacer si realmente quiere progresar en la vida.
Note el versículo 1 nuevamente; Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos.
La palabra traducida como “andar” sugiere que esta persona está escuchando el consejo de los impíos. Es la idea de una relación casual. Simplemente está caminando casualmente hacia algún lugar, y mientras tanto está escuchando.[iv]
La idea aquí es que una persona malvada o impía se le acerca y ahora lo acompaña en su camino – ahora esta andando con usted y, evidentemente, está listo para darle consejos.
Entonces, en esta primera negativa, el creyente es alguien que no escucha los consejos de los impíos. De hecho, ni siquiera va a caminar casualmente cerca de él. Ciertamente no va a coquetear con eso. Se apartará del consejo impío.
Podríamos parafrasear esta frase como: “Bendito el hombre que no camina por la vida escuchando los consejos impíos”.
Luego, el salmista nos lleva a la siguiente negativa. Es más, podría considerar estas tres negativas como los tres pasos hacia la ruina.
El primer paso peligroso hacia la ruina es caminar junto al consejo impío. El paso 2 viene a continuación: Fíjese, ni estuvo en camino de pecadores.
La palabra traducida “estar” es otra palabra clave. Tiene la idea de tomar su lugar junto con el incrédulo. Se refiere a una determinada forma de vida, una forma de pensar.[v]
Entonces, el primer paso es cuando solo está escuchando a los incrédulos. Pero ahora está de acuerdo con ellos. Se está poniendo de su lado. Está junto a ellos.
Querido oyente, el mejor momento para decir no es a la primera invitación del pecado.
Su matrimonio – y, de hecho, toda su vida – depende de que usted decida lo que no hará, dónde no caminará, en que no estará de acuerdo con otros.
Aquí en el Salmo 1, la persona piadosa dice no incluso a los consejos casuales, y luego se niega a detenerse y ponerse del lado de los pecadores – la única razón por la que se detendría sería para compartirles el evangelio de Cristo.
Por cierto, las palabras traducidas como malos y pecadores hacen referencia a los incrédulos. La forma en que se los describe aquí no implica que estén maldiciendo a Dios o negando la existencia de Dios o siendo particularmente groseros. Simplemente se los muestra como personas que no tiene relación alguna con Dios ni tienen deseo de vivir por Él.[vi]
Para ellos, todo lo que importa es la vida… aquí y ahora… salir adelante en la vida… aprovechándola al máximo.
En otras palabras, estas personas no necesariamente están maldiciendo a Dios, solo están ignorando a Dios.
Probablemente usted trabaja con gente así. Quizás viva en la misma casa con personas así. Incluso, puede que vaya a la iglesia con gente así.
Superficialmente parecen estar bien, pero si empieza a cavar e ir bajo tierra… si le echa un vistazo más profundo a sus consejos y su perspectiva, no escuchará nada sobre la palabra de Dios. De hecho, es como si Dios no tuviera nada que ver.
Las decisiones se toman sin Él. La vida se vive sin ninguna conexión con Él, excepto durante unas horas el domingo.
Y escuche esta advertencia que vemos en el Salmo 1 – La presencia de estas personas en su vida puede ser como una corriente marina… puede ser peligrosa para su vida, sus relaciones e incluso su matrimonio.
Seguro que alguien estará pensando, pero no era Jesús amigo de los pecadores. ¿No lo criticaron acaso por comer y beber con publicanos y pecadores? Absolutamente, como lo dice Mateo 11:19.
Pero no pase por alto su propósito. Jesús no estaba comiendo con los publicanos porque quería compañía. No conversaba con prostitutas porque quería nuevos amigos. No se acercaba a los incrédulos porque quería ir a una fiesta el fin de semana.
Él se estaba juntando con ellos para influenciarlos y cambiarlos. Él lo hacía porque ellos lo necesitaban – no al revés.
Él había venido a buscar y a salvar a los que estaban perdidos (Lucas 19:10)
Él no estaba allí para entretenerlos; Él estaba allí para redimirlos.
Círculos de Influencia
Permítame desafiarlo, querido oyente, a pensar en sus amistades o simplemente las personas en su vida de tres maneras diferentes.
De hecho, le invito a dibujar mentalmente tres círculos alrededor de su vida.
El primero es el círculo mas cercano; el segundo círculo es más grande y está más lejos y el tercero está aún más alejado.
- El círculo más alejado representa a sus conocidos.
Estos son la mayoría de sus compañeros de colegio o universidad o de trabajo. Usted sabe cuales son sus nombres y ellos conocen el suyo, pero eso es todo, prácticamente.
Usted conoce a estas personas, pero no sabe mucho acerca de ellas, ni ellas de usted.
Son simples conocidos.
- El siguiente círculo más cercano a usted es el de sus amistades casuales.
Estos son sus compañeros de equipo. Son las personas con las que se sienta en clase o en el autobús y termina conversando bastante con ellos.
Estas son las personas con las que conversa todos los días en el trabajo o en otros círculos sociales.
Estos son sus vecinos con los que conversa o aún los invita a comer de vez en cuando.
Estas personas son mucho más que simples conocidos. De hecho, están prácticamente insertos en su esfera de vida y por eso usted llega a conocerlos bastante bien, y ellos a usted.
Estas son las personas con las que conversa seguido; los invita a la iglesia y entabla conversaciones significativas sobre Cristo. Estas son las personas en su lista de oración.
No está con ellos para que puedan influenciarlo. Usted asume que Dios los ha colocado en su vida para que usted los influya. No los invita a su casa simplemente porque quiere pasar un buen tiempo durante el fin de semana. Usted, como Cristo, está aprovechando las oportunidades para demostrar y compartir su fe, esperando y orando que lleguen a salvarse.
Estos no son simples conocidos; estas son amistades casuales, las personas que Dios ha puesto en su vida para que usted les presente al Salvador – para usted influir en ellas, y no al revés.
Eso está reservado para el círculo más cercano.
- Él último círculo está reservado para sus amigos íntimos.
Estas son las personas a las que les permite entrar en su vida y compartir cosas más personales. Son sus consejeros y confidentes. Si está casado con un creyente, este es su confidente más cercano. Más allá de eso, uno es afortunado si tiene un par de personas más en este círculo interno. Y uno debe elegir con cuidado y sabiduría.
Y eso se debe a que usted les da a estas personas el derecho a ser de influencia en su vida.
Estas son las personas a las que usted les pregunta: “¿Qué crees que debería hacer?” “¿Qué decisión crees que debería tomar?” “Podrías orar conmigo y por mí mientras pienso en cual es el camino que el Señor quiere que tome”.
Tenga mucho cuidado en cuanto a quien deja entrar a ese círculo.
Así que repasemos:
- El círculo más lejano es para sus conocidos. No existe una conexión u obligación personal real;
- El siguiente círculo es para las amistades casuales. Con estas personas comparte un círculo de experiencia similar – una conexión a través de la escuela o el trabajo que lo pone en contacto personal regularmente con ellos. Usted permanece alerta y consciente de que Cristo los ha traído a su esfera de influencia para que usted les comparta acerca de Cristo.
- El tercer círculo y el más cercano de todos es el de los amigos íntimos. Estas son las personas a las que les ha concedido el derecho de influir en su vida. Estas son las personas a las que les ha otorgado acceso para impactar su mente, su corazón y su vida.
Para el creyente, nadie que esté sin Cristo debería tener acceso a este círculo íntimo.
Esto es de lo que apóstol Pablo les advirtió a los creyentes en Corinto cuando escribió, ¿qué comunión pueden tener la luz con las tinieblas? (2 Corintios 6:14)
Escuche querido oyente, esto se aplica a su relación de noviazgo, a las personas con las que sale los fines de semana, a quienes busca por consejo.
Si su consejero o confidente no conoce a Jesucristo, no tiene derecho a entrar en el círculo íntimo para influir en su mente. Es muy posible que lo lleven por mal camino.
No sabría decirle a cuántas personas he aconsejado a quienes algún consejero o amigo incrédulo les ha dicho que lo que deben hacer es dejar a su cónyuge y buscar la felicidad.
Que lo que deben hacer es dejar que sus hijos adolescentes experimenten con el pecado para que puedan aprender por sí mismos. ¡Qué consejo tan impío!
Mire, lo mejor que puede hacer por su caminar espiritual es comenzar a mover a esa mala influencia al círculo exterior.
Salomón lo escribió de esta manera en Proverbios 13:20. El que anda con sabios, sabio será;
Mas el que se junta con necios será quebrantado.
El salmista aquí en el Salmo 1 está diciendo efectivamente: “No disminuyas la velocidad mientras sigues adelante. No te desvíes. No invites el consejo de los impíos al círculo íntimo de tu vida. No te detengas en tu camino ni les prestes oído, porque puedes empezar a creer lo que escuchas, y luego empezaras a vivir de acuerdo con lo que crees.
Y las voces de los impíos están por todas partes.
Una cadena de noticias transmitió la historia de un bufete de abogados que creó una valla publicitaria en el área de Chicago dirigida a la clientela joven y adinerada del lugar. El cartel decía: “La vida es corta: divórciese”. Y a ambos lados del anuncio había fotografías sensuales de un hombre y una mujer con poca ropa.
En una semana, la ciudad eliminó el anuncio diciendo que era por problemas técnicos. La verdad era que mucha gente se había quejado.
El bufete de abogados defendió su anuncio publicitario diciendo, y cito, “Encontramos el anuncio refrescantemente honesto y revelador… la gente no está contenta y hay muchas opciones; entre otras, divorciarse y seguir con su vida”.[vii]
Nuevamente, si el propósito principal del matrimonio e incluso de la vida es la realización personal, entonces el anuncio tiene mucho sentido y puede ser elogiado como honesto y revelador. Porque si el matrimonio está arruinándole la fiesta, deshágase de él. Tiene lógica.
Comentando el asunto del anuncio publicitario controvertido, una persona dijo: “Para aquellos que piensan que este es un anuncio inteligente, realmente deberían considerar quitar las fotos de esa pareja escasamente vestida y, en su lugar, poner una foto de una niña de 8 años y un niño de 5 abrazando a su papá o mamá mientras le pide que no se vaya”.
Eso sería si que sería honesto y revelador.
El salmista detalla esta peligrosa progresión en el primer versículo de este salmo. Escucharlos lo lleva a estar con ellos…y eventualmente, unirse a ellos. Ese es el tercer paso en este descenso mortal. Note lo que dice el final del versículo 1, “ni en silla de escarnecedores se ha sentado”
La palabra hebrea traducida como “escarnecedores” se refiere a aquellos que abiertamente se burlan del consejo de Dios.[viii]
Esta es la tercera negativa para el discípulo piadoso. ¡No se siente en la silla del burlador!
Lo que el salmista llama la “silla” es una referencia a un lugar de autoridad o prestigio o enseñanza. En Mateo 23:2 leemos que los escribas se sentaban en la silla o cátedra de Moisés. Es decir, eran profesores de la ley.[ix]
Esa es la idea aquí. Este asiento en particular, en el Salmo 1, lo ocupa un maestro, un cínico, un crítico, un burlador de la verdad bíblica.
Nuestra tierra está llena de este tipo de personas, por cierto. Usan su silla, su posición, para socavar, ridiculizar y burlarse de las cosas de Dios.
Evite a personas así tanto como sea posible.
Sin embargo, observe que el salmista nos dice que el hombre piadoso no se sienta en él – lo que es el tercer paso en esta progresión fatal. Él ahora está sentado; ahora está arraigado.
¿Notó la progresión desde ir caminando a luego estar de pie y finalmente sentarse?
En otras palabras, lo que comenzó con un paseo informal se convirtió en una forma de vida.
Así que, esta persona está abandonando el camino de la bienaventuranza, el progreso espiritual, y eso afecta cada relación, cada actividad, cada deseo en su corazón. Las personas, especialmente los cónyuges, solo le importan por lo que puedan darle y como pueden servirle.
Esto lleva a la muerte del gozo en el matrimonio. Esto lleva a la pérdida de la bendición en la unión matrimonial.
Un libro que ha aparecido en los titulares, y ahora está en su tercera edición, revisada y ampliada, es el libro titulado, “Aventura Amorosa” con el subtítulo, Cómo manejar cada aspecto de su relación extramarital con pasión, discreción y dignidad.
En la contraportada dice: “A pesar de la desaprobación casi universal, entre una cuarta parte y la mitad de las personas casadas participarán en algún momento en una relación extramarital. Estas tendrán ya sea una experiencia enriquecedora o el triste y destructivo desastre por el que las aventuras amorosas son mejor conocidas. [En este libro] veremos cómo evitar las principales dificultades y así experimentar una relación extramarital que le traiga una mayor felicidad y crecimiento personal”.
Los títulos de los capítulos iban desde “Preparándose para conocer a esa persona especial”; “Atendiendo a su cónyuge” y “Despedidas afectuosas”.
Eso es lo que se llama el consejo de malos.
La verdad es que nadie se casa teniendo una copia de este libro al lado de su cama.
Pero la advertencia es para nosotros.
Querido oyente, mientras camina por la vida, ¿está prestando oído al consejo del mundo?
¿Qué tal ese compañero de trabajo que repetidamente le dice lo grandiosa que es su vida desde que dejó a su esposa?
Escuche, busque a alguien más con quien almorzar.
¿Qué tal ese amigo que le dice que realmente debe hacer lo que quiera hacer, ¡Olvida la restricción y la responsabilidad del matrimonio y la familia! ¡Eso solo te está atando! Empieza a disfrutar. Vive la vida.
¡Querido oyente, encuentre otro amigo! Y mueva a esa persona al círculo exterior donde pertenece.
¿Qué tipo de películas y series de televisión está viendo? ¿Está escuchado a los que se burlan del consejo de Dios?
¿Qué libros está leyendo y qué música está escuchando también?
Muchos cristianos hoy dirían: “Tranquilo, suenas como un legalista. ¡Necesitas relajarte!”
El salmista le diría, “Tienes que estar atento… no te detengas a escuchar. Cambia de canal. Mantente alejado… y hagas lo que hagas, no acerques una silla y te sientes con los burladores”.
No dejes que las raíces de tu vida se arraiguen al consejo de los impíos.
Tal como insinúa el salmista, eventualmente afectará las hojas, las ramas y los frutos de su vida.
Impactará su mente. Impactará sus amistades. Impactará su matrimonio. Impactará su vida.
Así que esto es lo que no hace la persona piadosa. La persona no se detiene, no se para, ni se sienta con los malvados; el pecador y el burlador.
Los aleja, colocándolos en los círculos exteriores de su vida, a menos que vaya a influir en él. Y ahora que nos ha dicho lo que no debemos hacer, el salmista nos dirá lo que debemos hacer. Pero eso lo veremos en nuestro próximo programa en Sabiduría para el Corazón.
[i] Charles Swindoll, Living Beyond the Daily Grind: Volume 1 (Word Publishing, 1988), p. 5
[ii] David Crary, “Key to a Good Marriage?” www.ap.org
[iii] Lloyd John Ogilvie, Falling Into Greatness (Thomas Nelson, 1984), p. 17
[iv] Adapted from Swindoll, p. 7
[v] Ibid
[vi] Ogilvie, p. 18
[vii] ABCnews.com, “Billboard Turns Heads” (5/7/07)
[viii] Ogilvie, p. 19
[ix] John Phillips, Exploring the Psalms: Volume One (Loizeaux Brothers, 1988), p. 18