Introducción
Hace más de cien años, se produjo una crisis financiera en los Estados Unidos que llegó a conocerse como el pánico de los banqueros de 1907.
La crisis financiera afectó a muchas industrias como se podrá imaginar, y el efecto dominó de la agitación financiera se sintió hasta un pequeño pueblo de Arizona.
La falta de fondos llevó a una disputa entre las empresas mineras dedicadas al cobre y los mineros de Arizona. Les pagaban mal y sus condiciones de trabajo eran terribles. Así que se organizaron en sindicatos y se dirigieron al liderazgo de la empresa con una lista de demandas de mejores salarios y condiciones.
La empresa se negó y tomó represalias: cualquier trabajador minero que se quejara sería despedido.
Así que los mineros se enfrentaron a un dilema: tenían que elegir seguir trabajando en condiciones deplorables o perder su trabajo y empeorar aún más las cosas.
Uno de los trabajadores acuñó la frase, “estamos atrapados entre una roca (refiriéndose a la mina) y un lugar duro (el desempleo)”. No pasó mucho tiempo antes de que la frase echara raíces en Estados Unidos y, en 1930, los periódicos usaban esa frase para describir una gran cantidad de situaciones imposibles.
En castellano usamos la frase parecida, “entre la espada y la pared” que simplemente significa que está atrapado entre dos opciones, y ninguna de las dos es buena.
Estos son los momentos en los que nos enfrentamos a nuestra absoluta debilidad e incapacidad para superar los obstáculos de la vida.
Podemos negarlo, podemos enmascararlo, podemos fingir que todo está bien, e incluso podemos intentar ignorarlo. Pero la verdad es que somos criaturas débiles. Ya que, como bien lo expresó un escritor, al ser pecadores, fallamos. Al ser propensos a la enfermedad, nos dolemos; Al ser mortales, nos desgastamos; la presión nos agobia; la ansiedad nos produce úlceras; la gente nos intimida; la crítica nos ofende; las dificultades nos acosan.[i]
¿Qué opción tenemos cuando estamos atrapados entre la espada y la pared?
Le recomiendo abrir su Himnario hebreo, ubicado en el centro de su Biblia y comience a recibir lo que un autor denominó una gran dosis del Salmo 46.[ii]
Este salmo tiene la fama de ser el salmo de Martín Lutero. Y eso se debe a que este fue el salmo que lo inspiró a escribir su famoso himno: “Castillo fuerte nuestro Dios, defensa y buen escudo; con su poder nos librará en este trance agudo.”
Mientras Lutero luchaba contra el liderazgo de la Iglesia Católica Romana e incluso el mismo Papa – rodeado de amenazas y presión por mantener su convicción en cuanto a la justificación solo por fe y no por obras – habían momentos cuando estaba tan abrumado que le decía a su gran amigo Felipe Melanchthon – otro teólogo importante en la reforma protestante: “Ven, Felipe, cantemos el salmo 46”.[iii]
Así que, cantemos juntos el salmo 46.
Refugio en medio de la Adversidad
Ahora, no sabemos cuál es su melodía original. Tendríamos que inventar una. En cuanto a la letra inspirada de este salmo, notará que por encima del versículo uno hay una inscripción que dice: de los hijos de Coré. Salmo sobre Alamot.
El término alamot, proviene de la palabra hebrea alma, que significa mujer joven. Nadie está exactamente seguro de lo que esto significa, pero algunos eruditos del Antiguo Testamento piensan que este es un término musical que indica que este salmo debía cantarse con un coro de mujeres o una soprano. Otros piensan que se refiere a una instrumentación con flautas, arpas y otros instrumentos de tono dulce como el cantar de un coro de mujeres.
Evidentemente, se suponía que este Salmo debía ser reconfortante, tranquilizador y agradable para el oído y ciertamente para el corazón.
Notará también que esta canción está dividida en tres estrofas. Cada estrofa termina con la indicación musical para hacer una pausa. La encontrará al final de los versículos 3, 7 y 11.
Es la palabra Selah. Este era como un interludio, un momento para hacer una pausa, un momento para reflexionar sobre lo que acaba de cantar.
Si elaboramos y parafraseamos la palabra Selah, el compositor estaría diciendo algo como, “Ahora detente y piensa en ello”. O, tal vez, incluso en forma de pregunta, “Detente… ahora ¿que piensas sobre eso?”
Como para decir, no corras a través de esta letra… reflexiona sobre su contenido.
Selah… disminuya la velocidad y piénselo bien.
Lo que el cristiano promedio necesita es menos pánico y más pausas.
Yo no sé usted, pero necesito muchos más Selahs en mi vida y en mi corazón.
Estrofa #1
Comencemos leyendo el versículo uno de esta canción. Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
La palabra traducida como tribulaciones proviene de un verbo hebreo que significa ser restringido; estar apretado o en un lugar estrecho.[iv]
Lo que es otra forma de decir, “estoy atrapado entre la espada y la pared.”
Y cuando lo está, esta canción enfatiza que Dios es nuestro pronto auxilio. Podemos traducirlo también: Él es nuestra ayuda inmediata – Él es el lugar donde encontramos refugio inmediato y nuevas fuerzas cuando estamos atrapados y no hay parece haber una salida.
Continuemos en el versículo 2. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza. Selah
Si vive en Latinoamérica, es muy probable que haya experimentado la fuerza de un terremoto. Una hermana de la iglesia estaba en Chile para uno de los tantos terremotos que suelen haber. Ella estaba en un apartamento en el piso 12 cuando ocurrió. Gracias a Dios no le pasó nada, pero me contó la inolvidable experiencia de ir bajando todos esos pisos por las escaleras rodeada de gente, algunos de ellos gritando, mientras sentía que el edificio se balanceaba debajo suyo”.
El salmista está describiendo terremotos y tsunamis y erupciones volcánicas que literalmente derriban montañas, describiendo así poéticamente que todo en su vida estaba fuera de control, todo es inestable… los cimientos se tambalean, su vida estaba cambiando rápida y drásticamente.
Leamos nuevamente al versículo 2 y observe la frase, aunque la tierra sea removida. Puede traducir esa frase como “Aunque la tierra cambie de manos”.[v]
El escenario histórico de este salmo, al parecer, fue la amenaza del rey asirio Senaquerib en contra de Jerusalén.
Él llegó a conquistar Egipto en el año 710 a. C., había saqueado, matado y conquistado todas las ciudades a lo largo del camino, y ahora llega a la pequeña ciudad de Jerusalén que se interpone en su camino.
Senaquerib le envía un mensajero al rey Ezequías que le trae una carta que básicamente decía: “Esto es lo que voy a hacer con Jerusalén”.
El pueblo de Jerusalén entró en pánico; gritaron, lloraron y exigieron que su rey hiciera algo.
Ezequías sabía que no tenían ninguna posibilidad ante esa enorme máquina de guerra asiria que eventualmente llegó a la ciudad y la sitió.
Pero Ezequías tomó la carta de Senaquerib, se dirigió al templo y extendió la carta delante del Señor como diciendo: “¡Señor, necesitas leer esto!”
El profeta Isaías se acercó a Ezequías y lo elogió por encontrar su refugio en Dios. Él luego lo desafió a no considerar hacer una alianza militar o incluso rendirse ante los asirios, sino a solo confiar en Dios.
A partir de todas las evidencias externas, parecía bastante obvio que la tierra estaba a punto de cambiar de manos.
Pero Dios cumplió Su palabra, y 185.000 soldados asirios murieron la noche anterior al ataque que tenían planificado en una especie de enfermedad repentina. Senaquerib regresó derrotado a Nínive, donde más tarde fue asesinado. Puede leer los detalles de esta historia en el segundo libro de Reyes capítulos 18 y 19.
A partir de ese contexto, esta canción fue compuesta para que toda la nación la cantara.
No había salida; no había forma aparente de manejar la situación. No había lugar al que ir… sino a Dios.
Estaban atrapados entre la espada y la pared.
Por cierto, no pase por alto la repetición de la palabra aunque en esta primera estrofa.
En Dios encuentro mi refugio así que no temeré.
- Aunque la tierra sea removida,
- aunque se traspasen los montes al corazón del mar;
- Aunque bramen y se turben sus aguas,
- Y aunque tiemblen los montes a causa de su braveza.
Y no pude sino pensar: ¿Cuál es la circunstancia a la qué usted se está enfrentando?
¿Puede decir, En Dios encuentro mi refugio y no temeré…?
- Aunque haya caído en bancarrota;
- Aunque mi matrimonio está arruinado;
- Aunque me hayan despedido del trabajo;
- Aunque un amigo cercano me traicionó;
- Aunque nuestra casa quedó destruida por un desastre natural;
- Aunque nuestros ahorros se perdieron o los robaron;
- Aunque los médicos no tienen respuesta en este momento;
- Aunque esa relación se terminó;
- Aunque ese funeral acaba de realizarse;
- Aunque ese accidente acaba de ocurrir;
- Aunque nunca lo vi venir.
Aunque…aunque… aunque… El salmista nos está enseñando a cantar: A pesar de lo que pase, Dios es mi refugio y fortaleza. Él está inmediatamente disponible y consciente, incluso cuando estoy atrapado entre la espada y la pared.
Entonces el compositor del salmo pone esta palabra: Selah. Ahora, ¿Qué piensas acerca de esto?
Haz una pausa. ¡Piensa en esto!
Estrofa #2
La estrofa número dos comienza en el versículo 4 con las palabras: Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios.
Esta frase tiene implicaciones proféticas. Dios no solo es nuestro refugio presente; la ciudad de Dios será un día nuestro refugio permanente. El futuro reino de Dios donde está el santuario de las moradas del Altísimo (versículo 4). Versículo 5: Dios está en medio de ella; no será conmovida. Dios la ayudará al clarear la mañana.
Juan describe esta ciudad en detalle en Apocalipsis 21:2. Él escribe: Y vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.
El salmista está animando al creyente, no solo recordándonos nuestro refugio presente, sino también nuestro refugio profético.
Un día habrá paz en la tierra. Mientras tanto, usted puede tener paz en su corazón.[vi]
Aunque, bramaron las naciones, titubearon los reinos; versículo 6, Dio él su voz, se derritió la tierra.
No pase por alto el contraste. Las naciones braman, están haciendo mucho ruido, pero Dios un día alzará Su voz y eso lo resolverá de una vez por todas.
En este momento, las naciones de la tierra piensan que, si hacen suficiente ruido, pueden ahogar la voz de Dios.
El salmista está diciendo: “Un día se oirá la voz de Dios por encima de todo lo demás… Él derribará a las naciones y establecerá Su reino en la tierra”.
Y el salmista dice: Cantemos acerca de este Dios soberano – versículo 7 – Jehová de los ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob.
Por cierto, me encanta que el salmista no haya escrito, “Nuestro refugio es el Dios de David ” o “El Dios de Abraham e Isaac”.
Note aquí: Él es el Dios de Jacob – aquel patriarca que dudó, que engañó y se apartó temporalmente; ese hombre conspirador que sobornaba para escapar de problemas; ese hombre que hizo su pacto de fe con Dios pero no dependió de Dios; ese hombre que en su vejez había llegado a la conclusión de que Dios no había sido tan bueno con él ni con su familia, y que todo estaba en su contra.
Dios dice: “Estoy dispuesto a que me conozcan como el Dios de Abraham, Isaac, y Jacob. Yo también soy el Dios de Jacob.”
Escuche, si Dios está dispuesto a ser el Dios de Jacob, Él está dispuesto a ser su Dios y el mío también.[vii]
Y en este punto, el salmista escribe su segundo, Selah. Ahora deténgase y piense en estas verdades.
Reflexione… y luego ¡agradezca!
Estrofa #3
La estrofa número 3 comienza en el versículo 8 y dice: Venid, ved las obras de Jehová, que ha puesto asolamientos en la tierra. Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra. Que quiebra el arco, corta la lanza, y quema los carros en el fuego.
Esto sucedió en los días de Ezequías, y sucederá nuevamente en el futuro cuando Dios ponga fin a todas las guerras.
Por cierto, habrá notado cómo al mundo le encanta culpar a Dios por cada guerra. Se apresura a recordarle de todas las guerras peleadas en el nombre de Dios, toda la sangre derramada por las creencias religiosas – Dios es responsable – todo es Su culpa.
Que importa que, incluso aquí, en el contexto de este Salmo, los asirios habían venido buscando la guerra, no Jerusalén.
No, querido oyente, Dios será el responsable un día de poner fin a toda guerra de forma definitiva. Y si no le pusiera fin, la guerra nunca terminaría.
Un día la humanidad convertirá sus espadas en herramientas agrícolas, no porque la ONU finalmente haya logrado una resolución exitosa; sino porque la resolución de Dios habrá logrado transformar los corazones de las personas.
No porque la persona adecuada esté sentada en la Casa Blanca, sino porque el Hijo de Dios está sentado en Su trono en Jerusalén, en ese Reino venidero.
Pero déjeme decirle que el salmista aquí no está tan preocupado por los disturbios y las naciones atribuladas del mundo. Él está más interesado en los disturbios y los problemas en su corazón y el mío.
Por eso concluye en los versículos 10 y 11 diciendo: Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra. Jehová de los ejércitos está con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah… ¡Piense en lo que eso significa para usted!
La palabra hebrea traducida “Estad quietos” es un término que da la idea de relajarse o estar en silencio. Y la forma del verbo en el original nos indica que esta es una acción que nosotros debemos producir.[viii]
En otras palabras, usted deja de esforzarse; deja de manipular; deja de obsesionarse por controlar su vida; Deja de intentar controlar todo y a todos, ¡Quédese quieto!
El salmista está citando a Dios aquí, y Dios está diciendo: “Deja de jugar a ser Dios y reconoce que yo soy Dios”.
- Si me voy a encargar de las naciones, ¡¿Acaso, no puedo encargarme de tu vida?!
- Si puedo manejar los desafíos que enfrenta este mundo, ¿no puedo manejar los tuyos?
- Si estoy en control del caos y la corrupción que afecta a este mundo, ¿no crees que estoy en control de lo que sea que te afecta?
Selah… Piénselo… no hay situación alguna en la cual no sea capaz de guiarte y protegerte.
Conclusión
William Carey comenzó su ministerio misionero a finales de 1700 y sirvió en la India durante 40 años sin regresar nunca a Inglaterra. Su trabajo continúa dando frutos hasta el día de hoy en todo ese vasto país.
Una noche, se produjo un incendio en su oficina y toda la central donde se traducían e imprimían Biblias y recursos cristianos. En cuestión de horas, años de trabajo literalmente se habían esfumado.
A la mañana siguiente, Carey y sus dos socios calcularon sus pérdidas. Los manuscritos de casi todas sus traducciones de la Biblia a los idiomas de India se habían quemado. Todo el Nuevo Testamento en canarés, toda su gramática del idioma télugu y todo el diccionario sánscrito, que él consideraba el trabajo más importante de su vida, habían sido destruidos.
Después de unos 20 años de arduo trabajo, Carey y sus colaboradores habían hecho numerosas traducciones en forma de manuscrito. También habían hecho moldes de imprenta para varios idiomas – alfabetos completos hechos de plomo se derritieron en el incendio – alfabetos hebreos, griegos, persas, árabes, nagarí, télugu, bengalí, birmano, punjabi, támil y chino todos destruidos.
También sus edificios y herramientas habían quedado destruidos.
Un amigo llegó a la Misión y más tarde escribiría: “La escena era realmente conmovedora: la gran imprenta reducida a cenizas; el patio cubierto de papel quemado; Carey caminó conmigo sobre las ruinas humeantes. Las lágrimas se asomaron en sus ojos. “En una noche”, dijo, “se consumen los trabajos de años… cuán inescrutables son los caminos de Dios… el Señor me ha humillado”. Caminamos por el suelo sembrado de papel a medio consumir en el que pronto se habrían impreso las palabras de vida. El metal bajo nuestros pies en medio de las ruinas se fundió en bultos deformes – ahora hechos basura y humo.
Más tarde, Carey le escribiría a un amigo y admitiría que esto fue un duro golpe. Él escribió: “Oh, la providencia de Dios es oscura”.
No parecía haber mucha luz. No tenía sentido. No podía entenderlo…
En su biografía, leí cómo el domingo siguiente, Carey se puso de pie para predicar en su iglesia. Él le había dicho en secreto a un amigo que este era el único texto que podía predicar – el Salmo 46, versículo 10. Estad quietos, y conoced que yo soy Dios.
Después de leer el texto, predicó con dos puntos en su bosquejo:
- Número 1: El derecho de Dios a hacer con nosotros lo que le plazca;
- Número 2: El deber del ser humano de entregarse a la voluntad de Dios.
Luego, Carey expuso los principios, el propósito, las promesas y la providencia de Dios.[ix]
Este no es solo el Salmo de Martín Lutero… este es el Salmo de William Carey.
Y ¿sabe qué? Dios quiere que este sea su salmo también.
Permítame sugerir tres cursos de acción:
- Memorice el versículo 1: Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Él es su ayuda inmediata cuando se encuentra entre la espada y la pared.
- Memorice el versículo 10: Estad quietos, y conoced que yo soy Dios.
Hay cosas que Él hace sin dar una explicación. Tal como predicó William Carey: Él es Dios, para hacer con nosotros lo que le plazca; Nosotros somos responsables de someternos a todo lo que Él hace.
- Finalmente, permítame animarle a cantar o quizás memorizar algunas de las estrofas del himno de Martín Lutero, inspirado en este Salmo.
Castillo fuerte nuestro Dios,
Defensa y buen escudo;
Con su poder nos librará
En este trance agudo.
Con furia y con afán
Acósanos Satán;
Por armas deja ver
Astucia y gran poder:
Cual él no hay en la tierra.
Nuestro valor es nada aquí,
Con él todo es perdido;
Mas por nosotros pugnará
De Dios el escogido.
¿Sabéis quién es? Jesús,
El que venció en la cruz,
Señor de Sabaot,
Y pues Él sólo es Dios,
Él triunfa en la batalla.
Querido oyente, si en este mismo momento se encuentra entre la espada y la pared, déjeme decirle que eso no durará para siempre.
Dios lo guiará a través de sus aflicciones. Él lo sostendrá. Él es su refugio y fortaleza.
Sus aflicciones no durarán para siempre. Pero el reino de Dios si lo hará. Su reino durará por siempre y siempre, amén.
[i] Adapted from Charles Swindoll, Living Beyond the Daily Grind: Volume 1 (Word, 1988), p. 132
[ii] Ibid
[iii] Lloyd John Ogilvie, Falling Into Greatness (Thomas Nelson, 1984), p. 86
[iv] Swindoll, p. 133
[v] John Phillips, Exploring Psalms: Volume One (Loizeaux Brothers, 1988), p. 366
[vi] Donald Williams, Psalms 1-72 (Word Publishing, 1986), p. 47
[vii] W. Graham Scroggie, The Psalms: Volume 1 (Pickering & Inglis, 1948), p. 265
[viii] Swindoll, p. 137
[ix] S. Pearce Carey, William Carey (The Wakeman Trust, 1923), p. 288-291