Presagios de Getsemaní
En nuestro último estudio parafraseé las palabras de John Phillips, el expositor británico, que en su comentario del Salmo 69 escribió: “En los Evangelios encontramos los hechos acerca de Cristo en Su sufrimiento; pero en el Salmo 69 encontramos los sentimientos de Cristo en Su sufrimiento – y vaya sentimientos que experimentó”.[i]
Comenzamos a estudiar un par de frases proféticas de este Salmo Mesiánico, un Salmo que finalmente apuntaba a la venida del Salvador. Y notamos cómo los versículos 1 al 3 revelaron los profundos sentimientos de angustia en el corazón del Señor en su llanto solitario.
David registra los sentimientos de nuestro Señor cuando escribe: Sálvame, oh Dios, Porque las aguas han entrado hasta el alma (Es decir, el agua me llega hasta el cuello).Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo hacer pie; He venido a abismos de aguas, y la corriente me ha anegado.
Permítame agregar que, En ninguna parte este salmo se cumplió como en la agonía de nuestro Señor en el Huerto de Getsemaní. Note el versículo 3:
Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido; Han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios.
Tendemos a tener una imagen en nuestra mente del Señor en Getsemaní. Típicamente, es la imagen que se hizo famosa por Heinrich Hofmann en los años 1890. Él pintó a Jesús con un semblante tranquilo.
El Evangelio de Marcos nos informa que Jesús cayó al suelo y comenzó a orar.
El capítulo 5 de Hebreos hace referencia a esta misma escena y nos informa que Jesús oró con gran clamor y lágrimas.
Estoy seguro de que varios en la audiencia han visto esa pintura bastante famosa, donde Jesús está arrodillado en el huerto, Sus manos están juntas en oración mientras tranquilamente mira hacia el cielo.
Ahora bien, si tiene esa imagen colgada en la pared, está bien, es muy posible que el Señor haya orado de esa manera en otro momento.
Pero no en el huerto.
David en el Salmo 69 nos informa que la agonía incluye el hecho de que Él ha sido abandonado. Lo odian sin causa – note nuevamente el versículo 4 – Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza los que me aborrecen sin causa; Se han hecho poderosos mis enemigos, los que me destruyen sin tener por qué.
Aquí no hay una oración en paz y tranquilidad. Esta es la agonía de Jesús, quien comprende plenamente el precio que está a punto de pagar, y la agonía de su separación venidera de su Padre; y – escuche esto – Él está profundamente herido como ser humano por el hecho de que lo van a odiar sin causa.
Él siente la injusticia de estos eventos. Si, Él es Dios, pero también es 100% humano así que agoniza por Su abandono como podríamos esperar.
Presagios del Juicio Injusto del Mesías
David insinúa proféticamente los procedimientos injustos en su contra – note el versículo 11. Puse además cilicio por mi vestido. Es decir, estoy efectivamente desnudo y cubierto de luto y angustia, ¿cuándo fue eso? El versículo continúa diciendo, Y vine a serles por proverbio.
La idea es que se convirtió en el hazmerreir del pueblo, alguien de quien se burlan, insultan y ridiculizan.
Versículo 12: Hablaban contra mí los que se sentaban a la puerta.
En otras palabras, los lideres se burlan de él y lo ridiculizan.
La puerta de la ciudad era donde se llevaban a cabo cuestiones administrativas. Los que se sientan a la puerta es una referencia a aquellos en Israel que ocupaban posiciones de autoridad. Y, en aquellos días, en Israel, la máxima autoridad residía en el Sanedrín y el Sumo Sacerdote daba su veredicto en todo lo relacionado con asuntos religiosos.
La Puerta es el lugar donde se suponía que debía protegerse la justicia y la verdad; pero para nuestro Señor, aquellos que están a la puerta prácticamente lo abandonaron, lo insultaron, se burlaron de Él y lo trataron de formas inimaginablemente terribles.
Me gustaría ahora que pausemos por un momento y repasemos los hechos proporcionados en los Evangelios durante unos minutos.
No pierda su lugar en el Salmo 69 y abra su Biblia conmigo en Juan 18.
Juan 18:12 nos dice que los soldados llevan a Jesús del Huerto a la rica hacienda de Anás, porque era suegro de Caifás, quien era sumo sacerdote ese año.
No es difícil entender por qué él quería ver a Jesús.
Anás era el judío más poderoso de Jerusalén. Había servido como Sumo Sacerdote unos veinte años antes, pero todavía tenía el control de prácticamente todo lo que tenía que ver con la religión en Jerusalén.
Él además controlaba el sistema del Templo, las tarifas de cambio de dinero y la venta de animales de sacrificio. Él supervisaba ese sistema corrupto, del que hablamos en nuestro último estudio, que extorsionaba a personas relativamente pobres y generaba unos 400 millones de dólares al año.
Anás había configurado todo el sistema… y Jesús había sido la persona había entrado al templo, volcado las mesas de los cambistas, esparció las monedas, hecho los animales y los vendedores, e hizo la declaración que esta casa de Adoración había sido transformada en una guarida de ladrones.
Anás está a cargo… de esta guarida de ladrones.
Así que, en este procedimiento absolutamente irregular, por no decir ilegal, Anás quiere la oportunidad de confrontar a Jesús antes que cualquier otra persona lo haga. Y, eventualmente, después de un interrogatorio, a Jesús lo llevan delante del Sanedrín.
El Sanedrín estaba compuesto por 23 sacerdotes, 23 escribas, 23 ancianos; el sumo sacerdote designado por los romanos y el verdadero Sumo Sacerdote, que serviría de por vida.
Es interesante que en Mateo 16 Jesús les dice a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto.
En otras palabras, Jesús les estaba informando que sabía que pronto estaría de pie frente a la Puerta, por así decirlo, ante la Corte Suprema de Israel, y Jesús ya sabía que su veredicto sería la pena de muerte.
Pero en el caos de cómo se desarrolla todo esto, el Sanedrín realmente violó varias de sus leyes para emitir su veredicto. Es importante comprender que el sistema hebreo de jurisprudencia era una cuestión de orgullo nacional. Los judíos se enorgullecían de su sistema legal; y sobre todo, su Corte Suprema – el Sanedrín.
Pero tal como lo había profetizado David en el salmo 69, que nos ayuda a comprender aún mas la agonía de Cristo, el inocente soportaría injusto oprobio y la deshonra cubrirá Su rostro.
Las Leyes que Violó el Sanedrín
Permítame mostrarle cómo fue que el Sanedrín, esta corte suprema de justicia, actuó en completa corrupción y violó su propia ley.
- En primer lugar, la ley judía prohibía que un juicio se llevara acabo en secreto por la noche.
Eso es exactamente lo que Jesús le señaló a Anás mientras lo interrogaba en medio de la noche – Jesús le dijo en Juan 18:20, Yo públicamente he hablado al mundo… nada he hablado en oculto (una clara indirecta). Entonces, ¿Por qué me preguntas a mí?
En otras palabras, ¿por qué me preguntas en secreto? Saquemos esto a la luz.
Mire lo que dice el capítulo 26 de Mateo versículo 57. Sellevan a Jesús ante el sumo sacerdote Caifás, adonde estaban reunidos(secretamente)los escribas y los ancianos,por ahí por la media noche.
Con la excepción de Anás, quien acaba de ser reprendido por el Señor, todo el Sanedrín se encontraba reunido.
Así que piense en esto. Allí están los miembros de la Corte Suprema, a la luz de las antorchas en medio de la noche a la casa de Caifás, el Sumo Sacerdote, en explícita violación de la ley.
- En segundo lugar, otra ley que violan es la que estipulaba que nunca se debía obligar al acusado a hablar durante el juicio.
Los hebreos se enorgullecían de sus abogados defensores y de los derechos de los acusados. Uno de los aspectos de la ley era que nunca se forzaba a hablar al acusado, pero si tenían derecho a ser defendidos.
Tenga esto en mente cuando lee los procedimientos legales que tuvo el Señor. Cada vez que lo interrogaban, en lugar de auto incriminarse o hablar en defensa propia, el Señor permanece en silencio.
Mateo revela la clara violación de esta ley, por parte del mismo Sumo Sacerdote – versículo 62 – Y levantándose el sumo sacerdote, le dijo: ¿No respondes nada? Note el versículo 63. ¡Más Jesús callaba!
Este es el silencio, no solo del Cordero que es herido y no presenta defensa propia (como profetizó Isaías); este es también el silencio de la integridad de Jesús. Con su silencio, Jesús está dejando más que en claro que todos estos hombres están infringiendo la ley en este turbio procedimiento – mientras él continúa guardando la ley.
Y permítame detenerme aquí por un momento: ¿cuál es el mayor insulto que usted ha tenido que soportar? ¿Cuál es su herida más profunda – contra su carácter, su persona, su cuerpo? ¿Qué acusaciones ha recibido que sabe que ni siquiera se acercan a la verdad?
¿No le surge el deseo de levantar la voz y defender su propio nombre? ¿No terminamos generalmente defendiéndonos y regañando a esas personas?
Jesucristo estaba en lo correcto… pero estuvo dispuesto a ser agraviado. Y permaneció en silencio.
¿Y cómo se sintió? Él confió desesperadamente en su Padre mientras ora en el Salmo 69:17. Porque estoy angustiado; apresúrate, óyeme… Líbrame a causa de mis enemigos. Tú sabes mi afrenta, mi confusión y mi oprobio; Delante de ti están todos mis adversarios.
Así es como Él se sintió.
Ahora, el Sanedrín está desesperado por terminar este juicio antes del amanecer. No quieren que los sorprenda la mañana y exponga sus tratos en la oscuridad.
Así que violaron otra ley.
- La tercera ley que violaron fue la ley que estipulaba que al menos dos testigos tenían que presentar un testimonio concordante para verificar los hechos.
En la ley judía, durante estos días, no había ningún fiscal, solo los testigos. Los testigos funcionaban como fiscales y el Sanedrín funcionaba como abogado defensor, asegurándose de que los testigos estuvieran diciendo la verdad.
Y una de las cosas que debían hacer, antes de que los testigos entraran al procedimiento legal, era interrogar a los testigos por separado para asegurarse de que su testimonio fuera correcto.
Probablemente me ha escuchado contar la historia de los tres estudiantes de secundaria que decidieron saltarse las clases de la mañana; y cuando finalmente llegaron, le dijeron al director que se les había roto un neumático. Inmediatamente, el director los separó en 3 rincones diferentes en su oficina, a cada uno les dio una hoja de papel y un lápiz y les dijo que escribieran de qué neumático se trataba. Validemos el reclamo antes de aceptarlo como evidencia.
Eso es exactamente lo que debía ocurrir aquí. El testimonio de los testigos tenía que coincidir.
¿Puede imaginarse el horror de esta situación? Mire lo que dice Mateo 26 versículo 59. Y los principales sacerdotes y los ancianos y todo el concilio (esto es todo el Sanedrín), buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte,
Tome un tiempo para asimilar lo que esta pasando. Ellos seguían tratando de encontrar un falso testimonio.
¡¿Puede imaginárselo?! «Oigan, estamos buscando a alguien que este dispuesto a dar un paso al frente y mienta acerca de este hombre para que podamos darle un veredicto de muerte».
Y lo que es casi cómico aquí es que, al parecer, no podían encontrar a dos personas que pudieran mentir sobre lo mismo.
El relato del Evangelio de Marcos nos informa que muchos decían falso testimonio contra él, mas sus testimonios no concordaban.
O sea, ¿de dónde puede sacar testigos fiables en medio de la noche, que estén dispuestos a meterse a un juicio ilegal y mentir consistentemente?
Y todo el concilio está poniendo a un lado su rol de abogado defensor para matar a Jesús.
- Por eso, se vieron obligados a violar otra ley. En cuarto lugar, el Sanedrín no debía exigir a los acusados que se incriminaran a sí mismos.
El día de hoy, los tribunales en la mayoría de los países occidentales también tienen consideraciones especiales contra la autoincriminación.
La ley hebrea le permitía a Jesús permanecer en silencio.
Pero es en este momento cuando Caifás hace algo muy inusual. Esta es su última oportunidad de incriminar a Jesús antes del amanecer.
Mire el versículo 63. «Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios.
Lo que Caifás hace aquí es poner a Jesús bajo juramento, dejando de lado el proceso legal, y exige que Jesús se incrimine a sí mismo.
Ahora Jesús podría haber permanecido en silencio – este era un cuestionamiento ilegal.
Pero es ahora cuando Jesús decide hablar.
Y, escuche, así como Jesús ayudó a los soldados a que lo arrestaran en el Huerto; Jesús ahora ayudará al Sanedrín a que lo condenen.
Así que, en el versículo 64, Jesús habla: Jesús le dijo: Tú lo has dicho; (¿dicho qué? Mire nuevamente el versículo 63 Dinos si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios – es decir, el Mesías, Dios hecho carne. Y Jesús responde: “Tú lo has dicho – en otras palabras, eso es exactamente lo que soy. Y luego agrega, versículo 64: Y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.”
Él dice, no solo soy el Hijo de Dios – como dijiste – el Mesías ungido – sino que soy el cumplimiento de cada Salmo Mesiánico; y también seré un día el cumplimiento de la visión del profeta Daniel donde el gran Príncipe de Dios desciende a la tierra para gobernar y reinar.
Jesús está diciendo: «Un día voy a volver para juzgar al mundo como Dios encarnado».
¿Sabe lo que Jesús estaba haciendo aquí cuando finalmente habla? Él les estaba dando toda la información que querían y necesitaban para condenarlo por blasfemia – por haber afirmando ser Dios encarnado.
Querido oyente, este drama judicial ilegal a medianoche revela el asombroso amor y el propósito imparable de Cristo al cumplir el plan divino de venir a la tierra para llevar nuestros pecados en Su propio cuerpo sobre el madero.
- Hay una quinta ley que el Sanedrín violará, y es esta: la pena de muerte solo se podía aplicar después de que el Tribunal hubiera pasado un día en ayuno y oración.
Los registros judíos revelan que todos los miembros del Sanedrín debían abstenerse de comida y bebida. Simbolizaba que la Corte Suprema estaría angustiada por el futuro de un hombre condenado a muerte.
Pero para este Sanedrín, el veredicto es inmediato. El Sumo Sacerdote pidió una votación y, note el versículo 66, él le pregunta a la corte: «¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: !!Es reo de muerte!
Ni un día de deliberación. Sin ayunar ni orar por sabiduría.
Aquí no.
Mire lo que sucede a continuación. v. 67. Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban diciendo: Profetízanos, Cristo, ¿quién es el que te golpeó?
El Evangelio de Marcos explica que le cubrieron el rostro y le dieron puñetazos.
- Querido oyente, hay ciertas escenas que siempre me revuelven el estómago: un reportaje de noticias o un video en internet o un artículo de periódico sobre alguien que abusa de su autoridad;
- un oficial que golpea a una persona indefensa;
- un tribunal que niega un testimonio debido a un tecnicismo
- alguien que sufre en la cárcel porque las autoridades ocultaron pruebas que lo habrían liberado;
- o un miembro del jurado o juez que ha sido sobornado para hacer algo incorrecto.
No creo que ninguno de nosotros haya visto algo así. Es como si la Corte Suprema de su país haya condenado a muerte a un criminal, y luego, después de dar el veredicto, con túnicas y todo, se levantan de sus asientos y se acercan a donde está parado el acusado y, después de vendarle los ojos, empiezan a escupirle, abofetearle, golpearle y burlarse de él.
La Corte Suprema de Israel se transformó en una turba furiosa de 70 hombres.
¿Quiénes fueron los verdaderos blasfemos ese día? ¿Quiénes eran los verdaderos acusados ante Dios? El Sanedrín y la nación que representaban.
¿Y qué estaba pasando por la mente y el corazón de Jesús? ¿Cómo se sintió? En el Salmo 69:20, David revela los sentimientos del Señor diciendo: El escarnio ha quebrantado mi corazón, y estoy acongojado. Esperé quien se compadeciese de mí, y no lo hubo; Y consoladores, y ninguno hallé.
Imagínese: Aquel alrededor de cuyo trono las huestes celestiales cantan en Su presencia: «Santo, Santo, Santo»; Aquel por quien los ángeles llenaron el cielo para cantar – en esa revelación celestial – Porque os ha nacido hoy en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor.
Él es ahora maldecido, burlado, golpeado y abandonado por los líderes de Su amada nación.
Presagios de la Crucifixión
David ahora nos traslada desde Getsemaní y las escenas de este Juicio Injusto hasta el mismo monte Calvario.
Él escribe en el versículo 21 de este Salmo, esta asombrosa profecía mesiánica: Me pusieron además hiel por comida, Y en mi sed me dieron a beber vinagre.
¡Que profecía más específica! Este es un texto muy extraño para la época de David, pero no para la escena de una crucifixión.
La crucifixión no era una práctica de Israel. Se llevaba acabo por las naciones paganas. El método de ejecución en Israel era el apedreamiento. Era rápido, dejando inconsciente a la víctima casi inmediatamente y luego dándole una pronta muerte. La crucifixión era un largo método de tortura que había sido perfeccionado por los romanos.
Y lo que solía ocurrir durante las crucifixiones es que las mujeres temerosas de Dios solían visitar este lugar de ejecución. Sabemos por registros históricos que los romanos crucificaron a más de mil hombres el año en que Jesús colgó de la cruz.
Y estas mujeres vendrían y ofrecerían a las víctimas de esta muerte lenta y tortuosa una mezcla con vino que les serviría de anestésico – para así aliviar el gran dolor que estos hombres estaban experimentando. Jesús lo rechazó, ¿Lo recuerda? Él se negó a beberlo y así aliviar su dolor o entorpecer su mente. De hecho, Él tenía varias cosas importantes que decir, una de las cuales era otorgarle perdón eterno al ladrón arrepentido que colgaba junto a él.
Pero eventualmente clamó, “tengo sed” y Juan registra en el capítulo 19 y el versículo 29 que había cerca una vasija llena de vinagre [o vino agrio] y ellos empaparon en vinagre una esponja – lo que era la práctica común – y poniéndola en un hisopo – de unos 45 cm de largo – se la acercaron a la boca.
A todo esto, ese vinagre no era anestésico. Era un simple sorbo para mojar su garganta y permitirle decir sus últimas palabras.
Pero me parece maravillosamente irónico y, de ninguna manera una coincidencia que, según el mandato del Antiguo Testamento, fue el hisopo el que roció la sangre del cordero sacrificado en los dinteles de las puertas de los esclavos israelitas en Egipto la noche de la primera Pascua.
Era hisopo lo que se usaba para ayudar con la limpieza ceremonial de los animales que iban a ser sacrificados.
Y es con hisopo que le da de beber al Cordero de Dios, el último Cordero pascual que liberaría a toda persona esclava del pecado por medio de Su sacrificio en nuestro lugar.
Pero, ¿no es sorprendente que Dios el Hijo, en toda Su humanidad, gritara: «Tengo sed»?
Piénselo. Jesús comenzó su ministerio en el desierto sintiendo hambre; Ahora termina su ministerio en la cruz, sintiendo sed.[ii]
¡Comenzó su ministerio con hambre y termina su ministerio con sed! Para que usted y yo, que tenemos hambre de justicia y sed de perdón, una conciencia limpia, una esperanza eterna y la justicia de Cristo, seamos satisfechos por siempre.
Un poco antes, Juan nos informó que Jesús había anunciado: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba… y no volverá a tener sed jamás.
Mientras exploraba estas profecías en el Salmo 69 y buscaba su cumplimiento en los Evangelios, me sorprendió que, debido a que Jesús experimentó hambre y sed, cada creyente algún día disfrutará como Juan describe en Apocalipsis 7 de no tener hambre ni sed… porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida…
Alguna vez ha pensado en el hecho de que la última invitación del Señor a la humanidad, en Apocalipsis 22:17 dice Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.
Y eso, porque Jesucristo estuvo dispuesto a tener hambre y sed por nosotros.
- Jesús fue juzgado ante el liderazgo corrupto de Israel para que usted y yo nunca tengamos que ser juzgados ante la corte del cielo.
- Él fue condenado a morir por la injusticia de las personas para que usted y yo nunca seamos condenados a morir por la justicia del cielo – ante la cual ninguno de nosotros tendría una oportunidad.
- Él experimentó la ira de los lideres religiosos para que todos los que creen en Él nunca experimenten la ira de un Dios justo.
Concluyo con la letra de un bello himno que expresa muy bien el sentimiento de este salmo mesiánico. Dice:
“Varón de dolores”, vaya nombre para el Hijo de Dios que a Pecadores arruinados vino a salvar ¡Aleluya! ¡Qué gran Salvador!
Él crucificado fue y al morir clamó, “Consumado es” Ahora en el cielo, exaltado es, ¡Aleluya! ¡Qué gran Salvador!Cuando regrese nuestro glorioso Rey, para todos sus rescatados a casa traer; Allí de nuevo esta canción cantaré: ¡Aleluya! ¡Qué gran Salvador![iii]
[i] John Phillips, Exploring Psalms: Volume One (Loizeaux Brothers, 1988), p. 554
[ii] Phillips, p. 566
[iii] Hallelujah, What Savior, Phillip P. Bliss