Introducción
Hay una antiguo corito de los años 70 que comienza diciendo: Cómo por una chispa, puede arder el fuego, y los del alrededor, ya sienten su calor.[i]
El fuego en ese corito se refiere al amor de Dios.
Santiago va a usar esa misma idea – solo que él va a estar refiriéndose a la lengua. Él nos advierte acerca de otro tipo de chispa que no va a calentarnos ni va hacer arder nuestros corazones de amor; sino que va a consumirnos por completo, que va a incendiar nuestra vida hasta reducirla a escombros, y no solo la nuestra, sino que también la de las personas que nos rodean.
Hoy llegamos, en la epístola de Santiago, a la descripción más viva de la naturaleza, el poder y la influencia de nuestras palabras.
Santiago ya nos ha dicho que la lengua es tan poderosa que puede controlar nuestro cuerpo como un pequeño freno puede controlar a un caballo.
Si uno pone 300 kilos en el lomo de un caballo, este puede llevarlo sin la más mínima dificultad. Un caballo también puede correr un kilómetro y medio en tan solo un minuto.
Son animales fuertes y maravillosos.
Pero si usted le pone un freno en la lengua a ese mismo caballo, aún una pequeña niña puede subirse y controlarlo.[ii]El poder de ese freno es el poder de la lengua.
Santiago ahora cambia de la analogía del freno, a la analogía del timón de un barco – un elemento muy pequeño que puede controlar algo muy grande.
No existe otra parte de nuestro cuerpo que tenga el poder y el potencial que tiene esta pequeña masa muscular de unos 100 gramos que tenemos en nuestra boca.
El diccionario define la lengua como una estructura muscular adjunta al suelo de la boca.[iii]
El problema que tenemos con esta es que, no solo está conectada a la boca, sino que bíblicamente, la lengua esta conectada al corazón.
Así que, lo que Santiago hace ahora es advertirnos firmemente acerca de la naturaleza, el poder, la perversión y el potencial para el mal que tiene la lengua.
Santiago va a describir nuestra lengua con al menos 8 frases descriptivas – por lo menos esa es la cantidad de frases que vamos a analizar en el estudio de hoy.
Cada frase viene inmediatamente después de la otra, una analogía tras otra, sin tomar respiro.
Santiago tiene una gran pasión en cuanto a nuestra madurez espiritual ¿lo recuerda? Y él sabe que la lengua va a representar, audiblemente, nuestro mayor desafío y nuestra mayor amenaza.
Lo primero que Santiago nos dice acerca de la lengua es que esta es destructiva.
1. La lengua es destructiva
Santiago capitulo 3 versículo 5 dice: “Así también la lengua es un miembro pequeño, y sin embargo, se jacta de grandes cosas. Mirad, ¡qué gran bosque se incendia con tan pequeño fuego!”
Santiago comienza escribiendo “mirad,” o “presten atención.” Este es otro imperativo. Él no quiere que ninguno se duerma en este estudio Bíblico. Él esta diciendo: “Pongan mucha atención a lo que voy a decir.”[iv]
¡Miren como un gran bosque puede ser incendiado con un fuego tan pequeño! En otras palabras, solo se necesita una chispa, una pequeña chispa para que un bosque entero sea consumido por el fuego.
Porque el fuego se propaga… El fuego es capaz de avanzar y crecer de manera ilimitada, siempre y cuando haya algo para quemar. El agua diferente. Si uno vierte un poco de agua al suelo, eso es todo. Esta no se va propagar. No va crear mas agua. Pero el fuego va a avanzar y consumir indefinidamente, mientras haya oxigeno y algo para quemar.[v]
El poder destructivo del fuego es increíble.
Desafortunadamente, aprendí esto por experiencia personal.
Cuando era niño, derramé un poco de gasolina en una pequeña zanja de cemento, al lado del garaje, cerca del pintoresco arbusto que decoraba el frente de nuestra casa. No sabía que iba a pasar, pero quería probar. Así que arrojé un poco de combustible en la zanja y luego arrojé un fósforo encendido desde cierta distancia. Toda esa área pareció explotar. Saltaron unas llamas de unos dos metros de alto y quemaron el arbusto por completo para después apagarse rápidamente.
Todavía me acuerdo estar ahí parado, mirando a la zanja ennegrecida por el fuego, y al arbusto quemado con todas sus hojas secas y arrugadas, pensando ¿Qué hice? –y luego hacerme la pregunta más importante que era, ¿Qué van a hacer mis padres conmigo?
Mi padre al volver a casa más tarde me dio la respuesta… y aprendí a no jugar con el fuego.
El fuego se propaga…y las palabras también.
La audiencia original de Santiago habría entendido esta analogía inmediatamente, ya que los incendios eran uno de los desastres mas temidos en aquella época… en aquel entonces no había casi manera de controlarlos.
En una de sus cartas, Plinio – un autor y naturalista romano que vivió en la misma época que Santiago – escribió acerca de un incendio que ocurrió en Nicomedia y que consumió casas, edificios públicos, y hasta el templo de Isis. Él escribió que la gente no pudo hacer nada al respecto, más que solo mirar.[vi]
Incluso en el año 1871, gran parte de la ciudad de Chicago fue destruida por un incendio. Comenzó a las 8 de la mañana, cuando una vaca volteo un farol mientras era ordeñada. Un pequeño farol comenzó el gran incendio de Chicago, el cual quemó más de 5 kilómetros de la ciudad, destrozó unas 17 mil casas y dejó a más de 100 mil personas sin hogar. 300 personas murieron en el incendio.
El fuego ardió por dos días y las perdidas fueron avaluadas en unos 400 millones de dólares.[vii]
Para la audiencia Santiago, un incendio fuera de control era la fuerza mas destructiva que podían imaginar. Así que él nos esta diciendo efectivamente, que nosotros tenemos, en términos actuales, una bomba atómica en nuestra boca.
Él nos esta recordando que tenemos una enorme capacidad destructiva en nuestra boca… todos llevamos este arma de destrucción masiva por todas partes.
Salomón escribió lo siguiente en Proverbios 16:27, “El hombre perverso cava en busca del mal, Y en sus labios hay como llama de fuego.”
Sin embargo, él nos da también un modelo a seguir cuando escribe: “El que retiene sus palabras tiene conocimiento, y el de espíritu sereno es hombre entendido.” (Proverbios 17:27)
Pero Santiago no nos dice solamente que la lengua es destructiva, sino que…
2. La lengua es depravada
El versículo 6 dice: “Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad.”
Y usted pensaba que tenia que ir a las Vegas para estar en la “ciudad del pecado.” Pero no. Santiago nos dice dentro de nuestra misma boca hay un mundo de iniquidad.
La palabra griega traducida mundo es kosmos (κοσμος). Santiago va a usarla tres veces en esta epístola, y cada vez que la usa, lo hace para referirse al sistema pecaminoso y depravado de este mundo.[viii]
Él no esta hablando acerca del planeta Tierra, sino acerca de los valores mundanos; los planes anti-bíblicos del mundo; la forma vil y malvada en la que el mundo en pecado opera.
En otras palabras, la lengua tiene la capacidad de jactarse y oponerse a los valores divinos. La lengua tiene el potencial de expresar toda la corrupción humana.
Cuando un niño comienza a aprender a hablar, él tiene básicamente dos maestros: Sus padres (de forma externa) y su naturaleza pecaminosa (de forma interna).
Después de algunos años, ese niño no solo va a poder hablar, sino que va tener el mismo acento que sus padres. Él niño va pronunciar las palabras como papá. La niña va a hablar tal como mamá.
Pero su corazón, depravado y pecaminoso, también está obrando, y desarrolla en él más que un lindo acento.
De hecho, incluso antes de aprender a hablar, ese niño va a pecar con sus manos y su cabeza. O sea, ¿Quién le enseño a sacudir su cabeza para decir no?
¿De dónde aprendió a golpear la mesa cuando algo no le gusta y no lo quiere comer?
La mama piensa: “seguramente lo aprendió de su padre” ¿cierto? Y tiene razón, lo aprendió de su padre Adán.
¿De dónde aprendió a mentir? ¡Mamá y Papá siempre le dijeron la verdad!
Recuerde que en nuestro último programa aprendimos que la lengua una pequeña chismosa. Esta siempre esta divulgando lo que está en el corazón.
Un comentarista contó la historia de un niño a quien se le confundieron sus versículos, y cuando la maestra de la escuela dominical le preguntó, ¿Qué es una mentira? Él respondió citando de memoria: “Una mentira es una abominación para el Señor y nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.”[ix]
La verdad es que el corazón nos enseña a mentir, y nuestra lengua se suma en la conspiración.
Santiago va mas allá en su descripción de la lengua y nos dice que la lengua es destructiva, es depravada, y en tercer lugar;
3. La lengua contamina
Note lo que dice el versículo 6, “…La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo…”
En otras palabras, de no ser controlado por el Espíritu de Dios, todo nuestro cuerpo estaría involucrado.
La contaminación está alojada en el corazón. Esta es proclamada por la lengua y, luego, el resto del cuerpo se une a en rebelión en contra la santidad de Dios.
Y Santiago no le esta escribiendo a incrédulos.
Esta es una sesión de fonoaudiología para creyentes – y necesitamos como mínimo una al día, teniendo en cuenta que todos tenemos el mismo impedimento, el mismo problema – contaminación, pecado a punto de ser propagado.
De hecho, Santiago usa el verbo en tiempo presente, lo cual significa que esta contaminación sucede una y otra vez.
Necesitamos entender que Santiago no esta escribiéndole al creyente para que este tenga una excusa, sino que le está advirtiendo que sin el control del Espíritu Santo, la lengua puede producir un incendio descomunal – y para que eso ocurra, solo se necesita una chispa.
La contaminación esta allí, esperando propagarse. Santiago también dice que:
4. La lengua es determinante
Note la próxima frase en el versículo 6, “…e inflama la rueda de la creación,…”
Ahora, ¿Qué significa esto?
Santiago está usando el fuego nuevamente como una descripción del poder negativo de la lengua; y ahora está diciendo que el potencial destructivo de la lengua se propaga mucho más allá del presente. No solo afecta el aquí y ahora, sino que afecta el curso de nuestras vidas.
Si usted tuvo padre abusivo, que lo hirió con sus palabras, eso indudablemente lo afecta hasta el día de hoy. Si usted es hiriente con sus palabras, eso también va a afectar a otros y a usted mismo también.
La lengua tiene un gran poder para determinar la dirección de su vida. Y este puede ser usado para bien o para mal.
Piénselo. Si usted va a una entrevista de trabajo y su currículum es igual al de los otros veinte postulantes; pero en la entrevista usted dice las palabras correctas, y le ofrecen el empleo, su lengua en esa situación determinó la dirección de su vida.
Si usted le propone matrimonio a su novia y ella le dice que si. Esa pequeña palabrita de solo dos letras, cambia el curso de su vida.
Santiago dice: “[la lengua] inflama el curso de nuestras vidas…”
Dicho de otra manera, lo que usted dice con su lengua puede cambiar el resto de su vida. De hecho, su lengua también define quien es el día de hoy.
Una lengua malvada hace que los que lo rodean piensen que usted es malvado. Una lengua quejosa le va a dar una reputación de que nada le viene bien. Una lengua sucia le va a dar la reputación de una persona sucia u obscena. Una lengua mentirosa le va a dar la reputación de ser deshonesto.
Aquel plomero o mecánico que usted sabe que es deshonesto, no va a lograr conseguir trabajo de parte de usted, y eso va a afectar su vida en varias áreas. ¿Por qué? Porque, como lo puso un autor, esa persona no es mejor que su lengua.[x]
Y tal vez esté pensando, “Pero vamos, son solo palabras.”
Si, y Santiago escribe que sus palabras determinan el curso de su vida.
Nuestras palabras determinan nuestra reputación y nuestros amigos, nuestras influencias, nuestro trabajo, nuestro espíritu, y la totalidad de nuestra vida.
La lengua es destructiva, depravada, contaminante, determinante y, ahora, en quinto lugar,
5. La lengua es diabólica
La última descripción del versículo 6 dice, “…y ella misma es inflamada por el infierno.”
En este contexto negativo, toda palabra mala, todo uso pecaminoso que se le de a la lengua es alimentado por el fuego del infierno.
Dicho de otra manera, el mal uso de nuestra lengua es propaganda del infierno…es propaganda para Satanás.
Cuando Jesucristo confrontó a los Fariseos que lo habían difamado – ellos estaban diciendo que él había nacido de fornicación, Juan capitulo 8 – Jesús les respondió diciendo que ellos habían probado ser hijos del diablo porque el diablo miente constantemente, y al mentir hablan su mismo idioma, porque él es un mentiroso y padre de mentiras.
Entonces, cuando la lengua es usada de forma pecaminosa, esta pasa a ser un instrumento en manos de Satanás.
Santiago nos sorprende con esta verdad, ¿no es así? Él nos está diciendo que el incendio que provocamos con nuestra lengua, realmente está quemando con las mismas llamas del infierno.[xi]
Ahora, la palabra griega para infierno que aparece aquí es “gehena” (γεεννηα) y es una transliteración de la palabra hebrea “ge-henom” que significa valle de Hinom.[xii]
Los únicas personas que hicieron referencia al Gehena, el futuro hogar del diablo y sus demonios, junto con los incrédulos, fueron el Señor Jesucristo y su medio-hermano Santiago.
El valle de Hinom está al suroeste de los muros de Jerusalén y, por siglos, ese valle fue utilizado como un basural. Ese lugar siempre estaba ardiendo con fuego para quemar la basura y la suciedad. Era un lugar inmundo, apestoso, lleno de fuego y basura.[xiii]
Jesucristo usaría ese valle para describir un lugar –si bien similar – mucho pero mucho peor. El infierno según Jesucristo es un lugar en el que “…el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.” (Marcos 9:46)
Nada bueno puede salir del infierno – solo maldad y sufrimiento.
Santiago destaca que cuando la lengua se usa para el mal y para hacer sufrir a otros, esta simplemente está produciendo pequeños infiernos alrededor.
Santiago escribe que la lengua “…es inflamada por el infierno.” Lo cual nos da la idea de algo continuo.
En mi casa tengo una chimenea. Es a gas, no a leña. Parece real, aunque no lo es. Tiene un piloto, una llama constante pero muy pequeña, que casi no se ve. En la pared hay un interruptor, que cuando uno lo activa, enciende una llama en la chimenea. Es maravilloso – y es por eso que tengo un chimenea a gas, es mucho mas sencillo.
Mientras que haya gas en la tubería, que proviene de un tanque de propano que hay fuera de la casa – mientras que haya gas en el tanque, uno tiene un hermoso fuego disponible, con tan solo mover un interruptor.
Y esto es lo que significa la analogía de Santiago – nosotros tenemos en nuestra boca un pequeño piloto – una leve llama.
Y mientras usted viva, ese piloto nunca se va a apagar, y es más, esta listo para encender una llamarada en cualquier momento.
Con solo tocar el interruptor de nuestra carne, podemos hacer que se encienda el fuego – y las llamas pueden durar mientras que el interruptor esté activado
¿Por qué?
Porque Santiago nos dice que hay una tubería de gas que llega hasta el infierno…así que tenga cuidado…el gas nunca se va a acabar.
6. La lengua es desobediente
Santiago ahora nos lleva al mundo animal. En el versículo 7 dice:
“Porque todo género de fieras y de aves, de reptiles y de animales marinos, se puede domar y ha sido domado por el género humano, 8 pero ningún hombre puede domar la lengua…”
Santiago agrupa a los animales en categorías generales. Él los agrupa en pares: los animales que pueden caminar y volar, y los que se arrastran y los que nadan.[xiv]
Y el dice que animales de estas categorías han sido domados por el ser humano. El hombre ha domado leones, caballos, elefantes, delfines, águilas, etc.
Hemos entrenado morsas para que aplaudan, a elefantes para que enrosquen la trompa, y a caballos para que salten y relinchen.
La palabra para domar, a propósito, no da a entender una domesticación perfecta; el verbo simplemente significa ‘controlar para un propósito personal.’[xv]
Las criaturas más inteligentes, rápidas, y fuertes, han sido domadas por la humanidad.[xvi]
Pero, luego Santiago nos da la impactante noticia – que no es para sorprenderse – de que nuestra lengua es una criatura única – y no puede ser domada por la humanidad.
A causa de la caída en pecado, la humanidad ha perdido el mando; el control sobre la lengua.[xvii]
El ser humano ha perdido el dominio sobre si mismo. Santiago escribe en este versículo que ninguna persona puede domar la lengua. Y ninguna persona significa ninguna, sin excepciones.
Ningún hombre puede domar la lengua. Sin embargo, detrás de esa frase hay un indicio de esperanza. Porque mientras que ningún hombre puede domar la lengua, Dios, que no es hombre, si puede.
En el mundo tenemos domadores de leones; jinetes que doman caballos salvajes; personas que entrenan animales de todo tipo. Y el Espíritu de Dios puede subyugar y controlar la lengua.
Él puede hacer lo que ninguno de nosotros puede hacer.
Pero ¿por qué es que nadie puede domar su propia lengua?
Santiago nos da la respuesta es su séptima descripción de la lengua.
7. La lengua es peligrosa
Santiago escribe en el versículo 8, diciendo: “…es un mal que no puede ser refrenado…”
Es como si la lengua buscara constantemente oportunidades para pecar. Se resiste al control del Espíritu de Dios.
Santiago ya usó esta palabra refrenado en el capitulo 1, donde es traducida como inestable –hablando del hombre de doble ánimo, inconstante o inestable en todos sus caminos.
Ahora, en este pasaje, Santiago usa la misma palabra griega para la lengua. Y lo que él nos quiere decir es que la lengua es peligrosa porque no es confiable.
En cualquier momento, la lengua puede escaparse de su jaula, donde está metida, detrás de los barrotes de los dientes y la puerta de los labios. Es como si la lengua estuviera buscando la oportunidad de huir.
Un autor lo puso de la siguiente manera: “La lengua es como un animal salvaje que se encuentra enjaulado, caminando nerviosamente de un lado a otro.”[xviii]
Entonces, Santiago describe la lengua como destructiva, depravada, contaminante, determinante, desobediente, peligrosa y ahora, Santiago agrega una descripción final a la lista.
8. La lengua es mortal.
Santiago escribe al final del versículo 8, “[la lengua está] llena de veneno mortal.”
Santiago esta haciendo alusión al veneno mortal de las serpientes. Esta es la única vez que la palabra “veneno” aparece en el Nuevo Testamento.
¡Que peligro! Nosotros tenemos en nuestra boca un veneno tan mortal como el de una cobra, y está listo para ser desparramado en cualquier momento.
Con razón Salomón escribió, en Proverbios 18:21, “La muerte y la vida están en poder de la lengua…”
Así que escoja la vida – escoja la bendición. Escoja hablar cada día palabras de vida.
Y tenga en mente que la batalla de la lengua – la guerra de las palabras, la constante lucha con lo que decimos no se va a terminar; vamos a luchar con ella hasta el día que muramos – pero, querido oyente vale la pena pelear la batalla… ¡Así que no se de por vencido!
Tomas Manton, un pastor puritano del siglo 17, escribió que nuestras dificultades y limitaciones en estas batallas existen para que continuamente acudamos a Dios.[xix]
Él escribió que si bien nosotros hemos perdido nuestro poder, Dios no ha perdido Su habilidad. Nuestra debilidad no es una excusa – si bien nosotros no podemos ponerle freno a la lengua, Dios si.
Así que, cada día, y aún a veces cada hora…acudamos a Dios confesando nuestras dificultades y pecados…ofrezcámosle nuestra vida, y el control sobre nuestra lengua. Eso es exactamente que él quiere para nuestro bien y para nuestro progreso en nuestra divina sesión de fonoaudiología… para que lleguemos a tener una mayor madurez espiritual.
Martín Lutero dijo en una oportunidad: “La vida entera es un constante arrepentimiento.”
Esa es una gran verdad.
El arrepentimiento no es algo que uno siente o que uno solamente hace al acudir a Cristo para salvación; no es un simple acto después de pecar – es un estilo de vida. La vida entera es un constante arrepentimiento.
Y aquí están las buenas noticias. Eso significa que la vida entera del creyente es una vida de perdón.
Por la gracia de Dios, somos perdonados continuamente. 1 Juan 1:7 dice: “pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia (continuamente) de todo pecado.”
Así que no se de por vencido, porque que la obra de Cristo en la cruz nunca perderá su poder ni su vigor.
Si Jesucristo está dispuesto a limpiarnos continuamente, entonces nosotros podemos y debemos confesar nuestros pecados continuamente.
Que nuestras lenguas ejerciten el precioso don de la confesión con frecuencia, sabiendo que la misericordia y el perdón de nuestro Señor Jesucristo, jamás se acabarán.
—
[i] 1969 Bud John Songs, Inc; Words and Music by Kurt Kaiser.
[ii] Adapted from R. Kent Hughes, James: A Faith that a Works (Crossway Books, 1991), 137.
[iii] Ibid.
[iv] John MacArthur, James (Moody Press, 1998), 154.
[v] Ibid.
[vi] David P. Nystrom, The NIV Application Commentary: James (Zondervan, 1997),177.
[vii] Warren W. Wiersbe, James: Be Mature (Victor Books, 1979), 94.
[viii] Craig L. Blomberg & Mariam J. Kamell, Exegetical Commentary on the New Testament: James (Zondervan, 2008), 157.
[ix] Spiros Zodhiates, The Labor of Love (AMG Publishers, 1985) 112.
[x] Zodhiates, 111.
[xi] Zodhiates, 113.
[xii] D. Edmond Hiebert, James (BMH Books, 1992), p. 197.
[xiii] Ibid.
[xiv] Hiebert, 198.
[xv] Ibid.
[xvi] MacArthur, p. 158.
[xvii] Hiebert, 199.
[xviii] Hiebert, 199.
[xix] Thomas Manton, The Crossway Classic Commentaries: James (Crossway, 1995), p. 196.