Introducción
Cada verano en los Estados Unidos se hace una competencia de castillos de arena, donde se busca determinar quién puede crear el castillo más elaborado e impresionante.
Ahora, hasta hace poco yo no tenia ni idea de que existe tal cosa como escultores profesionales de arena. Ellos compiten por el título de Maestro Escultor y llevarse un premio de 20 mil dólares.
Para la competencia, se preparan jueces para calificar las distintas categorías de esculturas –desde autos, animales y personas, hasta la categoría más cautivante: los castillos de arena.
Cada particípate y su equipo comienza a construir su obra a las 9 de la mañana y deben de terminar a las 3 de la tarde. Ellos tienen solo seis horas para darle forma a su creación.
Personas vienen de todas partes para ver estas maravillosas obras de arte hechas con arena y agua. Las reglas estipulan que las esculturas deben ser elaboradas y decoradas solamente con elementos naturales disponibles en el mar o junto al mar.
Esta actividad se ha vuelto tan popular que se han comenzado a realizar competencias muchísimos paises.
Prácticamente cada mes del año se está realizando una de estas competencias en algún punto del planeta.
Lo que solíamos hacer por diverción en el parque o cuando íbamos de vacaciones a la playa, ha llegado a ser un deporte profesional.
El premio mayor generalmente se lo lleva el equipo que logra crear algo tan detallado que uno no puede creer que fue hecho con arena y en tan pocas horas.
Después de todo el trabajo, el diseño y planeamiento; después de las fotografías, los premios y todos los espectadores asombrados, a eso de las 4 de la tarde, un visitante más se hace presente – siempre puntual. Este no viene para sacar fotos. Este espectador aparece todas las tardes y se va todas las mañanas a la misma hora. Se llama “marea.”
No importa cuan detallada o hermosa sea la escultura de arena. La marea sube y desintegra todo.
En el sermón del monte, el Señor Jesús usa la arena para ilustrar la sabiduría. Y Él nos presenta allí, en Mateo capítulo 7, a dos constructores. En el versículo 24 leemos:
“Cualquiera, pues, que oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.
Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
Pero cualquiera que oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.”
Estos dos hombres construyeron casas de verdad. Por fuera todo se veía igual. La diferencia estaba en el cimiento.
Uno de los dos hombres construyó su casa sobre la roca y el otro la construyo sobre la arena.
Jesucristo sacó una aplicación muy clara y dijo:
“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca… Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena.”
Lo crítico no era escuchar sus palabras, sino aplicarlas a la vida; ponerlas en práctica.
Con esa ilustracion, Jesucristo definió la sabiduría – es verdad aplicada a la vida.
Uno años mas tarde, el medio hermano de Jesús – el apóstol Santiago – va a elaborar sobre esa definición al contrastar la sabiduría de Dios con la sabiduría del ser humano.
Él comienza el capitulo 3 de su epístola, preguntando: ¿Alguno de ustedes se considera sabio? Y él espera que respondamos, “Claro… no seré tan sabio como me gustaría ser, pero lo soy. Seguro que soy mas inteligente que muchos aquí.”
Y Santiago dice, “Bueno, si de verdad están creciendo en sabiduría, permítanme decirles cómo es que lo pueden demostrar. Deben haber dos muestras visibles en sus vidas – versículo 13, “¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.”
Y en nuestro último programa estuvimos hablando acerca del significado de las palabras ‘conducta’ y ‘mansedumbre’.
Estas son dos evidencias de estar creciendo en sabiduría – la buena conducta y el carácter humilde.
Dos obstáculos invisibles
Ahora Santiago pasa a darnos una extraña advertencia. No solo hay dos muestras visibles de la sabiduría, sino que también hay dos obstáculos invisibles para vivir sabiamente.
Note lo que dice el versículo 14. “Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad;”
La verdad acerca de la sabiduría es que es buena y amable. Si en lugar de bondad y amabilidad, usted esta escondiendo estas dos características invisibles – sepa, dice Santiago, que su crecimiento se va a estancar. Estas son dos cosas que no debemos de ocultar en nuestras vidas.
Y antes de echarle un vistazo a estos obstáculos para crecer en sabiduría, note donde es que se esconden: “En el corazón.”
La gente no puede verlas aún… pero allí están, bloqueando el camino para que crezca en sabiduría. Están ocultas en el corazón.
En vocabulario bíblico, el corazón es el lugar adonde mora ya sea la incredulidad o la fe. Es en el corazón donde se origina el pecado o la piedad que afecta nuestra vida entera.
Jesucristo reprendió a los dos discípulos en el camino a Emaús diciéndoles: “¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!” Lucas 24:25.
El apóstol Pablo escribió lo siguiente en Romanos 10:9, “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.”
En otras palabras, el corazón es la reserva escondida de la fe genuina.
A esto es a lo que nos referimos cuando decimos que necesitamos aceptar a Cristo en el corazón. No estamos hablando del músculo que bombea sangre.
En la Biblia, el corazón es el lugar que representa la esencia de quienes somos. Entonces, para poder ser salvos, le pedimos a Cristo que entre en nuestro corazón – lo que significa que queremos que él viva y reine en nuestra vida como nuestro Señor y Salvador.
Ahora, el corazón no solo es el lugar adonde reside la fe, sino que también es el lugar adonde se origina el pecado. Jesucristo dijo: “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.” (Mateo 15:19).
El corazón es el lugar donde, tal como dijo un autor, se fabrican los ídolos.
Ahora, aquí, en las palabras de Santiago, vemos que el corazón es el lugar adonde crecen las ambiciones y los pecados se mantienen ocultos hasta que decidimos exponerlos.
Santiago escribe – note nuevamente- “…tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón…” Eso es lo opuesto a la sabiduría.
Y quizás esté pensando: “Me parece que esto significa que nunca voy a crecer en sabiduría, porque la verdad es que lucho con la ambición y los celos constantemente – siempre quiero que mis planes tengan éxito, que las cosas sean a mi manera.”
El celebre predicador D.L. Moody dijo en una ocasión que si alguien tuviera un negocio que sacara fotos de la condición espiritual de nuestros corazones, se iría a banca rota, porque que nadie emplearía sus servicios.
La condición de nuestros corazones queda reflejada aquí en Santiago 3. Pero la clave para entender lo que Santiago esta diciendo, es el verbo “tener” “…si tenéis…en vuestro corazón.” El verbo griego “equete” (εχετε) significa “albergar” o “acoger.”[i]
En otras palabras, la persona cuyo crecimiento en sabiduría es paralizado, no solo lucha con el egoismo… le da la bienvenida.
No lo esta confesando; lo está alimentando.
Lo deja sobre la cocina, como mi esposa deja la olla con chocolate caliente a fuego lento. Se mantiene caliente y lista para tomarla a través de la fría tarde de invierno.
Esa es la idea aquí. Como una olla llena de ambicion y celos, la persona lo deja cocinando a fuego lento.
Está caliente y listo para ser bebido… y no solo para una tarde de invierno. Cada día camina junto a la cocina y revuelve la olla, huele el aroma y dice: “Mmm. Mis ambiciones son tan dulces…mis celos son justificados… Si, sigue burbujeando.”
La frase que usa Santiago aquí y que se traduce como “celos amargos”, hace referencia a una persona cuyas manos están llenas, pero que siente que lo va a perder todo.
Entonces, un obstáculo que nos impide crecer en sabiduría es el enfocarse en uno mismo, en nuestras posesiones y nuestros planes – y mas vale que nadie se meta en mi camino.
La próxima palabra que Santiago usa es “contención” o “ambición personal.” Esto es el deseo de ser visto. Ese es el deseo que hace que uno quiera trepar hasta lo mas alto.[ii]
De hecho, esa palabra describe muy bien a un político que hace lo imposible por escalar posiciones, sediento de llegar a la cima.
¿Acaso los creyentes hacen este tipo de cosas?
- ¿Compiten los creyentes con sus hermanos?
- ¿Comparan títulos y posiciones con otros?
- ¿Se fijan en que ropa usan o que auto manejan?
- ¿Compiten en la crianza de sus hijos?
- ¿Existen rivalidades en la iglesia por posiciones y prominencia?
- ¿Tratan los creyentes de salirse con las suyas?
Lo que Santiago esta diciendo aquí es que la sabiduría de Dios se desarrolla en una persona que vive sin maniobras egoistas.
El versículo 14 continua diciendo: “Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad;”
Es decir, no se justifique a si mismo.
Estos son los obstáculos invisibles de la sabiduría –los celos y la ambición egoísta. Y esta es la advertencia: todos estos eventualmente van a salir del corazón del creyente que los alimentó y van a lastimarlo.
Como la leyenda griega del atleta que estaba celoso del éxito de su rival – la ciudad incluso mando hacer un monumento de marmol y lo puso en la plaza principal.
El hombre que perdió contra este exitoso atleta comenzó a salir cada noche con un cincel y un martillo a destruír la base de la escultura. Todo esto en secreto, alimentando sus celos amargos y su ambición egoísta.
Una noche al pegarle al mármol, sacó demasiado material y la estatua cayo sobre él sin darle tiempo a alejarse. A la mañana siguiente, lo encontraron muerto debajo de la estatua de su rival.
Santiago nos esta diciendo que vamos a lastimarnos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos – junto a la familia de la fe – y que vamos entorpecer el avance de la sabiduría cuando:
- Guardamos celos dentro de nuestro corazón;
- Alimentamos ambición secretamente;
- Albergamos una actitud egoísta, que dice “yo primero”;
- Nos compramos con otros creyentes y pretendemos vernos mejor siempre;
- Pensamos en maneras de ser vistos y escuchados;
- Dejamos las ofensas que recibimos calentando sobre la cocina;
- Y ponemos hierbas amargas dentro de la olla como: “Me deberían haber escogido a mi para eso, o yo merezco algo mejor.”
Y el crecimiento de la sabiduría es dejado de lado.
Permítame darle un resumen de lo que Santiago esta diciendo en los versículos 13 y 14 de este capitulo 3.
Santiago esta diciendo, efectivamente, “quiero que crezcan en sabiduría y entendimiento…quiero que apliquen la palabra de Dios a sus vidas. Ese tipo de sabiduría va a quedar en evidencia por medio de un carácter amable y humildad para con los demás. Pero tenga cuidado, lo opuesto a este carácter noble es la amargura, los celos y la ambición egoísta.”
Sabiduría Divina vs Sabiduría Humana
Ahora Santiago va a ir más lejos para asegurarse de que nosotros entendamos la diferencia entre la sabiduría del cielo y la sabiduría de la tierra.
Note lo que dice el versículo 15. “porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica.”
Las características de la sabiduría mundana
De hecho, lo que Santiago esta haciendo antes de llegar al versículo 15, es darnos 5 características de la sabiduría terrenal.
Vamos a bosquejarlo de la siguiente manera:
- Se auto promueve – es arrogante
- Se auto engaña – es mentirosa
- Es corta de vista – es terrenal
Ahora, Santiago escribe en el versículo 15 que esta sabiduría es terrenal.
Terrenal simplemente significa que se limita a enfocarse en la tierra y deja de lado a Dios. En otras palabras, la sabiduría del mundo ve todo de manera horizontal, nunca mira hacia arriba, por así decirlo.
Y, a todo esto, puede que lo sorprenda escuchar que Santiago no dice que el mundo no tiene sabiduría. Él nos sorprende como cuando dijo en el capítulo 2 que los demonios tienen fe.
Los demonios tienen fe y el mundo tiene sabiduría.
El problema esta en que Dios no es el objeto de la fe demoníaca y Dios no es el que origin de la sabiduría de este mundo; y a causa de ello, ambas cosas están destinadas al fracaso.
Ese sabio hombre mundano sabía como construir una casa – conocía los principios de la construcción, de la ingeniería y de la albañilería. El problema no era que no sabía como construír una casa. El problema es que no sabia donde y sobre qué construirla.
Se veía muy bien – era una casa linda, moderna y bien hecha. Todos en el vecindario decían: “Si tan solo mi casa fuera tan linda como esa.” Pero él no tenía el cimiento adecuado.
Querido oyente, nunca confunda la sabiduría de la mayoría con la sabiduría de Dios.
La sabiduría del mundo podrá parecer correcta o sonar bien, pero recuerde. Tal como dice Proverbios 14:12, “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte.”
El mundo mira hacia todos lados, excepto hacia arriba… excepto hacia el futuro revelado por medio de la palabra de Dios.
La marea viene, y los castillos de arena no van a permanecer. Las casas de los sabios, construidas sobre la roca de la sabiduría de Dios, permanecerán.
Santiago dice que la sabiduría del mundo no solo es egoísta y que se auto engaña, sino que es espiritualmente ciega.
Espiritualmente ciega
Santiago escribe en el versículo 15 que la sabiduría es natural o animal.
La palabra que Santiago usa aquí es la palabra griega “psuchikos” (ψυχικος) de donde sale el término castellano ‘psicología’ – el estudio de la condición humana.[iii]
En otras palabras, la sabiduría de Dios no es según la condición humana – la sabiduría de Dios no es humana…es celestial.
De hecho, el Apóstol Pablo usa la misma palabra para describir al “…hombre natural [que] no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.” 1 Corintios 2:14
El hombre natural sabe que hay algo más, y aún va a hablar de cosas espirituales o experiencias espirituales, pero permanece ciego a la realidad de la verdad espiritual en Cristo, porque su espíritu no ha sido revivido en Cristo (Efesios 2:5).
El incrédulo con quien se encuentra en la calle o con quien trabaja, va a hablar con gusto de sus sentimientos o experiencias espirituales…pero no vaya decirle nada acerca del origen y el estándar de la espiritualidad genuina, que es la persona de Cristo. Allí es cuando lo va a ofender y se va a retirar de la conversación.
Como verá, 2 Corintios 4:4 lo explica claramente cuando dice: “el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.”
Permítame darle un ejemplo. Pablo escribe lo siguiente en 1 Corintios 1:23:
“Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura.”
En otras palabras, para los judíos la crucifixión es tropiezo por el hecho de que no se suponía que su Mesías iba a morir. Por el otro lado, los gentiles la ven como locura porque para ellos era ridículo. Osea, los dioses mueren a manos de las personas – las personas mueren a mano de los dioses.
Un Dios abusado y rechazado, que encima sufrió, no tenía mucho sentido. Era una locura.
Celso fue un filosofo griego del 2do siglo que atacó al cristianismo a lo largo de su vida. Él fue el autor del primer ataque exhaustivo al cristianismo.
Él vivió después que el apóstol Santiago escribiera su carta. Celso escribió que María, la madre de Jesús, había cometido adulterio con un soldado romano, y que despúes de dar a luz, se mudo a Egipto, adonde lo crió y en donde el niño aprendió hechicería y magia negra. Luego, cuando creció, regreso a su tierra natal adonde se presentó como un dios, haciendo milagros.
En otras palabras, Jesús era un hechicero egipcio que se le fue la mano con sus declaraciones de ser Dios y termino siendo crucificado.
¿Que tipo de Dios permitiría ser crucificado? Celso escribió: “Estos cristianos adoran a un hombre muerto.”
Querido oyente, nada es mas absurdo para el hombre natural que la creencia que la sangre de un Dios crucificado puede expiar y quitar el pecado y asegurar la salvación y la vida eterna.[iv]
Con razón Pablo escribió, “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden.” 1 Corintios 1:18
¿Y que hace hoy la iglesia? Se vuelve loca para suavizar su mensaje acerca de la expiación de Cristo – que nuestro Señor fue crucificado por nuestro pecado y para satisfacer la ira de Dios y dar salvación a los que creen.
La iglesia esta quitándole el evangelio al evangelio.
Esta semana leí la siguiente ilustración. Una iglesia construyó un hermoso arco de piedra en la entrada con las siguientes palabras gravadas: “Nosotros predicamos al Cristo crucificado.” Todos los que entraban a esa iglesia sabían como eran salvos y porqué necesitaban la salvación.
Pero con el pasar del tiempo una enredadera creció en ese arco hasta que cubrió la ultima palabra, de manera que ahora se leía: “Nosotros predicamos a Cristo.” Y eso es lo que hicieron.
Ellos predicaron a Cristo, el buen hombre; Cristo, el maestro ideal; Cristo el pensador positivo; Cristo el que va a darle lo que usted quiera y va a darle comodidad en la vida si usted tiene suficiente fe; Cristo, el buen ejemplo, etcétera.
Eventualmente la enredadera creció y cubrió la próxima palabra. Ahora solo se leía, “Predicamos”. Y eso es lo que hicieron. Predicaron acerca de la economía, la política, problemas sociales y humanitarianismo.
Predicaron, pero su predicación ignoró la cruz de Cristo hasta el punto en que dijeron: ¿Para que seguir predicando de Cristo?
Esas iglesias no son más que castillos de arena…la sabiduría sobre la cual estan construidas no va a resistir la marea…y la marea se aproxima.
Las huestes de los cielos dirán un día a Cristo: “Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre los has redimido para Dios… Evidentemente, Cristo crucificado es el tema de la adoración celestoal. Ellos continuan diciendo – los has redimido de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y los has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinarán sobre la tierra.” Apocalipsis 5:9
Querido oyente, una vez que el juicio de Dios haya quitado la sabiduría del mundo de este planeta, aquellos cuyas vidas hayan sido construidas sobre la sabiduría de Dios van a reinar sobre este mundo en el reino milenial de Cristo.
¿Como es que se identifica la sabiduría de este mundo?
Es egoísta, se auto engaña, es corta de vista, esta cegada a la verdad del evangelio de Cristo y, Santiago agrega una mas…
Se auto exalta – Es diabólica
Tal como el lider de los demonios intentó exaltarse a si mismo, lo opuesto a la sabiduría celestial es la auto exaltación.
Demoníaco o diabólico puede traducirse tambien “inspirado por el demonio.”[v]
Esta es la única vez que encontramos esta palabra en el Nuevo Testamento. Esta sabiduría es diabólica en vez de divina.[vi]
Mire, si su sabiduría es inspirada por el diablo, esta lo guiará a:
- Exaltarse a si mismo;
- Justificar su pecado;
- Rechazar la cruz;
- Confiar en si mismo;
- Lo guiara lejos del arrepentimiento y de Cristo.
Va a guiarlo a la auto suficiencia y promoverse a si mismo, siendo egoísta y engañándose a usted mismo; llevándolo también a la ceguera espiritual. No importa cuan inteligente o moderno o astuto sea.
¿Se dio cuenta que la primera vez que la palabra sabio aparece en la Escritura es en el jardín del Edén, donde Satanás engaño a Eva y le hizo creer que el fruto prohibido la haría verdaderamente sabia? (Génesis 3:5)[vii]
¿Y que sucedió? Mentiras, vergüenza, temor, trampa y asesinatos.
Santiago escribe aquí en el versículo 16 que cuando uno se exalta a si mismo y sigue su propio camino –sus propias ambiciones – como resultado tendrá, “…perturbación y toda obra perversa.” “Perturbación” nos habla de desorden o confusión y “toda obra perversa,” es una referencia a la corrupción.
Confusión y corrupción son el resultado de la sabiduría terrenal.
Cada maldad y pecado es posible y aún aceptable cuando se abandona la sabiduría de Dios.
Pienso en nuestra sociedad, que esta abandonando la sabiduría de Dios tan rápido como puede.
Por ende, hoy tenemos:
- Niños jugando video-juegos violentos por un promedio de 23 horas semanales – y uno realmente se pregunta dónde esta la sabiduría de sus padres;
- Solo la mitad de los hogares cuenta con padres casados;
- Millones de adolescentes se contagian de alguna enfermedad de transmisión sexual debido a su promiscuidad.
Y su uno habla encontra de estas cosas es llamado retrogrado, cerrado de mente, intolerante.
Querido oyente, la marea se aproxima. Y a la misma vez, la sabiduría y los seguidores de Cristo son denigrados, la confusión y la corrupción crecen más y mas, y la sociedad abandona la verdad de la sabiduría celestial y abraza la sabiduría terrenal.
La marea se aproxima.
Permítame contarle una historia familiar.
Mis padres compraron un terreno y edificaron alli una pequeña casa de campo. Mi padre contrató a un constructor cristiano – pero para poder ahorrar dinero, él se puso a hacer todo lo que podía por cuenta propia. Recuerdo que regresé a casa al final de mi primer año de universidad y me puse a ayudar a mi papá. Me acuerdo estar sudando ese verano ayudando a poner el material aislante.
Una vez que colocamos el piso, vino un grupo de albañiles para hacer la chimenea a leña. Esa noche fuimos con papa a ver el avance de la obra. Nos pusimos a mirar la chimenea, que estaba a media altura, y notamos que estaba torcida.
Mi papa llamó al capataz. El hombre vino a la casa, miró la chimenea y dijo, “Si esta torcidoa.” Asi que al otro día derribaron lo que habían hecho y comenzaron a hacerla de nuevo.
A la noche fuimos nuevamente a ver el progreso y vimos que habían hecho la mitad de la chimenea… e imagine que, ¡estaba torcida otra vez!
El capataz vino y dijo “No lo puedo creer, pero esta torcida.” Así que al otro día la re hicieron nuevamente.
Unos días después volvimos, y fuimos directamente a la chimenea… y esta vez estaba perfectamente construida.
Nunca voy a olvidar la conversación que mi papa tuvo con el capataz. Él le pregunto: ¿Y que fue lo que hizo la diferencia? El capataz respondió: “Bueno, como sabrá, nosotros estamos tratando de ahorrar hasta el ultimo centavo, así que traje un grupo joven e inexperto en la construcción de chimeneas.
Bueno, dijo mi padre, ¿Y como hicieron para que les salga bien la tercera vez?
El capataz dijo, “Bueno, la tercera vez me quede con ellos y trabajamos juntos.”
Querido oyente, nosotros podemos tratar de construir nuestras vidas derechas y correctas por nosotros mismos pero nunca vamos a lograrlo. Es por eso que Dios en Su gracia nos proveyó de su Palabra, y de un ayudador, el Espíritu Santo, para guiarnos a construir nuestras vidas correctamente.
Su sabiduría es la única que nos puede ayudar a construir, y Él es el único cimiento en el que podemos construir una vida recta.
La marea va a llegar…el único lugar donde podemos estar firmes, el único lugar adonde debemos construir nuestras vidas es sobre su Palabra – la Palabra viva del Verbo de vida, Jesucristo.
Todo lo demás, es arena movediza.
Aparte de la sabiduría del cielo, todo lo demás es como un castillo de arena, que esta por ser derribado por la marea.
La palabra de Dios nos desafía, por medio del libro de Santiago, a ser diferentes a esta sociedad – a diferir de la sabiduría ciega, egoísta y engañadora de este mundo.
¡Este es el desafío! ¡Este es el consejo de Dios para ser sabios!
—
[i] D. Edmond Hiebert, James (BMH Books, 1992), p. 206
[ii] Charles R. Swindoll, James: Practical and Authentic Living (Insight for Living, 1991), p. 120
[iii] Fritz Rienecker/Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New Testament (Regency, 1976), p. 735
[iv] John MacArthur, The Foolishness of God (gty.org/Resources/Print/Sermons/1814).
[v] Craig L. Blomberg & Mariam J. Kamell, Exegetical Commentary on the New Testament: James (Zondervan, 2008), p. 174
[vi] William Barclay, The Letters of James and Peter (Westminster Press, 1976), p. 94
[vii] John Phillips, Exploring the Epistle of James (Kregel, 2004), p. 116