Introducción
He leído que a través de la vida, una persona promedio va a pasar dos años en el teléfono esperando que lo atiendan, 3 años en reuniones de trabajo y 5 años esperando en fila. Ese me llamó la atención… ¡5 años esperando en fila!
A nadie le gusta esperar – a mi tampoco me gusta esperar por la luz verde o el ascensor – aunque sea por solo un minuto.
La verdad es que por naturaleza somos impacientes. Queremos que la conexión a Internet sea mas rápida, que el horno microondas caliente mas rápido, que la dieta nos de resultados casi instantáneos, que el negocio nos de mucho dinero rápido. La perseverancia y la paciencia son dos cosas que admiramos en los demás, pero que realmente no queremos cultivar en nuestras vidas.
Preferimos los atajos. Queremos que las cosas sucedan en nuestro tiempo. Queremos controlar el reloj – y desde pequeños somos iguales.
El otro día leí un artículo acerca de una maestra de primer grado que tuvo una experiencia interesante en el primer día de clases. Un niño llamado Ricardo estaba recogiendo sus cosas para irse a casa cuando en realidad tenia que prepararse para ir a almorzar con el resto de la clase. La maestra le preguntó que estaba haciendo. El dijo: “Me voy a casa”. Ella le explicó que como ahora estaba en primer grado, el día en la escuela era mas largo. Luego le dijo: “Ahora tienes que ir a comer tu almuerzo, luego tienes que regresar al aula porque tenemos que seguir estudiando y luego vas a poder irte a casa.”
Ricardo miro a su maestra, un poco confundido, esperando que se tratara de una broma. Luego, al darse cuenta de que ella hablaba en serio, la miro y le dijo: ¿Y quien me anoto en este programa?[i]
Pobre niño…no quería que la agonía de la escuela continuara después del mediodía… ¡yo no me anote para esto!
Mientras estudiamos los últimos comentarios de Santiago, en su carta a los judíos en la dispersión, tenga en mente que él le está escribiendo a creyentes que no se han anotado para lo que estaban pasando.
Ellos habían sido exiliados por el emperador Romano Claudio y no podían regresar a sus casas. Ellos no esperaban que las dificultades fueran a durar tanto.
Así que en el ultimo capítulo de la epístola de Santiago, él comienza a animarlos a tener paciencia, a perseverar- a seguir en el camino… a quedarse en la carrera.
Una palabra clave que me vino a la mente al leer y re-leer este ultimo capitulo es esa palabra que Santiago usa una y otra vez- perseverad. Ánimo, tengan paciencia.
- Peleen la buena batalla con carácter y compromiso;
- Cuando no existan atajos;
- Cuando no pueda controlar el reloj;
- Cuando las circunstancias no encajen con sus planes;
- Cuando no haya otro camino o alguna vía de escape.
Tal vez usted se encuentre hoy en esta posición.
Y puede que esté de acuerdo con el siguiente dicho de Wilson Mizner: “La vida es una proposición bastante difícil, y los primeros cien años son los más difíciles.”[ii]
Que forma tan ingeniosa de explicarlo. Los primeros cien años de la vida son los difíciles.
Uno de mis comentarios del libro de Santiago cuenta la historia de un medico que llamó a su paciente por teléfono y le dijo: “Escuche, tengo una malas noticias, y otras muy malas noticias que darle.” El paciente trago saliva y dijo, “Bueno, deme las que solo son malas primero.” El medico le dijo: “Usted solo tiene 24 horas de vida.” El paciente respondió, “pero eso es terrible… ¿Qué puede ser peor que eso? El doctor le dijo: “Bueno, se suponía que yo lo tenía que llamar ayer…”
Y a veces la vida es así. Un día es malo, y el próximo es aun peor.[iii]
Que tipo de consejo le daría Dios a los creyentes del 1er siglo y a nosotros el día de hoy – a creyentes que están pasando por momentos muy difíciles- y que no parecen mejorar, sino que las cosas se van poniendo peores. ¿Que le dice Dios a creyentes que están tentados a decir “yo no me anote para esto”?
Bajo la guía del Espíritu Santo, Santiago escribe una serie de imperativos y algunos maravillosos ejemplos a seguir. En Santiago 5, versículo 7 leemos: “Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor.”
El primer mandato es: ¡Tened paciencia!
Los eruditos en griego indican que existe una diferencia entre esta palabra para paciencia y la empleada por Santiago en el capitulo 1, donde él nos dice que las pruebas producen paciencia.
La palabra griega que Santiago usa aquí hace referencia a resistir bajo provocación sin quejarse – a ser paciente, a permanecer tranquilo. O sea, vamos a mantenernos quietos aunque nuestra mente quiera que estallemos en protestas y represalias.”[iv]
En nuestro ultimo estudio vimos que Santiago describió el maltrato de los ricos hacia los pobres. Los ricos se salían con las suyas y terminaban destruyendo a los pobres.
Ellos no le pagaban a sus trabajadores pobres, manipulaban los juzgados y de esa manera les quitaban la habilidad de defenderse y tener una vida digna.
Sin duda que habrían muchos en esta audiencia que de inmediato se identificaron con la descripción de Santiago. Seguro que en la congregación había trabajadores afectados de esta manera. Ellos no eran los abusadores, sino los abusados. Las victimas.
Ellos habían sido exiliados, eran comúnmente maltratados y, seguramente, estaban en la ruina, económicamente hablando.
Con razón Santiago dice a continuación “Por tanto, hermanos, tened paciencia…”
No se venguen. No devuelvan el golpe.
- Pero Señor, ¡Esto es injusto! ¿Cuándo vas a hacer justicia por nosotros?
Santiago anticipa esta respuesta, así que acompaña esta exhortación diciendo que debemos tener paciencia: “…hasta la venida del Señor.” ¡El Señor viene!
Tres veces en estos tres versículos, Santiago va a mencionar al regreso de Cristo. La ultima parte del versículo 8 dice: “La venida del Señor se acerca.” Y la ultima parte del versículo 9- “el juez está delante de la puerta.” Él ya esta en el umbral a punto de entrar.
Este es el máximo incentivo para resistir los sufrimientos y los maltratos en la vida- ¡Jesucristo viene!
Esto es lo que los teólogos llaman la “parousia” de Cristo. La palabra traducida como “venida” en el versículo 8 es la palabra griega “parousia.” Este es el término mas común en el Nuevo Testamento para la venida de Cristo.[v]
Sabemos que esta ‘parousia’ o venida será en dos fases: La primera fase es cuando Cristo vendrá por su iglesia para llévasela antes de la tribulación. La segunda fase de la ‘parousia’ será Su regreso con los santos para establecer Su reino en la tierra por un periodo de mil años.
Santiago es la primera epístola del Nuevo Testamento que habla de esto – luego las otras epístolas explican y desarrollan más el tema. Pero aquí, Santiago nos revela dos verdades proféticas:
Primero, la venida de Cristo es inminente.
En otras palabras, puede suceder en cualquier momento.
Santiago escribe, “La venida del Señor se acerca…está delante de la puerta.” Desde la generación de Santiago hasta la nuestra no ha habido evento alguno que impida el regreso del Señor por su Iglesia.
Todos los apóstoles creían lo mismo:
- “La noche está avanzada, y se acerca el día.” Dijo Pablo en Romanos 13:12;
- El escritor de Hebreos exhortó a sus lectores a no faltar a la iglesia, “sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.” –Hebreos 10:25;
- Pedro escribió en 1 Pedro 4:7, “Mas el fin de todas las cosas se acerca;”
- El Apóstol Juan escribió, en 1 Juan 2:18, “Hijitos, ya es el último tiempo;”
¡El regreso de Cristo es inminente!
Segundo, Santiago anima al creyente a anhelar su rescate del sufrimiento.
A los creyentes, a través del Nuevo Testamento, nunca los exhortan a prepararse para experimentar la ira de Dios durante los siete años de la tribulación, sino que los exhortan a prepararse para ver a Cristo.
El incentivo del creyente para resistir el maltrato y el sufrimiento de esta era, es saber que le espera la gloria – lo que no tendría ningún sentido si es que nos espera la tribulación.
El creyente no recibe ni un solo versículo que le instruya acerca de cómo sobrevivir la explosión de la ira de Dios en la tribulación.
Santiago esta diciendo, en efecto: “Perseveren –no porque tendrán que soportar siete años de la ira en la tribulación. No. Sino que dice: “Perseveren hoy porque el Rey va a liberarlos pronto.”
Cristo puede venir en cualquier momento.
¿Qué viene a continuación para los creyentes de esta época? Pablo escribió: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.” –Romanos 8:18
En otras palabras, este es todo el sufrimiento que vamos a enfrentar – y no puede compararse con la gloria que nos espera cuando seamos arrebatados por Cristo.
El famoso expositor Ingles G. Campbell Morgan dijo: “El pensamiento de la venida de Cristo es la luz en el camino que hace que podamos soportar el presente. Yo nunca apoyo mi cabeza sobre la almohada sin pensar que tal vez, en la mañana, ya no estaré en esta tierra; nunca comienzo a trabajar en la mañana sin pensar que quizás, Él vaya a interrumpir mi día de trabajo y comenzar con el suyo.”[vi]
Entonces, hasta que eso ocurra, ¿Cómo debemos vivir?
Santiago responde esa pregunta llevándonos al campo, a modo de ilustración.
Note lo que dice el versículo 7. “Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía.”
Muchos creen que Santiago paso algún tiempo de su vida trabajando la tierra en el campo, junto a su hermano Judas – quien también escribió una carta del Nuevo Testamento.
Santiago obviamente entendía el proceso muy bien, ya que se refiere a la lluvia temprana y la tardía. Los agricultores esperaban ansiosamente las lluvias tempranas porque, entre otras cosas, estas ablandaban el suelo para luego poder ararlo y sembrarlo. Las lluvias tardías eran necesarias para madurar la plantación. Cuanto mas llovía, mas grande era la probabilidad de una buena cosecha.[vii]
Entre las lluvias tempranas y las tardías, los campesinos quitaban la maleza y fertilizaban la tierra para que lo sembrado diera fruto en mayor cantidad.
Yo no se casi nada de agricultura –pero estoy agradecido de que hay gente que si sabe. Mi padre creció y se crio en el campo, antes de entrar al ministerio y la fuerza aérea. A él le gustaba contarnos, a veces, distintas historias de su niñez en el campo. Todas esas historias me hacían más feliz cuando pensaba ‘menos mal que papá no se quedo en el campo.’
Me acuerdo que él nos contaba que su día comenzaba mucho mas temprano que el mio. Si bien yo tengo que alimentar al perro todos los días, eso no se compara a tener que ordeñar diez vacas a las 5 de la mañana – en Minnesota, donde hacen 5 grados bajo cero. Después de ordeñar las vacas, mi padre tenia que caminar unos dos kilómetros en la nieve para llegar a la escuela.
Cuando mis hermanos y yo nos quejábamos del almuerzo que mama nos daba para la escuela, él nos contaba que cuando era chico, llevaba una papa cruda en el bolsillo y un poco de mantequilla envuelta en un sobre…al llegar a la escuela, los alumnos ponían sus papas sobre un horno a leña que mantenía el edificio a una temperatura decente durante el crudo invierno. Ya para el mediodía, las papas estaban listas. Ese era su almuerzo cada día.
¿Cómo puede quejarse uno de su almuerzo después de escuchar esto?
Francamente, cuanto más pasan los años, mas me gusta oír y recordar sus historias. No puedo imaginarme una vida más difícil que la del agricultor. Pero lo más difícil de este trabajo no es la parte física y el trabajo arduo, sino el desgaste mental. Uno nunca sabe que va a pasar con el clima.
Y ese es precisamente el punto que Santiago tiene en mente. Él habla de la paciencia de los agricultores e inmediatamente después habla acerca del clima.
Y de esta ilustración podemos sacar las siguientes observaciones.
- Los campesinos trabajan duro en las cosas que están bajo su control –ellos siembran, fertilizan, quitan malezas. El agricultor no se sienta de brazos cruzados esperando tener una maravillosa cosecha.
- Los agricultores dependen de ciertas cosas que están fuera de su control…como la lluvia.
- La paciencia del agricultor no proviene de pereza, sino de reconocer sus limitaciones.[viii]
- Otra observación es que, por más que llueva, y aún después de haber hecho todo lo que podía hacer, el agricultor no tiene una indicación visible de que todo está yendo bien.[ix]
- Y por ultimo, aun si el agricultor tiene una cosecha grandiosa ese año, el agricultor tiene que empezar todo de nuevo; una y otra vez.
No existe agricultor que haya plantado una sola vez y espere comer por el resto de vida gracias a esa cosecha. Y en la vida cristiana es igual.[x]
Así que manténgase en el camino…haga lo que tiene que hacer…fertilice su vida espiritual con disciplina…y plante en su corazón las semillas de la palabra de Dios. Y luego resista la tentación de decir: “Muy bien Señor, ya lo hice.”
Escuche al Señor diciendo, por medio de la respuesta de Santiago, “Siga adelante, hágalo de nuevo.”
Los agricultores comprenden esa verdad. Conozco a un hombre de negocios que durante el verano se ofrece como voluntario para trabajar en una granja. Él me contó que cuando se sienta en el tractor, su perspectiva de la vida se ajusta a lo que siempre debe ser.
La agricultura es la metáfora perfecta para la persistencia diaria, donde, si bien, necesitamos poner todo de nuestra parte, a la misma vez, debemos confiar y descansar en Dios quien se encarga de lo que está fuera de nuestro control.
De hecho, Santiago va a enfatizar que el creyente tiene la responsabilidad de perseverar. Note lo que dice el próximo versículo, el versículo 8, “Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca.”
Santiago aquí esta exhortando a los creyentes a que se fortalezcan, a que se afirmen a si mismos. Sin embargo, en varios pasajes bíblicos leemos que esto es obra de Dios. Él afirma y fortalece nuestro corazones (1 Pedro 5:10 y 2 Tesalonicenses 2:17).[xi]
Pero Santiago nos dice que esto también es nuestra responsabilidad. Él nos dice que el creyente que esta sufriendo debe de afirmarse, fortalecerse, animarse con la promesa del regreso de Cristo.[xii]
En ningún lugar se nos sugiere que nos pongamos una túnica blanca, que subamos a la cima de una montaña y simplemente esperemos el regreso de Cristo.[xiii]
Perseverancia significa que hay una batalla que enfrentar – un desafío que atravesar. Un autor escribió lo siguiente: “¿Alguna vez noto que cuando el Señor Jesús le dijo a Pedro y al resto de los pescadores desanimados que arrojaran nuevamente la red, ellos estaban en el mismo lugar que habían intentado pescar toda la noche? Si pudiéramos ir a otro lugar cada vez que nos desanimamos, seria un poco más fácil tratar nuevamente. Pero no, los discípulos tenían que usar la misma red y pescar en el mismo lugar. Hay que pelear contra las mismas viejas tentaciones, hay que enfrentar los mismos viejos fracasos, hoy tenemos que encarar las mismas pruebas y desánimos de ayer. Y Jesús dice: “Arrojen nuevamente la red…háganlo de nuevo.”[xiv]
Y mientras lo hace, no se desquite con los otros pescadores. No los convierta en parte de su problema.
Note lo que dice Santiago en el versículo 9. “Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta.”
La impaciencia con Dios generalmente conduce a la impaciencia con el pueblo de Dios.[xv]
No se quejen los unos contra los otros, hermanos. Eran tiempos difíciles…la sociedad era cruel… estaban emocionalmente cansados y dolidos.
En esas circunstancias, nuestra tendencia es querer desquitarnos con la primera persona que vemos. Uno llega del trabajo a casa y le grita al perro, patea al gato y se enoja con los hijos. Pero ellos no son el problema, ellos simplemente se cruzaron en su camino.
El problema en realidad es mas profundo. La palabra que Santiago usa para ‘quejarse’ se puede traducir como “gemir.” Se refiere a los sentimientos, que pueden quedarse en su interior y nunca salir a la luz. Pude referirse a una raíz de amargura contra alguien o un rencor que no se hace público.[xvi]
La forma en que Santiago lo dice nos da a entender que esto estaba sucediendo entre estos creyentes. Así que Santiago les esta diciendo que dejen de hacerlo.
Y de la misma manera que Santiago nos incentiva a permanecer en el camino, recordándonos de la venida de Cristo, aquí él hace lo mismo. Él incentivo para no tener raíces de amargura y rencores es que, como dice la ultima parte del versículo 9, recordemos que “el juez esta delante de la puerta.”
En otras palabras sea paciente con los demás, ya que un día, esos pensamientos, acciones y reacciones de serán juzgados por nuestro Señor en el tribunal de Cristo, en donde tendremos que rendir cuentas (1 Corintios 3).
Y en esa instancia en la que rendiremos cuentas, sin duda nos vamos a avergonzar de haber guardado amargura y haber dicho cosas que no debíamos.
Gloria a Dios por la sangre de Cristo que limpia todo nuestro pecado. Sin embargo, estoy seguro que todos vamos a anhelar haber dicho y hecho más cosas dignas de alabanza -mientras vemos cómo el Señor nos premia por nuestras buenas palabras, pensamientos y obras (2 Corintios 5:10).
Debemos vivir toda nuestra vida pensando acerca inminente regreso de Cristo.
Y esa perspectiva genera dos reacciones en cada uno de nosotros: Nos anima cuando estamos cansados y tristes – porque sabemos que el sufrimiento es temporal. Pero también nos recuerda que debemos seguir el camino, debemos de vivir santamente, debemos agradar a Dios. Porque Él un día nos va a evaluar y premiar.
Al estudiar este pasaje, se me vino a la mente que, no solo esperamos que Cristo venga un día para quitar todo nuestro sufrimiento, sino que Él está con nosotros hoy a través de nuestro sufrimiento.
Durante su momento más difícil, querido creyente, Él esta presente. Durante sus peores sufrimientos, Él esta presente. Cuando usted es maltratado, Él lo sabe y esta disponible para fortalecerlo.
Mientras estudiaba, encontré que alguien parafraseó Hebreos 4:16 de la siguiente manera. “No tenemos un sumo sacerdote que este ajeno a nuestra realidad. Él ha pasado por pruebas y debilidades. Lo experimento todo – excepto el pecado. Así que acudamos a El y obtengamos lo que nos ofrece. Tome Su misericordia. Acepte Su ayuda.”
Un autor ilustró esta verdad escribiendo acerca de una experiencia que tuvo con un estudiante ciego. Él cuenta. “Su nombre era Juan, y yo pasaba unas dos horas por semana leyéndole. Un día le pregunte como fue que perdió la vista. Él me contó que tuvo un accidente cuando era adolescente. “Cuando el accidente sucedió y supe que no recuperaría nunca mas la vista,” dijo él, “sentí que mi vida se había acabado. Estaba enojado y amargado con Dios por haber permitido que eso me sucediera, así que descargue toda esa amargura en los demás.
Sentí que, como ya no tenia futuro, no valía la pena esforzarme en nada. Cerré la puerta de mi habitación y me rehusé a salir, a menos que fuera para comer.
El autor comentó: Este joven era un excelente estudiante, muy dedicado, así que le pregunte qué fue lo que hizo cambiar de actitud. Él me contó su historia. “Un día, mi padre vino enojado a mi habitación y comenzó a sermonearme. Me dijo que estaba cansado de que solo sintiera lástima de mi mismo. Que se venia el invierno y aun era mi deber poner las contraventanas. Luego, en voz alta me dijo: ‘Coloca esas ventanas hoy mismo para antes de la cena’ y se fue dando un portazo.”
“Bueno,” dijo Juan, “eso me hizo enojar tanto que me decidí a hacerlo. Quejándome y murmurando fui al garaje, busque las contraventanas, las herramientas y la escalera y me fui a trabajar. “Se van a sentir tan mal cuando me caiga y me rompa el cuello,” pensé. Pero poco a poco pude hacer la labor.”
Luego hizo una pausa y me dijo. “Más tarde me enteré que, a través de ese día, mi papá siempre estuvo a no mas de un metro de distancia. Él siempre estuvo presente a mi lado.”[xvii]
Quizás este pensando que Santiago está dándonos una orden tan dura como la del padre de este joven ciego. Pero tanto ese padre como Santiago solo quieren que podamos crecer y desarrollarnos – buscan una buena cosecha de fruto espiritual- el fruto de un carácter piadoso y de una conducta piadosa.
Para concluir nuestro estudio, permítame resumir en un par de frases lo que hemos aprendido de las palabras de Santiago.
-
Desarrolle perseverancia
Primero, desarrolle paciencia y perseverancia al esperar al Señor, quien vendrá a llevarnos a nuestro hogar… y puede que venga hoy mismo.
-
Rechace la idea de amargarse
Segundo, rechace la amargura mientras espera la venida del Señor… quien puede venir hoy.
Querido oyente, comience a vivir como un agricultor… pero viva con la cosecha final en mente.
—
[i] Wanda Vassalio, Little Boy Just Wants to Go Home, Christianity Today International/preachingtoday.com
[ii] Charles R. Swindoll, Getting Through the Tough Stuff (W Publishing, 2004), p. ix
[iii] Tony Evans, James: The Perfect Christian (Word Publishing, 1998), p. 207
[iv] Spiros Zodhiates, The Patience of Hope: An Exposition of James 4:13-5:20 (AMG Publishers, 1981), p. 77
[v] Fritz Rienecker/Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New Testament (Regency, 1976), p. 740
[vi] Edited from Zodhiates, p. 87
[vii] D. Edmond Hiebert, James (BMH, 2992), p. 271
[xii] John MacArthur, James (Moody Press, 1998), p. 255
[xiii] Warren W. Wiersbe, James: Be Mature (Victor Books, 1979), p. 156
[xvii] Charles R. Swindoll, Job: A Man of Heroic Endurance (W Publishing, 2004), p. 224