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En este programa concluimos nuestro estudio de la carta de Santiago al hacer un repaso general de lo que hemos aprendido y al descubrir un poco más acerca de Santiago a través de unos recientes hallazgos arqueológicos. 
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Introducción

El día de hoy, llegamos al final de nuestro estudio a través del Libro de Santiago.

Quería aprovechar esta última oportunidad para hacer un par de cosas. Primero, quería volver y repasar algunos de los puntos y principios clave que se encuentran en esta carta como para tener una vista panorámica de lo que hemos aprendido hasta ahora.

Hemos estudiado cada pasaje individualmente, como si los hubiéramos puesto bajo un microscopio.  Hemos ahondado en nuestro conocimiento de la Escritura al lidiar con versículos individuales y palabras individuales, pero ahora quiero que demos un paso hacia atrás y le echemos un vistazo general a las verdades presentadas en esta carta.

Y luego, en segundo lugar, quería hablar acerca de la muerte de Santiago y contarle algo que, hasta hace solo unos años, no se sabía… hablaremos de eso un poco más tarde.

La Carta de Santiago

Ahora, hay una palabra que aparece en toda la carta de Santiago que nos muestra su corazón, pasión y preocupación para con la iglesia.

Voy usar esa palabra para que sirva como bosquejo para nuestro estudio de hoy.

Esta es la palabra, hermanos. Aparece alrededor de 15 veces a lo largo de esta carta. Es un término de afecto y conexión familiar.

La palabra griega, adelphoi (αδελφοι), traducida “hermanos,” es inclusiva, a menos que el contexto dicte lo contrario.[i]

En otras palabras, en el contexto de su audiencia, Santiago habría estado usando esta palabra para referirse a todos los creyentes en la asamblea.

Traducido a nuestro vocabulario contemporáneo, se leería: “Hermanos y hermanas.” De hecho, Santiago suele usar el pronombre posesivo, “mis” – mis hermanos y hermanas – para expresar su gran amor y afecto.

Incluso cuando Santiago se pone en modo exhortación y confronta duramente a sus hermanos en la fe – incluido nosotros, él lo hace con terminología familiar.

Esa es una de las razones por las que Santiago es tan directo. Esta es una charla familiar. Él está hablando con sus hijos en la fe.

Como verá, hay cosas que usted y yo nunca le diríamos a los niños del vecino que si les diríamos a nuestros hijos. Hay cosas que permitiría de los niños del vecino que nunca permitiría de los míos.

Usted no se va a dar vuelta en el local de comida para decirle al niño sentado en la mesa de atrás que mastique con la boca cerrada, ¿o si? Espero que no. Porque no son parte de su familia.

Pero sus hijos son diferentes. A ellos les puede hablar, instruir, amonestar, y cuidar. Eso es parte del gran desafío de ser padres.

Me encanta la historia del niño que estaba hablando con su amigo y le dijo: “Estoy preocupado por mis padres.” El otro niño dijo: “¿Por qué?” Él respondió: “Bueno, mi papá trabaja muy duro todos los días para que no me falte nada. Él está ahorrando dinero para mi automóvil y mi educación. Y mi mamá trabaja muy duro todos los días lavando, limpiando y cocinando para cuidar de mi… y estoy preocupado por ellos.” El otro niño dijo: “¿Pero de qué estás preocupado?” El niño respondió: “Tengo miedo de que se traten de escapar.”

A más de algún padre en la audiencia seguramente le ha pasado eso por la mente. ¡No lo haga! Pero la verdad es que criar a un niño es demandante y agotador.

Hay algunos niños en mi vecindario que escucho jugar y gritar casi todos los sábados y, a veces, después de la escuela también. Todos son niños de la misma familia, y los he tenido que escuchar literalmente por horas gritando en su patio, discutiéndose entre ellos a todo pulmón. Y eso que estoy a varias casas de distancia. Estoy en mi oficina estudiando y puedo escucharlo todo.

Ha habido veces en que he estado a punto de levantarme de mi silla y salir a la calle. De hecho, una vez llegué hasta la puerta de entrada e incluso la abrí. . . No hice nada, pero tuve la tentación de salir y gritar: “Cállense niños. . . ¡No ven que estoy preparando un sermón aquí!

“¡Y se trata de la paciencia! Así que paren ahora mismo.” Pero no lo hice. ¿Por qué? No son mis hijos.

Santiago, por su parte, nos dice exactamente qué hacer, ¿no es así? Es como si él hubiera entrado directamente a nuestra sala de estar, y antes de que podamos pensar en preguntar, “¿Quién te crees que eres?”, él dice, “Yo soy su hermano.”

Él acerca una silla, se sienta, y nos reúne a todos a su alrededor. Sí, hay momentos en que se golpea la rodilla con frustración y golpea con el puño el apoyabrazos de su silla con santa indignación y nos apunta con el dedo en la cara.

Pero si entendemos esta carta correctamente, no deberíamos tener la idea de que Santiago está diciéndonos: “A ver, a ver. Déjenme decirles un par de cosas.”

No. Es más como: “Escúchenme, necesitan hacer esto bien.” Tenemos que vivir nuestra fe. Todos en esta familia necesitamos crecer y vivir correctamente. Estamos en esto juntos como una familia.

Verá, Santiago tiene el derecho a hablarnos de esta manera porque esta carta está dirigida a sus “hermanos y hermanas” en la familia de Dios.

Lo que he hecho para este estudio es ir a través de cada instancia en que Santiago se dirige específicamente a sus hermanos, y los he agrupado en un par de categorías. No tenemos tiempo para revisar todos los versículos, pero si vamos a ir a través de las distintas categorías.

Así que continuemos entonces, para que entendamos bien el punto de esta charla familiar.

  1. Santiago nos da una charla familiar acerca de las pruebas.

Santiago comenzó su carta diciendo en el capítulo 1, versículo 2: Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas.

Santiago aquí fue directo al grano y nos dijo la verdad acerca de los problemas.

Los problemas son inevitables. Él no dijo: “Si llegara a encontrarse en diversas pruebas, sino cuándo se encuentre en diversas pruebas”.

Y él también nos dice que los problemas vienen en varias formas y tamaños. Santiago dice que nos hallaremos en “diversas pruebas,” lo que nos deja saber que el cristiano no solo lucha con un problema en su vida, sino que va a atravesar por una gran variedad de dificultades. Pruebas de distintos tipos y a veces más de una prueba a la vez.

 Las pruebas no solo son inevitables e diversas, sino que también son inesperadas.

La palabra para “hallarse” tiene la idea algo repentino y brusco. O sea, uno no se lo ve venir. Las pruebas aparecen repentinamente y nos toman desprevenidos. Y Santiago dice, “téngalo por sumo gozo,” es decir, considere el sufrimiento como una razón para gozarse.

¿Qué quiere decir con esto? Bueno, lo que Santiago no está diciendo aquí es que las pruebas son causa de risa. Él no está diciendo, “¡sonría! Póngase contento que está pasando por pruebas.”

No. La palabra “téngalo” o “´considérelo” por sumo gozo no habla de un sentimiento sino de un pensamiento. Él está diciéndonos que debemos enfrentar nuestras tribulaciones con la perspectiva correcta. Podemos tener gozo cuando entendemos que Dios ha permitido su prueba para formarlo y moldearlo a la imagen de Cristo.

Satanás quiere que las pruebas nos derroten. Dios usa las pruebas para desarrollarnos.

Usted no puede escoger sus pruebas. Dios lo hace por usted. Sin embargo, usted puede elegir la actitud con la que responderá ante ellas.

Entonces, Santiago le dice a su familia: “Escuchen, No van a poder escoger sus aflicciones, pero sí pueden escoger sus actitudes. Esa es la charla familiar acerca de los problemas.

  1. Santiago da una charla familiar acerca de la tentación.

En el versículo 13 del capítulo 1, Santiago nuevamente escribe transparentemente acerca de la experiencia cristiana. Y tal como con las pruebas, él no nos dice, “si es que llegaran a ser tentados,” sino, “cuando sean tentados.” Todo cristiano va a ser tentado. 

Santiago continúa describiendo la triste progresión desde la tentación hasta el deseo, que luego lleva al pecado y finalmente a la destrucción.

Querido oyente, esté preparado, porque cada día va a enfrentar una prueba de integridad, honestidad y pureza. La tentación nunca lo dejará solo – pero, gloria a Dios, la podemos vencer.

  1. En el versículo 19, Santiago nos da una charla familiar acerca de la verdad.

Santiago escribe que debemos ser prontos para oir, lentos para hablar y lentos para enojarnos.

El contexto es nuestra respuesta a la verdad de las Escrituras. Debemos ser prontos para oír la Palabra, y lentos para discutir y enojarnos con ella.

Esta es simplemente un espejo que refleja quiénes somos realmente. Así que sométase a ella, y viva según lo que dice.

  1. Luego, Santiago entrega su charla familiar en cuanto al favoritismo.

Note el capítulo 2, versículo 1. “Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas.”

En otras palabras, no sea altanero. El estatus, el favoritismo, el racismo y el clasismo no tienen nada que ver con el cristianismo genuino.

No hay tal cosa en la iglesia como un miembro elite. Así no se supone que deben actuar los hermanos y hermanas en la fe. Santiago escribe en el versículo 5: Escuchen, hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? Pero vosotros habéis afrentado al pobre.

 Han traído el clasismo y el racismo y el favoritismo del mundo dentro de la iglesia.

Aquí es donde Santiago se emociona un poco en su charla familiar. El dice: “Escuchen, esa puede ser la forma en que se vive ahí afuera, pero esa no es la forma en que vamos a actuar aquí. La iglesia debe ser el lugar donde el evangelio de la gracia derribe las normas culturales.

La verdad es que todos somos unos don nadie, que han sido salvados por Alguien, y es nuestro deseo ver que Él sea exaltado por todos.

Esa es su charla familiar sobre el favoritismo. Pero luego, en el capítulo 2, versículo 14 encontramos…

  1. Una charla familiar sobre la fe

Santiago allí nos sorprende una vez más al decirnos que los demonios tienen fe – versículo 19.

Santiago nos muestra las diferencias entre la fe muerta, que son palabras sin obras; la fe demoníaca, que es reconocimiento sin aceptación; y luego la fe dinámica que es creencia más comportamiento.

Como verá, Santiago quiere que demostremos que no solo estamos envejeciendo en la fe, sino que estamos creciendo en la fe.

  1. Luego, Santiago nos dio una buena charla familiar acerca de nuestra lengua, ¿no es así?

De hecho, él habla más acerca de la lengua que de cualquier otro tema. Él comienza a tratar el tema en el versículo 1 del capítulo 3 y no termina hasta el capítulo 5 y el versículo 12, donde nos desafía a asegurarnos de que nuestro sí significa sí y nuestro no significa no.

  1. Luego, Santiago animó a sus hermanos y hermanas con una charla familiar sobre la paciencia.

En el capítulo 5, él nos llevó a una granja y nos mostró la paciencia y la perseverancia de un granjero que hace todo lo que puede hacer y luego confía en que el Señor hará lo que solo Dios puede hacer.

La paciencia no es apatía; Es acción. Ningún agricultor sembró un cultivo y dijo: “Eso se encarga del tema para siempre.”

No. Uno debe trabajar continuamente. Uno fertiliza su caminar espiritual con la oración; siembra las semillas de la verdad de Dios en su corazón; comparte su fe con los demás; sirve a los hermanos; y luego resiste la tentación de decir: “¡Bueno Señor, ya lo hice!”

El Señor le dice: “Ve y hazlo de nuevo.” Así es como desarrollamos la perseverancia bíblica.

  1. Finalmente, Santiago nos dio una charla familiar sobre la búsqueda de pródigos, en el versículo 19 del capítulo 5.

Esta es la verdad acerca de la importancia de rescatar a un hermano apartado. Una muestra de nuestro amor es el ir a buscarlo, decirle la verdad, y recordarle del peligro de vivir de esa manera. Esperamos que Dios haga su obra en él; y cuando este se arrepiente, todos lo perdonan y lo reincorporar a la comunión de los hermanos. Y con eso, Santiago termina su carta tan rápido como la comenzó.

El Legado de Santiago

Sin embargo, ese no es el final del testimonio personal de Santiago.

Como verá, de vez en cuando, algún arqueólogo desentierra algo particularmente significativo para el estudiante de la Biblia.

Uno de los descubrimientos más notables en la historia moderna, ignorado en gran medida por la sociedad en general, fue el descubrimiento de un osario hace unos años atrás.

La palabra osario simplemente significa “caja de huesos.” Es como ataúd en miniatura, generalmente tallado en piedra caliza y tiene una tapa desmontable, también tallado en piedra caliza.

Una vez que el cuerpo de fallecido se descompusiera, después de aproximadamente un año, la familia tomaba su esqueleto, pulía los huesos y los colocaban en un osario.[ii]

Si Jesús no hubiera resucitado, después de un año más o menos, lo habrían sacado de la tumba, y luego habrían puesto sus huesos en un osario.

Por supuesto, nunca se descubrirá el osario de Cristo porque resucitó de entre los muertos.

Aunque los fariseos trataron de vender la historia de que los discípulos habían robado el cuerpo, este nunca se halló y tampoco sus huesos. Nunca hubo y nunca se encontrara el osario de Jesucristo.

Eso si, existen varios osarios de hombres llamados Jesús. Ese era un nombre común como hoy es Juan o José. Así que no se asuste si de repente escucha que se encontró el osario de Jesús. Si investiga bien, verá que la mayoría de los arqueólogos respetables van a decir que no hay evidencia de que ese sea el osario de nuestro Señor. Nunca lo habrá.

Lo que es aún más interesante sobre el uso de los osarios, es que los arqueólogos e historiadores han descubierto que la costumbre de usar un osario solo duró un corto período de tiempo. Fue una moda, por así decirlo.

Sabemos que el pueblo judío comenzó esta práctica unos 25 años antes del nacimiento de Cristo y la detuvo después de que su templo fuera quemado y Jerusalén destruida en el año 70 d.C.[iii]

Entonces, esta práctica duró solo unos 95 años más o menos. Cientos de osarios del primer siglo han sido descubiertos y desenterrados. Entre ellos, se encontró un osario que, luego de ser investigado por el paleógrafo Andre Lemaire, de la universidad de Paris, se descubrió que tenía una inscripción que decía “Santiago, el hijo de José, hermano de Jesús.”

El paleógrafo corroboró inmediatamente la autenticidad de la inscripción. Indudablemente era del primer siglo.

Este descubrimiento provocó un gran revuelo, ya que esta sería evidencia de la verdad de las Escrituras. El osario dejaba en claro que Santiago era el hijo de José y el hermano (no primo) el hermano de Jesús.

La Biblia nos dice que Jesús fue el hijo adoptivo de José, e hijo biológico de María, lo que lo convirtió en el medio hermano de Santiago y los otros hermanos, nacidos de María y José.

Lo que es más sorprendente aún, es que ningún osario del primer siglo incluye el nombre de otra persona que no sea el del difunto y el de su padre, excepto este.

Probablemente, Santiago no habría pedido que pusieran eso. Él estaba satisfecho con ser un esclavo de Cristo, como se describió al principio de la carta. En Santiago 1:1 leemos: Santiago, siervo de Jesucristo – no hermano. Eso nos demuestra su humildad y su enfoque en la vida.

Sin embargo, su familia y los creyentes sin duda querían recordarlo de esa manera. Al colocar sus huesos en ese osario, ellos querían que todos supieran que ese no era cualquier hombre llamado Santiago.

De hecho, ellos no quisieron que lo recordaran como el pastor de la iglesia en Jerusalén, o un apóstol de la iglesia primitiva, sino como Santiago, el hijo de José, el hermano de Jesús.

Obviamente que muchos dudaron que el hallazgo fuera real. Es más, muchos tildaron este descubrimiento como, “la falsificación del siglo.”

La Autoridad de Antigüedades de Israel negó su autenticidad y afirmo que era una falsificación – que el nombre de Jesús había sido agregado siglos después.

El gobierno inició procedimientos legales contra el propietario del osario en un juicio que duraría 3 años. Involucró a más de 75 expertos y testigos, y más de 9,000 páginas de testimonio legal.

Al final de los procedimientos judiciales, en octubre de 2008, después de más de tres años en los tribunales, el juez israelí ordenó que se desestimara el caso para que no se siguiera avergonzando a las autoridades israelíes.

Un importante periódico de los Estados Unidos informó que el caso del gobierno finalmente colapsó cuando el testigo principal del gobierno, el ex presidente del Instituto de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv, finalmente admitió tras un interrogatorio en la corte que el nombre de Jesús había sido tallado al mismo tiempo que los nombres de José y Santiago.[iv]

Finalmente se reconoció internacionalmente e indiscutiblemente que el osario es genuino.

En los últimos años, el osario se ha exhibido en diferentes museos para que todos lo vean.

Querido oyente,

  1. El testimonio de Santiago al mundo incrédulo no terminó a mediados del primer siglo.

A través de su osario, hoy tenemos un testimonio único del Señor Jesús. Aunque hay varios documentos extra-bíblicos que hablan de Jesús, esta es la única inscripción que tenemos con su nombre.

Si yo hubiera sido Jesús, habría dejado inscripciones por todo Belén, Jerusalén y Nazaret.

Yo comí aquí . . Caminé por aquí . . Dormí aquí . . Resucité aquí… voy a volver aquí!

En su lugar, Él ha elegido tallar su nombre en los corazones de todos los que le aman, y lo ha dejado impreso en sus vidas transformadas.

Pero de vez en cuando Dios permite que algo más salga a la luz – algunos escritos de un historiador antiguo, algunos rollos en las cuevas del Mar Muerto, y en los últimos años, el osario de Santiago, el hijo de José, el hermano de Jesús.

Ahora, el testimonio de Santiago no terminó en el primer siglo con la inscripción del nombre de Jesús en su osario, porque…

  1. El testimonio de los siervos de Dios finalmente influye mucho más que el testimonio de la élite mundial.

Le cuento que mientras estudiaba, encontré también que se descubrió otro osario en particular.

Es la caja de huesos de Caifás, el Sumo Sacerdote, que odiaba a Jesús. Fue en el patio de su casa que Jesús fue ilegalmente traído e interrogado para encontrar algo de qué acusarlo en frente de Herodes, y fue allí también donde Pedro negó al Señor tres veces.

Fue Caifás quien más tarde, después de la creación de la iglesia en Pentecostés, llevó a Pedro y a los demás apóstoles ante la corte y exigió que dejaran de predicar que Jesucristo estaba vivo.

Ahora, El osario de Caifás es distinto al de Santiago. Este osario está bellamente tallado, diseñado y adornado. Es prácticamente una obra de arte.

Esto era de esperarse para una persona poderosa e influyente como Caifás. Podríamos comparar los osarios de estos dos hombres con si uno fuera un mausoleo y el otro un féretro común y corriente.

Por cierto, el yerno de Caifás fue un hombre llamado Ananías, quien se convirtió en Sumo Sacerdote después de Caifás. Él se aprovechó del vacío político que se produjo cuando el gobernador de Judéa murió y estaban esperando su reemplazo.[v]

Josefo, el historiador judío del primer siglo, nos informa que durante este intervalo político, Ananías hizo una movida rápida, llevando a Santiago a juicio para que se retractara de su creencia de que Jesús era realmente el Mesías.

Santiago permaneció firme.

Josefo registra que antes de que alguien supiera lo que estaba sucediendo, Santiago fue declarado culpable de blasfemia y lo apedrearon hasta la muerte.[vi]

La población judía estaba tan molesta por sus acciones que el rey Agripa lo retiró de su cargo de Sumo Sacerdote, terminando así con el reinado de Caifás y su familia.

Todo lo que queda es una caja de huesos ornamentada – y eso es todo.

Pero piense en esto, Santiago está influenciando a millones de personas hasta el día de hoy a través de su vida, su carta y su legado, mientras que el nombre y la familia de Caifás, si no estuviera en las Escrituras, habría quedado en el olvido por mucho tiempo.

Querido oyente, su influencia en esta vida no se acaba cuando muera y no se determina tampoco por el largo de su procesión funeraria.

Es la influencia silenciosa de los siervos de Jesucristo que continúan tocando vidas.

  • Una madre que ora.
  • Un padre fiel
  • Un diligente maestro de escuela dominical,
  • Un diácono, un voluntario en la iglesia.
  • Este es el legado de un mecánico honesto
  • En médico atento
  • Un estudiante diligente. . . que simplemente caminó con Cristo… y sin siquiera saberlo, dejó un gran legado.

Y así nos despedimos de Santiago, cuyo testimonio sigue afectando vidas. Todavía no ha terminado de hacerlo – y lo mismo pasa con su testimonio y el mío, a medida que crecemos y vivimos nuestra fe como hermanos y hermanas en Cristo.

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey

© Copyright 2011 Stephen Davey

Todos los derechos reservados

[i] Craig L. Blomberg & Mariam J. Kamell, James: Exegetical Commentary on the New Testament (Zondervan, 2008), p. 48. 

[ii] Biblical Archeological Review, “Burial Box of James the Brother of Jesus” by Andre Lemaire (November/December 2002), p. 24. 

[iii] Ibid, p. 26. 

[iv] Chris Ashcraft, James Ossuary withstands Accusations (Creation Magazine, Volume 32, 2010), p 43. 

[v] William Barclay, The Letters of James and Peter (Westminster Press, 1976), p. 12.

[vi] Biblical Archeological Review, p. 32.

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey. Puede ser usado sin fines de lucro y con las atribuciones necesarias.

A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas provienen de las versiones Reina Valera 1960, La Biblia de las Americas y la Nueva Biblia de las Americas.

Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Usado con permiso.

La Biblia de las Américas (LBLA), Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.LBLA.com

Nueva Biblia de las Américas (NBLA), Copyright © 2005 by The Lockman Foundation. Usado con permiso. www.NuevaBiblia.com

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