Llevar la sabiduría de Dios al ámbito laboral es un reto. Salomón, en Eclesiastés 8:2-8, ofrece principios clave para navegar este desafío. Primero, obedecer a la autoridad, reconociendo que toda autoridad proviene de Dios. Segundo, ser paciente y no apresurarse a actuar con enojo. Tercero, mantener la lealtad al cargo y no caer en la tentación de rebelarse. Salomón también advierte sobre las limitaciones del poder humano y la inevitabilidad de las consecuencias del pecado. Él nos anima a enfrentar los desafíos laborales con fe, integridad y la sabiduría que solo Dios puede proporcionar.