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Encontrando un castillo fuerte en Dios

¿Cómo podemos afrontar las amenazas presentes y las incertidumbres de mañana? En este artículo, el pastor Stephen Davey reflexiona en uno de los Salmos que enseñan la clave para una vida llena de paz y seguridad. Cuando las tormentas y los enemigos nos rodean, Dios nos llama a refugiarnos en Él, quien es nuestro castillo fuerte.

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Durante un colapso financiero histórico en Estados Unidos a principios del siglo XX, los mineros del cobre en Arizona aprovecharon la oportunidad para sindicalizarse y exigir tanto salarios más altos como mejores condiciones laborales.

Durante las negociaciones laborales, las empresas mineras se mantuvieron firmes, afirmando que cualquier empleado que se quejara de sus condiciones sería despedido. Los mineros se vieron atrapados con dos opciones desafortunadas: continuar trabajando en las minas por bajos salarios y malas condiciones o ser despedidos y enfrentar dificultades financieras aún mayores. Estaban atrapados entre la espada y la pared.

Martín Lutero supo lo que es encontrarse entre la espada y la pared. Mientras luchaba por la reforma dentro de la iglesia católica, le dieron la opción de retractarse de sus convicciones bíblicas o potencialmente perder la vida por protestar contra la doctrina corrupta de la iglesia.

Durante esos días difíciles, Lutero a menudo recurría al Salmo 46 y lo cantaba para animarse y fortalecerse en el Señor.

El Salmo 46 fue escrito en un momento en que la nación de Judá estaba atrapada dentro de su ciudad, rodeada por un vasto ejército asirio. Estaban literalmente atrapados entre la espada (el ejército acampó a su alrededor) y la pared (las murallas de su ciudad).

Ezequías, rey de Judá, pidió ayuda a Dios en su momento de dificultad. Dios respondió bondadosamente y libró a la nación, matando milagrosamente a 185.000 soldados asirios la noche antes de que planearan atacar Jerusalén. De esta gran victoria surgió este maravilloso Salmo que celebra la liberación de Su pueblo por parte de Dios.

Así como Lutero cantó este texto para consolarse, Dios nos invita a aprender algunas lecciones alentadoras del Salmo 46.

DIOS CONTROLA LOS “AUNQUES” EN NUESTRAS VIDAS.

El Salmo 46 comienza:

Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; Aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza.

Note la repetición de esta verdad. Si bien sabemos la verdad de que Dios es nuestro refugio y auxilio, hay ocasiones en las que parece que no lo es.

Estos “aunque” – cuando las aguas rugen y las montañas tiemblan – se convierten en momentos en los que nos vemos tentados a dudar de que Dios sea realmente nuestro refugio y fortaleza.

A Satanás le encantan los momentos de “aunque”, ¿no es así? Él siembra esas pequeñas semillas de duda. Aunque Dios dice que te ama, permitió que esto sucediera. Aunque Dios dice que Él es tu refugio, parece haberte dejado varado.

Para la nación de Judá, ese “aunque” era un ejército enemigo demasiado grande para poder vencerlo. Para Lutero, el “aunque” era la mayor potencia religiosa del mundo unida contra él.

¿Qué es ese “aunque” en tu vida?

¿Crees que Dios es tu refugio cuando la quiebra económica es su única opción?

¿Sigue siendo Dios tu fortaleza cuando los médicos no tienen más respuestas para tu condición?

¿Crees que Él es tu pronto auxilio cuando tu matrimonio está en problemas o tus hijos te abandonan?

Dios dice: Aunque las circunstancias estén en tu contra, aunque no lo veas en este momento, yo soy tu refugio, tu fortaleza y tu auxilio. Confía en mí; sólo yo puedo librarte.

DIOS NOS INVITA A HACER UNA PAUSA, NO A REACCIONAR.

Tres veces en este Salmo, incluso al final del versículo 3, aparece la palabra “Selah”. “Selah” es una expresión musical hebrea que marca un interludio. Les dice a los músicos que dejen de cantar y hagan una pausa el tiempo suficiente para que las palabras anteriores penetren en los corazones de los fieles.

“Selah” sirve como una pregunta, como si el texto nos preguntara, ¿qué piensas sobre lo que acabas de leer?

Francamente, hoy necesitamos más Selah en nuestras vidas.

Necesitamos menos pánico y más pausas.

Reaccionamos demasiado rápido a las circunstancias y la cultura. Tendemos a entrar en pánico cuando suceden cosas malas; cuando los políticos toman decisiones políticas inmorales; cuando el cristianismo es marginado por nuestra cultura dominante.

Estos son momentos en los que Dios nos invita a hacer una pausa, reducir el ritmo y reflexionar sobre su fidelidad, bondad y cuidado en nuestras vidas.

En lugar de sentirse abrumado por los “aunque”, conviértalos en momentos de Selah, momentos para hacer una pausa y reflexionar sobre la fidelidad de Dios. Luego vuelva a cantar sobre Sus tiempos mientras continúas confiando en Su plan soberano.

Martín Lutero escribió una canción basada en los tres primeros versículos del Salmo 46. La próxima vez que esté atrapado entre la espada y la pared, tal vez quieras cantar:

 

 Este artículo ha sido traducido y adaptado con el consentimiento de su autor.

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