Si uno retrocediera el reloj 15 o 20 años, la palabra transgénero no tendría mucho significado (si es que tuviera alguno) para la mayoría de las personas. El impulso a la aceptación cultural de la ideología transgénero es un fenómeno relativamente reciente. Sin embargo, si pensamos en la cosmovisión (o forma de pensar) secular, que se basa en la evolución, vemos que la ideología transgénero es un resultado consistente de esa cosmovisión.
La Biblia enseña que el Creador creó todo el universo y todo lo que contiene en 6 días (Génesis 1). La Biblia también enseña que el Creador tiene la máxima autoridad sobre el universo y lo gobierna como mejor le parezca. Cada criatura dentro de la creación debe someterse finalmente a la ley del Creador que gobierna esa creación.
En contraste, la cosmovisión de la evolución enfatiza la ausencia de cualquier diseño o Creador que dé leyes o dirección. En esta cosmovisión, la vida se originó a través del azar y continúa evolucionando a través del principio de la selección natural. El concepto de selección natural también se describe como la supervivencia del más apto. Esta frase enfatiza el hecho de que en la evolución las formas de vida que están mejor equipadas para sobrevivir (es decir, las más aptas) sobreviven. Por tanto, el concepto de evolución es intrínsecamente contrario a las Escrituras.
Tiene sentido, entonces, que para aquellos que se aferran a la evolución, no existe un guía moral excepto la búsqueda de la autorrealización. La autonomía es el resultado natural de la evolución porque el individuo está interesado en lo que más le beneficia. En muchos casos, esto simplemente se convierte en una cuestión de qué hace al individuo más feliz.
Para el cristiano, la Escritura es clara en que el Creador ha diseñado dos géneros, masculino y femenino (Génesis 1:27). Además, Dios es quien diseña a cada individuo y determina su físico (cf. Sal 139:13-16; Éxodo 4:11). En la cosmovisión bíblica, el cuerpo y el espíritu están unidos en una gran y gloriosa creación de Dios. Por lo tanto, los hombres o las mujeres no tienen derecho a actuar en contra de su sexo ordenado por Dios (véase Deuteronomio 22:5).
Aplicando la cosmovisión de la evolución al tema de la ideología transgénero, si un individuo quiere alterar su cuerpo de una manera que lo haga feliz, ¿por qué estaría mal? No existe una pauta moral fuera del deseo de un individuo. Si la transición a hombre o mujer le da a un individuo una ventaja o algún tipo de beneficio, ¿por qué no hacerlo? La ideología transgénero es simplemente el resultado lógico de una cosmovisión evolutiva que elimina al Creador (que da ley y regulación a la creación) y exalta la autoridad moral autónoma del individuo con respecto al sexo y su cuerpo.
Obviamente, existe una gran diferencia entre la cosmovisión cristiana y la cosmovisión de la evolución. Pero esto tampoco es simplemente una discusión académica sobre las visiones del mundo de la creación y la evolución porque la ideología transgénero causa un daño real a las personas. Es por compasión por aquellos que están engañados y sufriendo que los cristianos deben hablar con claridad sobre el diseño de Dios para Su creación.
Este artículo ha sido traducido y adaptado con el consentimiento de su autor.
Puede encontrar el artículo original en la página web del autor.
https://www.petergoeman.com/the-connection-between-evolution-and-transgenderism/