Y les dijo: “Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.”
Mateo 4:19
Quiero compartir una parábola moderna que encontré bastante interesante, ingeniosa pero conmovedora:
Resulta que había un grupo de personas que se llamaban a sí mismos “pescadores.” Donde ellos vivían habían varios arroyos y lagos que estaban llenos de peces. Semana tras semana, mes tras mes, año tras año, estas personas que se hacían llamar “pescadores” se reunían y hablaban sobre su llamado a pescar, la abundancia de peces y las mejores prácticas y estrategias de pesca.
Construyeron grandes edificios para su cuartel general de pesca local y regularmente hacían conmovedores llamados para que más pescadores se les unieran… Pero ellos no pescaban. Formaron una organización para enviar pescadores a otros lugares donde habían muchos pescados. Su gran visión y valor para hablar sobre la pesca se podía notar en sus folletos de promoción y sus animadas conferencias, convocadas con el propósito de conocer y apoyar mejor a los pescadores y pescados. Pero el personal y los miembros del comité nunca llegaron a pescar. Se construyeron grandes y elaborados centros de formación para enseñar a los pescadores a pescar. Se contrataron profesores con doctorados en “ciencia pesquera y piscicultura”. Pero todo lo que hicieron fue enseñar a pescar – en realidad nunca pescaron.
Después de una conmovedora charla titulada “La necesidad de pescar”, un joven salió de la reunión y se fue a pescar. Atrapó dos peces excepcionales. Fue honrado por su excelente captura y lo invitaron a todas las grandes reuniones y convenciones para contar su experiencia. En consecuencia, nunca volvió a pescar, sino que comenzó a viajar por todo el mundo, contándole su historia a las personas que decían ser pescadores, incluso si ellos tampoco dedicaban tiempo para pescar.
Querido hermano/hermana, creo que es hora de que recordemos cuál es nuestra verdadera profesión, ¿no es así? Podrá pensar que está en el negocio de las computadoras. Podrá pensar que está en la profesión médica. Podrá pensar que lo suyo son las ventas minoristas. No realmente. Usted ha sido licenciado y comisionado para ser embajador de Dios en la tierra. Él lo ha colocado en el ámbito médico, en el mundo de la informática, en la industria automotriz, en las ventas, la educación, el ámbito de la ley, el comercio minorista, la agricultura… pero ninguno de estos es realmente su tarea principal.
Su principal tarea es compartir el evangelio de Jesucristo con amigos, familiares y compañeros de trabajo – contarles que Él murió por sus pecados, resucitó al tercer día, ¡y que pronto regresará!
Tristemente, los cristianos y las iglesias a menudo pasan por alto este encargo básico de Cristo. Es bueno recordar la diferencia entre trabajar en la iglesia y realizar el trabajo de la iglesia – ser pescadores de hombres.
Nunca ha habido un mejor momento para sacar su equipo de pesca, y dirigirse a las aguas. Ya sea que su punto de pesca sea su lugar de trabajo, un gimnasio local o su propio vecindario, hay peces que pescar. Están necesitados del Pan de Vida que solo Jesucristo puede ofrecer.
Entonces, ¿qué me dice? ¿Alguna vez ha pescado un pez? Mejor todavía… ¿Está listo para ir a pescar?
Este devocional pertenece a Stephen Davey.