La joya perdida
Tristemente, la cancioncita “yo tengo gozo, gozo, gozo en mi corazón”, se la dejamos a los niños, porque parece que solo ellos lo tienen. Sin embargo, todo creyente debería caracterizarse por tener y rebosar con esa cualidad. Descubramos juntos como excavar esta joya perdida de las duras rocas de la experiencia humana.