Lección 1: Conociendo a la Iglesia de Filipos

Pasajes Seleccionados.
Antes de adentrarnos a la epístola de Pablo a los Filipenses, tomaremos un tiempo para conocer los inicios de la Iglesia en Filipos; ya que, al conocer a los recipientes de esta carta, podremos entender de mejor manera el contenido de la misma.

Si el apóstol Pablo y su compañero de misiones, Silas, se hubieran salido con las suyas – si Dios hubiera respondido sus oraciones y afirmado sus deseos por lo cual ellos pensaban que Dios quería, una iglesia en la costa de Grecia – de hecho, la primera iglesia en Europa – nunca habría sido plantada.

Por cierto tiempo, cada vez que Pablo quería viajar y predicar en algún lugar, Dios le decía “no.”

  • Quizás podríamos ir más hacia el Este, en dirección a Asia – pensaba Pablo – pero el Espíritu de Dios decía “no.”
  • Bueno, porque no vamos hacia el Este, en dirección a Bitinia – y el Espíritu Santo nuevamente decía no.

El ministerio de Pablo se había convertido en una serie de callejones sin salida.[i]

Pero luego, una noche, él tuvo una visión – evidentemente de parte de Dios – una visión de un hombre llamándolo – no desde el Este – pero desde el Oeste, en la costa de lo que hoy conocemos como Grecia.

Y el hombre estaba clamando, “¡Pablo… ven, ven y ayúdanos!”

Pablo asumió correctamente que la visión era de parte de Dios; esta era la nueva ubicación que Dios estaba descargando en el GPS misionero de Pablo. Así que los “no” de Dios de pronto se convirtieron en los “ve” de Dios. Así que fueron.

Diez años más tarde, el apóstol escribiría una carta a la primera iglesia en Europa… una iglesia  saludable y floreciente ubicada en el pueblo de Filipos. Hoy lo conocemos como el libro de Filipenses. Abramos nuestras Biblias allí, entonces, mientras comenzamos nuestro estudio.

Un autor describió esta carta como, una danza de palabras con exclamaciones de deleite.[ii]

Otro la describió como, corta y dulce; magnífica aunque breve – un pergamino invaluable… una travesía hacia el gozo.[iii]

La carta tiene solo 104 versículos; de hecho, es más breve que el artículo de un periódico y puede ser leída en menos de 15 minutos.

Ahora, si buscamos el capítulo 1 – O sea, justo por encima del capítulo 1 – en la parte superior de la página, probablemente tiene un título como este, La Carta de Pablo a los Filipenses.

¿Lo ve? eso es lo más lejos que llegaremos hoy en nuestro estudio.

Esto nos tomará más que unos 15 minutos.

Quizás su traducción de la Biblia dice, La Epístola de Pablo a los Filipenses. La palabra epístola es simplemente la palabra griega para carta.

Y para entender bien esta carta, lo que necesito hacer primeramente es presentarle a usted a la iglesia de Filipos.

Esta es una de las pocas iglesias donde realmente tenemos la oportunidad de conocer a algunos de sus miembros fundadores.

Y mientras re-leo la historia de la plantación de la iglesia en Filipos, y la variedad de personas que Dios ha unido en el evangelio, no pudo sino recordar esos primeros meses donde Dios junto aquí, en Cary, a un mecánico, una profesora de colegio, un piloto de carreras, un ejecutivo en computación, un doctor y un coronel retirado que había peleado en la Segunda Guerra Mundial… vaya si éramos un grupo variado.

Y este cuerpo de creyentes en Filipos se convertirá en una iglesia modelo ­– por varias razones que descubriremos juntos – y no es de sorprenderse entonces, porque ellos se convertirán en una de las iglesias favoritas de Pablo en los siguientes años.

Pero para ser sincero, en sus comienzos, esta iglesia no parecía tener muchas probabilidades de siquiera crecer o permanecer.

Déjeme mostrarle por qué.

Vayamos a Hechos capítulo 16 ­– este es, por así decirlo, la sala donde la iglesia de Filipos está a punto de nacer.

Y tengamos en mente que una iglesia son personas, no un edificio. Si su iglesia tiene un edificio, fantástico, pero la iglesia es un cuerpo viviente – una asamblea de pecadores redimidos, comprometidos a seguir a Cristo y cumplir Su gran comisión.

Así que el foco de nuestra atención no es la construcción del primer templo en Filipos, sino el nacimiento espiritual de su primer creyente. De hecho, en este capítulo recibiremos el testimonio de los tres primeros miembros de la iglesia en Filipos.

La primera persona mencionada es una mujer llamada Lidia.

Mire el versículo 11. Zarpando, pues, de Troas, vinimos con rumbo directo a Samotracia, y al día siguiente a Neápolis; y de allí a Filipos, que es la primera ciudad de la provincia de Macedonia, y una colonia.

Aquí, Pablo se topa con un problema.

La estrategia típica de Pablo cuando entraba a un pueblo era primero ir a los judíos y encontrar una sinagoga donde pudiera predicar. (Hechos 14:1).[iv]

El problema con el que él y sus compañeros se encontraron, es que no había ninguna sinagoga en Filipos. Y eso es sumamente revelador aquí.

La Mishna – que es la colección de tradiciones orales, reglas y regulaciones que los Rabinos judíos empezaron a compilar mucho antes del nacimiento de Cristo – estipulaba que en cualquier ciudad, si habían al menos 10 hombres judíos viviendo allí, tenían que establecer una sinagoga.[v]

Una sinagoga era un lugar consagrado con el propósito principal de orar.

Pero Pablo no es capaz de encontrar una sola sinagoga en todo Filipos. ¿Esto significa que no hay si quiera 10 hombres judíos en esta ciudad de 15.000 personas?

Eso es bastante improbable – lo más probable es que esto significa que no hay siquiera 10 hombres judíos en toda la población interesados en seguir a Dios y establecer un lugar de adoración. 

Así que Pablo y Silas salieron en búsqueda de algunos judíos fieles que todavía estuvieran interesados en Dios… Y estuvieron varios días preguntando, hasta que finalmente les fue dicho que había una especie de reunión de oración a las orillas del río.

Leamos la última parte del versículo 12 – Y estuvimos en aquella ciudad algunos días. Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido.

¿Se dio cuenta? ni un solo hombre judío involucrado… es al aire libre… lo que implica que ningún marido quería que esta actividad se hiciera dentro de su hogar… especialmente durante el fin de semana.

La única chispa de interés spiritual genuino en Filipos es este grupo de mujeres.

Así que, aquí tenemos a este grupo de estudio bíblico femenino reuniéndose a la orilla del río – estas mujeres están estudiando el libro de Éxodo.[vi]

O quizá los profetas menores… y al estudiar la ley, les están surgiendo más preguntas que respuestas… e imagina que… aquí llega un ex-fariseo, un erudito, un profesor de la ley llamado Pablo que les pregunta, “¿Les molestaría si me siento aquí, con ustedes, y les comparto lo que viene después del libro de Malaquías?”

Leamos el versículo 14. Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo.

En otras palabras, ella es un mujer asiática, que está interesada en el Dios de Israel.

Lo cual es sorprendente, dado su status social.

Lucas escribe aquí que ella tenía una licencia para vender ciertos productos, o tejidos hechos de púrpura. La tela de púrpura era el tipo de tela más codiciado, más preciado y más costoso en todo el imperio. Para producir solo un gramo de tintura púrpura, se necesitaban 8000 mariscos. El emperador se vestía con prendas de purpura; cada senador romano vestía un prenda exterior blanca adornada con purpura; algunos ciudadanos vestían prendas salpicadas en purpura para alardear de sus riquezas.

Lidia es dueña de su propia cadena de productos de púrpura a lo largo de la ruta principal que conduce a Roma; ella está produciendo y vendiendo la tela más cara del planeta.

Aquí se nos dice que ella es propietaria de casas en Tiatira y Filipos – siendo las dos, grandes ciudades comerciales. Hoy en día, ella sería considerada la directora ejecutiva de su propia compañía de moda con casas en Los Ángeles y Nueva York, y probablemente también en Paris.[vii]

Pero aún en medio de toda su riqueza y fama, ella ha llegado a la conclusión que ella no tiene todo lo que necesita. Y ella ha estado asistiendo a una reunión de oración con mujeres judías, todos los sábados.

Y Dios abre el corazón de Lidia – versículo 14b – para que estuviese atenta a lo que Pablo decía.

Esta es otra forma de decir que Dios la salvó… ella creyó en el evangelio predicado por Pablo ese día.

Algún tiempo más tarde – no de inmediato, evidentemente, porque para ese entonces ella tenía a sus empleados, sirvientes, y miembros de su familia involucrados – versículo 15 – Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos.

¿No es maravilloso poder encontrar una persona que conecta sus posesiones con lo que Dios puede hacer con ellas?

Alguien que dice. “Mi casa y mis cosas realmente le pertenecen a Dios – están a su disposición.”

Hace 28 años, me había mudado aquí para encontrar un lugar donde hacer las reuniones para la iglesia, y un lugar donde vivir, para luego poder traer conmigo a mi esposa y nuestros dos bebes y así comenzar la iglesia. Estábamos bastante seguros que la iglesia seria plantada al norte de Raleigh.

A través de una serie de eventos, muy largos como para contar ahora, un hombre llamado Eddie me dijo, “Mira, tú necesitas un lugar donde quedarte por un tiempo hasta que puedas instalarte con tu familia – quédate en mi casa, conmigo y mi esposa… nosotros acabamos de terminar de construir una casa y no tenemos hijos hasta el momento, tú puedes quedarte en el piso de arriba. Comerías con nosotros… mi esposa incluso lavaría tu ropa.” Yo esperaba que le preguntara a su esposa primero. Pero ambos estuvieron de acuerdo en hacer lo que fuera necesario para ayudar… me mude con ellos, ellos vivían en Cary – no muy lejos de aquí – en lo que en aquel tiempo eran ranchos y granjas. Yo me levantaba en la mañana y manejaba por el norte de Raleigh y veía iglesia tras iglesia… luego manejaba de vuelta a la casa de los Watkins aquí en Cary, por esta misma calle. Todavía me acuerdo cuando llegué a la conclusión de que Dios me estaba guiando a establecer nuestro ministerio en Cary. Y todo eso gracias a la providencia de Dios, y la hospitalidad inesperada de una familia.

Tengo una profunda apreciación por lo que hizo Lidia por este grupo de misioneros – Lidia fue una mujer que supo decirle a este equipo de plantación de iglesias, “mi casa es su casa.”

Tenemos un estudiante en nuestro seminario, hoy en día, viviendo en un pequeño dormitorio en la casa de una de las viudas de nuestra iglesia – viviendo allí con lo justo – El vino de la India para sacar una maestría de 3 años en 2 para poder volver con su familia y a su ministerio lo más pronto posible. Él acaba de terminar su primer año de estudios y volvió a su casa en India el verano pasado para ver a su esposa y a su bebita de solo 11 meses por primera vez. La semana pasada, él me envió una foto de cuando lo fueron a recoger al aeropuerto. Él está alzando a su hijita, y ella lo está mirando como diciendo.. “¿y tu quién eres?” ¿Pueden imaginarse ese tipo de sacrificio? No es un pequeño viaje el ir a India… y él no tiene el dinero para ir y venir todo el tiempo. Y aunque así fuera, él no tiene mucho tiempo libre… él está en una misión… él se va a graduar en este próximo año y va a volver con su familia y va a ser el presidente de un instituto bíblico y un seminario que su padre empezó algunos años atrás.

Pero mientras tanto, hay una amable viuda que dijo “mi casa es tu casa”

Yo encuentro fascinante que la primera iglesia en Europa fue impactada estratégicamente por alguien que entendió la conexión entre lo que tenía y como Dios podía usar lo que tenía para Su gloria.

Hay otro miembro fundador de la iglesia de Filipos que necesitamos conocer. Leamos el versículo 16. Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando.

La palabra aquí traducida adivinación viene de la palabra griega puthon (puqwn) de donde viene nuestra palabra pitón.[viii]

Esto era un tipo de adivinación ocultista, realizado por poderes demoníacos.

¿Como sabemos que estos eran demonios y no ángeles?

Porque la Palabra de Dios prohíbe expresamente el sortilegio, el intentar contactarse con los muertos, y la adivinación. (Deuteronomio 18); y Dios lo prohíbe no porque son trucos de magia llenos de abracadabra, humo, espejos, y buena actuación, sino porque está conectado con el mundo de los demonios, que quiere más que cualquier cosa, proveer información que pueda distraer a alguien de la simplicidad del evangelio, el caminar por fe, y confiar en el Señor para obtener su guía y discernimiento.

Los demonios no negarán la sabiduría de la Biblia necesariamente… ellos simplemente buscarán abrir la mente de las personas a la posibilidad de que existe algo mejor que la Biblia.

Y tenga por seguro, lo demonios saben cuál era el sobrenombre de su bis-abuelo, ellos saben dónde vivió su tío; ellos saben que fue lo último que su madre dijo antes de morir, ellos saben cuál era el equipo favorito de su fallecido hermano; y ellos saben otras cosas también…  no porque conozcan el futuro – ellos no lo conocen  más de lo que usted conoce su propio futuro – pero ellos tienen una red mundial en la cual pueden transmitir información entre ellos y revelar esa información a las personas que están conectadas con este mundo de lo oculto, para luego transmitírselos a usted.

Estos conductos de comunicación están conectados con el mundo de los demonios.

No juegue con esto. No lea su horóscopo en el periódico – no le crea a lo que dice su galleta de la suerte – no veas esos programas de televisión donde personas están contactándose con los muertos y la gente llora de la emoción por poder escuchar lo que ellos comunican; no porque lo que le comuniquen no sea real, sino porque puede convertirse en realidad… y rápidamente estará tentado a creer que ellos realmente saben el futuro, y distraído, no esperando en Dios ni estudiando su palabra, ni descansando en Su Espíritu como antes.

No pasará mucho tiempo hasta que las practicas ocultistas de Filipos empezarán acosar a Pablo y Silas.

Aquí encontramos a una mujer esclava que está produciendo mucho dinero para sus dueños, al parecer una profetiza de la cuidad.

De hecho, el tiempo en que se encuentra este verbo revela que ella no solamente estaba produciendo mucho dinero, ella estaba trayendo una fuente continua y estable de ingresos.[ix]

Y reconozcamos que ella está realmente adivinando la verdad. Versículo 17. Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces,  – literalmente gritando – diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación.”

Obviamente, ella estaba diciendo la verdad, pero ella era también la persona equivocada para estar haciendo la campaña publicitaria de los misioneros. Su conexión con Pablo solo desacreditaba el evangelio.

Esto es como si una persona abiertamente adúltera empieza a invitar a la iglesia a sus compañeros de trabajo.

En otras palabras, el nombre de Jesucristo y la iglesia de Jesucristo puede ser desacreditada si la persona equivocada está haciendo la publicidad.

Pero Pablo y Silas simplemente no se pueden deshacer de esta mujer!…

Finalmente, después de varios ruidosos días, Pablo – versículo 18 ­– se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora.

La iglesia en Filipos acaba de duplicar su asistencia.

Dos mujeres habían sido rescatadas del reino de las tinieblas y traídas al maravilloso reino de la luz – Y estas dos mujeres no podrían ser más distintas entre sí:

  • Lidia era Asiática, esta mujer era Griega;
  • Lidia estaba en control de su negocio, esta mujer era esclava de un negocio.
  • Lidia era culta y refinada; esta mujer necesitaba que la cuidaran y le enseñaran aun las cosas más básicas.
  • Lidia había estado viviendo su sueño… esta mujer estaba viviendo una pesadilla.
  • Lidia era conocida por su nombre y tenía las influencias correctas; esta mujer era una esclava anónima que tenía todas las influencias equivocadas.

            Y el evangelio las rescató a ambas.

            Ahora, este segundo rescate llego a los titulares. Y el siguiente párrafo prepara la escena para que el tercer miembro de la iglesia de Filipos encuentre al Salvador.

            Usted estará probablemente familiarizado con esta narración – pero quiero que la miremos nuevamente y nos enfoquemos en la actitud de la cultura Filipense. El versículo 19 dice.  Pero viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y Silas, y los trajeron al foro, ante las autoridades y presentándolos a los magistrados, dijeron  – note las dos acusaciones: número 1, Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad.

Este texto revela un profundo anti-semitismo en la comunidad – estos hombres son judíos… y nos están molestando. En otras palabras, ellos no pertenecen a nuestra sociedad, somos ciudadanos romanos… ellos son judíos y no son bienvenidos.

            Quizás esta es la razón por la cual no había una sinagoga… quizás esta es la razón por la cual los hombres judíos mantenían sus costumbres y nacionalidad en secreto… o al menos lo mantenían en segundo plano.

            La segunda acusación, versículo 21. Ellos enseñan costumbres que no nos es licito recibir ni hacer, pues somos romanos.

            ¡Oh! ¿en serio? Hasta ahora, lo único que estos misioneros habían hecho es orar. Y eso estaba bien.          Pero ahora ellos estaban arruinando la estabilidad financiera de un negocio local. Ellos habían tocado su bolsillo.

            El hecho de que Pablo y Silas se atrevieran a contradecir las costumbres establecidas de esta cultura y el hecho de que ellos estaban afectando, sin querer, su economía y sus prácticas comerciales– aunque estas involucraran la miserable esclavitud de una mujer a un templo pagano, los enfurecía.

            Un autor escribió, tu puedes oír el orgullo romano en estas acusaciones contra Pablo y Silas.[x]

            Este problema será abordado en la carta de Pablo mientras le recuerda a la iglesia en Filipos que deben mantenerse firmes en medio de la presión; él les recuerda que como cristianos, ellos son primeramente, ciudadanos del cielo (Filipenses 3:20).

            Observe la reacción violenta en contra de ellos versículo 22. Y se agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarles con varas. Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad.

            Pensemos por un momento.

            Si usted fuera a plantar una iglesia en la ciudad de Filipos, yo creo que usted ya habría asumido que el plan de Dios para esa ciudad estaba por terminar. Usted habría ganado dos creyentes más algunos pocos trabajadores del negocio de Lidia. Usted habría visto a Dios hacer cosas grandiosas al abrir los ojos y corazón de dos mujeres que solo la gracia de Dios podría abrir.

            Nunca se imaginaría a Pablo y Silas, en lo profundo de esa prisión diciéndole uno al otro, “Sabes que, empezamos con el pie derecho… Dios obviamente tiene muchísimo más para que hagamos en esta ciudad.”

            Y nunca imaginaría a Pablo y Silas pensando que el próximo en convertirse a Cristo sería el carcelero.

            Muchas veces nos apuramos a leer acerca del terremoto que libera a Pablo y Silas, y pasamos por alto cuan indiferente, cuan desinteresado, y desagradable era este carcelero.

            Él toma a Pablo y Silas y va un paso más allá. El magistrado dijo que mantuvieran a estos prisioneros seguros. Pero el versículo 24 nos dice que él los puso en el calabozo de más adentro y les aseguro los pies en el cepo.

            El no tenía miedo de que se le escaparan… el solo estaba interesado en torturarlos.

            Sus espaldas estaban ensangrentadas y adoloridas por los azotes – y ahora el carcelero agrega su propio toque para torturar a estos judíos – él pone sus pies en el cepo – La palabra Griega especifica que este era un instrumento de tortura Romano. Era un largo bloque de madera con muchos orificios, para que, dependiendo de la altura y complexión física del prisionero, sus piernas fueran estiradas tanto como fuera posible – hasta que sus tendones y articulaciones estuvieran terriblemente estiradas – y luego sus pies eran inmovilizados.[xi]

            Además de todo esto, si Pablo y Silas se recostaban, eso les traería un dolor insoportable por las laceraciones y heridas que tenían en sus espaldas.

            Ahora, que haría usted en su lugar?

            El siguiente versículo nos cuenta que cerca de la media noche, Pablo y Silas estaban orando y cantando himnos a Dios y los otros prisioneros estaban escuchando.

            Y por supuesto que los prisioneros que estaban atentos.

            Porque nadie canta a media noche con heridas abiertas en su espalda y con un futuro incierto en prisión.

            Pablo está a punto de demostrar lo que él luego escribiría 10 años más tarde en su pequeña carta para la iglesia en Filipos, uno puede tener gozo aun en medio de la aflicción. En Filipenses 4:4 Pablo anima a esta iglesia que ahora enfrentaba persecución y pobreza y les dice… Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: Regocijaos!

            Un terremoto interrumpe la estrofa que estaban cantando y todas sus cadenas caen – y además caen las cadenas de todos los otros prisioneros (versículo 26). Mire el versículo 27; Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, saco la espada y se iba a matar.

            ¿Por qué? Porque era hombre muerto.

            El código Romano de Justiniano declaraba que si un carcelero permitía que un criminal escapara, él debía asumir la sentencia del criminal que había escapado.

            Obviamente, habían algunos prisioneros con sentencia de muerte – quizás entre ellos estaban Pablo y Silas.

            Si ellos escapaban, él iba a ser torturado y sentenciado a muerte – era mucho más fácil, habrá pensado él, si él mismo se encargaba de eso ahora.

            Pablo lo interrumpe en el versículo 28 con la impactante noticia de que ninguno de ellos había escapado y que todos permanecían ahí.

            Eso estremeció a este carcelero por completo.

            Tengamos en mente que él no había estado escuchando a Pablo y Silas cantar a media noche… el probablemente oyó lo suficiente de su mensaje del evangelio antes de meterlos a la cárcel, y lo más probable es que en ese momento él pensaba que Pablo y Silas no eran más que un par de locos.

            ¿Como sabemos que él  no estaba escuchando, recostado en su cama, a Pablo y Silas cantar a media noche? Porque el versículo 27 nos informa que el despertó después del terremoto, y después de que todas las cadenas de los prisioneros habían sido soltadas.

            Es incluso posible entender a partir de este texto que había concurrido algo de tiempo entre que los prisioneros fueron liberados y que el carcelero había despertado.

            Lo que implica que estos criminales habían sido cautivados por el Espíritu Santo – el mensaje que habían oído a través de la predicación, las oraciones, y los himnos de Pablo y Silas – y tenemos muchas razones como para creer que allí hubo algún tipo de convicción masiva dentro de esta prisión; que otra explicación existe para que un hombre permita voluntariamente que un carcelero lo meta nuevamente en su celda? Simplemente, no la hay.

            Algo dramático había pasado – no solamente el milagro de que las cadenas se soltaran, sino la reacción inesperada de todos estos prisioneros – este evangelio era realmente sobrenatural. A lo que el carcelero temblando le pregunta a Pablo y Silas… “Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? (versículo 30) Cree… pon tu fe… en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. (versículo 31).

            El creyó – el versículo 32 nos informa que todos los que estaban en su casa oyeron el evangelio y creyeron igualmente… y todos ellos, inmediatamente se identificaron con Jesucristo a través del bautismo.

            Los magistrados finalmente dejaron que Pablo y Silas se fueran de la ciudad, después de disculparse con Pablo por haberlo golpeado sin antes haber ido a tribunales – porque Pablo era, para el gran horror del magistrado, un ciudadano romano.

            Ahora, adelantémonos 10 años.

            Pablo le escribe una carta a esta congregación.

            Imagine conmigo, sentada en esa congregación una elegante mujer de negocios, una mujer que años atrás había sido poseída por un demonio; y un carcelero junto a su familia y amigos.

Estos tres miembros fundadores representaban tres diferentes nacionalidades; Asiática, Griega, y Romana;

Ellos venían de tres sectores sociales diferentes;

  • Lidia era adinerada;
  • La otra mujer había sido una esclava;
  • El carcelero era miembro de la clase media;

            Ellos representaban la clase alta, baja y media de la sociedad.

            De hecho, todo el imperio estaba representado por estas tres personas.

            ¿Usted cree que esto fue una coincidencia? ¿Tenía Dios un mensaje sutil, o no tan sutil al fundar esta primera iglesia en Europa?

            Claro que si… este es el evangelio; este es el poder de Cristo para rescatar a cualquiera – nadie está muy alto como para ser alcanzado, y nadie está muy esclavizado y bajo como para ser redimido…

            Este es el principio transformador que une a la iglesia… pecadores redimidos que encuentran perdón en Cristo y una iglesia donde todos somos iguales, donde la gracia de Dios une nuestros corazones, tanto unos con otros, como con nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de Su iglesia.

            Con eso Pablo empieza su carta donde él definirá e ilustrara no solamente lo que significa ser un cristiano… sino también lo que significa ser un miembro de una Iglesia cristiana local.

            Pablo hará eso y mucho más en su carta a la iglesia en Filipos.

 

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey, predicado el día 7/9/2014

© Copyright 2014 Stephen Davey

Todos los derechos reservados

 

[i] Sam Gordon, An Odyssey of Joy (Ambassador Publications, 2004), p. 11

[ii] Eugene Peterson, The Message: Introduction to Philippians (NavPress, 2002), p. 1844

[iii] Gordon, p. 14

[iv] R. Kent Hughes, Philippians: The Fellowship of the Gospel (Crossway Books, 2007), p. 17

[v] Mishna Megillah 4.3 quoted by Dennis E. Johnson, Philippians (P&R Publishing, 2013), p 5 

[vi] Adapted from Matt Chandler, To Live is Christ to Die is Gain (David C Cook, 2013), p. 20

[vii] Chandler, p. 19

[viii] Fritz Rienecker/Cleon Rogers, The Linguistic Key to the Greek New Testament (Regency, 1976), p. 303

[ix] Ibid

[x] William Barclay, The Letters to the Philippians, Colossians, and Thessalonians (Westminster, 1975), p. 4

[xi] Adapted from Rienecker, p. 304