Lección 17: La Última Canción

Lección 17: La Última Canción

Pasaje Bíblico: 1 Crónicas 28-29.
 
Las últimas palabras de un hombre piadoso son a veces las más memorables, y eso es cierto en el caso de David. A pesar de los fracasos espirituales que atormentaron a su casa y a su reino durante los últimos años de su reinado, su oración a Dios en 1 Crónicas 29 revela que debajo de su piel arrugada y su vieja corona todavía había un corazón que latía fuerte por Dios. Acompáñenos en este programa que concluye nuestra serie acerca de la vida de David.

Transcripción

Introducción

Unas de las palabras más impactantes que una persona puede decir son las palabras que dice antes de morir – lo que llamamos las últimas palabras.

            Quizás ha estado en un cuarto de hospital o junto a la cama de un ser querido cuando este dijo sus últimas palabras, y hasta el día de hoy, estas palabras le traen ánimo.

            La última conversación que tiene con alguien es especial – especialmente si sabe que le queda poco tiempo en esta vida.

            En la antigüedad, era común que las personas planearan sus últimas palabras cuando veían que se acercaban al final de sus vidas.

            En mi casa, tengo un libro titulado, Las Últimas Palabras de Santos y Pecadores. El autor investigó el tema y ha compilado las últimas palabras de muchas personas a través de los siglos.

            Por ejemplo, él registró las últimas palabras del Sultán de España, que cientos de años atrás dijo, “cincuenta años han pasado desde que me convertí en Sultán. Riquezas, honor, placeres, lo he disfrutado todo; pero en este largo tiempo de aparente felicidad, he contado los días en los que he sido realmente feliz – y estos han sido solo 14.

            Ramón Narváez, un soldado español, estaba en su lecho de muerte, siendo exhortado por un sacerdote a perdonar a sus enemigos. El respondió diciendo, “no tengo enemigos – les disparé a todos.”

            Quizás la confesión más realista vino de los labios del rey Luis XIV, quien, mientras estaba muriendo, llamó a su hijo y lamentó, ¡hijo mío, debería haber vivido una mejor vida. Aprende de mis errores, y recuerda esto – los reyes mueren como todos los demás.[i]

            Mientras concluimos nuestro estudio de la vida de David, quiero invitarlo a ver sus últimas palabras registradas. Vamos a adelantarnos el resto de su vida, pasando por alto los desastres familiares, políticos, y espirituales, y vamos a ir directamente a visitar al rey David en su lecho de muerte.

            Vayamos a 1 de Crónicas 28 donde vamos a ver el último discurso del rey David que tenemos registrado en las Escrituras. Personalmente creo que este es el mejor discurso de su vida.

 

El Ejemplo de David

En este discurso, él va a entregar un mensaje a sus líderes, a su hijo, a su nación y a su creador Dios. Y en este discurso podemos ver el corazón de David y sacar un gran ejemplo de vida para nosotros.

  1. Un Sometimiento Gozoso.

En primer lugar, vemos que David provee un ejemplo de sumisión a Dios. Note el versículo 1:

Reunió David en Jerusalén a todos los principales de Israel, los jefes de las tribus, los jefes de las divisiones que servían al rey, los jefes de millares y de centenas, los administradores de toda la hacienda y posesión del rey y de sus hijos, y los oficiales y los más poderosos y valientes de sus hombres.

            En otras palabras, David quiere tener una última palabra con todo el liderazgo del reino… estos eran los encargados de la nación judía.

            Una nación que, cuando asumió su reinado tenía apenas unos 15.500 km2, pero ahora tenía unos 155.000 km2. Una nación que estaba ahora unificada bajo una bandera. Una nación ahora firmemente establecida con su ciudad capital de Jerusalén. Una nación virtualmente invicta en batalla. Un reino que ahora era respetado y temido por las naciones de alrededor.[ii]

            Mas importante aún, esta era una nación que adoraba al Dios vivo y verdadero – una nación que alababa a Dios con las melodías compuestas por su querido rey David.

            Si alguno tuvo la posibilidad de mostrar y alardear sus trofeos delante de su audiencia, hablando de cuán grande y poderoso era… este era David … y esto es exactamente lo que él no hizo.

            Mire al versículo 4.

Pero Jehová el Dios de Israel me eligió de toda la casa de mi padre, para que perpetuamente fuese rey sobre Israel; porque a Judá escogió por caudillo, y de la casa de Judá a la familia de mi padre; y de entre los hijos de mi padre se agradó de mí para ponerme por rey sobre todo Israel.

            David nunca perdió de vista como es que él llegó a ser lo que fue. Y al final de su vida, él quiere que todos sepan que él está rechazando la alabanza y la admiración de otros. Él sabía que todo lo que era y todo lo que había hecho en su vida eran regalos de la gracia de Dios.

            Volvamos a este pasaje y note lo primero que David quiere dejar en claro – versículo 2 –

Y levantándose el rey David, puesto en pie dijo: Oídme, hermanos míos, y pueblo mío. Yo tenía el propósito de edificar una casa en la cual reposara el arca del pacto de Jehová, y para el estrado de los pies de nuestro Dios; y había ya preparado todo para edificar. Mas Dios me dijo: Tú no edificarás casa a mi nombre,

            Recordará que en uno de nuestros programas anteriores aprendimos que después de 15 años de someter a los enemigos de Israel, establecer el reino, unificar la nación, David revela su sueño de construir un templo para representar la presencia y la gloria de Dios.

            David va le dice al profeta Natán, “lo que quiero hacer con el resto de mi vida – lo que quiero que sea mi legado – lo que realmente llena mi corazón de gozo es construir el templo de Dios. ¿Puedo?

            Natán respondió, “absolutamente… me encanta el corazón que tienes David… ese es un excelente deseo.”

            Pero Dios vino a Natán esa noche y le dijo, “metiste la pata… la próxima ves pregúntame a mi antes de hablar de mi parte. Vuelve y dile a David que la respuesta es no.”

            Así que Natán va a ver a David y básicamente le pide perdón diciendo, “David, lo siento mucho, pero hable sin preguntar primero. Dije que sí, pero Dios dijo “no.” Ahora, aquí, en 1 Crónicas 28, David revela la razón por la que Dios no se lo permitió – note, versículo 3,

porque eres hombre de guerra, y has derramado mucha sangre.

            Ahora, si yo fuera David, probablemente habría quedado un poco resentido… probablemente estaría pensando, “¡espera un momento! Esas guerras que pelee fueron por tu pueblo, Señor. La sangre que derrame fue para Ti. Cada vez que blandí mi espada, fue siguiendo Tú voluntad… y ¿ahora me estás diciendo que, porque pelee todas esas batallas, no puedo construir el templo?”

            Como vamos a descubrir más adelante, él ya ha había hecho planes.

            Al recostar su cabeza sobre la almohada durante la noche, David no soñaba con los planes de la siguiente batalla, él soñaba con los planes de construcción del templo. Su gran deseo en la vida era construir un templo para su Señor.

            Y Dios dijo no.

            Querido oyente, en toda honestidad, si Dios le diera lo que su corazón quiere – ¿sería su vida diferente a la que esté viviendo ahora mismo?

            Creo que casi todos tendríamos que admitir que, de alguna y otra forma, si. Dios frecuentemente nos dice no, cuando nosotros quisiéramos que dijera que sí.

            Y, sin embargo, en su último discurso, David no habla con amargura ni demuestra enojo o resentimiento hacia Dios – miren lo que Dios me hizo hacer… miren lo que Dios no me dejo hacer. Por el contrario, David es un ejemplo de sumisión. David no solo escoge aceptar los no de Dios, sino que decide anunciar con gozo, todas las cosas que Dios si le permitió hacer.

            “Él me escogió para ser rey… Él escogió a mi hijo para reinar y construir el templo… Él me ha permitido planear la construcción del templo… aunque otros sean lo que lo construyan.”

            De hecho, desde el versículo 9 hasta el versículo 19, David revela las intenciones de su corazón – los detalles del templo – el oro, la plata, el hierro, las lámparas, los utensilios, los planos, la organización del templo, etc., etc.

            ¿Que cree que David ha estado haciendo los últimos 15 años de su vida? Él ha estado juntando todo lo necesario y planeando todo y diseñando todos los detalles para el templo de Dios.

            Uno esperaría que, para este entonces, David fuera un hombre amargado – un rey enojado, frustrado y viejo que ha seguido la voluntad de Dios, pero que ahora no puede ver su sueño realizado.

            Sería casi de esperarse que dijera: “¿Así es como me pagas después de hacer todo lo que me has dicho?”

            Sin embargo, David personifica sumisión, sacrificio y humildad. Su vida no terminó como él pensó que debería terminar, pero él sabía que, aun así, Dios era digno de adoración.

            Si usted se encuentra en sus 50, 60, 70 o más, probablemente puede identificarse con David en su discurso.

            Quizás, ahora este despertando a la realidad de que lo más probable es que ese sueño que tenía nunca se haga realidad.

  • Ya sabe que, probablemente, nunca va a llegar formar una compañía millonaria. Aunque, igual ¿quién sabe?
  • Quizás la casa en la playa que quería o esa cabaña de vacaciones nunca va a materializarse.
  • Quizás soñaba con tener una buena salud, con recuperarse, con haber pagado su casa, con dejar una buena herencia para sus hijos.
  • Quizás su sueño era que sus hijos volvieran a los caminos del Señor.

            El último capítulo de su vida es diferente a lo que había querido, esperado, o soñado años atrás.

            Esto es lo que dice David siendo ya un hombre de unos 70 años: “Esta era la intención de mi corazón – este era mi deseo más profundo en la vida… y Dios no me lo dio, sino que se lo ha dado a alguien más.”

            Yo no sé usted, pero para mí, es una cosa que no se cumplan mis sueños, otra cosa es que mis sueños sean pospuestos… pero es algo completamente distinto ver que Dios le dé lo que yo he soñado a otra persona.

            Salomón va a construir el templo que David había diseño y soñado durante toda su vida.

            Pero en vez de resentirse, ¿qué es lo que hace David? Él se enfoca en lo que Dios le permitió hacer – en lo que Dios le dio – en las formas en que Dios lo bendijo.

            Volvamos al versículo 4 que empieza diciendo, pero – subraye eso

Pero Jehová el Dios de Israel me eligió de toda la casa de mi padre, para que perpetuamente fuese rey sobre Israel… se agradó de mí para ponerme por rey sobre todo Israel.

            No se equivoque – esto no fue fácil… David no está tratando de sonar súper-espiritual aquí y ganar algún premio como el hombre más espiritual del año.

            Estoy seguro de que David habría cambiado su corona por un sombrero de construcción sin pensarlo… él habría estado emocionado de cambiar su cetro por un martillo.

            Y él es honesto con sus líderes – “este era mi mayor deseo…”

            Pero él no se detiene allí – pero – “pero, esto es lo que hizo Dios.”

            Es como si David quisiera asegurarse de que no lo recuerden como alguien enojado, frustrado o insatisfecho con la voluntad de Dios para su vida – él quería que todos supieran que él se había sometido a lo que Dios había escogido para su vida.

            David nos deja un ejemplo de sumisión al Señor.

 

  1. Un Padre Piadoso.

En segundo lugar, él también nos deja un ejemplo de un padre piadoso. Ahora, si ha estudiado la vida de David con más profanidad en el pasado, sabrá que David cometió muchos errores en la crianza de sus hijos.

  • Él, en su mayoría ignoró los pecados de sus hijos
  • Él falló en proveer un buen liderazgo espiritual para sus hijos cuando más lo necesitaban.
  • Él guardó rencor contra uno de sus hijos y rehusó verlo por años.
  • Él consintió a sus hijos envés de castigarlos – y por eso perdió el respeto de muchos y casi perdió el reino en las manos de Absalón, uno de sus hijos malcriados.

            Así que, quizás le sorprenda que haya dicho que David nos da un ejemplo de un padre piadoso.

            Pero es una alegría poder ver que, aunque David se equivocó con frecuencia – y, a decir verdad, nosotros también – él toma esta oportunidad casi al final de su vida para hacer las cosas bien.

            David llama a Salomón en privado y le da la mejor charla padre-hijo de toda su vida.

            Note el versículo 9.

Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre. Mira, pues, ahora, que Jehová te ha elegido para que edifiques casa para el santuario; esfuérzate, y hazla.

            Quizás quiera subrayar ciertas palabras claves en esta emotiva charla.

            David comienza diciendo, Reconoce al Dios de tu padre – o mejor traducido – conoce al Dios de tu padre – dedícate a conocer a Dios. Sírvele… búscale, esfuérzate – en otras palabras, haz las cosas bien.

            Y note también como David usa pronombres posesivos. Versículo 9. Salomón, quiero que conozcas al Dios de tupadre.

            No al Dios de tu abuelo…

            No al Dios de tu madre…

            No al Dios del sumo sacerdote…

            No, al Dios que solía seguir…

            No, Salomón – quiero que crezcas en tu entendimiento y conocimiento de mi Dios.

            Vayamos al versículo 20 donde David vuelve a decir algo parecido –

Anímate y esfuérzate, y manos a la obra; no temas, ni desmayes, porque Jehová Dios, mi Dios, estará contigo; él no te dejará ni te desamparará.

            Si pudiera reunir a sus hijos antes de morir para darle un último consejo acerca de la vida, ¿cuál sería?[iii]

            ¿que les diría?

  • Busca un buen trabajo
  • Invierte en una buena educación
  • Haz un presupuesto y apégate a él
  • Obedece las leyes y sé un buen ciudadano
  • Cuida tu salud
  • No descuides tus modales

            Todos esos son buenos consejos, pero uno puede cumplir con toda esa lista y aun así vivir una vida miserable, una vida inútil espiritualmente.

            De hecho, uno puede hacer todas esas cosas, morir y terminar en el infierno.

            David está diciendo, “Salomón, estoy recomendándote a mi Dios – quiero que Él se convierta en tu Dios también”

            Una buena educación, un buen trabajo, una buena salud, y buenos modales, deben ser añadiduras en tu búsqueda de una relación con Dios.

            El mejor mensaje que puede dejarle a sus hijos es que Dios es fiel y que vale la pena seguir a Dios, aun cuando nuestros sueños no se han hecho realidad.

            Salomón, quiero que conozcas y sirvas a mi Dios.

            No sabemos exactamente cuánto tiempo pasó entre las últimas palabras de David y su muerte, pero él concluye su vida pública demostrando una vez más que él verdaderamente era un hombre conforme al corazón de Dios (1 Samuel 13:14).

            Y como hemos aprendido, ser un hombre o mujer conforme al corazón de Dios no significa nunca haber pecado. David pecó, y pecó grandemente contra Dios y contra otros.

            ¿Porque entonces Dios dice que David es un hombre conforme a su corazón? ¿Porque David era perfecto? No, porque Dios era su prioridad.

            Ser un hombre, una mujer, o un joven conforme al corazón de Dios no tiene nada que ver con su perfección – tiene que ver con su prioridad.

            Y eso es lo que David le enfatiza a Salomón. Él quiere que Dios sea su prioridad por el resto de su vida.

            Por eso considero que David nos deja en este pasaje un gran ejemplo de padre piadoso.

            Pero David no solo quiere que Salomón busque a Dios, como cualquier padre piadoso – David también quiere que la nación busque a Dios.

            Note la oración que David hace delante de su pueblo – versículo 18.

Jehová, Dios de nuestros padres Abraham, Isaac e Israel, conserva perpetuamente esta voluntad del corazón de tu pueblo, y encamina su corazón a ti.

Ahora note como David ora por su hijo – y a todo esto, esta es una de las pocas veces en la Biblia que encontramos una oración de un padre por su hijo – versículo 19.

Asimismo, da a mi hijo Salomón corazón perfecto, para que guarde tus mandamientos, tus testimonios y tus estatutos, y para que haga todas las cosas, y te edifique la casa para la cual yo he hecho preparativos.

            ¿Notó por lo que David no oró? No quiero enfatizarlo demasiado, pero David no ora diciendo, “Dios, dale a mi hijo un reinado exitoso” o, “Dios, por favor dale a mi hijo fama, riqueza, salud y protégelo de todos los hombres malos; Dios por favor dale a mi hijo una vida cómoda donde todos sus sueños se vuelvan realidad.”

            ¡David sabía que eso no era por lo que debía orar! Ni sus mismos sueños se habían vuelto realidad.

            No… “oh Dios, dale a mi hijo un corazón íntegro… dale sus manos perseverantes para hacer tu voluntad.”

            Volvamos una vez más al versículo 20, del capítulo 28. Esta es la segunda vez que David desafía a su hijo. David le dice a Salomón, Anímate y esfuérzate, y – note – manos a la obra.

No te quedes de brazos cruzados… actúa… haz la voluntad de Dios, ahora que la conoces.

            No seas fuerte y valiente y solo habla de ello; no seas fuerte y valiente y se te ocurran buenas ideas.

            Solo hazlo. Haz la obra que Dios ha preparado para tu vida – y, Salomón, descansa en Dios que nunca te dejará ni te abandonará.

            Imagine esta escena. Un rey David ya anciano, con cabello gris, se encuentra descansando sobre un bastón, despidiéndose formalmente de Salomón.

            Y parafraseando estas, sus últimas palabras registradas a su hijo, David dice, “escucha Salomón, he sido rey por 40 años, he caminado sobre la tierra por casi 70 años. He sido pastor, soldado, fugitivo, pecador, poeta, cantante… y rey.[iv]

            Dios nunca me dejo… Él nunca me falló… Él nunca me decepcionó… vale la pena confiar en Él. He tropezado bastante… pero Dios nunca… Él nunca se ha equivocado una sola vez con mi vida.

            El último ejemplo que vamos a destacar de la vida de David es su vida de alabanza.

  1. Una Vida de Alabanza.

David nos deja un ejemplo en su vida de alabanza. En el capítulo 29, versículos 10 al 13 encontramos una parte de la oración final de David que fue dicha de forma poética.

            Estos 4 versículos son efectivamente la última canción de David, el cantautor de Israel.

            Leamos la letra de esta alabanza. Asimismo se alegró mucho el rey David, y bendijo a Jehová delante de toda la congregación; En otras palabras, el pueblo vio y escuchó a David mientras recitaba o aún cantaba estas palabras… y dijo David: Bendito seas tú, oh Jehová, Dios de Israel nuestro padre, desde el siglo y hasta el siglo. Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos. Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre.

            En pocas palabras, esto es lo que dice esta doxología de David.

  • Todo viene de la mano de Dios
  • Todo le pertenece a Dios
  • Dios merece toda nuestra adoración

 

Conclusión

He leído que George Handel presentó por primera vez su famosa composición, hoy conocida como el Mesías de Handel, en 1741. La letra principalmente es pasajes de la Escritura unidos temáticamente.

            En 1741, cuando “el Mesías” fue presentado por primera vez en Londres, el rey George de Inglaterra se encontraba en la audiencia. Al llegar al coro Aleluya, el rey se quitó la corona y se puso de pie – porque en aquellos tiempos uno se debía poner en pie en presencia de un superior. Eso se convirtió en una tradición que se sigue hasta el día de hoy.[v]

            Volviendo a Crónicas, quiero que se imagine al rey David – el gran rey de Israel – quitándose la corona, por así decirlo, y poniéndose de pie en honor y respeto al Rey de Reyes y Señor de Señores, y él canta su alabanza

            Y luego –sus últimas palabras registradas en las Escrituras (en el versículo 20) son las siguientes: Bendecid ahora a Jehová vuestro Dios.

            En otras palabras “cántenle a Dios también”

            Que gran ejemplo. Que pueda ser nuestro testimonio también que conocemos al rey, y que guiamos a nuestra familia, a nuestra generación, y a nuestro mundo, a adorar y alabar a Dios.

 

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey, predicado el día 29/06/2014

© Copyright 2014 Stephen Davey

Todos los derechos reservados

 

 

[i] Quotes taken from Herbert Lockyer, All The Last Words of Saints and Sinners (Kregel Publications, 1969), pp. 77-95

[ii] Charles R. Swindoll, David: A Man of Passion and Destiny (Word Publishing, 1997), p. 292

[iii] Swindoll, p. 289

[iv]Alan Redpath, The Making of a Man of God (Revell Company, 1962), p. 253

[v] Edited from several internet sites: George Handel/History of The Messiah

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