Lección 17: Una Forma Antinatural de Vivir

Pasaje Bíblico: Filipenses 2:2-4.
El apóstol Pablo hace un llamado a vivir humildemente, lo cual es una forma antinatural de vivir, y también nos enseña cómo es que la humildad se ve prácticamente en la vida diaria.

Hoy volvemos a tocar el tema de la humildad.

            En nuestro último estudio, vimos un par de estadísticas que mostraban que la gran mayoría de las personas se ven a sí mismas como superior al promedio – incluso superior a otras personas.

            Uno de los hombres de nuestra iglesia se me acercó después del culto y me preguntó si había leído una de las recientes publicaciones de Tim Keller. No la había leído, así que me la conseguí y la leí la semana pasada.

            En su libro, La Libertad del Auto-Olvido, este pastor escribió acerca de cómo nos vemos a nosotros mismos – y como esto ha cambiado en nuestra generación.

            El escribió, “hasta el siglo XX, la cultura tradicional siempre estimaba que una percepción muy alta de uno mismo era la raíz de toda la maldad en el mundo.” En otras palabras, ¿porque hay crimen y violencia? ¿por qué existen abusos? ¿Por qué la gente es cruel? La respuesta tradicionalmente era que la gente tenía una autoestima muy alta. Sin embargo, en nuestra cultura moderna, hemos desarrollado el pensamiento totalmente opuesto. Hoy por hoy, una buena autoestima es fundamental para el sistema educativo, conforma la base de la mayoría de las legislaciones, es el punto de comienzo en una sesión de consejería. Hoy se cree que las personas se comportan de forma negativa cuando tienen una perspectiva negativa de sí mismas. Tienen una autoestima muy baja. Así que la razón que se da hoy de por qué un esposo abusa verbalmente de su esposa, y de por qué un joven se convierte en un delincuente es porque ellos son víctimas de tener una autoestima muy baja.

            Keller continúa diciendo, “Solo recientemente los psicólogos seculares han empezado a cuestionar esta teoría. Uno de estos profesionales escribió un artículo para el New York Times, en el cual citó tres estudios recientes del tema de la autoestima. En ellos descubrió que las personas con una autoestima muy alta presentaban un mayor riesgo para las personas a su alrededor que las personas con una baja autoestima.”[i]

            Es impresionante como esta perspectiva distorsiona los fundamentos de la educación – como fomenta un egoísmo descontrolado – como arruina relaciones sin posibilidad de reparo.

            Esto es el por qué cada niño ahora tiene que recibir buenas calificaciones y tiene que ser aceptado en el equipo del colegio, y nunca – pero nunca – puede ser cuestionado sobre sus habilidades artísticas, sino los padres probablemente van a demandar al colegio; es por eso que cada sueño puede convertirse en realidad si solo creemos ¿en quién? En nosotros mismos. Esa es el mantra de nuestros tiempos – es por eso que un pecado hoy es solo una mala decisión – y es malo solo porque daña a nosotros mismos; es por eso que el evangelio es marginalizado para las personas que obviamente no tienen una buena autoestima y necesitan un poco de ayuda.

            Esta actitud fue perfectamente ilustrada en una reciente entrevista con el exalcalde de la ciudad de Nueva York que ahora tiene unos 70 años. El admitió que cada día es más consciente de su propia mortalidad debido a que muchos de sus amigos de su propia edad han ido muriendo durante los últimos años. El reportero comento, “pero si usted cree que el alcalde tiene alguna duda de lo que le espera en el día del juicio, piénselo dos veces: el señaló sus logros como alcalde, reduciendo el crimen, la obesidad y el número de fumadores en su ciudad y luego le dijo al reportero con una sonrisa: “te lo dijo, si hay un Dios, cuando llegue al cielo no voy a detenerme para que me interroguen. Voy a entrar de una porque sé que me he ganado mi lugar en el cielo.”[ii]

            Hermanos, nadie entra a la familia de Dios sin haber antes inclinado su cabeza en humildad; sin antes haber reconocido que no hay nada en nosotros mismos digno de salvación – que no hay nada en nosotros mismos capaz de ganar la salvación (Efesios 2:8-9)

            Esta peligrosa actitud de arrogancia, prepotencia, superioridad – esta autoestima la cual es tan destructiva en cada relación – no es solamente un problema nacido en el siglo XXI.

            Si usted viajara en el tiempo a los días del Apóstol Pablo, la perspectiva Romana habría sido muy parecida a la nuestra. La cultura Romana animaba y aplaudían los intentos de conseguir un mayor status y promover los logros personales de cualquier forma posible.

            Todo lo que se hacía era en relación a desarrollar una buena autoestima.

            De hecho, uno de los escritores romanos más famosos durante la época de Pablo había escrito que la población completa en el imperio romano estaba esclavizada por su deseo de fama.[iii]

            Pablo sabía que no habría nada más devastador para la iglesia que la tolerancia a este concepto de autoestima. Él sabía que la iglesia podía ser profundamente dañada por personas con una alta estima de sí mismas – personas con intenciones egoístas – personas orgullosas que pelean por obtener ciertas posiciones y lugares de preeminencia en la iglesia; y él también sabía que no habría nada más alentador y positivo que la humildad – personas humildes con un corazón y una actitud servicial.

            En el versículo 1 – El cual estudiamos en nuestro último programa – Pablo dijo, “si es que esto, y esto, y esto es verdad; entonces esto es lo que debería ocurrir como resultado.”

            ¿Lo recuerda?

            Versículo 1 – lo voy a parafrasear.

  • Si hay alguna consolación en Cristo – Y sí que la hay
  • Si es que hay algún consuelo de amor en Él – y sí lo hay
  • Si hay alguna comunión del Espíritu – y claro que la hay
  • Y si hay algún afecto entrañable y alguna misericordia en Cristo – Y por supuesto que la hay
  • Entonces, completen mi gozo al sentir lo mismo – o tener un mismo sentir.

            Ahora, ¿por qué razón le diría Pablo a la iglesia en Filipos que necesitan mantenerse unidos? Ellos parecían ser una iglesia increíble.

            La mayoría de los eruditos en el Nuevo Testamento creen que esta iglesia ya había empezado a separarse, y es por eso que Pablo va a tocar este tema en específico más adelante en la carta.

            Lo que significa que:

  • Aunque la iglesia en Filipos era de tremenda ayuda para Pablo
  • Aunque ellos le traían muchísimo gozo cada vez que él oraba por ellos simplemente porque entendían la importancia y el valor del evangelio
  • Ellos seguían en peligro de dividirse.

            John MacArthur escribió en su comentario acerca de la advertencia que Pablo tiene en mente. El escribe, la iglesia en Filipos era en su mayoría firme doctrinalmente, devota, moral, amorosa, ferviente, valiente, generosa, y fiel en la oración. Sin embargo, enfrentaba el peligro de la discordia que generalmente es generada por solo un par de personas. Estas personas problemáticas pueden provocar conflictos y contiendas que llegan a dividir la congregación entera. Ahora… aunque una buena doctrina, un carácter puro y un compromiso con el Señor y su obra son esenciales para un ministerio efectivo, estos por si mismos no pueden garantizar una protección contra la discordia. Es por eso que Pablo razona con ellos y les pide que estén atentos a este gran peligro.[iv]

            Así que Pablo escribe a esta iglesia y a cada iglesia desde entonces, completad mi gozo – sean la causa de que me llene de gozo, al sentir lo mismo.

            A todo esto, sentir lo mismo es el verbo principal en estos tres versículos – todas las otras acciones que aparecen después son secundarias – en otras palabras, las otras acciones describen lo que significa sentir lo mismo.

            Antes de que nos concentremos en estas acciones, déjeme decirle desde ya que todas estas son acciones antinaturales – o sea, no son acciones que naturalmente deseamos hacer.

            Pablo va a hacer un llamado a la humildad – lo que es una forma antinatural de vivir. Y es que hemos sido llamados a vivir de forma sobrenatural; a vivir por medio del poder y la perspectiva sobrenatural del Espíritu Santo.

            Se preguntará ¿qué significa eso prácticamente?

            Bueno, en primer lugar, Pablo escribe en el versículo 2 – teniendo el mismo amor. Así que, prácticamente, hemos sido llamados a

 

  1. Amar intencionalmente

            Teniendo el mismo amor; a todo esto, note que Pablo no escribió, amando las mismas cosas.[v]

            Pablo usa la palabra agápe para amor – la cual es la palabra en el Nuevo Testamento para amar por fuerza de voluntad – implica decidirse a amar. Es por eso que Pablo puede ordenar a tener este tipo de amor.

            No es un amor basado en sentimientos o emociones, sino en la fuerza de voluntad.

            De hecho, en 1 Juan 3:18 se nos manda a amar – agape – no de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. Juan también escribe que sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos (1 Juan 3:14).

            No todos amamos las mismas cosas, pero si todos compartimos el mismo amor.

            Todos nosotros que hemos recibido el amor de Dios a través de Jesucristo, debemos demostrar ese hecho al exhibir ese mismo tipo de amor desinteresado en nuestras propias vidas – en nuestra interacción con los demás – en nuestras reacciones y actitudes.

            Y note también que Pablo nos pide aquí que no solo amemos a aquellos que nos corresponden en amor. Pablo no nos está diciendo que debemos amar a aquellos que nos aman; y tampoco nos está diciendo aquí que amemos a aquellos que son fáciles de amar.

            Ninguno de nosotros somos fáciles de amar todo el tiempo. Si somos sinceros, la mayoría somos fáciles de amar solo unos 2 o 3 días a la semana… en una buena semana.

            A veces somos como el puercoespín – o el erizo –  haciéndole la tarea imposible a los demás de poder acercarse a nosotros.[vi]

            Pero ahora todos los creyentes pertenecemos a la misma familia – y, de hecho, todos vamos a vivir juntos por siempre en el cielo. Y quizá no está muy emocionado al respecto. Es por eso que alguien dijo: “vivir con los santos en el cielo será la gloria, pero vivir con los santos en la tierra, bueno… esa es otra historia”

            Pero Pablo quiere que la iglesia comience a practicar desde ya para aquel día. Ahora, vivir de esa manera va a requerir una mente gobernada por humildad – porque la humildad desborda con un amor práctico y genuino por otros.[vii]

            Pablo continua en el versículo 2 agregando la palabra unánimes. 

            No solamente debemos amar intencionalmente, en segundo lugar, debemos

 

  1. Vivir en armonía

            Unánimes.       

            Esta es la palabra sumpsucos (συμψυκος) en el griego – significa “de un solo espíritu” – es usada solo aquí en el Nuevo Testamento.[viii]

            Sumpsucos significa vivir en harmonía.[ix]

            Y una vida en harmonía no puede suceder sin humildad.

            De hecho, el prefijo sum en esta palabra – sumpsucos – origina nuestra palabra para sinfonía.

            Y una sinfonía es una excelente ilustración para una iglesia unida.

            Talentos diferentes… instrumentos diferentes… una hermosa harmonía.

            ¿Pero se imagina si en una sinfonía tiene a un trompetista determinado a tocar solo lo que él quiere, cuando él quiere?

            ¿Podría imaginarse al músico que toca los timbales para la orquesta de Londres demandando que le den un espacio para un solo en cada presentación y diciendo que, si no se lo dan, simplemente no va a tocar?

            Habría una sola palabra para describirlo – desempleado.

            La iglesia es una sinfonía compuesta por diferentes tipos de instrumentos … diferentes tipos de personas… de diferentes edades… de distintos entornos y con historias diferentes… con distintos niveles de habilidad… prodigiosos en sus instrumentos, pero probablemente incapaces de tocar otro instrumento con la misma destreza; sin embargo, todos nos unimos para hacer nuestra pequeña contribución en la gran pieza musical – mientras nos esforzamos para mantener el mismo ritmo y mantener un volumen apropiado en relación a los otros – y siempre manteniendo la mirada en el Conductor de la orquesta, en nuestro caso, el Señor Jesucristo.  

            Debemos amar intencionalmente

            Debemos vivir en harmonía

            En tercer lugar, debemos

 

  1. Tener un deseo en común

            Note la próxima descripción de esta vida antinatural. La última parte del versículo 2 dice, sintiendo una misma cosa.

            Tenemos un mismo deseo – una misma pasión.

            Recordará que en el capítulo 1 de Filipenses vimos que el Apóstol Pablo nos desafiaba a vivir vidas dignas del evangelio de Cristo. Bueno, aquí en el capítulo 2 Pablo va a agregarle a ese desafío este deseo en común de glorificar a Dios a través de la obediencia a Jesucristo.

            Si tenemos este mismo deseo de glorificar a Dios, lo cual requiere obediencia a Cristo, la pregunta es ¿en que debemos obedecer a Cristo? ¿Que exactamente nos mandó a hacer Cristo como iglesia? El Señor nos dio lo que llamamos la Gran Comisión – muchas veces conocida como la Gran Omisión, ya que en general, la iglesia ha escogido ignorar este mandamiento.

            Antes de su ascensión, el Señor Jesucristo nos mandó a ser sus testigos – a ir por todo el mundo y hacer discípulos, a los cuales debemos bautizar y enseñar todo lo que Cristo nos ha mandado (Mateo 28 y Hechos 1).

            Este es nuestro propósito principal como iglesia y como creyentes.

            Somos testigos del evangelio de Cristo, cuyo deseo como una asamblea local es glorificar a Dios a través de la obediencia a Cristo.

            Lo que significa que debemos estar llevando el evangelio a nuestro mundo.

            Mire, si hay una cosa en la que el diablo se deleita, es en distraer a las cristianos y a la iglesia para que no actúen en conjunto para llevar el evangelio a todo lugar – que solo piensen en sí mismos.

            Cuan fácil, cuan común, cuan natural es para nosotros pensar solo en nuestras propias condiciones de vida y olvidar a los demás, olvidar la gran comisión. Pensar en los demás y hacer algo al respecto, yendo por todo el mundo anunciando el evangelio – eso es antinatural.

            Ahora la pregunta es, ¿como es su vida? ¿cómo es su iglesia? ¿Piensa y actúa naturalmente, o sobrenaturalmente?

            Necesitamos humildad – y esta no viene naturalmente:

Debemos amar intencionalmente

Vivir en harmonía

Tener un deseo en común – evangelizar.

            Así es como luce la humildad en el día a día. Así es como se ve la humildad de forma práctica.

            Ahora, Pablo va más allá para describirnos de forma negativa, que es lo opuesto a la humildad. Como uno puede ver que alguien no está siendo humilde.

            Note el versículo 3. Nada hagáis por contienda o por vanagloria.

            Nada hagáis por contienda.

            La palabra que Pablo usa aquí fue traducida en el capítulo 1, versículo 16 como contención.

            En el griego es la palabra eritheia (eriqeia) y originalmente se usaba para referirse al oficio de un jornalero – principalmente aquel quien cortaba y juntaba trigo – una persona que era remunerada por su trabajo al final de cada día. Más adelante, esta palabra empezó a usarse en referencia a la persona que buscaba enriquecerse o conseguir un puesto político usando métodos cuestionables. Finalmente, para la época en que Pablo escribe su carta, esta palabra se refería comúnmente a alguien que contendía para obtener alguna posición de autoridad – alguien motivado por ambiciones egoístas.[x]

            Pelear por una posición – contienda – cuan natural.

            Eso es lo que hizo Diótrefes. El Apóstol Juan escribió acerca de él en su tercera carta diciendo que a él le gustaba tener el primer lugar. Siempre estaba maquinando y manipulando gente para ser el primero.

            El egoísmo es un pecado destructivo – engaña, manipula y finalmente destruye – y la primera víctima suele ser la misma persona que se deja ser controlada por egoísmo.[xi]

            Y es posible entender porque Pablo va a advertir a la iglesia de este peligro. Discordia, división, contiendas son el resultado inevitable cuando las personas están luchando por obtener una posición en la iglesia – cuando las personas se enfocan en sus propios intereses.

            Hace unos cuantos años atrás leí la biografía de Jonathan Edwards, uno de los líderes del Gran Avivamiento en los 1700s.

            Esta biografía en particular incluía varias referencias al matrimonio entre Jonathan y Sara Edwards.

            El título del libro es Casada con un Hombre Difícil.

            Mi esposa me regalo el libro para navidad… no sé qué me habrá querido decir con eso.

            En un capítulo se registra la historia de un conflicto que hubo en la iglesia que Edwards pastoreaba. El problema era que los palcos con los que la iglesia contaba habían colapsado. El liderazgo de la iglesia tubo que reunirse para reorganizar la asignación de asientos. A diferencia de las iglesias en el día de hoy, todos se sentaban en los mismos lugares.

            Bueno, aunque hoy en día tenemos la tendencia de sentarnos siempre en el mismo lugar, en aquellos tiempos uno tenía asignado un asiento. Y los asientos eran organizados típicamente de acuerdo a la importancia (entre comillas) de la persona en la iglesia. Sentaban a 6 personas por banca en la planta baja – la cual era preferida – y amontonaban a 9 personas en las bancas del palco.

            Todos querían sentarse los más adelante posible, algo difícil de imaginar para nosotros

            Bueno, el problema era que ahora no había palcos… todos los asientos tenían que ser reasignados para que todos entraran en la iglesia. Del mismo diario de Jonathan Edwards sabemos que los diáconos y los líderes de la iglesia discutieron por horas y horas acerca de la nueva asignación de asientos hasta que finalmente lograron elaborar un plan que parecía ofender la menor cantidad de personas.[xii]

            ¿qué le parece? Hoy los juzgamos y los señalamos con el dedo; pero piense, ¿somos mejores hoy en día?

            La humildad es lo opuesto al egoísmo, a buscar los mejores lugares y ofenderse si alguien aun lo cuestiona.

            Ahora note lo que sigue. La siguiente palabra es vanagloria. Esta palabra compuesta puede ser traducida literalmente “gloria vacía” y se relaciona con el concepto de vanidad o promoverse a sí mismo.[xiii]

            Lo que Pablo busca destacar aquí es que la vanagloria es esencialmente vacía.

            Una de las cosas que mi nieto Nicolás disfruta mucho es que inflemos globos y que luego se los pasemos a él – como ríe mientras el globo se desinfla en sus manos, o si lo suelta, ver como el globo vuela zigzagueando a través de la casa mientras se le sale el aire.

            Esa es la idea aquí.

            La vanagloria es como ese globo – esta lleno…. Pero al mismo tiempo esta vacío – Y entre más grande e inflando se encuentra, mas vacío esta por dentro.[xiv]

  • ¿Usted quiere una vida vacía? Viva para sí mismo
  • ¿Usted quiere una vida plena? Vacíese de sí mismo.

            Pero eso no es normal… ¡no es natural! Está en lo correcto. Y es que para eso vamos a necesitar la presencia sobrenatural y el poder sobrenatural del Espíritu Santo.

            De hecho, Pablo ahora va a describir dos aspectos más de la humildad que promueven la unidad en la iglesia.

 

  1. En primer lugar, hay una mentalidad antinatural.

            Note – versículo 3, antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo.

            Esa es una mentalidad antinatural – ¡otras personas son más importantes que yo!

            La palabra estimar – estimando cada uno a los demás como superiores – es una palabra que significa llegar a una conclusión firme. No significa pretender o actuar como si los demás fueran más importantes. No, uno realmente llega a la conclusión de que los demás son en verdad más importantes que uno mismo.[xv]

             Y note que es lo que nos permite llegar a aquella conclusión – la primera parte de la frase dice – antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores.

            Antes bien con humildaden el original, teniendo una mentalidad humilde.[xvi]

            Ahora, esto no es el típico “pobre de mí… no valgo para nada… soy lo peor… soy tan incapaz.”

            La mentalidad de la cual Pablo está hablando es una mentalidad que de hecho se olvida de uno mismo por completo.

            No es que uno piense positivamente de uno mismo; no es que uno piense negativamente de uno mismo. Cuando estamos en el contexto de la iglesia, la idea es que uno no debe estar pensando en sí mismo. Y si lo hace, considera a los demás como más importantes.

            Mire, ninguno de nosotros debería correr alrededor de la iglesia diciendo “soy el mejor cristiano que existe” y tampoco correr diciendo “soy un bueno para nada.” Ambas mentalidades son perjudiciales para la iglesia y para esa persona. Esa mentalidad no glorifica a Dios.

            Así que, en vez de estar pensando en nosotros mismos, debemos estimar a los demás como superiores a uno mismo.

            Podemos ver esta actitud en Pablo cuando en 1 Corintios 15:9 dijo ser el más pequeño de los apóstoles, y en Efesios 3:8 el más pequeño de los santos.

            Él no se estaba quejando, o rebajándose, o compadeciéndose de sí mismo. Él había llegado a la firme conclusión de que los demás eran superiores a el mismo.

            Esta es una mentalidad antinatural, o no.

            Imagine si todos tuviéramos esta mentalidad. No habría contiendas en la iglesia. Ya no buscaríamos compararnos con los demás. Ya no habrían más pugnas por obtener alguna posición. No más murmuración. Todos pensarían en el bienestar del otro.

            La expresión favorita de la iglesia seria “Tu primero… no después de ti.” Trate de hacer eso al buscar un espacio para estacionar… sería la cosa más antinatural que alguien haya visto.

            No hay peces gordos en la iglesia. Nadie debería andar buscando obtener popularidad o atención – los primeros lugares. Todos hacemos nuestra parte y buscamos armonizar en la gran sinfonía de nuestro divino director, el Señor Jesucristo.

            Una mujer escribió un artículo acerca de un casamiento en donde su nieto iba a participar como paje. El niño tenía 5 años y como imaginará era bastante inquieto. Así que la abuela ideó un plan para asegurarse de que su nieto no hiciera alguna locura durante la boda. Al final del ensayo general, la abuela le dijo a su nieto, “mañana creo que voy a darle un premio a la persona que haga el mejor trabajo en la boda.”

            Ella escribió, “al siguiente día, todos estábamos cruzando los dedos para que mi nieto se portara bien; pero cuando llegó el tiempo de que hiciera su parte, todos respiramos aliviados al ver como nuestro pequeño paje cumplía perfectamente con su rol.

            Al finalizar la ceremonia, la abuela se acercó a su nieto y le dijo que había ganado el premio. El niño se mostró emocionado y a la misma vez aliviado. Y dijo, “Estaba seguro que había ganado… hasta que la mujer vestida de blanco apareció y todos se pusieron de pie… empecé a pensar, ella va a ganar.”

            ¿No actuamos nosotros muchas veces de la misma manera? ¿no somos iguales a ese niño cuando empezamos a compararnos entre nosotros?

            Nuestra unidad en humildad se basa en esta mentalidad antinatural.

 

  1. En segundo lugar, nuestra unidad como un cuerpo de creyentes es edificada en una determinación antinatural

            Note el versículo 4. no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.

            Una mentalidad antinatural dice: Las otras personas son más importantes que yo.

            Una determinación antinatural dice: Las necesidades de los otros son más importantes que las mías.

             no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.

            Lo más natural es simplemente preocuparse por uno mismo.

            La palabra traducida “mirando” viene del verbo griego skopeo (σκοπεω), y conlleva la idea de hacer de algo su mayor enfoque en la vida.[xvii]

            Me pareció interesante que skopeo – es de hecho usada para formar la palabra telescopio – y microscopio.

            Generalmente sacamos nuestro telescopio metafórico y miramos con él nuestras propias vidas y tratamos de anticipar que es lo que va a pasar y cómo podemos prepáranos para aquello. Planeamos para aquello. Ahorramos para aquello.

            O a veces sacamos nuestro microscopio y evaluamos los detalles de nuestras vidas – los distintos eventos, relaciones, problemas, necesidades – y nos enfocamos en ellos – hablamos de ellos, oramos por ellos, nos preocupamos por ellos, nos quejamos de ellos.

            Ese es el tipo de telescopio y microscopio que es natural en nuestra vida.

            Pablo nos está diciendo aquí que una mentalidad humilde toma el telescopio y lo enfoca en las necesidades y preocupaciones de otra persona.

            Toma el microscopio y evalúa como puede ayudar a otros, o animarles, u orar por ellos, o apoyarlos.

            Un pastor dijo, “Pablo nos confronta con la pregunta, ˝ ¿porque estoy haciendo lo que hago en la iglesia… en mi casa… en mi trabajo? ¿Vivo motivado por un sentimiento de egocentrismo incluso cuando se supone que estoy ayudando a los demás? ¿estoy sirviéndome a mí mismo incluso mientras sirvo a otros, esperando ser reconocido, queriendo recibir la apreciación que creo que merezco? Ya sea que lo exprese o no, ¿guardo resentimiento cuando mi trabajo es ignorado o mis ideas no son tomadas en cuenta?[xviii]

            ¿qué tipo de intereses tengo realmente?

            Tim Keller está en lo cierto cuando dice que nuestra cultura hoy en día aplaude la autopromoción; una elevada percepción de uno mismo; pero reduce nuestra capacidad de humildad, responsabilidad, incluso sacrificio por el beneficio de alguien más.  

            Leyendo un libro de Chuck Swindoll, me encontré con una lista fascinante de las responsabilidades que tenían las enfermeras en los años 80´. Estas eran.

  1. Barrer y trapear los pisos de su sala todos los días, desempolvar los muebles y repisas.
  2. Mantener una temperatura uniforme en su sala trayendo carbón para el día.
  3. Una buena iluminación es importante para observar la condición del paciente; por lo tanto, cada día la enfermera debe llena las lámparas de queroseno, recortar las mechas, y limpiar las ventanas una vez por semana.
  4. Las notas que toman de sus pacientes son importantes para el medico; por tanto, las enfermeras deben hacer sus lápices cuidadosamente
  5. Cada enfermera de turno se debe reportar a las 7 de la mañana y terminar su turno a las 8 de la noche excepto los domingos, cuando puede tener 2 horas libres.
  6. Las enfermeras graduadas y de buena reputación a los ojos de la directora de enfermeras le será dada una tarde libre cada semana y dos tardes a la semana si atiende a la iglesia regularmente.
  7. Cada enfermera que fuma, toma alcohol en cualquiera de sus formas, frecuenta la peluquería y los salones de baile dará a la directora de enfermeras buena razón para sospechar de su integridad e intenciones.
  8. Cada enfermera debería apartar una buena suma de dinero cada mes para su propio beneficio durante su vejez, para así no convertirse en una carga; por ejemplo, si gana $30 al mes, debería apartar $15.
  9. La enfermera que hace sus labores y sirve a sus pacientes y doctores fielmente por un periodo de 5 años le será otorgado un aumento de cinco centavos al día.[xix]

            Seguro estará pensando… imposible… ¿quién querría ese trabajo? Personas con una vocación y un amor tan grande por los demás que están dispuestas a negarse a sí mismas para poder servir mejor a sus pacientes – incluso, salvar sus vidas.

            El evangelio nos prepara para este tipo de humildad y sacrificio.

            De hecho, así es como debemos servirnos unos a otros; así es como debemos combatir las divisiones y distracciones y el orgullo en la iglesia – y en cada uno de nuestros corazones.

            Pablo escribe – así es como debemos vivir y servir juntos, sintiendo lo mismo; así es como se ve prácticamente.

  • Teniendo el mismo amor – eso significa amar intencionalmente
  • Siendo unánimes – esto es vivir en harmonía
  • Sintiendo una misma cosa – lo que significa tener un deseo en común, y eso requiere humildad
  • Lo que nos guía a tener una mentalidad antinatural – otras personas son más importantes que uno;
  • Y nos guía a tener una determinación antinatural – las necesidades de otras personas son más importantes que las nuestras.

            Esta va a ser una forma antinatural de vivir… una forma sobrenatural de vivir. Con un corazón humilde.

            ¿Desea usted una vida vacía? Llénela de usted mismo. ¿Desea usted una vida plena? Vacíela de usted mismo.

            Esta es una forma antinatural de vivir – pero es la única forma en que vale la pena vivirla.

 

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey, predicado el día 22/02/2015

© Copyright 2015 Stephen Davey

Todos los derechos reservados

 

[i] Timothy Keller, The Freedom of Self-Forgetfulness (10Publishing, 2012), p. 1


[ii] Jeremy W. Peters, “Bloomberg Plans…” The New York Times (4-15-14)


[iii] Tremper Longman III & David E. Garland, General editors; The Expositor’s Bible Commentary: Volume 12 (Zondervan, 2006), p. 214

[iv] Edited from John MacArthur, Philippians (Moody Publishers, 2001), pp. 101 & 103


[v] J.A. Motyer, The Message of Philippians (IVP Academic, 1984), p. 105


[vi] Sam Gordon, Philippians: An Odyssey of Joy (Ambassador, 2004), p.


[vii] MacArthur, p. 108


[viii] MacArthur, p. 108


[ix] Fritz Rienecker & Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New Testament (Regency, 1976), p. 549


[x] Rienecker & Rogers, p. 549


[xi] MacArthur, p. 110


[xii] Adapted from Elizabeth D. Dodds, Marriage to a Difficult Man (Westminster Press, 1971), p. 80


[xiii] J. Dwight Pentecost, The Joy of Living: A Study of Philippians (Lamplighter, 1973), p. 60


[xiv] Adapted from Sam Gordon, p. 74


[xv] Adapted from MacArthur, p. 113


[xvi] Dennis E. Johnson, Philippians (P & R Publishing, 2013), p. 110


[xvii] Rienecker & Rogers, p. 549


[xviii] Johnson, p. 109


[xix] Charles R. Swindoll, The Quest for Character (Multnomah, 1987), p. 159