Lección 18: Un Monte Everest de Verdad

Pasaje Bíblico: Filipenses 2:5-8.
En este maravilloso y complejo pasaje de la escritura, el apóstol Pablo apela al maravilloso ejemplo de humildad de Cristo para que nosotros lo imitemos.

Varios años atrás, la revista Newsweek publicó un artículo escrito por George F. Will en el cual ilustraba como la sociedad que se había vuelto loca por las demandas legales.

            Esta semana me puse a investigar un poco el tema para ver si había empeorado, e indudablemente, así es.

            Especialmente investigué los casos más increíbles para ver si realmente habían ocurrido – y por lo que pude encontrar, son ciertos.

            Por ejemplo, leí de una joven de 17 años que quiso entrar al equipo de futbol americano de su escuela. Las autoridades de la escuela sabían que, si le prohibían jugar, ella fácilmente podría presentar una demanda por violación a sus derechos; así que la dejaron entrar al equipo. En su primer partido ella tuvo lesión seria y sus padres demandaron al colegio por $1.5 millones de dólares porque, según ellos, “nadie le advirtió de los potenciales riesgos inherentes del deporte.” Si claro.

            Otro caso es el de Amber Carson en Pennsylvania. Ella se resbaló sobre un poco de jugo que alguien había derramado accidentalmente en un restaurant de Philadelphia y se rompió un hueso. Ella demandó al restaurante por los daños, el jurado determinó que el restaurante era responsable por lo ocurrido y ordenó que la Sra. Carson fuera compensada con $113.000 dólares. Lo cual fue sorprendente, dado el hecho que el jugo sobre el cual resbaló era el suyo – ella le había tirado el jugo en la cara a su esposo 30 segundos antes de haberse parado y resbalado en su propio jugo. Sin embargo, el jurado determinó que no fue su culpa.

            Kathleen Robertson del estado de Texas fue compensada con $85.000 dólares después de quebrarse el tobillo por haberse tropezado con un niñito que estaba corriendo por una tienda de muebles. Los dueños de la tienda no pudieron creer el veredicto del jurado, dado el hecho de que el niñito con el cual la Sra. Robertson se había tropezado era su propio hijo.

            También me encontré con el caso de Carl Truman, un joven de 19 años de Los Ángeles, California, quien ganó su demanda por $75.000 dólares contra su vecino; el vecino evidentemente había aplastado una mano del joven mientras retrocedía con su auto. Según los documentos jurídicos, Carl no se dio cuenta de que su vecino estaba dentro del auto mientras trataba de robar las tapas de las ruedas su auto – y allí fue cuando su vecino le aplastó la mano.

            Jerry Williams de Arkansas recibió $15.000 dólares más gastos médicos después de haber sido mordido por el perro de su vecino; aun a pesar de que el perro estaba atado a su correa, y estaba dentro de su propio patio cercado. El jurado no le otorgó tanto como Jerry había demandado porque una persona del jurado notó que lo más probable era que el perro había sido provocado, dado el hecho de que Jerry había estado en el patio por una hora disparándole con su pistola a balines.

            Según yo deberían haberle puesto la correa al hombre y haberle dado una compensación al perro.

            En un caso más trágico, una joven accidentalmente retrocedió en su auto cayendo en un lago después de haber pasado la noche tomando. Ella terminó ahogándose porque no pudo desabrocharse el cinturón de seguridad en su estado de ebriedad. Sus padres demandaron a la marca Honda por incluir en sus autos un cinturón de seguridad que no puede ser abierto al estar bajo el agua en estado de ebriedad. El jurado encontró que Honda era en un 75% responsable del hecho y mandó a indemnizar a la familia de la fallecida con $65 millones de dólares. Más adelante esta decisión fue revertida por la corte de apelaciones.

            Otro caso aún más trágico fue el del hombre que golpeó a su esposa salvajemente con un bate de baseball, fracturando su cráneo, arrancándole una oreja, y dejándola parcialmente sorda. Un juez luego determinó que el hombre había padecido un episodio temporal de locura y lo exoneró de los cargos. El gran problema fue que su jefe en el trabajo lo había despedido al saber del accidente. ¡Gran error! Este hombre presento una queja; y, después de siete años de litigación, la Comisión Estatal Contra la Discriminación determinó que él había sido víctima de “discriminación debido a su discapacidad mental.” La Comisión ordenó que lo recontrataran y que lo indemnizaran con $200.000 dólares por haberle causado tal estrés emocional.

            Lo único que puedo decir es que en muchos juicios y demandas hoy en día, las personas sacan a relucir lo peor de sí mismas y la justicia brilla por su ausencia.

            Francamente, todos los días escuchamos queja tras queja de aquellos que demandan sus derechos – siempre alguien ha violado sus derechos – merecen una indemnización – merecen una compensación.

            Raramente oímos de alguien que voluntariamente, humildemente abandona sus derechos para el beneficio de otra persona, menos aún si no se lo merece.

            Bueno… en realidad sabemos de una persona que lo hizo.

            Hubo alguien que literalmente abandonó sus derechos a favor de personas que no lo merecían.

            Su nombre es Jesucristo.

            Hoy llegamos a ese hermoso pasaje en Filipenses capítulo 2 donde la humildad de Cristo es maravillosamente descrita.

            Permítame simplemente leer este pasaje comenzando en el versículo 5. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

            Este es a la verdad un Monte Everest de verdad, por la enormidad y riqueza doctrinal que presenta, y a su vez por la dificultad que representa el tratar de escalarlo y entenderlo en su complejidad – un pasaje imponente sin lugar a dudas.

            Aquí se nos da un peculiar vistazo a la eternidad, cuando en un pasado Cristo decidió humanarse, y cuando en un futuro toda persona confesará la deidad de Cristo y su Soberanía.

            James Montgomery Boice escribió, en estos pocos versículos vemos la gran extensión de la vida de Cristo… y se nos permite conocer los asombrosos propósitos de Dios… estos enseñan la deidad de Cristo, su preexistencia, su igualdad con Dios el Padre, su genuina humanidad, su muerte voluntaria en la cruz, la certeza de su triunfo sobre la maldad, y la permanencia de su reino.[i]

            A todo esto – lo que acabo de leer es el Apóstol Pablo entregando por la inspiración del Espíritu Santo una lista de declaraciones acerca de nuestro Señor – y el diciendo estas cosas dentro de un periodo de 30 años después de la muerte y resurrección de Cristo.[ii]

            ¿Por qué le digo esto? Hoy en día, algunos presuntos eruditos tratan de decirle al mundo que estas creencias fueron inventadas a través del tiempo – que fueron desarrollados a través de la historia la iglesia que iba lentamente evolucionando.[iii]

            Déjeme decirle que estas creencias no fueron desarrolladas a través de los años; nada está evolucionando aquí.

            Lo que acabamos de leer es exactamente lo mismo que todavía creemos el día de hoy – y los Apóstoles empezaron a declarar esto mismo después de ver con sus propios ojos a Jesús ascender al cielo en medio de las nubes.

            Este Monte Everest de verdad ha estado de pie ya por unos 2000 años.

            La verdad es que podríamos dedicar un estudio completo para cada una de las 11 frases de este párrafo y todavía ni siquiera empezar a agotar su contenido. Por lo tanto, en vez de hacer eso, vamos a tratar de seguir el razonamiento de Pablo lo cual nos llevará unos 3 estudios para hacerlo.

            En este pasaje, Pablo no está interesado en entregarnos una lección en teología – aunque lo hace; lo que realmente está buscando hacer es proveer una lección en humildad.

            Él ha estado desafiando a la iglesia en Filipos a permanecer unidos en humildad.

            Él ha estado describiendo humildad muy claramente. Usted recordara los versículos 3 y 4 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros  

            Pablo está buscando convencer a los Filipenses de que vivan en harmonía, de que dejen sus deseos egoístas y sus derechos personales; su orgullo y su deseo de ser el centro de atención. Y ahora, su última apelación es señalar la humildad del Señor Jesucristo.[iv]

            Thomas Brooks, un pastor puritano del siglo 17, escribió sabiamente que un ejemplo es el argumento más poderoso.[v]

            Jesucristo está a punto de ser presentado como el argumento más grande en contra del egoísmo y el orgullo… y el mayor ejemplo de gracia y humildad.

            Los estudiosos del Nuevo Testamento concuerdan que lo que Pablo hace aquí es empezar a citar un himno.

            Estos versículos están escritos en prosa poética. No tenemos la melodía original, pero es muy probable que este haya sido uno de los primeros himnos de la iglesia. Muchos creen, por buenas razones, que Esteban el mártir, fue el autor de este himno.[vi]

            Lo que sí sabemos con seguridad es que este himno habría sido un gran recordatorio para la iglesia del hecho de que toda persona un día confesará el nombre de Cristo y que los sufrimientos, persecuciones, e incluso muerte que debían padecer en humildad eran solo por un tiempo, ya que después les esperaba una vida eterna en el cielo con Cristo.

            Con eso en mente, vamos a tratar de escalar este Monte Everest de verdad.

            Así que, para comenzar, me gustaría que nos enfocáramos en el asunto principal que aquí se nos presenta – la humildad de Cristo. Como Cristo rehusó reclamar sus derechos, sino que estuvo dispuesto a entregarlos por salvar pecadores tal como usted y como yo.

            Y la pregunta que vamos a tratar de contestar el día de hoy es, ¿cuáles derechos entregó Cristo? El versículo 7 dice que Cristo se despojó a sí mismo. La pregunta que ha fascinado a los teólogos por mucho tiempo es ¿de que se despojó Cristo?

           

  1. El primer derecho que Jesucristo entregó voluntariamente fue el derecho de vivir como Dios.

            Note el versículo 5. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse.

            Con la intención de mostrarnos la increíble humildad de Cristo, Pablo nos explica cuál es la verdadera esencia Cristo.

            Gracias a ello, este es uno de los pasajes más contundentes en la Escritura para enseñar acerca de la deidad de Cristo.

            El versículo 6 dice: Cristo Jesús, siendo en forma de Dios. El verbo griego aquí es obviamente el verbo ser, pero lo interesante es que aquí Pablo no usa el verbo común para ser o estar, el usa un verbo más fuerte, el verbo huparcón (υπαρκων). Este verbo es usado para enfatizar la misma esencia de la persona, la cual no puede ser cambiada – la parte de la persona, la cual en cualquier circunstancia permanece igual.[vii]

            Su naturaleza.

            Por ejemplo, usted y yo somos seres humanos – es nuestra esencia – y sin importar que nos pase exteriormente o incluso interiormente – sin importar cuanto podamos cambiar físicamente, o mentalmente siempre seguiremos siendo seres humanos.

            De vuelta a nuestro versículo – el cual, siendo – existiendo en su naturaleza inmutable – en forma de Dios.

            Nuevamente, Pablo usa una palabra cargada de significado la cual traducimos forma. Jesús existió desde la eternidad en la forma de Dios.

            La palabra en griego es morfe (μορφη) de donde sacamos nuestra palabra para morfología y se refiere a la demostración externa de una realidad interna.

            Así que Jesús existía en la eternidad, demostrando externamente su naturaleza divina interior.

            Pablo le dice a la iglesia en Colosas que Dios el Hijo es la imagen del Dios invisible – el primogénito de la creación (Colosenses 1:15).

            Tristemente, muchas sectas leen la palabra primogénito en español y sacan conclusiones equivocadas ya que nunca tomaron el tiempo de entender su significado en el idioma original.

            La palabra en griego para primogénito es prototokos (πρωτοτοκος) y no se refiere a que alguien es el primer ser en haber nacido a partir de la creación – eso no tiene sentido de todas formas ya que Cristo no nació en Belén hasta el primer siglo; muchas personas habían nacido y muchas otras cosas habían sido creadas para ese entonces. Esta palabra griega realmente significa que el precede la creación y es primero – preeminente – sobre todo lo demás.

            Así que Pablo está escribiendo a la iglesia en Colosas que Jesucristo es la imagen externa del Dios invisible – precediendo todo lo que fue creado y teniendo soberanía sobre todo lo que existe.

            Por lo tanto, este versículo reafirma la eterna existencia de Cristo, no alguna falsa doctrina de que Jesús de alguna forma nació en el cielo o que comenzó a existir cuando nació en Belén.

            Pablo reafirma esta verdad aquí en este pasaje para los Filipenses – Cristo existía eternamente en la forma de Dios.

            Él manifestaba externamente su realidad interna – de que era igual a Dios.[viii]

            En otras palabras, Jesucristo poseía internamente y demostraba externamente la misma naturaleza de Dios.[ix]

            Ahora note, versículo 6 – el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse.

            A todo esto, se estará dando cuenta que Pablo no está tratando de defender todas estas maravillosas verdades, simplemente las declara.

            Como verá, para Pablo, aquí en este contexto, el hecho más increíble no es que Jesús existió desde la eternidad, es que Cristo – quien es la eterna imagen de Dios – esta dispuesto a entregar todos sus derechos y privilegios relacionados con su deidad.

            Pablo está diciendo aquí, “¿Pueden creerlo? Jesucristo, aunque existía desde la eternidad como Dios el Hijo, teniendo su naturaleza divina reflejada externamente… Él no se aferró a ese tipo de gloria y humildemente la dejó a un lado por ti y por mí.

            Ese es el asunto que maravilla a Pablo. Jesús, quien es Dios mismo, demostró una incomprensible humildad al nacer como un bebé humano, al vivir una vida de servicio por los demás, y al morir en una cruz por usted y por mí.

            Note que Pablo agrega aquí en el versículo 6 que Cristo no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse.

            Nuevamente – esta es otra deslumbrante declaración que debería remover toda duda de si Jesucristo era igual a Dios el Padre.

            De hecho, la palabra que Pablo usa aquí para igual es la palabra isos (ισος) y significa equivalencia exacta.

            Esta palabra es usada en el mundo de las matemáticas por ejemplo al referirse al triangulo isósceles – un triángulo con lados iguales. Es usada también en el ámbito científico en la palabra isómero – los cuales son químicos que difieren en ciertas propiedades o estructuras química, pero que son idénticos en su peso atómico.[x]

            Así, de la misma manera, Jesús es distinto a Dios el Padre en su persona, pero es igualmente, eternamente divino.

            Algunas personas me han dicho, “pero Jesús nunca dijo que él era Dios… nunca dijo que era igual a Dios el Padre.”

            Y sinceramente me tengo que contener de responder, ¿ha siquiera abierto alguna vez el Nuevo Testamento? Esa fue la razón por la cual los líderes religiosos querían matarlo. Ellos entendían muy bien lo que Jesús decía de sí mismo, por eso lo consideraron hereje y pidieron que lo crucificaran.

            Por ejemplo, Juan 5:18 registra, Por esto los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios. Que más claro que eso.

            Este Jesús – glorioso, divino, igual al Padre – está apunto de demostrar una humildad extraordinaria al dejar su posición y su lugar de esplendor y descender a nuestro planeta.

            Él va a entregar su derecho de vivir como Dios.

            Él no se va a aferrar a su gloria – él la va a abandonar.

            Piense en esto, Jesucristo tenia todos los derechos, honores y privilegios de la deidad – él vivía en el inimaginable esplendor de Dios Todopoderoso – Juan describe Su trono el cual está frente un mar de cristal y del cual salen relámpagos y truenos. Ángeles rodean el trono y cantan Santo, Santo, Santo.

            Y aquí en el versículo 6 vemos que eso no fue algo a lo cual Cristo se aferró.

            El no empuñó su mano, aferrándose a ello con todas sus fuerzas, sino que Él efectivamente abrió su mano y permitió que todos sus privilegios reales se escurrieran entre sus dedos.

            El Hijo de Dios, quien tiene los mismos derechos que el Padre, literalmente entregó su posición favorecida con Dios el Padre y Dios el Espíritu Santo y con humildad descendió del cielo a la tierra.

            Nunca olvidaré estar leyendo el periódico un día, siendo yo un estudiante de seminario. Estaba leyendo una sección destacada aquel día     que recordaba la historia de los genios y emprendedores del mercado automotriz – hombres como David Buick, un hombre que se convirtió en un multimillonario, pero que eventualmente perdió todo su dinero y terminó en pobreza. Otro hombre era William Durant, que formó una compañía llamada General Motors al convencer a David Buick y a un corredor francés llamado Louis Chevrolet de que se unieran con él. Sin embargo, tal como David Buick, Willy Durant eventualmente perdió el control de su compañía junto con toda su fortuna y terminó en bancarrota. De hecho, su último trabajo fue administrar un salón de boliche en Michigan hasta su muerte unos 70 años atrás.

            Que giros tan increíbles e inesperados en sus vidas.

            Pero estos no son nada en comparación al esplendor de vivir como Dios en el lujo de la eternidad – pero luego, voluntariamente soltar todo aquello y descender de las riquezas del cielo a las miserias del planeta Tierra para vivir y morir por la humanidad.

            Imagine… si nosotros fuéramos Dios, y decidiéramos descender en humildad a la Tierra, por lo menos haríamos los preparativos para caer en sabanas limpias, no en un bebedero de animales sobre un colchón de paja; y nos habríamos asegurado de que tuviéramos unos buenos doctores para asegurar un buen cuidado para nuestra madre, no que estuviéramos rodeados de animales en medio de toda su hediondez.

            Cristo estuvo dispuesto a entregar sus derechos de vivir como Dios – el derecho de vivir con todos los privilegios y los honores y toda la gloria como el eterno Hijo de Dios.

            Pablo no quiere que pasemos esto por alto… Jesucristo demostró su humildad no al aferrarse a su gloria, sino al entregarla.[xi]

 

  1. Jesucristo no solo entregó voluntariamente su derecho de vivir como Dios, el también entregó su derecho de actuar como Dios.

            Pablo sigue aquí escribiendo en el versículo 7. sino que se despojó a sí mismo.

            Él se despojó a sí mismo. Los teólogos se refieren a esto como la “kenosis de Cristo” tomada del verbo kenow (κενοω) en griego.

            La pregunta es, ¿de que, exactamente, se despojó Cristo? ¿acaso dejo de ser Dios?

            La palabra en el original kenow traducida despojó, puede significar “vaciar.”

            Cada vez que encontramos esta palabra en el Nuevo Testamento, significa privar algo de su uso.[xii]

            Rienecker, un lingüista, escribe que este verbo es una expresión gráfica de su auto-renuncia y su rechazo a usar lo que el tenía a su ventaja.[xiii]

            Jesús está literalmente entregando su derecho a actuar voluntariamente como Dios.     

                Lo cual es exactamente lo que vemos en los evangelios.

            Sus milagros nunca fueron para su propio beneficio – siempre eran en beneficio de los otros. De hecho, si presta atención se dará cuenta que la mayoría de las veces, sus milagros le complicaban su propia vida.

             Pero ese es el punto…Jesús entregó su derecho de usar sus atributos para su beneficio propio.

            Él podría haber hecho lo que se le antojaba. Él podría haber abusado de su autoridad cuando quisiera.

            El podría haber manipulado lo que quisiera a su propio gusto – “hoy está muy frio, mejor subo la temperatura un poco.” “estoy cansado de la lluvia,” y ¡pling! Sol y 23º de calor.

            Piense – porque trabajar horas y horas en el taller como hijo de un carpintero; el podría haber chasqueado los dedos como un genio y ¡oualá! Silla terminada. ¿Porque no? Yo lo habría hecho.

            Solo piense en como podría haber mejorado el negocio familiar.

            Sin embargo, él estuvo dispuesto a crecer en un pueblo pequeño e insignificante llamado Nazaret. Él estuvo dispuesto a ser un carpintero desconocido, sin ninguna aureola sobre su cabeza o un traje de Superman debajo de su túnica.

            De hecho, él era tan común, que cuando anunció quien realmente era, incluso sus hermanos y hermanas no creían en Él… Jesús, ¿el Mesías? Imposible. El, ¿Dios? Es una broma.

            ¿Iba entonces Jesús a pararse frente a todos, destruir a sus oponentes con fuego del cielo y vindicar sus afirmaciones?

            No… un autor escribió, “la kenosis – la encarnación – fue una privación voluntaria del ejercicio de sus atributos.[xiv]

            Ahora note nuevamente como Pablo describe este acto de humildad. Versículo 7, se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo.

            Allí esta esa palabra nuevamente – morfe – la misma naturaleza y esencia de un siervo o sirviente.

            Como verá, Jesús no solamente está tomando la apariencia de un siervo; el está tomando la misma naturaleza del servicio.[xv]

            Pablo es cuidadoso aquí de comunicar que Jesús no entregó su naturaleza divina; el agregó otra naturaleza a su existente naturaleza divina.[xvi]

            Jesucristo tiene ambas, una naturaleza divina y una naturaleza humana – por lo tanto, el no entregó su deidad para poder unirse a la humanidad.

            Sam Gordon lo puso de esta forma: En su encarnación, Jesús se convirtió en lo que él nunca fue, sin embargo, nunca dejó de ser lo que eternamente es.[xvii]

            Que sorprendente demostración de humildad: en su concepción, por primera vez en toda la historia, el preexistente Hijo de Dios se convierte en un ser humano. Él ahora es ambos Dios y hombre – El Dios encarnado.

            Sin embargo, ese no es el interés principal de Pablo aquí. Jesús no solamente se convirtió en un hombre – el, el Dios soberano, escogió convertirse en la clase de hombre más baja en la sociedad de aquel día; de hecho, Pablo usa la palabra doulos (δουλος) aquí – si lo traducimos literalmente, Jesús se convirtió en esclavo.

            El soberano asume el estatus de esclavo.[xviii]

            En el primer siglo, entre otras responsabilidades,       un esclavo era requerido llevar las cargas de otras personas.[xix]

            La iglesia en Filipos estaba luchando con los típicos problemas entre personalidades conflictivas y deseos de poder – aferrándose a sus privilegios y reclamando sus derechos.

            La cultura de aquella época les habría dicho. ¡Bien, así es como se debe vivir! El éxito se mide en la cantidad de personas que te sirven.

            Jesucristo está demostrando que el éxito se mide en la cantidad de personas a las cuales usted sirve.

            Un esclavo, un doulos tampoco tenía derechos personales… el doulos vivía para cumplir la voluntad de su amo; no poseía nada… todo lo que tenía, o pertenecía a su amo o era prestado

            Así que veamos si Jesús de verdad vivió una vida de siervo. En los evangelios vemos que

  • El lugar donde nació era prestado
  • Los lugares donde dormía eran prestados
  • Los botes en los que cruzaba el mar de Galilea eran prestados
  • El animal en el que cabalgó en su estrada triunfal a Jerusalén era prestado
  • La habitación donde comió la ultima cena con sus discípulos era prestada
  • La tumba en donde fue puesto era prestada.

            ¡Todo era prestado!

            Él era la única persona en el planeta con el derecho absoluto de tener todo lo que quisiera; y sin embargo, nunca tomó ventaja de su derecho divino ni tampoco reclamo sus privilegios especiales.

            El entregó su derecho de vivir como Dios y el entregó su derecho de actuar como Dios.

            Él tomó una toalla y lavó los pies de sus discípulos demostrando que de hecho él había venido a ser un siervo… él había venido a servir.

            Ahora lo último que Pablo querría que la iglesia de Filipos – y que nosotros – hiciéramos es simplemente concluir, “que bien, que lindo; ¿no es maravilloso que Jesús fue tan humilde?”

            Lo es… pero esa no es la aplicación. Volvamos al versículo 5 donde Pablo empezó diciendo, Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús.

            Esto es para usted y yo. Esto es para la iglesia.

            Esta es la forma en que todos nosotros debemos vivir. A voluntariamente renunciar a nuestros derechos por el beneficio de otras personas y para la gloria de Dios.

            En su libro acerca de la amistad, Ted Engstrom escribió acerca de una esposa que demostró este tipo de actitud abnegada, amorosa, y servicial.

            El esposo de esta mujer, quien sufría de parálisis, le describe a su hijo el gran ejemplo de su madre. Y dice,

            Hijo, pocos hombres saben lo que significa para nosotros el llevar a mi esposa a comer afuera. Para nosotros significa que ella tiene que vestirme, afeitarme, cepillar mis dientes, peinarme, llevarme en mi silla de ruedas hasta el auto, sacar los pedales de mi silla, pararme y luego sentarme en el auto, acomodarme en el auto, guardar la silla de ruedas en el auto, luego ir hacia el otro lado del auto, encenderlo, sacarlo del garaje, salir del auto, cerrar la puerta del garaje, y volver a entrar al auto, manejar hasta el restaurant, luego salir del auto, sacar la silla de ruedas, abrir mi puerta, pararme, sentarme en la silla de ruedas, cerrar el auto y llevarme al restaurant. Luego, allí nos sentamos y comemos nuestra cena – lo que significa que ella me da la comida en la boca durante toda la cena. Cuando terminamos, ella paga por la cena, me lleva nuevamente al auto y vuelve a hacer la misma tediosa rutina. Cuando todo termina y estamos nuevamente en la casa ella me mira y me dice, “cariño, gracias por haberme llevado a comer afuera” la verdad es que nunca se cómo responderle.[xx]

            Quedamos sin palabras cuando nos encontramos con personas como esta. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús.

            Si Jesucristo pudo haber abandonado todos sus increíbles derechos divinos… quienes somos nosotros para aferrarnos a los nuestros.

            El Señor nos ayude a tener siempre una mentalidad humilde y abnegada que termine expresándose en acciones de amor. Y así ir poco a poco pareciéndonos más a nuestro salvador, el Señor Jesucristo   

 

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey, predicado el día 01/03/2015

© Copyright 2015 Stephen Davey

Todos los derechos reservados

 

[i] James Montgomery Boice, Philippians (Baker Books, 2000), p. 110


[ii] Adapted from Boice, p. 109


[iii] Ibid, p. 110


[iv] William Barclay, The Letters to the Philippians, Colossians, and Thessalonians (Westminster, 1959), p. 34

[v] Sam Gordon, Philippians: An Odyssey of Joy (Ambassador, 2004), p. 77

[vi] G. Walter Hansen, The Pillar New Testament Commentary: The Letter to the Philippians (Eerdmans, 2009), pp. 126 & 133

[vii] Fritz Rienecker & Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New Testament (Regency, 1976), p. 550; Barclay, p. 35


[viii] John MacArthur, Philippians (Moody Publishers, 2001), p. 122

[ix] J.A. Motyer, The Message of Philippians (IVP Academic1984), p. 109

[x] MacArthur, p. 125


[xi] Dennis E. Johnson, Philippians (P & R Publishing, 2013), p. 124


[xii] Motyer, p. 113

[xiii] Rienecker & Rogers, p. 550


[xiv] Motyer, p. 113


[xv] Life Application Bible: Philippians, Colossians & Philemon (Tyndale, 1995), p. 57


[xvi] Ibid


[xvii] Gordon, p. 80


[xviii] Ibid


[xix] MacArthur, p. 129


[xx] Ted Engstrom, The Fine Art of Friendship, p. 103 quoted in Max Anders, Holman New Testament Commentary, Galatians, Ephesians, Philippians & Colossians (Holman, 1999), p. 231