Lección 2: El Más Buscado de Israel

Pasaje Bíblico: Mateo 2.
Para María y José, la natividad fue un escenario de confusión, inseguridad y miedo, ya que literalmente se encontraron corriendo por sus vidas. En este estudio, veremos la historia de Navidad a través de sus ojos.

Introducción

En el apogeo de la Segunda Guerra Mundial, mientras los bombarderos de Adolfo Hitler causaban una enorme devastación en Inglaterra, se podía escuchar a Winston Churchill en la radio transmitiendo su terca negativa a rendirse. Él continuamente alentaba al pueblo británico a seguir luchando.

Hace unos años tuve la oportunidad de visitar el búnker subterráneo debajo de las calles de Londres donde Churchill y su gabinete se reunían para planear y manejar esta guerra. No hace mucho que lo han convertido en una atracción turística abierta al público, uno puede recorrer la habitación y los estrechos pasillos. Vi la habitación y el teléfono desde donde Churchill llamó al presidente estadounidense Franklin Roosevelt. Vi los mapas que mostraba los movimientos de los aliados. Los escritorios habían quedado como estaban al final de la guerra. En una serie de discursos en particular que emitió por radio al pueblo británico, Churchill declaró: “Continuaremos hasta el final. Vamos a luchar en los mares y océanos, lucharemos en el aire con creciente confianza, defenderemos nuestra isla, sea ​​cual sea el costo, nunca nos rendiremos… y no tengo nada que ofrecerles más que sangre, trabajo, lágrimas y sudor.”[i]

“No tengo nada que ofrecerles más que sangre, trabajo, lágrimas y sudor.”

Quizás es hora de que recordemos y anunciemos que así es el verdadero cristianismo. Tal vez es hora de testificar y luego contarle al mundo que, si siguen a Cristo, Él exigirá que lleven una cruz. ¿Qué pasaría si le dijéramos a la gente que Cristo no tiene nada que ofrecerles más que sangre, trabajo, lágrimas y sudor?

Con el creciente antagonismo de nuestra cultura hacia la iglesia cristiana, los cristianos están cada vez más asustados e incluso enojados porque sus convicciones y libertades ya no se respetan como antes.

Pero, querido oyente ¿Cuándo fue que dijo Dios que el mundo sería nuestro amigo? ¿Cuándo recibió la iglesia una promesa de que el mundo respetaría nuestras convicciones?

La iglesia en occidente, por un tiempo ha gozado de libertad e incluso comodidad y, francamente, la iglesia ha llegado a creer que estos son sus derechos.

La televisión, la radio, el internet están repletos de supuestos pastores y maestros bíblicos que continúan promoviendo la mentira de que un caminar fácil en la vida es sinónimo del camino estrecho.

No es de extrañar que la gente que decide darle “una oportunidad a Jesús” (entre comillas) se lleva una gran sorpresa cuando, en lugar de obtener un catálogo celestial con sillones reclinables para elegir, obtienen una espada, un escudo y un casco.

Jesucristo dijo:

“. . . Edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.” (Mateo 16:18)

¿Qué significa esto? El infierno lo intentará – no solo a la iglesia en general, sino también a cada creyente personalmente. Así que póngase su armadura.

Quizás es hora de volver a anunciar el cristianismo al redescubrir la vida de Cristo como realmente fue, incluso en sus primeros días. Porque si Él, el Hombre perfecto, el Hijo obediente y Salvador sin pecado tuvo dificultades, desafíos, luchas, hambre, insomnio, tentaciones, pruebas y sentimientos de abandono, incomprensión, acusación, ira justa y santa, necesidades financieras, dificultades materiales y cansancio de mente, cuerpo y alma, entonces ¿quiénes somos nosotros para exigir algo más o mejor?

Tenemos que entender que la sombra de la cruz no solo apareció cuando Cristo cumplió treinta años, sino que la sombra del conflicto entre el cielo y el infierno, así como la sangre, el trabajo, el sudor y las lágrimas aparecieron temprano en su vida.

A los ocho días de edad, Jesús gritó de dolor mientras se identificaba con la promesa de Dios a Abraham mediante la circuncisión. A los cuarenta días de edad, fue presentado en el templo y redimido según la ley con cinco siclos – dinero ganado con mucho esfuerzo – algo que José apenas podía darse el lujo de gastar.

Ahora, en las primeras líneas del evangelio de Mateo, en el capítulo 2, los magos – los sabios de oriente – llegan a Jerusalén. Estos hombres son los descendientes espirituales de otro respetado sabio del oriente llamado Daniel. Siglos atrás, Daniel había dejado un gran legado de información para aquellos que anhelaban la venida del Mesías.

 

El Más buscado: El Rey de los Judíos

Estos magos habían viajado desde Babilonia, la tierra de los antiguos persas, en busca del Mesías. Ellos llegaron con un mensaje monumental e igualmente perturbador que habría puesto a todos en estado de alerta. Mire Mateo 2:2.

“¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. 

“Hemos visto Su estrella”.

Hay buenos hombres de Dios que creen que esta estrella fue una alineación de los planetas Júpiter y Saturno. Otros creen que esta estrella fue un meteoro volando cerca de la Tierra o un cometa.

Personalmente, creo que esto no fue nada menos que la gloria Shekina. Tanto la palabra hebrea “kokab” como la palabra griega “aster” para “estrella” se utilizan en ciertos contextos para describir un gran brillo o resplandor.[ii]

Esto era:

  • La gloria de Dios expresada en luz radiante alrededor del coro angelical (Lucas 2:9);
  • La columna de fuego de noche que protegió a Israel en el desierto (Éxodo 13:21);
  • El fuego consumidor en la cima de la montaña de Sinaí (Éxodo 24:17);
  • El rostro brillante, como el sol, de Cristo en el monte de la transfiguración (Mateo 17:2);
  • La luz brillante que cegó a Saulo en el Camino a Damasco (Hechos 9: 3);
  • La estrella que saldría de Jacob profetizada en Números 24:17;
  • Uno de los nombres de Jesús que encontramos en Apocalipsis es “la estrella resplandeciente de la mañana” (Apocalipsis 22:16).

La gloria Shekina flotó sobre Jerusalén, pero cuando llegaron los magos, la luz se apagó. Por lo que tuvieron que preguntar dónde estaba el rey de los judíos.

Ahora, ¿Por qué no llevar a estos sabios directamente a Belén? Porque habían profecías que cumplir, y este drama incluiría sangre, trabajo, sudor y lágrimas.

En Mateo 2, leemos que ellos fueron al palacio, donde obviamente esperaban encontrar al niño rey o al menos informarse de su ubicación. Herodes, el rey de momento obviamente se turbó de que este grupo de sabios le preguntara por un nuevo rey – más adelante hablaremos más de él – por ahora es importante notar que él llama a los principales sacerdotes y los escribas para que le informaran en cuanto a la profecía de este rey, y ellos le dicen que el Mesías nacería en Belén. Entonces, los sabios se fueron a Belén.

Por cierto, una alineación de planetas, un meteoro o un cometa no podría identificar una casa específica, como indica el versículo 9, donde leemos que la estrella se detuvo sobre donde estaba el niño.

El versículo 11 nos dice que estos hombres encontraron al niño dentro de una casa. Y me gustaría que note primeramente que Mateo habla de un Niño. En griego, la palabra es “paidion,” que puede referirse a un recién nacido, pero con mayor frecuencia significa un niño pequeño.[iii]

Y ¿Notó que los magos no llegaron a un establo, sino a una casa? Ellos no vieron a un bebé en un pesebre. Esta es una escena diferente, en un vecindario en Belén, en la casa de José y María que aparentemente se habían mudado de Nazaret durante el censo.

Entonces, mientras seguimos cuidadosamente la niñez de Jesús, encontramos que Lucas incluye, en primer lugar, los detalles de Su nacimiento en Belén en un establo o cueva o tal vez un sector aledaño a una casa destinado para cuidar sus animales. Luego leemos de Su presentación en el templo cuando tenía dos meses – el tenía al menos cuarenta días de haber nacido, y ahora leemos que está en una casa y es un niño pequeño.

Así que, Mateo nos ayuda a poner las piezas del rompecabezas al informarnos que José y María decidieron quedarse en Belén. ¿Por qué no? Habían dejado atrás el escándalo. Ahora ellos habían encontrado una casa para alquilar o tal vez José construyó una casita en un terreno prestado de acuerdo con las costumbres de su cultura. Descubrimos entonces que José y María se mudaron a una casa en Belén y Jesús era ahora es un niño.

En la siguiente escena, los sabios y su séquito llegan a esta casa. Una vez dentro, Mateo nos dice en el versículo 11, que los magos vieron al Niño con su madre María, y se postraron y le adoraron.

Estos magos le dieron regalos, uno de los cuales era oro.

Séneca, el filósofo y escritor romano que vivió durante los días de Cristo, dijo que en Persia nadie podía acercarse a un rey sin llevar un regalo, y oro era el regalo más apropiado para un rey.[iv]

Estos magos también le regalaron incienso, que es una sustancia que se usaba en el templo para emitir un olor grato. Se usaba como ofrenda para Dios.

Los magos le dieron mirra también, que era una especia con un aroma muy grato. Se usaba en perfumes entre otras cosas; y también se usaba para embalsamar a los muertos. Quizás, sin saberlo, los magos le dieron un regalo que simbolizó que Cristo había venido a sufrir y morir.[v]

La sombra de la cruz cayó sobre esta pequeña casa mientras estos sabios del oriente le daban al niño Jesús regalos de oro, declarando que Él era Rey; incienso, declarando que Él era el mediador entre Dios y los hombres; y mirra, anticipando su muerte.

Ahora, los sabios le habían prometido a Herodes que volvería para darle la dirección de casa de Jesús para que él también pudiera ir a adorar al Mesías. Sin embargo, el versículo 12 nos informa que los magos fueron advertidos en sueños que no debían volver a Herodes.

¿Por qué Dios les dio esta advertencia?

Herodes había sido premiado por el senado romano con el título “Rey de los judíos”, y él no era del tipo de persona que le gustaba compartir sus cosas. Él había comenzado a reinar en el año 40 a.C. y había hecho mucho bien al pueblo judío, ganándose su afecto. Él remodeló el templo, hermoseándolo y agrandándolo. Él dio devoluciones de impuestos a la gente durante tiempos difíciles. Él construyó teatros y pistas de carreras para el entretenimiento y puertos marítimos para el comercio.

Herodes era ya viejo cuando Cristo nació. La mayoría cree que estaba infectado con enfermedades venéreas y estaba prácticamente loco. De hecho, hasta que murió, Herodes estaba locamente celoso de su trono y asesinó a todos los rivales que tenía.

Herodes era un descendiente de Esaú, un edomita, que se había se casado con Mariana, una judía de una familia aristocrática. Esta fue una estrategia para ganar popularidad entre los judíos.

Después de casarse con ella, asesinó a su hermano de diecisiete años y luego la asesinó ella también.

Herodes también ordenó el asesinato de varios de sus hijos para acabar con cualquier intento de venganza o usurpación de su trono. Él fue un asesino sádico que masacró a funcionarios generales, senadores, soldados y todo del que sospechaba que le era desleal.

En una ocasión, un soldado fiel le dijo: “El ejército odia tu crueldad y no hay un soldado que no está del lado de tus hijos, y muchos de los oficiales te maldicen abiertamente.” Él pensó que esto le haría ganarse el favor de Herodes. Pero Herodes ordenó que lo torturaran hasta que le diera todos los nombres de los traidores. El incluso dio nombres de hombres inocentes, cualquier cosa para detener la tortura, pero Herodes siguió la tortura hasta que el hombre murió. Luego, Herodes reunió a todos los acusados ​​y ordenó que los desmembraran mientras él, escribió el historiador, lleno de rabia, saltaba y gritaba “mueran.”[vi]

No es de extrañarse que el emperador romano, César Augusto, que había hecho rey a Herodes sobre esta región del imperio, comentó en una ocasión que “es mejor ser un cerdo de Herodes que su hijo.”[vii]

Así que, podemos imaginarnos a los sabios del oriente, llegando a Jerusalén preguntando: “¿Dónde vive el joven rey de los judíos?”

Estos hombres no tenían idea de lo que significaba hacer esta pregunta en el territorio de Herodes, y aun menos, al mismo Herodes.

Sin embargo, no pase por alto la ironía de que el único hombre en Jerusalén, esta escena, que le creyó a los sabios era Herodes. El fue el único que los tomó en serio.

Tres respuestas al mensaje del Evangelio

En este párrafo descubrimos tres respuestas al evangelio de Jesucristo – que resultan ser las mismas tres respuestas comunes que vemos aún el día de hoy. El mensaje de que Cristo nació, vivió una vida sin pecado, murió en la cruz para pagar la pena por el pecado, y luego resucitó de entre los muertos y un día volverá a reinar sobre el planeta Tierra provoca las mismas tres respuestas que encontramos en este pasaje.

  1. Primero, hay una respuesta de hostilidad y orgullo.

En otras palabras, “No hay otro rey ​​más que yo; no voy a darle el trono de mi corazón a nadie; no voy a someterme a nadie más que a mí mismo.”

  1. En segundo lugar, hay una respuesta de indiferencia y actividad religiosa.

O sea, “Sabemos que el Mesías va a nacer en Belén. Pero nosotros vamos a seguir con nuestra vida. Tenemos sacrificios que preparar y tradiciones que seguir. Tenemos que proteger nuestra religión y no tenemos tiempo para ir a Belén.”

  1. En tercer lugar, hay una respuesta de adoración y sacrificio personal.

Los magos entraron a la casa y encontraron a María con el niño Jesús – José probablemente estaba trabajando. Ellos se inclinaron ante Él y lo adoraron. Le dieron regalos, y ya era solo un niño pequeño, probablemente no estuvo tan interesado en los regalos como en jugar con las cajas.

Los próximos eventos que vemos en Mateo capítulo 2 fueron el cumplimiento de tres profecías. Estas son algunas de las pocas cosas que conocemos acerca de la niñez de Jesús. El versículo 13 prepara el escenario para la primera de estas tres profecías.

 

Escape a Egipto

Mire Mateo capítulo 2, versículo 13.

Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo.

Una vez que Herodes se dio cuenta de que los magos lo habían engañado y habían vuelto a casa por una ruta alternativa, él habría asumido que les habían advertido a los padres de Jesús también.[viii]

En medio de la noche, un ángel dijo: “José, levántate”.

Esto significa que José se levantó en medio de la noche y preparó a su familia para viajar, diciendo: “María, date prisa y vístete a Jesús y salgamos de aquí.”

El ángel le dice a José, “¡Levántate! ¡Toma a María y a Jesus y corran por sus vidas!”

En otras palabras, “José, no hay tiempo para una mudanza. María, tendrás que dejar esa cuna. ¡Empaquen solo lo que puedan llevar y corran! “

“¿A dónde vamos?”

“A otro país donde se esconderán hasta que escuchen que pueden regresar.”

Continúe en los versículos 14 al 15.

Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto, 

y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo.

En este escenario causado por el odio maligno de Herodes en su intento asesino de atrapar al niño Jesús, se nos da un vistazo detrás de la cortina del control soberano de Dios. ¿Qué encontramos? La paranoia perversa y cruel de Herodes en realidad cumplió la palabra de Dios y los propósitos de la voluntad de Dios.

Sin embargo, este fue un camino difícil para José y María.

¿Alguna vez ha llevado a su familia de viaje? ¿Cuánto se preparó? ¿Cuánto empacó? Una maleta por persona, ¡buena suerte!

Con mi esposa hemos viajado en avión varias veces, y cada vez que lo hacemos, hay mucho que debemos hacer, pensar y planear – lo que vamos a empacar, las fechas de viaje y el horario. Hay mucha preparación.

  • ¿Dinero en efectivo? ¡Listo!
  • ¿Pasaportes? ¡Los tengo!
  • ¿Pasajes? ¡Si!
  • ¿Itinerario? ¡Aquí!
  • ¿Equipaje de mano? ¡Sí!
  • ¿libros para leer durante el viaje? ¡Sí!

La lista aún incluye comprar chicle para nuestros oídos que duelen en el despegue.

Tenemos que elegir el momento más conveniente para viajar, planeamos donde vamos a quedarnos cuando llegamos allí – todo está planeado.

Póngase ahora en el lugar de María y José. Ellos no tuvieron tiempo para ninguno de estos preparativos para el viaje. No había mapa, no pudieron elegir la hora de salida, no hubo tiempo para empacar todas las cosas que querían.

De hecho, en el versículo 13, la palabra para “huir” viene de una palabra griega que nos da el concepto de “fugitivo.”[ix]

En otras palabras, “José, toma a María y a Jesús y ¡corran por sus vidas! Acaban de entrar en la lista de “los más buscados” en Israel.

“¿Por qué?”

“Porque Herodes quiere matar a tu pequeño”.

“¿A dónde corremos?”

“¡Egipto!”

La gramática y el contexto de este pasaje nos indica que debían salir inmediatamente y no asentarse hasta que estuvieran a salvo en Egipto, fuera del alcance de Herodes.

Desde Belén hasta la frontera de Egipto había 120 km.[x]

José no recibió una dirección específica a donde ir. No le dijeron si alguien los estaría esperando cuando llegaran. Ni siquiera le dieron indicaciones de cual era la ruta más segura. Simplemente le dijeron que saliera corriendo

“¿Correr ahora?”

“¡Ahora! ¡En medio de la noche!”

“¡¡Que!!”

Dios pudo haber protegido a José y a su pequeña familia tal y donde estaban. Él podría haber matado a Herodes o cegado a los soldados. Él pudo haber escondido milagrosamente a la familia. Él podría haber hecho todo eso, pero no lo hizo.

Dios eligió protegerlos por medio de un escape ausente de milagros y protección sobrenatural – aparte del sueño obviamente. La voluntad de Dios implicó dificultades y sufrimiento, pero Él los sostendría en todo momento.

El mensaje para que José y su familia huyeran por sus vidas fue sobrenatural – la palabra de Dios llegó a través de un sueño. Hoy, la palabra de Dios nos ha llegado a través de un Libro. Su Espíritu, mediante la palabra, mueve nuestros corazones y mentes para que demos pasos en obediencia a Él. No todas nuestras preguntas reciben respuestas, como José tampoco las tuvo.

La iglesia medieval no pudo imaginar que esto fuera la voluntad de Dios el Padre para su Hijo. Por lo tanto, se compilaron leyendas y mitos en libros apócrifos para dar la impresión de que José y María tuvieron una vida más fácil, bendecida y aún sobrenatural.

Una leyenda dice que cuando José, María, y Jesús necesitaron un lugar para dormir una noche, buscaron refugio en una cueva. Hacía tanto frío que el suelo estaba cubierto de escarcha. Pero una pequeña araña reconoció a Jesús y deseó tanto poder hacer algo para mantenerlo caliente que empezó a tejer una telaraña a la entrada de la cueva. La araña tejió y tejió hasta que una gruesa telaraña cubrió totalmente la entrada como una cortina, y la cueva se volvió cálida y acogedora.[xi]

Otras leyendas dicen que cuando llegaron a un lugar con varios árboles frutales, Jesús ordenó a los árboles a que se agacharan y así José pudiera recoger fácilmente las frutas; y luego, Jesús ordenó que brotara un manantial de agua de las raíces del árbol para saciar su sed. María pudo dormir mientras un ángel le tocaba un himno con un violín.

Según estos escritos, dondequiera que José, María y Jesús viajaban, los animales se inclinaban y les rendían homenaje y los ídolos se convertirían en polvo cuando pasaban cerca. Su viaje fue más como una entrada triunfal; más como un viaje de vacaciones con frutas, agua, bonitos animales y música sinfónica para calmar sus mentes cansadas.

Esto es lo que esperaríamos.

La estancia de esta familia en Egipto también está plagada con mitos y leyendas. Una de esas leyendas que encontré mientras estudiaba contaba que, en su estadía en Egipto, un día María estaba lavando los pañales del niño Jesús, cuando un niño poseído por un demonio se acercó y tocó uno de los pañales que María había puesto en el tendal para secarse y fue exorcizado instantáneamente.

También encontré varios cuentos diciendo que el agua en la que Jesús se bañaba era especialmente poderosa. Su agua de baño sanó a una princesa de lepra y sanaba a cualquier otra persona que entraba en contacto con ella.

Según las leyendas y los escritos apócrifos, la estadía en Egipto fue más como unas vacaciones. Cada necesidad que se presentaba era suplida instantáneamente. Sufrimiento y miseria eran eliminadas no solo en sus vidas, sino en las vidas de todos a su alrededor. El niño Jesús hacía un milagro tras otro.

Sin embargo, se nos dice claramente en el evangelio de Juan, capítulo 2, versículo 11, el primer milagro de Jesús fue cuando transformó el agua en vino en la boda en Caná. Este fue el comienzo de Sus milagros, que buscaban validar su mensaje de ser el Mesías, el Dios encarnado. El primer milagro de Jesús fue en Caná, al comienzo de su ministerio a la edad de treinta años.[xii]

No hubo milagros especiales para convertir su estadía en Egipto en un paraíso. De la misma manera, Dios no ha prometido convertir nuestra estadía pasajera en este mundo en un paraíso. Este no es el paraíso.

La huida de José y María y su pequeño hijo esa noche, y su largo viaje a Egipto, fue el mismo tipo de viaje que cualquier otra familia común y corriente habría tenido que soportar. No había ángeles tocando violines o camellos inclinándose ante ellos en el camino.

Su viaje fue aún más difícil, de hecho, porque esta familia estaba en la lista de Herodes de los más buscados de Israel. Podemos imaginarnos fácilmente a José, mirando por encima de su hombro cada dos minutos durante todo el camino a Egipto. Cada vez que escuchaban el sonido de carruajes a lo lejos, me los imagino sosteniendo la respiración, sobresaltados pensando, ¿nos habrán encontrado?

Tenían que estar preguntándose, “¿Por qué?” Nosotros sabemos hoy que esto cumpliría la palabra de Dios y continuaría demostrando la verdad de que este era realmente el Mesías escogido.

Jesús se convertiría en el cumplimiento perfecto del llamado de Israel desde Egipto – En el Antiguo Testamento, a Israel se le llamaba a menudo hijo o hijos de Dios (Oseas 11:1).

De modo que el Hijo de Dios ilustró la liberación de Israel de Egipto, y no solo eso, sino que Cristo ilustró al libertador de Egipto.

Quizás recuerde, que hubo otro libertador nacido en Egipto. Él también se había salvado una muerte segura por ordenes del rey. El rey, o faraón, había ordenado la matanza de todos los varones judíos. Los padres de Moisés entonces lo escondieron y él logró sobrevivir y eventualmente liberar a su pueblo de la esclavitud.

Sin embargo, este Libertador, según Hebreos capítulo 3, es superior a Moisés.

Ambos salieron de Egipto y ambos salvaron a su pueblo de la esclavitud. Pero la liberación de Moisés fue temporal e incompleta. La liberación de Jesucristo es eterna y suficiente.

 

Baño de Sangre en Belén

Mire Mateo capítulo 2, versículos 16 al 18, para encontrar una segunda profecía que está a punto de ser trágicamente cumplida.

Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos. 

Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: 

Voz fue oída en Ramá,
Grande lamentación, lloro y gemido;
Raquel que llora a sus hijos,
Y no quiso ser consolada, porque perecieron.

La verdad es que lo que hace Herodes es difícil de imaginar. Él tenía unos de setenta años y estaba enfermo, lisiado e infectado con enfermedades venéreas incurables de modo que sus intestinos literalmente se estaban pudriendo. Sus guardaespaldas tenían que rotar con frecuencia porque no podían soportar el hedor que emanaba de los poros de su piel. Sus médicos no podían cúralo; los baños calientes no pudieron calmarlo. Su cuerpo estaba cubierto de úlceras y sus piernas estaban muy hinchadas. Pero de ninguna manera iba a ceder su trono.

Aunque sabía que su muerte era inminente, él se aferró a su trono. Él fue la ilustración perfecta de la humanidad depravada y terca.

Para que se de una idea, una de las últimas órdenes que Herodes les dio a sus tropas fue arrestar a cientos de ciudadanos judíos prominentes. Él ordenó que mataran a estos judíos el día de su muerte, porque dijo: “Cuando yo muera, quizás los judíos lloren mi muerte, pero por los dioses, así, si llorarán.”[xiii]

Volviendo al texto, en este momento presenciamos un gran llanto en Belén. Los analistas estiman que habían unos treinta o más niños en este rango de edad, tanto en Belén y como a sus alrededores.

En lugar de ver a los líderes religiosos, los rabinos y los escribas correr a Belén para coronar al pequeño Mesías como su Rey, los soldados de Herodes embistieron y arrancaron a los niños pequeños de los brazos de sus madres y los mataron.

Raquel estaba llorando por sus hijos. Raquel fue la esposa de Jacob, a quien Dios luego le cambio el nombre a Israel. Esto representaba a todas las madres judías que lloraron.[xiv]

El crimen de Herodes se vuelve aún más perverso por el hecho de él que sabía que el niño al que estaba tratando de matar era el Mesías. Este anticristo del primer siglo fue un peón en manos de Satanás que trataba de destruir a la simiente de la mujer – al Mesías nacido de una virgen.

Luego Herodes murió.

Por cierto, su hermana y su marido eran los que debían indicarles a los soldados que mataran a los judíos cuando Herodes murió. En cambio, ellos abrieron las puertas y liberaron a estos judíos injustamente encarcelados.

Hay una profecía más por cumplirse en estos días de la infancia de Cristo.

  • Está el escape a Egipto y el cumplimiento de la profecía en el versículo 15.
  • Está el baño de sangre en Belén y el cumplimiento de la profecía en el versículo 18.

 

“Don Nadies” en Nazaret

Veamos ahora una profecía en el versículo 23 de Mateo capítulo 2, con respecto a lo que simplemente voy a bosquejar como “Don nadies viviendo vidas comunes.” Así es como consideraron a esta familia y como podríamos describir su vida cotidiana.

Vamos a estudiar esto en mayor detalle en un estudio próximo que he titulado “Criando al hijo perfecto.” Quiero que exploremos juntos el hogar de Jesús, su familia y crianza en Nazaret.

Por ahora, simplemente veamos cómo fue que José, María, y Jesús llegaron a Nazaret. Mire los versículos 19 al 20.

Pero después de muerto Herodes, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto, 

diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel…

¿Suena familiar? En medio de la noche, José recibe el mensaje “Vamos, levántate. Es hora de irse.”

Aquí vamos de nuevo. El pobre José nunca se iría a acostar de nuevo sin preguntarse: “¿Lograré dormir toda la noche?

La diferencia en este versículo es la falta de urgencia. No hay necesidad de huir, correr, esconderse o temer. De hecho, note el mensaje tranquilizador que entrega el ángel al final del versículo 20.

…porque han muerto los que procuraban la muerte del niño.

Continúe con los versículos 21 y 22.

Entonces él se levantó, y tomó al niño y a su madre, y vino a tierra de Israel. 

Pero oyendo que Arquelao reinaba en Judea en lugar de Herodes su padre, tuvo temor de ir allá…

Así que José estaba pensando que estaban libres de peligro – sus semanas y meses de esconderse en Egipto habían terminado.

A Jesús todavía se lo describe con la palabra griega “paidion,” por lo que sabemos que todavía es un infante o un niño pequeño cuando José recibe instrucciones de regrese a Israel.

El texto implica que, mientras estaban de camino, José se entera de que el hijo de Herodes, Arquelao, había tomado el trono de su padre.

Arquelao era peor que su padre. De hecho, él inauguró su reinado matando a 3.000 judíos en el templo durante la Pascua. Su reinado fue tan malo que incluso Augusto, el emperador romano, que no era muy santo el mismo tampoco, finalmente lo desterró después de nueve años de atrocidades.

Así que José tenía toda la razón para tener miedo. Dios se comunicó con él a través de un sueño, como leemos en el versículo 22, y le dijo específicamente que se fuera a vivir a Galilea. José se mudó entonces con su pequeña familia y se estableció en Nazaret.

y Adivine lo que nos dice el versículo 23

. . . Esto ocurrió para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno.

Nazaret se encontraba a unos 90 km. al norte de Jerusalén. Los habitantes de esta región eran personas famosas por su falta de educación, por ser groseros, incluso incivilizados. Era un pueblo insignificante; un lugar común y corriente lleno de gente común y corriente tratando de ganarse la vida.

Los primeros meses de la vida de Cristo fueron extremadamente desafiantes y difíciles. Él nació en un lugar humilde y prestado, donde se solían guardar animales. Prontamente, él y sus padres se convirtieron en fugitivos y tuvieron que huir a Egipto y luego volver a Israel donde tuvieron una vida simple y, en gran parte, ignorada.

En cuanto a José y María piense – qué gran ejemplo de carácter, qué obediencia, qué perseverancia, qué confusión, qué miedo, qué peligro, qué desesperación mientras se aferraban a los breves anuncios divinos sin muchos detalles y se trasladaban de un lugar a otro.

 

Aplicación

Para concluir, permítame darle estos tres pensamientos para que reflexione.

  1. La voluntad de Dios no elude los desafíos de la vida.
  2. El amor de Dios no elimina los ataques del enemigo.
  3. Las promesas de Dios no disminuyen la responsabilidad del creyente.

Qué fácil es pensar que la voluntad de Dios y el amor de Dios y las promesas de Dios nunca implican sangre, sudor, y lágrimas. Seguramente una vida piadosa trae comodidad y tranquilidad.

Bueno, este pasaje nos muestra la verdad. El Hijo Amado, Su madre elegida por Dios y Su padrastro designado por Dios, estando en medio de la voluntad de Dios, envuelto por el amor de Dios, siguiendo as instrucciones y las promesas de Dios – Ellos estaban cumpliendo las profecías de antaño; sus vidas eran el cumplimiento de las promesas de Dios – Ellos experimentaron sangre, sudor y lágrimas.

“José, María, están en medio de Mi voluntad – ahora corran por sus vidas.”

He llegado a admirar tremendamente a esta joven pareja a través de nuestro breve estudio. Qué sumisión demostrada para seguir levantándose y una vez más obedecer a la Palabra de Dios.

Y siguieron haciendo lo mismo. Una y otra vez, ellos lo arriesgaron todo por obedecer a la palabra de Dios.

Un autor que leí recientemente dijo que mientras viajaba por Inglaterra, vio en un cementerio la lápida de un viejo soldado que había perdido su propiedad y luego su vida en una batalla defendiendo a su rey. El epitafio decía: “Sirvió al rey Carlos con una lealtad constante, peligrosa y costosa.”[xv]

¡Qué gran testimonio es este para el cristiano que vive para obedecer la palabra de su Señor! ¡Qué testimonio es este de verdadera lealtad para servir a nuestro Rey con una constante, peligrosa y costosa lealtad a Él, pase lo que pase, aún cuando requiere sangre, sudor y lágrimas!

 

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey, predicado el 2009

© Copyright 2009 Stephen Davey

Todos los derechos reservados

 

[i] James Montgomery Boice, Nehemiah: Learning to Lead (Revell Company, 1990), p. 52; “Churchill, Sir Winston Leonard

Spencer,” Microsoft Encarta (1994 ed.).

[ii] John MacArthur, Matthew: Volume 1 (Moody Press, 1985), p. 29.

[iii] W. E. Vine, Vine’s Expository Dictionary of Old and New Testament Words (Thomas Nelson, 1997), p. 180.

[iv] James Montgomery Boice, Matthew: Volume 1 (Baker, 2001), p. 31.

[v] Ibid., p. 32.

[vi] John Phillips, Exploring the Gospels: Matthew (Loizeaux, 1999), p. 44.

[vii] Ibid., p. 40.

[viii] R. C. H. Lenski, The Interpretation of St. Matthew’s Gospel (Augsburg Publishing, 1964), p. 80.

[ix] Fritz Rienecker and Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New Testament (Regency, 1976), p. 4.

[x] MacArthur, p. 40.

[xi] William Barclay, The Gospel of Matthew: Volume 1 (Westminster Press, 1975), p. 35.

[xii] Rienecker and Rogers, p. 222.

[xiii] Phillips, p. 46.

[xiv] MacArthur, p. 45.

[xv] Bruce Larson, The Communicator’s Commentary (Word Books, 1983), p. 59.