Lección 2: La Luz de Dios

Pasaje Bíblico: Juan 1:4-13.
El Apóstol Juan nos muestra varias reacciones diferentes por parte del mundo a la exhibición Divina de Luz – el Señor Jesucristo. ¿Cuál es su reacción ante Él?

Introducción

Cada vez que he ido al centro comercial en la temporada navideña, aprecio mucho a las personas que envuelven los regalos por uno. ¡Ese es un trabajo que realmente aprecio pero que nunca querría tener!

Mi objetivo es usar suficiente papel y cinta adhesiva para ocultar cuál es el regalo, y eso es suficiente.

Recientemente leí acerca de una empresa de supermercados británica que literalmente contrata y luego ofrece gratis a sus clientes – este es el título del trabajo – un desenredador de luces navideñas.

El sitio web de la compañía ofrece la siguiente descripción para este trabajo de 36 horas a la semana: “Este puesto le ofrece la oportunidad de demostrar que todo ayuda, desempeñando un servicio único en la tienda con un enfoque amigable y flexible, haciendo una genuina diferencia en las pequeñas cosas que le importan a nuestros clientes esta Navidad”. ¿Cuál es el conjunto de habilidades requerido para este trabajo? Aquí está: los candidatos para el trabajo deben poder desenredar 3 metros de luces navideñas en menos de tres minutos, así como también revisar las bombillas en busca de signos de rotura”.

¿Se imagina el desgaste mental? Pero el trabajo solo dura un par de semanas… y un año de consejería después, me imagino.

Quiero decir, es una gran idea… como la estación de envoltura de regalos de Navidad. ¡Pero que trabajo!

Hace poco descubrí que evidentemente hay una batalla navideña en curso: está siendo monitoreada por el Libro Guinness de los récords mundiales. En 2001, la familia Richards de Canberra, Australia, estableció el récord mundial Guinness por la mayor cantidad de luces navideñas en una residencia – 331.000 luces.

Su récord se mantuvo durante más de una década. Pero en el 2012, Tim Gray y su familia de Nueva York superaron el récord al colgar 346.000 luces.

Al año siguiente, la familia Richards tomó represalias colocando 502.000 luces.

Pero la familia de Nueva York se negó a rendirse y el 2014 crearon una exhibición en su propiedad que involucra 601,736 luces. Fueron galardonados con el récord mundial Guinness. Les tomó dos meses armarlo todo; cubre la casa y sus 2 acres de terreno, y todo está sincronizado con más de 200 canciones navideñas.

Y escuche esto: toda la exhibición usa más de 64 kilómetros de cable. ¿Se imagina desenredar 64 kilómetros de luces navideñas?

¡Yo tampoco!

No pude evitar pensar que la exhibición más asombrosa que el mundo jamás haya visto fue el brillo de una sola luz de Navidad, por así decirlo.

Solo una.

Esta exhibición de gloria infinita y brillante se nos presenta en el Evangelio de Juan, capítulo 1. Este párrafo inicial es la revelación de la verdadera luz navideña.

Primero se la describe como el Verbo.

Juan 1:1 dice, En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Y note, versículo 3, Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

Es decir, cuando Dios pronunció sus primeras palabras registradas en Génesis 1, estas fueron: Sea la luz. Esas palabras fueron pronunciadas por Dios el Hijo, como lo identifica Juan aquí.

Las palabras creadoras vinieron del Creador, quien es la Palabra, el Verbo de Dios.

Y el Verbo dijo, ¡Sea la luz!

Es como si Dios el Hijo abriera las cortinas en el tiempo y el espacio y revelara el esplendor de quién es Él. Y antes de que creara con su palabra las fuentes de luz en el cuarto día: el sol, la luna y las estrellas (Génesis 1:14) – Él literalmente llenó el universo con la luz de Su presencia.[i]

“Que mi gloria se manifieste”, lo cual es imposible de describir en cualquier otro término que no sea una gloriosa luz.

David escribió en el Salmo 104:1-2, Jehová Dios mío, mucho te has engrandecido; Te has vestido de gloria y de magnificencia. El que se cubre de luz como de vestidura.

Juan escribe en 1 Juan 1:5: “Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en Él.”

El incrédulo que llega a la fe en Cristo se describe como alguien que ha sido llamado de las tinieblas a su luz admirable (1 Pedro 2:9).

Se exhorta a los cristianos a vestirse las armas de la luz (Romanos 13:12) mientras andamos en luz (1 Juan 1:7), sabiendo que nos dirigimos hacia una herencia, un reino eterno de luz (Colosenses 1:12).

De hecho, Jesús les prometió a sus seguidores que un día resplandeceremos como el sol en el reino de nuestro Padre (Mateo 13:43).

¿Y cómo es esto posible? Aquel que dijo, sea la luz, resulta ser la Luz del mundo. Es posible porque la Luz eterna ha venido a la tierra.

Cuando Juan cambia su metáfora describiendo a Jesucristo como el Verbo eterno, a la Luz eterna, nos está diciendo que Jesús es el cumplimiento de la profecía de Isaías, repetida en el Evangelio de Lucas, donde leemos que el Mesías dará luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; para encaminar nuestros pies por camino de paz (Lucas 1:79).

Jesucristo ha venido a la tierra para encender la luz y mostrarnos el camino a casa.

 

Reacciones a la Luz de Dios

Ahora, el Apóstol Juan nos muestra varias reacciones diferentes por parte del mundo a esta exhibición Divina de Luz.

  1. En primer lugar, se nos dice que el mundo resiste la luz.

Note Juan 1:5.   La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

Ese verbo traducido prevalecer tiene una variedad de significados, según su contexto, y no tiene un equivalente directo en español.[ii]

Puede significar algo como “no lograr comprender” pero también puede significar “tratar de dominarlo”. Algunos la traducen, “apagar.”[iii]

Según el contexto de este capítulo, lo más probable es que se esté refiriendo a la reacción del mundo que busca apagar la luz.

Y Juan dice: ¡no se puede hacer!

El 2015, la revista cristiana “mundo” en Estados Unidos otorgó su reconocimiento al “cristiano del año” a los 21 hombres que fueron martirizados ese año en esa playa de Libia: 21 creyentes que se negaron a renunciar a su fe; 21 hombres vestidos de naranja, flanqueados por soldados de ISIS vestidos de negro, con máscaras negras. Estos 21 creyentes egipcios murieron por su fe, y se filtró el testimonio de que hasta el último hombre permaneció tranquilo y sereno hasta el final, siendo las últimas palabras de muchos de ellos: Oh Señor Jesús. ¡Oh, Señor Jesús!

Su luz no se apagó, se multiplicó.

De hecho, Juan escribe en el versículo 5, la luz en las tinieblas resplandece. La oscuridad no puede apagarla.

Permítanme ilustrar el significado de este texto con una simple vela pequeña. Si apaga todas las luces en su casa y solo tiene una pequeña vela encendida, va a haber mucha más oscuridad que luz, pero toda esa oscuridad no puede vencer la luz. De hecho, si su casa fuera diez veces más grande, o un millón, o mil millones de veces más grande, toda esa oscuridad no podría apagar la pequeña luz de la vela.

La mala noticia es que vivimos en un mundo de oscuridad, de tinieblas; la buena noticia es que la oscuridad no puede apagar la luz.[iv]

Entonces, ya que el mundo no puede apagar o silenciar la luz, algunos van a ponerse unos anteojos especiales para no ver la luz.

  1. Y así, en segundo lugar, el mundo no solo se resiste a la luz, sino que busca refutar la luz.

Note el versículo 10 de Juan capítulo 1; En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.

Juan no se está refiriendo aquí al conocimiento intelectual, sino al deseo – “un deseo de estar en una relación correcta con Dios.”[v]

Esto se refiere al tipo de conocimiento que viene a través de tener una relación. Así que Juan está diciendo que el mundo no quiere tener relación con la luz, quiere la oscuridad.

No quieren tener una relación con esta Luz que expone el pecado y exige arrepentimiento; prefieren que apague la luz porque arruina su relación con la oscuridad, ¡y además, les hace doler la vista!

Esa es la idea aquí.

Sin embargo, en lugar de negar rotundamente la existencia de la Luz:

  • Eligen restarle importancia a la Luz;
  • Redefinen la Luz;
  • Dicen que la Luz se encuentra en cada religión;
  • Dicen que no necesita a Jesús para tener luz: puede encontrar la luz de muchas maneras;
  • Lo que despoja efectivamente la Luz presentada en este texto de cualquier significado divino.

“Vamos a tratar de encontrar una manera de evitar a Jesucristo – y el Dios de esta Biblia.”

El biólogo Richard Dawkins, un conocido ateo y crítico del cristianismo, reveló su propia falta de certeza en su libro titulado La Ilusión de Dios. En una escala del 1 al 7, donde 1 es certeza de que Dios existe y 7 es certeza de que Dios no existe, Dawkins se calificó a sí mismo con un 6: y lo cito: “No puedo estar seguro, pero creo que Dios es muy improbable, y vivo mi vida asumiendo que él no está allí”.

Otra admisión reciente revela el tema de fondo que es el rechazo de la Luz. Thomas Nagel, autor de un popular libro de introducción a la filosofía titulado “¿Qué significa todo esto?” escribió: No es solo que no crea en Dios, es que espero que no haya un Dios. No quiero que haya un Dios. No quiero que el universo sea así.”[vi]

El Apóstol Juan revela el corazón de estos filósofos humanistas – que existieron en sus tiempos también – y este es el verdadero problema –, la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas (Juan 3:19).

El Apóstol Pablo lo explica escribiendo que la humanidad impía detiene la verdad con injusticia – y Dios los entrega a la inmundicia de los deseos de sus corazones (Romanos 1:18 y 24).

Escuche, nuestro mundo en esta temporada navideña celebrará el cumpleaños de alguien a quien preferirían ignorar por completo. Y van a ignorar el significado de esta temporada porque quieren ignorar el significado de Jesucristo, y Juan efectivamente dice que el mundo va a ignorar a Jesucristo a propósito.

“Bajemos las cortinas y bajemos las persianas, y tal vez no veamos la Luz.”

Agustín, teólogo del siglo IV y gran líder de la iglesia, escribió: “No es ninguna ventaja estar cerca de la luz si tus ojos están cerrados”.

El mundo resiste la luz, refuta la luz.

  1. Siguiente, el mundo rechaza la luz.

Note el versículo 11: A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.

Esa es otra forma de decir: “Su propio pueblo, Su propia nación, no lo quiso”.

Sin embargo, también puede entender esto en un contexto más amplio. Jesucristo vino al mundo que Él creó… y nadie puso la alfombra de bienvenida.

Él vino a Su mundo, y el mundo puso un cartel de “No molestar”.

Incluso Su entrada en el mundo como un bebé recién nacido fue un asombroso acto de humildad: lo pusieron en un pesebre porque no había lugar para él.

Si fuéramos Dios y decidiéramos venir al mundo y nacer de una virgen, nos aseguraríamos de aterrizar en el mejor lugar de todos.

Pero aquí no. ¡no hay espacio!

Eso no es una coincidencia. Todavía no hay espacio en casi todos los corazones humanos que encuentra hoy.

De una forma u otra le dirán que los deje en paz… en la oscuridad de su pecado e incredulidad.

Y, por cierto, cuando la gente no le da espacio a usted – cuando quitan el tapete de bienvenida, cuando ya no le devuelven las llamadas, y es por tu fe en Cristo, porque crees en Cristo, porque su vida ha sido cambiada mientras camina con Cristo – anímese. En realidad, está experimentando la comunión de los sufrimientos del Señor.

El mundo resiste la Luz. El mundo refuta la luz. El mundo rechaza la Luz.

Pero, la cuarta y última respuesta hacia la luz es:

  1. Algunos reciben la Luz.

Mire el versículo 12: Mas, pero, sin embargo – oh, ruego que este sea el punto clave de su historia: el mundo resiste, refuta y rechaza la Luz eterna, y el verbo eterno, ¡pero!

Juan escribe: Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.

Así es como se conviertes en un hijo de Dios. Así es como se conviertes en cristiano.

Pero no tan rápido, escribe Juan. Fíjese cómo no se convierte en un hijo de Dios. Note el versículo 13: Los cuales no son engendrados de sangre.

En otras palabras, no es un hijo de Dios solo porque es un ser humano; no es cristiano solo porque está relacionado por sangre con otros cristianos, o porque le criaron en un hogar cristiano.

Escuche, yo me crie en un hogar cristiano piadoso con padres misioneros, y si hubiera muerto antes de cumplir los 17 años cuando acepté a Cristo, habría terminado en el infierno.

Nadie va al cielo gracias a que sus padres o parientes sean cristianos. No entra al cielo por la sangre que corre por sus venas, sino por la sangre que Jesucristo derramó por usted cuando murió en la cruz por nuestros pecados.

Juan continúa diciéndonos cómo no nos convertimos en hijos de Dios, versículo 13 nuevamente: los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne.

En otras palabras, no se convierte en un hijo de Dios haciendo cosas en, con o a través de su carne – sus manos, su mente, su voz, sus acciones, sus buenas obras.

No es cristiano por las cosas buenas que ha logrado o por lo que sus manos han hecho para Dios; es posible que haya ofrendado dinero, alimentado a los hambrientos y vestido a los pobres; incluso podría firmar una tarjeta de membrecía de la iglesia y cantar en el coro.

Pero nadie nace en la familia de Dios por la voluntad de su carne.

Juan continúa diciendo: No son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón.

Lo que Juan quiere decir aquí es que no va al cielo solo porque ha decidido ir allí. No entra al cielo un día porque quieres, o porque ha decidido que allí es donde quiere estar.

¿Quién no querría estar en el cielo algún día?

“¿No puedo anotarme en algo para entrar? ¿o firmar algo, o prometer algo? Hablo en serio. Quiero decir, estoy decidido, creo que voy al cielo.”

Lo mismo hicieron los líderes religiosos en los tiempos de Jesús.

Vaya si no tenían pasión religiosa, y seguían las reglas. Vaya dedicación. Ninguno de nosotros podría igualar la dedicación a las costumbres y reglas y rituales de los fariseos.

Y Jesús dijo: A menos que vuestra justicia sea mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos (Mateo 5:20).

En otras palabras, nadie estaba entrando como pensaban que lo harían. Porque no es por la voluntad del hombre. Fíjese, sino de Dios.

Entra en la familia de Dios por la voluntad de Dios.

¿Y qué ha revelado la voluntad de Dios acerca de cómo entrar?

Volvamos al versículo 12 – Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

A los que creen en su nombre. ¿Qué significa eso? En el mundo antiguo, el nombre de alguien era más que una simple designación personal. El nombre de una persona era un reflejo de lo que era: su carácter, sus atributos.

Si se remonta a la generación de Jesucristo, las personas a menudo tenían diferentes nombres para reflejar un carácter o rasgo que admiraban. Jesús mismo cambió el nombre de Simón, Su discípulo más cercano, a Pedro – que significa piedra.

Saulo eligió usar otro nombre, Pablo, que significa pequeño, tal vez como un recordatorio constante de lo pequeño que era en comparación con la grandeza de Dios.

El nombre Jesús se refiere a Su persona, quién es Él. Para entrar en la familia de Dios, debe creer en quién es Él, y ¿Quién es Él?

Juan nos dice: Él es el Verbo eterno, preexistente – igual a Dios Padre – la segunda persona de la Deidad – el Dios Creador. Él es la Luz Eterna, y que expone y revelación de nuestro pecado nos lleva al arrepentimiento y la esperanza solo en Él. Y cuando lo recibimos, su luz ilumina nuestro camino y nos permite andar de manera diferente.

Cuando cree en el nombre de Jesús, cree en Aquel que es el Verbo eterno y la Luz eterna. Está confiando en Él como su Redentor, y está confiando en Él solamente.

No hay nada que firmar. No hay nada a qué unirse. No hay nada que pueda prometer para ganarse la entrada. Solo hay que creer en Él.[vii]

Querido oyente, el mensaje de Navidad es un mensaje de luz y vida.

Qué privilegio fue la semana pasada reunirme con una pareja joven y poder compartir este sencillo evangelio. El marido era un joven que se había criado en la religión, y vivía inseguro de su destino eterno porque confiaba en sí mismo además de Cristo para entrar.

Le expliqué que, si fuera posible para nosotros ganarnos el camino al cielo, Jesucristo nunca habría necesitado entrar en un mundo que no lo quería; y morir en una cruz – y todo fue de acuerdo con Su plan porque Él nos quiso.

Con lágrimas corriendo por su rostro, este joven le entregó a Dios su pecado y confió solo en Jesucristo para su salvación.

El teólogo J. I. Packer escribió una vez: Este es el mensaje de Navidad; el mensaje de Navidad es que hay esperanza para una humanidad arruinada [que vive en la oscuridad] – hay esperanza, perdón y paz con Dios a través de Cristo Jesús.[viii]

 

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey, predicado el 2015

© Copyright 2015 Stephen Davey

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[i] Charles R. Swindoll, Insights on John (Zondervan, 2010), p. 28

 

[ii] Ibid

 

[iii] Quoted by James Montgomery Boice, The Gospel of John: An Expositional Commentary (Zondervan, 1985), p. 45

 

[iv] Kenneth O. Gangel, Holman New Testament Commentary: John (Broadman & Holman, 2000), p. 22

 

[v] Fritz Rienecker/Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New Testament (Regency, 1976), p. 218

 

[vi] Jim Spiegel, “Unreasonable Doubt,” Christianity Today (2-10-11).

 

[vii] Adapted from R. Kent Hughes, John (Crossway, 1999), p. 20

 

[viii] Adapted from J. I. Packer, Knowing God (InterVarsity Press, 1993), p. 63