Lección 22: La Verdad Acerca de Nuestras Tendencias

Pasaje Bíblico: Filipenses 2:12-13.
Todos nosotros tenemos ciertas tendencias que se interponen en el camino de la humildad y la obediencia. Así que, a través de este pasaje, Pablo va a señalar esas tendencias y proveer soluciones para que podamos crecer en nuestro proceso de santificación.

Una paradoja puede ser definida como dos declaraciones aparentemente contradictorias, las cuales ambas resultan ser verdad.

            En ningún otro lugar pareciera que las paradojas causan tanta confusión como cuando aparecen en la Biblia.

            En su comentario de Filipenses, John MacArthur escribe estas interesantes palabras: desde los comienzos de la iglesia, la relación entre el poder de Dios y la responsabilidad de los creyentes ha sido debatida. ¿Es la vida cristiana una cuestión de confianza pasiva o de obediencia activa? ¿Es todo obra de Dios, todo responsabilidad del creyente, o una combinación de ambas? La misma pregunta surge respecto a la salvación. ¿Es todo obra de Dios, o hay algún requerimiento de parte del ser humano en respuesta al mandamiento de creer en el evangelio? La escritura enfatiza ambas; es evidente que la salvación involucra ambas, la soberanía de Dios y la responsabilidad humana. En Juan 6:44 Jesús declara, “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere,” pero en Hechos 16:31, recibimos el mandamiento, “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo.” Claramente la salvación es iniciada por Dios, pero siempre se manifiesta en la fe y la confesión de parte del ser humano. La salvación no es obtenida por esfuerzo humano, sin embargo, siempre es a través de la fe.

            MacArthur continúa señalando otras doctrinas que involucran paradojas tales como:

  • Que Jesús es 100% Dios, y a la misma vez 100 % humano.
  • Que la Biblia fue escrita por hombres, y sin embargo afirma ser la Palabra de Dios.
  • Que el evangelio es ofrecido a todo el mundo, pero que la salvación es aplicada solo a algunos.
  • Que Dios protege eternamente la salvación del creyente, sin embargo, el creyente recibe la orden de perseverar.

            Luego, él hace esta muy importante observación – y lo cito una vez más – Los cristianos que tratan de reconciliar cada doctrina en una forma humanamente racional, son llevados inevitablemente a los extremos.[i]

            He encontrado, a través de los años, que eso es muy cierto. Ya sea profecía, o la elección, o el libre albedrío, o métodos evangelísticos, o los dones del Espíritu – una persona puede tener tanta pasión por una cara de la moneda que termina perdiendo completamente el balance bíblico.

            Y al parecer, todos estos esfuerzos buscan “reconciliar” la Biblia al deshacerse de cualquier sentido de paradoja – o tensión doctrinal. Tristemente esto termina por enfatizar un aspecto de la Palabra de Dios, a costa de otro.  

  • Así que algunos dicen que la Escritura no es la palabra de Dios, sino que contiene la Palabra de Dios
  • O que el evangelio no es realmente ofrecido a todo el mundo
  • O que un evangelismo efectivo depende de alguna técnica o entrenamiento especial
  • O que la seguridad de salvación depende completamente del creyente – y que perseverancia significa que debemos asegurarnos de nunca fallar.

            Y aunque todos estos temas son desafiantes para cualquier estudioso de la Biblia, ninguno de estos es quizás tan desafiante como el tema de la santificación – crecer en la fe y caminar con Cristo.

            O sea, ¿es Dios el que se encarga de hacernos crecer en la fe, o somos nosotros? ¿cuál es? Y la respuesta es – ambas.

            En pocas palabras, es posible entender santificación – o crecimiento espiritual – de la siguiente manera: El crecimiento de un creyente requiere su diligente esfuerzo, pero su diligente esfuerzo es posibilitado por el poder de Dios – y no puede ocurrir sin aquello tampoco.[ii]

            Esa es exactamente la paradoja presentada por el Apóstol Pablo en esta carta a los Filipenses mientras comienza a tomar las humildes actitudes y acciones de Cristo y las empieza a aplicar para los cristianos y la iglesia.

            Así que prepárese para escuchar dos declaraciones presentadas a una misma voz. Filipenses 2:12. Note la última parte del versículo. Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.

            Ocupaos en vuestra salvación … y, Dios es quien produce el querer como el hacer.

            ¿Que le parece esa paradoja?

            Así que, la pregunta continúa siendo: ¿Es su caminar cristiano, su crecimiento y su servicio su responsabilidad o es obra de Dios? Y la respuesta es… ¡Si!

            Pablo no hace ningún intento para reconciliar estas dos declaraciones aparentemente contradictorias en este capítulo. Pero lo que él hará es empezar a aplicar el ejemplo de la humildad de Cristo a nuestras vidas y corazones.

            Va a requerir diligencia de nuestra parte para seguir el ejemplo de Cristo. Va a requerir poder de parte de Dios para que podamos seguir el ejemplo de Cristo.

            Una cara de la moneda no elimina la otra.

            Y Pablo sabe que vamos a necesitar más que un ejemplo externo para crecer espiritualmente; vamos a necesitar poder de parte de Dios en nuestro interior. Hemos estudiado el ejemplo de Cristo – nos maravillamos de su ejemplo, nos conmueve su ejemplo – pero ahora – ¿como es que podemos empezar a ponerlo en práctica?[iii]

            El siguiente versículo comienza a proveer la respuesta.

            Por tanto – versículo 12.

            En el griego, esta introducción se compone por solo una palabra, y es usada para extraer una conclusión (o aplicación) a partir de los versículos previos.[iv]

            En otras palabras, el ejemplo de la humildad y la obediencia de Cristo – presentado en los versículos 5 al 11 – va a convertirse en la aplicación principal de Pablo.

            Y note con cuanto cariño él agrega, Por tanto, amados míos.

            Pablo no está diciendo, “oigan ustedes… si, les estoy hablando a ustedes Filipenses. Ya es hora que se pongan las pilas y que empiecen a crecer.”

            No… amados míos.

            Pablo aquí está demostrando que entiende las desilusiones de los creyentes en Filipos. Él conoce los conflictos que están enfrentando. Él conoce sus miedos y sus necesidades; y él entiende perfectamente la cultura adversa en la que viven. 

            Un autor escribió, Pablo no está entregando un tipo de directiva indiferente e insensible – él está llamándolos afectuosamente a seguir el ejemplo de Cristo en su humildad y obediencia.[v]

            Me llamó mucho la atención que Pablo aquí reconoce los diferentes desafíos que enfrentamos al crecer en Cristo. Él está sacando a la luz, amablemente, la verdad acerca de nuestras tendencias.

            Todos nosotros tenemos ciertas tendencias que se interponen en el camino de la humildad y la obediencia. Así que, a través de este pasaje, Pablo va a señalar esas tendencias y proveer soluciones para que podamos crecer en nuestro proceso de santificación.

            En primer lugar, Pablo implica la verdad de que,

 

  1. Tenemos la tendencia de descarriarnos

            Miremos el versículo 12 nuevamente, Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia…

            Detengámonos allí por un momento. Se dio cuenta de lo que Pablo está sugiriendo indirectamente. Ustedes han sido obedientes cuando yo he estado entre ustedes. Ahora, sean aún más cuidadosos y aun más diligentes de ser obedientes mientras yo no estoy.

            Como un padre o una madre experimentada, él sabe es una cosa que sus niños lo obedezcan cuando uno está cerca… pero es un desafío totalmente distinto cuando los padres no están mirando.

            Una cosa es que el niño se comporte cuando Mami está al lado… y, aun así, no siempre pasa. Otra cosa, totalmente distinta es que el niño se comporte cuando Mami sale de la pieza.

            Pablo aquí está implicando que los adultos tenemos el mismo problema.

            Una vez estaba viajando a Florida para predicar. Estaba manejando hacia el aeropuerto y justo me encontraba doblando hacia el estacionamiento del terminal donde se supone que uno tiene que manejar a unos 15kph cuando de repente vi un auto de policía parado, justo allí en la intersección. Solo después tener un pequeño ataque al corazón, ¡me di cuenta que el auto estaba vacío! Sinceramente creo que eso está mal. No pueden asustar a la gente de esa forma.

            El otro día me di cuenta que tienen otro auto estacionado frente a la farmacia. Es como si supieran donde voy a estar conduciendo… y no es justo.

            La semana pasada leí acerca de un policía que estaba sentado a un lado de la carretera apuntando los autos con su pistola radar. Todos los autos obviamente bajaban la velocidad. Él admitió más tarde a un reportero que lo que tenía en sus manos no era una pistola radar – era el secador de pelo de su esposa. La pistola se le había quedado en la estación, y el simplemente quería controlar el tráfico, así que había ido de pasada a su casa y se había traído el secador de pelo.

            Esto es lo que un escritor denominó “la presión de la presencia.”[vi]

            La presencia de la autoridad nos ayuda a mantenernos en línea – o nos recuerdan cuando no hemos estado cumpliendo con lo que teníamos que hacer.

            Como una escritora que contó acerca de un incidente que tuvo una mañana mientras se apuraba para llevar a su hija de 11 años a la escuela. Ella escribe, “paré en una intersección y luego doble con luz roja donde no estaba permitido. “uh, oh,” dije en voz alta dándome cuenta de mi equivocación. “acabo de romper la ley.” Mi hija miró hacia atrás, luego me miró y me dijo, “no hay problema, mami, el auto de policía detrás nuestro acaba de hacer lo mismo.”[vii]

            Pablo aquí le está diciendo a los Filipenses: Ustedes han sido obedientes en mi presencia, pero ahora quiero que obedezcan aún mejor cuando la presión de mi presencia no está allí en Filipos.

            La palabra que Pablo usa para obediencia aquí es una palabra compuesta que tiene que ver con escuchar. De hecho, esta palabra era usada para describir a alguien que abría la puerta como resultado de haber oído o escuchado el llamado.[viii]

            En otras palabras, Pablo dice, “ustedes siempre han sido cuidadosos para escuchar la verdad – asegúrense de obedecerla incluso cuando yo no estoy allí repitiéndoles las cosas.”

            Pablo no está siendo condescendiente… el está simplemente señalando algo que resulta ser verdad.

            A diferencia de los niños pequeños, o la mayoría de los automovilistas, evidenciamos crecimiento espiritual por cómo nos comportamos cuando nadie está viendo, o incluso cuando podemos eludir las consecuencias. Y es que,

  • Una creciente reputación está basada en como actuamos cuando los demás están mirando.
  • Pero crecer en santificación es como actuamos cuando nadie está mirando.

            Mientras maduramos en nuestra santificación, la presión de la presencia se mueve de una autoridad externa como un padre o un policía, a una autoridad interna, la cual es el Espíritu de Dios.

            Crecer en nuestra santificación significa que estamos llegando a entender y a someternos a la presión de la presencia de Dios.

            El está mirando. Y eso es bueno – porque tenemos la tendencia de descarriarnos.

            En segundo lugar:

 

  1. Tenemos la tendencia de detenernos

            Veamos nuevamente el versículo 12, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor.

            A todo esto, recordemos que Pablo está escribiéndole a cristianos. Él no está describiendo como uno puede ser salvo; él está refiriéndose a como demostrar la salvación.

            Notó que Pablo no dice aquí, “ocupaos de vuestra salvación” o “trabajad por, ocupaos por vuestra salvación” o tampoco “ocupaos para vuestra salvación;” no, él escribe, “ocupaos en vuestra salvación.”[ix]

            Viva su salvación. Póngala en práctica.

            Pablo está diciendo, “crecer como cristiano va a requerir trabajo diario” ¿esta dispuesto a hacerlo? Dios sí. De hecho, su disposición está ya trabajando dentro suyo para que en el momento que usted esté preparado para actuar, su poder esté preparado para darle la facultad de actuar.

            Pablo les dice específicamente a estos creyentes que ejerciten su salvación, que se ocupen en ella.

            Tengamos también en mente que, a través del Nuevo Testamento, se nos dan tres dimensiones de la salvación.

  • La dimensión pasada para cada creyente es su justificación – nuestra redención y nuestra inclusión en la familia de Dios por la fe en Cristo Jesús. Esa es una acción pasada la cual está segura y establecida para siempre.
  • Hay una dimensión futura. Juan escribe que después de la muerte, o a través del rapto de la iglesia, vamos a ver a Cristo cara a cara y seremos tal como Él es en un cuerpo glorificado (1 Juan 3:2).
  • Ahora, entre nuestra salvación pasada al momento de conversión, y nuestra salvación futura en nuestro estado glorificado, existe esta salvación presente.[x]

            Nosotros llamamos a esta dimensión presente de salvación – santificación.

            Este es el proceso de crecimiento espiritual al cual Pablo se está refiriendo aquí en Filipenses 2:12.

            He escuchado a estas tres dimensiones descritas de la siguiente manera:

  • Nuestra salvación pasada nos salvó para siempre de la pena del pecado – Cristo cargó nuestro castigo en la cruz.
  • Nuestra salvación futura nos salvará por siempre de la presencia del pecado – no habrá pecado ya nunca más.
  • Nuestra salvación presente nos salva del poder del pecado; una tentación a la vez donde tenemos la habilidad de decir “no;” y ese es el continuo proceso con altos y bajos, avances y retrocesos, cimas y valles a través del camino.

            Esta salvación presente es el proceso de santificación donde el creyente es desafiado a demostrar su crecimiento en Cristo, habiendo sido redimido en el pasado y en camino a ser glorificado en el futuro.

            Pablo les exhorta a trabajar mucho más. En otras palabras, ¡no se frenen! ¡no se detengan!

            El verbo ocupaos en el original literalmente significa trabajar hasta el final… da la idea de progresar hasta completar la meta.[xi]

            Y ¿cuál es la meta que Pablo podría tener en mente aquí? En el contexto que nos encontramos, Pablo está exhortando a estos creyentes a demostrar la humildad de Jesucristo y su obediencia a la voluntad de Dios el Padre.

            Así que Pablo les dice, ¡no se detengan! Los anima a continuar, ¡no se queden a mitad de camino! ¡terminen![xii]

            El objetivo es la actitud de humildad en Cristo y la línea de llegada es el término de Su trabajo en nosotros cuando seamos glorificados en Cristo después de la muerte o el rapto.

            Pablo es un gran exhortador. Él sabe que terminar algo es mucho más difícil que empezarlo.

  • Muchos cristianos deciden leer la toda la Biblia en un año. Es por eso que Génesis es el libro más leído de toda la Biblia. Porque pasa el tiempo y se pone difícil, especialmente cuando llegamos a Levítico con todas las leyes de Moisés… Empezar es una cosa, permanecer es otra.
  • Muchas personas pueden empezar un postgrado – casi el 50% nunca termina.
  • Algunas personas toman clases de violín cuando tienen 8 años – no muchas de ellas siguen tocando cuando tienen 38.

            Si le gustaría explorar una ilustración de esta tendencia, la biografía de Nehemías, el líder judío que reconstruyó los muros de Jerusalén provee un excelente ejemplo. Va a descubrir al leer su historia, que las amenazas de sus enemigos y los momentos más desalentadores en su servicio ocurrieron cuando las paredes de Jerusalén estaban a medio construir.

            Quizás no existe otro momento en que la tentación de rendirse sea más fuerte que cuando hemos trabajado tan duro y todavía vamos por la mitad del proyecto. Es cuando estamos a medio camino que tenemos el mayor riesgo de finalmente tirar la toalla… o simplemente frenarnos. Después de haber hecho algo por el Señor, o después de haber tomado unos pasos en fe, o después de haber pasado por una tormenta y se ve venir otra.

            Quizás esta es la razón que Pablo usa este verbo – ocupaos, trabajad – está en un presente imperativo. Pablo está exhortándonos a continuar, a seguir trabajando, a seguir ocupándonos continuamente en nuestro caminar con el Señor hasta llegar a la línea de meta.

            A todo esto, este verbo era usado en los tiempos de Pablo para referirse a alguien que trabajaba en una mina, debajo de la tierra para lograr extraer materiales preciosos; también era usado para referirse a los que trabajaban en el campo, y se ocupaban en obtener la mejor cosecha posible.[xiii]

            Un granjero ocioso que se no hace nada después de plantar las semillas y realmente no tiene ganas de desmalezar, fertilizar, y cuidar sus cultivos nunca debería esperar mucho de su cosecha.

            Aquel minero que no quiere hacer mucha fuerza y no trabaja duro no debería esperar encontrar oro, plata o diamantes.

            Así que no se rinda mientras trabaja plantando y desmalezando, no se deje de excavar, sin importar las difíciles condiciones de la mina.

            Obedecer a Cristo a largo plazo. Trabajar en humildad y obediencia con el objetivo de ser más como Cristo. Eso es lo que significa crecer en santificación.

            Y tan pronto tome uno o dos pasos en esa dirección, el enemigo en su carne escucha al enemigo del infierno susurrarle al oído – ¡mira qué bien! ¡mira si no eres especial!

            O sea, mira cuan único eres en la iglesia… no hay muchos cristianos que sean tan dedicados como tú. Tu eres la gran cosa en verdad.

            Por eso, Pablo nos recuerda que no solo tenemos la tendencia de descarriarnos, y la tendencia de detenernos, en tercer lugar,

 

  1. Tenemos la tendencia de jactarnos

            Tenemos la tendencia de alardear y fanfarronear… especialmente si estamos avanzando o logrando cosas buenas.

            Así que Pablo agrega aquí una perspectiva que nos ayudará a que el progreso de santificación no se nos suba a la cabeza; versículo 12 – ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor.

            Esta es una terminología sacada del Antiguo Testamento que hace referencia a Dios como nuestra audiencia. Temor y temblor es otra forma de decir que debemos demostrar un profundo respeto por la gloria y la santa perfección de Dios.

            La palabra temor aquí es fobos lo que significa terror y la palabra para temblor es la palabra tromos del cual tenemos nuestra palabra tremor.[xiv]

            Isaías uso esta expresión para la persona humilde que tiembla ante la palabra de Dios en Isaías 66:2

            Temer y temblar lleva la idea de un temor reverencial y una santa preocupación de tratar a Dios con el honor que Él se merece.[xv]

            Un erudito griego escribió siglos atrás que la frase “temor y temblor” significa que uno tiene gran ansiedad de hacer algo.[xvi]

            Es esa ansiedad de querer que todo salga bien.

            Una de las cosas que a veces hago en la casa es cambiar los focos de luz. La verdad es que no soy muy bueno para reparar las cosas en la casa, pero al menos si puedo cambiar los focos.

            El problema es, a veces, cuando trato de desenroscar el foco de su lugar, pero este se queda pegado y sinceramente no quiere salir. Y mientras peleo con el foco para que salga, la parte de vidrio se separa de la base… y ahí tengo un gran problema en mis manos.

            He aprendido por experiencia que no puedo tocar la base del foco a menos que primero haya cortado la corriente.

            Así que he llegado a entender a través del tiempo que es bueno el tener respeto por la electricidad. Yo no sé usted, pero yo tengo un sentido de temor y temblor cuando me encuentro tratando con la electricidad.

            Sin embargo, también tengo una gran apreciación por la electricidad. Ha revolucionado la forma en que vivimos – y personalmente me encuentro muy agradecido por ella. Pero nunca voy a querer acercarme o tratarla de la forma incorrecta; o tratarla casualmente; o tratar con ella sin un sentido de humildad y respeto. Tiene más poder del que aun puedo imaginar.

            Pablo está escribiendo aquí, ocupaos de vuestra salvación con ese mismo tipo de respeto y humildad delante de Dios quien es su audiencia; él ha revolucionado la forma en que viven; lo aprecian enormemente, pero nunca van a querer ser irrespetuosos al acercarse a Él – y al caminar con El.

            Él es mucho más poderoso de lo que podríamos imaginarnos. Así que, con esta ansiedad de vivir correctamente, ocupaos de vuestra salvación delante de Dios.

            Este es el tipo de actitud que elimina efectivamente cualquier tentación de querer presumir ¿o no?

            O sea, sería imposible que alguien pudiera alardear o fanfarronear en la iglesia. Sería como tratar de alardear de cuan bueno es uno arreglando las cosas en la casa metiendo sus dedos en el enchufe.

            Ocupaos en vuestra salvación con humilde respeto y asombro… nadie se jacta en la presencia de la gloria de Dios.

            Pero ya que tenemos esa tendencia, Pablo deja un recordatorio.

            Tenemos la tendencia de descarriarnos,

            Tenemos la tendencia de detenernos,

            Tenemos la tendencia de jactarnos

 

  1. Tenemos la tendencia de robarnos el crédito

            La verdad es que tenemos esta tendencia de hacer ídolos de nuestros logros.

            Pablo nos recuerda que el crédito y la gloria nunca deben ser apropiados o reclamados por nosotros – ¿por qué?, versículo 13. porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.

            El orgullo – lo cual no es nada más ni nada menos que robarle el crédito a Dios – ya estaba escabulléndose en la iglesia de Filipos. Pablo está tratando de cortar esa tendencia al mostrarles el ejemplo de la humildad de Cristo.

            Pablo les recuerda aquí, es Dios el que produce así el querer como el hacer.

            Aquí se encuentra la paradoja – se nos dice que debemos trabajar de forma externa, pero ahora se nos dice que lo que trabajamos de forma externa es el resultado de la obra interna de Dios.

            Lo cual, en el contexto de la humildad, es la forma de Pablo para recordarnos que solo Dios merece el crédito porque en definitiva es Él el que está haciendo la obra en nosotros – tanto el querer como el hacer.

            Vaya lección de humildad.

            “¿como es que lo lograste? La respuesta correcta es, “Dios lo hizo”

“¿Como es que se te ocurrió esa idea tan brillante? “Dios lo puso en mi corazón.”

“¿de donde sacaste ese deseo tan maravilloso?” “Dios me lo dio.”

            Y muchas veces podemos pensar. Eso es simplemente jerga religiosa. O sea, ¿no es eso lo que se supone que debemos decir el domingo? ¿realmente cree todo eso?

            Pablo diría, “absolutamente,”    

            Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí (Gálatas 2:20).

            para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí (Colosenses 1:29).

            Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Filipenses 4:13).

            ¿Puede decir eso mismo? Esta es una de las evidencias más grandes de nuestro crecimiento en santificación.

            Cualquier cosa buena que he deseado, ha sido un deseo que Él puso en mí. Cualquier cosa buena que he hecho fue algo que Él hizo a través de mí.

            En definitiva, es Dios quien está trabajando.

            Me encanta la palabra que Pablo usa aquí para producir.

            En la frase – Dios es el que en vosotros produce – la palabra produce viene del griego energeo (ενεργεω) la cual nos da nuestra palabra energía.

            Lo cual, nuevamente, crea esta maravillosa paradoja. Dios nos energiza, nos capacita para hacer Su trabajo. Un escritor lo puso de esta manera, “cuando nuestro trabajo es capacitado por su trabajo, nuestro trabajo se convierte en una expresión de Su trabajo.[xvii]

            Aquí encontramos la tensión:

  • Dios no le va a hacer abrir su Biblia y estudiarla
  • Él no va a sacarlo de la cama ni empujarlo hacia la iglesia
  • Él no va a hacerlo que se ofrezca para ayudar en algún ministerio.
  • Él no va hacerle ahorrar para luego ofrendar a misiones.
  • Él no va a hacerle evangelizar a su vecino mágicamente.

            Su trabajo en nosotros no elimina nuestra responsabilidad de trabajar para él.

            Y, sin embargo,

  • Cuando trabajamos – es a través de su poder que nos da la energía para hacer lo correcto; lo cual no hace que la obediencia sea fácil, pero hace que sea posible.
  • Y cuando deseamos hacer algo – entendemos que ese deseo fue principalmente producido por Él
  • Y cuando logramos algo – es por su bondad y para Su gloria.

            Y como resultado, no nos robamos nada; sino que humildemente le agradecemos por el privilegio de trabajar para Él y con Él y gracias a Él.

            Esta es la verdad acerca de nuestras tendencias:

            Tenemos la tendencia de descarriarnos. ¡Así que manténgase alerta!

            Qué pasará cuando se nos cruce el pensamiento – no hay nadie en casa. Nadie está al lado tuyo. Cuando no se encuentre presionado por la presencia de alguna autoridad, ¿como va a decidir actuar? Manténgase alerta a este gran peligro.

            Tenemos la tendencia de detenernos. ¡Así que, siga adelante!

            De hecho, échele más carbón – no baje la velocidad – no tire la toalla – no se rinda a medio camino; ocúpese día a día en su salvación.

            Tenemos la tendencia de jactarnos. Así que manténgase temerosamente respetuoso en la presencia del Señor, y consciente de Su inimaginable poder y grandeza.

            Tenemos la tendencia de robarnos el crédito. Así que, manténgase agradecido de que Dios ha decidido trabajar en usted, y a través de usted para su gloria – consciente de que la energía que lo capacita viene de Él y la gloria pertenece solo a Él. Esta es una de las razones por las cuales, cuando seamos recompensados en el cielo por nuestras acciones, todos nosotros arrojaremos nuestras coronas a sus pies.

            Porque, después de todo, siempre fue Su obrar en nosotros. Solo Él merece la gloria, la honra y el poder por siempre.

           

 

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey, predicado el día 12/04/2015

© Copyright 2015 Stephen Davey

Todos los derechos reservados

 

[i] John MacArthur, Philippians (Moody Publishers, 2001), p. 152


[ii] Adapted from MacArthur, p. 154


[iii] Warren W. Wiersbe, Philippians; Be Joyful (Victor Books, 1978), p. 60


[iv] Fritz Rienecker & Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New Testament (Regency, 1976), p. 551


[v] MacArthur, p. 157


[vi] J. Dwight Pentecost, The Joy of Living: A Study of Philippians (Lamplighter Books, 1973), p. 86


[vii] Esther F. Schmidt, Christian Reader, Lite Fare; preachingtoday.com


[viii] Rienecker & Rogers, p. 552


[ix] Adapted from James Montgomery Boice, Philippians (Baker, 2000), p. 142


[x] Adapted from MacArthur, p. 162


[xi] Rienecker & Rogers, p. 552


[xii] Adapted from William Barclay, The Letters to the Philippians, Colossians, and Thessalonians (Westminster Press, 1975), p. 41

[xiii] Wiersbe, p. 61


[xiv] MacArthur, p. 160


[xv] Ibid


[xvi] Lightfoot, quoted by Rienecker & Rogers, p. 552


[xvii] Hansen, p. 178