Lección 3: Más que un Indicio de Traición

Pasaje Bíblico: Filipenses 1:1b.
Habiendo ya identificado a los remitentes de esta carta, ahora toca identificar a los receptores. Estudiaremos en mayor detalle la estructura de la iglesia en Filipos, conformada por los santos, los obispos, y los diáconos, y aprenderemos qué significa cada uno de estos títulos.

Felipe II fue un emperador griego que ascendió al trono 350 años antes del nacimiento de Cristo. Gracias a sus grandes capacidades administrativas, él se convertiría en uno de los reyes y conquistadores más importantes del mundo. Su reputación sería solamente superada por su hijo, Alejandro Magno.

            Una de las ciudades que Felipe II conquistó en los comienzos de su reinado, estaba estratégicamente ubicada en medio de una cadena montañosa. Estos cerros y montañas formaban un sendero natural que establecía la ruta entre Asia y Europa.

            Más importante aún – al menos a corto plazo – era que esta ciudad tenia y operaba grandes minas de oro y plata; Felipe II usaría el oro de estas minas luego para vestir a sus soldados con armaduras doradas.

            El emperador Felipe renombraría esta ciudad clave, Filipos – en honor a su nombre – en toda humildad por supuesto.

            200 años más tarde (168 A.C.), el imperio romano derrotó al imperio griego. Para ese entonces las minas de oro de Filipos habían sido agotadas y la importancia de la ciudad había decaído.

            Probablemente habría continuado siendo una ciudad relativamente poco importante – aparte de su ubicación estratégica – a no ser que algo dramático hubiera pasado allí. Este evento fue el asesinato de Julio Cesar. Esto provocó gran confusión en el imperio instantáneamente y las distintas regiones del imperio tomaron partido por uno de varios potenciales candidatos a emperador.

            Augusto y sus legiones Romanas finalmente atraparon a los asesinos de Cesar justo afuera de la ciudad de Filipos. Filipos ahora tenía que decidir entre apoyar a Augusto o a los asesinos de Cesar.  Ellos escogieron a Augusto y pelearon por él contra los asesinos de Cesar, que fueron muertos en aquella batalla. Así, Augusto llegó al trono del recién formado imperio Romano. Y una de las cosas que Augusto nunca olvidaría, era lo que la ciudad de Filipos había hecho por él.

            Augusto inmediatamente dio a Filipos el estatus de “colonia” romana para celebrar su victoria, y a toda la población de Filipos le fue dada la ciudadanía romana – ellos ahora podían votar, elegir, y ser gobernados por su propio senador.

            Años más tarde, Filipos recibió un status especial denominado “La ley de Italia” la cual libraba a todo Filipense de tener que pagar impuestos al Imperio Romano.[i]

            Filipos era la ciudad favorita del emperador, y los filipenses estaba orgullosos de aquello. Los filipenses adoptaron todas las costumbres Romanas, la ley romana, la vestimenta romana, un senador romano, y el idioma oficial de Roma – que es el latín.

            El emperador hizo una cosa más… él mandó a sus soldados veteranos a vivir en varias ciudades o colonias asignadas. Filipos era una de ellas. Estos soldados leales y condecorados llegaban en grupos de 300 personas, junto con sus esposas e hijos. Esto permitía que el imperio se expandiera, y a la vez le permitía al emperador mantener un mayor control sobre la ciudad… y al mismo tiempo, esto generaba un fuerte sentimiento de patriotismo por el imperio en las colonias.

            Estos soldados veteranos, por su puesto, eran honrados y respetados por la población por haber contribuido en la formación este imperio, el cual amaban por su comercio, ley, cultura y paz.

            La semana pasada estaba en un cruce esperando por la luz verde del semáforo, acelerando el motor y preparándome para acelerar tan pronto me diera el verde. Otro auto estaba al frente mío… un BMW cero kilómetros… yo estaba en mi camioneta, pero sabía que podía ganarle.

            Mientras estaba allí, esperando, me llamó la atención la patente de este auto. Empezaba con las letras PH en mayúsculas, seguido por 4 números. Al principio me pregunté si él había querido poner PhD allí (lo cual es la abreviación para el título de doctor en ingles), pero no había tenido espacio, así que estudié la patente más de cerca y noté que en el margen de la placa estaban las palabras, “Purple Heart” (o en español corazón púrpura, la cual es la condecoración militar otorgada a quien ha sido herido o muerto en servicio). Ese PH significaba que el conductor del otro auto era un distinguido veterano de guerra.

            Me acerque un poco más al auto como para leer las letras chicas de su patente, y decía, “Veterano Corazón Púrpura – herido en combate.”

            Debajo de estas palabras había una imagen a color de la medalla.

            Maneja dentro de la ciudad de Filipos y 1 de cada 10 personas serán – o pertenecerán a la familia de – soldados romanos que habían sido condecorados por su valentía y sacrificio. Si los carruajes de aquella época hubieran tenido patentes, muchos de ellos habrían tenido la insignia de Corazón Púrpura.

            El problema era, que aquí en Filipos, este sentimiento de privilegio, lealtad y patriotismo fue más allá de un simple sentimiento de orgullo nacional. En 100 años más, los ciudadanos de Roma cambiarían ese patriotismo por idolatría; ellos literalmente adorarían a sus emperadores.

            Para el tiempo en que Pablo escribe esta carta a la iglesia en Filipos, 100 años más tarde de que se hubiera convertido en la ciudad favorita de Cesar, los ciudadanos ya habían adoptado ­la práctica de declarar su más alta devoción a su emperador llamándolo, kurios soter – nuestro Señor y Salvador.

            ¿Recuerda que fue lo que arrojó a Pablo y a Silas a la cárcel cuando visitaron Filipos por primera vez? Fue la acusación de que “Estos hombres, siendo judíos… enseñan costumbres que no nos es licito recibir ni hacer pues somos romanos.” (Hechos 16:20) Y la multitud se abalanzó sobre ellos y los golpearon, e incluso los magistrados se levantaron de sus sillas para unirse a la golpiza (Hechos 16).

            El pensamiento era ¡Nosotros seguimos a Roma… no a algunos judíos! ¡No vengan a tratar de cambiar nuestras costumbres!

            Si usted abre la carta de Pablo a los Filipenses, notará rápidamente por qué esta carta es mucho más que una linda carta que buscaba alegrar a la iglesia en Filipos.

            Ahora que sabemos un poco más del contexto de Filipos en el primer siglo, podemos apreciar el hecho de que Pablo comienza esta carta con nada más y nada menos que un indicio de traición.

            Pablo se atreve a anunciar su lealtad a un Dios que no pertenece al panteón Romano. Él va a adjudicar a Jesús – el judío crucificado – el título de Cesar – note al principio del versículo 2. Pablo escribe que estos creyentes pertenecen a Dios nuestro Padre y al Señor… que no es precisamente Cesar… el Señor es Jesucristo.

            Esta carta irradia traición.

            Pablo está diciendo, tú debes jurar alianza, en primer lugar, a Jesucristo.

            Una mujer me visitó en mi oficina esta semana – ella había sido asesora del ex-presidente en la casa blanca, y ahora estaba a punto de convertirse en la asesora clave de otro candidato presidencial. Ella escucha nuestro programa radial todos los días. Tuvimos una conversación fascinante – más que nada yo me dediqué a escuchar – y ella comentaba con mucha preocupación acerca de la creciente hostilidad del gobierno contra el cristianismo, y la falta de ética en los cargos más altos de la política. Sin embargo, ella estaba emocionada de representar a Jesucristo en ese ambiente de creciente hostilidad y completa oposición y gran necesidad de influencia cristiana.

            No pude sino pensar en los líderes políticos que Pablo permitió permanecer anónimos, los cuales mencionará brevemente al final de esta carta a los Filipenses. Pablo menciona que algunos miembros de la casa de Cesar – empleados de Cesar y quizás incluso miembros del gobierno – ellos estaban enviando saludos y ánimo a los creyentes en la iglesia de Filipos. Estos miembros de la casa de Cesar estaban en los altos círculos políticos, siendo un testimonio en medio de su difícil trabajo, para el beneficio del imperio.

            Esta mujer me contó que ella creía que había sido llamada para trabajar en ese puesto en estos tiempos difíciles.

            Más que nunca, necesitamos entender como el apóstol Pablo – finalmente el Espíritu de Dios – quiere que la iglesia piense … y viva… en un ambiente cada vez más hostil.

            En estos primeros versículos, Pablo buscará cambiar radicalmente la forma de pensar de los Filipenses.

            Si todo lo que tuviéramos de esta carta fueran sus primeras líneas – y sabiendo lo que acabamos de aprender acerca de la ciudad de Filipos ­– concluiríamos que esta carta iba a revolucionar la forma en que estos creyentes pensaban y vivían en al menos tres aspectos.

            Primero que nada, aquí en la última parte del versículo 1, Pablo desea:

 

  1. Redirigir su sentido de lealtad.

 

            El escribe, A todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos.

            Me encanta la forma en que Pablo pone estas palabras. Él está diciendo, “Filipos puede ser su domicilio actual, pero Jesucristo es su residencia definitiva.”

            Allí es donde su vida pertenece… allí es donde sus corazones pertenecen.

            Ustedes están en Cristo Jesús.

            Lo cual es la frase favorita de Pablo – aparece más de 150 veces en sus cartas… “en el Señor”, “en Cristo,” “en Cristo Jesús.”

            Es una frase llena del evangelio.

            Un autor escribió que, en Cristo Jesús es la abreviatura teológica para referirse a nuestra unión en Cristo; una unión tan estrecha, que su obediencia y crucifixión son nuestras; que su muerte es nuestra muerte; y su resurrección garantiza la nuestra mientras anticipamos ser llevados a la presencia de Dios por siempre.[ii]

            Me encanta la forma en que Vincent lo puso cuando escribió que un cristiano vive en Cristo como las raíces de un árbol viven en la tierra; como un ave en el cielo y un pez en el agua… un cristiano esta siempre, en todo lugar rodeado de la presencia de Jesucristo.[iii]

            Y a todo esto, no pierda de vista lo única que es esta preciosa frase para el cristiano.

            Un budista no habla de sí mismo como en Buda; un musulmán no se refiere a sí mismo como en Mohammed; Un mormón no está en Joseph Smith… Ellos pueden seguir fielmente las enseñanzas de sus líderes religiosos, pero no están en ellos. Solo los cristianos pueden afirmar estar en su Líder.[iv]

            Pablo reafirma este nuevo sentido de lealtad y pertenencia mientras escribe a los creyentes en Éfeso, Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos) y juntamente con él nos resucitó y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús (Efesios 2:4-7).

            ¿Y quienes somos nosotros, ahora que estamos en Cristo Jesús – nuestra nueva esfera de lealtad y amor?

            Pablo responde a eso cuando escribe en esta carta en la mitad del versículo 1, a todos los santos.

            ¡A todos los santos! ¿Como te conviertes en un santo? ¿Por morir y ser canonizado, cierto?

            Pablo estaría en total desacuerdo – el está escribiendo a personas que no habían muerto todavía y los está llamando santos.

            Bueno, él debe haber estado refiriéndose a los pastores y diáconos porque todos saben que ellos son santos. Un amen no estaría mal.

            No, Pablo se dirige a los líderes de la iglesia más adelante – y los menciona como entre los santos – note, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos.

            En otras palabras – todos estos creyentes son santos.

            Y ninguno de ellos está muerto… que sepamos

            Debemos entender que la palabra que Pablo usa aquí para santo – y a través del Nuevo Testamento es usada para los cristianos – es la palabra hagioi, y simplemente significa “perteneciente a Dios – apartado para Dios.”

            Cada creyente es llamado santo (ese es el sustantivo que viene de la palabra griega – hagioi.)

            Lo que esto significa es que ahora pertenecemos a Dios.

            Un autor dijo, esto significa que el cristiano ha sido reclamado y solicitado por Dios para sus propósitos.

            Cuando Moisés se paró en frente de esa zarza ardiente en Éxodo capítulo 3, y Dios le dijo que se quitara las sandalias porque estaba parado sobre suelo santo.

            Esto no significa que el suelo estaba purificado de una forma mística, o que todos los insectos habían sido exterminados de ese pedazo de tierra. No. Significaba que esta porción de tierra había sido separada para los propósitos especiales de Dios.

            Un cristiano es un santo – un miembro de una nación santa (1 Pedro 2:9); no porque sea libre de pecado y todos los insectos de su vida han sido exterminados; sino porque ha sido redimido para los propósitos especiales de Dios.

            La iglesia católica y la iglesia griega ortodoxa han limitado el uso de este término por siglos a personas que han vivido vidas asombrosas de dedicación y consagración, personas que después de su muerte, típicamente por martirio, son candidatos a ser nombrados santos, personas que a veces se les atribuye capacidad de hacer milagros.

            Acorde a las escrituras – cada creyente es un santo – ¡y ellos son el milagro!

            ¡Ellos son el milagro del poder de Dios y su gracia redentora!

            A decir verdad, si, era algo realmente importante el pertenecer a una colonia Romana … especialmente si esta que había sido otorgada un gran status en el imperio y tenía el favor especial de su señor, el emperador.

            Pero Pablo dice, “ustedes tienen un status increíble como santos – es aún mejor que su estatus de ciudadanos romanos. Ustedes pertenecen al Rey Jesús; y ahora son ciudadanos de un imperio que durará por siempre.”

            Como llegaremos a entender en esta carta, Pablo ve a la iglesia, no como como un tipo de club social o proveedor de servicios; él ve a la iglesia como un grupo de personas que están en el mundo, pero que al mismo tiempo no pertenecen al mundo.

            Jonathan Leeman escribe en su libro titulado, Membresía de la Iglesia, La iglesia [local] es una Embajada. ¿Que es una embajada? Es una institución que representa una nación, aunque esté ubicada en otra nación – una nación anfitriona. Y cada embajada representa los intereses de su nación a la nación anfitriona.[v]

            Pablo les está informando a los creyentes en Filipos que ellos pertenecen a Dios y su reino. Y mientras ellos sirven juntos y adoran juntos y pertenecen unos a otros en Cristo y luchan para alcanzar a su comunidad con el evangelio, ellos están representando los intereses de su nación a su nación anfitriona.

            Para simplificarlo aún más; nosotros representamos al reino de los cielos mientras vivimos en los reinos de la tierra.

            Somos todos diplomáticos extranjeros, representando un imperio distante; y la embajada está ubicada donde sea que nosotros nos encontremos.

            Esta es una enseñanza radical para los ciudadanos romanos en Filipos… esto representaba un cambio peligroso en su lealtad… muchos considerarían esto como nada menos que un indicio de traición.

            Pablo no solo quiere redirigir su sentido de lealtad, en segundo lugar, él quiere:

           

  1. Redefinir su estructura de autoridad

 

            Él se dirige a la autoridad principal en la iglesia – el anciano, obispo, pastor. Estos tres términos son usados intercambiablemente para este oficio, ocupado por hombres que cumplían con los requisitos del cargo.

            Pablo no da la lista de requisitos aquí como lo hace en sus cartas a Timoteo y Tito.

            De la misma manera, nosotros nos enfocaremos simplemente en las palabras que Pablo usa en esta carta para describir este oficio.

            Esta palabra, es la palabra episkopos. Puede ser traducida supervisor, o superintendente, o incluso obispo.[vi]

            Si transliteramos episkopos, creamos la palabra episcopal. Y por supuesto, esa denominación se nombró a si misma a partir de este término griego de liderazgo; y se refieren a sus líderes como obispos.

            Otro término para este mismo oficio u hombre en la iglesia local es presbuteros que es traducido frecuentemente como anciano.

            La iglesia presbiteriana obtuvo el nombre de su denominación al transliterar presbuteros – y, por su puesto, ser refieren al oficio más alto de autoridad en la iglesia como presbíteros, o ancianos.

            Todos estos son términos bíblicos.

            Quizá usted es nuevo en la iglesia evangélica y se pregunta si los Bautistas han hecho algo parecido.

            Los Bautistas son nombrados así, a partir de una ordenanza, el bautismo – y más distintivamente, seguimos la traducción literal de ese verbo, baptizo – que significa “sumergir.”

            Así que la iglesia Bautista es conocida por su práctica de bautizar, sumergiendo en agua – como una declaración de obediencia a la comisión de nuestro Señor de ir y hacer discípulos – y bautizarlos.

            En ninguna parte del Nuevo Testamento leemos de que los bebes eran bautizados – solo los discípulos – seguidores de Jesucristo.

            Comúnmente, en la iglesia bautista, los líderes no son llamados obispos o ancianos, sino que son llamados pastores.

            El termino pastor viene de la palabra, poimen. Aparece muy seguido en el Nuevo Testamento. 

            Podría ser también traducido alimentador; uno que pastorea el rebaño. Literalmente, uno que da pastos a las ovejas, las pastorea ­– ellos guían al rebaño a los pastos para que coman; lo cual es un notable recordatorio de que el puesto más alto de autoridad en la iglesia tiene como su gran responsabilidad, el alimentar y pastorear al rebaño.

            En las últimas décadas especialmente, la iglesia Bautista ha estado más dispuesta a usar los diferentes términos bíblicos para este oficio y usarlos intercambiablemente, como lo hacemos en esta iglesia.

            Cada pastor es un anciano, cada anciano es un pastor.

            Para evitar confusión, nos referimos comúnmente como ancianos a personas que sirven voluntariamente como pastores, y nos referimos como pastores a aquellos cuyo trabajo a tiempo completo es el de pastorear.

            Que bendición que tenemos de tener, aquí en Colonial, cerca de 20 pastores/ancianos que aman a Cristo y Su palabra; sean voluntarios o por vocación, ellos están profundamente deseosos de ver que este rebaño de Dios está bien alimentado; oran por usted y han dado más tiempo y energía del que usted podría imaginar, para ver que este rebaño esta sabiamente guiado y pastoreado por el camino a la ciudad Celestial.

            Al principio de esta carta, el apóstol Pablo está reconociendo a través de estos comentarios al liderazgo espiritual de la iglesia.

            En otras palabras, humanamente, la autoridad suprema para estos ciudadanos Romanos no era Cesar. Aunque los creyentes deben respetar a los oficiales y sus líderes de gobierno – honrándolos, pagando los impuestos, orando por ellos y deseando su bien estar ­– la iglesia debía entender, que su dirección espiritual y su liderazgo espiritual debía ser encontrado en la asamblea, dirigida por sus pastores quienes a su vez representaban al Pastor principal de la iglesia, Jesucristo.

            Incluso esta idea habría indicado traición… que el cuerpo de creyentes se sometiera a líderes espirituales y posiblemente dar prioridad a su consejo que al consejo de Roma era amenazador para el Imperio Romano.

            Vivimos en un mundo donde nuestros profesores en el colegio, los líderes políticos y otras autoridades están aconsejando, aprobando y requiriendo cosas totalmente opuestas al mensaje que sus pastores enseñan basados en la palabra de Dios.

            Lo que significa que ellos, van a ser vistos cada vez más como una amenaza y un obstáculo al bienestar de la sociedad. Y los que sigan a sus pastores van a ser también marginalizados y reprimidos.

            Como la iglesia en China, hoy en día – y por supuesto, la iglesia en Sudan y en Corea del Norte, y en Turquía – de hecho, en todo el mundo, la iglesia es considerada como una amenaza a las autoridades.

            Usted probablemente ya sabe que, en muchas partes del mundo, el ser cristiano es equivalente a traición.

            Usted o llamara a Cesar, señor, o a Jesucristo… pero no puede llamarlos a ambos, señor.

            Finalmente, al concluir el versículo 1, Pablo no solo quiere redirigir su sentido de lealtad y redefinir su estructura de autoridad; él también quiere.

 

  1. Reavivar el significado de humildad

 

            Note la última parte del versículo 1 nuevamente, Lo voy a parafrasear ­– a todos los diplomáticos del cielo, quienes han sido asignados a la embajada de Cristo Jesús allí en Filipos – ustedes que están allí con sus pastores y diáconos.

            Pablo ha mencionado a los santos, los pastores, y ahora específicamente menciona a los sirvientes.

            El término para este segundo oficio en la iglesia es simplemente la transliteración del término griego, diakonos, que significa sirviente.

            Pablo usa este término para referirse a sí mismo en 1 Corintios 3:5 – donde el escribe, ¿Qué pues es Pablo?, ¿y que es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído, y eso según lo que a cada uno concedió el Señor”

            Encuentro interesante que esta palabra es usada para el Señor mismo en Romanos 15:8 donde Pablo dice que Cristo Jesús vino a ser diakonos – siervo.

            Ahora, esta no es la misma palabra traducida esclavo usada por Pablo para describirse a sí mismo al principio de este versículo, y a través de esta carta.

            Sin embargo, esta palabra, diakonos, en el Nuevo Testamento estaba conectada con un servicio humilde; de hecho, es usada en referencia a alguien que sirve las mesas (Marcos 1:31; Lucas 10:40 y Juan 2:5).[vii]

            Alguien que literalmente estaba de mesero y se encargaba de que las personas tuvieran todo lo que necesitaban en la mesa.

            Este término fue usado para los hombres que en Hechos capítulo 6 resolvieron una disputa en la iglesia, cuando la iglesia desgraciadamente estaba ignorando a las viudas griegas, y favoreciendo a las viudas hebreas.

            Los diáconos se aseguraron de que estas viudas tuvieran que comer.

            Ahora, no me malentienda. Solo porque estos hombres no tenían un oficio de liderazgo espiritual en la iglesia, no significaba que ellos no fueran espirituales.

            De hecho, todo lo que tiene que hacer es leer en Hechos 6 que tipo de personas eran estos diáconos de la iglesia; y en 1 Timoteo 3 cuáles eran los requerimientos que tenían que reunir para ser diáconos, y tendrá una impresión distinta. Aún más, los requerimientos para el diaconado son casi los mismos requerimientos que tenían que reunir aquellos que aspiraban al puesto de pastor.

            Sin duda, este oficio a demás requería bastante humildad, simplemente porque a pesar de ser hombres piadosos y capaces, hombres de fe y sabiduría; ellos no habían sido llamados a tener una posición de liderazgo espiritual en la iglesia. Dios los había llamado a cubrir las necesidades físicas del rebaño ­– a ser meseros, por así decirlo; a muchas veces servir de forma anónima, a veces sin ser reconocidos, a servir detrás de escenas, incluso a veces poco apreciados por la iglesia.

            ¿Como trata usted a los meseros… mucamas… conductores de transporte público… cajeros… personas que sirven en roles que le ofrecen servicios?

            Estos hombres son un modelo de humildad en su posición como sirvientes del rebaño.

            Como verá, Pablo está invitando a los Filipenses a seguir e imitar a aquellos que no solamente los guían públicamente, sino que también a aquellos que los sirven silenciosamente.

            Y principalmente, está buscando reavivar una apreciación por el significado de ser un servidor… mostrándole a la iglesia lo que significa imitar al más fiel y querido servidor de todos los tiempos – el Señor Jesucristo.

            Santos, pastores, y sirvientes forman la iglesia local ­– la embajada de Cristo en el extranjero, comunicando a los reinos de la Tierra las noticias del reino de los cielos, incluso si esas noticias pudieran ser interpretadas como traición y traigan como consecuencia persecución.

            Finalmente esperamos el día en que volvamos a nuestro reino – aquel gran día donde nuestro Señor condecorará a cada uno de sus santos con una medalla Corazón Púrpura, porque, a decir verdad, cada creyente llegará a casa, herido.

            Herido en combate… herido en una forma única… todos heridos… pero todos premiados… y todos a salvo en nuestro hogar, el reino celestial.

 

 

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey, predicado el día 21/9/2014

© Copyright 2014 Stephen Davey

Todos los derechos reservados

 

[i] Introductory comments adapted from, Life Application Bible: Philippians, Colossians & Philemon (Tyndale House, 1995), p. 17 & William Barclay, The Letters to the Philippians, Colossians, and Thessalonians (Westminster Press, 1975), p. 3


 

[ii] Adapted from Dennis E. Johnson, Philippians (P & R Publishing, 2013), p. 15


 

[iii] Adapted from Marvin R. Vincent, quoted in Barclay, p. 11

 

[iv] John MacArthur, Philippians (Moody Publications, 2001), p. 15


 

[v] Jonathan Leeman, Church Membership (Crossway, 2012), p. 27


 

[vi] Fritz Rienecker/Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New Testament (Regency, 1976), p. 544


 

[vii] Adapted from Tremper Longman III & David E. Garland; General Editors, The Expositor’s Bible Commentary: Ephesians – Philemon (Zondervan, 2006), p. 190