Lección 4: Más que un Simple Saludo

Pasaje Bíblico: Filipenses 1:2.
El apóstol Pablo comienza su carta con un interesante saludo. En vez de decir el típico «hola a todos,» él le entrega a la Iglesia de Filipos un saludo lleno del significado del evangelio.

En lo que se refiere a grandes derrotas, pocas se comparan al partido de futbol americano entre Cumberland College y Georgia Tech en el año 1916. La historia cuenta que Cumberland, una vez un equipo competitivo de alto nivel, el año 1915 descontinuó su programa de futbol americano y disolvió su equipo.

            El problema fue que nadie le había avisado de esto al equipo de Georgia Tech, que ya tenía agendado un partido con ellos de hacía mucho tiempo. Si el equipo de Cumberland no se presentaba en la cancha, Georgia Tech iba a demandar que Cumberland le pagara $3000 por abandono. En 1915 eso era una enorme cantidad de dinero. De hecho, para la mayoría de nosotros eso sigue siendo mucha plata.

            Los dirigentes de Cumberland trataron de explicar su situación a la gente de Georgia Tech ­– de que ellos ya no tenían un equipo para competir – pero Georgia Tech rehusó cancelar el evento.

            Obligados a hacer algo al respecto, Cumberland empezó a buscar jugadores para el partido. Con poco tiempo en sus manos, los dirigentes de Cumberland lograron reclutar a 13 estudiantes para que jugaran el partido.

            Llegó finalmente el día del partido, y los dos equipos se dispusieron en la cancha. En la primera jugada del partido, Georgia Tech anotó sus primeros puntos. Cumberland, poco preparado para enfrentar a este equipo profesional, cometió varios errores y Georgia Tech no tuvo compasión.

            Para el entretiempo, El marcador era 126-0 a favor de Georgia Tech. Pero ni aun con esa enorme ventaja, el equipo bajo el ritmo. El partido terminó 222-0 y por supuesto, quedó en la historia como una de las derrotas más humillantes de todos los tiempos.[i]

            Hubo una situación casi al finalizar el partido en la cual un jugador de Cumberland, Ed Edwards, dio un malísimo pase, y el balón quedó solo sobre el campo. Ed le gritó a uno de sus compañeros que estaba cerca del balón, ¡toma el balón! ¡toma el balón! A lo que su compañero que ya estaba frustrado y cansado de jugar le respondió, ¡fue tu culpa, ven a tomarlo tú!

            Al leer la carta de Pablo a los filipenses, muchas veces nos quedamos con la impresión equivocada. Tendemos a asumir que esta iglesia estaba ganando, que los discípulos ganaban un partido tras otro; que se han mantenido invictos 10 años consecutivos en la liga, y que son los campeones indiscutidos desde que la iglesia empezó hace unos 10 años atrás, cuando Pablo y Silas habían llegado a la ciudad.

            Pero nada podría estar más lejos de esa realidad. En este mismo momento, el líder de esta iglesia, el apóstol Pablo, está escribiendo esta carta bajo arresto domiciliario, y en menos de 24 meses iba a morir decapitado en manos del emperador Nerón.

            Al tener una perspectiva incorrecta del verdadero estado de la iglesia en Filipos, tenemos la tendencia de tratar esta carta como un escrito para cristianos alegres y positivos, cristianos que venían de victoria en victoria, llenos de felicidad en medio de todas las circunstancias de la vida. Pero como veremos más adelante, esta iglesia no llevaba la delantera. Esta iglesia no parecía estar ganando el partido en la vida.     Es por eso que Pablo, en esta carta, llama a armarse espiritualmente… a seguir creciendo como iglesia, resueltos a permanecer firmes por el evangelio de Cristo en medio de una cultura que siempre tendrá los mejores jugadores, y tendrá muchos más aficionados, y se enorgullece de tener los estadios más grandes y costosos.

            El marcador en la Tierra nunca parecerá estar a favor de los cristianos.

            Que es por lo cual Pablo escribirá a la iglesia en Filipos cosas como – Esto pido en oración, que seáis sinceros e irreprensibles – en otras palabras – no hagan trampa en el partido, incluso si están perdiendo humillantemente – sino que escribe, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo (Filipenses 2:15).

            Abramos nuestras Biblias en Filipenses y veamos la última frase de su saludo introductorio.

            Hoy por hoy, nosotros típicamente firmamos al final de nuestras cartas. En los días de Pablo, la gente firmaba su nombre al principio de la carta, y luego se describían a sí mismos con algún breve comentario para que se supiera, por ejemplo, cual Pablo era el que estaba escribiendo.

            Así que, Pablo comienza aquí su carta diciendo, Pablo y Timoteo – ¿y quiénes somos? Siervos de Cristo Jesús.

            Luego, en la forma típica del primer siglo, el autor identifica a la persona o personas a las cuales el está escribiendo.

            Note, Pablo hace lo mismo aquí – a todos los santos –­ eso es a la iglesia en Cristo Jesús que están en Filipos.

            La típica carta en los días de Pablo terminaría esta introducción con un saludo, y de la misma manera, Pablo termina su introducción con un saludo. Note el versículo 2. Gracia y paz a vosotros.

De esta forma, Pablo concluye su introducción diciendo, “saludos.”

            A través de los años, arqueólogos han excavado enormes cantidades de papiros griegos, como también cartas escritas por oficiales en el imperio romano – y literalmente miles de ellas incluyen esta misma fórmula introductoria – saludos.[ii]

            Por ejemplo, el emperador romano, Claudio, hizo lo mismo para comenzar su carta cuando escribió a la Ciudad de Alejandría en el primer siglo.

            El empezó con su nombre: Tiberius Claudius Cesar Augustus Germanicus Imerator, Pontifex Maximus. Imposible poner eso en su licencia de conducir.

            ¿Recuerda como su madre lo llamaba cuando estaba enojada? Mi madre me llamaba por mi nombre completo – Stephen Duane Davey – y sabía que estaba en problemas.

            Puede imaginarse a esta pobre madre – Tiberius Cesar Augustus Germanicus Maximus… al momento que termina de decir ese nombre ya se le olvidó porque estaba enojada.

            Su carta continua, “sostenedor del poder tribunal, cónsul designado”

            En otras palabras, soy el que tiene todo el poder del Imperio Romano.

            Finalmente, identifica a los receptores de la carta – “a la ciudad de Alejandría”

            Y luego, tal como Pablo, el agrega la palabra, “saludos.”[iii]

            Ese es el típico saludo.

            Pero aquí hay una diferencia crítica. Pablo está interesado en escribir más que un simple saludo. Así que en vez de usar la típica palabra que es traducida – “saludos,” o “les mando saludos,” Pablo usa el sustantivo, charis, el cual es nuestra palabra gracia.

            El no escribe el típico, “Hola a todos.” El escribe, Gracia a vosotros.

            Como verá, Pablo va a transformar el típico saludo gentil y lo llenará con el significado del evangelio.

            Gracia es más que un cliché para Pablo.[iv]

            Gracia, como Pablo la definirá, es el favor inmerecido de parte de Dios.

 

  • Gracia es el origen de nuestra salvación – Porque por gracia sois salvos (Efesios 2:8)
  • Gracia es la fuente de crecimiento espiritual – Por la gracia de Dios soy lo que soy, Pablo escribió en 1 Corintios 15:10
  • Gracia es la base de nuestro servicio (Efesios 3:8) – Pablo escribe, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio.
  • Gracia es la fuente de fortaleza que nunca se acaba, porque su gracia es suficiente para ti (2 Corintios 12:9)

            Sam Gordon escribe en su comentario bíblico, la gracia nos da lo que no merecemos y lo que nunca podríamos pagar. La gracia se inclina hasta donde tú te encuentras: gracia es todo por nada, para aquellos que no merecen nada.[v]

            Pablo lo entendía… y quiere que los Filipenses, al principio de su carta, sean recordados de que todo lo que tienen y viven es por la gracia de Dios. Es por eso que él no empieza diciendo simplemente “hola,” él dice gracia, para recordarles que ellos pertenecen a Cristo, y ahora están sirviendo juntos por la gracia de Dios.

            Permítame contarle del testimonio de un hombre en particular cuyo nombre eventualmente quedo ligado a  , sublime gracia.

            John Newton había sido criado en un hogar cristiano en Inglaterra. Pero tristemente quedó huérfano a la edad de 6 años y fue trasladado para vivir con familiares no creyentes. En ese hogar, el cristianismo era objeto de burla, y John Newton era acosado por seguir la fe de su madre.

            Finalmente, para escapar las terribles condiciones de su hogar de acogida, Newton se escapó. Él llegó al patio de la marina británica y allí se convirtió en aprendiz de marinero. Él sirvió en la marina por un tiempo, pero su creciente rebelión y borrachera lo metió en serios problemas; así que huyo nuevamente.

            Newton se salió de la marina y escapó a África con un vendedor de esclavos. En su propia biografía, el aclaro la razón por la cual escapo a África – el escribió, “me fui para poder pecar…” “para pecar hasta hastiarme.”

            Eventualmente, Newton trabajó para un vendedor portugués de esclavos quien le prometió grandes riquezas. Pero, sin embargo, el terminó siendo tratado casi tan cruelmente como los mismos esclavos, forzado a trabajar en la plantación de este hombre para, como el mismo lo describió, “comer del polvoriento suelo como un perro.” Así que se escapó una vez más, y llegó a la costa, donde el empezó a hacer señales con fuego para llamar la atención de los barcos. Lo recogió un barco que estaba yendo a su ciudad natal, Inglaterra.

            El capitán de ese barco estaba decepcionado de que Newton no tuviera marfil para vender, pero gracias a que el joven tenía cierto conocimiento en navegación, él terminó trabajando de ayudante en el barco. Esa situación no duró mucho, gracias al amor de Newton por el licor. Un día, él se metió en el suministro de ron en el barco, lo distribuyó a la tribulación, y toda la tripulación se emborracho con él. En esa ocasión, Newton cayó al mar y casi muere ahogado.

            Cerca del final del viaje, cuando ya estaban cerca de Escocia, el barco de Newton fue golpeado por fuertes vientos. El barco se salió de su curso y le empezó a entrar agua. A Newton lo enviaron a donde se encontraba la ruptura de la nave para operar la bomba de agua. él estaba aterrado, seguro que iba a morir ahogado. Por varios días, Newton operó esa bomba, y mientras trabajaba cayó bajo la convicción del Espíritu Santo.

            El conocía lo suficiente del evangelio, gracias a lo que su madre le había enseñado cuando era un niño. Newton escribió que empezó a recordar versículos de la Biblia que había memorizado en su niñez – allí, en lo profundo de ese barco, él clamó a Dios por salvación y fue transformado por la gracia de Dios.[vi]

            Años más tarde, John Newton entró al ministerio y se convirtió en pastor. Hoy en día, él es conocido por haber ejemplificado la gracia de Dios y haber escrito uno de los himnos más famosos del mundo. Sublime Gracia fue un poema que Newton compuso para ilustrar su predicación de año nuevo, el 3 de enero de 1773.

            Se estima que este himno es cantado o tocado en el mundo al menos 10 millones de veces al año.

 

Sublime gracia del Señor

Que a un infeliz salvó

Fui ciego mas hoy miro yo

Perdido y el me halló.[vii]

 

            La verdad es que todos nosotros estamos íntimamente e indivisiblemente ligados a la gracia de Dios.

            Todo cristiano ha sido redimido. Estábamos perdidos y ciegos espiritualmente… pero ahora hemos sido encontrados por Cristo y hemos recibido nuestra vista espiritual.

            Pablo hace algo más aquí.

            El no solo empieza con una variación del típico saludo gentil, él también empieza con el típico saludo judío.

            Gracia y paz a vosotros.

            El concepto de paz se había convertido en un concepto del cual el imperio romano se sentía orgulloso… como si ellos lo hubieran inventado.

            Desde el año 30 A.C hasta el 250 D.C., Roma pudo alardear de que sus emperadores eran los salvadores del mundo y que ellos, los descendientes de los dioses como se hacían llamar, habían traído la paz a la Tierra.

            Seis años antes que Pablo escribiera esta carta, el político Romano, Seneca, había inventado el concepto de Pax Romana – lo cual era la frase oficial en latín para Paz Romana.

            Pero la paz romana había venido a un precio bastante alto para aquellos que supuestamente la disfrutaban. Opresión política, medidas severas contra la libertad religiosa, altos impuestos, y esclavitud era todo parte de la versión romana de paz.[viii]

            Y la gente pagaba por ello.

            Pero el evangelio – la paz que viene de Jesucristo viene al precio de Jesucristo. No viene a través del sacrificio del pueblo; viene como resultado del sacrificio de Cristo.

            Él es el único que murió; Él es el único que pagó el precio; Su gracia pagó por nuestra paz.

            El orden de las palabras en este versículo no es al azar; primero está la gracia de Dios y luego esta la paz de Dios. Lo que es otra forma de decir sutilmente a los filipenses: “las personas no experimentan paz satisfactoria a menos de que hayan recibido la gracia salvadora de Cristo.”

            Uno no paga por ello… uno no puede ganarse la paz… Cristo ya se encargó de obtenerla.

            James Montgomery Boice escribió que no fue coincidencia que la primera palabra de Jesucristo a sus discípulos después de resucitar y reunirse con ellos en el aposento alto, fue la palabra “Paz.” “Paz a vosotros” (Juan 20:19).[ix]

            Imagine lo que Jesús podría haberles dicho a sus discípulos después de resucitar.

  • ¡Pensé que no me abandonarían!
  • ¡Que pasó con ustedes! – ni siquiera ayudaron a ponerme en la tumba
  • ¡Invertí 3 años de mi vida en ustedes!… ¡No puedo creer su ingratitud!
  • Y que acerca de su fe… ¿donde esta Pedro? Ni siquiera pudiste soportar la primera noche de problemas… ¿acaso ninguno de ustedes escuchó una sola palabra de lo que les dije?
  • ¿Signifiqué algo siquiera para ustedes?

            Puedo imaginar muchas cosas por las cuales Jesús pudo haber reprendido a sus discípulos que estaban allí escondidos

            Sin embargo, sus primeras palabras fueron, Paz a vosotros.

            ¿Paz?

            Él acababa de pagar por ella.

            La palabra que Jesús usó, proviene de la palabra que fue usada en la batalla de Maratón, hacía ya varios cientos de años atrás. Esta terminología se había vuelto tan famosa para el mundo en la antigüedad como lo es el himno sublime gracia en el día de hoy.

            La batalla de Maratón fue la batalla decisiva en la cual Grecia destruyó a los persas.

            Feidipides, un mensajero, arrojó su escudo y corrió hacia Atenas para entregar las buenas noticias de la victoria. El entró en el Acrópolis donde los ciudadanos se habían reunido en temor y anticipación por el resultado de la batalla – y el mensajero gritó la misma palabra que Jesús uso cuando apareció en el aposento alto.

            ¡Paz!

            Conlleva un sentimiento de regocijo, por el hecho de que la paz había sido conseguida a través de una gran victoria.

            Incluso, podríamos parafrasear esta palabra como, “Alégrense, hemos conquistado.”

            La paz ha sido ganada.

            Así que, aquí se encuentran los discípulos, amontonados en el aposento alto. Juan escribe que ellos habían cerrado la puerta por miedo de los líderes judíos. Ellos tenían todas las razones para esperar que un grupo de romanos apareciera para arrestarlos por haber roto el sello romano de la tumba y haberse robado el cuerpo de Jesús.

            Si estuviera mirando el marcador del partido, se vería algo como: el mundo 222, los discípulos 0.

            No había un solo hombre en esa habitación dispuesto a tomar el balón y correr con él… el juego había terminado… ¡solamente queremos salir con vida!

            Y Jesús aparece de pronto en el medio de la habitación – y déjeme decirle a usted, querido oyente, que el momento de mayor desesperación y fracaso, sin importar si las puertas de su vida están cerradas para los demás, nadie puede impedir que Cristo entre y traiga paz.[x]

            Sin que la puerta se abriera – él de pronto aparece y dice su famosa frase – pueden empezar a regocijarse porque acabo de ganar la victoria y ¡la paz es ahora suya!

  • La obra en la cruz ha terminado y ha traído paz (Efesios 2:14 y Romanos 5:1)
  • El evangelio que cada creyente debe comunicar a este mundo, no es un evangelio de “¡ay! sinceramente espero que esto funcione y salgamos vivos de esta” – ¡No!, es el evangelio de paz (Romanos 10:15)

            ¡Alégrese, Jesucristo ha vencido!

            Así que cuando Pablo usa esta palabra – modificando el típico saludo judío de Shalom con esta palabra, él quiere recordarles que incluso aunque ellos están en medio del imperio romano, Dios los tiene allí y los cuidara allí, y los usará para su gloria.

            Y Pablo esta también enfatizando la idea de que nosotros no podemos crear paz duradera… no podemos producir gracia genuina… podemos solamente recibirlas como regalos.

            Note el versículo 2 una vez más. – gracia y paz a vosotros ¿de dónde? de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

            Querido oyente, solo aquellos que conocen a Dios como su Padre pueden tener gracia y paz verdadera.

            ¿Y cómo se puede conocer a Dios como Padre?

            Juan escribe, Mas a todos los que le recibieron –hablando de Jesucristo- a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios (Juan 1:12).

            Cree en Jesucristo como tu Salvador y Dios el Padre se convertirá en tu Padre.

            Y usted se convertirá en su hijo.

            Estos regalos de gracia y paz son dados a aquellos que pueden llamar a Dios, Padre – pero note también – estos regalos son dados a aquellos que llaman a Jesucristo su Señor.

            Creo que, en este contexto, dado el hecho de que el emperador decía ser ambos Señor y Salvador del mundo – el dador de gracia y paz – Pablo está sugiriendo nada menos que traición.

            Solo Jesucristo puede ser Señor… y solo si él es su Señor – su emperador, su soberano – usted puede recibir gracia y paz.

            Incluso, aquí vemos que Pablo hace un énfasis en la igualdad y la unidad entre Dios el Padre y Jesucristo. Dios el Padre comparte su divinidad con el Señor Jesucristo.[xi]

            Jesucristo es igualmente divino, igualmente eterno, igual en esencia con el Padre – sin principio ni final. Es imposible encontrar gracia y paz eterna fuera de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

            En esta carta, Pablo va a explicar la igualdad de Jesucristo con su Padre de forma magnífica, quizás aún mejor que en cualquier otra de sus cartas.

            Pablo está dejando en claro en la introducción de esta carta a los filipenses que el cristianismo no podría existir sin que Jesucristo sea Dios.

            Esto es mucho más que un simple saludo.

            Una de las historias más trágicas en el mundo de los deportes fue la muerte de Junior Seau. Junior Seau fue el líder del equipo de futbol americano, San Diego Chargers. En sus 13 años de carrera deportiva, Seau ganó el premio a mejor jugador 12 veces, y fue elegido como uno de los mejores jugadores de la década de los 90´. Su carrera había visto victoria tras victoria.

            El 2 de mayo de 2012, a la edad de 43 años, Junior Seau, se quitó la vida.

            En una entrevista con una revista deportiva, su amigo y antiguo compañero de equipo, Rodney Harrison, reveló que, durante sus últimos días, Seau estaba buscando desesperadamente paz.

            Harrison comentó: él me dijo que el único tiempo en que sentía verdaderamente en paz era cuando estaba con sus hijos o surfeando. Él decía, “cuando estoy sobre las olas… no tengo preocupaciones ni problemas. Puedo olvidar todo lo demás.” Harrison admitió con un tono de tristeza, Junior Seau, siempre estuvo buscando paz.[xii]

            Encuentro interesante que cuando Jesucristo se apareció en aquel aposento alto y anunció la victoria de su resurrección, él dijo “Paz a vosotros” pero además agregó “como me envió el Padre, así también yo os envío” (Juan 20:21).

            En otras palabras, gracia y paz no son algo que supone que mantengamos como una posesión personal… el evangelio de gracia y paz no se supone que se quede dentro de las puertas de nuestro hogar.

            Debemos llevar esta gracia y esta paz a las calles… Jesús dijo, “Les comunico las noticias de que hemos vencido… ahora díganselo al mundo.”

            Esto es mucho más que un simple saludo.

            Pablo está recordándole a la iglesia en Filipos en estas palabras cuidadosamente escogidas, y también nos está recordando a nosotros que, de acuerdo al marcador, no pareciera que la iglesia va a ganar…. Pero la verdad es que ya lo hemos hecho.

            Y la gente alrededor suyo que parece estar ganando está en realidad, desesperada, sedienta y necesitada… y necesitan oír las noticias de victoria, de gracia y paz eterna.

            Ellos necesitan oír de parte de usted, que todos podemos obtener estos increíbles regalos de gracia y paz cuando Dios se convierte en nuestro Padre y Jesucristo de convierte en nuestro Señor.

 

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey, predicado el día 28/9/2014

© Copyright 2014 Stephen Davey

Todos los derechos reservados

 

 

[i] http://www.smithsonianmag.com/smart-news/in-1916-georgia-tech-beat-cumberland-college-222-to-0-22745905/#hgGicAfgwCwXw1Fk.99

[ii] James Montgomery Boice, Philippians (Baker Books, 2000), p. 23


[iii] Adapted from Boice, p. 23


[iv] G. Walter Hansen, The Letter to the Philippians (Eerdmans, 2009), p. 49

[v] Sam Gordon, The Odyssey of Joy: Philippians (Ambassador, 2004), p. 22


[vi] Boice, p. 24


[vii] John Newton – 1773


[viii] Tremper Longman III & David E. Garland, General Editors; The Expositor’s Bible Commentary: Volume 12 (Zondervan, 2006), p. 190

[ix] Boice, p. 27

[x] Warren W. Wiersbe, Be Transformed: John 13-21(Victor Books, 1986), p. 133


[xi] MacArthur, p. 16


[xii] Jim Trotter, «Why?» Sports Illustrated (5-14-12) citation: www.preachingtoday.com/illustrations/2012/may/7052812.html