Lección 6: Imagen y Sonido

Lección 6: Imagen y Sonido

Pasaje Bíblico: Santiago 1:26-27

El cristiano no debe ser simplemente como una fotografía o como una radio, sino que debe tener ambos: imagen y sonido. En este programa, el apóstol Santiago nos exhortará a crecer en madurez espiritual y demostrar el evangelio a través de nuestras conversaciones, nuestra conducta y nuestro carácter.

Transcripción

Introducción

Hay algo raro con mi televisión en la casa. Es impredecible. La semana pasada quería ver un partido de fútbol y todo lo que logre captar era el sonido – la pantalla quedó en negro.

Intente de todo…apreté todos los botones del control remoto….ya no sabía qué hacer.

Fue realmente frustrante. Lo peor es que habían algunos canales que si andaban, pero justo el que yo quería, estaba andando mal.

¿Alguna vez le habló al televisor, como si este pudiera responderle? “¡Vamos! ¡Dale! ¡Préndete!”

Es como si me hubiera escuchado, porque de repente el audio se cortó también.

Apagué la tele, la encendí de nuevo, y el sonido apareció devuelta, pero no la imagen. Solo audio.

Yo no quería escuchar el partido – para eso tengo una radio. Quería verlo.

La verdad es que si hubiera logrado que la tele tuviera imagen aunque no tuviera audio, hubiera visto el partido igual. Pero no quería escuchar algo que no podía ver.

Así que al final la apague.

Después, esta semana estaba estudiando Santiago y un comentarista comenzó su estudio de estos versículos diciendo: “Para poder disfrutar al máximo su televisión, uno necesita tener sonido e imagen.”

Yo pensé, “este hombre también se debe haber perdido un partido de fútbol como yo.”

El continuo diciendo, “audio sin imagen, simplemente no funciona. No es suficiente ver algo sin sonido, u oír algo sin poder verlo. La televisión fue diseñada para entregar ambos, sonido e imagen.

Pensé, ¡Que buena teología… este hombre sí que me entiende!

Él continuó dando un aplicación, diciendo: “La vida cristiana es como la televisión. No es suficiente que la gente escuche lo que nosotros decimos – también necesitan verlo. Nuestro testimonio debe ser con imagen y sonido – o sea, debemos poner nuestra fe en acción.”[i]

Y así es.

Querido oyente, el libro de Santiago entiende que nuestro corazón, tal como mi televisión, tiene problemas diariamente proyectando lo que debe en la pantalla de nuestras vidas, donde las personas pueden ver un episodio de verdadero cristianismo.

Tal vez se haya preguntado si existe alguna forma en que su vida pueda ser tan diferente a la de los demás, que ellos no puedan sino notar que hay algo distinto acerca suyo.

Santiago va a responder a esa pregunta en este párrafo, al final del capítulo 1.

Recuerde, Santiago le está escribiendo esta carta a creyentes, y él está apunto de darles tres manera en las que ellos pueden vivir su fe y marcar una diferencia en este mundo.

Él va a desafiar al creyente en tres aspectos: En nuestras conversaciones, en nuestra compasión, y en nuestro carácter.

Y como de costumbre, Santiago no se guarda nada y dice las cosas como son, así que prepárese.

 

Nuestras Conversaciones con Otros

Santiago capitulo 1, versículo 26 dice,

      “ Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.”

Santiago hace referencia a la religión dos veces en este versículo. La palabra original casi no aparece en el Nuevo Testamento. Esta es una palabra que aludía, en la cultura de aquel entonces, a un individuo que admiraba a los dioses – que literalmente temblaba en su presencia. Esta palabra llegó a referirse a la práctica meticulosa de los ritos religiosos.[ii]

Entonces, Santiago se está refiriendo a los creyentes judíos del primer siglo que eran meticulosos y cuidadosos en orar, ayunar, ir a la sinagoga para adorar a Dios, y que daban de sus recursos para la iglesia.

Él no está hablando aquí de holgazanes espirituales. Él está hablando de personas conocidas por su servicio, los que son los primeros en llegar y los últimos en irse; hermanas y hermanos fieles y comprometidos… pero, que tienen un problema – y todos en la congregación lo saben. Es un problema con su lengua – una lengua que no ha sido refrenada – una lengua que es literalmente como un caballo salvaje, sin domar. El testimonio de estas personas, es opacado por sus conversaciones.

Y por segunda vez en este capítulo, Santiago advierte al creyente de que no sea engañado. En el versículo 22, él escribió que el creyente que se mira al espejo, que se mira en la Palabra, pero que no hace nada al respecto, se está engañando a sí mismo. Este creyente está renunciando a su crecimiento espiritual porque ha decidido solo auditar la clase, en vez de tomarla con sus respectivas tareas y exámenes.

Ahora, unos versículos más adelante, en el versículo 26, Santiago advierte nuevamente al creyente de ser engañado – la palabra que usa aquí hace referencia a alguien que es seducido a creer en el error.

En otras palabras, aquí tenemos al creyente que está haciendo las cosas bien, yendo a todas las reuniones, ayunando, orando y dando a la obra, pero que a la misma vez, está engañado pensando que todos esos actos externos son lo que necesita para crecer espiritualmente…pero ignora el estado de su lengua.

Y el tiempo verbal en que está escrita esta advertencia nos indica que esta lucha con la lengua es una batalla diaria.[iii]

  • Al igual que la tentación, como vimos en los versículos 12 al 18;
  • Al igual que estar dispuesto a ser instruidos por la palabra de Dios, en los versículos 19-21;
  • Al igual que la lucha diaria por obtener sabiduría para enfrentar las pruebas y responder con confianza en Dios.
  • Ahora aquí, en relación a la lengua, también se trata de una lucha diaria.

Santiago continúa diciendo que si uno decide que no va a aceptar el freno – cosa que el caballo salvaje necesita – no vamos a poder crecer en madurez.

Me acuerdo de cuando, hace unos diez años atrás, estuve en la casa de unos amigos que tenían caballos y nos juntamos para salir a cabalgar. El problema fue que los caballos estaban en el campo, pastando, sin deseo alguno de que los cabalgaran esa tarde. Cuando nos vieron caminando con monturas y frenos en las manos, salieron corriendo. Lo intentamos todo…ninguno de ellos nos dejó que nos acercáramos lo suficiente como para ponerle un freno en la boca.

¿Quiere usted crecer? ¿Está escapándose del freno? ¿O está sometiéndose diariamente al control del Espíritu Santo – confesando y entregándose una y otra vez a Él?

¡Esto es un asunto diario!

Santiago termina diciendo del que no quiere aceptar el freno en su lengua,

“…la religión del tal es vana.”

Él no dice que la religión de ese hombre es inexistente – o que no es un verdadero cristiano. No, puede que esa persona no solo sea creyente, sino que sea un buen creyente – devoto y activo.

La palabra vana viene del griego mataios (ματαιος), que significa improductiva.[iv]

Lo cual encaja con el contexto de Santiago que viene hablando de la madurez espiritual. La actividad religiosa externa no produce automáticamente madurez espiritual interna.

Usted puede ir a todas las reuniones – puede que jamás se pierda una reunión de oración y que haga siempre su devocional – y aun así, no crezca nada en su vida espiritual – lo cual puede medirse por la calidad de sus conversaciones.

Una vez, mientras el fundador del movimiento Metodista, John Wesley, estaba predicando, notó que una señora que era reconocida por su conducta crítica y falta de misericordia, estaba sentada en primera fila. Durante todo el sermón ella no sacó sus ojos del moño que Wesley estaba usando.

Cuando la reunión terminó, ella se le acercó y le dijo: “Señor Wesley, ese moño que usted tiene puesto es muy grande ¡y me ofende!

El predicador le pregunto a las damas que se encontraban allí, si alguna tenía una tijera.

Cuando alguien le paso una, él le pasó la tijera a la señora y le pidió que recortara su moño a su gusto. Después terminar, él le pregunto: “ ¿Ahora está bien?” “Si,” respondió la señora, “ahora está mucho mejor.”

“Bueno,” dijo Wesley, “Présteme la tijera, ahora, por un momento. Permítame decirle algo, señora: su lengua me es ofensiva – es muy larga. Permítame recortarla un poco.”[v]

Creo que ella entendió muy bien a lo que se refería.

Si usted quiere medir la profundidad de su madurez espiritual, mida la longitud de su lengua.

En este momento, yo podría ponerme a hablar de los distintos usos de la lengua, y las maneras en las que esta puede destruir, engañar y desanimar a otros; pero Santiago nunca nos dice como es esta lengua sin freno, o que es lo que dice – él lo deja en suspenso.

Más adelante, en el capítulo 3, Santiago va a lidiar con la lengua en más en detalle… así que no se preocupe, ya va a llegar; y él no va a dejar nada en suspenso. No va a dejar ninguna duda. Va a ser muy convincente –porque todos nosotros tenemos el mismo problema – siempre se nos sale el freno.

Santiago tiene algo más en mente en cuanto a la lengua en este contexto.

Pero primero, hay algo más que podemos pasar por alto en este párrafo si no somos cuidadosos. Después de leer el versículo 26, es posible que lleguemos a la conclusión de que a Dios no le importa la actividad religiosa. Y eso no es lo que Santiago está diciendo.

De hecho, Santiago esta por presentarnos la religión que se considera pura y sin mácula – visitar a las viudas y a los huérfanos en sus tribulaciones .

Pienso que uno puede entender mejor el versículo 26 cuando lo ve en contraste con el versículo 27.

En otras palabras, la actividad religiosa que lo sirve a uno mismo – no sirve. La religión que lo promueve a usted mismo, que lo honra a usted mismo, que se jacta de usted mismo, que se enfoca en sus necesidades, Santiago dice: “Ese tipo de actividad religiosa junto con una lengua sin freno es una pérdida de tiempo.”

Por el otro lado, en el versículo 27, la actividad religiosa que Dios ve como productiva y madura es cuando uno usa su lengua y sus manos y su mente y sus pies para defender los derechos de los demás; para honrar a otros; para promover el bien de otros.

 

Nuestra Preocupación por Otros

¿Y quienes serán esos, Santiago?

Note lo que dice el versículo 27,

La religión pura y sin mácula delante de nuestro Dios y Padre …”

Tome nota de esto – no es necesariamente a la vista de otras personas. Puede que los demás no se preocupen por las viudas y los huérfanos, y la pureza de carácter, pero Dios sí.

      “La religión pura y sin mácula delante de nuestro Dios y Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y guardarse sin mancha del mundo.”

Tenga en mente que Santiago no le está diciendo a la gente que para ir al cielo tienen que visitar viudas y huérfanos y llevar una vida pura.

No está hablando de personas que necesitan ser salvas, sino de personas que ya son salvas.

Santiago está diciendo que necesitamos medir nuestra madurez a la luz de estas cosas. En otras palabras, si usted está creciendo en Cristo, su vida va a afectar radicalmente no solo sus conversaciones con otros, sino también su compasión para con otros.

A todo esto, note esa descripción especial de Dios en el versículo 27, “…La religión pura y sin mácula delante de nuestro Dios y Padre…”Dios y Padre, traducido en algunas versiones como “Dios el Padre,” realmente son dos sustantivos singulares separados por la palabra griega kai – la palabra “y ” en español. Esta es un una construcción gramatical en la cual Santiago describe el primer sustantivo con el segundo. El está describiendo a Dios como un Padre.[vi]

Uno lo podría poner en las siguientes palabras: “Dios, que es un Padre.” Lo cual es hermoso en este contexto, ya que Santiago está hablando de viudas y huérfanos… o sea, los que están destituidos e indefensos.

Dios tiene el corazón de un Padre. David escribió lo siguiente en el Salmo 68:5,

“Padre de huérfanos y defensor de viudas es Dios en su santa morada.”

Santiago está diciendo, efectivamente, que si usted quiere realizar una actividad cristiana que llame la atención de Dios y revele que usted está creciendo en madurez y conformidad a Él, usted va a demostrarlo por medio del cuidado paternal y la compasión para con las viudas y huérfanos – aunque, estos no son los únicos dos tipos de personas que necesitan ser ministrados con compasión.

En el siglo primero no habían programas de asistencia social.

Si estudia la historia, va a ver como el cristianismo fue el que estableció hospitales, fundó orfanatos, comenzó misiones para ayudar a los pobres y los necesitados. Fueron cristianos los que comenzaron distintas organizaciones para ayudar a las personas sin hogar, que construyeron enfermerías tanto para personas con enfermedades físicas como mentales. Fueron cristianos los que cambiaron leyes para abolir así la esclavitud en varios países y proteger a los niños de abusos.

Querido oyente, el cristianismo no fue un invento de la civilización occidental. El cristianismo creó la civilización occidental con sus valores y libertades.

Trescientos cincuenta años antes del nacimiento de Cristo, Platón dijo que un hombre pobre que ya no podía trabajar a causa de la enfermedad, debía de ser abandonado. 150 años después, el filósofo Romano Plautus dijo que el darle de comer a un vagabundo no era un favor, ya que uno solo estaba prolongando su vida y, de esa manera, prolongando su miseria.

Cuando la ciudad Egipcia de Alejandría fue víctima de una gran plaga, los Romanos huyeron de la ciudad, pero los creyentes se quedaron, arriesgando sus vidas. El emperador Julián, que se burlaba de los creyentes llamándolos Galileos, dijo “Estos Galileos impíos están aliviando a sus pobres y a los nuestros.”[vii]

En resumen, lo que estoy diciendo es que la nación que abraza el cristianismo, esta abrazando el valor de la vida humana, y la nación que rechaza el cristianismo devalúa la vida humana y los resultados son trágicos.

El cristianismo introdujo el concepto de que la vida es de suma importancia y que cada persona es valiosa sin importar su condición o edad.

Los historiadores lo admiten. Uno de ellos dice lo siguiente: “Antes del nacimiento de Cristo, la enfermedad y la mala fortuna no se miraba con compasión. El crédito por ministrar a los que sufren le pertenece en gran escala al Cristianismo.”[viii]

Y esto no solo ocurrió en el imperio Romano. Los sacerdotes Japoneses decían que los enfermos y necesitados estaban así porque los dioses los odiaban, y no le permitían a la gente rica que los ayudaran.

En la india, hasta el día de hoy, se considera que las clases bajas son personas que en su vida anterior fueron tan malos que al haber sido reencarnados pasaron a ser pobres y se merecen su estado.

El cristianismo tiene el maravilloso efecto de elevar el valor de la vida humana.

Santiago vivía en un periodo pre-cristiano, por decirlo así – y la iglesia había nacido en una cultura donde el valor de la vida humana estaba en su punto más bajo.

El aborto y el infanticidio eran totalmente aceptados. Seneca, el historiador Romano que murió en la misma época que Santiago, escribió lo siguiente: “A los bebes que nacen con defectos, los ahogamos.”

El infanticidio era tan común en aquel entonces que un historiador dice que la población de Grecia se redujo a causa de ello. Las hijas mujeres eran más vulnerables ya que en el futuro no podrían cuidar de sus padres o dejar herencias. En Grecia era raro que una familia adinerada tuviera más de una hija.

Una inscripción en Delfos, Grecia, nos deja saber que de 600 familias en el 2o siglo, el 1% habían criado a más de una hija.[ix]

A las hijas mujeres se las dejaba en la puerta de alguna casa para que se las llevara algún animal salvaje o el dueño de un prostíbulo.

Así que la iglesia del primer siglo comenzó a salir por las noches a recoger a estas niñas. ¿Por qué? Porque la vida tiene muchísimo valor, ya que la vida es la creación de Dios…  y Dios tiene un corazón de Padre.

Ese es el evangelio – Dios está diciéndonos por medio de su siervo Santiago, “ ¿Están ayudando a los que no pueden retribuírselo? Porque eso es lo que yo hice por ustedes.”[x]

Y nosotros hacemos lo que hacemos, no para retribuirle algo a Dios – ya que eso no sería posible – sino que lo hacemos para imitar a Dios – cosa que si podemos hacer.

Ese tipo de religión es puro – ¿por qué? – porque demuestra la gracia del evangelio. Eso es lo que nuestro Padre celestial hizo por nosotros – cuando nosotros éramos pecadores y no podíamos hacer nada por Dios, Él nos amó y nos escogió para Sí mismo. Jesucristo se hizo pecado por nosotros, para que seamos justicia de Dios en Él.

Dios quiere que sus hijos actúen como su Padre.[xi]

Pablo le escribió lo siguiente en Colosenses 3:12,

      “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia.”

            Santiago específicamente menciona visitar a los huérfanos y las viudas. A todo esto, la palabra visitar es significativa. Se emplea en la Escritura para cuando Dios visita a su pueblo para ayudarles y fortalecerles.

Jesús usó la misma palabra en Mateo 25:35-36 al decir:

“Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.”

Esta compasión nunca queda en tal evidencia como cuando un creyente ayuda a alguien que no puede devolverle el favor – tal como cuando uno ayuda a una viuda o un huérfano.

Justiniano Mártir, quien fue pastor unos 50 años después de que Santiago escribiera esta epístola, habló de las ofrendas y donativos especiales que se hacían en la iglesia para los huérfanos.

Ellos se encargaban de sacar a los huérfanos de las calles y los enviaban a hogares de creyentes.

Cuando el cristianismo fue legalizado en el occidente, en el año 313, los creyentes pasaron a cuidar a los huérfanos en los primeros orfanatos.

Ellos no solo le daban un techo a los niños, sino que los cuidaban y les proveían educación y disciplina.

A través de los siglos, la iglesia y los hogares cristianos fueron los que se encargaron de los niños abandonados.

Para cuando George Muller murió, su ministerio de cuidar huérfanos se había esparcido por todo Gran Bretaña. Se dice que en el año 1898, cuando falleció, unos 8 mil niños estaba recibiendo cuidados de parte de su ministerio.

En los Estados Unidos, fue un pastor cristiano el que fundo la Sociedad de ayuda a los niños. Lo que él hizo para comenzar, fue llevar cientos de niños en tren a hogares cristianos en Nueva York, Connecticut y Nueva Jersey. Antes de partir en tren, se les enseñaba los diez mandamientos, el Padre nuestro, algunos Salmos, Parábolas, y otras porciones de la Escritura.[xii]

Ese ministerio fue un gran éxito, y en el año 1920, unos 200 mil huérfanos ya tenían un hogar.

Es más, ese ministerio se convirtió en el concepto detrás del sistema moderno de cuidado de menores.     

Querido oyente, la práctica de la compasión en este modo en particular (construyendo y preparando orfanatos, y hasta adoptando huérfanos) por siglos, ha sido una práctica especial de los creyentes.

¿Por qué? Porque la iglesia aceptó la carta de Santiago que los desafió a que si uno quiere demostrar el evangelio de una manera tangible, puede buscar a un niño que no tiene hogar y darle uno.

Hay varias personas en nuestra iglesia que se han anotado como voluntarios para recibir niños maltratados – y muchos otros han adoptado niños huérfanos que ahora sirven al Señor.

Esta es una profunda demostración del evangelio – Un niño sin familia que es escogido para pertenecer a una familia, solo por amor y gracia puestos en acción.

Es el compartir la vida con aquellos que jamás podrán devolverle el favor – aunque usted si recibirá una recompensa celestial por aquello. Santiago dice que el visitar a los huérfanos y las viudas es la religión pura y sin macula – un reflejo de la obra de Dios quien es su Padre. Usted será recompensado el día en que este delante de Su presencia.

Sea cual sea la manera en que usted demuestra compasión – a los huérfanos, las viudas, los presos, los pobres, los enfermos, los minusválidos…al hacerlo, usted ha escogido hacer lo que Santiago y Pablo y otros autores Bíblicos nos exhortan a hacer – demostrar compasión por aquellos que están en necesidad.

Al estudiar para este mensaje aprendí algo interesante de la historia de la iglesia. Cuando los creyentes en Holanda escucharon que las tropas Nazis estaban destruyendo los orfanatos, llevándose a los niños judíos, y enviándolos a campos de concentración; algunos, arriesgando sus vidas, se hicieron pasar por agentes de la SS y se llevaron niños judíos a casas de creyentes, para que los protegieran y los cuidaran. Una de las casas que usaban como guarida era la de la familia ten Boom, donde se crio la famosa misionera Corrie ten Boom y su sobrino Peter.

Cuando los alemanes descubrieron esa guarida, enviaron a todos los niños a los campos de concentración. Peter ten Boom sobrevivió y llegó a convertirse en un evangelista.

Muchos años más tarde, ya siendo un hombre mayor, Peter estaba predicando en Israel, cuando de repente tuvo un paro cardiaco y lo tuvieron que llevar al hospital.

Él necesitaba una cirugía para salvar su vida. Justo antes de la operación, el cardiólogo le dijo: “Veo que su apellido es ten Boom. ¿No será por casualidad pariente de los ten Boom de Holanda que escondieron niños judíos?

Peter respondió, “Si, esa fue mi familia.” El médico le respondió, con lágrimas en los ojos: “Yo soy uno de los bebes que salvo su familia. Creo que ahora es mi turno de salvarle la vida a usted.”

La operación fue un éxito.

Santiago menciona, no solo a los huérfanos, sino también a las viudas.

El Antiguo Testamento ya daba indicaciones en cuanto a proveer para las viudas, mandando a los agricultores a dejar las esquinas de sus campos sin cosechar para que los necesitados pudieran recoger los granos. Además, si a uno de los trabajadores se le caía algo de grano al suelo, la ley demandaba que lo dejaran allí, para que las viudas que pasaran, pudieran recogerlos y así sobrevivir.

Un hombre rico decidió obedecer las leyes del Antiguo Testamento, aunque se encontraba viviendo en una época en la cual cada uno hacia como bien le parecía.

Este hombre obedeció y terminó siendo recompensado al encontrar a una joven de entre las viudas pobres – una viuda llamada Rut, a quien este hombre, que se llamaba Booz, tomó como esposa.

Unos 100 años después de que Santiago escribiera esta epístola, Tertuliano, un líder eclesiástico escribió que la iglesia recolectaba ofrendas una vez al mes para sostener a las viudas.

La primera iglesia en la historia, la iglesia de Jerusalén, tuvo su primera reunión administrativa en Hechos capitulo 6. En esa reunión se establecieron diáconos, cuya primera misión fue la de distribuir recursos para las viudas.

Santiago estuvo presente en esa reunión. Luego paso a ser el pastor enseñador de esa congregación.

Si uno viajara alrededor del mundo, vería que, fuera del cristianismo, a las viudas no se las estima para nada.

En partes de India, cuando un esposo moría, se esperaba que su mujer, como buena esposa, voluntariamente preparara el funeral de su marido y que luego se dejara cremar – viva, junto al cuerpo de su difunto esposo. De rehusarse, se la ponía allí a la fuerza –aún por sus propios hijos. Si ella de alguna manera eludía esta práctica religiosa, la obligarían a afeitarse la cabeza, para que no pudiera volverse a casar, no se le permitía más de una comida al día, y no se le permitía estar cerca de mujeres embarazadas porque su mirada podría traer una maldición.[xiii]

India no es el único lugar donde las viudas reciben tratos injustos – En partes de China, Finlandia, Nueva Zelanda, algunos países Escandinavos, y entre los aborígenes norteamericanos la práctica de quemar a las viudas era común. Y en ciertos lugares que rehúsan el evangelio se sigue practicando.

En el año 1987, la revista Time publicó una historia de una viuda de 18 años que voluntariamente acomodó la madera para la fogata; y luego, con la cabeza de su marido sobre su falda pidió que le prendieran fuego. Cientos de mujeres la apoyaron. Después de que la cremaran viva, cientos de mujeres se le acercaron para recibir una bendición, creyendo que ahora era una diosa. Ellas creían en el dicho Hindú, “si su marido es feliz, ahora ella también lo es, si él esta triste, ella también lo está; y si él está muerto, ella también debe morir.”[xiv]

El evangelio presenta un mensaje muy diferente, ¿no es así? Existe un futuro y una esperanza para todos – incluyendo las viudas.

Y en nuestro caminar con Dios, mientras crecemos en madurez y conformidad a Cristo, nuestro desafío es que podamos marcar la diferencia– en nuestras conversaciones…en nuestra compasión…y finalmente, en nuestro carácter

 

Nuestro Carácter

Santiago termina el versículo 27 escribiendo:

      “…y guardarse sin mancha del mundo.”

¿Qué significa esto?

La palabra traducida “mundo” se refiere al sistema mundial –la manera de pensar del mundo. John MacArthur dice que es una palabra empleada en el Nuevo Testamento para representar a la humanidad pecadora en general, y sus valores y moralidad impías.[xv]

¡Guárdese sin mancha!

Usted pensara: “Pero eso es imposible.” Y tiene razón…el mundo nos contamina.

El verbo está en presente – lo que significa que debemos prestar atención regularmente a las manchas que se pegan a nuestra ropa espiritual.

Es por eso que tenemos que limpiarnos diariamente con la formula divina: Arrepentimiento y confesión.

Tony Evans escribió: “Conozco a alguien que puede quitar las peores manchas que usted jamás pueda tener. Dios se especializa en remover manchas.”[xvi]

¿Amen?

Pero yo no creo que Santiago este hablando de cualquier tipo de mancha. Pienso que Santiago está pensando específicamente dentro del contexto de este párrafo. Es fácil que nosotros nos manchemos con el sistema de valores de este mundo.

  • Que dice que la vida no importa;
  • Que los pobres seguramente están recibiendo lo que se merecen;
  • Que no deberíamos preocuparnos de los huérfanos;
  • Que las viudas no son nuestra responsabilidad;
  • Y que uno solo sirve a aquellos que pueden devolverle la mano.

Entonces, ¿Cómo nos mantenemos limpios? ¿Cómo mantenemos nuestra religión limpia? ¿Cómo hacemos para mantener nuestra lengua en su lugar?

  1. Rehusándonos a justificar aún la menor transgresión de nuestra lengua desenfrenada;
  2. Rehusándonos a ignorar las necesidades de otros que no pueden devolvernos el favor.
  3. Rehusándonos a aceptar el sistema de valores de este mundo, que rechaza la autoridad de Dios.

En otras palabras, tenemos que escoger demostrar el evangelio de la gracia – mostrando humildad con nuestra lengua, compasión con nuestros recursos; y pureza con nuestras vidas.

Si nuestras vidas fueran como una televisión, donde nuestro mundo puede vernos y escucharnos – con ambos imagen y sonido – que todos puedan oir y ver una demostración del evangelio que ha impactado radicalmente todo en nuestro ser – nuestras conversaciones…nuestra compasión…y nuestro carácter.

 

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey

© Copyright 2010 Stephen Davey

Todos los derechos reservados

 

 

[i] Tony Evans, The Perfect Christian (Word Publishing, 1998), p. 51.

[ii] Fritz Rienecker/Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New Testament (Regency, 1976), p. 726.

[iii] Craig L. Blomberg & Mariam J. Kamell, Exegetical Commentary on the New Testament: James (Zondervan, 2008), p. 93.

[iv] Ibid.

[v] R. Kent Hughes, James: Faith That Works (Crossway Books, 1991), p. 81.

[vi] Ibid, p. 94.

[vii] Alvin J. Schmidt, How Christianity Changed the World (Zondervan, 2001), p. 128.

[viii] Ibid, p. 131.

[ix] Ibid, p. 49.

[x] Evans. p. 59.

[xi] Evans, p. 57.

[xii] Ibid, 134.

[xiii] Ibid, 116.


[xiv] Ibid, p. 117.


[xv] John MacArthur, James (Moody Press, 1998), p. 92.

[xvi] Evans, p. 64.

Esperamos que este recurso lo haya bendecido.
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