Cuando era niño, me encantaba quedarme en casa de mi abuela. Eso significaba que podía quedarme despierto más tarde de lo normal, holgazanear en pijama viendo los dibujos animados de los sábados e incluso beber una taza de café bien cargada de crema y azúcar. Siempre esperaba con ansias los excesos de ese fin de semana.
Como adulto, pienso en los sábados por la mañana con mi abuelita y recuerdo las cosas más importantes. La recuerdo sacando su gastada Biblia, leyéndola en la mesa de la cocina y luego orando conmigo.
Estoy seguro de que usted puede recordar algún hábito, rasgo personal, o lección de algún adulto que le influenció, le enseñó, que fue un modelo de vida o que simplemente caminó con usted. Aprendemos mucho del ejemplo de los demás ¿verdad?
Esto debería ser un desafío para nosotros a medida que envejecemos. Debemos servir de ejemplo de piedad y transmitir la sabiduría de Dios que hemos aprendido a lo largo de la vida. Ya sea que estemos conscientes de esto o no, nuestros hijos, nietos y otras personas de nuestro entorno nos observan, escuchan e imitan.
Cuando el rey Salomón escribió el libro de Eclesiastés, ya era un anciano esperando transmitir algunos consejos finales de sabiduría a sus hijos, nietos y a los jóvenes de Israel. Dios a través de Salomón tiene varias verdades claves, que quiere que ellos y nosotros entendamos.
Disfruta al Máximo los Primeros Años
Mis nietos no me dicen la edad que tienen, me dicen cuántos años quisieran tener. ¿Ha notado cómo los niños siempre están anhelando hacerse mayores? Hay mucho que anticipar en la vida.
En algún momento del camino todo se invierte. Empezamos a anhelar los días en que éramos jóvenes. Salomón exhorta a los jóvenes:
“Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia” (Eclesiastés 11:9a).
En otras palabras, no se apresure. Disfrute su vida.
Claramente el descontento empieza muy temprano. El niño quiere ser adolescente para tener más libertad; el estudiante de secundaria anhela la libertad que tiene la universidad; el universitario quiere el primer trabajo en su profesión; el joven profesional no puede esperar para ser promovido en su trabajo.
Salomón exhorta – y observe “alégrate” es un mandamiento – que los jóvenes piadosos se alegren, que encuentren gozo en el tiempo que son jóvenes.
Pienso que uno de los desafíos más comunes es esa tendencia a estar descontentos con su vida. Los niños, adolescentes y jóvenes profesionales desean siempre el próximo paso y un cambio significativo. Los mayores desean volver atrás o tener algo más.
Todo esto nos recuerda la primera tentación en el Jardín del Edén. Satanás tentó a Eva con el descontento y le dijo: “Eva, tienes toda esta perfección; pero mira el fruto de ese árbol que no puedes comer. ¿No quieres probarlo también? Esta tentación nos deja una advertencia: Nunca es demasiado tarde para comenzar a hacer de la acción de gracias una práctica diaria. Podemos comenzar con agradecer los muchos regalos que Dios nos ha dado, en lugar de concentrarnos en lo que no tenemos.
Viva sus Primeros Años con Sabiduría
Nuestros impulsos y ambiciones disminuyen solo a través del tiempo y la madurez. Los adultos maduros entienden que son responsables de sus actos, pero los jóvenes a menudo fallan al no ver lo suficientemente lejos. Salomón continúa:
“…anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios” (Eclesiastés 11:9b).
Note que Dios, en realidad anima a los jóvenes a perseguir sus sueños y pensamientos innovadores. Dice: “anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos”. Pero ese consejo viene con un calificativo crítico: Dios juzga cada acción e interés, ya sea que seamos viejos o jóvenes.
Especialmente los jóvenes necesitan saber que Dios desea que se esfuercen en sus emprendimientos y pasiones. Dios les provee a los jóvenes una imaginación asombrosa y una determinación sin igual; pero con la oportunidad y la habilidad, también viene la responsabilidad.
Cuide sus Primeros Años con Esmero
Antes de enfrentar las muchas dificultades financieras, emocionales o espirituales de la edad adulta, algunos jóvenes creen que son intocables frente a las consecuencias destructivas. Esta creencia ha llevado a muchos a instancias de pecado y peligro. Por eso Salomón nos advierte:
“Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad” (Eclesiastés 11:10).
Así que, joven, no te enojes o te frustres cuando los mayores aparecen para dar sus consejos; no te burles de sus sabias advertencias. La sabiduría de Dios nunca pasa de moda ni es obsoleta. Si puedes empezar a poner en práctica estos sabios consejos a una temprana edad, los hábitos y el carácter piadoso que desarrolles con la ayuda del Espíritu Santo permanecerán contigo por el resto de tu vida.
Para usted que ya es mayor, tal vez este consejo le haga recordar su juventud y lamentar el tiempo perdido o las oportunidades malgastadas. Llévelas a la cruz y encontrará el perdón. Jesús no solo pagó el precio de nuestros pecados presentes; sino también de los pasados. Por último, recuerde que nunca es demasiado tarde para empezar a buscar e implementar la sabiduría celestial. Este puede ser un excelente punto de arranque sin importar la edad que tenga:
• Disfrute todos sus años plenamente.
• Viva todos sus años sabiamente.
• Cuide todos sus años con esmero.
Este artículo ha sido traducido y adaptado con el consentimiento de su autor.