Y vivieron felices para siempre

Estudio de Rut, Lección 10 de 10.

¡Que emocionante es llegar al final de una bella historia de amor! A través de este estudio descubrirá lo que realmente significa un final feliz según los propósitos de Dios. A través de la historia de Rut y Booz, veremos cómo la fidelidad y el amor de Dios trascienden lo temporal y nos llevan a un gozo eterno.

Pasaje Bíblico: Rut 4:13-22.

Introducción

Al principio de casi todo cuento de hadas se encuentran las palabras “había una vez.” Solo decir estas palabras, evocan recuerdos de bellas historias, damiselas en peligro, y príncipes valientes viniendo a su rescate.

En nuestro estudio, hemos visto un cuento de hadas convertirse en realidad. “Había una vez” realmente ocurrió, y la damisela en apuros fue realmente rescatada por un príncipe. Esta es la historia de Rut que transcurrió durante los días de los jueces.

Rut y Booz fueron personas de verdad, con imperfecciones, pecado y una gran necesidad recibir la gracia de Dios en su diario vivir; sin embargo, ellos son un gran ejemplo a seguir. Ellos fueron personas que amaron a Dios y lo obedecieron antes y después de casarse – una pareja que no solo vivió piadosamente, sino que también crio a un hijo de forma piadosa, un hijo que continuaría el linaje que Dios usaría para traer a este mundo al pariente más famoso de Booz – su biznieto, David, el rey de Israel.

Le invito a abrir su Biblia entonces en el fascinante libro de Rut, capítulo 4, mientras vemos como esta maravillosa historia llega a su final feliz.

 

Una Boda

Note el versículo 13 de Rut capítulo 4.

Booz, pues, tomó a Rut, y ella fue su mujer; y se llegó a ella, y Jehová le dio que concibiese y diese a luz un hijo.

Inmediatamente notamos cuan rápidamente esta historia está llegando a su fin. En menos de 30 palabras tenemos una boda, una luna de miel, un hogar establecido, nueve meses de embarazo y el nacimiento de un hijo.

Desaceleremos un poco y volvamos a esta escena. A partir de registros históricos, sabemos que la boda de una persona de recursos como Booz habría sido un evento elaborado y concurrido por todo el pueblo. El novio y la novia estarían vestidos de forma tan elegante como pudieran. Si el novio era adinerado, como en el caso de Booz, el usaría una corona de oro. Era también la costumbre que el novio perfumara sus vestimentas con dos fragancias especiales – incienso y mirra.

Y, entre paréntesis, me parece interesante que el Mesías, descendiente de Booz, nuestro Pariente Redentor, cuando era niño recibió estos regalos tan apropiados para un hombre que se preparaba para redimir a su novia.

No pasa mucho tiempo hasta Rut queda embarazada, y en un par de palabras más adelante, se nos dice que ella tiene un hijo.

Mire lo que dice en el versículo 17.

Y le dieron nombre las vecinas, diciendo: Le ha nacido un hijo a Noemí; y lo llamaron Obed. Éste es padre de Isaí, padre de David.

No era común que las mujeres del pueblo le pusieran el nombre a un recién nacido. Lo más probable es que, en medio de la emoción, a las mujeres se les ocurrió ese nombre, se lo sugirieron a Rut y Booz, y ellos estuvieron de acuerdo en ponérselo. Quizás a usted le ha pasado que algún familiar o un amigo le sugirió un nombre que terminó usando para su hijo.

¿Notó que las mujeres dicen, “le ha nacido un hijo a Noemí” y no, a Rut? Este no es un error, por si acaso. La palabra hijo, en hebreo también se usa para hacer referencia a un descendiente. Y la razón por la que el autor nombra a Noemí y no a Rut, es porque ahora va a enfocarse en ella. De hecho, Rut y Booz, prácticamente, desaparecen de la historia en este punto.[i]

Una Abuela Revitalizada

Mire los versículos 14-15.

Y las mujeres decían a Noemí: Loado sea Jehová, que hizo que no te faltase hoy pariente, cuyo nombre será celebrado en Israel;

el cual será restaurador de tu alma, y sustentará tu vejez; pues tu nuera, que te ama, lo ha dado a luz; y ella es de más valor para ti que siete hijos.

Estas mujeres están diciendo básicamente, “Noemí, gracias a Rut, ahora estas rodeada de cuidados, protección y amor. Ella, además te ha dado otro pariente cercano – un nieto – que va a restaurar tu vida y te va a sostener en tu edad avanzada.”

En estos versículos finales, no solo encontramos una boda, sino que también a una abuela revitalizada.

¿Puede imaginarse este increíble cambio de vida? ¿Recuerda como comenzó todo esto? Si este hubiera sido un cuento de hadas, su comienzo habría sido más o menos una pesadilla.

El esposo de Noemí la lleva a ella y a sus dos hijos a vivir a Moab. Este era un acto de desobediencia a Dios. Su esposo muere y luego, sus dos hijos mueren uno después de otro. Ella se encuentra a si misma volviendo a Belén con pocas esperanzas de aun sobrevivir. Es más, ella no tiene ningún heredero para la propiedad de su marido. Todas las propiedades que tenía en Belén iban a pertenecer al mayor postor. Noemí iba a quedarse sin nada, excepto lo que ella y Rut lograran mendigar juntas.

Recordará que Noemí incluso cambió su nombre a “amargura,” asumiendo que Dios se había alejado de ella.

¡Ahora mírenla!

Note el versículo 16

Noemí tomó al niño, lo puso en su regazo y se encargó de criarlo.

De repente, de un capítulo a otro, Noemí ahora está recibiendo el cuidado de Booz, un hombre importante y adinerado en Belén. Rut, quien no tenía hijos porque quizás, simplemente no podía quedar embarazada en su antiguo matrimonio, ahora tiene un hijo que, entre otras cosas, se convierte en el heredero del esposo de Noemí.

No es de sorprenderse que todas las mujeres le dicen a Noemí, “este pequeño es una prueba más de que tu vida ha sido restaurada. Este nieto va a devolverte la vida; va a revitalizar tu corazón.”

Créame cuando le digo que esta es una abuela feliz. Ella esta tan emocionada acerca de su nieto, que, de hecho, ella decide dedicarse a ayudar a Rut y Booz a criarlo piadosamente. ¡No la vayan a detener!

Warren Wiersbe, comentando acerca del gozo de Noemí en este texto y escribiendo como abuelo también dijo, “los nietos son mejores que una fuente de la juventud, porque cada vez que nos vienen a visitar, nos sentimos jóvenes otra vez.”[ii]

Alguien escribió que los abuelos son los aliados naturales de los niños.[iii]

¿No es cierto?

En un restaurant, una vez vi una decoración que decía, “la paleta de la abuela.” Era un palo largo y al final tenía una almohada.

Gran verdad.

Los padres están cansados de luchar todos los días para civilizar a sus pequeños salvajes, y la abuela viene y dice, “uhh, ¿cómo están mis angelitos?” Los abuelos tienen una imagen completamente distinta de sus nietos.

Un doctor, especialista en el tema, escribió que el lazo entre un niño y su abuelo es una de las formas más simples de amor humano.[iv]

Un niño que tiene una buena relación con su abuelo es un niño es bendecido.

Mi abuela, de parte de mamá, vivía en la misma ciudad que mis padres. Cada viernes por la noche acompañábamos a mi papá al edificio donde él tenía su ministerio. El edificio era grande. Tenía tres pisos y adentro había de todo, desde una biblioteca, y cuartos de estudio, a salas de juegos con mesas ping-pong, juegos de mesa, y galletas gratis. No ayudábamos mucho pero sí que la pasábamos bien.

Casi cada viernes por la noche, a uno de nosotros 4 le tocaba ir a pasar la noche en casa de la abuela. Ella había quedado viuda por varios años. Pasar la noche en su casa era la guinda de la torta ese viernes.

Así que una vez al mes, generalmente podíamos dormir en la casa de la abuela, lo que significaba quedarse en pijama al otro día y mirar dibujos animados mientras comíamos nuestros cereales favoritos. Nosotros escogíamos los cereales. No los cereales saludables con poca azúcar, y menos sabor; sino los cereales chocolatosos que han estado arruinando la salud de miles de niños por años. Esos ricos cereales le pedíamos, y la abuela nos daba el gusto. Y, aunque no lo crea, la abuela aún nos dejaba tomar café.

Sin embargo, permítame contarle que lo que más recuerdo de ella no es como ella nos dejaba romper la dieta. Y, a todo esto, abuelos, sean cuidadosos con esto porque hay una diferencia entre ver dibujos animados y comer cereales de chocolate a negociar con los estándares bíblicos, o reírse y celebrar la desobediencia en los nietos. Mi mejor recuerdo de la abuela es que, después de cada desayuno, y antes de tener que volver a casa, la abuela abría su Biblia, leía un capítulo, y luego me predicaba un pequeño sermón. Me hablaba acerca de mi necesidad de seguir a Cristo y darle mi vida a Él. Después, ella oraba – las oraciones más largas de mi vida.

La abuela oraba por todo el mundo – ella oraba por las personas a las que había evangelizado, por los nuevos creyentes que habían aceptado a Cristo con ella, por todos los misioneros, por nuestros familiares, y luego, ella oraba por mí.

La abuela no hizo nada más que complementar el trabajo de mis padres, para verme crecer y seguir al Señor.

Cuando veo este pequeña frase, que nos cuenta acerca del cuidado de Noemí con su nieto, me acuerdo de mi abuela, y la bendición que ella fue para mi vida.

Un abuelo tiene la capacidad de impactar a sus nietos de muchas formas. Permítame sugerirle un par rápidamente

  • Un abuelo puede ofrecer seguridad emocional y aun física cuando los padres fallan en darla.
  • Un abuelo puede enseñarles a sus nietos acerca del evangelio y el plan de salvación.
  • Un abuelo puede dar testimonio de la forma en que Dios ha sido fiel a través de los años. Este es el deseo de Dios, como vemos en Josué 4, cuando Dios manda a su pueblo a enseñarle a sus hijos, nietos, y el resto de sus generaciones acerca de los milagros que Él había hecho por ellos.
  • Un abuelo puede ser un consejero sabio, combinando años de experiencia y conocimiento bíblico.
  • Un abuelo puede a veces ser muy útil para aconsejar a su nieto, cuando tiene preguntas que tiene vergüenza de hacérselas a su padres.
  • Un abuelo puede ser un gran amigo para los niños que sienten que además de mamá y papá, no pueden confiar en nadie más.
  • Un abuelo entiende de forma única la brevedad de la vida y la importancia compartir los momentos con su familia. Y como, generalmente los abuelos ya no tienen tantas responsabilidades, pueden dedicar más tiempo para compartir con sus nietos.

Mientras estudiaba este tema, descubrí que la mitad de la población adulta sobre la edad de 45 es un abuelo o abuela. De hecho 83% de las personas de 60 o más años son abuelos.

Los Padres y los abuelos tiene roles diferentes, pero ambos roles son esenciales.

En el caso de Rut, Noemí podía ofrecer algo que ella no podía. Rut era una nueva creyente, ella no sabía prácticamente nada acerca de las costumbres y las tradiciones judías. Ella tenía tanto que aprender de la ley de Moisés y la historia del pueblo de Dios que no habría tenido tiempo de aprender todo eso antes que Obed empezara a hacer preguntas.

Que maravillosa ayuda que fue Noemí para Rut y Booz mientras juntos invertían en la vida de este nuevo integrante de la familia.

Así en estos últimos versículos del libro de Rut, tenemos una boda, una abuela revitalizada, y finalmente, un anticipo de nuestro maravilloso pariente redentor.

 

Un Anticipo de Nuestro Maravilloso Pariente Redentor

El libro de Rut termina de forma tan rápida y abrupta como comenzó. El último párrafo, interesantemente, nos entrega un registro genealógico. El versículo 18 dice.

Fares fue el padre de Jezrón; Jezrón, el padre de Ram; Ram, el padre de Aminadab; Aminadab, el padre de Naasón; Naasón, el padre de Salmón; Salmón, el padre de Booz; Booz, el padre de Obed; Obed, el padre de Isaí; e Isaí, el padre de David. (Rut 4:18-22)

Inmediatamente, nos llama la atención el hecho que Rut, la viuda Moabita, quien una vez fue una pobre recogedora de espigas en los campos de Belén, se ha convertido en la bisabuela del Rey David. Es posible que ella vivió lo suficiente como para verlo nacer.

Sin embargo, ese no es realmente el final de la historia.

¿No le gustaría saber un poquito más acerca de ellos? A mí sí. Mire el capítulo 5 y note los versículos 1-5

Y sucedió que Booz y Rut se casaron en presencia de muchos testigos. Los invitados vinieron de toda Judea para bendecir la unión y el futuro hogar de Booz y Rut.

Después de que todos los invitados se hubieran ido, Booz se levantó cuando aún estaba oscuro. Buscó a través de la casa y no pudo encontrar a Rut por ningún lado. El empezó a buscarla diligentemente fuera de la casa, y al llegar al campo, vio que su esposa estaba recogiendo espigas.

Una vez más, ella estaba vestida con ropa vieja y sucia y tenía sobre sus hombros un saco para poner el grano.

¡Rut! El la llamo mientras corría hacia ella. Rut, ¿porque estas recogiendo en los campos? Ella se postró en tierra y dijo, “esposo mío, seguramente debo encontrar algo para satisfacer el hambre que tendré hoy.”

Después de oír esto, Booz abrazó a Rut y le dijo, “Rut, ¿no entiendes que, desde que te has convertido en mi esposa, todo lo que es mío te pertenece?

Okay, ¡acabo de inventar todo eso! Ya, deje de buscar Rut capítulo 5.

Sin embargo, este es el resto de la historia para nosotros, quienes hemos sido redimidos, ¿no es así?

Booz es una gran ilustración de nuestro Pariente Redentor, quien nos ha incluido en la familia de Dios – y todo lo que le pertenece a Él, ahora nos pertenece a nosotros.

Él nos ha dado una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible… (1 Pedro 1:4)

Ahora, comparemos brevemente a Booz con Cristo, nuestro Redentor.

 

Similitudes entre Booz y Jesús

Hay bastantes similitudes, pero solo voy a destacar cuatro.

  1. Primero, el parentesco con la novia era esencial.

En otras palabras, para cumplir con los requerimientos de la ley, el pariente redentor tenía que estar emparentado con la novia.

Así que Jesucristo, para redimirnos, se convirtió en nuestro pariente. El vino humildemente y camino con nosotros. Juan escribe.

Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros… (Juan 1:14)

Jesús satisfizo este requerimiento como nuestro Pariente Redentor. Él se convirtió en un miembro de la familia humana para que nosotros pudiéramos convertirnos en miembros de su familia.

  1. Segundo, el deseo de redimir era voluntario

Un pariente redentor todavía tenía que querer redimir a su esposa. Booz podía haberse rehusado. ¿Recuerda que había otro pariente que pudo haber redimido a Rut, pero decidió no hacerlo?

Booz lo hizo voluntariamente. ¿Por qué? Porque él amaba a Rut. La Biblia dice, en 1 Juan 4:10.

En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.

En otras palabras, él quiso venir a redimirnos.

¡Él estaba dispuesto!

[Él], por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios (Hebreos 12:2)

[Él] se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Filipenses 2:8)

Así de dispuesto estuvo Jesús.

Booz estaba emparentado con Rut y estaba dispuesto a redimirla.

De la misma forma, Cristo vino a esta tierra. Él se hizo de carne y hueso – 100% Dios, 100% hombre; Dios encarnado – y así, se convirtió en nuestro familiar de sangre; y no solo eso, sino que también estuvo dispuesto a redimirnos.

No solo el redentor debía estar emparentado y dispuesto, veamos otro de los requerimientos.

  1. Tercero, el pariente redentor tenía que ser capaz de pagar el precio de la redención.

Sin importar cuanto Booz amaba a Rut, el todavía tenía que comprar el terreno y apropiarse de los bienes. ¡Y eso costó dinero! El otro pariente redentor pudo haberle dado su sandalia para sellar el pacto, pero Booz todavía tenía que pagar el dinero para saldar el negocio.

Esto no era, “te debo una, ahí veo cómo puedo hacer para pagarte” No, Booz debía tener suficiente dinero como para pagar las deudas de las viudas y sus propiedades. Afortunadamente, Booz era lo suficientemente adinerado para pagar las deudas de las propiedades de Elimelec y apropiarse de los bienes de Noemi y Rut.

Querido oyente, si usted es parte de la novia de Cristo

habéis sido comprados por precio… (1 Corintios 6:20)               

Cristo, quien es infinitamente rico, pudo costear el precio de nuestra redención. El precio no era dinero. El precio de nuestra redención fue la sangre de Jesucristo. Pablo escribió,

En quien tenemos redención por Su sangre… (Efesios 1:7)

Me pareció interesante que, según la costumbre judía, el pariente redentor también tenía la responsabilidad de liberar de la esclavitud a cualquier miembro de la familia de la novia, si este había sido forzado a venderse a sí mismo para pagar sus deudas.[v]

Un pariente redentor literalmente saldaba toda deuda que estuviera a nombre de su amada.

De la misma forma, nuestro Señor sobre la cruz dijo

            …hecho esta…

“Tetelestai” fue la palabra griega que Jesús usó, la cual significa literalmente, “pagado por completo.”

¡La deuda de pecado ha sido pagada por completo! Cada reclamo legal; cada deuda de pecado a nombre de su amada ha sido pagada.

Jesucristo no solo estuvo dispuesto, sino que fue capaz de pagar el precio de nuestra redención.

  1. Cuarto, la provisión del pariente redentor por su esposa era completa.

Booz cambió el estatus de Rut inmediatamente. Ella ya no era la viuda moabita, sino la esposa de Booz. Ella pasó de ser extranjera, a ser un miembro distinguido de la sociedad israelita. Booz pagó todas sus deudas – pasadas, presentes, y futuras.

De la misma forma, Cristo ha cambiado nuestro estatus de

  • Pecadores a santos
  • De extraños a amigos
  • De rechazados a hijos
  • De perdidos a redimidos
  • De mendigos a la novia de Cristo

 

Conclusión

La mayoría de los cuentos de hadas que les contaba a mis hijas cuando eran chicas empezaban con las palabras, “había una vez…” y casi todas también terminaban con las famosas palabras, “y vivieron felices para siempre.”

Y me di cuenta de que esas palabras son absolutamente apropiadas para cada uno de nosotros que somos parte de la novia de Cristo – cada uno de nosotros va a vivir feliz para siempre.

Este es el resto de la historia – para todos nosotros, sin importar cuán difícil haya sido nuestra biografía; sin importar cuan desafiante o dolorosa. Al final de nuestras vidas, después de nuestro último suspiro, nuestra historia va a terminar con las palabras, “y él o ella vivió feliz para siempre.” Y nuestro Príncipe nos va a llevar a su reino; y viviremos eternamente en el Gozo de nuestro Señor por siempre y siempre.

Lo único diferente acerca de nuestras vidas y los cuentos de hadas que les leía a mis hijas, es que después de las palabras “y vivieron felices para siempre,” había una palabra mas, generalmente al pie de la pagina, “Fin.”

Este no va a ser nuestro – nunca habrá un fin a nuestro “felices para siempre.”

¡Imagínelo! Realmente, no lo podemos hacer. Sin embargo, por fe creemos en nuestro Pariente Redentor – nuestro Señor Jesucristo – y nos aferramos a Sus promesas de gracia, misericordia, amor, y sabemos que un día vamos a entrar la gloria del cielo para vivir con Él por siempre. ¿Por qué?

Porque:

  • Él está emparentado con nosotros
  • Él estuvo dispuesto a redimirnos
  • Él fue capaz de redimirnos
  • Él fue capaz de cubrir todas nuestras deudas.

Y, las últimas palabras en la biografía de la iglesia – la novia de Cristo, aquellos que le pertenecen – no será la palabra, “Fin,” sino las palabras, “y vivieron felices para siempre.”

 

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey, predicado el día 19/04/2009

© Copyright 2009 Stephen Davey

Todos los derechos reservados

 

[i] A. Boyd Luter and Barry C. Davis, God Behind the Seen (Baker Books, 1995), p. 79.

[ii] Warren W. Wiersbe, Be Committed (Victor Books, 1993), p. 58.

[iii] Robert J. Morgan, Nelson’s Complete Book of Stories (Thomas Nelson, 2000), p. 388.

[iv] Dr. Arthur Kronhaber, quoted by Robert J. Morgan in Nelson’s Complete Book of Stories (Thomas Nelson, 2000), p. 388.

[v] Robert L. Hubbard, The Book of Ruth (Eerdmans, 1988), p. 188.