El pasto siempre es más verde del otro lado

Estudio de Rut, Lección 2 de 10

Comenzamos nuestro estudio del libro de Rut en un contexto de dificultades y decisiones cruciales. Este pasaje nos presenta el escenario de la familia de Elimelec durante una época de hambre en Israel y su traslado a Moab. En tiempos de dificultad es más fácil pensar que el pasto siempre es más verde del otro lado, sin darnos cuenta que Dios sigue siendo fiel.

Pasaje Bíblico: Rut 1:1-5.

Introducción

Cerca de mi casa hay una granja con unos seis o siete caballos. Y me parece interesante que, a pesar del hecho que el pasto en la granja es verde y fértil, casi todas las veces que paso por allí, encuentro por lo menos un caballo pasando su cabeza entre el alambrado para comer el pasto que está del otro lado, que a todo esto, no esta tan bien cuidado y verde como dentro de la granja.

Siempre que lo veo, me acuerdo del mito del pasto más verde. Esto es cuando pensamos en otro lugar, más allá de lo que tenemos ahora, la vida es mejor, más fácil, y más satisfactoria. El pasto siempre parece mucho más verde:

  • En esa otra casa
  • Con un sueldo más grande
  • En un trabajo diferente
  • En un colegio diferente
  • En otro vecindario
  • Manejando ese otro vehículo
  • Junto a un marido o esposa diferente
  • Perteneciendo a otra familia.

El pasto simplemente es más verde en todo lugar menos aquí.

No podemos ignorar el hecho que algunas situaciones son más difíciles que otras, y que, a veces, es necesario hacer algunos cambios. Sin embargo, el problema se encuentra cuando pensamos que seguramente Dios no quiere que mi vida sea difícil – o incomoda, o desafiante. Él debe querer que todos seamos felices; así que, el pasto más verde debe ser prueba innegable de la guía de Dios.

Bueno, la verdad es que el pasto más verde puede ser, también, la trampa más peligrosa en la que podamos meternos.

Erma Bombeck resumió este mito, cuando tituló uno de sus libros, El Pasto siempre es más Verde sobre el Tanque Séptico. Parece prometedor y gratificante, pero no tenemos la menor idea de lo que hay por debajo.

Estamos a punto de ver ilustrado el mito del pasto más verde en la historia real de Abimelec y Noemí.

Ahora, si alguna vez ha leído un cuento de hadas, sabrá que, antes de dar vuelta la primera página, algo terrible tiene que ocurrir. Generalmente, la historia comienza con un aire oscuro y complicado, como anticipando la tormenta.

Encontramos el mismo estilo de trama en el cuento de hadas de Rut y Booz, que resulta ser una historia verdadera. El contexto de esta historia de amor nos muestra una situación complicada. Puede aún sentirse como las nubes empiezan a juntarse, antes que se desate la tormenta.

Leamos el versículo 1 de Rut capítulo 1

Aconteció que en los días en que gobernaban los jueces, hubo hambre en el país. Y un hombre de Belén de Judá fue a residir en los campos de Moab con su mujer y sus dos hijos.

 

La Crisis

Ahora, sin duda, este hombre, su esposa, y sus dos hijos estaban enfrentando una crisis. Y en las crisis de la vida es cuando nuestra mente y nuestro corazón empieza naturalmente a buscar y anhelar pastos más verdes. En el caso de este hombre, la crisis era el hambre y la escases que azotaba la tierra, y afectaba a su pueblo, Belén.

Además del hambre y la escases esta familia sufría también la conmoción política de los días de los jueces. La inmoralidad, la violencia, la inseguridad, y la rebeldía eran pan de cada día, como aprendimos en nuestro último estudio.

Además, esta familia seguramente vivía con miedo de un inminente ataque madianita, el cual podría resultar en la perdida de todos sus bienes o incluso sus vidas.

Además de todo esto, agregue el hecho de que sus tierras obviamente se habían devaluado, y la esperanza de sacar a flote un negocio era prácticamente nula.

Así que, encima de todos estos problemas, no hay comida en la despensa, ni lugar donde conseguir comida en el pueblo.

Cuando uno lee este versículo en el original hebreo, uno nota cierta ironía, que seguramente los lectores judíos habrían notado inmediatamente. El versículo 1 dice,

hubo hambre en el país. Y un hombre de Belén fue a residir en los campos de Moab…

Belén significa literalmente, “casa de pan.” En otras palabras, el granero de Judá está vacío. Las personas que viven en la “casa de pan” están pasando hambre.[i]

La audiencia original habría notado la contradicción inmediatamente. Que irónico – “hay hambre en la casa de pan”

Es como decir que hay una alza de violencia en Filadelfia, que significa “amor fraternal,” o un alza de actividad demoniaca en Los Ángeles.[ii]

El hablar de hambre en Belén – el granero de Judá – es ciertamente un giro interesante en la historia.

Belén se encuentra a unos 10 km. al sur de Jerusalén, y su nombre “casa de pan” no era solo un nombre bonito. El trigo, la cebada, los olivos, almendras y uvas abundaban típicamente en Belén.[iii]

Sin embargo, ahora hay hambre y escases en Belén. Lo más probable es que esta es la misma hambruna mencionada en Jueces capítulo 6, lo cual nos ayuda a situar el libro de Rut en los días del liderazgo de Gedeón y la opresión de los Madianitas. Más importante aún, esto nos ayuda a entender que esta hambruna era resultado de la rebelión de Israel en contra de Dios.

Dios frecuentemente usaba el hambre y la escases para abrir los ojos de la nación a su necesidad de Dios. Dios no quería que las personas abandonaran la casa de pan, sino que se arrepintieran y lo obedecieran y pudieran llenar sus casas con pan nuevamente.

Dios usó el hambre y la escases para restablecer la fe de su pueblo en sus promesas. Esta era una prueba para profundizar su carácter.

Ahora, para seguir con el juego de palabras, es interesante que este hombre y su familia se van a ir a Moab. En el Salmo 60:8, el Señor llama a Moab, la vasija con la que va a lavar sus pies. Esto sería lo mismo que llamar a Moab, un basurero – donde se arrojan los desperdicios.

Así que esta familia judía en su crisis de vida y fe, básicamente dejan la casa de pan y se mudan al basurero. Van del granero al vertedero.

Ahora, antes de que continuemos con la historia, me gustaría que le echemos un vistazo a los protagonistas de esta historia.

Los Protagonistas

Hay seis protagonistas principales en esta escena, aunque después de un par de versículos, solo tres de ellos van a seguir con vida.

El versículo 2 nos informa que el patriarca de esta familia se llamaba Elimelec. Traducido del hebreo, su nombre significa, “Dios es mi Rey.”[iv]

La tragedia más grande en la vida de Elimelec es que él no vivió a la altura de su nombre.

El próximo protagonista es Noemí, la esposa de Elimelec. Noemí significa “mi dulzura, o mi encanto.”

Luego encontramos a los hijos de Noemí y Elimelec. Sus nombres son Malón y Quelión. El que tengan nombres que riman puede significar que eran gemelos o que simplemente tenían una madre que le gustaba que los nombres de sus hijos rimaran al final. Algo común hasta el día de hoy.

No sé, quizás Noemí se compró un libro como, “25.000 nombres de bebe, organizado alfabéticamente y por rimas.”

Y bromeo un poco con esto, porque creo que la única razón por la que a Noemí le debe haber gustado esos nombres es porque riman, porque sinceramente el significado de esos nombres no son para nada buenos. Malón significa “débil o enclenque” y Quelión significa, “agotamiento.”

Imagínese ir al colegio con esos nombres, “débil y agotado.” “gracias, mamá, por arruinarme la vida con ese nombre.”

Y ya que estamos en este tema, veamos los nombres de las futuras esposas de estos dos hombres. Una se llama Orfa, que significa, “obstinada” o literalmente “cuello fuerte,” o “cuello duro.”[v]

Bello significado. Ahora, cuando su hija se porte mal, o le haga un berrinche, puede exhibir sus conocimientos de hebreo y llamarla Orfa.

Finalmente, el nombre de la esposa de Quilión es Rut, cuyo nombre significa, “consuelo” o también puede significar “amiga.”[vi]

Así que aquí tenemos al Sr. Débil casándose con la señorita Cuello Duro y al Sr. Agotado, casándose con la señorita Consuelo.

Francamente, Rut es la única que parece no encajar en el cuadro.

La verdad es que todos ellos van a vivir demostrando el significado de sus nombres. Todos excepto uno – el único que no vivió acorde a su nombre fue la persona que realmente debió haberlo hecho – Elimelec, o “Dios es mi rey.” En otras palabras, “Dios es el amo de mi vida. Dios es el soberano en mis decisiones. Dios es primero.” Tristemente no fue así.

Quiero señalar una cosa más acerca de esta familia. La encontramos al medio del versículo 3, y es que los miembros de esta familia eran

            Efrateos de Belén…

Efrata era el nombre de la esposa de Caleb, el famoso compañero de Josué. Según 1 Crónicas 2:19, los descendientes de Caleb fueron los que se establecieron en Belén.

Los efrateos eran miembros de un clan compuesto por, “la primera familia establecida en Belén; eran la aristocracia del pueblo de Belén.” El saber esto simplemente subraya la crisis que estaba golpeando a esta familia, una familia que de la riqueza habían llegado a la pobreza.[vii]

Lo que tenemos aquí son los Rockefellers de Belén viviendo como inmigrantes. Es como ver a la familia de Bill Gates, ahora debajo de un puente, mendigando.

Abimelec habrá pensado, “¿Porque nos vamos a quedaría en Belén, donde la hambruna nos dejado en la miseria?”

“Estamos acostumbrados a una vida mejor que esta. Prefiero abandonar la tierra de nuestra fe y nuestros antepasados, e irme a vivir donde el pasto es más verde.”

Así que la crisis ahora lleva a estos personajes principales a hacer ciertas concesiones.

 

Las Concesiones

Es posible ver la tierra de Moab desde la cima de los cerros de Belén. Moab disfrutaba de amplia irrigación causada por la lluvias de invierno que venían del mar Mediterráneo.[viii]

Elimelec probablemente se paró sobre la cima de uno de estos cerros, miró el pasto seco de los campos de Belén, y luego miró a menos de 80 km, justo del otro lado del mar muerto, las tierras verdes y fértiles de Moab. Quizás, él pensó, “solo nos vamos por un poco y después volvemos. A Dios no le va a importa. Solo nos vamos a ir de su tierra por una corta visita, eso es todo”

Es interesante ver en el hebreo como los términos cambian y progresan entre el versículo 1 y el versículo 4.

  • El Versículo 1 dice “Un varón de Belén de Judá fue a morar en los campos de Moab.” Tristemente, no tenemos una palabra en español que describa más precisamente la palabra que encontramos en hebreo, pero la idea de esa palabra es que Elimelec emigró temporalmente a los campos de Moab.
  • El versículo 2 dice, “Llegaron a los campos de Moab y se quedaron allí.
  • Y el versículo 4 finalmente nos dice que “habitaron allí unos 10 años.”

Aprendamos esto a partir de la vida de Elimelec – el pasto más verde del otro lado puede rápidamente convertirse en arenas movedizas.

Esto no significa que el pasto más verde se siente como arenas movedizas. La mudanza a Moab evidentemente había sido exitosa. Ellos tuvieron 10 años de provisión. Ellos tenían un lugar donde vivir. Sus hijos pudieron casarse. La vida parecía estar sonriéndoles.

Para ese entonces, ellos ya habían abandonado conscientemente la participación en la asamblea de Dios. Ellos habían abandonado la comunidad en la cual deberían haber permanecido y ayudado. Elimelec pudo haber guiado a su gente a arrepentirse y adorar a Dios. Sin embargo, él decidió escapar de Belén, viendo pastos más verdes en Moab, considerándolos más valioso que la adoración y la comunión con la asamblea.

No es de sorprenderse que los primeros 5 versículos de Rut son la única parte en todo el libro en donde el nombre de Dios no se menciona ni una sola vez. Y en una narrativa como esta, la ausencia del nombre de Dios implica la ausencia del deseo de conocer y seguir la voluntad de Dios. Este es el único párrafo en todo el libro donde el nombre de Dios no aparece.

Elimelec pudo haber dicho, “Vamos, no me voy a convertir en Moabita. Nunca voy a ofrecer mis hijos o nietos al dios de los moabitas. No me interesa la idolatría. Nunca lo haría o estaría de acuerdo. No soy un moabita, solo estoy voy a ir por un tiempo.”

Sin embargo, no pasa mucho tiempo hasta que Elimelec decide escoger mujeres moabitas para que se casen con sus hijos.

De a poco, quizás aún sin darse cuenta, el perdió interés por la promesas de Dios. Las cosas de Dios poco a poco perdieron interés e importancia en su vida, hasta que finalmente todo eso no era más que un recuerdo.

El buscar los pastos más verdes tiende a adormecer nuestro espíritu.

Puede parecer una simple concesión temporal, “no es la gran cosa”

  • Es solo un viaje rápido
  • Es solo una llamada por teléfono
  • Es solo una apuesta
  • Es solo un trago
  • Solo una compra personal con el dinero de la compañía
  • Solo una mentirita

… y el pasto más verde se convierte en unas arenas movedizas de donde es extremadamente difícil salir.

Quizás Elimelec nunca pensó en volver si las cosas funcionaban. De cualquier forma, este patriarca, representante de una de las familias más importantes en Belén, y que había escandalizado a todo el pueblo con su decisión de mudarse a Moab, nunca regresaría a Belén

 

Las Consecuencias

El pasto más verde puede llevar a la tumba.

Note cuan repentinamente se nos informa acerca de la muerte de los hombres en esta familia. El versículo 3 dice,

Y murió Elimelec, marido de Noemí, y quedó ella con sus dos hijos,

Y dos versículos más adelante, leemos en el versículo 5:

Murieron también los dos, Mahlón y Quelión,

No se nos da explicación, ningún diagnóstico, solamente se nos dan las noticias que seguramente desconcertaron a todos sus conocidos en Moab, noticias que ciertamente fueron titulares en los diarios de Belén.

La mayoría de los comentaristas, ambos judíos y evangélicos, creen que las repentinas muertes del esposo de Noemí y sus hijos fueron juicios divinos debido a su incredulidad. [ix]

Esto parece ser una ilustración de lo que vemos en 1 Corintios, cuando el apóstol Pablo menciona que algunos miembros de la iglesia habían muerto tempranamente porque habían participado de la cena del Señor mientras seguían escondiendo pecado (1 Corintios 11:30).

Los hijos de Elimelec desobedecieron a Dios al no volver, al casarse con esposas idolatras y ni siquiera tratar de hablarles del Dios de Abraham, al no volver a Belén para enterrar el cuerpo de su padre, al no preocuparse acerca de los caminos de Dios. Sus muertes tempraneras fueron juicios por haber asimilado el estilo de vida y la cultura moabita.

Finalmente, el párrafo termina en el versículo 5 con Noemí prácticamente sola y desamparada de sus dos hijos y de su marido.

 

Conclusión

Permítame ofrecer cuatro observaciones a partir de esta escena en donde hemos visto a este hombre en búsqueda del pasto más verde.

  1. Observación #1: Una mala decisión, tiende a llevarnos a tomar más malas decisiones, alejándonos cada vez más de los caminos de Dios.

El gran predicador Charles Spurgeon una vez dijo: “La vida cristiana es muy parecido a escalar una montaña de hielo. Nunca nadie se ha podido deslizar hacia arriba, pero si uno no es cuidadoso, es bastante fácil deslizarse hacia abajo.

Y quizás piense, “bueno, ¿pero qué hago ahora acerca de mis decisiones pasadas? Ya he metido la pata varias de esas y sé que ahora alejado del camino correcto. No estoy en comunión con Dios. ¿Eso significa que ya no hay vuelta atrás? ¿Estoy destinado a morir en Moab?

Por supuesto que no. Jesucristo puede y quiere perdonar a cada persona que confiesa sus pecados. Si usted ya ha puesto su fe en Él para salvación anteriormente, Él va a restaurar su comunión con el Padre; y si usted se arrepiente y pone su fe en Él para limpiarlo de todo pecado por primera vez, Él va a hacer todo eso y mucho más. Cristo es un especialista en redimir pecadores. Yo lo sé que soy prueba de eso.

Si usted es un creyente y ha estado tomando decisiones equivocadas que deshonran a Dios, sepa que arrepentirse verdaderamente significa es estar dispuesto a reconocer y confesar esas decisiones como lo que son, pecados.

Además, arrepentirse verdaderamente significa tomar responsabilidad por las consecuencias de nuestros pecados – no es culpar nuestras acciones en otras personas o en las circunstancias o en nuestro pasado, tampoco es esconder nuestros pecados debajo de la alfombra y tratar de eludir las consecuencias.

Arrepentirse de verdad significa asumir y aceptar las consecuencias de su pecado. De hecho, hay consecuencias que pueden durar por años, y estas se convierten en la forma en que Dios nos recuerda de su gracia y perdón, y la fortaleza que nos da para hacer lo correcto y caminar en obediencia a Cristo.

Una vez más, Charles Spurgeon tiene un gran comentario para la iglesia, y especialmente para el cristiano que se ha alejado de los caminos de Dios. Él dijo:

 Dime donde perdiste la compañía de Cristo, y te diré cuál es el lugar donde es más probable que lo encuentres nuevamente. ¿Acaso perdiste la compañía de Cristo al olvidar la oración y volverte holgazán en tu tiempo devocional? ¿Has perdido a Cristo a los pies de tu cama donde orabas? Entonces lo encontrarás allí. ¿Perdiste a Cristo a través de un pecado? Entonces no lo encontrarás de otra manera, sino abandonando ese pecado y procurando gracias al Espíritu Santo el mortificar el aspecto de tu vida en donde vive ese deseo. ¿Perdiste a Cristo al descuidar la lectura de las Escrituras? Entonces debes encontrar a Cristo en las Escrituras; donde lo perdiste, lo encontrarás. Este es un dicho verdadero, “Busca las cosas en donde las dejaste, porque allí están.”

  1. Observación #2: El ir en búsqueda del pasto más verde en vez de la gloria de Dios terminan trayendo angustia.

Solo cinco versículos resumen la enorme cantidad de dolor y angustia que sufrió esta familia. Y todo empezó con una mirada, con un deseo y finalmente una decisión.

El pasto más verde simplemente esconde detrás una gran angustia.

  1. Observación #3: La decisión de ir detrás del pasto más verde puede tener mucho sentido para usted, pero que tenga sentido para usted y que sea la voluntad de Dios pueden ser dos cosas totalmente distintas.

Puede tener mucho sentido económicamente, pero puede llevarle a la ruina espiritualmente. Ir tras el pasto más verde puede traerle éxito laboral o social, pero al mismo tiempo puede traerle tragedia familiar y ministerial.

La verdadera razón por la que ir tras el pasto más verde tiende a tener tanto sentido es porque nuestros corazones son egoístas y nuestras mentes pecaminosas necesitan ser renovadas y transformadas día a día. (Romanos 2:1-2).

El corazón de cada problema es el problema de cada corazón. Nosotros mismos somos el obstáculo más grande para vivir sabiamente.

Ya que nuestros corazones tienden al pecado, el desobedecer la Palabra de Dios e ir en búsqueda del pasto más verde puede tener mucho sentido para nosotros.

  1. Observación #4: La escases, dentro de la voluntad de Dios, es mejor que un banquete fuera de la voluntad de Dios.

Noemí habría dicho, “aprendí la lección. Nuestro pequeño viaje se convirtió en una estadía de 10 años, y ahora, parece que ha terminado con tres viudas y tres tumbas”

Sin embargo, este no es el final – de hecho, todo esto simplemente prepara la escena para un nuevo comienzo. Dios, en su gracia va a tomar lo que queda de esta familia perdidas en Moab, y va a poner sus pies nuevamente sobre el buen camino.

Esto sin duda va a requerir sumisión. Rut y Noemí van a experimentar la gracia de Dios y van a volver a Belén en búsqueda de la bendición divina.

Dios es capaz de redimir los años perdidos y las malas decisiones en aquellos que lo buscan de corazón, para que tal como Rut y Noemí, podamos disfrutar del favor y la comunión con nuestro redentor, Jesucristo, nuestro Salvador.

La próxima escena de esta historia nos va a contar del camino de vuelta a Belén, y lo estudiaremos juntos en nuestro próximo programa, aquí, en Sabiduría para el Corazón.

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey, predicado el día 16/11/2008

© Copyright 2008 Stephen Davey

Todos los derechos reservados

[i] A. Boyd Luter, Expositor’s Guide to Historical Books: God Behind the Seen (Baker, 1995), p. 24.

[ii] Ibid.

[iii] Robert L. Hubbard, New International Commentary on the Old Testament: The Book of Ruth (Eerdmans, 1988), p. 85.

[iv] C. F. Keil and F. Delitzsch, Commentary on the Old Testament: Volume 2 (Eerdmans, 1991 ed.), p. 472.

[v] Hubbard, p. 94.

[vi] Ibid


[vii] Ibid, p. 91.

[viii] David R. Shepherd, Shepherd’s Notes (Broadman, 1998), p. 12.


[ix] J. Vernon McGee, Ruth: The Romance of Redemption (Thomas Nelson, 1981), p. 53.