Devocionales Sabiduría

Corrección, Por Favor

 

Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.

 Salmo 119:105

Cuando mis padres estaban construyendo su casa, mi padre y yo fuimos a ver el progreso. La chimenea de la sala de estar estaba parcialmente construida, pero cuando la miramos, nos dimos cuenta de que estaba torcida. Mi padre llamó al contratista contándole el problema y este dio la orden de derribar la chimenea y empezar de nuevo. Mi padre y yo volvimos unos días más tarde para inspeccionar el progreso y, para nuestra consternación, la chimenea casi terminada estaba inclinada hacia el otro lado. ¡Todavía estaba torcida! Mi padre llamó al contratista y, una vez más, los obreros derribaron la chimenea y la reconstruyeron. Cuando regresamos a la tarde siguiente para revisar el trabajo, la chimenea estaba terminada y esta vez ¡Estaba perfectamente derecha!

¿Qué marcó la diferencia? Más tarde nos enteramos de que el contratista había traído a un equipo joven e inexperto y, esta última vez, él se quedó indicándoles personalmente cómo construir la chimenea correctamente. Él se quedó con ellos hasta que el proyecto estuvo terminado.

Afortunadamente, Dios ha hecho lo mismo por nosotros. La Biblia es nuestro contratista y nos enseña cómo vivir.

En 2 Timoteo 3:16-17, Pablo escribió:

Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

En otras palabras, la Biblia es buena para enseñar – nos dice lo que esta bien. Es buena para redargüir – nos dice lo que no está bien. Es buena para corregir, que literalmente significa “ponernos de pie” – nos dice cómo hacerlo bien. Finalmente, la Palabra de Dios nos instruye – nos entrena para hacer las cosas bien. Es un currículum bastante completo para un solo libro, ¿No le parece? Un libro como este debe tomarse en serio.

Hace muchos años, un hombre llamado Robert Chapman les dio a los cristianos un poderoso recordatorio de nuestro privilegio y responsabilidad de estudiar la Palabra de Dios. Él escribió:

Este libro contiene la mente de Dios, la verdad acerca del ser humano, el camino a la salvación, la condenación de los pecadores y la felicidad de los creyentes. Sus doctrinas son santas, sus preceptos indispensables, sus historias son verdaderas y sus decisiones son inmutables.

Léalo para ser sabio, créalo para ser salvo y practíquelo para ser santo. La Biblia contiene luz para dirigirle, comida para sostenerle y consuelo para animarle.

Es el mapa del viajero, el bastón del peregrino, la brújula del piloto y la espada del soldado. Debe llenar la memoria, probar el corazón y guiar los pies. Léalo despacio, con frecuencia y en oración. Es una mina de riquezas, un paraíso de gloria y un río de placer. Implica la mayor responsabilidad – recompensa el trabajo más grande y condena a todos los que juegan con su contenido sagrado. Cristo es su gran tema, nuestro bien es su diseño y la gloria de Dios es su fin.

La pregunta entonces no es “¿Por qué estudiar la Biblia?”, Sino “¿Cómo podemos permitirnos no hacerlo?”

¿Qué hará hoy con la Palabra de Dios? Esta no existe para simplemente adornar su sala de estar o su dormitorio. Agárrela, úsela. ¡Es el modelo perfecto para construir su vida!

 

 
Este devocional pertenece a Stephen Davey. Todos los derechos Reservados.