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¿Cuál es la Perspectiva Católica de la Salvación?

Escrito por Peter Goeman, profesor del Seminario Teológico Shepherds. Publicado originalmente bajo el título  “What is the Catholic View of Salvation“.

 

Una pregunta que recibo ocasionalmente es cuál es la diferencia entre la Iglesia Católica y la Iglesia Evangélica. ¿No es la Iglesia Católica solo otra opción para ir a la iglesia, según la preferencia del individuo? Para mucha gente lo es. Sin embargo, la Iglesia Católica sostiene oficialmente creencias que no se alinean con lo que enseña la Biblia y, por lo tanto, no es una iglesia verdadera. De hecho, la Iglesia Católica es una pseudo-iglesia que está llevando al infierno a millones de personas.

Vaya, ¿no es eso un poco fuerte? Ahora, tengo muchos amigos y parientes que van a la Iglesia Católica. Así que no escribo esto sin conocer amigos que están en la Iglesia Católica. Pero esa experiencia personal no afecta lo que es objetivamente cierto: el hecho de que la Iglesia Católica enseña un camino diferente de salvación.

La Perspectiva Católica de la Salvación

En la creencia católica, uno debe entrar en estado de gracia a través del bautismo. Después de hacer esto, un católico pasa por la vida, y si comete pecados “menos graves”, puede tratar con ellos a través de la “pena, la oración, las obras de caridad y la abstinencia, [y] la recepción de la Sagrada Comunión” (Ott, Fundamentos del Dogma Católico, 433). Por lo tanto, para un católico, la salvación es un proceso constante por el que se debe trabajar mucho a través de logros humanos.

El esfuerzo del hombre es esencial para la Iglesia Católica. Combinan sus obras con la obra de Cristo. De hecho, el esfuerzo del hombre es tan esencial para la salvación como la obra de Cristo. Un teólogo católico lo expresa de esta manera:

El hombre, por su parte, para llegar a la plena santificación, debe cooperar con la gracia del Espíritu Santo mediante la fe, la esperanza, el amor a Dios y al prójimo y la oración; pero también debe realizar otras “obras”. Es un dogma universalmente aceptado de la Iglesia Católica que el hombre, en unión con la gracia del Espíritu Santo, debe merecer el cielo por sus buenas obras. Estas obras son meritorias sólo cuando se realizan en estado de gracia y con buena intención. (Premm, Teología dogmática para laicos, 262).

No solo las obras son una parte esencial de la salvación, sino que enseñar que la salvación es solo por la gracia de Dios es merecer la maldición de la Iglesia Católica. Note lo que se dijo en el Concilio de Trento en el siglo XVI, donde la Iglesia Católica declaró en el Canon 9,

Si alguno dijere, que por la fe solamente es justificado el impío; de modo que quiere decir, que nada más se requiere en cooperación para obtener la gracia de la Justificación, y que de ninguna manera es necesario que esté preparado y dispuesto por el movimiento de su propia voluntad; sea anatema.

En resumen, la fe no es suficiente para salvarle según la Iglesia Católica. El mérito y los logros humanos deben agregarse a la fe en Cristo para ganarse la salvación. Es un problema lo suficientemente serio como para maldecir a cualquiera que enseñe la salvación solo por gracia a través de la fe solamente.

La perspectiva bíblica de la salvación

La perspectiva católica de la salvación difiere directamente de lo que enseña la Biblia. Cuando se escribió la Biblia ya había grupos que pensaban que uno debía ganarse el camino al cielo. Pablo escribe lo siguiente contra los que creen tal cosa:

Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley. (Romanos 3:28)

Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios. Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. (Romanos 4:2-5)

Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna. (Tito 3:5-7)

La Biblia enseña que la salvación viene únicamente por la gracia de Dios sobre la base de la fe, no de las obras (Efesios 2:8-9). Las buenas obras, por otro lado, son la prueba de la salvación, pero no conducen a la salvación. Cuando cualquier religión o iglesia suma algo al requisito bíblico para la salvación, esto se convierte en un evangelio falso que ya no lleva a las personas a la salvación (Gálatas 1:6-9).

El resumen del asunto

La Iglesia Católica enseña un camino de salvación diferente al que enseña la Biblia. Por lo tanto, no se puede considerar como una iglesia legítima porque se ha apartado de la enseñanza de las Escrituras y está en el proceso de engañar y extraviar a la gente.

Ahora bien, puede ser posible que alguien pueda salvarse e ir a una iglesia católica, pero para salvarse estará dependiendo exclusivamente de la gracia de Dios aparte de las obras, lo que lo convierte en un católico desobediente, lo que significa que debe dejar la Iglesia católica de todos modos e ir a otro lugar. En cualquier caso, es obvio que la Iglesia católica no es como la evangélica. La Iglesia Católica difiere en la enseñanza más importante: la enseñanza sobre cómo reconciliarse con Dios.

 

Este artículo ha sido traducido y adaptado con el consentimiento de su autor.
 
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