El Mesías que Maduró
Escrito por Stephen Davey. Publicado originalmente bajo el título «The Messiah who Matured».
Nadie, jamás, ha renunciado voluntariamente a más poder y gloria que Jesús. El Creador del universo se rebajó a convertirse en un pequeño bebé humano. Pero Jesús no solo dejó de lado su poder y estatus, sino que aceptó las limitaciones de crecer como un ser humano, aunque completamente divino también.
Jesús lo sabía todo cuando estaba en el cielo; pero, en la tierra crecería y maduraría naturalmente en sabiduría. Lucas escribe acerca de la niñez de Jesús: «Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y con los hombres» (Lucas 2:52). La palabra «crecía» significa «progresar, avanzar», y significa que Jesús maduró. Dejó a un lado la madurez perfecta y se permitió convertirse en una especie de pizarra en blanco en sus primeros años en la tierra. Tuvo que aprender a hablar, caminar y aprender 2 + 2 = 4. Imagínese la humildad de Dios el Hijo cuando se convirtió en el hijo de María.
La razón de que podamos celebrar la Navidad es porque Jesús maduró y se convirtió en un hombre perfecto y sin pecado que se convertiría en nuestro Libertador. Si bien apartamos este tiempo para agradecer a Dios por enviar a Su Hijo cuando era un bebé, recordemos el enfoque correcto de la historia.
La Navidad es mucho más que un bebé en un pesebre, es el Hijo de Dios uniéndose a la raza humana para poder redimirnos para siempre.