Pasaje Bíblico: 1 Samuel 16:1-13.
En un mundo que se deja impresionar por las apariencias, Dios escoge a una persona un tanto inusual para que sea el rey de su pueblo escogido. Descubra con nosotros el trasfondo y los inicios de la historia del Rey David, junto con las verdades que Dios nos enseña a través de su ejemplo.
¿Sabía que hay casi 3000 biografías en la Biblia? Hasta hoy, la Biblia sigue siendo el recurso biográfico más completo que existe – abarcando biografías a través de un periodo de historia mayor que cualquier otro recurso en el mundo.[i]
Aunque la mayoría de las vidas registradas en la Biblia solo reciben un par de versículos de atención, algunos reciben una exposición detallada y extensa de sus vidas.
El Apóstol Pablo dejó en claro que todo lo que encontramos en el Antiguo Testamento fue escrito como un ejemplo para nuestra instrucción (1 Corintios 10:11).
Evidentemente, Dios cree que es bueno enseñarnos a través del ejemplo de otras personas. Uno de los métodos que Él ha escogido para enseñarnos a vivir, adorar, confesar, etc., es a través del ejemplo de otras naciones, iglesias y personas, entre otras cosas.
No creo que le sorprenda saber que la biografía del pastor de ovejas, canta-autor, y rey de Israel llamado David, recibe bastante atención en la Biblia. De hecho, él recibe más espacio en la Biblia que cualquier otra persona. Alrededor de 141 capítulos de la Biblia se dedican a retratar su vida.[ii]
La única persona que recibe más consideración que David en la Biblia es Dios.
Hay tanto que podemos aprender a partir de la vida de David… el experimenta más altos y bajos, más cimas y valles, más gozo y dolor, mas virtud y pecados que ninguna otra persona registrada en la Escritura.
En el prólogo de su libro acerca de David, Alan Redpath, el pastor de la Iglesia Moody en los años 60 escribe:
“la Biblia nunca halaga a s us héroes, sino que nos cuenta la realidad acerca de cada uno de ellos; para que, al final, podamos alabar a Dios por su gracia… [El leer acerca de ellos,] es como mirar al espejo… nos avergüenza el recuerdo de todas las veces que hemos fallado. [Aprendemos que] Grande ha sido nuestra terquedad, pero que, más grande aún ha sido la fidelidad de Dios.”[iii]
Estoy de acuerdo.
Ahora, definitivamente no vamos a poder estudiar todos los 141 capítulos que se relatan la vida de David, así que vamos a enfocarnos en unos 20 pasajes, que son los que describen los eventos clave de su vida.
Le invito a abrir su Biblia en el primer libro de Samuel, capítulo 16 donde comienza la historia de David.
Si quisiera bosquejar toda la biografía de David, Creo que la podríamos dividir en tres secciones.
Cuando la Biblia nos presenta a David por primera, encontramos que las circunstancias en el país estaban realmente difíciles.
Dios acababa de rechazar al Rey Saúl por su desobediencia, así que había mandado al profeta Samuel para confrontarlo y darle las noticias.
De hecho, vayamos al capítulo 15, versículo 26 de 1 Samuel.
Y Samuel respondió a Saúl: No volveré contigo; porque desechaste la palabra de Jehová, y Jehová te ha desechado para que no seas rey sobre Israel.
Y volviéndose Samuel para irse, él se asió de la punta de su manto, y éste se rasgó.
Entonces Samuel le dijo: Jehová ha rasgado hoy de ti el reino de Israel, y lo ha dado a un prójimo tuyo mejor que tú.
Saúl había sido el primer rey de Israel… Samuel lo había ungido personalmente. La nación de Israel había depositado su confianza y esperanza en el hecho que ahora, ellos tenían un rey como todos los demás.
Tristemente, Saúl terminó siendo tal como el resto de los reyes en las otras naciones; mezquino, obsesivo, orgulloso, y desobediente.
Dios no tenía nada bueno que decir acerca del primer rey que había puesto sobre Israel.
Y Samuel se entristece y llora. Él esta triste porque el Rey Saúl ha sido desobediente y necio, y no ha guiado a la nación con sabiduría.
De hecho, mientras comienza la biografía de David, Samuel recibe una amable reprensión de parte del Señor. Note el versículo 1 del capítulo 16. Dijo Jehová a Samuel: ¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite, y ven, te enviaré a Isaí de Belén, porque de sus hijos me he provisto de rey.
Me encanta como el Señor expone la naturaleza humana en este pasaje.
Ciertamente Samuel tenía todo el derecho de estar triste. No solo Dios había rechazado al rey – el primero en sentarse sobre el trono de Israel; sino que agregue a eso el hecho de que Samuel quería paz para su nación y esto iba a provocar un revuelo; Samuel no quería ver que armara una guerra civil, y que las personas empezaran a luchar entre ellas para sentarse en el trono; él no quería que Saúl estuviera enojado y resentido con él; él no quería que las otras naciones se dieran cuenta que Israel se encontraba débil y más expuesta a un ataque. … él tenía muchas razones para estar preocupado.[v]
Es más, el verbo en hebreo indica que Samuel estaba triste continuamente.[vi]
La verdad es que él está afligido por el ayer… confundido en el presente… pero Dios le dice, tengo planes para el mañana.
Pero, permítame mostrarle la otra cara de la moneda por un momento. Hay algo admirable en el hecho que Samuel esta afligido por la situación con Saúl, ¿no es así?
Esto nos dice bastante acerca del futuro instructor de David. Como un autor escribió, “Samuel no está preocupado por perder un partido, o porque alguien le rayó el auto – o porque tiene una casa pequeña.”
No, Samuel esta triste por la condición espiritual de su amigo y Rey; él está entristecido por lo que su amada nación estaba por perder; el está preocupado por el potencial de un desastre espiritual aún mayor en su pueblo.
Que gran ejemplo a alegrarnos o entristecernos por las cosas que realmente importan, por las cosas espirituales.
Y en medio de su tristeza, Dios viene y le recuerda a Samuel acerca de Su soberanía. Dios efectivamente le dice, “mira, yo estoy en control… del ayer, del hoy, y del mañana. El rey puede haber desobedecido, pero el Rey de Reyes no ha perdido el control.
La desobediencia o la rebelión de una nación o una persona nunca va a crear pánico en el cielo.
El pecado y la rebelión del rey Saúl, o de cualquier Rey y nación en el mundo nunca van a tomar a Dios por sorpresa, y nunca van a frustrar los planes de Dios.
Este fue un gran recordatorio para Samuel, y es un gran recordatorio para nosotros también.
Samuel está pensando que los peores días en la historia de Israel están por venir. Dios sabe que los mejores días de la historia de Israel están por venir.
De hecho, Samuel está a punto de ser enviado a ungir al rey más importante en la historia de Israel – hasta que llegue su descendiente, el hijo de David – nuestro Mesías – y venga a reinar sobre la tierra.
Como verá, Samuel tuvo dos problemas con su perspectiva – y nosotros solemos tener estos mismos problemas también:
Primero, él estaba llorando por el pasado y segundo él estaba preocupado acerca del futuro.
Samuel está llorando, “todo está perdido… todo está perdido” y Dios dice, “prepara tu aceite, Samuel… ya tengo elegido el próximo rey de Israel.”
Y Samuel casi se desmaya con esas palabras– note el versículo 2. Y dijo Samuel: ¿Cómo iré? Si Saúl lo supiera, me mataría. Jehová respondió: Toma contigo una becerra de la vacada, y di: A ofrecer sacrificio a Jehová he venido.
Ahora, antes de que piense cualquier cosa – tenga en mente que Samuel no solo dijo que iba a hacer eso, sino que realmente fue a hacer lo que le dijo al rey.
Israel había perdido el arca del pacto en manos de sus enemigos; así que Samuel como sacerdote, tiene la responsabilidad de ir por los pueblos haciendo sacrificios.
Dios no le dice a Samuel que le diga a Saúl que va a hacer algo y que no lo haga – De hecho, Dios no le dice a Samuel que mienta o engañe, sino que disimule, a que simplemente le cuente parte de sus planes.
Además, pasarían más de 15 años antes de que David suba al trono. Dios definitivamente no quería que Saúl o que nadie más se enterara de esto y provocara algún desastre.
Es más, como vamos a ver en unos minutos, David, Isaí, y sus otros hijos ni siquiera saben la verdadera razón por la que Samuel entra a su casa.
David seria ungido como rey oficialmente 15 años más tarde, en 2 Samuel capítulo 2.
Este ungimiento tenía otro propósito – o al menos, eso es lo que podemos deducir del texto.
Así que, lo que hace Samuel es planear un festival de sacrificios, donde después de sacrificar el animal, Samuel iba a la casa de una familia para comer.
Note el versículo 3. Y llama a Isaí al sacrificio, y yo te enseñaré lo que has de hacer; y me ungirás al que yo te dijere.
Note que – Dios no está anunciando esto públicamente… Dios está dándole estas instrucciones en privado a Samuel.
Continuemos en el versículo 4. Samuel hizo lo que el Señor dijo, y fue a Belén.
Note que Samuel viajó al pueblo de los bisabuelos de David, Rut y Booz. Allí es donde vivía toda esta familia. Este sería también el mismo lugar donde el descendiente más importante de David nacería, el Señor Jesucristo.
En este pueblo, un día el cielo se llenarían con ángeles, cantando, “Gloria a Dios en las alturas.”
La visita de Samuel a Belén no es un accidente… esto no es un plan B porque Saúl arruinó todo… este era el plan original.
Sabemos a partir del versículo 11 que hay un intervalo de tiempo entre el sacrificio y cuando se sentaron a comer. De hecho, Samuel rehúsa sentarse a la mesa hasta que haya visto a todos los hijos de Isaí.
Nadie, excepto Samuel, sabe que Dios había escogido a uno de ellos para ser el futuro rey de Israel.
Pero Samuel tiene un problema. Él no tiene idea de qué exactamente está buscando, Dios no le ha dado ninguna lista o alguna descripción del criterio con el cual reconocer al escogido. Esta es la razón por la que el sigue escogiendo a la persona incorrecta.
Note versículo 6, Isaí le presenta cada uno de sus hijos, empezando de mayor a menor, como era la costumbre en aquel entonces, y la Biblia dice que:
Cuando ellos vinieron, Samuel vio a Eliab, y dijo: De cierto delante de Jehová está su ungido. Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.
Vamos a sacar varias observaciones acerca de este versículo, pero, antes que nada, déjeme decirle que una de las cosas que me sorprende acerca de Samuel, es que él todavía está buscando un rey como Saúl.
Cuando la Biblia relata en el capítulo 9 acerca del ungimiento de Saúl, se nos informa que lo que destacaba a Saúl de todos los demás era su altura.
Y ahora, tan pronto como Samuel mira a Eliab, alto y distinguido, empieza a buscar el aceite para ungirlo. Incluso el sumo sacerdote con toda su sabiduría estaba ciego en esta área. Él quiere a un Saúl 2.0.
Dios susurra en su espíritu, “no agarres el aceite… no estoy mirando su estatura… estoy mirando su corazón.”
Note el versículo 8. Entonces llamó Isaí a Abinadab, y lo hizo pasar delante de Samuel, el cual dijo: Tampoco a éste ha escogido Jehová.
A todo esto, este no era un desfile donde todos los competidores se pusieron en fila y caminaron por una pasarela en frente de Samuel en sus tacones.
En verdad, esto no es nada más que un típico saludo con cada uno de hijos de Isaí.
Mire el versículo 9. Hizo luego pasar Isaí a Sama. Y él dijo: Tampoco a éste ha elegido Jehová. E hizo pasar Isaí siete hijos suyos delante de Samuel; pero Samuel dijo a Isaí: Jehová no ha elegido a éstos.
Esta es la única vez que vemos que Samuel le da Isaí alguna pista acerca de su visita.
Sin embargo, Isaí va a tener que asumir, como muchos eruditos evangélicos han señalado, que Samuel solo está buscando un aprendiz – un ayudante.
Un estudioso del Antiguo Testamento afirma que este ungimiento puede entenderse como la consagración de David como un estudiante o aprendiz de profeta. Y David se convertiría en un profeta.[vii]
La verdad es que, Dios en su gracia, mantiene desinformados a Isaí y a sus hijos.
Si ellos hubieran sabido que.
Saúl no ha abandonado su trono y él va a hacer todo lo posible para mantenerlo.
Note el versículo 11. entonces dijo Samuel a Isaí: ¿Son estos todos tus hijos? Y él respondió: Queda aún el menor, que apacienta las ovejas.
Pausa.
Generalmente, cuando escuchamos esta historia en la escuela dominical tenemos esta imagen de que Isaí prácticamente pone a sus hijos en fila, y que no llama a David porque no cree que sea capaz de ser rey. Pero la verdad es que Isaí habría estado feliz de cualquiera de sus hijos fuera rey – incluso David.
La realidad es aún peor – Isaí ni siquiera piensa que David esta calificado como para ser el asistente de Samuel.
Seguramente Isaí se quedó parado allí, mirando a Samuel y a sus hijos – Samuel está esperando que él diga, “David está afuera… pero déjame ir a buscarlo.” Pero Isaí no se ofrece.
Entonces Samuel finalmente le dice a Isaí – versículo 11 – Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí.
Ahora note el versículo 12. Envió, pues, por él, y le hizo entrar; y era rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer. Entonces Jehová dijo: Levántate y úngelo, porque éste es.
Quizás piense que esto contradice la amonestación anterior del Señor de no considerar la apariencia de una persona.
Pero lo que vemos en este versículo es una descripción física de David – no un currículum que lo calificaba para ser el próximo rey de Israel.
Además, permítame destacar que la palabra rubio viene de la palabra hebrea, Edom – que nos da la palabra, rojo. De hecho, la otra vez que encontramos esta palabra hebrea en el Antiguo Testamento es en Génesis 25:25 donde se usa para describir a Esaú, y significa literalmente “pelirrojo.”[viii]
Aquí, esta palabra es usada para describir cual era el color de pelo de David. David era pelirrojo. A decir verdad, esto nos indica que David era niño de un aspecto bastante inusual para un hebreo – un joven de unos 14 años con pelo rojo y ojos brillantes.
David entra a la casa oliendo a oveja. Sin decirle nada a él, o a su padre, o a sus hermanos, Samuel recibe el mensaje del Señor, de que este es el escogido – versículo 13. Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá.
Sin fanfarria… sin explicación… sin ningún discurso especial…
Y por una buena razón.
Ahora, si pudiera escoger dos frases para describir esta escena, la primera seria.
Así no es como se hacía. ¿Porque alguien escogería a un rey y luego no le diría a nadie? ¿Porque arriesgarse de esa manera… porque no esperar?
Pasarían más de 15 años antes de que David fuera oficialmente ungido como Rey de Judá (2 Samuel 2).
Aparte, la lógica diría que uno necesitaba escoger a un guerrero… en ese momento había una tropa de Filisteos acampando en ese pequeño pueblo.[ix]
Samuel necesitaba a un héroe, no a un pastor que le gustaba componer música. No necesitaba a un cantante… él necesitaba a un rey que supiera como liderar la nación. Esto es totalmente sin precedentes… pero este era el plan de Dios.
Hay otra frase que podríamos usar para describir esta escena. Es la frase.
David no llega ni cerca de las expectativas convencionales para ser parte de la realeza – ni siquiera cumplía las expectativas la familia de Isaí.
David vivía en un pueblito… Isaí es un granjero relativamente desconocido; de hecho, el ni siquiera tiene muchas ovejas para que David cuide (1 Samuel 17:38).
Tal como el Hijo de David que vendría siglos más tarde – el rey de reyes – que nacería de una familia de campesinos sin ningún estatus social relevante.
Y la verdad es que nos parecemos bastante a Samuel… cometiendo sus mismos errores.
Nos impresionamos con los grandes, fuertes, saludables, jóvenes, experimentados, famosos, y hábiles. Nos dejamos impresionar por las apariencias.
Esta es una de las fallas universales de la humanidad en pecado. Esta es la razón por la que Dios le dice a Samuel – el hombre mira la apariencia externa… en otras palabras, esto es lo que la humanidad hace… pero Dios mira el corazón.
Echémosle un vistazo a este campesino pelirrojo… échele un vistazo a esta familia… y va a notar que la familia de Isaí, y la vida de David se caracteriza por ser común, corriente, sencilla… nada impresionante… y sin embargo fueron escogidas por Dios.
Eso somos nosotros también a todo esto. Dios nos ha escogido, y nos está usando – independientemente de cualquier cosa que podamos ofrecerle o demostrarle. Él ha escogido por mera gracia hacernos reyes y reinas – corregentes con nuestro Mesías.
¿Quienes somos nosotros?
Considere lo que dijo el apóstol Pablo en 1 Corintios 1:26
Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles
Sencillos… nada impresionante, nada especial, pero escogidos por Dios.
Aun así, ¿porque ungir a David 15 años antes de tiempo?
Este ungimiento representa que Dios está iniciando a David en un periodo de entrenamiento. Él sin duda va a recibir instrucción periódicamente de parte de Samuel y otros profetas. Solo necesitamos leer los salmos de David para darnos cuenta de la profundidad con la que él conocía las Escrituras.
Ahora, tomemos solo un par de minutos antes de terminar este estudio para ver algunas características en la vida de David durante estos años donde él evidentemente vuelve con sus ovejas para pastorearlas.
Cuando estudiamos con más detenimiento la vida de este joven pastor de ovejas, descubrimos entre otras cosas:
Imagine lo que habría sentido David por no ser incluido en un evento tan increíblemente importante como lo era la visita de Samuel.
Más adelante, la Biblia registra como el hermano mayor de David lo insulta cuando le pregunta que es lo que está pasando con el gigante Goliat.
Él es tenido en menos e insultado.
Dios está preparando a David para que pueda soportar el dolor del rechazo, las amenazas y la crítica.
Pero no solo vemos síntomas de rechazo, sino que también
No había nada más monótono y aburrido que pastorear ovejas. Uno trabajaba 24 horas al día, 7 días a la semana. Y, ¿que puede uno aprender de pastorear ovejas para ser un rey? Uno podría preguntarse.
Las distintas responsabilidades y desafíos en la vida de David lo fueron preparando para los interminables desafíos de pastorear una nación.
También vemos en la vida de David
Mientras David pastoreaba en la oscuridad y la soledad de la noche, él reflexionaba y meditaba en Dios y la palabra de Dios.
Él se acostaría bajo las estrellas y pensaría en las verdades de la palabra de Dios.
Él se acostaría allí y miraría diría, “Señor, cuando miro la luna y las estrellas que has creado me pregunto… ¿que es el hombre para que tengas memoria él?”
Oh, creo que esa sería una buena canción
El sacaría su harpa, o su flauta y empezaría a componer una melodía que practicaría con sus ovejas.
David no tenía idea que sus canciones se convertirían en el himnario de su país, y el primer himnario de la iglesia; de hecho, él no tenía idea que en el día en que la iglesia fue formada – en el día de pentecostés, varios siglos más tarde, el apóstol Pedro citaría uno de sus salmos como evidencia de que Jesús había cumplido la profecía escrita por David.[x]
Y 3000 personas creerían en Cristo ese día.
Pero por ahora, el joven David tiene 14 o 15 años, y está siendo entrenado por Dios por las circunstancias, desafíos, y dificultades de su vida cotidiana.
Este es su campo de entrenamiento, y veremos como Dios lo usa en la batalla en nuestro próximo estudio en Sabiduría para el Corazón.
Este manuscrito pertenece a Stephen Davey, predicado el día 05/01/2014
© Copyright 2014 Stephen Davey
Todos los derechos reservados
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[i] www.DiscoverTheBook.org
[ii] Ibid, p. 1
[iii] Alan Redpath, The Making Of A Man Of God (Revell, 1962), p. 5
[iv] Outline adapted from J. Carl Laney, First and Second Samuel (Moody Press, 1982), p. 55
[v] Adapted from W.G. Blaikie, The First Book of Samuel (Klock & Klock Christian Publishers, 1887; reprint, 1978), p. 253
[vi] Dale Ralph Davis, Expositions of the Book of I Samuel: Volume 2 (Baker Books, 1994), p. 26
[vii] Keil & Delitzsch, p. 170
[viii] Expositor’s Bible Commentary, Volume 3, general editor, Frank E. Gaebelein (Zondervan Publishing House, 1992), p. 685
[ix] F.B. Meyer, David: Shepherd, Psalmist, King (Christian Literature Crusade, 1973), p. 10
[x] Phillip Keller, David the Shepherd King, II (Word Books, 1986), p. 186