Lección 11: A La Mesa de Gracia

Lección 11: A La Mesa de Gracia

Pasaje Bíblico: 2 Samuel 9.

La historia de David y Mefiboset es una de las más bellas que encontramos en la Biblia. Aquí encontraremos un ejemplo de gracia que ilustra la mayor demostración de gracia de todas – la de nuestro Señor Jesucristo para con nosotros.

Transcripción

Introducción

Hace unos años, se publicó una conmovedora historia acerca de unas niñas de Bombay, India. A estas niñas, al nacer, les habían puesto un nombre que tristemente es común – un nombre que a la verdad lo dice todo. Estas 285 niñas recibieron el nombre Nakusao Nakushi – que literalmente significa, indeseada. Oficiales del distrito decidieron hacer algo al respecto, y amablemente les ofrecieron a las niñas una oportunidad de cambiar su nombre en una ceremonia pública.

            En un país donde se abortan cientos de miles de niñas, entre otras razones, por cuestiones financieras y religiosas, el tener una hija mujer, en el mejor de los casos se ve con tristeza, y en el peor de los casos termina en maltrato y abandono. Cientos de miles de niñas alrededor de India, viven cada día siendo recordadas de que son una carga indeseada.

            Este artículo decía, “285 niñas en este distrito en particular llegaron entusiasmadas a la ceremonia usando sus mejores vestidos; cintas y hebillas para el cabello…”

            Ellas se pusieron en fila, expectantes y felices – vi una foto en la que al menos una docena de estas niñas, de entre 8 y 15 años estaban sosteniendo sus certificados con sus nuevos nombres.[i]

            ¿Puede imaginarse tener por nombre indeseado… despreciado?

            ¿Puede imaginarse lo que debe ser que, desde que tenga memoria, sepa que no es nada más que un peso molesto para su familia, o para quienes están a su cargo – no ser querido por la sociedad – sin esperanza alguna de poder llevar una vida normal?

            Si ahora está pensando, “ya sé de qué va a predicar. Esta es una ilustración de nuestro nuevo nacimiento – nuestro nuevo nombre e identidad en Cristo,” déjeme pedirle que no se adelante todavía. Vamos a llegar a hablar de eso eventualmente a modo de aplicación.

            Pero pausemos por un momento para considerar que uno de los regalos más gloriosos que recibimos por gracia es que Dios ha cambiado nuestra condición,

  • De indeseado a escogido
  • De sin valor a invaluable
  • De enemigo a amigo
  • De marginado a familia

            Gracia, en la Biblia, es una demostración de amor que no se merece, que no se gana, y que no se paga.[ii]

            En otras palabras, aquel que recibe gracia no la recibe porque la merece o porque se la ganó – de hecho, no es solo que no la merece, y no puede ganarla, sino que no puede hacer absolutamente nada para compensar o devolver el favor recibido. Por eso la llamamos gracia.

            Sublime gracia del Señor que a un buen tipo como yo salvó… no… que a un infeliz salvó.

  • Si no lo merece, es gracia.
  • Si no se lo ganó, es gracia.
  • Si es imposible de volver a pagar, entonces es gracia.

            Estamos a punto de ver ese regalo de gracia ilustrado para nosotros en 2 Samuel capítulo 9.

 

Un Ejemplo de Gracia

Continuamos estudiando la biografía de David y ahora escuchamos como David, el canta-autor y rey de Israel está a punto de cantar y demostrar “sublime gracia.”

            Note el versículo 1 de 2 Samuel 9.

Dijo David: ¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia por amor de Jonatán?

            Ahora, si tomáramos el tiempo de volver a 1 Samuel y repasar los hechos, veríamos que David le hizo una promesa a ambos Jonatán e incluso al rey Saúl. Esta promesa era que, cuando él subiera al trono él prometía que no iba a copiar la práctica común de los otros reyes de la región, que básicamente era matar a todos los miembros de la antigua familia real – esto se hacía principalmente para eliminar cualquier posibilidad venganza, sublevación, o competencia al trono.

            David hace este pacto con Jonatán en 1 Samuel 20, y deja en claro que él no va a matar a ninguno de la casa de Saúl cuando suba eventualmente al trono.

            Pero luego Jonatán y Saúl mueren en batalla – y uno podría imaginarse q ue esto cambió las cosas.

            Ahora… 15 años más tarde, llegamos a 2 Samuel capítulo 9. David es un rey victorioso, él ha establecido su reino, vive en un palacio de cedro, lo atienden por decenas de sirvientes cuando quiere, él esta reinando sobre un imperio que está creciendo… Es tiempo de relajarse.

            Sin embargo, en ese momento, él se acuerda de ese pacto de gracia que hizo con Jonatán y quiere hacer algo al respecto.

            David pregunta ¿Ha quedado alguno? En otras palabras, ¿sigue alguien con vida de la casa de Saúl? – ¿por qué David? Porque quiero hacer misericordia – hesed, es la palabra hebrea. Esta palabra va a aparecer 3 veces en este capítulo – en el versículo 1, 3, y 7.

            Y vale la pena notar que David no pregunta aquí en el versículo 1, ¿Hay alguien calificado? ¿Hay alguien digno? No, simplemente pregunta: ¿hay alguien aún con vida para que reciba de mi gracia?[iii]

            Eso es gracia.

            Estoy bastante seguro de que la decisión de David sorprendió a todo su gabinete y a los miembros del palacio. ¿Para qué querría traer a algún pariente de su antiguo enemigo, el rey engañoso, desleal, arroja lanzas, llamado Saúl? Quizás era tiempo de dejar el pasado atrás, seguir con su vida.

Un autor, comentando en este texto, contó una interesante historia acerca del antiguo presidente estadounidense, Franklin Roosevelt. Roosevelt dio un discurso en 1932 durante la campaña electoral. En ese discurso él prometió que, si lo escogían como presidente, él iba a poner ciertas restricciones en los gastos del gobierno. Cuatro años después, habiendo ya ganado la presidencia, él se estaba preparando para hacer ciertos gastos que iban a costar varios millones de dólares, obligando al país a endeudarse. Él le pregunto a uno de sus consejeros como es que podría manejar el asunto sin que pareciera un hipócrita. ¿Que podía hacer con su promesa anterior? El consejo fue simple – “niega que alguna vez hiciste esa promesa.”[iv]

            Si hubo un momento ideal para que David escondiera su pacto de gracia bajo la alfombra real, era este. O sea, ¿Quien se iba a quejar? De hecho, ¿quien se iba a acordar? Es más, ¡a quien le importaría! “Solo niega lo que dijiste… ¿para qué complicar las cosas, trayendo a algún pariente del rey que te odiaba?”

            Sin embargo, David ordena que se haga una búsqueda por toda la nación para encontrar descendientes de la casa de Saúl.[v]

            Y no pasa mucho tiempo hasta que se encuentra a un hombre en una de las antiguas tierras del Rey Saúl.

            Note el versículo 2.

Y había un siervo de la casa de Saúl, que se llamaba Siba, al cual llamaron para que viniese a David. Y el rey le dijo: ¿Eres tú Siba? Y él respondió: Tu siervo. El rey le dijo: ¿No ha quedado nadie de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia de Dios? Y Siba respondió al rey: Aún ha quedado un hijo de Jonatán, lisiado de los pies.

            Ahora, detengámonos por un momento. Siba es uno de esos personajes desagradables que uno se encuentra de vez en cuando en la Biblia. Si esta fuera una obra de teatro, Siba entraría al escenario vestido de negro y cada vez que aparece la música de fondo se pone siniestra y premonitoria.

            Siba aparece varias veces en la Biblia, y cada vez que lo hace, las palabras, engañoso y oportunista deberían cruzar por la pantalla de su imaginación.

            Siba era astuto. De alguna forma, él había logrado quedarse con unos de los antiguos territorios reales de Saúl. Cuando el reino pasó a manos de David, Siba nunca devolvió su territorio… quizás él estaba esperando que David nunca se enterara.

            Más adelante en esta narrativa, descubrimos que Siba tenía un harén, 15 hijos mayores, un gran séquito de sirvientes, y un gran territorio que manejaba cómodamente.[vi]

            Todo para decir que si hay alguien en esta historia que no quiere que David encuentre a un pariente de Saúl – y mucho menos que lo restaure – este sería Siba.

            Siempre hay enemigos de la gracia. Aún, el día de hoy, el creyente va a encontrar resistencia cuando quiere demostrar gracia. De hecho, el creyente tiene que resistir al archienemigo de la gracia, Satanás, quien odia el hecho que hemos sido restaurados por la gracia de Dios. Él odia ver que nosotros, quienes estábamos bajo su dominio, fuimos liberados por la gracia de Dios.

            Es evidente como Siba trata de desanimar a David en su búsqueda – note el final del versículo 3 donde Siba admite – de mala gana sin duda, aun ha quedado un hijo de Jonatán… pero él es lisiado de los pies.

            ¿Por qué Siba? ¿para qué ese último comentario?

            Estoy de acuerdo con un autor que escribió, “Siba está queriendo decirle indirectamente a David aquí: Rey, piénsalo dos veces antes de hacer esto, este tipo no va a verse muy bien en el palacio. Él simplemente no va a encajar en el ambiente – en medio de la realeza – en la alta sociedad del Jerusalén.[vii]

            David preguntó claramente, “¿hay alguien a quien pueda darle un regalo de pura gracia? Y este personaje, quien era parte de la antigua administración del rey Saúl, quien ha estado ocupando ilegalmente un territorio que le pertenecía a David y que se estaba enriqueciendo gracias a ello le dice, “Sí, sé que hay un hijo de Jonatán por ahí… pero es lisiado… realmente no creo que quieras tomarte la molestia… por años, su nombre ha sido indeseadodespreciado… indigno… no creo que quieras meterte en ese lio – además, él no puede darte nada a cambio.

            Los Sibas del mundo nunca van a lograr entender que la gracia es un regalo para personas indignas – es un regalo no merecido.

            Me encanta la respuesta de David – note el versículo 4 ¿Dónde está? y Siba le da la dirección. Note – está en casa de Maquir hijo de Amiel, en Lodebar

            A todo esto, Lo-debar significa literalmente, “no cosa”, o sea “nada.”[viii]

            Otros lo traducen, lugar estéril, inhóspito.[ix]

            Entonces, lo que tenemos aquí es a un joven lisiado, escondiéndose por miedo al nuevo rey, viviendo en medio de la nada.

            Y todo comenzó cuando el reino de Saúl cayó en manos de los filisteos. Vayamos por un momento al capítulo 4, versículo 4para descubrir como Mefiboset, el hijo de Jonatán quedó lisiado. Note –

Y Jonatán hijo de Saúl tenía un hijo lisiado de los pies. Tenía cinco años de edad cuando llegó de Jezreel la noticia de la muerte de Saúl y de Jonatán, y su nodriza le tomó y huyó; y mientras iba huyendo apresuradamente, se le cayó el niño y quedó cojo.

            Dado el hecho que Mefiboset tenía 5 años y a esa edad uno puede correr – lo más probable es que ella lo subió a un carruaje – o quizás ellos estaban huyendo a caballo… no se nos dice, pero quizás Mefiboset se cayó del carruaje, o de la montura… y terminó rompiéndose las piernas o los tobillos.

            Al llegar a su escondite, lo menos que debían hacer era llamar a un doctor… ellos necesitaban mantenerse escondidos a toda costa. Quizás sus pies nunca lograron sanarse y por eso no pudo volver a caminar.

            Y aquí, en el capítulo 9, David demuestra la gracia de Dios. Siba le informa, “hay un pariente, pero él es lisiado,” y David rápidamente le responde “¿dónde esta?”

            No pase eso por alto – solo la gracia responde de esa manera. Después de que Siba agrega ese pequeño comentario en el versículo 3, de que Mefiboset era lisiado, uno casi podría esperar que David dijera, “¿que tan lisiado? ¿Puede mover sus piernas, o es solo los pies? ¿qué le pasó? Porque eso cambia las cosas.

            O sea, el palacio no cumple las regulaciones para que alguien con esa condición este viviendo y caminando por acá. Necesitaríamos construir rampas, mover algunas alfombras, cambiar la bañera, pagar por terapia física. ¡Me pregunto cuanto me va a costar traerlo!

            Querido oyente, la gracia no se detiene. La gracia esta lista para dar todo lo necesario.

             Como el apóstol Pablo que dijo mientras escribía a los Efesios,

tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados, según las riquezas de su gracia que hizo sobreabundar para con nosotros (Efesios 1:8).

            Él hizo sobreabundar.   

            La gracia es generosa

            La gracia es evidente en navidad o en los cumpleaños. Uno no llega con un regalo, y antes de entregarlo dice, “bueno, por los méritos que hiciste en este año, ahora te doy este regalo.”

            No, los regalos no tienen nada que ver con los méritos… se dan de pura gracia y con gozo. Uno solo quiere ver la sonrisa de esa otra persona al recibir o abrir el regalo, ¿cierto?

            La gracia es un regalo que uno no puede esperar para dar… salta de la emoción… aplaude… y sonríe de oreja a oreja. Y David no espera para darlo.

Versículo 5:

Entonces envió el rey David, y le trajo de la casa de Maquir hijo de Amiel, de Lodebar. Y vino Mefi-boset, hijo de Jonatán hijo de Saúl, a David, y se postró sobre su rostro e hizo reverencia. Y dijo David: Mefi-boset. Y él respondió: He aquí tu siervo. Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre a mi mesa. Y él inclinándose, dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como yo?

            No hay nada más inútil que un perro muerto. No puede cazar, no puede proteger, no puede jugar, no puede mantener el vecindario libre de gatos y ratones, un perro muerto no puede hacer nada.

            Y ese es el punto.

            Mefiboset no tiene nada que ofrecerle al rey, y nosotros tampoco tenemos nada que ofrecerle a Dios. Nosotros no merecíamos nada, no teníamos nada, no podíamos ofrecer nada y estábamos escondidos, lisiados, con miedo, habiendo pecado – ¡y él nos encontró![x]

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe y esto no de vosotros pues es don de Dios, no por obras para que nadie se gloríe (Efesios 2:8-9).

            La gracia da más allá de lo necesario a todo esto. ¿Notó todas las cosas que David agregó a su promesa? Él le había prometido a Jonatán y Saúl que él simplemente iba a perdonarles la vida a sus parientes cuando el asumiera el trono; pero David está haciendo mucho más que eso.

            ¿Notó el versículo 7? David le va a dar toda la propiedad de su abuelo – y el va a comer a la mesa del rey por el resto de su vida. El versículo 11 dice:

comerás a mi mesa, como uno de los hijos del rey.

            David hace de Mefiboset un príncipe de Israel – un miembro de la familia real.

            Que gran ilustración de gracia.

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre (el de Jesucristo) les dio potestad de ser hechos hijos de Dios (Juan 1:12).

            Y si hijos, Romanos 8:17, también herederos de Dios y coherederos con Cristo.

            Cuatro veces en este texto, David dice, “Mefiboset va a comer a mi mesa como uno de mis hijos.”

            Este es el trono de gracia. David levanta al lisiado Mefiboset de su miseria y le dice, “tu ahora eres un príncipe en mi tierra, un miembro de mi familia real. Ahora vives a la luz de la gracia.

            Y se pone aún mejor – note el versículo 9 – entonces el rey llamo a Siba – ¿lo recuerda?

siervo de Saúl, y le dijo: Todo lo que fue de Saúl y de toda su casa, yo lo he dado al hijo de tu señor. Tú, pues, le labrarás las tierras, tú con tus hijos y tus siervos, y almacenarás los frutos, para que el hijo de tu señor tenga pan para comer; pero Mefi-boset el hijo de tu señor comerá siempre a mi mesa.

            En otras palabras, Siba, tú has estado viviendo y has estado beneficiándote del territorio real que no te pertenece. Bueno, ¿sabes que voy a hacer? en vez de arrestarte por robar, voy a mostrarte gracia a ti también.

            No te lo mereces, pero voy a dejar que te quedes en esa tierra y que sigas trabajándola y cosechándola. Te voy a dejar comer todo lo que quieras, pero ahora quiero que tú y tus hijos se arremanguen y empiecen a trabajar junto con los otros empleados que tienen. Se terminaron los privilegios.

            Mefiboset va a vivir aquí en mi palacio y va a comer a mi mesa. Pero él todavía va a estar va a estar a cargo tuyo. Él va a decidir que se vende y que compra. Y no te preocupes, él va a ir y visitarlos frecuentemente para ver su trabajo, así que es hora de que también salgas de la habitación que has estado ocupando porque ahora le pertenece a Mefiboset.

            Ya podemos imaginarnos el rostro de Siba.

            Mire el versículo 11.

Respondió Siba al rey: Conforme a todo lo que mi señor el rey mande a su siervo, así hará tu siervo. Y Mefiboset comió a la mesa de David como uno de los hijos del rey.

            Mefiboset se muda de las tierras áridas de Lodebar a los verdes prados de su señor. Él ha sido tomado del valle de la sombra de muerte donde estuvo escondido por años – pero ahora ha sido traído a la luz, en donde hay una mesa preparada para él – él ahora está viviendo en la casa de su Rey.[xi]

            Mefiboset ya no lleva más el nombre indeseado… David ha cambiado su nombre y su condición, y ahora lo conocen como el amado del Rey.

            Este es el testimonio de los redimidos, aquellos quienes Dios ha sobreabundado con su gracia, aquellos que un día serán llevados a la casa de su Rey y Padre y se sentarán a la mesa con él.

            Nunca lo olvide, el impedimento de Mefiboset sería un recordatorio diario de la gracia del rey – cada vez que iba con sus muletas de un lugar a otro, él recordaría, “estoy en este palacio, porque el Rey ha cumplido su pacto y me ha dado este regalo de gracia.

            De la misma manera, nuestros pecados – nuestros fracasos, nuestros problemas espirituales, emocionales, y físicos nos recuerdan que no estamos a la altura de ser hijos de Dios… que no tenemos nada que ofrecerle, nada con que impresionarlo… estos nos recuerdan diariamente la infinita gracia de Dios.

            Unilateral… Esa es la maravillosa naturaleza de la gracia. La gracia es unilateral – lo único que hacemos es recibir. Y luego, por mera gratitud, con muletas y todo, buscamos amarle.

 

Conclusión

Un autor imaginó como habría sido una tarde en el comedor del palacio.

            Con la comida ya preparada, los miembros de la familia real llegan al comedor junto a sus invitados. Amnón, inteligente e ingenioso, llega primero a la mesa. Luego entra Joab, uno de los invitados – hombre musculoso, y de piel bronceada. Camina derecho como el soldado experimentado que es. Luego llega Absalón, apuesto y distinguido. Sin un defecto físico desde la coronilla hasta la planta de los pies. Luego llega Tamar, la hermosa hija de David, y se sienta en su silla. Unos minutos más llega Salomón – él ha estado en su cuarto estudiando todo el día, pero finalmente quita su mente del trabajo y llega hasta la mesa. Allí están todos sentados. Pero luego ellos todos escuchan este, clac, clac… clac, clac… y allí llega Mefiboset en sus muletas. Él sonríe y humildemente se une a los otros mientras toma su lugar en la mesa como uno de los hijos del rey.[xii]

  • De indeseado a escogido.
  • De sin valor a invaluable.
  • De enemigo a amigo.
  • De marginado a familia.

            Un autor hizo la pregunta, ¿Puede imaginarse, un día llegar a sentarse a la mesa como uno de los hijos del rey, junto con el apóstol Pablo, Pedro y Juan… quizás pidiéndole al apóstol Santiago que le pase la sal, partiendo el pan con Abraham, riendo con la reina Ester, el profeta Isaías y David?[xiii]

            Ya no más “indeseados,” sino invitados por el mismo Rey a su mesa, solo gracias a su infinita gracia, Sublime Gracia de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

 

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey, predicado el día 06/04/2014

© Copyright 2014 Stephen Davey

Todos los derechos reservados

 

 

 

[i]  Adapted from, “285 Indian Girls Shed Unwanted’ Names” by CHAYA BABU – Associated Press October 22, 2011 9:43 PM

[ii] Charles R. Swindoll, David: A Man of Passion & Destiny (Word Publishing, 1997), p. 170

[iii] Swindoll, p. 171

[iv] Dale Ralph Davis, 2 Samuel: Out of Every Adversity (Christian Focus, 1999), p. 119

[v] W. Phillip Keller, David the Shepherd King, Part II (Word Books, 1986), p. 74 

[vi] Keller, p. 75

[vii] Swindoll, p. 172

[viii] Expositor’s, p. 917

[ix] Swindoll, p. 172

[x] Swindoll, p. 176

[xi] Adapted from Davis, p. 124

[xii]Adapted from Swindoll, p. 178

[xiii] Ibid

Esperamos que este recurso lo haya bendecido.
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