Lección 12: David y Betsabé – Gobernado por Pasiones

Lección 12: David y Betsabé - Gobernado por Pasiones

Pasaje Bíblico: 2 Samuel 11:1-5.

El adulterio no ocurre de en un momento a otro. Nace de una mente lujuriosa no fue controlada por un buen tiempo. En este programa estudiaremos el escándalo más famoso de la Biblia, el pecado de David con Betsabé. A partir de este pasaje sacaremos varias lecciones acerca de cómo evitar el fracaso moral.

Transcripción

Introducción

La historia de Cleopatra y Marco Antonio ha cautivado el interés de millones a través de los años. La relación amorosa entre este emperador Romano y la Reina de Egipto se convirtió en uno de los chismes más divulgados de la historia – incluso Hollywood ha hecho películas al respecto.

            Ambos Marco Antonio y Cleopatra engañaron a sus parejas y a sus imperios –permitiendo que su lujuria reemplazara eventualmente su lealtad nacional. De hecho, ellos terminarían engañándose entre ellos. 

            Después de perder una batalla importante, Marco Antonio huyó a Egipto, solo para que le dijeran que Cleopatra se había suicidado. Abatido por las noticias, Marco Antonio se arrojó sobre su espada… y luego, mientras aun agonizaba, justo antes de morir, descubrió que ella todavía estaba viva… pero era muy tarde.[i]

            En un pasado, Marco Antonio había sido un gran emperador romano, un líder fuerte, un soldado valiente. Pero aun en sus mejores años hay algo esencial que él nunca tuvo – integridad moral. De hecho, mientras él aún era joven, su maestro le grito en una ocasión – “Marco, hombre capaz de conquistar el mundo, pero incapaz de resistir la tentación.[ii]

            Probablemente, no hay historia bíblica que haya cautivado el interés de tantas personas como la historia del Rey David y Betsabé.

            Lo que comenzó con una mirada… y llevó a la lujuria… y llevó al adulterio, terminó provocando innumerables consecuencias.

            Si pudiera escribir un título que describiera el próximo capítulo de la vida del Rey David, seria este: “David, hombre capaz de conquistar el mundo, pero incapaz de resistir a la tentación.”

            Hasta ahora, en nuestro estudio de la vida del cantante de Israel – el rey David – La Escritura ha ido avanzando rápidamente a través de sus años. Hemos visto que la Biblia a veces resume años de su vida en un par de versículos.

            En un capítulo, él es un joven pastor que se enfrenta a Goliat. En el siguiente capítulo, él es un valiente soldado que se ha casado con la hija del rey, al siguiente, él está huyendo del rey, y así.

            En su mayoría, la biografía de David se mueve a toda velocidad; sin embargo, ahora – en 2 Samuel capítulo 11Dios como que pisa el freno, por así decirlo, en esta narrativa. De hecho, Samuel va a dedicar 2 capítulos enteros para describir los eventos que transcurrieron en menos de 10 meses. La narrativa bíblica se pone en cámara lenta.

 

Lecciones del Pecado de David

Dios obviamente quiere que aprendamos algunas lecciones a partir de estos errores en la vida de David… y que las aprendamos bien.

            Y si pudiera ofrecer una lección antes de adentrarnos en este conocido pasaje de la Escritura, sería esta.

  1. Si el rey David pudo caer, tengamos cuidado, porque nosotros también podemos.

De hecho, si David:

  • El valiente asesino de gigantes,
  • El temerario soldado de fe,
  • El ciudadano fiel incluso hacia un rey infiel,
  • El hombre que esperó por años escondiéndose y huyendo para no adelantarse a los planes de Dios,
  • El hombre que se deleitaba en las promesas de Dios,
  • El canta-autor que amaba cantar de la grandeza y la gloria de Dios,

            Querido oyente, si este hombre pudo cometer estos escandalosos pecados, ¿que nos hace pensar a nosotros que algo así nunca nos podría ocurrir?

            No podemos confiarnos.

            Permítame agregar otra observación, y es esta.

  1. Nadie cae repentinamente en pecado.

No es que, ¡ups! Caí en pecado. Nunca lo vi venir. En el caso de David, uno no puede entender 2 Samuel 11 a menos que entienda lo que ha estado pasando ya por un tiempo.

            Quizás quiera escribir en el margen de su Biblia la referencia, Deuteronomio 17. Por cuestión de tiempo no vamos a ir allá, pero permítame informarle que allí, Dios predijo a través de Moisés de un tiempo donde las personas pedirían un Rey.

            Y Dios le reveló a Moisés en Deuteronomio 17, tres prohibiciones que deberían tener los reyes de Israel. El rey no debía acumular caballos. El rey no podía acumular riquezas. Y el rey no podía acumular mujeres.

            En otras palabras, los reyes tenían que ser un ejemplo de humildad, sencillez, y fidelidad a una sola esposa.

            Si el rey no obedecía, estaba desafiando el orden creado por Dios y también desconfiando de la provisión y la protección de Dios. Como verá.

  • El multiplicar caballos se relacionaba con el poder militar.
  • El incrementar riquezas se relacionaba con el ponerse materialista.
  • El tener muchas esposas se relacionaba con la pureza moral.

            En un mundo violento, materialista, y polígamo – el rey a cargo del pueblo de Dios debía ser un ejemplo de santidad. Y nosotros, como hijos e hijas del Rey, deberíamos hacer lo mismo.

            Si estudia la biografía de David con esto en mente, va a ver como David consistentemente mata los caballos enemigos cuando gana una batalla, y va a ver como él consistentemente trae el oro y la plata al templo, pero cuando llegamos al tema de la pureza, él repetidamente va a tomar malas decisiones.[iii]

  1. Y tenga en mente que lo que la Biblia registra no necesariamente es lo que la Biblia aprueba.

Quizás ha leído con un poco de confusión – sin saber muy bien que pensar – como David se casa con Mical, y luego se casa con Abigail – o sea, nos alegramos por ella – pero no entendemos por qué Dios permanece en silencio mientras David simplemente adquiere una segunda esposa. Pero luego, David se casa con Ahinoam, y luego, cuando se muda a Hebrón, él se casa con cuatro mujeres más y luego agrega algunas concubinas al grupo. Y él no ha terminado.

            Como un comentarista lo puso, sus concesiones pecaminosas en esta área de su vida durante los últimos 20 años han preparado el escenario para su próximo paso hacia la tragedia.[iv]

            La Biblia no suaviza los pecados de nadie. Y la lección que debemos aprender al principio de nuestro estudio es que ninguno de nosotros cae repentinamente en pecado. Siempre es una serie de decisiones, hechas a través de un periodo de tiempo, racionalizadas, justificadas… el pecado solo es el próximo paso en una dirección que ya hemos estado caminando por meses o incluso años.

            Uno no cae en pecado, uno llega caminando.

            A todo esto, encontramos otra lección aquí. David está a punto de codiciar a una mujer más, cuando él ya tiene todo un harén y muchísimas esposas. Esta es la lección.

  1. El deseo sexual nunca puede satisfacerse fuera del diseño creado por Dios.

Solo aumenta… y finalmente lo destruye. La lujuria es como alguien que mientras se está muriendo de sed pide que le den agua de mar.

            La lujuria de David, su poligamia, y sus concesiones morales han erosionado su integridad, y él está a punto de tomar un paso que seguramente nunca pensó que sería capaz de tomar.[v]

            Estamos casi listos para sumergirnos en este texto, pero permítame decir una cosa más para preparar la escena. Cuando llegamos a 2 Samuel capítulo 11, hemos llegado al punto medio en la vida de David.

            Uno podría titular la primera mitad de su vida, Los Triunfos de David. Desde este momento en adelante, podríamos titularlo, Las Tragedias de David.

            Las consecuencias de su pecado no cayeron durante su luna de miel #3 o al conseguir su concubina #7… pero están empezando a caer, y cuando lo hagan, David – y el reino – nunca van a volver a ser los mismos.

            Es importante que entendamos que lo que pasa aquí en el capítulo 11, marca el clímax en la vida de David, a partir del cual, las consecuencias por sus pecados van a llegar una tras otra. Este pecado desencadena el quiebre familiar, caos político, crímenes dentro su misma familia, que incluyen asesinato, violación, abandono, traición, y matanzas.

            Es importante también entender esto para comprender de mejor manera la angustia y la confesión de David, junto con la maravillosa gracia de Dios.

 

El Pecado y sus Consecuencias

Ahora estamos listos para leer el versículo 1.

Aconteció al año siguiente, en el tiempo que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén. Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real.

            Detengámonos por un momento… el autor está proveyendo algunas pistas al comienzo de esta narrativa.

            David está en cama, no en batalla. Si él hubiera estado donde debía, quizás este episodio con Betsabé nunca hubiera ocurrido.

            En un futuro, los comandantes de su ejército van a tratar de convencerlo de que se quede en casa en lugar de ir a la batalla para que no lo maten – pero ese no es el caso en esta situación.

            En este momento, David está más vulnerable a la carnada de Satanás, escogida especialmente para este momento. David está aburrido con los quehaceres diarios y sus días tranquilos – él está disfrutando más tiempo libre de lo necesario.

            David está disfrutando de la grandeza de su palacio, su ejército está trayendo una victoria más. Su reino vive en paz y se encuentra en constante expansión. Él está descansando cómodamente en los laureles de sus victorias pasadas. La vida no podría ser más fácil… aquí está David – el escritor no quiere que pasemos por alto esto – él está en su cama al caer la tarde, sin nada que hacer.

            A veces nuestras batallas más grandes con la tentación vienen cuando las cosas están yendo bien.[vi]

            Excavaciones arqueológicas han revelado que los reyes orientales solían construir jardines en el terrado del palacio, con comedores e incluso dormitorios al aire libre, donde podían disfrutar de la brisa de verano.

            En la tarde, un rey podía salir a caminar alrededor de sus jardines en el terrado del palacio y disfrutar algo de privacidad mientras observaba el reino a su alrededor.

            Allí es exactamente donde David se encuentra en este momento.

Luego ocurrió – versículo 2 – cuando David se levantó de su lecho y estaba caminando por el terrado del palacio que vio desde allí a una mujer muy hermosa que se estaba bañando.

            La Biblia no exagera. Cuando dice que ella era hermosa, lo dice en serio. Físicamente, ella es impresionantemente llamativa.

            No estamos seguros si ella tuvo responsabilidad en el asunto también. Recuerde que en esos tiempos no existían duchas dentro de la casa. Uno generalmente se iba a bañar afuera. Pero es posible también, como algunos comentaristas han destacado, que ella fue descuidada. Obviamente podía ver el palacio desde su casa, y era posible que la podían ver desde allí.[vii]

            Ya que lo supiera o no – nunca lo sabremos y probablemente no importa mucho. Lo que la Biblia destaca es que David la vio y cuando él debió haberse dado la vuelta, él se detuvo, y miró otra vez.

            Su mirada se convirtió en lascivia, y rápidamente se convirtió en lujuria. “Qué importa que tengo una casa llena de esposas y concubinas, la quiero a ella.”

            Recuerde, la lujuria nunca queda satisfecha… siempre quiere más.

            Note – versículo 3.

Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquélla es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo.

            Este mensajero se merece un premio a todo esto. Esta respuesta está llena de advertencias.

            Note que él no solo le da el nombre de la mujer, él dice, “esta es Betsabé, hija de Eliam…”

            En otras palabras, “David, se lo que estás pensando, pero ¡vamos! ¿no sabes que ella es hija Eliam? Y aquí es donde se pone interesante. Eliam era el hijo de Ahitofel, el consejero del Rey David. En otras palabras, esta es la nieta del consejero en jefe del rey David – lo que explica porque Ahitofel más adelante va a abandonar a David y va a apoyar a Absalón en su intento de destronar a su padre.

            Nunca había entendido porque Ahitofel, había decidido repentinamente abandonar a David, después de toda una vida de lealtad, y aconsejarle a Absalón como es que podía matar a su padre. Finalmente cobró sentido cuando encontré esta conexión… Ahitofel había estado guardando resentimiento por años porque David había destruido su familia.

            Pero el mensajero no ha terminado. Típicamente, para presentar a una persona, uno solo decía su nombre y el nombre de su padre o su abuelo – rara vez se mencionaba el nombre de su pareja – pero aquí se lo menciona. El mensajero se guarda lo mejor para el final, versículo 3, ella es esposa de Urías heteo.

            En otras palabras, “esa hermosa mujer que has estado mirando… está casada… esta fuera de los límites”

            Solo eso debería haber detenido a David.[viii]

            Y eso no es todo – ella no solo está casada, ella está casada con uno de los valientes de David. Urías fue uno de los primeros hombres en unirse a David, cuando él era un fugitivo. Él había arriesgado su propia vida por David.

            Urías era un heteo convertido – que probable había cambiado su nombre heteo a Urías – que significa, Jehová es mi luz.[ix]

            “David, esta mujer es la esposa de uno de tus guerreros más confiables, que ahora mismo está en batalla peleando por ti.”

            Como verá, este mensajero sabe lo que David está pensando… por eso, por la forma en que está dándole esta información, él le está diciendo, “David, no puedes hacer esto – ella es la nieta de tu consejero y la esposa de tu amigo.”

            Como si dijera “que estás pensando.”

            Pero David está decidido… su mente esta consumida con lujuria… él ha puesto todo razonamiento y lógica y fe y adoración a un lado.

            Como Dietrich Bonhoeffer escribió una vez en su libro titulado “Tentación”:

En nuestros miembros hay una inclinación adormecedora hacia el deseo, la cual es ambas fuerte y veloz… No importa si es un deseo sexual, o ambición, o vanidad, o venganza, o amor a la fama y el poder, o amor al dinero… en ese momento, perdemos la noción de Dios. Satanás no nos llena con odio hacia Dios, sino de olvido hacia Dios… y así, perdemos el poder de discernir y decidir sabiamente.[x]

            Palabras poderosas

            Allí, en aquel terrado, durante aquella tarde, David no empezó a odiar a Dios… él simplemente empezó a olvidar a Dios, y su razón y juicio desaparecieron.

            El siguiente versículo –y solo en un versículo – se nos informa lo que pasó.

            No se nos dice si Betsabé estaba sorprendida… o si se resistió. No se nos dice si David trató de seducirla o si la amenazó. No se registra una sola palabra entre ellos dos.

            Mire el versículo 4 –

Y envió David mensajeros, y la tomó… y vino a él… y él durmió con ella… y se volvió a su casa.

            Simples hechos sin mayor descripción.

            Me gustaría señalar algo que el autor claramente quiere que entendamos. Allí en medio del versículo 4 leemos, Luego ella se purificó de su inmundicia.

            Algunas traducciones implican que ella se quedó en la casa de David hasta que ella se hubo purificado ceremonialmente de lo que había hecho – según la ley, entregada en Levítico 15.

            Sin embargo, esta frase describe la condición de Betsabé durante el tiempo en que ella entró a la habitación de David. En español, podríamos traducirlo en el tiempo perfecto, habiéndose purificado de su inmundicia. El autor aquí inserta este paréntesis, porque quiere que sepamos que Betsabé ha venido a David recién habiéndose purificado ceremonialmente de su periodo menstrual. Él quiere que sepamos no habría excusas si es que Betsabé quedaba embarazada. Betsabé sabía que ella no podía estar embarazada cuando llegó al cuarto de David, porque recién había terminado su purificación. No iba a quedar ninguna duda de que el hijo que ella había concebido no era de su marido. Ella sabía, que solo podía ser de David.[xi]

            No pasa mucho tiempo hasta que David recibe una nota de parte de Betsabé con solo dos palabras hebreas.[xii]

            Esa nota no tiene nombre, no tiene explicación, ninguna demanda, solo una frase registrada aquí en el versículo 5 – Estoy embarazada.

            Y David seguro se puso pálido y pensó, “que voy a hacer ahora.”

            La tentación siempre busca esconder las consecuencias. Un autor dijo, “Satanás nunca le muestra la otra cara de la moneda, él solo le muestra la diversión, el placer, la emoción, la aventura.”[xiii]

            Estas son algunas estadísticas que encontré acerca de la realidad de varios hombres que habían sido infieles a sus esposas y habían terminado abandonándolas. Estos hombres fueron monitoreados voluntariamente por unos 10 años. Y 10 años después de la ruptura de su matrimonio

  • Un 33% estaba realmente enojado con la vida.
  • Un 50% terminó divorciado otra vez – la mayoría de ellos se había divorciado de la mujer que habían creído que era la respuesta a todos sus problemas.
  • Un 80% experimentó perdida en su poder financiero.
  • Un 50% de los hombres bajo la edad de 50 años no estaban felices con su segundo matrimonio.
  • Un 66% de los hombres sobre la edad de 50 años tampoco estaban felices con su segundo matrimonio.
  • Escuche esto, un 80% se volvería a casar con su primera esposa y buscaría recuperar lo que habían perdido si existiera la oportunidad.[xiv]

            Y este no es solo un problema para los adultos y la infidelidad, también es un problema entre los jóvenes, donde la promiscuidad está a la orden del día. Y nuevamente el Gran Destructor y Engañador tampoco muestra la otra cara de la moneda.

            ¿Cuándo fue la última vez que escuchó que cada día 4000 adolescentes contraen enfermedades venéreas?[xv]

            ¿Quién publica que 300.000 personas contraen Hepatitis B cada año, causándoles daños permanentes al hígado, resultando en al menos 13 muertes al día, solo en los Estados Unidos?[xvi]

            Quien publica que, según el Centro de Control de Enfermedades, se ha estimado que una persona se infecta con enfermedades venéreas cada 45 segundos solo en los Estados Unidos. Enfermedades que traen dolor, ceguera, artritis, esterilidad, daño cerebral, enfermedades cardiovasculares, y muerte. Y que no solo afectan a la misma persona que lo contrae, sino que, en varios casos, son enfermedades incurables que se heredan a los hijos.[xvii]

            Y ni siquiera estamos hablando de las repercusiones espirituales y los daños emocionales.

            Pero ¡hey! los comerciales, las series, las películas, el mundo lo celebra… todo está bien… Aparte, eres de carne y hueso … tienes deseos… mereces satisfacción.

 

Conclusión

David Hegg, un pastor en California escribió en su libro, La Opción de Obedecer, acerca de una interesante conversación que tuvo con un hombre que admitió que había estado viviendo en inmoralidad. El hombre le aseguraba que no podía parar su costumbre de acostarse con su novia – y con otras mujeres. Él le dijo a este pastor que su lujuria era inevitable; por lo tanto, no era su culpa, especialmente ya que Dios lo había creado con esos deseos tan fuertes. Él no podía parar… su lujuria era una fuerza irresistible.

            David Hegg lo interrumpió y le dijo, “supongamos que llegara a tu cuarto y te encontrara a ti con otra mujer a punto de comenzar lo que según tu es irresistible. Bueno, imagínate que en ese momento saco diez billetes de 100 dólares y te digo que, si paras y le pides a tu amante que salga de tu casa, te doy los $1000 dólares.” El hombre soltó una carcajada y dijo, “agarro los 1000 dólares.” Oh, respondió el pastor, “¿qué pasó con la fuerza irresistible de la lujuria?

            Por primera vez, este hombre se dio cuenta de una simple verdad; una pasión parece irresistible hasta que aparece una pasión más grande. En otras palabras, la única forma de vencer la pasión del pecado es desarrollando una pasión más grande por la justicia.[xviii]

            Para el creyente, la tentación del pecado no es nada menos que una tentación a ser gobernado por una pasión…

  • Sin embargo, una pasión más grande es Cristo – a quien pertenece nuestra mayor adoración
  • Una pasión más grande es para su Palabra la cual leemos y atesoramos y obedecemos.
  • Una pasión más grande es hacia su iglesia – los redimidos con quienes adoramos y servimos
  • Una pasión más grande es por los perdidos – aquellos muriendo de sed y aun así continúan pidiendo agua de mar.

            El cristianismo no hace que usted no sienta más estas pasiones pecaminosas… sino que le permite cambiar esas pasiones por pasiones más grandes y mejores.

            Tan raro como pueda sonar, necesitamos orar para que Dios nos dé una mayor pasión… para desear las cosas correctas – que Él nos dé mayores deseos, para que podamos desear lo que deberíamos desear – El agua de vida, el pan de vida eterna, que es Jesucristo.

            Él es el único camino que vale la pena viajar, Él es la única verdad que vale la pena creer, y la única vida que vale la pena vivir.

 

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey, predicado el día 11/05/2014

© Copyright 2014 Stephen Davey

Todos los derechos reservados

 

 

[i] http://en.wikipedia.org/wiki/Marcus_Antonius 

[ii] Charles R. Swindoll, You and Your Problems (Insight for Living, 1989), p.    

[iii] Adapted from Alan Redpath, The Making of a Man of God (Revell, 1962), p. 198

[iv] Adapted from Redpath, p. 197

[v] Ibid

[vi] Adapted from Swindoll, p. 184

[vii] Ibid, p. 185

[viii] Kenneth L. Chafin, The Communicator’s Commentary: 1,2 Samuel (Word Books, 1989), p. 301

[ix] Ibid

[x] Quoted in Swindoll, p. 185

[xi] Adapted from Expositors, p. 930

[xii] Dale Ralph Davis, 2 Samuel: Out of Every Adversity (Christian Focus, 1999), p. 140

[xiii] Swindoll, p. 187

[xiv] Tim Stafford, quoted by Robert Jeffress, The Solomon Secrets (Waterbrook Press, 2002), p. 103

[xv] Adapted from Josh McDowell, Right From Wrong (Word Publishing, 1994), p. 159

[xvi] Stafford, p. 118

[xvii] Bruce K. Waltke, Proverbs: Volume 1 (Eerdmans, 2004), p. 379

[xviii] David Hegg, The Obedience Option (Christian Focus, 2011), p. 27

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