Lección 13: La Lengua Descontrolada

Lección 13: La Lengua Descontrolada

Pasaje Bíblico: Santiago 3:1-5.

Todos tenemos un pequeño chismoso en nuestro cuerpo. Se llama «lengua» y con más frecuencia de la que nos gustaría revela los secretos de nuestro corazón. En este programa descubriremos una advertencia seria, una admisión sorprendente, y dos ilustraciones simples en cuanto a este chismoso del corazón. 

Transcripción

Introducción

Hay una planta que se usa mucho para decorar interiores. Se llama Difenbaquia. Se la conoce por sus grandes hojas verdes con amarillo. Lo que muchos no saben, es que las hojas de estas plantas son tóxicas. Si un niño o un animal muerde una de estas hojas, la lengua se le va a inflamar temporalmente, imposibilitando que hable. Es decir, uno de los efectos de estas hojas es que prevenir que uno hable.

Tal vez todos nosotros tendríamos que tener una de estas plantas en casa.

Los expertos en lingüística, estiman que la persona promedio crea unas 12 mil oraciones por día, compuestas por, al menos, 50 mil palabras. Si uno imprimiera todo lo que habla en un día, terminaría con un libro de unas 150 páginas. Dudo que alguno de nosotros querría leer eso al final del día.

Si se enterara que, de alguna forma, cada palabra que dijo durante la semana pasada quedó grabada, ¿Estaría dispuesto a reproducir la grabación en público?

Vernon McGee dijo: “A los bebes les toma dos años aprender a hablar y 50 años para aprender a callarse la boca.”[i]

La verdad es que nunca llegamos a controlar la lengua por completo. Sin embargo, esta sigue siendo uno de los mayores regalos que Dios le dio a la humanidad.

La Biblia hace referencia al poder que tiene la lengua para sanar, animar, edificar, enseñar, apoyar, exhortar, cantar, orar y adorar.

Pero este pequeño músculo también puede causar los efectos totalmente opuestos.

La primera tentación provino de las palabras de la serpiente. El primer pecado después de la caída de Adán y Eva fue el pecado de hablar mal – cuando Adán culpó a Dios por su pecado ya que le había dado a Eva como esposa. Y desde allí, todo fue cuesta abajo.

La Biblia describe el poder del habla para corromper, pervertir, adular, difamar, murmurar, blasfemar, quejarse, maldecir, seducir, destruir y desviar…y eso solo es el comienzo.

Cada vez que voy al médico, lo primero que me examina es la lengua. ¿Por qué? Porque la lengua, por lo general, revela síntomas de cosas más graves. Y en el mundo espiritual pasa lo mismo, la lengua nos delata. La lengua es no es más que un pequeño chismoso.[ii]  Y a nadie le gusta un chismoso.

En mi casa, mis padres tenían ciertas reglas para para cuando nos dieran nalgadas en el colegio – si, escuchó bien. Nalgadas en el colegio – lo que le dice que soy de los tiempos de los patriarcas.

Una de las reglas era que si recibíamos nalgadas en la escuela, automáticamente recibíamos unas nalgadas en la casa. Ellos simplemente asumían que la escuela estaba en lo correcto. ¿Puede imaginarse, que los padres se ponían del lado del profesor en vez del alumno? ¿Qué tipo de mundo era ese?

En fin. Una tarde, mi profesora de 4º grado me estaba llevando a la biblioteca, donde comúnmente se llevaba a cabo este cruel castigo. Ella evidentemente no había desarrollado el fruto del espíritu, de la paciencia.

El problema más grande era que mi hermano mayor vio donde me estaba llevando y el automáticamente supo la razón (que no era estudiar). De vuelta a casa, le rogué y él me prometió que no le diría a nuestros padres.

Como verá, mi escuela no llamaba automáticamente a nuestros padres contándole acerca de las nalgadas, así que existía la posibilidad de que mis padres nunca se enteraran. Esto estaba en lo más alto de mi lista de oración.

Durante la cena, esa noche, mi hermano mayor dijo, “Stevie tiene algo que decirles.” Golpe bajo. Yo les aseguré que no tenía nada que compartir excepto mi testimonio. Eso llevó a que mis padres llamaran a mi profesora… lo que llevó a la verdad… lo que llevó al lloro y crujir de dientes.

Como verá, mis padres tenían otra regla. Si uno recibía nalgadas en el colegio y no lo confesaba al llegar a casa, uno recibía unas nalgadas de parte de mamá y papá. Seguramente aprendieron eso de Hitler. Ese día recibí tres nalgadas, lo que fue realmente un buen día comparado con otros.

Pero el punto es que a nadie le gusta un chismoso, sin embargo, el chismoso no es el problema.

La lengua es simplemente el mensajero que entrega el mensaje de parte del corazón. La lengua es el chismoso del corazón. Y eso se debe a que la lengua y el corazón están conectados.

Salomón escribió lo siguiente en Proverbios 16:23, “El corazón del sabio hace prudente su boca…”

Jesucristo dijo en Lucas 6:45 que “de la abundancia del corazón habla la boca.”

Es por eso que todos nosotros tenemos el mismo impedimento al hablar… se llama pecado. Y en ningún lugar el pecado es más evidente que en nuestro hablar.

Así que no es de sorprenderse que la epístola de Santiago pasa a hablar del habla, mientras explora el tema de la madurez espiritual.

La mayor parte del capítulo 3 revela el hecho que cada creyente, sin excepciones, necesita desesperadamente una visita al fonoaudiólogo.

Y Santiago comienza el tema con una advertencia seria.

 

  1. Una advertencia seria

            Note lo que dice el versículo 1.

“Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación – o mejor traducido en la Biblia de las Américas – sabiendo que recibiremos un juicio más severo.

Esta declaración es imperativa. La podríamos parafrasear como: “¡No se apuren tanto para ser maestros!”

Creo que la advertencia de Santiago se refiere específicamente a enseñar verdades bíblicas; sin embargo, esta advertencia también se puede aplicar fuera de la iglesia.

¿Por qué la enseñanza está bajo tanto escrutinio? Porque el maestro tiene que lidiar constantemente con sus palabras – su instrumento de trabajo es su habla, y su agente es la lengua con la cual da las lecciones e influencia las vidas de sus alumnos.

Los maestros tratan con palabras, conceptos, ideas y doctrinas que van a influenciar y dar forma al pensar de todos los alumnos que estén bajo su tutela.

Permítame tomar un tiempo aquí, y explicar con mas detenimiento el problema con el que creo que Santiago está lidiando.

La palabra griega para maestro es “didaskalos” (διδασκαλος) Proviene del contexto de la sinagoga judía y arrastra una connotación de admiración. Los maestros y pastores del Nuevo Testamento en cierta manera heredaron el legado de los rabinos.

El rabino era el maestro judío que estudiaba la ley, su aplicación a la vida, y se encargaba de enseñar a otros.[iii] Era la posición más influyente en la sinagoga y muchas veces hasta en la comunidad – solamente la corte suprema, conocida como el Sanedrín, lo superaba en influencia.

Un erudito del Antiguo Testamento dijo que a los rabinos se los trataba con muchísimo respeto. De hecho el termino significa “su excelencia.”[iv]

Adonde fuera, la gente lo saludaba diciendo “Hola, su excelencia.” Lo que sería como decir “Usted es el mejor.”

De hecho, en la época de Santiago, se esperaba que las personas tuvieran más respeto por su rabino que por sus padres, ya que sus padres solo lo trajeron al mundo, mientras que el rabino los guio a la vida en el mundo venidero.[v]

Es más, si un enemigo secuestrara a sus padres y a su rabino, y le pidieran dinero por su liberación, usted tendría la obligación social de liberar al rabino primero.

Así que ahora pasamos de la sinagoga a la iglesia, que se encuentra en pleno desarrollo en este momento. Santiago esta en los primeros días de esta transición.

Los maestros ya no tenían que ser rabinos… no se les requería que tuvieran la formación de un rabino para hablar en la asamblea. Así que obviamente estaba la tentación de querer recibir la admiración y el respeto que otorgaba esa posición. Además, como la iglesia permitía que maestros de otras partes usaran el púlpito, esto abrió la puerta para que individuos con motivaciones egoístas quisieran pasar al frente a hablar.

Y Santiago dice: “Un momento, ¿quieren el pulpito? ¿Quieren la posición? ¿Quieren respeto? No se olviden de la responsabilidad.”

¿Están buscado el rol porque quieren el reconocimiento? No se olviden que tendrán que rendir cuentas por ello.

El apóstol Pablo, en una de sus cartas, va a desafiar a Timoteo a empeñarse en enseñar y estudiar la palabra, interpretándola de manera correcta (2 Timoteo 2:15).

Así que Santiago dice – versículo 1,

“Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos un juicio más severo.”

Esa frase está en tiempo futuro – en el futuro recibiremos un juicio más severo.

Santiago está haciendo referencia a la Bema – lo que nosotros conocemos como el tribunal de Cristo, ante el cual todos los creyentes estaremos un día – no para determinar si vamos a entrar al reino o no, sino para determinar adonde serviremos en el reino.

Los incrédulos serán juzgados en el gran trono blanco, antes de ser arrojados al lago de fuego eterno –Apocalipsis capítulo 20.

El creyente será juzgado en el tribunal de Cristo – un juicio que básicamente será una evaluación de nuestras obras, tal como vemos en 2 Corintios 5:10.

Y Santiago nos enseña que los maestros serán juzgados con un estándar más alto.

  • Pastores
  • Líderes de jóvenes
  • Maestros de escuela dominical
  • Maestros de estudios Bíblicos
  • Predicadores
  • Misioneros que predican la palabra
  • Consejeros cristianos
  • Conferencistas
  • Líderes de grupos pequeños

Básicamente cualquier persona que enseñe la Palabra a otros y comunique sus verdades va a ser juzgada más estrictamente en el tribunal de Cristo. Y cada palabra será juzgada, no solo por su entrega sino por su exactitud, su efecto, su tono, su motivo e influencia.

¿Sabe lo que significa esto? Significa que enseñar, especialmente en el ámbito espiritual, es la actividad más peligrosa que existe.

Realmente aprecio el hecho que Santiago cambia el pronombre en el versículo uno a la primera persona en plural. ¿Lo notó? El versículo 1 dice,

Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos un juicio más severo.

Él no está diciendo, “a ustedes se les viene difícil.” No, “nosotros estamos bajo un estándar más alto – nosotros que enseñamos.” Santiago está diciendo, “yo también me incluyo. No solo les estoy predicando a ustedes que enseñan, me estoy predicando a mí mismo – esto es peligroso para mi también.”

Quizás ahora esté pensando, “justo estaba por ofrecerme para enseñar en la escuela dominical” Quizás se ofreció para enseñar un estudio Bíblico en su casa, o está preparándose para el ministerio… ¡Siga adelante! Santiago no está tratando de desanimarlo, él solo está entregando una seria advertencia.

Tenga cuidado…no aparezca el día de la reunión sin haberse preparado…. no se lo tome con ligereza… resista las adulaciones… hágalo con la motivación correcta… recuerde que solo es una vasija de barro… tema y ore para no desviar a sus estudiantes en el error.

Habrá un examen final para los maestros – que tal esa ironía – y Jesucristo, el príncipe de los pastores será el que lo califique. Él va a determinar y premiar a quienes hablaron con exactitud y verdad, y con la motivación correcta.

Como verá, nadie se va a apresurar a ir al púlpito, si entiende la gravedad del tribunal de Cristo donde seremos evaluados por lo que enseñemos y como lo enseñemos.

El famoso reformador escocés Juan Knox, estaba tan atribulado por la responsabilidad de declarar la palabra de Dios fielmente, que cuando se paró frente al pulpito para dar su primer sermón, se largó a llora. Un par de hermanos de la iglesia lo tuvieron que ayudar hasta que recobró la compostura.

Ahora, después de esta seria advertencia, encontramos una admisión sorprendente.

Santiago ahora aplica sus comentarios no solo a los maestros sino a toda la congregación.

 

  1. Una admisión sorprendente.

Note lo que dice el versículo 2.

“Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.”

Note que él se incluye y admite: “Porque todos ofendemos…”

¡Gracias Santiago! Yo no habría imaginado que un apóstol, como tú, tendría el mismo problema que yo. Eso es de ánimo para mi vida.

Job tuvo el mismo problema. Cuando Dios lo confrontó por sus palabras, él respondió diciendo, en el capítulo 40, versículo 4,

He aquí que yo soy vil; ¿qué te responderé? Mi mano pongo sobre mi boca.”

Isaías fue un siervo de Dios realmente fiel, sin embargo, cuando se encontró con el Dios vivo y verdadero dijo: “Soy hombre de labios inmundos.” (Isaías 6:5)

Palabras precipitadas salieron de los labios de Moisés, registra el Salmo 106.

El apóstol Pedro de vez en cuando abría la boca y metía la pata. Recordará que en una ocasión hizo la gran declaración “Aunque todos se aparten por causa de ti, yo nunca me apartaré.” (Mateo 26:33) y luego lo negó tres veces.

Eusebio, el historiador del siglo primero, dice que a Santiago se le había dado el sobrenombre “el justo” a causa de su gran virtud.[vi] Y sin embargo, el mismo Santiago escribe “Porque todos ofendemos” también traducido “porque todos tropezamos.

La palabra “tropezar” significa equivocarse en lo que decimos, y Santiago usa el tiempo presente, lo indica que lo hacemos una y otra vez.[vii]

¿Esto lo sorprende? ¿Esta usted pensando – bueno, seguro que no aplica a mi vida. Yo no estoy siempre metiendo la pata al hablar.” Pregúntele a su esposa o a sus padres a ver que dicen.

Ahora note que Santiago dice: “Porque todos ofendemos muchas veces.” O también traducido, “porque todos tropezamos de muchas… y los traductores agregan la palabra “maneras.”

Todos tropezamos en muchas maneras

Muy fácilmente podría traducirse  “Porque todos tropezamos en muchas… palabras [que decimos].”

De hecho, Santiago continua escribiendo: “Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto…”

Allí está nuevamente esa palabra “perfecto” – tenga en mente que se trata de la palabra griega ‘teleios’ (τελειος) que hace referencia al proceso de madurez.

Santiago simplemente está diciendo que el progreso se revela por medio de las palabras que salen de nuestra boca.

Thomas Manton, un puritano que escribió y predicó a principios del siglo 17, ilumina un poco más este concepto en su comentario de Santiago. Él menciona que en los tiempos de Santiago, existían dos categorías de estudiantes: los principiantes, y los perfectos, es decir, los que ya habían logrado cierto progreso en su instrucción.

Así que Manton dice que este versículo bien podría leerse: “Cualquiera que puede controlar la lengua no es un principiante, sino una persona perfecta, que ha hecho cierto progreso en la vida cristiana.”[viii]

¡Que desafío! Cada vez que pensamos que hemos progresado, metemos la pata.

Santiago se sentía de esa manera. Es por eso que se incluye en estos versículos, como ya vimos. En el versículo 1 dice “sabiendo que recibiremos un juicio más severo.” En el versículo 2 dice “todos ofendemos muchas veces.”

Pero ahora, Santiago describe al perfecto – esto es, al creyente en proceso de maduración – y cambia el pronombre en el medio del versículo. Note

Porque todos tropezamos de muchas maneras. Si alguno no tropieza en lo que dice, [él] es un hombre perfecto…

Santiago eleva el estándar y a la vez nos anima.  Él nos está diciendo que ninguno de nosotros hemos alcanzado ese nivel, incluido él, lo cual es una de las marcas del creyente que está madurando en su fe.

He tenido el privilegio de conocer hermanos muy piadosos, santos maduros que han servido al Señor por 40, 50, y 60 años. Cada uno de ellos hablan de la misma forma que Santiago – ellos se incluyen entre los que siguen aprendiendo. Ellos no creen que saben bastante, sino que todavía tienen mucho que aprender.

Así que no se desanime…siga adelante… aunque se deslice y tropiece…levántese y comience otra vez.

La vida cristiana madura no es más ni menos que una serie de nuevos comienzos.

Tenga en mente que uno no está en búsqueda de la perfección, sino en búsqueda de progresar y madurar. Así que no se dé por vencido.

Santiago ha estado desafiando nuestro corazón, probando nuestras acciones, pensamientos, y motivaciones. Él ha atacado nuestros prejuicios y nuestra parcialidad; ha desafiado nuestra perspectiva en cuanto a las tentaciones y las pruebas; él también nos ha hecho pensar acerca de la sinceridad de nuestra fe al cuestionar la presencia de nuestras obras.

Ahora, él nos anota en un curso que desafía nuestro hablar – y Santiago va a dedicar un buen tiempo para desarrollar este tema.

Él escribe en el versículo 2, “Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.”

En otras palabras, si uno puede refrenar la lengua, puede refrenar el cuerpo entero.

¿Que significa esto?

Piénselo de esta forma:

  • Un hombre que corre una maratón, fácilmente puede dar una vuelta alrededor de su casa corriendo;Un golfista profesional puede embocar la pelota estando a un metro de distancia sin mucha dificultad – generalmente;[ix]
  • Un cirujano puede quitar una astilla de un dedo;
  • Un chef de renombre internacional puede hacer unos huevos revueltos.

Estas personas han aprendido lo más difícil –así que pueden hacer con facilidad las cosas más sencillas.

Santiago está diciendo que cuando uno domina la lengua – todo lo demás se simplifica.

Ahora note como Santiago ilustra cuan poderosa es la lengua. El usa dos escenarios simples para ilustrar esta gran verdad.

 

  1. Dos ilustraciones simples

El versículo 3 dice, “He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo.”

En otras palabras, si usted puede ponerle el freno a un caballo, uno pude, con algo tan pequeño y simple, mover al caballo entero.

Y es esto lo sorprendente: El caballo sigue siendo mucho más fuerte que usted. El caballo sigue siendo mucho más grande y rápido que usted.

Su única esperanza de poder controlar a este fabuloso animal es si logra ponerle el freno en su boca.

En esta analogía, el freno es su lengua –y su lengua controla su cuerpo.

Algo con menos poder logra controlar algo con mucho más poder. El movimiento de esta pequeña lengua por medio de lo que decimos puede determinar la dirección de una vida.

Santiago nos da otra ilustración en el versículo 4. Allí leemos:

“Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere.”

Nuevamente, comparado con el tamaño de la embarcación, el timón es insignificante.

Sin embargo, sin el timón, esa enorme embarcación quedaría a la deriva, controlado por el viento y las olas.

Ese pequeño timón hace la diferencia entre si es posible utilizar la embarcación o no.

En la segunda guerra mundial, el Bismark, un enorme buque de guerra y el orgullo de la armada alemana, fue enviado para destruir a la flota Inglesa.

Tan pronto se enteraron de esto, la armada inglesa envió a su mejor embarcación, el Hood, con 2 mil oficiales y marineros a bordo, para interceptar al Bismark y hundirlo.

Pero cuando los dos barcos se enfrentaron, el Bismark bombardeo y hundió al Hood. La situación paso a alarmar a los ingleses, ya que ahora, el Bismark podía ir tras el resto de su flota.

Los almirantes Británicos juntaron una pequeña flota, y trataron de interceptar al Bismark antes de que este lograra abastecerse de combustible. Un pequeño portaaviones logró acercarse lo suficiente como para desplegar unos aviones. Uno de ellos voló hacia el Bismark y fue capaz arrojar un torpedo.

Ahora, un pequeño torpedo no le haría mucho daño a ese tremendo buque… pero de todos los lugares donde pudo haber impactado, el torpedo impacto el timón del Bismark y lo dejó atascado. El resto de la embarcación quedo intacta, pero ahora, el Bismark solo podía navegar en círculos. Los destructores Británicos llegaron por la noche y comenzaron a bombardear al Bismark, mientras este solo daba vueltas.

Todo a causa de un timón que el capitán ya no podía controlar más. El Bismark eventualmente explotó y se hundió bajo mar. [x]

¡Mire a los barcos! dice Santiago, aunque son tan grandes…son guiados por un pequeño timón.

Santiago luego escribe en el versículo 5: “Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas.”

Pequeños pensamientos que son concebidos en el corazón y luego se expresan en palabras, pueden luego dirigir su cuerpo y su vida entera.

Piense en esto:

  • Su lengua puede endulzar o arruinar su matrimonio;
  • Su lengua puede distanciarlo de sus compañeros de trabajo y arruinar su carrera, o puede animar y unirlos como equipo;
  • Su lengua puede aceptar una invitación que arruine su integridad o puede rechazarla y preservar su carácter.
  • Su lengua puede desafiar a Dios y llevarlo a la destrucción eterna o puede rendirse ante Él y guiarlo al gozo eterno.

La lengua es tan pequeña…pero puede manejar su cuerpo entero y guiarlo a la ruina.

Y la clave no es controlar la lengua; de hecho en el próximo programa vamos a leer la sorprendente declaración del versículo 8 que dice que ningún hombre puede domar la lengua.

No se puede.

Esto no se trata del control de su lengua, sino del control del Espíritu. Tanto el freno como el timón son ilustraciones similares y ambos deben estar bajo el control de un jinete experimentado o un capitán experimentado. Nosotros no somos ninguno de los dos.

Con razón David oró a Dios diciendo: Señor, pon guarda a mi boca; vigila la puerta de mis labios. (Salmo 141:3) Hazlo Tú Señor.

No es de sorprenderse que David escribió: Sean gratas las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Señor. (Salmo 19:14)

El Señor de su vida es el único que tiene las fuerzas y la sabiduría para ser el Señor de sus labios, su lengua y su boca.[xi]

Ahora, permítame concluir este estudio con un par de desafíos de parte del autor y predicador puritano que mencione antes, Tomas Manton.

Primero, al reprender a otros, hágalo con suavidad de palabras. Todos necesitamos perdón y todos nos equivocamos y nos deslizamos en el mismo camino.

Segundo, dependa de la gracia de Dios. Dios quiere que usted dependa constantemente de Su poder.

Tercero, magnifique el amor de Dios con gratitud. No es suficiente con dejar de decir ciertas cosas; debemos empezar a decir cosas con gratitud y felicidad.

Finalmente, camine [por la vida cristiana] con más cuidado. Tenemos un corazón pecaminoso; y el que lleva pólvora, siempre debe de tener miedo de las chispas.[xii]

Sabias palabras…

Me viene a la mente la oración de un hombre de Dios, quien dijo: “Oh, Señor, llena mi boca con cosas que valgan la pena decir e indícame cuando haya dicho lo suficiente.

Yo ya he dicho lo suficiente.

Que el Señor le bendiga.

 

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey

© Copyright 2010 Stephen Davey

Todos los derechos reservados

 

 

[i] J. Vernon McGee, Hell on Fire (Thru the Bible Books, 1980), p. 10


 

[ii] John MacArthur, James (Moody, 1998), p. 144


 

[iii] Fritz Rienecker/Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New Testament (Regency, 1976), p. 731

 

[iv] William Barclay, The Letters of James and Peter (Westminster Press, 1976), p. 81


 

[v] Ibid


 

[vi] Thomas Manton, The Crossway Classic Commentaries: James (Crossway, 1995), p. 181.


 

[vii] D. Edmond Hiebert, James (BMH Books, 1992), p. 188


 

[viii] Manton, p. 182


 

[ix] Joseph M. Stowell, Tongue in Check (Victor Books, 1983), p. 14


 

[x] Phillips, p. 98


 

[xi] Warren W. Wiersbe, James: Be Mature (Victor Books, 1979), p. 92


 

[xii] Adapted from Manton, p. 183

 

Esperamos que este recurso lo haya bendecido.
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