Lección 16: Cuando la Santidad es Evidente

Lección 16: Cuando la Santidad es Evidente

Pasaje Bíblico: 1 Pedro 2:11-12.

¿Qué significa vivir una vida santa? En este pasaje, el apóstol Pedro nos presenta tres elementos que juegan un papel esencial en la búsqueda de una vida santa.

Transcripción

Introducción

Hoy completamos nuestra serie de estudios en 1 Pedro capítulo 2 que hemos titulado “En busca de la santidad.”

Y usamos a propósito las palabras “en busca de” simplemente porque ningún cristiano llega en esta vida. Ningún cristiano puede afirmar que ha llegado a la perfección. Pero eso tampoco sugiere un pase gratis. El cristiano genuino anhela crecer en santidad.

Parte del desafío es simplemente el hecho de que existen tantas definiciones diferentes de santidad. Hay una lista tras otra, un conjunto de reglas tras otro. ¿Qué significa vivir una vida santa?

Me contaron la historia de un pastor que trató de transmitir su lista particular de pecados a su congregación y fracasó. Estaba personalmente convencido de que era pecado beber, fumar y comer cualquier cosa hecha de chocolate… entre otros vicios más evidentes.

Así que decidió hacer una demostración visual que agregaría énfasis a su sermón y enseñaría a su congregación una lección que nunca olvidarían.

Al comenzar su sermón, colocó cuatro gusanos en cuatro frascos separados.

  • Al primer gusano lo puso en un frasco de alcohol;
  • Al segundo gusano en un frasco lleno de humo de cigarrillo;
  • Al tercer gusano en un tarro de salsa de chocolate;
  • y al cuarto gusano en un cántaro lleno de buena tierra.

Entonces el predicó contra los pecados de todo lo anterior. Al concluir el sermón, con un silencio dramático, mostró a la congregación los siguientes resultados:

  • El gusano en el alcohol – muerto;
  • El gusano en el humo del cigarrillo – muerto;
  • El gusano en la salsa de chocolate – muerto (pero estoy seguro de que estaba sonriendo)
  • Y el cuarto gusano en la buena tierra – ¡vivo!

Entonces el predicador le preguntó a su congregación: “¿Y qué han aprendido de esta demostración?” Una ancianita en la parte de atrás rápidamente levantó la mano y dijo: “Mientras bebas, fumes y comas mucho chocolate, nunca tendrás gusanos”.

¡Bueno, eso no funcionó! Cuando estudia las Escrituras para encontrar cómo es una vida santa, descubre que la santidad no es una lista de casillas para marcar. De hecho, descubrirá que vivir en santidad se trata tanto de decirle sí a ciertas cosas como de decir no.

Le invito a abrir su Biblia nuevamente en 1 Pedro capítulo 2, y lo que quiero hacer hoy es profundizar en la definición de Pedro de la santidad. Él, de hecho, nos presenta tres elementos… y los tres juegan un papel esencial en la búsqueda de una vida santa.

 

Elemento #1: Lo que Somos

Y aquí está el primer elemento. El primer elemento de una vida santa se relaciona con quién usted es.

Omita esto y se dirigirá por un camino de desempeño falto de gozo.

Note cómo Pedro comienza en el versículo 11. Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales.

Deténgase allí por un momento. Pedro describe al creyente de tres maneras.

Primero, nos llama amados.

Pedro ya le ha dicho a la iglesia que ella es linaje escogido, real sacerdocio, nación santa y parte de los tesoros personales de Dios (versículo 9). Luego le recordó, en el versículo 10, que antes no era el pueblo de Dios, pero ahora lo era, antes estaba sin la misericordia de Dios, pero ahora sí – en otras palabras, el creyente ahora está incluido y perdonado ¿Qué más puede decir Pedro acerca del corazón de Dios para con sus hijos que usar la palabra amados?

Este término proviene de la palabra agape. “Usted es el amado de Dios”.

Amado es un título increíblemente honroso para todos los que pertenecen a Jesucristo.[i]

Pedro comienza aquí porque sucede que es el principio fundamental, el incentivo y el gozo que nos hace querer vivir vidas santas.

No buscamos la santidad porque Dios nos odia. No buscamos vidas de santidad porque si no lo hacemos, Dios no nos amará. No buscamos la santidad porque Dios tiene un garrote listo para golpearnos cuando no damos en el blanco.

Buscamos una vida de santidad desde la perspectiva de la maravilla, el asombro y el gozo de que Dios nos ama real, profunda y fielmente. Así que empecemos por ahí, amados.

Pedro también está rogando, instando, animando a los que además llama extranjeros y peregrinos. Eso es también lo que somos. No olvide eso también.

De hecho, otro incentivo para una vida santa es el recordatorio de que nosotros no pertenecemos aquí. Santidad significa, recuerde, que usted es diferente, separado para Dios.

La palabra extranjeros traducida literalmente significa “al lado de la casa”.[ii] En otras palabras, esta no es realmente su casa.

La palabra extranjero se refiere a las personas que viven en un lugar que no es su verdadero hogar. Vive allí, pero no es el país de su nacimiento o ciudadanía, y eventualmente planea volver tan pronto como termine lo que sea que lo trajo aquí.[iii] Mientras tanto, es un visitante a largo plazo, un extranjero residente.

La palabra que Pedro usa aquí para peregrino es una palabra que se refiere a un visitante que se queda solo brevemente en un país extranjero.

No se queda el tiempo suficiente para tratar de acostumbrarse a la comida, a los estilos de ropa o al clima. Está aquí y luego se va de nuevo con bastante rapidez. Pedro dice: esto es lo que es.

Ahora, eso no significa que no le importe su vecindario o el país donde le han asignado temporalmente. Son embajadores, escribió Pablo, asignados por el Reino de los Cielos a algún lugar del planeta tierra donde representan la naturaleza, el carácter, los intereses y el mensaje de nuestro Rey.

Pierda el equilibrio y perderá su tarea.

Un autor dijo que los cristianos deben resistirse a convertirse en cristianos de madriguera. En la mañana salen de sus hogares cristianos seguros, contienen la respiración y permanecen fuera de vista tanto como sea posible en la escuela o el trabajo, corren a casa con sus familias y luego se dirigen a sus actividades de la iglesia y estudios bíblicos y finalmente terminan el día orando por los incrédulos que evitaron con seguridad todo el día.[iv]

Solo porque estamos temporalmente no significa que debemos estar aislados. Jesucristo nos llamó a ser sal… y la sal no sirve dentro del salero.

Así que Pedro está describiendo aquí el equilibrio para una vida santa. No evitamos el mundo. No nos escondemos del mundo. No huimos del mundo. Nos involucramos en nuestro mundo; permitimos que Jesucristo transforme el mundo a través del evangelio que entregamos a las personas en nuestro mundo.[v]

Entonces, ¿a quién le está hablando? ¿A quién ha invitado a un café? ¿Qué tal ese compañero de clase que no parece tener amigos?

¿Qué hay de ese chico que generalmente termina haciendo ejercicio a su lado en el gimnasio? ¿Alguna vez ha pensado que puede estar pedaleando tan rápido porque está frustrado con su vida? ¿A quién ha puesto Dios en su vida?

Esto es lo que somos. Y el incentivo para seguir una vida santa incluye la conciencia de que somos residentes temporales… pasando brevemente… en una asignación del Señor, y resulta que somos sus amados.

Ese es el elemento fundamental para una vida santa: esto es lo que somos.

 

Elemento #2: Lo que Evitamos

El segundo elemento tiene que ver con lo que evitamos.

Fíjese nuevamente en el versículo 11:

Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales.

Realmente no necesitamos muchos comentarios sobre eso, ¿verdad? Absténgase de los deseos carnales.

El verbo abstenerse significa mantenerse alejado de; implica tensión y lucha. Está en tiempo presente, lo que significa que es una actividad continua.[vi]

Nunca te rindes.[vii] En términos prácticos, abstenerse significa que decimos no en un esfuerzo por mantenernos alejados de cosas que sabemos que nos arrastrarán de vuelta a una vida impía.

Entonces la pregunta es, ¿con qué frecuencia se dice que no a si mismo? ¿A qué dijo que no la semana pasada? ¿A qué tendrá que volver a decir no la semana que viene?

¿De qué se abstienes? Amados, apliquémoslo aún más claramente:

  • Hay algunos libros y revistas que no debe leer;
  • Hay algunos programas de televisión y películas que no debería ver;
  • Hay videojuegos que no debe jugar;
  • Hay algunos lugares a los que no debe ir;
  • Hay algunas relaciones que no debería alentar;
  • y hay algunas cosas que no debería ver.[viii]

En otras palabras, buscar la santidad siempre involucrará la actividad constante del autocontrol. La santidad es el arte de decir no.

De forma más general, Pedro ya ha descrito algo de esta forma de vida anterior. En el versículo 1 de este mismo capítulo, Pedro habló de desechar la malicia, el engaño, la hipocresía, la envidia y la calumnia.

En el capítulo 4, él escribirá sin rodeos, en el versículo 3, que estos creyentes vivieron en lascivias, lujuria, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías. (1 Pedro 4:3).

No pase por alto el hecho de que Pedro escribió eso a los cristianos. Ahora tal vez esté pensando, ¿por qué Pedro tendría que advertirles a los cristianos que se abstuvieran de esa antigua forma de vida?

John MacArthur brindó una excelente respuesta en su comentario sobre este texto cuando escribió, y cito, “Aunque la regeneración produce una nueva disposición con un anhelo santo, esa nueva fuerza de vida permanece encarcelada dentro de nosotros, precipitando una batalla continua entre el espíritu y la carne.”[ix]

¿Ha pensado alguna vez que vivir en santidad no es nada menos que una declaración de guerra? Tal vez la gente le ha dicho que necesita relajarte, que se está tomando esto del cristianismo demasiado en serio. Es decir, ¡vamos! ¿una guerra? ¿No es muy exagerado?

Así es exactamente como Pedro lo describió. Observe de nuevo el versículo 11, por la mitad: absténgase de los deseos carnales que batallan contra el alma.

[El alma] es esa parte inmaterial y espiritual de usted que refleja su mente, su carácter, su voluntad, su búsqueda de santidad, su verdadero yo dentro suyo.

Su carne está en guerra con su alma. Lo que significa, que está en guerra consigo mismo. Hay una guerra en su interior, y nunca se detiene.

Los deseos de la carne están en guerra con su propia alma. Y, como un autor escribió, estos deseos no solo están tratando de lastimar su cuerpo, están tratando de pervertir sus deseos, esclavizar su voluntad, oscurecer su entendimiento y profundizar dentro suyo un espíritu de desobediencia contra Dios.[x]

Piense en esto, en lo que respecta a Pedro aquí, su mayor enemigo de su vida de santidad resulta ser usted mismo. ¡Su carne lucha constantemente contra su alma!

Decidió levantarse temprano en la mañana y leer la Palabra, y su carne dijo: “¿Estás bromeando? ¡Pon el despertador y esto significa guerra!”. Decide resistir esa tentación y su carne dice: “¿Estás loco? ¿Qué estás haciendo? ¡No resistas esa tentación, podría desaparecer!”

D. L. Moody, el evangelista y pastor del siglo XIX dijo una vez en un sermón: “Tengo más problemas con D. L. Moody que con cualquier otro hombre que conozca”.[xi]

Ahora, la palabra que Pedro usa aquí para batallar es reveladora; lleva la idea, no tanto de un combate cuerpo a cuerpo, sino de una campaña militar del primer siglo.

En otras palabras, su carne, como una campaña militar está determinada a pelear con usted en cada paso del camino si desea ganar terreno en su vida de santidad.

Y también significa que la experiencia cristiana no se reduce a una sola batalla y se acabó. Ya lo ha notado, ¿verdad? Es una guerra constante y no terminará hasta que vea a Jesús cara a cara. Solo entonces colgará sus armas y armadura de guerra.

El puritano inglés del siglo XVII John Flavel escribió estas poderosas palabras – cito – Para mantener un gobierno santo (o control santo) sobre tus pensamientos; hacer que todas las cosas estén rectas y ordenadas en el corazón es un trabajo constante. El cuidado del corazón es un trabajo que nunca concluye hasta que se termina la vida. (Me encanta esta palabra de ánimo – el escribe) – no hay tiempo en la vida de un cristiano que permita una interrupción en este trabajo.[xii]

Los tiempos verbales que usa Pedro se suman a esa verdad y al drama de esta guerra. Pedro escribe, literalmente, absténganse continuamente de los deseos carnales porque están continuamente librando una guerra con su alma.[xiii]

Juan Bunyan, el autor del libro El Progreso del Peregrino también escribió un libro menos conocido llamado La Guerra Santa. Lo he comentado antes, pero vale la pena repetirlo porque Bunyan estaba tratando de ilustrar este tema en particular.

En su libro personifica el alma del cristiano como una ciudad con 5 puertas:

  • la puerta del oído
  • la puerta del ojo
  • la puerta de la nariz
  • la puerta del tacto
  • la puerta de la boca

Bunyan escribió que el enemigo de Alma Humana, simplemente llamado – Pecado – vendría a diario a atacar a Alma Humana en una de esas puertas.

Algunos días el Pecado susurrará a través de la puerta del oído algún mensaje seductor. Otros días el Pecado pintará algún retrato seductor a la Puerta del Ojo. El pecado nunca cede.

En el libro de Bunyan, es interesante descubrir que Alma Humana nunca puede ser dañada o derrotada por ataques externos. La única forma en que el Pecado puede obtener una victoria es si uno de los sentidos abre la puerta desde adentro y lo deja entrar.

Cuan cierto. Pablo tocó este tema cuando escribió en Romanos 6:13, no presentéis vuestros miembros al pecado.

Él usa un término militar que se empleaba en el traspaso de armas. Pablo está escribiendo efectivamente: deja de entregar tus armas al enemigo. Deja de abrir la puerta y dejar que el enemigo entre y se instale. Te estás derrotando a ti mismo.

Cualquier hombre que quiere luchar contra la inmoralidad, pero ve la película o el programa de televisión promedio que muestra contenido sexual, ha entregado sus ojos al Enemigo como si dijera: “Aquí está, voy a abrir esta puerta del ojo. Tengo muchas ganas de crecer en mi vida cristiana, pero te voy a dar mis ojos por un par de horas para que los uses en mi contra. Así que entra y toma unas palomitas de maíz.”

Una mujer que quiere ser una mujer santa para Dios pero escucha todo el día música con letras que representan la sensualidad y el egoísmo del mundo, en realidad está entregando sus oídos al Enemigo y diciendo: “Toma, puedes tener esto durante 5 horas al día ¿Por qué no usas mis oídos para derrotarme mientras busco una vida santa?”

Pedro no lo hace realmente tan complicado.

Esta es una guerra. La pregunta para el amado no es, ¿Cuándo se va a relajar? La pregunta es, ¿Cuándo va a despertar?

Los exhorto, escribe Pedro. Yo os ruego como los amados de Dios que son, que no pertenecen a la tierra, tengan cuidado. Esto es más que tentación. ¡Despierta! ¡Esto es guerra!

Este no es el momento de tomar un descanso.

Entonces, la búsqueda de la santidad comienza con lo que somos; incluye lo que evitamos;

 

Elemento #3: Lo que Hacemos

Finalmente, la búsqueda de la santidad implica lo que hacemos. En otras palabras, vivir en santidad no se trata solo de decir no. . . tiene mucho que ver con decir que sí.

Note el versículo 12. Mantengan buena vuestra manera de vivir entre los gentiles (los incrédulos); para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras.

Permítame abordar primero el tema de qué es este día de la visitación.

El día de la visita suena profético, pero esta expresión exacta no aparece en los pasajes proféticos del Antiguo o Nuevo Testamento.

Además, esa interpretación no encaja bien en lo que está sucediendo aquí. Pedro está diciendo que como resultado de que los incrédulos vean su testimonio de pureza y excelencia, glorificarán a Dios.

La palabra para glorificar, en griego, es doxazo, que nos da nuestra palabra doxología. Se encuentra más de 60 veces en el Nuevo Testamento y ni una sola vez se refiere a que los incrédulos son obligados a glorificar a Dios.

Glorificar a Dios es siempre una alabanza voluntaria proveniente del creyente.[xiv]

Entonces, Pedro está hablando de las personas en su mundo y en el mío que llegan a la fe en Cristo, a través del evangelio que ven y escuchan a través de su testimonio.

La visitación entonces es el movimiento de Dios hacia el incrédulo para llevarlo al arrepentimiento y la fe.

Pero ¿qué usó Dios para llamar su atención en primer lugar?

Dos cosas. Primero – note al principio del versículo 12: manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles. Una buena manera de vivir. Eso es lo primero de lo que no pueden escapar. Y, como verá, esto habla de su conducta a diario. No es tanto cómo se presenta el domingo, sino cómo se presenta el lunes.

La palabra traducida “buena” es una palabra llena de significado. Puede significar algo que es hermoso, atractivo, cortés, amable, fino y noble.[xv]

Escuche, el mundo no tiene una respuesta para alguien que en el diario vivir tiene una actitud y un comportamiento que solo puede describirse como hermoso, atractivo, amable, educado, fino y noble.

¡Vamos! ¿No es eso demasiado pedir? Si creemos que lo es, entonces tal vez es por eso que no muchas personas en nuestra cultura hoy glorifican a Dios después de haber visto a algunos cristianos en su diario vivir. Y está siendo observado.

De hecho, el término que Pedro usa aquí para “considerar” se refiere a un escrutinio personal cercano de un testigo.

Un erudito señaló que el tiempo presente de este verbo indica que ha habido un escrutinio intenso y prolongado.[xvi]

Incluso mientras el creyente es calumniado como malhechor – y ya hemos visto las acusaciones que hacían contra los cristianos, desde traición hasta inmoralidad – el incrédulo sigue observando; observando intensamente la reacción y respuesta del creyente al odio de su cultura.

Piénselo, cuántos cristianos que están siendo calumniados injustamente, están respondiendo bellamente, noblemente, amablemente, educadamente.

Cuando lo hace, el mundo simplemente no tiene una respuesta, pero usted sí. Una buena manera de vivir.

En segundo lugar, el incrédulo también, al escudriñar cuidadosamente sus buenas obras – note – puede llegar a glorificar a Dios en el día de la visitación – es decir, el día que Él los visite con la gracia de Su evangelio y ellos crean.

Entienda esto: Pedro no solo está interesado en que los cristianos progresen en santidad. No solo está interesado en que desarrollemos una buena reputación. Está interesado en una reforma completa. Él quiere ver a la iglesia alcanzando al mundo con el evangelio.

Y esto no va a suceder a menos que nuestra manera de vivir traiga gloria a Dios. ¿Por qué esperaríamos que un incrédulo esté interesado en descubrir cómo glorificar a nuestro Dios si nosotros no lo hacemos?

La implicación es asombrosa: si realmente no nos importa, ¿por qué les debería importar a ellos?

Pedro no solo quiere que busquemos la santidad… quiere que hagamos evidente la santidad.

De forma similar, Pablo escribió a los Efesios, Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Efesios 2:10).

¡Llévelo al aire libre! Pablo manda en Tito 2:7, Preséntate tú en todo como ejemplo de buenas obras (Tito 2:7);

¡No lo esconda! Como verá, la santidad no se trata solo de uno mismo. No se trata solo de la iglesia. Cuando la santidad es evidente, finalmente construye un puente hacia el mundo.

No hay una fuerza misionera más poderosa que una vida evidentemente santa.

No es de extrañar que el Enemigo batalle todos los días para tratar de evitar que usted gane terreno en su vida de santidad.

 

Conclusión

Estaba leyendo recientemente una historia sobre un escritor cristiano que estaba en un aeropuerto de Chicago durante una tormenta de nieve. El escribe, “Un ingeniero de la India estaba sentado a mi lado y mientras hablábamos, me enteré de que iba a tener que tomar un autobús a otro aeropuerto donde su esposa, que estaba embarazada, conduciría con sus dos hijos pequeños para recogerlo – en esas malas condiciones climáticas.”

“Así que le dije, mira, estoy a punto de recoger un auto aquí. Puedo llevarte a tu casa. Estaba agradecido y, mientras conducíamos, oré por una oportunidad de predicar el evangelio. Cuando me preguntó por qué estaría dispuesto a hacer todo lo posible por él, encontré la oportunidad. Le pregunté: ¿Alguna vez alguien ha hecho algo tan amable por ti que te hace desear transmitir su bondad a otra persona? El asintió. “Bueno, Jesucristo ha hecho algo increíblemente amable por mí”, dije.

“Mientras hablábamos, expliqué la gracia de Dios a través de Cristo. Cuando lo dejé, me agradeció y dijo: “Voy a tener que pensar un poco en cuanto a todo esto”.

Este cristiano terminó diciendo “no hay duda en mi mente de que mis palabras sobre Jesucristo resonaron de manera única y poderosa con él porque las escuchó mientras un extraño lo llevaba a través de una tormenta de nieve hacia su hogar y familia.[xvii]

Ese es el incentivo final de Pedro. La santidad se trata de quienes somos. La santidad se trata de lo que evitamos. La santidad se trata de cómo actuamos.

¿Y el resultado? La oportunidad para el evangelio y la gloria de Dios.

Como verá, mientras andamos conforme al Espíritu, y no conforme a la carne, las personas están examinando cuidadosamente su vida y la mía… y algunos de ellos llegarán a pensar mucho sobre nuestro comportamiento y luego estarán listos para escúchanos acerca de nuestro Salvador.

 

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey, predicado el 2017

© Copyright 2017 Stephen Davey

Todos los derechos reservados

 

 

[i] David R. Helm, 1-2 Peter and Jude (Crossway, 2008), p. 79

[ii] John MacArthur, I Peter (Moody Publishing, 2004), p. 137

[iii] Adapted from Life Application Bible Commentary: 1 & 2 Peter/Jude (Tyndale House, 1995), p. 60

[iv] Jan Johnson, Moody Monthly (November 1987); citation: www.preachingtoday.com/illustrations/1996/December/439.html

[v] Adapted from Daniel M. Doriani, 1 Peter (P & R Publishing, 2014), p. 78

[vi] Fritz Rienecker & Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New Testament (Regency, 1976), p. 752

[vii] Daniel G. Powers, 1 & 2 Peter, Jude (Beacon Hill Press, 2010), p. 9

[viii] Adapted from John Phillips, Exploring the Epistles of Peter (Kregel, 2005), p. 103

[ix] MacArthur, p. 137

[x] D. Edmond Hiebert, 1 Peter (BMH Books, 1984), p. 156

[xi] Warren W. Wiersbe, Be Hopeful: 1 Peter (David C Cook, 1982), p. 68

[xii] Dave Furman, Being There (Crossway, 2016), p. 40

[xiii] The Application Bible, p. 61

[xiv] Adapted from Application Study Bible, p. 63

[xv] Adapted from MacArthur, p. 139

[xvi] Hiebert, p. 159

[xvii] Lee Stroebel, “Why Do You Care?” (May/June 2010 citation; www.preachingtoday.com/illustrations/2010/december/3122710.html

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