Pasaje Bíblico: Eclesiastés 5:13-20.
En esta lección práctica, Stephen continúa encontrando lecciones sobre las finanzas y las posesiones materiales en el diario de Salomón. ¿Cómo impacta nuestra fe nuestro manejo del dinero? ¿Consideramos nuestro dinero de manera egoísta o somos buenos administradores de lo que Dios nos da?
Lección 17: Aprendiendo por las Buenas o por las Malas
Introducción
Estamos abriéndonos camino a través del diario de Salomón, en donde anota las lecciones que aprendió a través de su vida, muchas de ellas por las malas. Si logramos aprender esas lecciones a partir de su ejemplo, no tendremos que hacerlo por las malas como él, sino que podremos aprender de la manera correcta. Hay algunas lecciones que va a querer aprender por obediencia y no por experiencia. Cuando era niño, su mamá le dijo que no tocara el horno caliente o se quemaría la mano. Usted puede aprender la verdad de esa lección por obediencia o por experiencia.
La palabra de Dios está llena de lecciones prácticas, que se pueden aprender ya sea obedeciendo su verdad o por las malas, sufriendo las consecuencias. Salomón se ha centrado en estas últimas anotaciones, en el tema del dinero y las posesiones. Una de las lecciones que Dios nos ha enseñado a través de la experiencia de Salomón, que es más fácil gastarse el dinero que ahorrarlo o darlo para el beneficio de otros. En Proverbios, Salomón escribe que al dinero le pueden salir alas y volar como un águila (Proverbios 23:5). Así de fácil se puede ir.
Muchos dispositivos hoy tienen sensores como lectores de huella dactilar para mejorar la seguridad. Esa innovación, al parecer, le resultó muy útil a una inteligente niña de cinco años de la que leí hace poco. Cuando su madre se acostó para la siesta, la niña utilizó la huella dactilar de su madre para desbloquear el teléfono y se puso a comprar. Cuando la madre despertó, encontró 13 confirmaciones de pedidos de Amazon por un total de 250 dólares.[i] Si usted tiene hijos pequeños, tal vez quiera tener esto en cuenta la próxima vez que vaya a tomarse una siesta.
El dinero puede volar como un pájaro.
Otra lección aprendida con el tiempo, es que es más fácil acumular deudas que dinero. Salomón habla de cómo el dinero se nos escapa de las manos mientras acumulamos más gastos y responsabilidades. En otras palabras, entre más tenga, más tendrá que gastar para cuidar de lo que tiene. Como escribió el pastor John Stott: «Recuerde, cristiano, que somos peregrinos, no colonos… así que debemos viajar ligeros». Es muy fácil llenarse de deudas.[ii]
El presidente de la organización cristiana humanitaria World Vision, escribió sobre una conocida suya de Nueva York, que tenía una hija de tres años que recibió una solicitud por correo para obtener una tarjeta Visa platino a su nombre. Su madre pensó: «¡Esto debe ser una broma!, ¡voy a averiguar si es posible». Así que llenó la solicitud. En el espacio donde había que poner “ocupación” escribió «niña» y dejó en blanco la pregunta sobre sus ingresos anuales. Luego escribió en la solicitud: «Me gustaría tener una tarjeta de crédito para comprar algunos juguetes, pero sólo tengo tres años y mi mami me dijo que no». Dos semanas después le llegó la tarjeta por correo.
Pero el problema no es sólo la deuda, y Solomon lo ha dejado muy claro.
Entre más quiera, menos satisfecho estará con lo que ya tiene.
Ahora lo que Salomón está a punto de hacer, es presentarnos a modo de ejemplo varias lecciones que podemos aprender por las malas a través de la experiencia o por las buenas a través de la obediencia. Para resaltar la diferencia, Salomón nos presenta dos casos para que estudiemos en el capítulo 5 de Eclesiastés. Vamos a llamar al primer caso:
Caso #1: Egoísmo e Inseguridad
Observe el versículo 13:
“Hay un mal doloroso que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas por sus dueños para su mal; las cuales se pierden en malas ocupaciones…” (Eclesiastés 5:13-14a).
Es como si Salomón dijera: «Déjenme contarles sobre algo que he visto aquí debajo del sol durante mi vida, y debo decirles que esto literalmente me revuelve el estómago». Este es un mal doloroso.
La palabra hebrea traducido doloroso se refiere a algo que es repugnante – que lo enferma. De hecho, la palabra se usa para referirse a alguien que está enfermo del corazón – alguien que tiene el corazón roto o está por rompérsele.[iii] Y ¿a quién se le rompe el corazón? A un hombre que se describe aquí, como alguien que guardó sus riquezas. Podría traducirlo también: que atesoró sus riquezas. Ha sido cuidadoso, tiene unos hijos que heredarán los dólares que tanto le costó ganar. Pero por alguna razón que no se nos dice, invierte en un mal negocio y lo pierde todo. En hebreo «malas ocupaciones» puede traducirse simplemente como «mal negocio».
La implicación en este caso es que él podría haberse quedado con lo que tenía. En realidad, no necesitaba más, pero quería tener más; así que vacía su cuenta bancaria, lo apuesta todo en un negocio que sale mal y lo pierde todo.
He aquí la lección:
Si usted arriesga lo que tiene para conseguir más de lo que necesita, no disfrutará de lo que tiene y podría perder lo que necesita.
La descripción aquí es de un hombre que se ha vuelto egocéntrico e inseguro, incluso después de haberse enriquecido. No ha disfrutado de sus riquezas. Salomón escribe que guardaba sus cosas – se aferraba a ellas. No las compartía. Las atesoraba. Se preocupaba por ellas. No las disfrutaba y al parecer su familia no podía disfrutarlas tampoco.
Entonces se le presenta una oportunidad; y para que alguien como él la aproveche, debe haber sido una gran oportunidad que le garantizaba mucho dinero. Así que se mete de cabeza a este emprendimiento.
Y Salomón simplemente registra en el versículo 14 que esas riquezas se perdieron.
Se fueron.
¿Cuánto perdió? Salomón dice que terminó sin nada. Mire el versículo 15:
“Como salió del vientre de su madre, desnudo, así vuelve, yéndose tal como vino; y nada tiene de su trabajo para llevar en su mano” Este también es un gran mal (o sea, esta es una escena desgarradora), que como vino, así haya de volver. ¿Y de qué le aprovechó trabajar en vano?” (Eclesiastés 5:15).
Perseguía más dinero, y eso fue como perseguir el viento.
No hay nada antibíblico en involucrarse en un emprendimiento, una iniciativa empresarial, ni hay nada malo en hacer sacrificios para comenzar un negocio. El caso que vemos aquí es el de un hombre que ya era rico, pero que ya no disfrutaba de sus riquezas, sino que se aferró a ellas y luego lo apostó todo porque sencillamente quería más. Arriesgó lo que tenía para conseguir más de lo que necesitaba, dejó de disfrutar de lo que tenía y perdió lo que necesitaba.
Encontré un artículo en las noticias que ilustra la ironía de un hombre que ignora el valor de lo que tiene por pensar sólo en conseguir más. Un joven de Canadá atracó un banco. Apuntó a una cajera con su pistola y exigió que le diera todo el dinero que tenía. Ella vació la caja y él salió corriendo del banco con 6.000 dólares. Más tarde lo atraparon y lo condenaron a unos años de cárcel. Sin embargo, la pistola que le confiscaron se subastó y la terminó comprando un museo. Resulta que la pistola del joven era una rara antigüedad fabricada en 1918 y estaba valorada en 100.000 dólares. Él ya tenía más de lo que necesitaba. De hecho, se arriesgó a conseguir más sin siquiera conocer el valor de lo que ya tenía. Eso sí que es aprender una lección por las malas.
Salomón termina el caso de este hombre codicioso que lo perdió todo, contándonos lo que le sucedió finalmente. Las cosas no mejoran, fíjese en el versículo 17:
“Además de esto, todos los días de su vida comerá en tinieblas, con mucho afán y dolor y miseria” (Eclesiastés 5:17).
- Tinieblas: Simboliza su miseria. Podría traducirlo como ceguera. Él está aislado en la oscuridad de su codiciosa miseria.
- Afán: es una palabra que se refiere a la frustración y la angustia mental.
- Dolor: es una palabra hebrea que incluye la discapacidad física y mental. Es la misteriosa mezcla de enfermedades psicosomáticas que lo carcomen.
- Y por último está su miseria: Puede traducirse enojo, resentimiento o rabia. Está furioso por su pérdida; Es violento con los demás ya que está tan enojado por haberlo perdido todo.[iv]
No es de extrañar que coma solo, ya nadie se atreve a acercarse a él. La verdad es que nunca volverá a disfrutar de una comida. El ego de este hombre se definía por lo que poseía y cuando lo perdió todo, perdió totalmente su razón de ser, de relacionarse con los demás y de servir o amar a los demás. Quítele todo a alguien y descubrirá quién es en realidad. Quítele sus cosas y descubrirá lo que realmente le interesa.
No pude evitar pensar en nuestro Señor, colgado en aquella cruz, desnudo – le habían quitado todo. Iba a morir desnudo igual que como nació, pero incluso antes de morir, le habían quitado todo. Le quitaron su dignidad. El típico taparrabos que tiene en las películas o pinturas es solo un elemento artístico agregado por respeto al Señor y sensibilidad hacia el espectador. Las crucifixiones romanas eran humillantes de todas las maneras posibles. La multitud se burlaba de Él, le escupían y maldecían. Le quitaron su túnica y los soldados apostaron para quedársela. Perdió a sus amigos más íntimos que huyeron asustados.
Sin embargo, mire cómo respondió. Escuche su preocupación por su madre cuando le pidió a Juan que la cuidara. Escuche su oración de intercesión por la multitud pidiéndole al Padre que los perdonara. Fíjese en su amor y compasión por el criminal que colgaba junto a Él. Este criminal quería algo de Jesús. Cuando usted se encuentra en su más profunda necesidad y habiendo perdido mucho, lo último que quiere hacer es dar. Pero mire al Hombre perfecto, el divino Redentor, cuya razón de ser no tenía nada que ver con lo que podía obtener, sino con lo que podía dar a través de Su sacrificio por sus pecados y los míos. Él abrió el camino para que usted y yo vivamos para siempre en gloria.
Hay muchas razones para creer que este hombre, que nos muestra Salomón perdió tanto la tierra como el cielo y esa es la tragedia más grande de todas. Como creyentes, aunque no vivimos para la tierra, un día heredaremos una nueva tierra que disfrutaremos en un estado perfecto, celestial y eterno (Mateo 5:5).
Me gusta como C.S. Lewis lo expresó: «Apunta al Cielo y conseguirás la tierra; apunta a la tierra y no conseguirás ni lo uno ni lo otro».
Caso #2: Aceptación y Gozo
Continuemos con el versículo 18:
Esto es lo que yo he visto que es bueno y conveniente… (Eclesiastés 5:18a, NBLA).
Salomón presenta el caso #2. Él ahora observa a una persona diferente. Él escribe: «Mira esto: esto es bueno y conveniente«. Podría traducirlo “Esto es bueno y adecuado o hermoso.” En otras palabras, ahora déjeme mostrarle algo bueno y hermoso, atractivo; algo que vale la pena perseguir.[v]
Y ¿qué es eso? Fíjese bien:
“…comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le ha dado; porque esta es su parte. Asimismo, a todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y le da también facultad para que coma de ellas, y tome su parte, y goce de su trabajo, esto es don de Dios” (Eclesiastés 5:18b-19).
Ésta es una de las porciones que más mencionan a Dios en su diario. Cuatro veces Salomón menciona los dones de Dios, de los que debemos tomar nota – ¡son cosas buenas y hermosas!
El primer don o regalo de Dios es la capacidad inclusive de estar vivo – v. 18
Salomón escribe en el versículo 18 – …que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le ha dado;
Su vida es un regalo de Dios. Él lo creó y ha determinado sus días sobre la tierra. Y aunque sean pocos, cada uno de ellos son un regalo de Dios para usted. De hecho, si Él no le hubiera dado el regalo de esta vida, usted nunca podría disfrutar del regalo de la vida eterna. Pero debido a que Él le dio esta vida, usted podrá disfrutar de la vida eterna; eso es, si ha recibido el regalo de la vida eterna por fe en Jesucristo. Y si usted ha ejercido el don de la fe en Cristo, ahora tiene relación y parentesco con Dios el Padre – y sólo mire estos dones:
El segundo don es la capacidad de disfrutar de lo que tiene – v. 19a
¿Lo notó? Este don no es la habilidad de tener cosas, sino la de disfrutar las cosas que tiene. Salomón escribe – y comer o gozar de ellas.
La vida sin Dios es como los regalos de Navidad que usted abre, sólo para descubrir que las baterías se venden por separado. Su hijo saca de la caja ese auto a control remoto solo para descubrir que no funciona porque necesita 85 pilas; así que ahora le toca dar vueltas por toda la casa para buscar unas pilas. Tiene el don, pero no el poder para disfrutarlo. Esa es la idea aquí. Fíjese de nuevo en la primera parte del versículo 19a: Asimismo, a todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y da también facultad para que coma o disfrute de ellas. Ese poder viene por separado.
Y Salomón lo sabe porque aprendió esta lección a las malas. Lo tiene todo: tiene un patrimonio de 2,3 trillones de dólares ¿se acuerda? Pero ha sido una persona miserable, fuera de la comunión con el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Sabe lo aburrido que puede ser conseguir algo nuevo; sabe lo insípida que puede ser una comida, aunque se la sirvan en un plato de oro macizo.
Y qué. Y para qué.
La satisfacción se vende por separado por así decirlo.[vi] Dios les da tanto a creyentes como incrédulos el don de la vida, la comida y las posesiones; pero el hijo de Dios puede gozar de la capacidad y el poder para disfrutar de lo que tiene.
El tercer regalo, es la capacidad de aceptar su posición en la vida – v. 19b
En la mitad del versículo 19, Salomón escribe: Dios da la facultad para que coma y tome su parte… La palabra «parte», se refiere a la asignación o ubicación; el lugar donde Dios lo puso. Es otra forma de recordarnos que nunca vamos a producir o crear nuestra propia satisfacción. Hay momentos en los que no estará convencido de que lo que le ha tocado en la vida es un don de Dios – algo bueno. El hecho de poder aceptar las circunstancias y la vida que Dios le da es un regalo. Aceptar su parte se relaciona directamente con confiar en la bondad de Dios, que obra todas las cosas para su bien y para Sus propósitos divinos, buscando conformarle a la imagen y semejanza de Su Hijo (Romanos 8:28-29).
No solo el poder aceptar su porción en la vida, es un regalo de sumisión, entrega y confianza de parte del Señor, Salomón añade otro don:
El cuarto regalo es la capacidad de disfrutar de lo que hace – v. 19c
Salomón escribe al final del versículo 19: y goce de su trabajo – esto hace referencia a su dura labor en la vida. Todo esto Salomón dice que es don de Dios. Nunca disfrutará realmente de su trabajo, hasta que se dé cuenta de que es un regalo de Dios.
Por cierto, puede comparar estos dos casos que estudiamos – estos dos tipos de personas – y encontrar muchos paralelos. En muchos aspectos eran similares, pero tenían objetivos y perspectivas muy diferentes de la vida.
- Ambos tenían posesiones: comida, bebida y provisiones; pero la primera persona guardaba sus posesiones lo mejor posible, mientras que la segunda persona recibía todas estas cosas como regalos del Señor.
- El trabajo de la primera persona no tenía significado, pero el de la otra era una tarea significativa.
- El corazón de la primera persona estaba lleno de pesar, mientras que el de la segunda estaba lleno de gratitud.
- La primera persona estaba atascada en el fracaso del pasado, mientras que la segunda estaba anticipando con gozo su futuro con el Señor.
Y así es como Salomón concluye este segundo caso. Él escribe aquí en el versículo 20:
“Porque no se acordará mucho de los días de su vida; pues Dios le llenará de alegría el corazón” (Eclesiastés 5:20).
En otras palabras, Dios lo mantiene en movimiento, mirando hacia adelante y con la perspectiva correcta.[vii] No encadenado a su pasado, sino animado por su futuro. Esto es lo que Pablo tenía en mente cuando les dijo a los tesalonicenses, que siguieran esperando la venida de Cristo por Su iglesia. Podía suceder en cualquier momento, así que les escribió a estos creyentes para que se animaran mutuamente con estas palabras sobre su futuro (1 Tesalonicenses 4:18). Vamos de camino al Cielo.
Conclusión
Hace poco leí, que el 40% de los clientes van a comprar una tarjeta de regalo de alguna tienda o restaurante en particular para sus amigos o familiares en algún momento de este año. Evidentemente, el verdadero ganador de todo esto son las tiendas y restaurantes. Según los estimados publicados una revista financiera, las tarjetas de regalo no canjeadas, representan una increíble cantidad de dinero. Muchas de estas terminan extraviándose, o en el basurero por accidente o sólo se canjea una porción del dinero. En promedio, mil millones de dólares en tarjetas regalo quedan usarse cada año. Cada año hay mil millones de dólares en tarjetas regalo que no se redimen.
No pude evitar preguntarme cuántos creyentes pasan su vida sin redimir, por así decirlo, sus regalos de parte de Dios. No estoy hablando de salud y riqueza, Dios nunca nos prometió eso, sino hasta que lleguemos a nuestro eterno hogar; pero, entonces tendemos riqueza y salud más allá de lo que podemos imaginar.
Pero, mientras tanto, aquí en esta vida, tenemos cuatro regalos o tarjetas de regalo por así decirlo que descubrimos en este pasaje, que necesitamos canjear ahora al someternos, y obedecer y agradecer a nuestro soberano Señor. Regalos que incluyen:
- El don de estar vivo: ¿cómo está utilizando ese don de parte de Dios?
- El regalo de disfrutar de lo que tiene: ¿está disfrutando lo que tiene o deseando tener más o algo más? Si es así, no está canjeando su tarjeta regalo de Dios.
- El regalo de aceptar en donde está: ¿se ha sometido ya a los propósitos de Dios de ponerlo justo donde se encuentra?
- Finalmente, el regalo de disfrutar lo que hace en la vida: ¿es usted capaz de terminar su día de trabajo sin anhelar otro diferente, uno mejor pago, un mejor jefe, o un ascenso a un puesto de mayor rango? ¿Está trabajando duro para la gloria de Dios en donde él lo ha asignado por ahora?
Use sus tarjetas de regalo. Aprovéchelas al máximo. Dele gracias a Dios por ellas. Honre a Dios con ellas. Mire hacia adelante, anticipando el día en que la redención será finalmente completa y usted estará en casa, en el Cielo con Él.
Este manuscrito es de un sermón predicado el 16/2/2020 por Stephen Davey.
Copyright 2020 Stephen Davey
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[i] “Genius 6-Year-Old Uses Sleeping Mom’s Thumbprint to Buy Presents on Amazon,” The Huffington Post (12-27-16)
[ii] Quoted by Philip Graham Ryken, 1 Timothy (P&R Publishing, 2007), p. 258
[iii] Adapted from R. Laird Harris, Gleason Archer, Bruce Waltke, Theological Wordbook of the OT: Vol. I (Moody Press, 1980), p. 287
[iv] Adapted from Michael A. Eaton, Ecclesiastes (IVP Academic, 1983), p. 118; Adapted from David A. Hubbard, The Preacher’s Commentary: Vol. 16 (Thomas Nelson, 1991), p. 147
[v] Adapted from R. Laird Harris, Gleason Archer, Bruce Waltke, Theological Wordbook of the OT: Vol. I (Moody Press, 1980), p. 392
[vi] Philip Graham Ryken, Ecclesiastes: Why Everything Matters (Crossway, 2010), p. 137
[vii] Benjamin Shaw, Ecclesiastes: Life in a Fallen World (Banner of Truth Trust, 2019), p. 77