Lección 3: La Conversión de una Mujer de Mala Reputación

Lección 3: La Conversión de una Mujer de Mala Reputación

Pasaje Bíblico: Josué 2.
El Pueblo de Israel se prepara para la famosa batalla de Jericó enviando dos espías. Para su sorpresa, ellos descubren cómo Dios ha preparado todo para la victoria. Redescubra esta historia familiar mientras vemos nueve principios que podemos aplicar a partir de este capítulo.

Introducción

Hay algunos pasajes de la escritura que necesitan muy poca interpretación, mientras que otros necesitan mucha. Algunos pasajes hay que estudiar mucho y emplear mucho tiempo observando e interpretando para luego encontrar la aplicación a nuestras vidas. Hoy, el pasaje que vamos a ver en Josué capitulo 2, podemos decir que se interpreta y predica por sí mismo.

Es un capítulo bastante claro.

Hoy vamos a ver nueve aplicaciones que podemos sacar de este capítulo. Vamos a comenzar leyendo todo el capítulo y luego vamos a ir observando las distintas aplicaciones. Así que abra su Biblia conmigo en Josué capítulo 2 y leamos juntos. ¿Está listo?

“Josué hijo de Nun envió desde Sitim dos espías secretamente, diciéndoles: Andad, reconoced la tierra, y a Jericó. Y ellos fueron, y entraron en casa de una ramera que se llamaba Rahab, y posaron allí.

 2 Y fue dado aviso al rey de Jericó, diciendo: He aquí que hombres de los hijos de Israel han venido aquí esta noche para espiar la tierra.

3 Entonces el rey de Jericó envió a decir a Rahab: Saca a los hombres que han venido a ti, y han entrado a tu casa; porque han venido para espiar toda la tierra.

4 Pero la mujer había tomado a los dos hombres y los había escondido; y dijo: Es verdad que unos hombres vinieron a mí, pero no supe de dónde eran.

5 Y cuando se iba a cerrar la puerta, siendo ya oscuro, esos hombres se salieron, y no sé a dónde han ido; seguidlos aprisa, y los alcanzaréis.

6 Mas ella los había hecho subir al terrado, y los había escondido entre los manojos de lino que tenía puestos en el terrado.

7 Y los hombres fueron tras ellos por el camino del Jordán, hasta los vados; y la puerta fue cerrada después que salieron los perseguidores.

8 Antes que ellos se durmiesen, ella subió al terrado, y les dijo:

9 Sé que Jehová os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del país ya han desmayado por causa de vosotros.

10 Porque hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido.

11 Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra.

12 Os ruego pues, ahora, que me juréis por Jehová, que como he hecho misericordia con vosotros, así la haréis vosotros con la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal segura;

13 y que salvaréis la vida a mi padre y a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo lo que es suyo; y que libraréis nuestras vidas de la muerte.

14 Ellos le respondieron: Nuestra vida responderá por la vuestra, si no denunciareis este asunto nuestro; y cuando Jehová nos haya dado la tierra, nosotros haremos contigo misericordia y verdad.

15 Entonces ella los hizo descender con una cuerda por la ventana; porque su casa estaba en el muro de la ciudad, y ella vivía en el muro.

16 Y les dijo: Marchaos al monte, para que los que fueron tras vosotros no os encuentren; y estad escondidos allí tres días, hasta que los que os siguen hayan vuelto; y después os iréis por vuestro camino.

17 Y ellos le dijeron: Nosotros quedaremos libres de este juramento con que nos has juramentado.

18 He aquí, cuando nosotros entremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana a la ventana por la cual nos descolgaste; y reunirás en tu casa a tu padre y a tu madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre.

19 Cualquiera que saliere fuera de las puertas de tu casa, su sangre será sobre su cabeza, y nosotros sin culpa. Mas cualquiera que se estuviere en casa contigo, su sangre será sobre nuestra cabeza, si mano le tocare.

20 Y si tú denunciares este nuestro asunto, nosotros quedaremos libres de este tu juramento con que nos has juramentado.

21 Ella respondió: Sea así como habéis dicho. Luego los despidió, y se fueron; y ella ató el cordón de grana a la ventana.

22 Y caminando ellos, llegaron al monte y estuvieron allí tres días, hasta que volvieron los que los perseguían; y los que los persiguieron buscaron por todo el camino, pero no los hallaron.

23 Entonces volvieron los dos hombres; descendieron del monte, y pasaron, y vinieron a Josué hijo de Nun, y le contaron todas las cosas que les habían acontecido.

24 Y dijeron a Josué: Jehová ha entregado toda la tierra en nuestras manos; y también todos los moradores del país desmayan delante de nosotros.”

 

Principios para Aplicar

Ahora, veamos estos nueve principios que podemos a aplicar a partir de este capítulo.

  1. Número uno, la confianza en Dios no elimina la responsabilidad de preparase para la batalla.

Fíjese en el versículo 13 de Josué capitulo 1. Allí Josué se dirige al pueblo y le dice:

“Acordaos de la palabra que Moisés, siervo de Jehová, os mandó diciendo: Jehová vuestro Dios os ha dado reposo, y os ha dado esta tierra.”

Piense en esto, ¡los israelitas estaban bajo la protección especial del Dios vivo y verdadero!

Dios le había dicho personalmente a Josué: “no te dejaré, ni te desampararé” Josué 1:5.

¡Imagínese tener esa garantía! Sería como ir a la batalla sabiendo que su enemigo está disparando, pero con armas de juguete – esas que hacen ruido, pero no dañan a nadie.

Uno se podía presentar al campo de batalla con la cabeza en alto.

El principio es el siguiente: Josué debía preparase, vivir y luchar como si la victoria dependiera de él, pero dependiendo solo en Dios sabiendo que solo Dios le daba la victoria.

Josué sabía que tenía la victoria, y sin embargo debía prepararse.

Ahora, la batalla contra Jericó era estratégica en la conquista de la tierra prometida. Esta imponente ciudad con altos muros estaba ubicada en un lugar que se percibía como la puerta de entrada a la tierra de Canaán. Debían conquistarla primero.

Josué necesitaba información completa y actualizada en cuanto a la ciudad, así que envió espías. Ellos tenían que traer información tal como: ¿Cuántas puertas hay? ¿Cómo es la fortaleza? ¿Cuál es la moral de la gente? ¿Están listos para pelear con nosotros? ¿Qué tipo de armamento tienen?

Por qué Dios no habló con Josué y le dijo: “Josué, no hace falta que hagas todo eso. Solo te voy a pedir que el pueblo marche alrededor de la ciudad y luego haga sonar las trompetas. Luego las murallas caerán. Mi pueblo va a cantar de esto por generaciones.”

¿Por qué Dios no le dijo algo así a Josué? Creo que es porque el Señor nos está enseñando el principio de cómo debemos ser como soldados. Peleamos sabiendo que tenemos la victoria, pero para experimentar la victoria debemos estar preparados para luchar la batalla.

Esto nos lleva al segundo principio.

  1. Número dos, una batalla bien peleada demanda conocimiento previo del enemigo.

El apóstol Pablo nos dice en el Nuevo Testamento, que no seamos ignorantes acerca de cinco cosas. Una de las cinco cosas que Pablo dice que no debemos ser ignorantes es de las maquinaciones o estratagemas del diablo. Él le dice a la iglesia en Éfeso: Quiero que presten atención y estudien a su adversario. Sepan cuando, como y donde él ataca. Sepan qué es lo que más usa en contra de ustedes. Conozcan bien a su enemigo.

Pablo dice varias cosas acerca de él. Nos cuenta de las maquinaciones de Satanás, lo que implican razonamiento. Habla de la metodología del diablo. Pablo nos dice que este enemigo de nuestra alma es astuto y es un brillante estratega que idea cómo derrotarnos. Él tienta, siembra cizaña, persigue, adula. El ataca los puntos débiles en su vida. ¿Cuán bien conoce usted al enemigo?

Creo que, en nuestras propias vidas, podemos ignorar que el enemigo está mirando. Cuando experimentamos pruebas o derrotas, nos sorprendemos. No conocemos al enemigo.

Entonces, los espías entran a Jericó. Fíjese nuevamente en Josué 2:1, allí leemos, en la última parte del versículo:

“…Y ellos fueron, y entraron en casa de una ramera que se llamaba Rahab, y posaron allí.”

Sabemos, por los próximos versículos, que ellos durmieron en el techo. Creo que es un alivio leer eso.

Ellos no saben que los han identificado. Seguramente algunos hombres los vieron cruzando el río Jordán, los vieron entrar a la ciudad. Deben de haberlos seguido hasta la casa de Rahab en los muros de la ciudad, y luego fueron a avisarle al rey. Ellos sabían exactamente adonde se encontraban estos espías.

Francamente, pienso que el hecho que estos hombres fueron a la casa de Rahab, no fue por un mal deseo moral, sino que fue una decisión inteligente. No puedo pensar en otro lugar de la ciudad en el que dos extranjeros pudieran permanecer anónimos. No puedo imaginarme otro lugar al que pudieran ir sin que les hagan muchas preguntas. Así que, quizás, esa sea la razón por la que estos espías, estratégicamente, hayan escogido ir a un lugar que todo el mundo conocía y en el que, a la vez, ellos podían permanecer anónimos – la casa de Rahab.

Esto me lleva al tercer principio.

  1. Número tres, Dios tiene una manera única y peculiar de obrar por medio de personas comunes e impensadas.

Algunos teólogos han tratado de suavizar la historia sugiriendo que Rahab no era una prostituta. Algunos han sugerido que era la encargada de un hotel. Otros sugieren que como ella tenía lienzos en su casa, entonces era una mujer que trabajaba con tela.

Pero la palabra Hebrea que se usa para describir a Rahab significa “prostituta común”. Y, en los dos pasajes del Nuevo Testamento que hacen referencia a Rahab, se usa la palabra griega “porne”, y de allí sale nuestra palabra castellana pornografía.

Sin embargo, esta mujer de mala reputación va a convertirse en uno de los diamantes más brillantes en la vitrina de la gracia de Dios. Que candidato tan improbable para que Dios salve. Una prostituta de una ciudad que se revelaba contra Dios, ¿Quién lo creería? ¡Rahab!

Rahab nos sirve como una ilustración de que, solo por fe, Dios puede salvar y aún usar personas comunes de manera extraordinaria.

  1. El principio número cuatro, es que, al interpretar la Biblia, debemos ser cuidadosos de distinguir entre lo que la Biblia reporta y lo que recomienda.

En Josué 2:4-5 allí leemos:

“Pero la mujer había tomado a los dos hombres y los había escondido; y dijo: Es verdad que unos hombres vinieron a mí, pero no supe de dónde eran. Y cuando se iba a cerrar la puerta, siendo ya oscuro, esos hombres se salieron, y no sé a dónde han ido; seguidlos aprisa, y los alcanzaréis.”

Hay varios problemas aparentes cuando leemos estos versículos. Ya vimos que los espías entraron a una casa de prostitución y ahora vemos que Rahab les miente a las autoridades unas tres o cuatro veces.

Ahora, hay un debate amistoso entre los teólogos sobre si lo que hizo Rahab estuvo bien o mal. Es decir, si mentir para proteger la vida de los espías fue lo correcto o no.

Independientemente de lo que decida en cuanto a ese tema, es importante recordar que hay muchas cosas que Dios escoge registrar en las Escrituras, que Él no dice “Ahora, quiero que hagan lo mismo.”

El punto de la historia ni siquiera es ese. Podemos enfocarnos tanto en los espías entrando al burdel y las mentiras de Rahab que nos olvidamos de la verdad. Note la declaración de Rahab en Josué 2:9.

“…ella subió al terrado, y les dijo: Sé que Jehová os ha dado esta tierra;”

Esto me lleva al próximo principio de aplicación.

  1. Número cinco, los actos poderosos de Dios llevan a algunos corazones hacia la fe, mientras que llevan a otros a más rebelión.

Mire Josué 2:3,

“Entonces el rey de Jericó envió a decir a Rahab: Saca a los hombres que han venido a ti, y han entrado a tu casa; porque han venido para espiar toda la tierra.”

Mientras Rahab iba a creer, el rey se va a endurecer y preparar para la batalla. El mismo sol que derrite la cera, endurece el barro. Ambos habían escuchado las historias de los Israelitas, pero el rey siguió en rebelión contra Dios. Él y su pueblo estaban pensando: “No vamos a entregarnos a este Dios Hebreo. Preferimos pelear.”

Algunos escuchan lo que Dios hizo y se vuelcan por la fe, mientras otros se rebelan más aún.

Esto nos lleva al próximo principio:

  1. Número seis, no hay manera de discernir por completo lo que la palabra de Dios está haciendo dentro de una persona.

Piense en los mismos Cananeos. Mire el versículo 9. Rahab dice:

“…el temor de vosotros ha caído sobre nosotros…”

En otras palabras, los reportes del poder de Dios les hacía temblar las rodillas.

Recordará cuando los doce espías regresaron a Moisés y diez de ellos dijeron “Ellos son gigantes y nosotros como langostas en comparación.” –Números 13

Mientras tanto, ¿Que decían los Cananeos? Oh, ellos son los gigantes y nosotros langostas.”

Los Cananeos habían vivido con miedo por cuarenta años desde que Israel salió de Egipto. Sin embargo, los Israelitas no sabían eso – era cuestión de fe.

Continuemos en Josué 2:10 y 11,

“Porque hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido. Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra.”

Esta prostituta que, por fuera, quizás, parecía ser espiritualmente dura; por dentro, tenía un corazón conmovido por la fe.

Puede que usted tenga algún compañero de trabajo cínico al que usted le ha compartido el evangelio y parece no interesarle. Querido oyente, usted no sabe realmente lo que la palabra de Dios está haciendo. Su fastidio puede ser solo una muestra de miedo al darse cuenta de que la palabra de Dios es la verdad.

Puede que haya un adolescente en su casa que está abandonando a Dios. Usted se pregunta ¿Cuándo va a escuchar la verdad, cuando va a prestar atención?”

Quizás usted tiene un cónyuge inconverso y los domingos se queda en casa. Puede que se pregunte: “¿qué puedo decirle? Parece que nada de lo que digo funciona.”

Bueno, usted no tiene idea de lo que está sucediendo adentro de esa persona. La fe viene por el oír y el oír por la palabra de Dios.

Pienso que es magnífico considerar que los Israelitas vieron el poder de Dios, mientras que Rahab solo había escuchado de Él. Aun así, creyó.

Ahora, los espías le hicieron una promesa a Rahab, tal como recordará, y con la promesa habían unas condiciones.

  • La primera condición era que Rahab tenía que atar un cordón rojo en la ventana.

Mire nuevamente lo que los espías le dijeron a Rahab en el versículo 18,

“…cuando nosotros entremos en la tierra, tu ataras este cordón de grana a la ventana…”

Rahab debía atar el cordón cuando ellos entraban al territorio, pero ella inmediatamente lo ato a su ventana – ni bien ellos se fueron.

  • La segunda condición era que ella debía guardar el plan en secreto, con excepción de su familia y los que creerían esta historia increíble. –Josué 2:17-20

Yo creo que la familia de Rahab no acostumbraba a creerle sus historias. Ahora ella dice “Los israelitas vienen y si ustedes vienen a mi casa de prostitución, serán salvos.”

Habría sido tan increíble como cuando Noé predicaba: “Si entran en el arca, serán salvos del diluvio que viene.” ¿Adonde?

Es maravilloso ver la manera en que Dios obra para salvación, ya que cualquiera que hubiera entrado a esa casa se hubiera salvado.

Mire lo que dice el versículo 21,

“Ella respondió: Sea así como habéis dicho. Luego los despidió, y se fueron; y ella ato el cordón de grana a la ventana.”

Este versículo nos da el próximo principio de aplicación.

  1. Número siete, la fe es entregarse a Dios cuando no tiene todas las respuestas.

Los espías dijeron: “Rahab, ata este cordón de la ventana y serás salva.”

¿Si fuera ella, no le gustaría tener un poco más de información? Especialmente cuando los muros comenzaron a temblar, especialmente ¡cuando los Israelitas estaban rodeando la ciudad!

Rahab pudo haber pensado: “A ver, ¿sigue el cordón rojo afuera? Si, esta, pero ¿de verdad nos va a salvar?

Una ciudad entera se precipitaba hacia la destrucción. Sobre los muros de esa ciudad, había una casa solitaria con un cordón rojo que se movía con la brisa. Ese cordón era una señal exterior de la obra de gracia interior que Dios iba a llevar a cabo en la vida de Rahab.

No obstante, puedo imaginarme a Rahab pensando, “Esto no puede ser suficiente. Debe de haber algo más que tengo que hacer.”

También pienso en los espías que regresan y reportan: “Josué, ¿ves esa casa en el muro? Esa es la que vamos a salvar.”

Y Josué responde, Ah, a propósito, Dios me dijo que planea derribar el muro de la ciudad.”

Ahora tenemos un problema, a menos que otro milagro suceda. Si podemos creer que Dios va a derribar el muro, entonces podemos creer que Él iba a impedir que esa parte del muro se cayera.

Quizás para la mayoría de nosotros, la fe crea problemas porque no tenemos todas las respuestas. Rahab, sin embargo, colgó el cordón y esperó.

  1. Número ocho, los fracasos pasados no eximen el potencial para el éxito futuro.

Cuando los espías regresan, esta vez, hay una respuesta diferente. Fíjese lo que dice Josué 2:23-24,

“Entonces volvieron los dos hombres; descendieron del monte, y pasaron, y vinieron a Josué hijo de Nun, y le contaron todas las cosas que les habían acontecido. Y dijeron a Josué: Jehová ha entregado toda la tierra en nuestras manos; y también todos los moradores del país desmayan delante de nosotros.”

¿Qué cambió? ¿Sus enemigos? No ¿Qué fue lo que cambio? Los corazones de los espías y el pueblo de Dios. La última vez, habían ido a la tierra a ver si debían a tacar o no. Esta vez, no fueron a ver si debían atacar o no, sino cuando y como.

Humanamente, los Israelitas tenían todas las de perder. Tienen el recuerdo de cuarenta años de fracaso en el desierto. La tierra está habitada. La ciudad tiene murallas. Los Amorreos eran guerreros despiadados.  Génesis 15:16 los describe específicamente como una nación pecadora. Ellos eran conocidos por sus sacrificios de niños, cosa que nos muestra que eran increíblemente crueles. Eran grandes. Eran fuertes. Sin embargo, Dios les dio la victoria.

Y mire lo que dice Josué 6:22-23. Cuando llegamos al final de la historia, después que los muros cayeron, a excepción de la casa de Rahab, leemos:

“Mas Josué dijo a los dos hombres que habían reconocido la tierra: Entrad en casa de la mujer ramera, y haced salir de allí a la mujer y a todo lo que fuere suyo, como lo jurasteis. Y los espías entraron y sacaron a Rahab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y todo lo que era suyo; y también sacaron a toda su parentela…”

Esto nos deja saber que la casa de Rahab permaneció intacta. Su familia le creyó. Me imagino que hubo una gran celebración después de esto. Ahora, vayamos a Josué 6:25, allí leemos:

“Mas Josué salvó la vida a Rahab la ramera, y a la casa de su padre, y a todo lo que ella tenía; y habitó ella entre los israelitas hasta hoy, por cuanto escondió a los mensajeros que Josué había enviado a reconocer a Jericó.”

Pienso en los fracasos pasados en la vida de los Israelitas y en los fracasos pasados en la vida de Rahab. Quizás ella se preguntó, durante esos días antes que los Israelitas llegaran, ¿Me recibirá Dios? ¿A mi? Mi vida entera es un fracaso. ¿Por qué pensar que ahora voy a encontrar el éxito?

Muchos de nosotros podemos mirar hacia atrás a los fracasos de nuestra vida y pensar que no hay forma que hoy podamos vencer. Hemos fracasado repetidamente, ¿podemos creer que esta vez vamos a ser exitosos? Absolutamente. Al final, la preparación no es la que derriba los muros y el conocer al enemigo no hace que la ciudad se derribe – el poder de Dios es el que hace todas esas cosas.

No obstante, esto sucede cuando se pone la armadura; cuando se acerca a la batalla diciendo “vengo en el nombre del Señor.” Estas son las personas que experimentan la victoria.

  1. Último principio, número nueve, Dios nos recuerda periódicamente de vidas que han pasado a ser trofeos de la gracia y poder de Dios.

En 1 Corintios, Pablo habla de una lista de pecadores. Él dice en el capítulo 6, versículo 11,

Y esto erais algunos…”

¿Necesitaban ellos que les recordaran de su pasado? Evidentemente sí. Y evidentemente hay algo especial en recordar de donde nos sacó Dios.

Cuando la Biblia menciona a Rahab en Josué 6:17 y 25, Santiago 2:25 y Hebreos 11:31, siempre la llama:

“…Rahab, la ramera…”

Francamente no creo que Rahab sabía que su historia quedaría en las páginas de la Biblia. Estoy seguro de que, si ella supiera que millones estudiáramos su vida, se moriría de vergüenza. Pero Dios decidió que tengamos su historia de vida. Él nos permite ver estos detalles.

Él nos muestra estas historias para enseñarnos que, más allá de nuestro estilo de vida pasado, Dios puede transformarnos en santos que reflejan Su gracia en una manera maravillosa.

¿Cambió Rahab? Si, cambió. De hecho, al leer Josué 6 vemos, de forma implícita, que ella pasó a ser parte de la nación Israelita.

Cuando abre su Biblia en Mateo 1:5, la encontrara de nuevo. Sin embargo, ¡ese versículo nos deja ver la maravillosa realidad que ella pasó a estar en el linaje del Mesías!

Ella se casaría con un judío de la tribu de Judá, y se convertiría en la tátara abuela del rey David… y eventualmente uno de los ancestros del Señor Jesús.

Rahab es un trofeo de la gracia de Dios – como cada uno de nosotros que hemos puesto nuestra fe en Cristo – personas con un pasado pecador, pero que ahora son miembros de la familia del Gran Rey.

 

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey, predicado originalmente en 1991

© Copyright 1991 Stephen Davey

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