Lección 3: La Trinidad en Acción

Lección 3: La Trinidad en Acción

Pasaje Bíblico: 1 Pedro 1:2.

Nuestras mentes finitas solo pueden entender una fracción de la naturaleza trina de Dios, pero esa fracción cambia nuestra perspectiva por completo. En este programa aprenderemos lecciones profundamente prácticas sobre el rol que cumple cada miembro de la Trinidad en la salvación y vida del creyente.

Transcripción

Introducción

A raíz de los disturbios del 2016 en el Reino Unido, donde hubo saqueos y violencia incontrolables, el Gran Rabino de Gran Bretaña, Jonathan Sacks, condenó lo que llamó la “desintegración moral” del mundo occidental.

En sus declaraciones hizo una serie de comentarios que, como puede imaginar, provocaron una amplia variedad de respuestas.

Sus comentarios se imprimieron en un artículo del diario de Wall Street. Él dijo que lo que estamos viendo es, y cito: “el tsunami de optimismo que se extendió por todo Occidente diciendo que se puede tener relaciones sexuales sin la responsabilidad del matrimonio, hijos sin la responsabilidad de la paternidad, orden social y libertad sin responsabilidad moral, y autoestima sin la responsabilidad del trabajo y logros personales”.

Él continuó diciendo: “Lo que ha sucedido moralmente en Occidente es lo que ha sucedido también financieramente. Convencieron a las personas sensatas de que podían gastar más de lo que ganan, incurrir en deudas a niveles sin precedentes y consumir los recursos del mundo sin pensar en quién pagará la factura.”

Luego concluyó: “Hay grandes partes del mundo donde la religión es una cosa del pasado, y ahora no hay una voz para contradecir la cultura [predominante] de cómprelo, gástelo, úselo, haga alarde de ello, porque usted lo vale – usted se lo merece. El mensaje de hoy es que la moralidad pasó de moda, la conciencia es para [los débiles] y el único mandamiento primordial de la vida es: “No serás descubierto”.[i]

Es verdad.

Pero el asunto más importante para el creyente no es tanto cómo ha crecido la oscuridad, sino cómo demostraremos la luz. ¿Cómo vive usted, como creyente, en un mundo que está regresando a los tiempos del apóstol Pedro?

Pedro estaba escribiéndoles a unos creyentes privados de sus derechos; seguidores marginados de Cristo que habían perdido sus carreras, sus hogares, su credibilidad y cualquier apariencia de compasión de parte del mundo que los rodeaba. Simplemente, ya no los querían.

Le invito a que abra su Biblia en la primera carta de Pedro, capítulo 1, donde encontramos al apóstol Pedro dirigiéndose a estos creyentes a quienes describe en el versículo 1 como esparcidos como semilla por el viento por todo Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, una región que cubría casi dos millones de kilómetros cuadrados.

Esta no era una pequeña postal para una docena de personas. Miles de cristianos habrían estado preguntándose en esa región cosas como:

  • ¿Qué acaba de pasar?
  • ¿Cómo llegué aquí?
  • ¿Tiene Dios el control del caos que nos rodea?
  • ¿Y qué quiere Dios que hagamos en este nuevo mundo?

A través de su carta, Pedro va a dar instrucciones divinas en cuanto a estos temas.

El teólogo J.I. Packer una vez dio una ilustración de la vida cristiana imaginando a un piloto que aterriza en su helicóptero en algún lugar remoto de la selva amazónica, recoge a un miembro de una tribu que nunca antes había salido de la selva y se lo lleva inmediatamente a Londres [o Nueva York], lo deja en el medio de la ciudad y luego le dice: “Estás por tu cuenta, trata de aprovecharlo al máximo… ¡adiós!”

Packer continúa escribiendo: Somos crueles con nosotros mismos si tratamos de vivir en este mundo sin conocer al Dios que es dueño del mundo y que lo dirige. Ignore a Dios y estará sentenciándose a equivocarse y tropezar por la vida con si anduviera con los ojos vendados, sin sentido de dirección y sin comprensión de lo que lo rodea.[ii]

Por eso, no es de sorprender que, al comenzar a abordar el tema de cómo vivir para Cristo en un mundo poco acogedor, Pedro comience describiendo a Dios, quien es nuestro refugio y fortaleza. Y más específicamente, Pedro describe cómo cada miembro de la Deidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) obran en la vida del creyente.

Y lo hace en tres declaraciones. Quizás desee enumerarlas en su Biblia:

  • La primera declaración comienza en el versículo 2, dice: según la presciencia de Dios Padre. Esa es la primera frase.
  • La segunda frase continúa diciendo: en santificación del Espíritu
  • y la tercera frase: para obedecer a Jesucristo y ser rociado con Su sangre.

Esta es una forma elaborada de decir que cada miembro de la Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) está involucrado en el evangelio. Cada miembro de la Deidad está involucrado en la salvación de cada creyente. Y es mucho más que eso.

Cuando sigue leyendo el versículo 2, descubre que es gracias a que cada miembro de la trinidad está involucrado en redimirnos, santificarnos y limpiarnos a cada uno de nosotros, el creyente puede experimentar – sin importar donde viva – en cualquier generación, bajo cualquier gobierno, a través de cualquier etapa de la vida, en el primer siglo o en el siglo XXI – el creyente puede experimentar gracia y paz en la mayor medida posible.

Ahora estudiemos cada una de estas frases y vayamos al corazón de por qué esto sería tan alentador para los creyentes que luchan con el sufrimiento, la marginalización, creyentes despreciados y odiados por el mundo.

Permítame tomar estas tres frases y convertirlas en nuestro bosquejo el día de hoy.

El primer punto es este:

El creyente es salvo y esparcido por Dios el Padre

Regresemos al versículo 1 y comencemos leyendo desde allí.

Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, elegidos – note ahora – según la presciencia de Dios Padre.

Pedro relaciona este aspecto particular del evangelio con Dios el Padre. Dios el Padre hizo la elección.

Pablo les escribió a los efesios que Dios el Padre escogió al creyente antes de la fundación del mundo (Efesios 1:4).

Dios el Padre es descrito en las Escrituras como el autor, el iniciador de la salvación, el que hizo el primer movimiento en el plan eterno de redención.

Juan escribe en 1 Juan 4:19 que lo amamos porque Él nos amó primero.

Y ahora Pedro está revelando que el amor de Dios por nosotros en realidad precedió a la creación del universo, que, desde la eternidad pasada, Dios el Padre conoció de antemano a sus amados.

Y tenga en cuenta que la presciencia, en la Biblia, conlleva mucho más que conocer algo mentalmente. En ese sentido, Dios conoce a todos de antemano. Pero la presciencia implica conocimiento relacional (como cuando “Adán conoció a su Mujer”); habla de un amor profundo e íntimo: que Dios nos conozca de antemano significa que Dios nos “ama de antemano”.[iii]

El apóstol Juan define nuevamente la iniciativa salvadora de Dios como un acto de amor por nosotros antes de que lo conociéramos o decidiéramos amarlo a cambio. Él escribe:

En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados (1 Juan 4:10).

Ahora bien, hay muchos que dicen que esta frase en la carta de Pedro significa que Dios eligió a aquellos que supo de antemano que creerían. Como que podría parecer que suena así, ¿no? Elegido según la presciencia de Dios…

Y dirían que Dios, en Su omnisciencia, simplemente miró a través del corredor del tiempo y vio a todos los que creerían en el evangelio y luego los llamó Sus elegidos y los eligió para salvación y les garantizó que llegarían al cielo.[iv]

Esa es en realidad una explicación razonable. De hecho, es una que puedo entender… lo que automáticamente me hace detenerme y reconsiderarla.

El problema es, entre otros, que elimina cualquier concepto bíblico de que Dios nos elija a usted y a mí primero… de que Dios lo ame a usted y a mí primero. Hace que Dios simplemente responda a nuestra iniciativa, lo que equivale a hacernos a nosotros los autores de nuestra salvación, los iniciadores de nuestra salvación, y no Dios.

Cuando Pedro usó la palabra presciencia, en el versículo 2, no estaba diciendo que Dios simplemente sabía de antemano lo que sucedería, sino que Dios había planeado, predeterminado por su intención amorosa y salvadora, redimir a sus amados.

De hecho, Pedro usa la misma palabra más adelante en el versículo 20 para decirnos que Dios el Padre conoció de antemano la muerte de Jesucristo para redimir a los pecadores. De hecho, la frase es traducida como “destinado desde antes de la fundación del mundo”.

Esto no significa que Dios el Padre miró hacia el futuro y vio que Jesús elegiría morir, por lo que Dios el Padre lo escogió como el Salvador.[v]

Pedro mismo predicó el día de Pentecostés que la muerte de Cristo ocurrió – y lo estoy citando – por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios (Hechos 2:23).

Desde la eternidad pasada, Dios hizo los planes – lo que desafía nuestra comprensión.

Y si está pensando, “Vaya, todo esto es tan difícil de entender que me hace doler el cerebro”, entonces creo que vamos por el camino correcto.

La verdad es que:

  • Dios el Padre nos eligió a usted y a mí de una manera que va más allá de nuestra comprensión.
  • Dios el Hijo pagó el castigo por nuestro pecado de una manera que va más allá de nuestra comprensión – quiero decir, ¿cómo hizo eso? Pagó el castigo hace unos 2.000 años atrás por un pecado que usted va a cometer dentro de 2 semanas… Su pago está más allá de nuestra comprensión.
  • Y ya que estamos en eso, el Espíritu Santo mora en nosotros de una manera que va más allá de nuestra comprensión, Él, una Persona eterna, ¿mora en nosotros? ¿Cómo le va tratando de entender eso?
  • Y no lo olvide. Nuestro Dios Trino nos ha destinado y preparado para una eternidad que va más allá de nuestra comprensión.

Y este es el motivo por el que esta verdad era importante para estos creyentes esparcidos por Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia y a lo largo y ancho de Latinoamérica y el resto del mundo – cristianos que están reconociendo que son realmente extranjeros en el mundo, difamados, despreciados y odiados. Esto es lo que les habría hecho respirar profundo con un suspiro de esperanza y seguridad.

Pedro les está diciendo que la presciencia de Dios el Padre no solo tiene que ver con su salvación, sino también con su situación.

Y en contexto, podemos ver también que Pedro está diciendo: “Ustedes han sido elegidos por Dios no solo para ser salvos, sino para ser esparcidos“. Todo esto está de acuerdo con el plan de Dios, desde la eternidad pasada.

Y escuche, Dios lo eligió antes de la fundación del mundo, Él no lo va a abandonar ahora.[vi]

Como semilla, de la mano del jardinero, no simplemente los ha esparcido, han sido plantados por la presciencia, el amor y el anticipado plan soberano de Dios el Padre.

El caos del imperio romano no ha tomado a Dios por sorpresa. De hecho, Dios tiene control sobre el caos. El mundo no se está cayendo a pedazos – según la presciencia y el plan de Dios: el mundo está cayendo en su lugar.

El creyente es salvo y esparcido por Dios Padre.

En segundo lugar,

El creyente es santificado y apartado por Dios el Espíritu

Mire de nuevo el versículo 2 donde Pedro escribe, elegidos según la presciencia de Dios Padre – ahora note – en santificación del Espíritu.

Note lo siguiente: Pedro nos está llevando desde la presciencia de Dios el Padre en la eternidad pasada a la obra de Dios el Espíritu cuando toca nuestras vidas en el tiempo presente.

La palabra que Pedro usa aquí hace referencia a la actividad santificadora – el proceso continuo de hacernos santos y separados como pueblo de Dios. Esta es una actividad santificadora por medio del Espíritu de Dios que comienza y nunca se detiene.[vii]

  • Por cierto, fue el Espíritu Santo, según las escrituras, quien lo trajo a usted a una relación salvadora con Dios.
  • Es el Espíritu Santo quien lo convence en su corazón con respecto a la verdad de las Escrituras, porque la persona sin el Espíritu no acepta las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura (1 Corintios 2:14)
  • El Espíritu Santo fomenta la adoración verdadera y genuina e incluso la oración, porque el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros(Romanos 8:26)

Todo el cristianismo – el principio, la mitad y el final de la vida cristiana – es obra del Espíritu Santo.[viii]

Puede entender el trabajo continuo del Espíritu de Dios de la siguiente manera: ¡Dios nunca nos deja solos!

De hecho, uno de nuestros mayores errores es pensar que de alguna manera podemos avanzar el día de hoy – mucho menos en la vida – sin la obra santificadora del Espíritu Santo.

Uno de los errores más trágicos de la iglesia es pensar que nuestros programas, planes y estrategias pueden producir frutos independientemente del poder del Espíritu de Dios.

Recuerdo una clase en la que el profesor Howard Hendricks hizo esta pregunta, con gran pasión: “Si el Espíritu de Dios se fuera de la iglesia promedio, ¿cuánto tiempo cree que esa iglesia seguiría funcionando antes de que se diera cuenta?”

¿Cuánto tiempo tomaría en su propia vida descubrir que lo estaba haciendo todo por su cuenta?

Últimamente hemos tenido algunas tormentas eléctricas en el área y nuestro suministro eléctrico se ha cortado. Siempre es repentino y hasta el momento, afortunadamente solo temporal. Es asombroso cuan primitiva se vuelve la vida cuando hay un corte de energía.

De hecho, cuando se corta la energía en su casa, no importa cuánto pagó por su lavadora o secadora o refrigerador o microondas o teléfonos celulares o computadoras que ya no se pueden cargar, todos valen tanto como las cajas de cartón en las que vinieron.

Nuestras vidas son como esos electrodomésticos. No hay una función que pueda cumplir para la gloria de Dios sin el poder de Dios.

Y el Espíritu Santo es más que poder, por cierto, es una Persona. Y a través de una relación con Él, viene el poder de vivir, trabajar, discipular, evangelizar y funcionar en su mundo.

Creo que Pedro está animando a estos creyentes al mostrarles no solo que Dios no los ha abandonado, sino que Él sigue obrando en ellos a través del Espíritu santificándolos, haciéndolos diferentes, santos y separados del mundo.

Pedro sabía que sería increíblemente alentador para sus lectores dispersos, que se sentían tan separados del mundo, ¡recordar que la obra del Espíritu de Dios era mantenerlos separados del mundo!

Si se siente cada vez más extranjero, si usted se siente cada vez más separado y diferente de su mundo, ¿adivine qué? Es el Espíritu de Dios obrando en su vida, recordándole que no pertenece a este mundo, sino al reino de los cielos.

Usted, querido oyente, como todos estos creyentes dispersos en Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, está en el mundo, ¡pero no pertenece al mundo!

El creyente es salvo y esparcido por Dios el Padre

El creyente es santificado y apartado por Dios el Espíritu

En tercer lugar:

 

El creyente se rinde y es rociado por Dios el Hijo

Note la última parte del versículo 2 –

elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo.

La palabra obedecer transmite la imagen de escuchar y someterse a lo que oye. Se refiere a la práctica diaria, aunque imperfecta, de revertir la actitud que caracteriza al incrédulo de rebelarse a lo que Dios ha dicho.[ix]

El incrédulo no quiere escuchar lo que Dios dice. Pero nosotros sí. Y Pedro va a enfatizar este tipo de obediencia. De hecho, en el versículo 14 nos desafía a ser como niños obedientes.

Más adelante en el versículo 22, él va a usar la misma palabra nuevamente para desafiarnos a ser obedientes a la verdad.

En otras palabras, la obra de salvación que fue determinada en la eternidad pasada por Dios el Padre y realizada por medio del Espíritu Santo, debería demostrarse en nosotros en algún momento.

Pedro continúa haciendo referencia a la limpieza que tenemos por la sangre de Jesucristo. Y este es un recordatorio oportuno, simplemente porque no obedecemos a Cristo a la perfección, y a veces, le desobedecemos.

Pero nuestra seguridad se basa en la sangre que derramó, el pago que hizo por nosotros.

Si abre su Biblia en el libro del Éxodo, en el Antiguo Testamento, verá que Moisés reunió al pueblo en el monte Sinaí y les entregó los mandamientos y las ordenanzas de Dios. Y los israelitas escucharon la palabra de Dios y dijeron: “Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho y obedeceremos“. Y Moisés luego roció al pueblo con sangre de sacrificio y entraron en un pacto como pueblo de Dios (Éxodo 24).

Sin duda, Pedro está pensando en ese contexto porque ahora se refiere al pueblo de Dios como aquellos que efectivamente han dicho: “Todo lo que Jehová ha dicho haremos”. Y el creyente ha sido rociado con la sangre del sacrificio final de Jesucristo por sus pecados y ha entrado en un eterno pacto como pueblo de Dios.

Si indaga en el Antiguo Testamento, también descubrirá que hubo otras dos ocasiones en las que un individuo fue rociado con sangre.

Cuando Aarón y los sacerdotes fueron apartados para iniciar su ministerio, la señal de que fueron apartados fue ser rociados con sangre.

Así también, el creyente en el Nuevo Testamento es llamado por Pedro real sacerdocio (1 Pedro 2:9) – es capaz de servir a Dios – rociado y apartado por la sangre de Cristo.

En segundo lugar, cuando un leproso había sido sanado, lo rociaban con la sangre de un animal sacrificado para simbolizar que ahora estaba limpio.[x]

El escritor de Hebreos usa esta misma ilustración cuando anima al creyente a acercarse a Dios con corazón sincero en plena certidumbre de fe, purificados (literalmente rociados) los corazones de mala conciencia (Hebreos 10:22).

Una vez fuimos leprosos con un caso terminal de pecado, sin embargo, escuchamos el evangelio y obedecimos el mandato de invocar al Señor y ser salvos (Romanos 10:13) – y lo hicimos – cuando el Espíritu abrió nuestros ojos y nos atrajo en fe a Cristo y fuimos limpiados para siempre por la sangre del Cordero de Dios, Jesucristo nuestro Salvador.

  • La pena por todos sus pecados ha sido perdonada para siempre.
  • La culpa de todos sus pecados fue borrada para siempre.

Recientemente leí un artículo sobre George Washington. Al parecer, cuando estaba en su primer mandato como presidente de los Estados Unidos, sacó prestado un libro de la Biblioteca de Nueva York.

A Washington prontamente se le olvidó devolverlo. Y la biblioteca nunca se lo mencionó. Después de todo, era un héroe nacional, el primer presidente. Obviamente les dio vergüenza hacerlo.

Durante los siguientes 221 años, estuvo en un estante en su casa, hasta el 2010. En el 2010, un cuidador finalmente lo notó, supongo, y lo devolvió.

La multa que se había acumulado por el libro retrasado era de $300.000 dólares. Afortunadamente, el bibliotecario decidió perdonar la multa.[xi]

¿Se imagina usted las multas, la pena por nuestros pecados que hay contra nosotros?

Y habiendo sido perdonado, ¿qué otra cosa querría hacer sino amar y obedecer a Jesucristo, su Redentor, quien misericordiosamente le perdonó y continuamente le limpia de todo pecado?

George Whitefield, el teólogo puritano y pieza fundamental del gran avivamiento de los 1700, dijo una vez: “He puesto mi vida, como un lienzo en blanco, en las manos de Jesucristo mi Redentor, y deseo que escriba en él lo que a Él le plazca”.

Ese debería ser nuestro deseo también.

En estos dos versículos, Pedro ha escrito verdades increíblemente grandes y profundas. Pero el punto, nuevamente, es simplemente este: Cada miembro de la Deidad está involucrado en la salvación de cada creyente.

La salvación viene de la Trinidad; sucede a través de la Trinidad y un día nos llevará a casa con la Trinidad – a nuestro gran Dios, tres en Uno; Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.[xii]

Usted es elegido por Dios el Padre. Ha sido habitado por Dios el Espíritu. Y está bajo las órdenes y la limpieza constante de Dios el Hijo.

Me encanta la forma en que John Phillips lo resumió. Él dijo:

Es el Padre quien lo pensó; Es el Espíritu quien lo realizó; Es el Hijo quien lo compró.[xiii]

Pedro concluye sus pensamientos iniciales escribiendo al final del versículo 2, Gracia y paz os sean multiplicadas.

Esta no es una frase cualquiera. Pedro está escribiéndoles a los creyentes judíos y gentiles. Y en este saludo combinó muy sabiamente expresiones de costumbres judías y gentiles.

Los gentiles se saludaban unos a otros con una palabra derivada del griego “caris” o gracia. Los judíos se deseaban paz, o shalom en hebreo.

Para el gentil o judío promedio, estos eran saludos comunes y superficiales. Desear la gracia en el primer siglo era como decir: “Buena suerte… Espero que te vaya bien”.

Desearle paz o shalom a alguien no era más que decir: “Espero que todo se mantenga en calma y sin problemas”.

La paz que Pedro tiene en mente no es la ausencia de conflictos o problemas. De hecho, estos creyentes estaban en problemas, y todavía lo estamos hoy. Para el creyente, la paz es interna. Es la paz que viene de saber que Dios tiene el control.

Y la gracia que Pedro tiene en mente aquí no es buena suerte, es la comprensión de la providencia misericordiosa y los planes y propósitos de Dios… que incluso, detrás de las dificultades se encuentran los propósitos de Dios.[xiv]

Pedro quiere que la gracia y la paz se multipliquen en sus vidas. Él enfatiza que quiere que gracia y paz, no solo se multipliquen, sino que sean multiplicadas en ellos.

La palabra multiplicada está en voz pasiva, lo que significa que la gracia y la paz no son algo que los creyentes puedan producir y obtener por su cuenta. Solo podemos recibirlas.

El dador y el multiplicador de la gracia y la paz no se menciona aquí. ¿Quién es el multiplicador? ¿Quién es el dador de todo esto?

Aunque no se menciona inmediatamente, sabemos que el dador es obviamente, en este contexto, Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo.[xv]

Conclusión

Y así, Pedro concluye su introducción, recordándonos quién es Dios, lo que Dios hace en y a través del evangelio, y quiénes somos cuando nos relacionamos con nuestro Dios Trino.

Las tres personas han estado, desde la eternidad pasada, en perfecta armonía y unidad obrando una salvación tan grande, y continuarán obrando en la eternidad futura.

Concluyo con el testimonio de Warren Wiersbe, quien fue pastor de la iglesia Moody. Y quiero concluir con esto porque quiero dejarle la pregunta: ¿Es este también su testimonio? Las fechas van a ser diferentes, pero las verdades siguen siendo las mismas. Le puedo decir, este es mi testimonio. ¿Es el suyo, tambien?

Wiersbe escribe: En lo que respecta a Dios el Padre, fui salvo cuando me eligió en Cristo antes de la fundación del mundo. En lo que respecta al Hijo, fui salvo cuando murió por mí en la cruz y pagó la pena por todos mis pecados. Pero en lo que respecta al Espíritu, cuando vino a morar en mí, fui salvo una noche de mayo de 1945 cuando escuché el evangelio y puse mi fe en Jesucristo. Entonces todo se juntó. Fueron necesarias las tres Personas de la Deidad para traerme a la salvación.

Y si separamos estos ministerios, negaremos la soberanía divina o la responsabilidad humana. No podemos explicarlo, pero podemos [experimentarlo] y podemos regocijarnos en ello, para siempre.[xvi]

 

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey, predicado el 2016

© Copyright 2016 Stephen Davey

Todos los derechos reservados

 

 

[i] Jonathan Sacks, “Reversing the Decay of London Undone,” The Wall Street Journal (8-20-11)

[ii] J.I. Packer, Knowing God (InterVarsity Press, 1973), p. 19

[iii] R.C. Sproul, Chosen by God (Tyndale House Publishers, 1986), p. 137

[iv] Adapted from John MacArthur, 1 Peter (Moody Publishers, 2004), p. 19

[v] Ibid, p. 20

[vi] Adapted from Juan R. Sanchez, 1 Peter for You (The Good Book Company, 2016), p.

[vii] Adapted from D. Edmond Hiebert, 1 Peter (Moody Bible Institute, 1982), p. 50

[viii] William Barclay, The Letters of James and Peter (Westminster, 1976, p. 169

[ix] Hiebert, p. 51

[x] Barclay, p. 170

[xi] Mark Mancini, “11 Ridiculously Overdue Library Books (That Were Finally Returned),” Mental Floss, (3-18-14)

[xii] From Heaven He Came and Sought Her, David Gibson & Jonathan Gibson editors (Crossway, 2013), p. 366

[xiii] John Phillips, Exploring the Epistles of Peter (Kregel, 2005), p. 30

[xiv] Adapted from Life Application Bible: 1 & 2 Peter/Jude (Tyndale, 1995), p. 23

[xv] Adapted from Hiebert, p. 53

[xvi] Adapted from Warren W. Wiersbe, 1 Peter: Be Hopeful (David C Cook, 1982), p. 31

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