Lección 30: Desviándose

Lección 30: Desviándose

Pasaje Bíblico: Santiago 5:19-20.

Al llegar al final de esta carta, Santiago asume de manera realista que más de alguno de los hermanos en la iglesia caerían en la tentación y se alejarían de la verdad. Es por eso que él nos exhorta a ir en una misión de búsqueda y rescate de pródigos.

Transcripción

Introducción

En una oportunidad, en nuestra iglesia recibimos la inesperada visita de dos visitantes inusuales… dos venados que rompieron una ventana a plena luz del día y empezaron a correr por todo el edificio.

Le pregunte al hermano encargado de seguridad si me podía mostrar las imágenes ya que me pareció divertido.

Pero luego me puse a pensar que el problema más grande de la iglesia – y me refiero a toda iglesia el día de hoy – no son venados que entran, sino ovejas que se van alejando.

Ovejas que se desvían espiritualmente.

Y Santiago va a terminar esta epístola con una advertencia –y como de costumbre, lo hace hablando honesta, sincera, y directamente.

El escribe lo siguiente en los versículos 19 y 20 del capitulo 5.

“Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver,  sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados.”

Ahora, he leído varios comentarios y he escuchado muchos sermones a través de los años que usan esta porción de la escritura para el evangelismo.

Y pienso que hay cierto grado de verdad en esa aplicación. Sin embargo, Santiago está hablando de otra cosa. Ya que Santiago utiliza las palabras ‘pecador’ y ‘salvación’ y ‘muerte,’ eso lleva a algunos a la conclusión de que Santiago no está hablando acerca de creyentes, nacidos de nuevo. Pero eso es justamente de lo que él esta hablando.

Este versículo no trata acerca del evangelismo, sino de la reconciliación. Este versículo hace referencia a la restauración espiritual de un hermano apartado. Se trata de un pródigo que regresa al hogar.

Santiago llega al final de esta epístola y asume, de manera realista y acertada, que algunos hermanos en la congregación iban a alejarse de la verdad que acababan de recibir en su carta.

Seguramente llegaría el tiempo e incluso largos periodos de tiempo en los que algunos no resistirían al diablo- o no se someterían a Dios, o limpiarían sus manos y purificarían sus corazones (como dice en el capítulo 4). Algunos empezarían a vivir como ateos en práctica, planeando sus vidas como si Dios no existiera.

Así que Santiago termina la epístola dándonos una advertencia y una solución. Él va a describir al que se desvía y luego, la operación de rescate.

Ahora, hay dos personajes principales en esta escena que estamos a punto de ver. Está el prodigo y el que lo persigue…y luego veremos que hay un premio.

El Prodigo

En primer lugar veamos al prodigo. El versículo 19 dice: ““Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad…” En otras palabras: “hermanos, si cualquiera de ustedes se extravía de la verdad…”

Como verá, Santiago esta hablando de un creyente. Es más, Santiago está previendo la posibilidad de que, uno de los creyentes que estaba escuchando la carta en ese momento, en un futuro se alejaría de la verdad.

Querido oyente, un incrédulo no puede alejarse de la verdad. No puede hacerlo porque nunca conoció la verdad- no puede hacerlo porque:

  • Esta ciego para con la verdad de Dios (2 Corintios 4:4);
  • La verdad lo ofende (1 Pedro 2:8);
  • Detiene y suprime a la verdad (Romanos 1:18);
  • Nunca acepto la verdad porque prefiere creer una mentira acerca de Dios en vez de creer la verdad acerca de Dios (Romanos 1:25);
  • Por ende, se rehúsa a recibir la verdad y apropiarse de la misma (2 Tesalonicenses 2:10).

Puede que le suene extraño, pero el creyente es el único que puede extraviarse o alejarse de la verdad. Un prodigo es un miembro de una familia que decidió alejarse de ella. De hecho, Santiago usa el tiempo aoristo para este verbo ‘extraviar,’ revelando que esta persona no vive constantemente lejos de la verdad. Santiago esta describiendo a alguien que se ha extraviado, pero que su estilo de vida no es estar extraviado. Esto es un asunto puntual.[i]

Esta es una referencia a un creyente apartado – como el creyente en Gálatas 6, que se ha enredado en el pecado y su vida espiritual peligra a causa de ello – un creyente en necesidad de restauración.

Corroborando esta interpretación, vemos que Santiago usa la palabra ‘extraviado’ o desviado que proviene del griego ‘planao’ (πλαναω). Planao, a su vez, nos da la palabra ‘planeta’. ¿Nota la similitud?

En la antigüedad, los planetas recibieron este nombre, porque parecían ser simples cuerpos celestes que deambulaban por el cielo – a la deriva.[ii]

 Ciertamente, los planetas no andan a la deriva a través del universo, pero esa era la creencia popular. El punto es que esta palabra significa divagar – no andar por un camino establecido.

Probablemente usted ya ha aprendido como cristiano, que es muy fácil desviarse del camino. Uno no tiene que hacer algo terrible para luego darse cuenta que su vida ya no esta en orden.

Es como en la casa. Solo deje de cortar el césped… no pinte nada… no haga reparaciones… deje de barrer el suelo… deje de lavar los platos… no cambie ninguna bombilla de luz. Y antes que se de cuenta, su casa es un desastre. Solo debido a esos pequeños detalles.

Santiago nos esta advirtiendo a todos – de la manera directa y confrontacional, característica suya- diciendo: “No se metan con la verdad”- “No negocien ni hagan concesiones con la verdad. Deben de obedecerla y vivirla.”

Ese es el significado de Hebreos 2:1, en donde el creyente es desafiado a prestar atención a lo que escucha, a no ser que se desvíe.

Cuando uno se desvía o extravía de la verdad, se dará cuenta que siempre podrá rastrear los comienzos de su desvío a la decisión que simplemente relajarse – como si dejara de pedalear porque va cuesta abajo. El problema es que, rápidamente uno descubre que dejar de pedalear, relajarse en la vida cristiana, nunca funciona. Uno simplemente no avanza.

De hecho, no solo es que no avanza, sino es que empieza a irse para atrás. Porque la vida cristiana es cuesta arriba y no cuesta abajo. Así que si no esta pedaleando hacia delante, automáticamente empezará a irse hacia atrás. Es una cuestión de progresión o de regresión.[iii]

D.A. Carson, un famoso predicador, lo puso de la siguiente manera: “Nosotros no nos deslizamos hacia la santidad. Tampoco nos deslizamos hacia la piedad, la vida de oración y la obediencia a la Escritura, la fe y el deleite en el Señor. Sino que nos deslizamos hacia la transigencia y lo llamamos tolerancia. Nos deslizamos hacia la desobediencia, y la llamamos libertad. Nos deslizamos hacia la superstición y la llamamos fe. Nos deslizamos hacia una vida falta de oración y nos engañamos pensando que estamos escapando del legalismo. Nos deslizamos hacia una vida impía y nos auto-convencemos que estamos viviendo en libertad.[iv]

Roberto Robinson admitió esta realidad, de lo fácil que es que nos deslicemos, en su famoso himno que escribió a finales de 1700. Este himno se llama, “fuente de la vida eterna.” Tristemente, la tercer estrofa de este himno no ha sido traducida fielmente al castellano. Seguramente porque no es fácil hacer que rime.

Nosotros generalmente cantamos:

Toma nuestros corazones,

llénalos de tu verdad,

de tu Espíritu los dones,

y de toda santidad.

Guíanos en la obediencia,

humildad, amor y fe;

nos ampare tu clemencia;

Salvador, propicio sé.

Sin embargo, permítame traducir esta bella estrofa de forma completamente literal. Dice:

De Tu gracia, cuan gran deudor

A diario estoy constreñido a ser.

Deja que Tu gracia, Señor, como un grillete

Ate mi divagante corazón a Ti.

Propenso a desviarme, Señor, me siento.

Propenso a dejar al Dios que amo.

Aquí está mi corazón. Tómalo y séllalo.

Séllalo para tu corte celestial.

Propensos a extraviarnos… Esa es una realidad en nuestras vidas, y el motivo de esta última apelación de Santiago. El deslizarse es un peligro latente en la vida de todo discípulo.

Así que, Santiago llega al final de su epístola y nos deja esta advertencia realista con toda la franqueza del mundo. Él no es el tipo de persona que dice: “Se que van a hacer todo lo que digo en esta carta… se que les tomó 30 programas estudiar todo lo que escribí, así que seguramente entendieron lo que les quise decir, y se que no tendrán problemas en obedecerlo tampoco.”

No. Santiago dice, “si alguno”- lo que significa que esta es una posibilidad en su experiencia cristiana. “Van a haber algunos entre ustedes que se van a deslizar de la verdad, así que esto es lo que quiero que hagan los unos por los otros.”

Y ahora, Santiago pasa de hablar del pródigo al perseguidor del pródigo.

El perseguidor del prodigo

Fíjese que en el versículo 19 aparece una persona que “le hace volver”. Allí leemos:

sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados.”

La palabra “hace volver” es una palabra compuesta que significa “hacerlo dar la vuelta”.[v]

En otras palabras, la persona esta yendo en la dirección equivocada y usted lo hace dar la vuelta.

Esa palabra “volver” puede referirse a la conversión de un incrédulo que confía en Cristo para su salvación (Hechos 14:15 y 1 Tesalonicenses 1:9). Pero también puede usarse para la restauración y la comunión espiritual, lo cual encaja en este contexto, ya que Santiago le esta hablando a creyentes acerca de creyentes que se deslizan en su caminar con Cristo.

Me pareció interesante, al estudiar este verbo a través de las escrituras, que la misma palabra para ‘volver’ se usó en la Septuaginta, la traducción del Antiguo Testamento al griego, en el Salmo 90:13. Allí, el Salmista le pide a Dios que vuelva a su pueblo.[vi]

El Señor Jesús usó también esta palabra cuando le dijo a Pedro, luego que este le negara y se arrepintiera, “y tu, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.” –Lucas 22:32

Así que la misma palabra que Jesús usó para referirse a Pedro volviendo al camino de la obediencia, Santiago usa aquí para referirse al prodigo que vuelve al camino.

El que rescata al prodigo, aquí en Santiago 5 viene e intercepta al creyente que se desvió para que este vuelva al camino correcto. Lo cual es algo maravilloso ¿no es así?

Nosotros sabemos que es Dios , al fin y al cabo, el que hace que alguien vuelva al camino de la fe. Dios es quien nos lleva al arrepentimiento. Es el Espíritu de Dios que nos convence de pecado, justicia y juicio.

Pero Dios usa a otros creyentes también. Santiago nos está diciendo que Dios usa al creyente para que sea un agente de restauración – un instrumento para traer al pródigo devuelta a la comunión en la familia de Dios.

Santiago, no se pone a explicar todo lo que pasa teológicamente detrás de escenas – que es la obra del Espíritu el traer a un pródigo al arrepentimiento. Él simplemente nos describe a un creyente que va detrás del descarriado y lo hace volver.

Esto nos instruye, y nos ayuda a detectar ciertas malas interpretaciones que existen en cuanto a la búsqueda de creyentes en pecado. Permítame mencionar algunas:

Primero, alguien puede decirle que es malo entrometerse en la vida de un creyente en pecado sin haber sido invitado.

Alguien dirá: “El prodigo no le pidió su opinión.” Pero, ¿con cuanta frecuencia un hermano en pecado le va a pedir que usted vaya y le diga que esta yendo en la dirección equivocada? Nunca. El prodigo, de hecho, va a dejar de invitarlo. El va a aislarse y evitar que un hermano lo confronte.

Toda persona que vaya en rescate de un prodigo, va a hacerlo sin que este lo invite – por algo es que lo denominamos “pródigo.”

Es más, parte del desafío es alcanzarlos y lograr comunicarse con ellos mientras se alejan cada vez más.

Otra razón por la cual la gente duda en involucrarse en la vida de un pródigo, es porque creen, erróneamente, que:

El confrontar a alguien con su pecado no es algo muy amoroso.

Alguien dirá: “Dar malas noticias no es algo muy amoroso que digamos, ¿no cree?”

Este creyente, entonces, se tapa los ojos y cada vez que se encuentra con el pródigo, piensa que lo mejor que puede hacer es no hablar del tema.

Sin embargo, Pablo le dijo a los Tesalonicenses, “Mas no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a hermano” (2 Tesalonicenses 3:15).

Santiago está hablando aquí acerca de la posibilidad muy real de que un hermano en Cristo se aleje en desobediencia. A este hermano apartado debemos advertir y amonestar, para que no desperdicie su vida. Eso es lo más amoroso que uno puede hacer.

Francamente, el ignorar al hermano descarriado es no amarlo. Uno debe de advertirle, orar por él y dejarle saber que se preocupa y ora por él.

Imagine que un doctor descubra que tiene cáncer, pero ya que esa es una mala noticia que podría arruinarle la vida y quitarle el sueño, entonces decide taparse los ojos “figurativamente” y le dice: “No pasa nada… de hecho, si se toma una vacaciones, se va a sentir mucho mejor.” ¿Le parece que eso es ser amoroso?

La ultima vez que fui al medico, me dijo que tenia que bajar de peso. No me gustó mucho. Pero al final, esa era la verdad y yo necesitaba escucharla.

Entonces, el advertirle a un hermano apartado de su error no es entrometerse en su vida y confrontarlo no es mostrar falta de amor – siempre y cuando lo haga con tacto, eso si. Ahora, la tercera idea errónea un cuanto a este tema es pensar:

No es mi problema.

Alguien dirá: “Mire, después de todo, eso no es cosa suya. Me imagino que si hay alguien que tiene que hacer algo al respecto, es el pastor, o los ancianos de la iglesia.

Note, sin embargo, que Santiago dice todo lo opuesto.

“Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver,”

Como verá, el Señor nos está diciendo a través de esta carta que esto es asunto suyo. Esto debe de interesarle a los hermanos.

Esto no es solo para los “profesionales”, sino de todos los hermanos.

Y la persona que dice, “Bueno, yo nunca he visto que se haga eso,” solo está demostrando que no ha tenido una buena experiencia. Una cosa es que la Biblia lo diga, y otra es que la iglesia lo aplique.

El recatar pródigos es nuestro problema – es nuestra responsabilidad.

Que pensaría usted si su casa se esta incendiando y los bomberos llegan con todo lo necesario y le preguntan: ¿Esta es su casa? Ah, No se haga problema, mire que en un par de horas el fuego se apaga por si solo.” Usted diría: “Espere un momento –su trabajo no es mirar el fuego, sino apagarlo. Haga su trabajo.”

¿Que pensaría si ve a un policía que simplemente observa como le pegan a un individuo indefenso en la calle? Usted inmediatamente pensaría ¿Por qué no esta haciendo su trabajo?

Y un creyente que ve a su hermano en Cristo alejándose del camino y dice “ese no es mi problema” no comprende cual es su labor tampoco.[vii]

Porque si es nuestro problema, y necesitamos entender que esta tarea es muy importante.

Note que hay un premio para el que va y persigue su hermano pródigo:

El premio

El versículo 20 dice: “sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino…” lograra dos cosas:

 

Primero, salvara el alma del prodigo de la muerte.

A esto lo vamos a llamar ‘el rescate de la calamidad espiritual’.

Ahora, cuando Santiago dice que el perseguidor va a salvar el alma del prodigo de la muerte, él podría estar diciendo exactamente eso –  que el creyente que no se arrepiente de su pecado, va a experimentar una muerte prematura.

  • Juan describe esa posibilidad en 1 Juan 5:16-17;
  • Pablo describe que la iglesia de Corinto experimento eso, cuando algunos hermanos partieron prematuramente a causa de su pecado sin confesar (1 Corintios 11:30).
  • Juan dice, “Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo.” (2 Juan 8)

Es posible también que Santiago esté usando la palabra ‘muerte’ como metáfora para una muerte en vida.[viii]

En otras palabras, si bien el creyente es salvo, este languidece en culpa, falta de propósito y amargura. ¿Por qué? Porque se ha apartado. Está viviendo como un muerto espiritual. Pero luego un hermano en Cristo viene y lo confronta y él reconoce que su gran impedimento para la salud espiritual es su pecado. Así que lo confiesa y se salva de una vida derrochada.

Sin embargo, aquí no solo vemos un rescate de la calamidad espiritual, sino que en segundo lugar, vemos una reconciliación.

Un regreso a la comunión espiritual.

Note nuevamente – versículo 20,

Sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados.”

Ahora, no piense que esto significa que usted puede barrer los pecados debajo de la alfombra y actuar como si nunca nada hubiera sucedido.

El perseguidor, por llamarlo de alguna manera, no ayuda al pródigo a inventar un comunicado de prensa- una explicación superficial para decirle al publico y tapar la realidad.

Existe una palabra griega para cubrir o esconder- y esa palabra no es la que se usa aquí. Aquí no estamos hablando de esconder un pecado o dar excusas al respecto. Esto se trata de exponerlo y confesarlo. Decir las cosas como son.

El prodigo esta confesando.

Esta audiencia de judíos a la que Santiago le esta escribiendo, habría reconocido inmediatamente el concepto de cubrir el pecado –ya que se usaba en el Antiguo Testamento. El tener los pecados cubiertos significaba tener sus pecados perdonados.[ix]

Un comentarista dice: “El prodigo no queda etiquetado permanentemente por la iglesia como alguien que una vez se desvió, sino que ahora ha vuelto a ser parte de esta asamblea en la que todos son pecadores arrepentidos y perdonados.”[x]

Cubrirá una multitud de pecados. Que hermoso premio para esta persona que va detrás del prodigo para rescatarlo- este agente de reconciliación busca a su hermano apartado y espera, anhela, ora para que este se reconcilie con el Señor y su iglesia.

 

Conclusión

Quizás hoy le estoy hablando a un pródigo. Usted se ha estado desviado por días, semanas, meses o tal vez por años. Y quizás se este preguntando si ya no es demasiado tarde.

Tal vez piense que se ha desviado demasiado –que sus pecados se han acumulado tanto que ya no hay vuelta atrás.

Si es así, escúcheme bien. Dios va a cubrir una multitud de pecados –lo cual es otra forma de decir que Él puede lidiar con cada uno de sus pecados . Él puede limpiar cada uno de ellos. Si usted se arrepiente, Dios va a perdonarlo libremente (Isaías 55:7).

Su gracia nunca disminuye…su paciencia es la de un padre que espera a su hijo prodigo … Usted no puede ganarse su perdón… Él lo da de gracia – y su gracia esta disponible en cada momento.

Vuelva, querido hermano. Vuelva a casa.

Escuche este versículo que fue escrito para creyentes. Si usted confiesa sus pecados, Dios es fiel y justo para perdonarlo y limpiarlo de toda maldad (1 Juan 1:9).

Esa es la práctica de un cristiano que ha pecado. Confiese sus pecados – plural – pecados específicos que le vengan a la mente. Confiésele a Dios los pecados que han impedido su comunión con Él y le han quitado el gozo. Y sus pecados serán cubiertos –en términos prácticos- ya no se verán nunca más, porque han sido borrados, limpiados para siempre.

¡Vaya rescate! ¡Que reconciliación!

Y a todos los demás creyentes que, por la gracia de Dios siguen firmes en el camino de la fe, comprométase a ser parte de esta búsqueda, de esta operación de rescate de pródigos.

Es nuestra responsabilidad- y debe importarnos.

Un autor escribió acerca del famoso evento durante la Segunda Guerra mundial, cuando los tanques de Hitler habían entrado al territorio Francés. Esto fue en la primavera de 1940. Los Holandeses ya se habían rendido, al igual que los Belgas. Y había mas de 300 mil soldados aliados en las costas de Francia que esperaban una captura inminente, o peor aun, la muerte.

Las tropas de Hitler, a pocos kilómetros de distancia, se acercaban para lo que parecía una batalla fácil. La armada inglesa tenía suficientes barcos para evacuar unos 17 mil hombres. El parlamento se había reunido y había dicho que se avecinaban tiempos difíciles.

Luego, mientras las tropas observaban desesperanzadas, una flota poco común apareció en el canal de la mancha. Varios buques pesqueros, remolcadores, veleros, yates y hasta un gran ferry, todos comandados por civiles, venían a su rescate. Esta armada precaria, rescato a más de 300 mil soldados y los llevo a la costa Inglesa. Esta operación es uno de los rescates navales más espontáneos de la historia.[xi]

¿Por qué? Porque eran sus compatriotas que estaban atrapados….y necesitaban ayuda.

Nosotros, la iglesia, somos la armada espontánea de Jesucristo, con botes de todos los tamaños y medidas, con distintas personalidades y trasfondos e historias. Todos nosotros, con defectos y demás, debemos de ir al rescate.

Usted y yo debemos de ir y rescatar a los pródigos.

 

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey

© Copyright 2011 Stephen Davey

Todos los derechos reservados

 

 

[i] D. Edmond Hiebert, James (BMH Books, 1992), p. 307 

[ii] Spiros Zodhiates, The Patience of Hope: An Exposition of James 4:13-5:20 (AMG Publishers, 1981), p. 216 

[iii] Tony Evans, James: The Perfect Christian (Word Pulbishing, 1998), p. 246 

[iv] D.A. Carson, quoted in ―Reflections,‖ Christianity Today (7-31-00) 

[v] Hiebert, p. 308 

[vi] Geoffrey W. Bromiley, Abridged Theological Dictionary of the New Testament; edited by Gerhard Kittel, 1992), p. 1095 

[vii] Evans, p. 253 

[viii] Charles R. Swindoll, James: Practical and Authentic Living (Insight for Living, 1991), p. 199 

[ix] Hiebert, p. 310 

[x] Peter Davids quoted by Hiebert, p. 310 

[xi] Doug Banister, The Word and Power Church (Zondervan, 1999), p. 33 

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