Lección 33: El Significado de la Vida

Introducción

Uno de los hermanos de nuestra iglesia me envió un correo electrónico hace unas semanas que decía lo siguiente.

Un enorme avión de pasajeros, un Airbus 380 estaba cruzando el Océano Pacífico una tarde, navegando en piloto automático a velocidad crucero a una altura de 10.000 metros, cuando de repente un avión de combate, capaz de romper la barrera del sonido apareció a su lado.

El joven piloto del avión de combate redujo la velocidad y se puso al lado del Airbus, saludó por radio al Capitán del avión de pasajeros y le dijo: “Capitán, su vuelo debe ser realmente aburrido teniendo que ir tan despacio, mire esto.” Mientras terminaba de hablar, hizo girar su avión unas cuantas veces, aceleró rompiendo la barrera del sonido con un estruendo, luego ascendió a una altura vertiginosa, sólo para caer en picada hacia el océano en un descenso impresionante. Finalmente regresó junto al Airbus y preguntó: “Qué le pareció eso?”

El Capitán del Airbus le respondió: “Impresionante, pero mire esto”.

El joven piloto del avión de combate se quedó mirando al gran avión de pasajeros mientras nada pasaba. Continuó volando recto y a la misma velocidad. Al cabo de 5 minutos el Capitán le dijo por radio: “Qué le pareció eso?”.

Él joven piloto respondió: “No le vi hacer nada”.

El Capitán se rio y le dijo: “Oh, en ese tiempo yo me levanté, estiré las piernas, fuí a la cocina, me traje una taza de café y un rollo de canela”.

La moraleja de esta historia es: cuando uno es joven, la velocidad y la adrenalina son lo máximo; pero cuando entre más avanza en años, tomar una taza de café y un comer rollo de canela con tranquilidad es mucho mejor.

Realmente no hay nada de malo en disfrutar de cualquiera de las dos experiencias.

Basados en su diario personal, es obvio que Solomón ha desacelerado un poco – y para mejor. Gran parte de su vida la había dedicado a ir a toda velocidad – a la adrenalina y francamente a la rebeldía.

Había pasado muchos años de su vida en el profundo océano del pecado, y sólo salió a tomar aire cuando se dio cuenta de que estaba desesperado por encontrar significado y propósito en la vida.[i]

Por la bondad de Dios, Salomón eventualmente recapacitó y se arrepintió. Como lo demuestran estas secciones finales de su diario, Salomón volvió a tener un caminar con Dios y seguir la sabiduría de Dios.

Escribiendo principalmente para su hijo, Salomón ha querido poner las cosas en claro. Él no quiere que su hijo – ni Dios quiere que ninguno de nosotros – se sumerja en ese profundo océano de pecado donde nunca tocará fondo, donde nunca estará anclado e irá a la deriva sin dirección o satisfacción en la vida.

En los versículos finales de Eclesiastés capítulo 12, encontramos la última palabra sobre el significado y el propósito de la vida. Salomón comienza recordándonos su búsqueda de la verdad.

Salomón recuerda su búsqueda de la verdad

Mire el versículo 9:

El Predicador, además de ser sabio, enseñó también sabiduría al pueblo; y ponderó, investigó y compuso muchos proverbios.Eclesiastés 12:9

Era una práctica común en la literatura del medio oriente, que el escritor hablara de sí mismo en tercera persona. Moisés, David y el apóstol Juan hicieron lo mismo.[ii]

Salomón vuelve a referirse a sí mismo como el Predicador. Y él escribe aquí que su colección de Proverbios no era sólo un pasatiempo.

El ponderó (o escuchó), es decir que los revisaba con una evaluación cuidadosa; los escudriñó (o investigó) indicando diligencia y minuciosidad; y en tercer lugar nos dice que los compuso o traducido también “organizó”, es decir que los ordenó.[iii]

¿Por qué?

El versículo 10, nos dice que fue porque él quería enseñar a la gente el conocimiento y la sabiduría de Dios – mire:

 “Procuró el Predicador hallar palabras agradables, y escribir rectamente palabras de verdad” Eclesiastés 12:10

Esto no era sólo una colección de palabras – eran palabras agradables.  Podría traducirlo también como palabras con “propósito” o “sustancia”.

Son palabras verdaderas. Son palabras confiables.

Él continúa describiéndolas en el versículo 11:

 “Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones” Eclesiastés 12:11a

El aguijón se refiere a una punta, como la punta de lanza o la punta de flecha, un palo puntiagudo para guiar el ganado.[iv]

Este diario fue pensado por Dios a través de Salomón, para empujarnos, para guiarnos y dirigirnos; la palabra de Dios hace justamente eso a veces – golpea nuestro orgullo y cambia nuestro camino; trastorna nuestros planes, prioridades y reta nuestro comportamiento desafiando nuestra forma de pensar.[v]

Como un autor escribió: Las palabras de verdad tienen la intención de atravesar la dura corteza de la indiferencia.[vi]

Salomón escribe que estas palabras son también, como clavos hincados. Salomón dice que la palabra de Dios es como un aguijón afilado y clavos firmemente clavados.

Tal como el aguijón en la mano del pastor, la Escritura que nos reta, nos guía y nos empuja a la acción – no nos deja en paz hasta que nos sometamos a su dirección. Tal como un clavo bien clavado, leemos la Palabra e inmediatamente sabemos que necesitamos fijar esa verdad en nuestra mente y corazón. Tenemos que clavarla por así decirlo, en nuestra memoria.[vii]

Estas son palabras que han sido moldeadas de tal manera, que atraviesan nuestras defensas y traen convicción a nuestros corazones.[viii]

¿Por qué este Libro tiene ese impacto y poder en nuestros corazones y vidas? En última instancia, porque no es palabra de hombre, es Palabra de Dios.

Y esto es exactamente lo que Salomón nos dice cuando pasa de recordar su búsqueda de la verdad mostrarnos ahora su fuente de sabiduría.

Salomón presenta su fuente de sabiduría

Mire de nuevo el versículo 11:

 “Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor” Eclesiastés 12:11

Esta es una referencia a Jehová, el Dios de Israel, el Pastor de Israel (Salmo 80:1); es el Dios al que David, el padre Salomón solía cantar sus salmos: Jehová es mi pastor nada me faltará (Salmo 23:1).

Éstas son en última instancia las palabras de Dios. Él es la fuente de la Sabiduría.

Este es un gran pasaje sobre la doctrina de la inspiración. Dios habló a través de hombres que fueron movidos por el Espíritu Santo, escribió Pedro en su segunda carta (2 Pedro 1:21).

Salomón era consciente de su actividad – de su personalidad, de su estudio mientras recopilaba, organizaba, componía y escribía estos proverbios; pero sabía también que Dios estaba supervisando todo el proyecto y moviéndose a través de él, para que el producto final fuera la mismísima Palabra de Dios.[ix]

Escuche, si usted quiere sabiduría, acuda a la palabra de Dios. Tenga cuidado. No escuche a los predicadores y maestros que le entregan sus propias palabras, opiniones o ideas aunque suenen inteligentes o interesantes. ¿Qué están haciendo ellos con la Palabra de Dios? ¿Cuál es su actitud ante la Biblia? ¿La estudian, la escudriñan, y la exponen?

Si escucha a un predicador o maestro y nunca necesita abrir su Biblia, corra.

Puede sonar sabio, puede sonar poderoso; pero no es la sabiduría y el poder de Dios.

Y Salomón básicamente le entrega esta advertencia a su hijo. Mire el versículo 12:

 “Ahora, hijo mío, a más de esto, sé amonestado. No hay fin de hacer muchos libros; y el mucho estudio es fatiga de la carne” Eclesiastés 12:12

Salomón nos advierte en esencia, sobre tener cuidado con lo que leemos.

La persona promedio pasa de 2 a 3 horas al día leyendo comentarios y publicaciones a través de su teléfono. Ahora ¡esa sí que es una verdadera fuente de sabiduría!

Solo en los Estados Unidos, se imprimen 3.000 libros nuevos cada día. Estamos cerca del millón de libros nuevos cada año.

Ahora, Salomón no le está diciendo a su hijo que no puede leer nada más que la Palabra inspirada de Dios. No hay nada de malo con los libros.

Estoy de acuerdo con el reformador Martín Lutero cuando dijo que: “Un libro es bueno, pero mil son mejores”.

Salomón simplemente está advirtiéndole a su hijo – y a nosotros también – sobre todo lo que hay fuera de las Escrituras. Tenga cuidado con lo que lee.

Sobre todas las cosas, sature su mente y corazón con este Libro – la Palabra de Dios, porque es la sabiduría del verdadero Pastor para la vida y Él nunca le llevará por mal camino.

Y con eso, ahora Salomón entrega su resumen final sobre el significado de la vida.

Salomón presenta su resumen de la vida

¿Cómo podría resumir el propósito de su vida en dos frases o menos? En 30 palabras o menos, ¿cuál es el significado de la vida, el propósito de su existencia?

Aquí está la respuesta de Salomón. De hecho, su breve resumen sobre el propósito de la vida es, en realidad, un plan de acción triple:

El primer paso es adoración

Salomón escribe en el versículo 13:

El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios” Eclesiastés 12:13a

Deténgase ahí por un momento.

¿Qué significa temer al Señor? Salomón ya ha dicho lo mismo varias veces. Teme al Señor.

Permítame sugerir estas cuatro frases que pueden ayudarle a aclarar y recordar más fácilmente lo que significa temer a Dios. Creo que resumen bien lo que la Biblia dice sobre este tema.

Temer a Dios implica:

  • Favorecer Su presencia
  • Exaltar Su gloria
  • Aceptar Su soberanía
  • Recordar Su bondad

En primer lugar, entonces, temer a Dios implica favorecer Su presencia. Eso significa que usted va a querer caminar con Él. Va a darle prioridad. Va a ponerlo en primer lugar. Le interesa más Su opinión que la de los demás. Va a querer pasar tiempo con Él, darle lo mejor a Él, escuchar y obedecerle a Él sobre todo lo demás

Segundo: temer a Dios implica exaltar Su gloria. Es decir, usted no solo camina con Él, sino que desea hablar de Él. Va a contarles a todos lo grande que es Dios – lo bueno que Él es – lo importante que es para su vida. Va a darlo a conocer. Le entusiasma hablar de Dios, más que de su equipo favorito, o esa persona, o ese programa, o esa actividad que tanto le gusta. Exalta al Señor con canciones que brotan de sus labios, con oraciones que no puede contener diciéndole a Dios cuan maravilloso que es Él, con las conversaciones cotidianas diciéndoles a todos a su alrededor.

Tercero: temer a Dios implica aceptar Su soberanía. Confíe en Él, especialmente cuando no entiende lo que está pasando – cuando no puede explicarlo. Como hemos aprendido a través del estudio de este Libro, cuando no pueda sentir Su mano, confíe en Su corazón. Y aceptar Su soberanía implica reconocer que Dios sabe mas que nosotros. Podemos aceptar lo que está haciendo en nuestras vidas porque descansamos en saber que Él es bueno, que Él nos ama, que sus planes son mejores. Aceptamos que Él es Dios y no nosotros. Doblegamos nuestra voluntad ante la suya que es perfecta.

Finalmente, temer a Dios implica recordar Su bondad. El incrédulo nunca agradece a Dios, y eso es porque todo lo que tiene en la vida, según él, lo ha conseguido por su propia iniciativa, habilidad y un poco de buena suerte.

Romanos 1 describe al incrédulo, como alguien que no está dispuesto a agradecer a Dios por la creación ni por nada. Es más, el incrédulo no puede sino quejarse con Dios por los contratiempos y las cosas que suceden en su vida que no encajan en sus planes y expectativas. Pero el creyente, que entiende que todas las cosas, las buenas y las aparentemente malas vienen de Dios, solo puede agradecerle – porque Él le ha dado todo y sigue guiando su vida con sabiduría y amor.

Temer a Dios no es una acción negativa, significa que honramos, agradecemos, adoramos y exaltamos a nuestro Dios por encima de todo lo demás en nuestra vida.

Temer a Dios implica:

  • Favorecer Su presencia
  • Exaltar Su gloria
  • Aceptar Su soberanía
  • Recordar Su bondad

Y esto no es nada menos que una verdadera adoración.

El primer paso es adorar.

El segundo paso es obedecer.

Salomón escribe en el versículo 13:

 “Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre” Eclesiastés 12:13b

Note la progresión – primero es la adoración y luego la obediencia. La conducta fluye de la adoración.[x]

Jesús lo dijo de esta manera: Si me amáis guardaréis mis mandamientos (Juan 14:15).

Si usted lo ama de verdad y lo adora y ama las cosas que Él ama, a las personas que Él ama y la palabra que Él ama, lo último que usted va a querer hacer es desafiarlo – desobedecerlo.

Me temo que, a veces, tendemos a poner un énfasis desmedido en la obediencia que ignora el importantísimo aspecto del amor.

La obediencia fluye de un amor a Dios.

¿Por qué obedece usted a Dios? ¿Lo hace por obligación o por amor?

Esta es la plenitud en la vida – este es el todo del hombre, Salomón escribe aquí. Este es el verdadero significado de la vida. Podría parafrasearlo de la siguiente manera: amar y obedecer a Dios es todo lo que importa en la vida.[xi]

Adorar, obedecer, ahora:

El tercer paso es prepararse

Versículo 14:

Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala” Eclesiastés 12:14

¿Qué le parece la conclusión del libro de Eclesiastés? Este es el último versículo – las últimas palabras de este inspirado diario personal de Salomón.

Para el creyente, cada pecado pasado, presente y futuro ya ha sido clavado en la cruz de Cristo. Como escribió Pedro: el certificado de la deuda del pecado ya ha sido cancelado por la fe en Cristo.

Un día usted estará ante el tribunal de Cristo (2 Corintios 5:10), y Cristo le recompensará por todo lo que ha hecho para Su gloria.

Obviamente que todos desearíamos haber hecho más para Él, pero para nosotros será un momento de gran alegría y agradecimiento cuando, luego de recibir nuestras coronas – las recompensas – las entreguemos a Sus pies en adoración, reconociendo que todo es suyo – que solo Él merece todo el reconocimiento, la gloria y el honor.

Pero para el incrédulo, el juicio que tendrá es distinto. La Biblia lo llama el juicio del “Gran Trono Blanco” (Apocalipsis 20:11), donde estarán de pie con sus pecados esperando su justa condena – y su juicio será trágico y eterno. Los libros serán abiertos, y Dios juzgará a cada uno según sus hechos; y el que no se halló inscrito en el libro de la vida (Apocalipsis 20:15) fue lanzado en el lago de fuego.

Se acerca el día en que millones de personas descubrirán que no estaban preparados para el evento más importante de toda la vida – y esto no será un sueño. Sus vidas fueron un largo esfuerzo para evitar la realidad de lo que, en el fondo, ya sabían que vendría – la muerte y una cita con Dios.[xii]

Conclusión

Uno de los autores que he disfrutado leer durante nuestro estudio de Eclesiastés cuenta de un hombre que comenzó a asistir a la iglesia con su esposa. Pensaban que ya era tiempo de un poco de instrucción religiosa para su hija de 5 años. Cuando empezaron a asistir, el pastor estaba comenzando a predicar a través de Génesis. Este hombre dijo en su testimonio más tarde que, cuando el pastor se levantó y leyó Génesis 1:1: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”; se le puso la piel de gallina porque supo inmediatamente que esto era cierto – y ya que Dios es el Creador, sabía que él estaba en un gran aprieto. Poco después entregó su vida a Jesucristo.[xiii]

El diario de Salomón es como una mano en el hombro que nos sacude y nos dice: “Despierta. Toma un tiempo para considerar la realidad de Dios, el significado y el propósito de la vida”.

Recuerde a su Creador en los días de su juventud… y en cualquier otro día porque es mejor que sea tarde que nunca. Ya sea que esté volando a toda velocidad en su avión de combate y rompiendo la barrera del sonido, o sólo vuele tranquilamente a velocidad crucero mientras busca una taza de café y un rollo de canela.

Salomón nos invita como creyentes a vivir este tipo de vida. Esta es la vida con significado y propósito definida aquí en estos versículos finales:

  • Recuerde quién creó su vida.
  • Decida caminar con Dios a través de la vida.
  • Siga las instrucciones de Dios a través de la vida.
  • Disfrute de los dones que Dios le ha dado en la vida.
  • Confíe en Él cuando no le da lo que quiere en la vida.
  • Prepárese para presentarse delante de Dios cuando deje esta vida.

Hay una pequeña oración que he memorizado recientemente. La escribió un autor puritano y suena muy parecida al inspirado consejo de Salomón. Y con esto concluyo. Él dijo:

Concédenos oh Señor que podamos:

Vivir en tu temor

Morir en tu favor

Resucitar en tu poder

Reinar en tu gloria

Para la honra de tu Hijo amado,

Jesucristo, nuestro Señor.[xiv]

Ese es el significado de una vida bien vivida. ¡Eso es! Vamos a vivirla para la gloria y la honra de Dios.

 

Copyright 2020 Stephen Davey

Todos los derechos reservados.

[i] Adaptado de John Phillips, Exploring Ecclesiastes (Kregel, 2019), p. 346

[ii] Adaptado de John D. Currid, Ecclesiastes: A Quest for Meaning? (EP Books, 2016), p.2016

[iii] Michael A. Eaton, Ecclesiastes (IVP Academic, 1983), p. 174.

[iv] Phillips, p. 345

[v] David Gibson, Living Life Backward (Crossway, 2017), p. 159

[vi] Eaton, p. 174

[vii] Adaptado de Walter Kaiser Jr, Coping With Change: Ecclesiastes (Christian Focus, 2013), p. 186

[viii] Adaptado de Charles R. Swindoll, Living on the Ragged Edge: Ecclesiastes (Insight for Living, 1983), p. 126

[ix] Adaptado de Eaton, p. 175

[x] Eaton, p. 177

[xi] Adaptado de Derek Kidner, The Message of Ecclesiastes (IVP Academic, 1976), p. 107

[xii] Gibson, p. 160

[xiii] Benjamin Shaw, Ecclesiastes: Life in a Fallen World (The Banner of Truth Trust, 2019), p. 156

[xiv] Kidner, p. 119

Pasaje Bíblico: Eclesiastés 12:9 -14
En este episodio, nos sumergimos en la vida y el legado de Salomón, revelando cómo el rey más sabio de Israel encontró el verdadero propósito tras años de rebeldía y pecado. Basado en sus escritos finales en Eclesiastés, descubrimos sus profundas reflexiones sobre el significado de la vida, su búsqueda incansable de la verdad y la sabiduría divina. Salomón nos advierte sobre los peligros de una vida sin anclaje espiritual y nos guía hacia una existencia llena de propósito, basada en el temor a Dios, la obediencia a sus mandamientos y la preparación para el juicio final. ¡Acompáñanos en este viaje de introspección y redención!