Lección 44: Descripción Laboral del Pastor

Lección 44: Descripción Laboral del Pastor

Pasaje Bíblico: 1 Pedro 5:1-2.

Pedro era muy consciente de las dificultades del sufrimiento y los problemas que enfrentaban los creyentes. También era consciente del peligro que enfrentaban las iglesias de desviarse, dividirse y distraerse no llegando a ser todo lo que Dios quiere que la iglesia local llegue a ser. Es con eso en mente que Pedro hace un fuerte llamado, comenzando con el liderazgo de la iglesia. Él va a recordarle a la iglesia lo que se supone que debe hacer un verdadero pastor.

Transcripción

Introducción

El Apóstol Pedro está acercándose a la conclusión de su carta a los creyentes dispersos y sus iglesias locales. Y mientras lo hace, sus palabras se vuelven aún más personales y emotivas. Él expresa palabras de aliento y, al mismo tiempo, de advertencia.

Pedro era muy consciente de las dificultades del sufrimiento y los problemas que enfrentaban los creyentes. También era consciente del peligro que enfrentaban las iglesias de desviarse, dividirse y distraerse no llegando a ser todo lo que Dios quiere que la iglesia local llegue a ser.

Con eso en mente, Pedro hace un fuerte llamado, comenzando con el liderazgo de la iglesia. Note cómo Pedro comienza el capítulo 5 y el versículo 1 escribiendo, Por tanto, a los ancianos entre vosotros, exhorto yo (1 Pedro 5:1a).

Si es nuevo en la fe, le será útil comprender que la iglesia se organiza bajo el liderazgo y el ministerio práctico de ancianos y diáconos.

Pablo detalló sus calificaciones y objetivos ministeriales cuando les escribió a dos jóvenes pastores llamados Timoteo y Tito.

Ya en el capítulo 14 de Hechos leemos que en cada iglesia se nombraban ancianos. Quizás, el título “anciano” no sea muy común entre nosotros, pero este era un título que se usaba comúnmente para describir a los hombres que tenían una posición de liderazgo.

De hecho, gran parte del patrón para el liderazgo de los ancianos en la iglesia vino de la sinagoga judía.[i] El término incluso se usaba para los miembros del Sanedrín, la Corte Suprema judía. (Marcos 8:31)

Incluso fuera de la sinagoga y la iglesia primitiva, el término anciano se usaba en el mundo secular para referirse a hombres que eran miembros del cuerpo de gobierno de una ciudad.[ii]

Así que no era extraña para la iglesia primitiva la idea de que los hombres que ejercían autoridad y liderazgo en la iglesia se conocieran como ancianos.

Sin embargo, lo que hizo la iglesia fue agregar elementos completamente nuevos al concepto de anciano. Ahora incluiría elementos de madurez espiritual y comprensión bíblica junto con integridad moral.

Ahora, si investiga lo que dice la biblia sobre este cargo de liderazgo en la iglesia, descubrirá que en realidad hay tres palabras que se usan indistintamente para este cargo.

Los términos, anciano, pastor y obispo se usan en la biblia para este mismo oficio de liderazgo (Hechos 20). Y cada palabra lleva un matiz diferente respecto al papel que estos hombres ocupan en la iglesia.

  • Anciano: se relaciona con su madurez para liderar – no necesariamente con la edad física de la persona.
  • Pastor: se relaciona con su prioridad de alimentar las ovejas a su cargo – le da pastos – las pastorea. Y que tristeza mas grande es cuando la gente va a la iglesia y se va hambrienta, sin haber sido alimentada con la palabra de Dios.
  • Obispo: se relaciona con su autoridad para gobernar

De hecho, el apóstol Pablo le advirtió a su discípulo Timoteo que no colocara a un nuevo creyente en esta posición en la iglesia, para que no se envanezca y caiga. O, como diríamos hoy, para que no se le suban los humos a la cabeza y lo termine arruinando a él y a la iglesia. (1 Timoteo 3:6)

Entonces, el tema no era tanto la edad física o el éxito comercial, sino la madurez espiritual y la humildad junto con la capacidad de manejar la palabra de Dios y las presiones, responsabilidades y tentaciones que vienen con el oficio.

Entonces, cuando comenzamos a leer los comentarios de Pedro a la iglesia en el capítulo 5, no es de sorprender que comience dirigiéndose a estos líderes clave en la iglesia.

Note 1 Pedro 5:1 nuevamente.

Por tanto, a los ancianos entre vosotros, exhorto yo, anciano como ellos y testigo de los padecimientos de Cristo, y también participante de la gloria que ha de ser revelada.

Antes de continuar, observe aquí que Pedro no está asumiendo ningún tipo de poder jerárquico sobre los ancianos de cada iglesia local. Él no está mandando a los ancianos; no está hablando ex cátedra. Pedro no les está imponiendo algún tipo de autoridad superior, simplemente los está animando. De hecho, podría traducir esta frase como, “hago un llamado a los ancianos entre ustedes”.

Observe cómo se identifica aquí simplemente como un par, como un anciano más, un compañero. Ese es un término que solo aparece aquí en el Nuevo Testamento, y efectivamente coloca a cada anciano en el mismo nivel que Pedro.[iii]

Pero, aunque este no es un mandato de un Apóstol, sino un llamado de un hermano/anciano, es un llamado apasionado. Y antes de que Pedro entre en los detalles de su llamado, es como si les recordara a los ancianos aquí a través de su propio testimonio que están dirigiendo, guiando y alimentando una iglesia que fue comprada por el sufrimiento y el derramamiento de la sangre de Jesucristo. ¡Mas vale que la cuiden! ¡Piensen en lo que costó! ¡piensen en el valor y el amor que Dios le tiene! ¡Cuídense de no maltratarla! Esa es la idea.

Pablo usó palabras similares cuando exhortó a los ancianos de la iglesia en Éfeso. Él les dijo: Apacentad la iglesia de Dios, la cual Él ganó con su propia sangre. Hechos 20:28

Ni Pablo ni Pedro perdieron su asombro por el hecho de que la iglesia existe porque Jesús sufrió y murió por ella.

Por cierto, si me puedo detener por un momento en este tema, no pase por alto la sorprendente declaración aquí donde Pablo se refiere a Jesús como Dios: pastoreen la iglesia de Dios la cual Él (Dios) compró con Su propia sangre. El que derramó Su sangre fue Dios. De hecho, uno de los motivos por el que Dios el Hijo se humanó fue para poder sangrar y morir, como un cordero pascual – el último y definitivo. Dios el Hijo literalmente compra la iglesia, la compra para sí mismo, y el pago fue su propia sangre.

Pedro no quiere que los ancianos olviden que están guiando a la Novia de Cristo que fue comprada a un precio tan increíblemente alto como la sangre de Dios el Hijo.

Como si dijera: “¿Qué tan serio debería tomarse este cargo? ¿qué tan importante cree que es realmente esta mayordomía? Estás cuidando y guiando la preciosa posesión de Dios que costó la vida de Su Hijo.

Y luego Pedro añade:

Por tanto, a los ancianos entre vosotros, exhorto yo, anciano como ellos y testigo de los padecimientos de Cristo, y también participante de la gloria que ha de ser revelada (1 Pedro 5:1).

La iglesia no solo fue comprada por la sangre de Cristo, sino que ahora está esperando el regreso de Cristo y la gloria de Su venida que será revelada. Como si dijera: Cristo regresará por Su novia; así que, ustedes, ancianos, simplemente la están cuidando; atendiendo; protegiéndola hasta que el Señor a quien pertenece regrese por ella.

Ahora, todo eso es el trasfondo. Pedro esencialmente nos da el versículo 1 para sentar las bases de su apasionado llamado en el versículo 2.

En otras palabras, debido a estas verdades eternamente significativas sobre el valor de la iglesia para Cristo, lo que Pedro hace a continuación es recordarles a los verdaderos pastores lo que se supone que deben hacer.

De hecho, Pedro comienza a revelar el llamado de un verdadero pastor.

El llamado de un verdadero pastor

Estoy usando el término pastor aquí simplemente porque esta es la metáfora que Pedro usa. Note el versículo 2 cuando Pedro comienza su petición. Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros (1 Pedro 5:2a).

Él llama a los ancianos, pastores, y llama a la iglesia, una grey o rebaño de ovejas. El verbo traducido “apacentar” – apacentad la grey – se refiere a más que alimentar. De hecho, implica todo lo que está involucrado en la obra de pastorear: guiar, cuidar, alimentar, atender, aconsejar, rescatar, reprender y animar al rebaño. No flaquees; abraza este llamado a pastorear el rebaño.

Tenga en cuenta que, durante siglos, e incluso en los días de Cristo, el ser pastor no estaba en la lista de oficios más deseados de nadie. Ningún niño en Israel decía: “Realmente quiero ser pastor cuando sea grande”. Los consejeros vocacionales no sugerían ser pastor de ovejas a los graduados de la escuela secundaria.

En Israel, como en otras culturas antiguas, trabajar de pastor se consideraba como uno de los peldaños más bajos en la sociedad.

Los pastores básicamente vivían con sus ovejas las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. Su tarea era interminable. Cada día cada noche; verano e invierno; cuando el clima era agradable y cuando no; encontrándose en medio de tormentas eléctricas al aire libre; temblando por las noches heladas; los pastores alimentaban, guiaban y protegían a sus ovejas.

Un erudito evangélico lo resumió de gran manera cuando escribió: “¿Quién en su sano juicio elegiría ser pastor?”[iv]

Agregue a esto el problema de que los pastores en Israel se consideraban perpetua y ceremonialmente impuros. Según la Mishná, que contiene las enseñanzas rabínicas sobre la ley y demás, los pastores estaban excluidos del templo por ser impuros.

Eso se debe a que los pastores no podían cumplir con todas las normas, como lavarse las manos en ciertos momentos, orar en ciertos momentos o asistir a festivales y días festivos; prohibiciones sobre tocar sangre o un animal muerto – bueno, estas eran cosas que hacían los pastores comúnmente mientras cuidaban ovejas y ayudaban que dieran a luz corderos y luchaban contra los animales salvajes como lobos.

Además, trabajaban el sábado. Por alguna extraña razón, las ovejas no se tomaban el día libre, y tampoco los pastores.

Así que los pastores no podían entrar al recinto del templo; eran impuros. De hecho, en los tiempos de Jesús, las únicas personas consideradas inferiores a los pastores en la escala social eran los leprosos.

Entonces, cuando lee en el Evangelio de Lucas que sobre ese cielo vespertino en Belén, repentinamente se llenó de una brillante hueste angelical, note a quién estaban cantando los ángeles: gloria a Dios en las alturas – A los pastores cuidando su rebaño de noche. (Lucas 2:8)

Los pastores, que estaban excluidos de la adoración en el templo, serían los primeros en ser invitados a adorar oficialmente al Mesías recién nacido.

Imagíne, los pastores fueron los primeros en conocer y adorar al Buen Pastor. Y después de su visita, los pastores fueron y les contaron a todos lo que acababan de ver y oír – lo que significa que los pastores fueron los primeros mensajeros.

Y hasta el día de hoy, los verdaderos pastores están entregando las buenas noticias acerca de Jesucristo – incluido su servidor.

Como verá, me fascina que esta humilde ocupación de pastorear se haya convertido en la metáfora; la ilustración; el carácter del llamado de un verdadero pastor en la iglesia. Pedro está esencialmente llamando a los ancianos a que, fielmente y con cuidadosa devoción, cuiden, guíen, alimenten y protejan al rebaño.

Y el tiempo verbal que Pedro usa aquí en su llamado apasionado a pastorear el rebaño indica un sentido de urgencia.[v]

Pastoreen el rebaño de Dios con la misma entrega, la misma pasión y el mismo cariño.

  1. El primer principio que Pedro destaca aquí en la vocación de un verdadero pastor es su afecto.

El término traducido grey o rebaño aquí está en una forma diminutiva. Podría traducirlo, “pequeño rebaño”. Es un término cariñoso. Ustedes son el rebaño amado de Dios.[vi]

Entonces el pastor refleja el afecto de Cristo por la iglesia. La iglesia debe ser pastoreada por amor al rebaño y por amor al Buen Pastor.

Me imagino que Pedro recordaba seguido ese momento crucial cuando se encontró con el Señor Jesús, ya resucitado, a la orilla del mar. Allí Pedro fue restaurado y comisionado nuevamente por el Señor quien le dio lo que un autor llamó “su examen de ordenación pastoral.”

Y tal vez para sorpresa de Pedro – y para instrucción de todo pastor/anciano y de todo cristiano hoy en día – el Señor vuelve a darle este encargo a Pedro basándose en la misma pregunta que repite tres veces.

Pedro, ¿me amas?

Pedro, ¿me amas?

Pedro, ¿me amas?

Alimenta… apacienta mis ovejas. (Juan 21)

Un líder de la iglesia del siglo quinto hizo la siguiente conexión y escribió que Pedro les está diciendo a los líderes de la iglesia exactamente lo que el Señor le dijo: “¡Apacienta mis ovejas!”[vii]

Y esto es instructivo para todos nosotros en la iglesia. Jesús no le preguntó a Pedro

  • “¿Aprendiste tu lección?”
  • “¿Me prometes que nunca me vas a negar, fallar o te vas a avergonzar de mí otra vez?”
  • “¿De verdad, de verdad lo sientes?”

No, “¿Me amas?” El amor por Cristo es el motivo principal de todo lo que hacemos. Y especialmente para el anciano: ¿amas a Jesucristo? ¡Entonces pastorea a Sus ovejas! Este debe ser el afecto del verdadero pastor: por Cristo y su iglesia.

  1. En segundo lugar, Pedro no solo habla del afecto de un pastor, sino también de la administración de un pastor.

Note de nuevo:

Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella – o, velando por el rebaño… 1 Pedro 5:2

El término griego para cuidar o velar viene del término episcopos que traducimos obispo. La idea principal del término es la autoridad del oficio. El anciano/pastor/obispo proporciona supervisión espiritual y dirección al rebaño.[viii]

Pero para que no se le suban los humos a la cabeza, Pedro le recuerda a cada anciano en esta frase – mira de nuevo – que este es el rebaño de Dios. El rebaño le pertenece a Dios. Y Dios simplemente ha delegado a Sus pastores auxiliares las responsabilidades de administrar, dirigir, supervisar y guiar al rebaño.

Entonces, ¿cómo luce esa administración? Nuevamente, piense en la ilustración de un pastor cuidando su rebaño. Nos parecemos mucho a las ovejas. Y eso no es necesariamente un cumplido.

En serio, ¿alguna vez se dio cuenta que la expresión bíblica para descarriarse es actuar como ovejas? El profeta Isaías escribió:

Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino (Isaías 53:6).

El mismo David escribiría también:

Yo anduve errante como oveja extraviada (Salmo 119:176).

Jeremías cita a Dios diciendo:

Ovejas perdidas fueron mi pueblo… anduvieron de monte en collado, y se olvidaron de sus rediles(Jeremías 50:6).

Todo hombre que esté considerando el oficio de pastor/anciano/obispo debe conocer el rigor y el esfuerzo y el compromiso de los pastores hacia su rebaño de ovejas.

Otros animales usan su sentido del olfato para encontrar comida o agua, pero las ovejas dependen completamente de su pastor. Sin él están perdidas. Los pastos verdes no son una coincidencia; las aguas de reposo – o tranquilas – son el resultado del trabajo duro del pastor y así sucesivamente.[ix]

Proporcionar supervisión no es una tarea fácil. De hecho, este llamado a supervisar tiene más que ver con el carácter del pastor que el carácter del Rebaño.

Pedro no está diciendo,

  • pastorea el rebaño si no crean problemas;
  • pastorea el rebaño si se mantienen en línea
  • pastorea el rebaño si te aman
  • pastorea el rebaño si te retribuyen
  • pastorea el rebaño si te aplauden
  • pastorea el rebaño si no te muerden
  • pastorea el rebaño si no te demanda tiempo más allá del horario normal de trabajo.

Hay muchos pastores hoy que pastorearán así, y Jesús los llamó asalariados, no pastores. Están interesados en esquilar al rebaño y no en alimentar al rebaño. No están interesados en invertir; solo les interesa sacar. Y cuando los tiempos se ponen difíciles, desaparecen de escena.

De hecho, Jesús hizo esta comparación en cuanto a velar por el rebaño cuando dijo;

el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas (Juan 10:12-13)

En otras palabras, un asalariado hace el trabajo solo para recibir beneficios.

Pero aquí está su ejemplo: el Señor Jesucristo, quien dijo aquí,

yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas. Juan 10:11-13

Pedro imagina un verdadero pastor que vigila, cuida, supervisa el rebaño, incluso ante el peligro y la dificultad.

En muchos sentidos, esta es la vida de un padre – la experiencia diaria mientras pastorea a sus hijos.

Las responsabilidades nunca desaparecen ni disminuyen, ¿verdad? Y es posible que a veces tampoco lo aprecien mucho cuando toma las decisiones difíciles que son mejores para la familia.

Conclusión

No pude evitar reírme cuando recibí un correo electrónico sobre una madre llamada Sharon que escribió: “Estaba tratando de educar a mi hija Emily… era la hora de dormir. Emily tenía cuatro años y se quejaba de que no estaba lista para irse a dormir.”

“Le expliqué que cuando nació, Dios me dio el trabajo de cuidarla, lo que incluía asegurarme de que comiera bien y durmiera lo suficiente por la noche”.

“Ahora, no estoy tratando de ser una madre mala”, explicó Sharon, “pero este es el trabajo que Dios me dio”. A lo que la pequeña Emily respondió: “Bueno, entonces estás despedida”.

No sé por qué me enviaron este correo.

Pedro hace un llamado apasionado a los verdaderos pastores para que acepten su llamado:

  • Es una vocación basada en el afecto a Cristo y el Rebaño;
  • Es un llamado que se demuestra mediante la supervisión fiel, diligente y perseverante del precioso rebaño de Dios.

Como miembros del Cuerpo de Cristo, por la fe en Jesucristo, es maravilloso saber que, como nuestro Pastor, el Señor nunca está fuera de servicio; Nunca está dormido, fuera de contacto o despreocupado. Es vigilante, alerta, fiel, misericordioso y amoroso. Él dio Su vida por nosotros para hacernos miembros de este pequeño rebaño amado de Dios.

No pude evitar pensar en la letra de ese gran himno que dice:

Oh maravilla de Su amor
por mí murió el Salvador.

 

 

Este manuscrito pertenece a Stephen Davey, predicado el 2018

© Copyright 2018 Stephen Davey

Todos los derechos reservados

 

 

[i] D. Edmond Hiebert, 1 Peter (BMH, 1984), p. 300

[ii] Adapted from Richard W. DeHaan, 1 Peter: Good News for Bad Times (Victor Books, 1975), p. 132

[iii] Ibid

[iv] James Montgomery Boice, Psalms: Volume 1 (Baker Books, 1994), p. 208

[v] Adapted from Hiebert, p. 302

[vi] Hiebert, p. 302

[vii] Ancient Christian Commentary, Volume 11 (Intervarsity Press, 2000), p. 122

[viii] Adapted from Hiebert, p. 303

[ix] Expanded from Charles R. Swindoll, Living Beyond the Daily Grind, Volume 1 (Word Publishing, 1988), p. 69

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